Relato de una obsesión. Con humor y desesperanza. Unas imágenes magnificas. Una estructura narrativa impecable. Las escenas de sexo sin tapujos tienen todo su sentido y no son nunca gratuitas. Grandes actores.
Ficha IMD
Como en Antichrist y Melancholía, sus dos películas anteriores, Lars von Trier trabaja sobre una estructura deslumbrante. Con títulos y dibujos sobrepuestos a la imagen filmada, en una formula finalmente muy pedagógica.
Cada parte es una forma de dividir la historia del personaje principal, al mismo tiempo que mantiene una relación con un elemento presente en el cuarto donde esta ha sido llevada por su salvador.
Este personaje principal es una mujer de edad mediana, Joe (Charlotte Gainsburg) y su salvador, Seligman (Stellan Skarsgard), un hombre más avanzado en edad, y solitario. La encontró, herida, abandonada bajo la lluvia en un extraño laberinto de pasillos, como un barrio de almacenes o talleres abandonados.
La cinta empieza con un lento prólogo, como en Antichrist, donde domina la música, (después de unos minutos de pantalla negro con solo el ruido ambiente) ,donde la cámara recorre lentamente este edificio abandonado de tabiques rojos, con sus pasillos, sus tuberías viejas y oxidadas. Donde la lluvia cae y crepita sobre la tapa de un bote de basura metálico. Ya con eso, y nada más, se puede crear belleza
Y después de dar unas vueltas, de detenerse a observar y escuchar, aparece el cuerpo de una mujer. Cuando el paseante se acerca a ella, rechaza ambulancia, y policía. Solamente quiere una taza de té, con un poco de leche. Así que el hombre se la lleva, le presta una piyama, le prepara té y se dedica a escuchar el relato de una vida. Joe anuncia su vida como la de una gran pecadora, y el relato se convierte en confesión. Pero Seligman es un viejo parlanchín y necesita intervenir a cada momento, comentar y agregar su granito de arena, nada más para mostrar sus conocimientos. Sin nunca juzgar a su interlocutora. Porque en realidad se complementan, él es solo intelecto, ella es solo cuerpo.
El relato, o más bien el intercambio se funda sobre unas posiciones paradójicas: Joe se considera una mala persona y se la pasa culpándose, acusándose en una perspectiva que podría verse como religiosa. Su huésped, a pesar de su edad y su apariencia recatada, entienden, disculpa, acepta…y comenta.
Entonces la cinta se va organizando, siguiendo la narración de Joe, cronológicamente, desde su infancia y su hermosa relación con su padre (Christian Slater) quien la llevaba a pasear en el bosque, y le contaba la historia de los árboles. Unas fotografías hermosas, como las de Melancholia, acompañan esta parte.
Rápidamente, el espectador va entendiendo el funcionamiento de la cinta: Joe cuenta, Seligman comenta, Von Trier pone en imágenes. Una de las características es la utilización de comparaciones, explicitas y mostradas sin posibilidad de dudas en la interpretación: si se habla de pesca, se ven imagen de pesca, río, y peces; si se habla de un tigre, se ve un tigre, si se habla de ranas, se ven unas ranitas brincando.
Además, si se explica algo abstracto, como la secuencia de Fibonacci, se van escribiendo las operaciones de sumas en el pizarrón, perdón la pantalla. Cuando Joe pierde su virginidad, se ven los números, tres veces de una manera, y cinco de otra, se ve la operación 3+5. Por cierto, este número, ocho, es el número de capítulos de la cinta en sus dos volúmenes. Un juego de correspondencia ente lo interno y los externo, entre microcosmo y macrocosmo, apreciado en las ciencias ocultas.
Otro principio narrativo, como lo decíamos al principio, es que cada capítulo parte de un elemento presente en la casa de Seligman. Primero es la mosca de pesca y el libro ilustrado The complete angler; que corresponde al juego de seducción en el tren, sobe la idea de la amiga íntima B (Sophie Kennedy Clark).
Después viene Jerome (Shia LaBeouf), el encargado de la devirginizacion, que reaparecerá en importantes momentos; el cuadro Mrs. H da lugar a una intervención extraordinaria de Emma Thurman, en el papel de la esposa engañada que viene a enseñar a sus hijos el nuevo domicilio de papa, en una escena de vaudeville y un genial monologo.
El libro que Seligman está leyendo, Relatos de Edgar Poe, lleva a Delirium, un capitulo en blanco y negro que empieza por la lectura de La casa Usher, leído por Joe en voz off mientras la vemos entrar a un edificio sombrío, de noche, el hospital donde su padre esta moribundo. Esta parte es muy intensa, muy cruda, en el sentido que nada es suavizado de las circunstancias morales y física del padre: su miedo a la muerte, el sufrimiento, la pérdida de control físico.
La música que escucha Seligman dicta el último capítulo, The little organ school, con la explicación de la polifonía de Bach. Joe se conforma a esta estructura al decidir hablar solo de los tres hombres más importantes de su vida, F (Nicolas Bro), G (Christian Gade Bjerrum) y J (erôme) , cada uno presentado como una de las voces de la polifonía. La pantalla se divide en tres partes, cada tercio presenta una sucesión de imágenes de la voz musical correspondiente, de la relación de Joe y de las comparaciones explicitas referentes a cada uno.
Es genial, es perfecto.
Es cierto que las secuencias de sexo son directas, sin esconden nada. ¡Y estamos viendo una versión censurada! No son imágenes hermosas, no buscan en ningún momento provocar emoción en el espectador. Son imágenes utilitarias, que pretenden solamente enseñar lo que se cuenta; en una ilustración explicativa, fría del relato de Joe.
Es una cinta muy cerebral, muy pensada, como el relato de Joe es una búsqueda que se quiere sin compasión, una investigación completa e imparcial, el análisis de esta vida que la llevó a un pasillo abandonado bajo la lluvia. En toda la parte de flashback de este primer volumen, el papel de Joe es interpretado por Stacy Martin, lo que refuerza el sentido de observación de sí misma que hace la protagonista. Joe es a la vez el juez que instruye su propio caso y el principal testigo. Lo que se lleva a cabo es también una terapia al estilo psicoanalítico, que avanza por asociaciones de imágenes e ideas. En un sentido, puede llevar a la condenación. En el otro, a la curación.
Lo veremos en el Volumen 2 de Nymphomaniac
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