Pocas veces el cine francés ha intentado producir cintas que son simple entretenimiento basado en acción sin sentido. Las pocas veces que lo han intentado, las cosas han salido bastante mal. Excepto por Luc Besson quien entiende re bien como divertir de manera honesta y sin pretensiones. Taxi es una de esas películas que produjo y que sin esfuerzo entretiene al por mayor.
La ficha IMDB
Daniel (Samy Naceri) es un piloto aficionado que ha finalmente cumplido su ambición: es dueño de su propio taxi. Para salvarse de una pesada infracción, se ve obligado a ayudar al más bien incompetente oficial de policía Émilien (Frédéric Diefenthal) a atrapar a una pandilla de roba bancos alemanes. En el proceso, ambos lograran conquistar a sus respectivas chicas, Lilly (Marion Cotillard, yeah!) y Petra (Emma Sjöberg).
La trama es simple y en realidad está llena de agujeros. Los planes de los malosos no tienen ni pies ni cabeza y la estupidez de la policía no tiene límites. Pero, como usted lo sospechó querido lector, nada de esto importa en lo más mínimo.
Sin demasiado presupuesto, Besson y Pirès logran una secuencia de eventos que fluye bien, divierte y de paso logra burlarse un poco de algunas prácticas bien francesas. Desde la secuencia de créditos se establece el espíritu de la cinta. Una motoneta de pizzería recorre las calles de Marsella a toda velocidad, con Misirlou de fondo. Después de eso, cada secuencia, cada dialogo, cada situación existe solamente para poner la escena y dar una excusa a Daniel para pisar el pedal.
Las situaciones ridículas se suman una a la otra, entre el genialmente imbécil jefe de policía Gibert (Bernard Farcy) y la transformación del taxi en un bólido de carreras, el impecablemente cool Daniel contrapuesto al nervioso y lento hijo de mami Émilien, la diversión simplemente no se detiene. Y eso es todo lo que pedimos.
No comments:
Post a Comment