Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, August 6, 2012

Good Morning, Vietnam (Barry Levinson , 1987) - 5 /10


Sin ser una biografía, la cinta se basa sobre la vida de Adrian Cronauer, quien fue locutor en la base americana de Da Nang, en Vietnam, de 1965 a 1966. No se puede decir que sea una película totalmente sin interés, pero resulta un poco aburrida.

Ficha IMDb

Cronauer (Robin William) llega de Creta, para sustituir a DJ (no con el sentido actual) de la Radio oficial del ejército gringo en Vietnam, para dos emisiones diarias. El hombre que parecía dormido, despierta frente al micrófono y manifiesta una energía diabólica. Su "¡Goooooooood morning, Vietnaaaaaaaaam!" se volverá adictivo.

Cronauer hace todas las voces, de personajes reales (hasta Nixon o Johnson) o inventados, grita, canta, ronca, llora. Improvisa y se renueva sin cesar. Habla de todo, bromea sobre todos los temas, de preferencia los más indeseables, políticamente, religiosamente o moralmente hablando. Difunde música moderna, jazz, rock. La baila, la mima.

Obviamente su personalidad y sus gustos no convencen a todos, en particular la jerarquía militar. Y cuando se atreve a mencionar (en forma negativa) un atentado, que él mismo ha presenciado, pero del cual, según los superiores, no se debe hablar para no bajar el ánimo de las tropas, queda suspendido. Su superior, el lugarteniente Hauk (Bruno Kirby) toma su lugar, con su humor pueril y patético, que solamente lo divierte a él, y con música de polka.

Que Cronauer haya realmente existido y tenido un éxito extraordinario con las tropas, al punto que hubo que reinstalarlo, no se pone en duda. Aunque el Cronauer real haya sido un republicano tranquilo y obediente de las reglas. Pero la forma de la película es bastante torpe. Sin contar las invenciones: el amor sin esperanza por una bella señorita vietnamita, cuyo hermano, que se vuelve amigo de Cronauer, pertenece al Vietcong.

La estructura es repetitiva, siguiendo una secuencia de base: grabación en el estudio (gesticulaciones y juegos de voces de William) + música sobre imágenes del campo con soldados + escena de Cronauer fuera del estudio. Y se repite.

El espectador se cansa rápido y, después de cierto tempo, ni siquiera los gestos y voces de William logran arrancarle una sonrisa. Sus intentos tímidos de seducción de la bella vietnamita no provocan ni ternura, ni compasión, ni tristeza.

Falta originalidad cinematográfica para contar la originalidad (ficticia) del personaje principal. Dos momentos, tal vez quedaran en las memorias: la voz de Louis Armstrong cantando "What a wonderful world" sobre paisajes en guerra, alusión a Apocalypse Now con la marcha de las Walkyrias de Wagner. Y el partido de base ball con los habitantes del barrio, antes de subirse al avión camino a casa.

Es divertido descubrir, en la sombra de Robin William, (si se puede decir, tomando en cuanta los respectivos tamaños) a un joven Forest Witaker, de apenas 26 años, con muchos kilos y un ojo enfermo menos de lo que conocemos.

To Rome with love (Woody Allen , 2012) - 6 /10

Más que una comedia, esta nueva película turística de Woody Allen es un conjunto de cuentos de hadas absurdos, en el buen sentido de la palabra. Con buenos actores, aunque no extraordinarios. Que se divierten mucho. El director, que también actúa, parece divertirse mucho. Entonces divirtámonos. Pero la cinta no deja para mucho después. Parece que los viajes le hacen perder su toque especial a Woody.

Ficha IMDb

Constituida de cuatro historias que no se encuentran nunca, y que tienen por única conexión el hecho de desarrollarse en Roma, la película maneja varios tipos de comicidad.

Primero la auto cita y auto burla, sobre todo cuando Jerry, el personaje interpretado por Allen, menciona sus obsesiones (las de Woody Allen el hombre ) en un casi monologo, durante una crisis de pánico en el avión a punto de aterrizar : miedo a morir, relación tormentosa con el sicoanálisis y Freud , o con dios. Siendo su esposa, Phyllis (Judy Davis) una sicoanálisista…

Pero lo dominante en la cinta son las situaciones absurdas. Esta tonalidad es anunciada por el agente de tránsito del prologo: parece bailar y seducir, atrayendo a los coches más que organizar el tráfico. Su lindo uniforme y su prestancia no sirven para nada ya que se oye el ruido de un choque.

Los efectos de cómico absurdo se hacen claros sobre todo en la historia de Leopoldo Pisanello (Roberto Benigni), este hombre que pasa, en un abrir y cerrar de ojos, de pequeño burócrata insignificante y rutinario, cuyas opiniones no le importan a nadie, a famoso. Se vuelve presa de los periodistas, que le hacen todo tipo de preguntas, pero sobre todo del tipo inútil: ¿duerme sobre la panza o sobe la espalda?, ¿Se rasura con jabón o con gel?, ¿Come pan blanco o integral para su desayuno? ¿Cuántas rebanadas? Los diálogos son dignos de Ionesco. Y, un buen día, con el mismo entusiasmo, los periodistas se desinteresan de él y va a molestar a un pobre hombre que lleva su ropa a lavar.

El caso del arquitecto John (Alec Baldwin) es más bien del tipo mágico : va a acompañar al joven Jack (Jesse Esienberg), futuro arquitecto, todo el tiempo de su historia con Mónica ( Ellen Page ), mejor amiga de su esposa Carol (Carol Alt). Y le va a servir de conciencia al mismo tiempo que de vidente. Las escenas de tres personajes, 2 reales y uno imaginario, se basan sobre quiproquos ya que los diálogos funcionan igual de bien tomando en cuenta o no al personaje imaginario.

Milly (Alessandra Mastronardi) entra claramente a un cuento de hadas. La fórmula mágica, el "Erase una vez" es aquí el itinerario que le dan, en varias ocasiones, para llegar al salón de belleza, salón que no encontrará nunca. La hermosa joven inocente y pura se va a perder en el bosque, Roma, ciudad desconocida para ella, y hacer encuentro tras encuentro. En el mundo de sus sueños, el mundo de las revistas de "People",una bella hada, Pia Fusari (Ornela Mutti) la presenta al que bien podría ser el lobo feroz. Ella, después de pensarlo, decide vivir el sueño de un día y sucumbir a los encantos de Luca Salta (Antonio Albanese), el actor famoso por sus conquistas. Hasta el momento en que la magia irrumpe de nuevo, bajo la apariencia de un ladrón de hotel, Rocco (guiño a Visconti) (Corrato Fortuna ) , mucho más joven y guapo que el gordito perseguido por una esposa cazando pruebas para el divorcio.

Por su lado, el joven príncipe (perdón esposo) de Milly, Antonio ( Alessandro Tiberi) será iniciado al sexo por la roja y pulposa Anna (Penélope Cruz), "acompañante" de todos los empresarios romanos.

El cuento de los dos inocentes perdidos en Rome se acabará por el regreso, juntos, a su provincia.

La historia del dueño de la funeraria, Giancarlo (el tenor Fabio Armiliato), padre de Michelangelo (Flavio Parenti), novio de Hayley (Alison Oill) es la realización de un sueño que nunca se ha expresado . Nunca ha deseado ser cantante de ópera. Pero el mago Jerry (Allen) logra cambiar su realidad usando un silogismo: el hombre tiene talento de cantante; pero solo bajo la regadera puede cantar bien; entonces, le pondremos regadera en el escenario. Y Woodi Allen, personaje (futuro consuegro del "cantante" y director de la película, le crea puestas en escenas totalmente surrealistas: concierto con piano y regadera, ópera "Pagliacci" con tenor bajo la regadera en todos las escenografías, amando, llorando, matando, bajo la regadera.

El punto común en todas las historias es la burla de la moda, de las apariencias, de los juicios del público inducidos por los medios, por las autoridades culturales. El público encuentra genial una puesta en escena ridícula. Los periodistas hacen preguntas estúpidas, los espectadores están seducidos por actores sin moral (ni sex appeal), los hombres se dejan impresionar por una capa superficial de cultura, patchwork de citas literarias y de frases seudo-cultas.

El marco de las cuatro historias e s obviamente maravilloso : Roma filmada en general en fin de tarde, con una luz anaranjada del atardecer. Roma es un estuche magnifico con cenas sobre terrazas, comidas en jardines. Para historias aparentemente divertidas, pero en realidad sórdidas, basadas todas sobre el engaño, el uso del otro para alcanzar fines egoístas.

Woody Allen hace un Paris, je t’aime o New York I love you a si solo, y mezclando las historias. Siguiendo con la tonalidad que le sirvió en Midnight en Paris, crea cuatro cuentos de hadas, donde los personajes encuentran lo que deseaban, conscientemente o inconscientemente. Cada uno tiene su duración propia. Un día para la aventura de Milly y Antonio, unos días para la historia de Leopoldo , unas semanas para la historia de amor de Jack acompañado de su ángel guardián John. Y varios meses para Giancarlo el cantante: no se monta una ópera tan rápido. Pero Allen, al mezclar, perturba todas los referencias temporales.

Así que las referencias que se han hecho al Decameron de Boccacce, no parecen tener mucho sentido. Los diez personajes obligados a quedarse fuera de Roma durante diez días y pasando el tiempo contando cada quien una historia al día estaban mucho mas inventivos y a la vez ordenados. Al menos se dejaban mutuamente terminar sus historias.

Parece que al contacto de la vieja Europa, Woodie Allen va olvidando lo que era su especialidad y que nos gustaba tanto: esta mirada divertida y desesperada sobre las miserias de los humanos y trampas usadas para sentirse grandes. Todo la "filosofía" de Allen que en un momento dado, podía darnos consuelo y sonrisa, se esta transformando en tarjetas postales y recursos mágicos. Al menos esta pasa en las dos últimas.

Por cierto, el título original parece ser una disculpa con la ciudad eterna. La película es un regalo "para" Roma, después de burlarse un poco de su gente y de ella misma al usarla como marco de unas historias tontas. Allen se burla de la ciudad sin dejar de quererla.

Y no como en la traducción estilo James Bond, "De roma con amor". Aunque la película parezca tarjeta postal.