Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, July 13, 2011

Submarino (Thomas Vinterberg, 2010) - 8/10


Sobre los lazos inquebrantables entre dos hermanos que , a pesar de los años, no pueden ser separados, a pesar de llevar vidas completamente alejadas. Una obra maestra de uno de los fundadores del grupo Dogma.

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La película empieza con una toma subjetiva desde el punto de vista de un bebe: su pequeña mano bien cerrada alrededor de un dedo de una gran mano, con toda la confianza y toda la entrega. Uno de los pocos momentos de ternura de esta película particularmente dura en lo que a sentimientos se refiere.

Este bebe es el tercer hijo de una madre alcohólica y ausente. Los dos hermanos mayores , de mas o menos 13 y 16 años lo cuidan bajo la dirección del mayor, Nick (Sebastian Bull Sarning) , en medio del desorden , de botellas vacías, de suciedad. La relación con la madre es sin indulgencia, hasta brutal de parte de los hijos (la escena del calentador eléctrico en el charco de orina para sacarla de su letargo) , sin ninguna atención de ella hacia ellos. Revierten todo su afecto y sus cuidados sobre el pequeño, hasta el punto de bautizarlo después de buscarle un nombre el directorio telefónico. Pero, después de una noche de locura: alcohol, musica y baile, encuentran al bebe muerto. Pantalla negra.

Años después, nos encontramos con el mayor, Nick (Jakob Cedergren) en un refugio, engañando su desesperanza a golpe de cerveza, levantamiento de pesas, y alguna que otra relación sexual con su vecina. Lleva consigo un numero de teléfono en un papelito ; a cada rato marca el numero pero nunca logra pronunciar una palabra, lo que acentúa su desesperación a punto, un día, de golpear el puño en la caseta. Cuando vuelve a encontrar a Iván (Morten Rose), hermano de su exnovia, lo toma bajo su protección, a pesar de los extraños hábitos de este: desea, asecha mujeres, sin nunca llegar a establecer una relación. Al volver de una visita a un departamento, que entendimos ser el de su hermano, se encuentra con que Iván acaba de matar a la vecina. Pantalla negra.

El tercer episodio le corresponde al hermano menor (Peter Plaugborg), el del departamento, el del numero de teléfono. Vive con su pequeño hijo Martín (Gustav Fischer Kjaerulff) en la viudez, la miseria, el desempleo, la heroína. En este tramo de vida se hacen presentes elementos que permiten comprender que es el mismo tiempo que la segunda parte, emisiones de televisión, incluso escena de calle con Nick. Pero todo visto según el punto de vista del hermano menor. A punto de llegar al fondo de la miseria y perder la custodia de su hijo, le llegará un dinero inesperado por la herencia de la madre (encuentro de los dos hermanos en el funeral y papelito con numero telefónico a Nick) pero la heroína acabará con esa cantidad, llevando al desafortunado padre a prisión por trafico.

Una nueva esperanza nacerá cuando los hermanos se encuentran en prisión, cada uno de un lado de una reja. Pero, el mayor es amputado de la mano y el chico se suicida. dejando al pequeño Martín al cuidado de su tío, quien le promete al niño contarle de donde viene su nombre.

Y la película se cierra sobre la escena del bautismo del bebe que, ahora si vemos completa: el bebe se llamaba Martín.

Así la estructura en cuatro partes claramente anunciadas (como en Anticristo de Lars von Trier, pero sin título) hace funcionar la primera como un prologo que contiene todo lo que decidirá del futuro de los tres personajes, y de todos que se compartirán sus vidas: adicciones, incapacidad de encontrar la paz y una vida normal, a pesar de un intenso deseo de amar.

Poca musica. Muchas escenas en exteriores, en la calle, en la vida real.

Un relato sombrío, sobrio, sin efectos de patetismo, sin lágrimas. Pero lleno de sufrimiento. Con actores remarcables de intensidad.

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