Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, November 27, 2011

Las razones del corazón (Arturo Ripstein, 2011) – 5.5/10

Al querer darnos una clase de cine, sobre iluminación, plano-secuencia y demás, Ripstein se vuelve pesado. Afortunadamente, Arcelia Ramírez le da algún de pasión a esta historia de amor y locura. Si no fuera por ella, sería muy aburrido.

Ficha IMDb

Emilia (Arcelia Ramirez) lleva años viviendo con Javier (Plutarco Haza, más viejo que en mis recuerdos) en un departamento feo. Tienen una niña y ella se la pasa, aparentemente, encerrada en el departamento. Salvo cuando sube a la azotea a ver a su amante, el cubano saxofonista Nocilas (Vladimir Cruz) de quien esta enfermizamente enamorada, cada día más, cada día más prendida, posesiva, desesperada, asfixiante. Y él, se vuelve más frio. Además esta amenazada por el embargo ya que ha gastado demasiado….

Esto es más o menos el tema de la segunda parte de Madame Bovary de Flaubert.

Ripstein filma en blanco y negro, en el departamento, pasando de la recamara a la estancia, a la cocina, sale para subir a la azotea, entra al departamento de un viejo, feo, gordo vecino que se aprovecha de Emilia. Cuando baja a la entrada, nunca sale y nos deja ver la calle a través del vidrio de la puerta de entrada. Se ve el edificio de afuera solo después de la muerte de la protagonista. Y, ciertamente, el ambiente de la película esirrespiable. La cámara es implacable, en su demostración de técnica cinematográfica: largos planos secuencia, juegos con los espejos, oscuridad sobre las caras salvo la de Arcelia Cruz.

Unos diálogos largos, muy teatrales. Hasta parece que cada personaje debe tener su tiempo de palabra, a su debido tiempo. Y todo eso suena falso.

Sin contar las incoherencias: a nadie le van a embargar por el costo de un vuelo México-Los cabos y unos días allá, aunque sean de lujo. Los muebles del departamento parecen de los años 50. Hasta la vestimenta de los personajes…

En eso, la adaptación de Madame Bovary se ve muy reducida. La novela de Flaubert no es la historia de un amor apasionado. Es la historia de una mujer que quiere salir de su estado social limitado, y vivir como una heroína de novela. Emilia es simplemente una mujer decepcionada por la rutina, depresiva, que se aferra a un hombre y gasta demasiado por él.

Se envenena como Emma Bovary. Pero, para qué diablos meterse a la bañera después de tomar veneno para ratas. No se está cortando las venas.

Total, gracias a Arcelia Ramirez para hacernos soportar los largos minutos de esta película pretenciosa y fallida.

Los agentes del destino ( George Nolfi , 2011) - 5/10


The Adjustment Bureau es la oficina encargada de asegurarse de que seguimos al pie de la letra lo que el destino, o Dios, o el “director” a decidido para cada uno de nosotros. Si nos rebelamos un poco, vendrán a ponernos de vuelta al camino correcto. Pero David Norris (Matt Damon) está decidido a actuar según sus propias reglas, o mejor dicho según sus sentimientos.

Ficha IMDb

Como Matrix (Wachowski -1999), The Adjustment Bureau parte de la premisa que vivimos en un mundo que es en realidad el resultado del sueño o de la imaginación de alguien. Nada sorprendente si pensmos que la película se adapto de una novela corta de Philip K. Dick. (Como Total Recall Paul Verhoeven -1990 o Blade Runner Scott-1982)

Norris se sale del plan, de la vida prevista para el, de su destino escrito de gran político, el día que revela los trucos debajo de su campaña y de su imagen de candidato a senador. : el color de la corbata , el nivel de desgaste de los zapatos para inspirar confianza a las clases trabajadoras sin asustar a los abogados que, de hecho, pagan al consejero en imagen….

La presencia de los Agentes del destino se reconoce inmediatamente: imagen azulada, y personajes tiesos, vestidos de trajes oscuros y con sombrero. Obedecen a una jerarquía muy estricta, él más alto siendo el “Chairman” al que nunca se ve. Pero obviamente uno, más humano que los demás, le dará a Norris algunos trucos para que pueda escapar del destino al que los agentes quieren devolver.

Obviamente también, el político carismático se ha enamorado, y , después de aceptar las condiciones de los hombres de negro, volverá a su toparse con su amada , la bailarina Elise ( Emily Blunt) y juntos lucharán para que viva su amor.

Un poco aburrido todo eso porque sabemos desde el principio que se van a amar por toda la vida, a pesar de lo que hagan los malvados agentes que checan sus avances en el cuaderno de destino de cada uno. (¿Para que tener un cuaderno completo si todo aparece en una sola página?) . Lo único divertido son las puertas que se abren sobre lugar inesperados, como estacionamientos, techos…. Pero uno se cansa rápido, una vez que ha entendido que todo esto no tiene ninguna lógica y que es solo coincidencia y azar.

Estamos muy lejos de Matrix o Incepcion (Christopher Nolan – 2010), con su capacidad de crear mundos alternos, cohabitando con una lógica implacable. Y con un belleza de imágenes que The Adjustement Bureau, no tiene para nada.

Bella de día (Luis Buñuel , 1967 ) - 9/10


Escandalizó cuando salió en 1967, tal y como lo hizo la novela de Kessel en 1928. En un mundo sumamente burgués, Buñuel muestra las pasiones ocultas e inmorales. De una mujer de transparente belleza. León de oro en la mostra de Venecia 1967 .

Ficha surrealista IMDb

Catherine Deneuve ha siempre tenido una reputación de belleza fría. Por lo tanto le conviene perfectamente el papel de Séverine, joven, hermosas, distinguida. Y frígida.

La novela de Joseph Kessel da en su prologo la explicación de esta separación entre cuerpo y corazón. A los ocho años, Séverine fue violada, en el pasillo del enorme departamento familiar, por un plomero, brutal y oliendo a gas.

Pero la película de Buñuel entra directamente a la mente de la joven, a sus fantasías: el paseo en el bosque en carruaje, con ruido de cascabeles, con su esposo Pierre (Jean Sorel) que la entrega a los dos conductores para que la amarren a un árbol, la desnuden, la azoten la insulten y la violen, es uno de los momentos más conocidos de la filmografía del gran director.

Las ensoñaciones de Séverine a lo largo de la película le sirven al cineasta, a la vez que explicitan la evolución interior del personaje, a dar pie a su propia imaginación y sus temas predilectos: (Iglesia, hipocresía, relaciones amos-servidumbre…) y a construir secuencias surrealistas. Los temas y situaciones de la vida real de Séverine, las palabras escuchadas durante el día se combinan con sus deseos ocultos de sumisión y humillación para componer escenas, la mayor parte en lugares abiertos, bosque, playa.

Es de recalcar que, si las películas de la época mexicana de Buñuel se desarrollaban por lo general en medios pobres (Los olvidados, Nazarin), sus películas de la época francesa, pasan en un mundo burgués y por lo general parisino. Séverine y su esposo viven en un edificio absolutamente magnifico, en un departamento amplio, decorado con muebles de época. Pero hasta la primera escena que nos muestra a Marcel, el delincuente, se desarrolla en un edificio (situado en la película en los Campos elíseos) con una escalera y un elevador con pasamanos y rejas de hierro forjado precioso. Y Catherine Deneuve esta vestida por Yves Saint Laurent, con una elegancia perfecta.

Si Catherine Deneuve ha repetido la experiencia de trabajar con Buñuel solamente una vez, en Tristana (1970), otros actores de la película lo han hecho en forma regular, en particular Michel Piccoli, el malvado Husson de la película. Estuvo en casi todas las películas del maestro en Francia, desde Le journal d’une femme de chambre (1964), y hasta dobló a Fernando Rey en la versión francesa de Este oscuro objeto del deseo (1977 ) . Pero también encontramos a unos actores secundarios habituales de Buñuel: François Maistre como el profesor masoquista, cliente regular de la casa de citas, y a Marguerite Muni, como la sirvienta, papel que Buñuel le dará en muchas películas.

El elegante Pierre, medico, elegante es tan amable y bondadoso, tan perfecto, que no puede satisfacer los deseos más ocultos de su esposa. Su perfección supone un obstáculo para ella que inhibe el deseo. Al contrario, Husson asusta a Severine, su sentido del humor la molesta. El nunca actúa, habla ni se viste como los demás (en la estación de esquí, es el único con abrigo sombrero y bufanda negros, en medio de jóvenes todos a la nueva moda invernal de las estaciones que en los sesentas empezaron a estar de moda. Y Buñuel se da el gust0 de un verdadero desfile de moda) . Es un ser aparte, como lo es Henriette, la por quien llega el escándalo, la burguesa que se prostituye y, en el club de tenis, viste ropa de ciudad en medio de jugadores de tenis vestidos de blanco. Y es ahí donde Husson le da a Severine una dirección de casa de citas.

Porque él ha entendido que Séverine necesita algo más. Y además, a él le satisface manipularla y jugar con ella. Asimismo, la dueña de la casa, Madame Anaïs (Geneviève Page) ha entendido que Séverine necesita ser tratada con dureza, ser obligada. Ambiente que no encuentra en casa con un esposo que la adora. Es remarcable la evolución que, de mujer altiva, se vuelve normal y interactúa con sus compañeras de trabajo, juega cartas, y sabe moverse y hablar con los clientes, con el perfecto natural que solo da la experiencia. La mujer frígida se está abriendo, se ve feliz. Hasta sonríe.


Las ideas preconcebídas sobe la casa de citas como lugar exótico, lujoso, cuando en realidad en un departamento de lo más normal, en un edificio donde van y vienen amas de casa, con cuartos sencillos, con una sala donde se ve televisión, se hace algún trabajo de costura o bordado, acompañado de una copita o un café. La hija de la sirvienta vuelve de la escuela y va hacer su tarea tranquilamente a la cocina o a su cuarto, después de enseñarle sus calificaciones a la dueña. Nada es como se lo imaginan.

Como siempre en las películas de Buñuel, la ropa reviste una importancia simbólica. Cuando Séverine sube la escalera para su primera tarde de “trabajo” la cámara se enfoca sobre sus zapatos: unos discretos zapatos de charol negro, de tacón mediano con hebilla, con guantes negros. Cuando se quita el abrigo, de cuello alto, lleva un vestido beige de manga larga. Pero después la veremos con escarpines puntiagudos y de tacón . Y el tema de los zapatos se completa finalmente con las altas botas de Marcel (Pierre Clémenti), de piel negro como su largo abrigo y el ancho cinturón quien el cual amenaza azotar a Séverine.

Importancia también de su peinado: llega a su primera día con un magnifico chongo muy elaborado, el mismo que tendrá al final de la película. Un chongo que recuerda a los de las actrices de Hitchcock.

La doble vida acabará cuando Husson volverá a la casa de citas: se encuentra con Séverine y hace que los dos mundos en los que se movía la protagonista, el real y el fantástico, y que hasta el momento habían llevado trayectorias paralelas, confluyan en tiempo y espacio. En ese momento, realidad y fantasía se encuentran. El peligro desatado se manifiesta en un sueño donde Pierre y Husson se enfrentan. Así Severine entiende que debe detenerse . Pero la maquina trágica esta en marcha. Y acabará realmente con un disparo contra el esposo. Marcel será el culpable. El hombre de la vida de las fantasías, el que dio placer, entra a la vida real y hiere al hombre de la vida real. Haciendo también que Séverine nunca pueda encontrar el placer con su esposo ya que queda paralizado de la parte inferior del cuerpo.

Pero Husson vuelve y, en su afán de dominar a Séverine e humillarla, le revela la verdad al esposo. O al menos le dice a Séverine que lo va a hacer. Cuando esta vuelve al salón, pensando que su esposo ya la desprecia, la felicidad le hace escuchar los cascabeles del carruaje, su esposo se levanta de su silla de ruedas y, al abrir la ventana, están en el bosque de las fantasías.

El chico de la bicicleta (Jean-Pierre y Luc Dardenne, 2010) - 7.5/10


La historia lo tenía todo para ser un melodrama lacrimógeno. Pero los hermanos Dardenne nunca se detienen en sentimentalismos o conmiseración. Una película discreta y fuerte a la vez. Gran Premio del Festival de Cannes 2011

Ficha IMDb

La historia bien podría ser una película de los años cuarenta : niño abandonado, a la búsqueda de su padre, negándose a aceptar que este no lo quiere en su vida, un centro de acogida, una señora buena, un seductor delincuente, la tentación, la maldad de algunos adultos. Un niño que no cree en la palabra de los adultos, ni en la posibilidad de que alguien lo ame.

Con lugares simbólicos: la ciudad, zona de relaciones sociales normales, trabajo de Samantha, comercios, niños jugando futbol, vecinos.

El bosque, lugar de peligros y delincuencia; la gasolinera, lugar de encuentros y bifurcaciones. En el bosque, Cyril (Thomas Doret) , el niño siempre vestido de rojo, tal capuricito rojo se topa con el lobo feroz, un joven delincuente de semblante amistoso, hasta seductor . Es también en el bosque donde es perseguido por otro lobo, este claramente agresivo, el hijo del marchand de periódicos que atacó.

Si el chico es el caperucito, si el jefe de pandilla es el lobo, Samantha Cecile de France) , la peluquera que lo recibe es claramente el hada madrina. Bastó con que el niño se agarrara de sus piernas, sin siquiera mirarla, en la sala de espera del consultorio, en un intento desesperado para escapar de sus maestros, para que ella se sintiera llamada a ser buena con él. Y lo es con paciencia y perseverancia, sin preguntarse, sin quejarse, sin enojarse. Hablándole a veces en voz seria, madura. Con mucha calma. Para empezar, le vuelve a regalar su bicicleta. La bicicleta, símbolo de unión con los demás, entre el centro de acogida y la ciudad, durante su investigación sobre la partida de su padre, y después para llevarle el dinero del robo a su padre.

Con este regalo, ella le da la posibilidad de encontrar la verdad sobre su padre: primero medio para encontrar al padre (Jérémie Renier ), se vuelve pronto medio de saber las intenciones de este: lo que el padre haya hecho con ella permite saber lo que pensaba hacer con el niño. Que haya venido la bicicleta, y no que se la hayan robado, es prueba que quiere deshacerse de su hijo.
Yla bicicleta le da tambien la posibilidad de integrarse a una red social o familiar. Por eso el empeño para recuperarla o evitar que se la roben.

La narración está bien construida, aunque se le pueda reprochar que la secuencia de eventos es un poco esperada: búsqueda desesperada del padre, utilización de Samantha como un adyuvante para verlo, resignación al rechazo, aceptación de una vida “normal”, tentación de la delincuencia, regalo al padre del botín de los malhechos, regreso a la sociedad y aceptación del castigo, vida feliz, último incidente con riesgo de perderlo todo.

Pero los hermanos Dardenne logran acabar bien su historia: sin patetismos (el golpe de piedra no lo mató), ni reconciliación con el “enemigo” (el hijo del comerciante a quien atacó), ni escena familiar feliz. Simplemente, toma su bicicleta y se va hacia una vida normal, aceptando, sin lágrimas, gritos, abrazos o grandes declaraciones, que la vida no es ni tan mala ni tan buena. Y que hay que aceptar las oportunidades que ofrece.

Tres cosas llaman la atención. Primero, el uso muy limitado de la música: un fragmento, siempre el mismo, del concertó Emperador de Beethoven, solo en los momentos de abandono del niño, señalando en vacio en el cual se ve de repente hundido. Señal sonora en lugar de acercarse a una cara llorosa. El niño nunca se permite detenerse a sentir tristeza. La única vez en que expresa su dolor es el momento, después de que finalmente entendió que su padre lo abandona, en que se golpea la cabeza dentro del coche. Y lo vemos de espalda.

Segundo: Una expresión siempre seria, fría del niño. Salvo al final en el paseo en bicicleta y el día de campo. Pero también una imagen impactante: su forma de dormir, totalmente envuelto en su sabana, sin que se pueda distinguir donde están los pies o la cabeza. Y como se voltea, se sienta, totalmente envuelto. Como paquete. En una imagen impresionante del dolor, del miedo.

Tercero: el ritmo del niño. Sus piernas siempre se están moviendo., corriendo o pedaleando. No tienen el tiempo para detenerse y llorar sobre sí mismo. Tiene que actuar, y rápido, para encontrar un lugar en la sociedad.

Todo con una fotografía en tonos claros, con mucha luz y serenidad, confirmando la decisión de no caer en el melodrama.

Una película muy recomendable.

El árbol de la vida (Terrence Malick , 2011) – 8/10


Extraña película, casi sin narración, construida alrededor de uno de sus personajes y de su cuestionamiento. ¿A la vida? ¿A Dios? ¿Al universo? Un poema. Una hermosa meditación. ¿O una oración? Palma de oro en Cannes 2011.

Ficha IMDb

La única película de Terrence Malik que haya visto antes de The tree of life es La delgada línea roja, hace mucho (1998) . Y el único recuerdo que tengo es él de unos soldados perdidos entre altas hierbas. y subiendo una colina. Así que no puedo opinar si la ultima es mejor de sus obras, si es la culminación, si tiene alguna relación con las otras, formal o temática.

En The tree of life, toda la reflexión parece suscitada por la muerte del hermano menor de Jack , Steve (Tye Sheridan). A partir del dolor, manifestado de forma muy diferente por el padre (Brad Pitt) y la madre (Jessica Chastain , la misma de The debt ) surgen preguntas y, se podría decir, un delirio d imágenes . Jack O’Brien adulto (Sean Penn) camina con mirada perdida y expresión sombría en, entre, abajo de, edificios altísimos, rascacielos de acero y vidrio, levantados contra el cielo, como arboles transparentes y elegantes. Su voz en off, o a veces la de la madre, peguntan en segunda persona sobre el sentido de la vida, se dirigen a Dios’ a la naturaleza?. O es la voz de Dios mismo hablando a los hombres?

Después de caminar en la ciudad, Sean Penn camina en un desierto de roca, imágenes que vendrán varias veces interrumpir lo que se puede considerar una secuencia. Cronológica: del origen del mundo (Génesis o Big Bang) hasta la adolescencia del chico. O lógica: de lo más universal a lo más individual.

Terminará retomando el camino de la búsqueda del personaje hasta la secuencia final: una playa donde todos los personajes, en todas sus edades se encontraran felices, y la voz de la madre dejará ir a su hijo muerto.

Las imágenes de la historia del universo, olas, cascadas, erupciones de volcanes, amaneceres alrededor del planeta tierra, recuerdan a veces al Kubrick de 2001. La etapa de los dinosaurios me parecía más bien de risa, poco seria. Muy de plástico después de las potentes tomas de la fuerza de la naturaleza. Voy de acuerdo que se hizo con el objetivo de mostrar el movimiento de la mano (perdón, de la pata) del dinosaurio grande y parado, sobre el pequeño cuerpo del dinosaurio herido: imposición, dominación a la vez que compasión y protección.

Reconozco que esta parte de la película me aburrió un poco. Pero toda la parte de evocación de la niñez, en el vecindario tranquilo de una pequeña ciudad de Texas , entre arboles, amigos y familiares, me pareció hermosa. Obviamente, y para no traicionar el espíritu de totalidad que parece imperar en Malik, se empieza con el feto, se vive el alumbramiento, se admira la pequeñez del bebe (su pie en las manos del padre, otra vez: mano fuerte, protección del pequeño). El bebe llorando en brazos del padre y la mano grandota que sostiene y retiene. Dulce y fuerte.

Padre que después obligará a los chicos a trabajar en el jardín, a respectar la línea invisible de división con el terreno del vecino, a cerrar todas las puertas sin hacer ruido, a callarse… El padre, músico frustrado, padre que exige que le llamen “Sir” o “Father”, y no “Dad”.

Y, por el otro lado, la madre. Ligereza y dulzura. Frágil y silenciosa.

Porque, según la voz en off, hay dos caminos para encontrar a Dios: el de la naturaleza, fuerte, solido, con los pies en la tierra (el padre) y él de la gracia , sutileza, intuición (la madre). Un poco como lo dijo Pascal: el camino del corazón y el camino del corazón.

El fotógrafo mexicano Emmanuel Lubezki lleva una cámara siempre en movimiento, que parece nunca descansar, y se dedica a seguir a los actores, dejándoles todo el tiempo de vivir la vida de sus personajes, y, de vez en cuando, se eleva a ver, entre los árboles, la luz. Brad Pitt le da mucha presencia y fuerza a su personaje y el Jack infantil ( Hunter MacCracken) es alternativamente enternecedor o desagradable, conforme va creciendo, rebelándose , tornándose agresivo o inquietante.

Magnificas imágenes que dejan al espectador en un estado casi hipnótico. Pero, personalmente, toda la historia del universo, con dinosaurios incluidos, me parecio muy larga. (Tampoco me gustó el campo de girasoles al final: muy cliché) .

Aunque se entiende que esta larga historia del universo es necesaria, en el planteamiento de la pegunta que cada uno se puede hacer: ¿Cuál es mi lugar en este mundo? ¿Cómo, y porque he llegado aquí? ¿Quién, y con qué fin, me puso aquí?

Monday, November 21, 2011

La sociedad de los poetas muertos (Peter Weir, 1989) – 7.5/10


Veinte años después, la película no ha envejecido. El profesor de inglés John Keating (Robin Williams) sigue igual de inspirador y los adolescentes del colegio Weltonen siguen viviendo con intensidad sus conflictos interiores . Tal vez porque el tema tratado y las respuestas (y las interrogaciones) siguen igual de importantes y autenticas. Y porque la juventud de espíritu sigue enfrentada a los interés “adultos”.

Epicúrea ficha IMDb

El lema del colegio Weltonen es “Tradición, honor, disciplina y grandeza” ¿De quien? Aparentemente, de la escuela, y de los padres. Estos señores bien instalados en la sociedad, ricos, potentes. Uniformes, bien pensados. Bien educados. Los que van a Yale, Harvard....

La escuela Weltonen es un mundo cerrado sobre sí mismo, con su capilla, sus dormitorios, sus salones de clase y sus patios. Inclusive sus amplios pastos que sobrevuelan grandes parvadas de pájaros, pertenecen a este mundo particular donde se oye solamente la campana. El tiempo se ha inmovilizado, sigue siendo exactamente como fue para los hermanos mayores y los padres de los chicos que ahora estudian ahí. Como los uniformes. Tal vez sea esto uno de los secretos de la atemporalidad de esta enseñanza y también de esta película. 1959, antes, ahora… siempre igual.
Y el maestro de latín haciendo repetir las declinaciones es un ejemplo de inmovilidad pedagógica.

La película fue un éxito en 1989. Adolescentes, maestros, alumnos, padres, todos corrieron a ver la revolución del profesor Keating .

Porque siempre nos encanta ver a alguien que sacude las viejas costumbres. También se discutió mucho sobre la responsabilidad que podía tener el profesor en la muerte de Neil Perry (Robert Sean Leonard, Dr Wilson en House), el joven que alentó a seguir con su vocación teatral.

Pero no se trata solamente de ser el maestro que hace las cosas fuera de los libros y fuera del salón de clase. Y, en realidad en la época actual, parece ser que el maestro que toma más riesgos, el más rebelde es él que pretende enseñar a los jóvenes la importancia del rigor y de la responsabilidad, lejos de las seudo-ludicas actividades demagogas.

El legado del profesor de poesía, "O Captain! My Captain!”, (poema compuesto en 1865 por Walt Whitman, reconocido poeta estadounidense sobre la muerte de Abraham Lincoln) es que cada uno asuma sus deseos, deseos de actuar, de hablar con la chica de sus sueños, de inventar, de conocer.

Y no dejar que otros pretendan saber lo que más nos conviene y que contenido debemos darle al tiempo que nos quede. Horacio el poeta dijo “Carpe diem”, y se le malinterpretó. No se trata de llenarse de gustos y caprichos egoístas y superficiales. Se trata de darle algún valor a nuestra vida. Los Epicúreos buscaban la harmonía y el equilibrio, no los excesos. “Carpe diem” es llenar completamente las horas del día, mientras pasan, para que quede algo de ellas.

Las demostraciones del profesor: subirse a las mesas, arrancar las primeras páginas del libro de análisis de poesía, que limita el “ars poetica” a reglas de rimas y recuento de silabas, jugar futbol son el Himno a la alegría, son más bien adorno. El fondo de su enseñanza es profundamente honesto, y busca sacar a los alumnos del ronroneo heredado, para llevarlos a asumir su propia educación y su propio desarrollo. Para empujarlos a sacar de sí mismos lo que tienen dentro sin saber de que son capaces. En eso , la escena sumamente lirica del “parto” de Todd (Ethan Hawke) el alumno tímido que logra por fin crear un texto, con una cámara dando vueltas alrededor de la pareja compuesta por alumno y maestro.

Y la decisión final de Neil, de suicidarse en el estudio de su padre , para no ir a una escuela militarizada, es definitivamente un acto de valor, no solamente en el sentido del coraje , pero en el sentido de que los pocos años que él vivió valieran lo que él quiso.

Ciertamente, la película tiene efectos fáciles, llamativos. Pero no deja de ser una lección: cada quien debe escribir su vida en poeta, o sea debe ser creador de su propio destino.

Al filo de la mentira (John Madden, 2010) - 6.5/10

The debt es una buena película de acción,remake de una película israelí e 2007, con algo de reflexión sobre la honestidad y las deudas que se tienen, hacia la familia, el país, los padres, y sobre todo consigo mismo. ¿Tiene uno el derecho de decir la verdad cuando esto pone el peligro el equilibrio y la paz que se ha conseguido con una mentira? Servida por unos buenos actores y una estructura narrativa que insiste sobre los juegos con la verdad.

Ficha IMDb

Dos equipos de actores: los de 1965, época de la misión del Mossad en Berlin Oriental: Helen Mirren, Tom Wilkinson y Ciaran HindsY él de 1995, fecha de la publicación del libro que relata esta misión: Jessica Chastain, Marton Csokas y Sam Worthington .

Entre las dos fechas, treinta años de mentira. Mentira de los ahora viejos Rachel (Helen Mirren), Stephan (Tom Wilkinson) y David (Claran Hinds ). Mentira asumida y celebrada por un país entero, por una hija admirativa, la autora del libro, y por todo un círculo intelectual.

Mentira que los responsables, los que han actuado en 1965, viven de una forma muy distinta: el padre, Stephan, no duda en ningún momento de que la decisión que impuso a sus compañeros fue correcta (y eso le sirvió para subir peldaños en la política israelí), la madre, Rachel, mucho más dudosa, al punto de no contestar a las preguntas de su hija mientras esta escribía el libro. Desde el principio de la cinta, sus reticencias se hacen claras frente a la gran recepción que se le hace al libro de su hija y a la celebración que se hace de su propio heroísmo. Y el tercero, el sacrificado en su amor por Rachel , David, ya no puede soportar a la situación y se avienta bajo un camión.

La construcción de la película hace patente el peso del pasado: la primera parte, 1995, muestra las actos públicos de la presentación del libro: conferencia, lecturas, cena de gala. La lectura pública nos permite ver la versión oficial de los hechos de la noche del 31 de diciembre de 1965 en flashback, que empieza con la voz off de Helen Mirren leyendo.

Vuelta al 95 y explicación del suicidio de David: un periodista ha encontrado al doctor Dieter Vogel, el “Cirujano de Birkenau” objetivo de la misión y supuestamente matado por Rachel cuando trataba de huir, esta famosa noche del 31 de diciembre. De ahí, la historia se va según los dos ejes de la realidad: el verdadero desarrollo de la misión de 1965, con su fracaso final, y la nueva misión de Rachel en Ucrania, para corregir el error y acabar con el Doctor. Esta vez exitosamente. Porque, Stephan lo sabía, no podían fallar la misión de traer al Dr Vogel era un deber hacia su país, sus familiares, sus conciudadanos. El monstruoso doctor no podía escapar. Más que una decepción para todos, dejarlo ir era traición.

Dicho sea de paso, la película expone las complicidades de los países socialistas con los verdugos nazis: primero Alemania Democrática, después Unión Soviética (ahora Ucrania independiente)

En lo personal lo que más me impresionó fue la imponente presencia del Dr Vogel (Jesper Christensen). Las consultas con Rachel, quien se hace pasar por una mujer esteril, con su fría competencia de ginecólogo, hacen temer en cualquier momento unas acciones o palabras peligrosas. Pero sobre todo cuando, encadenado al radiador, tiene la fuerza moral para llevar a cada uno de sus celadores adonde él quiere. A hacerles perder el control, solo por su aceptación o rechazo de la comida, por su mirada, por sus palabras sabiamente (maliciosamente) escogidas, su tono y ritmo de voz. Y la fuerza con la que sigue luchando a los más de 80 años en el asilo en Ucrania. Y que la fuerza de la maldad mantiene vigoroso hasta el final. Con el orgullo de ser una celebridad, aún si es una celebridad odiosa. El podía parecer simplemente un verdugo nazi que aprovechó una situación política perfecta para satisfacer sus propias curiosidades enfermizamente científicas. Pero la perfecta interpretación de Jesper Christensen logra mostrarnos un ser fundamentalmente malo. Realmente un gran papel, aunque no sea de primer plano.

Sunday, November 20, 2011

Whatever Works (Woody Allen, 2009) – 6/10

Woody Allen nos cuenta la historia de un intelectual amargado y divorciado, convencido de que la vida no significa nada y cualquier ideología o ilusión es una pérdida de tiempo. Es decir, la misma película que hemos visto muchas veces, pero esta vez alguien más se encarga de aparecer frente a las cámaras.

La ficha IMDB

Boris Yellnikoff (Larry David, mejor conocido por haber co-creado la serie Seinfield) es un genial físico quien, después de un fallido intento de suicido, vive solo en su departamento en New York y se dedica a dar clases de ajedrez a niños. Su vida da un cambio cuando decide, inexplicablemente, dar asilo a la guapísima pero poco inteligente Melody St. Ann Celestine (Evan Rachel Wood). Se casan y quieren mucho, pero la llegada de los padres de Melody, una vez más, cambia todo.

La premisa de Whatever Works es precisamente esa, en la vida no hay necesidad de grandes ideales, o aspiraciones. Tarde o temprano todo sueño se confronta a la realidad, y el resultado es un inevitable compromiso donde muchos, sino todos, los ideales deben dejarse de lado. Si así son las cosas, en lugar de pensar en grande e inventarse estas ilusiones que en realidad son insignificantes, en lo único que hay que concentrarse es en lo que sea que funcione, whatever works. Con quien uno esta no tiene que ser la pareja ideal, mientras funcione. Lo que uno hace no tiene que ser brillante o significativo, mientras funcione. Es con esta ideología que vive Boris. No queda claro si lo hace porque cree sinceramente en lo que dice, o porque es incapaz de vivir de otro modo.

Muchos de los diálogos de Boris, sus explicaciones acerca de la vida y el absurdo de las cosas, son bastante acertados y definen bien la realidad. Hay por supuesto momentos graciosos, sea por como Boris interactúa con otros personajes o como lo hace con el público. Es importante por supuesto hacer notar que Allen se empeña en dejar en claro que esto es ficción pero que es tan absurda como la vida “real”.

La contraposición del cinismo de Boris con la inocente ilusión de Melody es una formula conocida y en esta ocasión ofrece poco material fresco. Son más interesantes las relaciones que se forman alrededor de la pareja y su evolución. Woody Allen utiliza cualquier oportunidad para probar que para todos y en toda ocasión, toda decisión se reduce al “mientras funcione”. Por supuesto, al inicio es presentado desde una perspectiva más bien pesimista. Conforme la historia avanza queda claro que en realidad no tiene porque ser algo negativo.

El discurso final de Boris es bonito, aunque algunos elementos parecen bastante gratuitos, notablemente la aparición de una mujer (podríamos suponer) ideal para él. Al final es imposible estar en desacuerdo, la vida es una serie de eventos puestos en marcha por el azar, una vez ahí, solo queda disfrutar de las cosas, mientras funcione.

La cinta es más honesta, a pesar de los momentos gratuitos, que Deconstructing Harry y Hollywood Ending, aunque una vez más se siente que al final Woody Allen estaba más interesado en concederse un final feliz que en explorar la situación hasta sus últimas consecuencias. La única duda es el porqué Allen escogió no interpretar el papel principal, puesto que claramente estaba diseñado para él. Quizá por eso durante toda la cinta hay algo ahí que se siente falso.

The Hudsucker Proxy (Joel Coen [con Ethan Coen], 1994) – 8.5/10

Los hermanos Coen en su mejor momento. Aunque con los años se han vuelto un poco más sombríos y pesimistas, el talento de los hermanitos Coen es innegable. The Hudsucker Proxy es una cinta que muestra este talento durante sus tiempos más sonrientes. Una verdadera joya cinematográfica.

La ficha IMDB

Norville Barnes (Tim Robbins) es un inocente soñador que llega a la gran ciudad después de graduarse listo para llevar a cabo sus grandes ideas. El mismo día que es contratado en un puesto sin futuro en la empresa Hudsucker, el dueño de la misma Waring Hudsucker (Charles Durning) se suicida. En un intento por retener el control de la empresa, la junta de directores nombra a Norville como presidente, esperando que su incompetencia les beneficie. Pero Norville tiene un as bajo la manga, ya saben, para niños.

The Hudscuker Proxy es simplemente genial, es un verdadero logro. Es el tipo de película que da gusto ver desde todo punto de vista. Es divertida en el sentido jajaja jijiji, es interesante e intensa, es emocionante, la cinematografía (de Roger Deakins) es genial y la dirección de arte es maravillosa. Las actuaciones no se quedan atrás y la música funciona súper bien. Una gran obra de principio a fin, pero como siempre con los amigos Coen, lo que la separa del resto son el excelente guion y la fantástica dirección.

Desde el principio, con la imponente voz del narrador, la idea del destino es presentada. En todo momento, esa idea sigue apareciendo en maneras a veces sutiles, a veces evidentes. El mejor ejemplo es el curioso juego de la página de periódico que persigue a Norville para llevarlo a las industrias Hudsucker, que después tiene su paralelo en el hoola hoop que se encuentra con el (talentosísimo) chamaco que convertirá al juguete en la sensación de la nación. La simpleza de estas escenas tiene su eco en la simpleza de los inventos de Norville, que corresponde bien a su personalidad y se contrapone al elaborado funcionamiento interior de la empresa Hudsucker, así como los colores del hoola hoop se contraponen al pesado gris de la fabrica.

Es así como esta genial obra cobra vida, como muchas otras antes y después: mediante la cuidadosa construcción continua en todo momento de conceptos simples explorados desde distintos ángulos a través de la cinta.

Además de eso, a un nivel más superficial, la construcción de las escenas es genial, simplemente porque los diálogos son la pura onda. El talento que tienen los Coen para hacer a sus personajes hablar rápido, cada uno con su manierismo pero manteniendo una trama común es admirable. Después, gracias a la magia de la edición, las secuencias se construyen con yuxtaposiciones divertidas y significantes. Una vez más, la belleza radica en la sencillez.

A eso se suman excelentes tomas llenas de dramatismo, una iluminación perfecta…es una armonía total en todo lo que sucede.

Desde los detalles más sutiles hasta los conceptos más elaborados, en The Hudsucker Proxy, los hermanos Coen están en total control de su creación, y el resultado es una verdadera obra maestra. Y además divertidísima.

Wayne’s World (Penelope Spheeris, 1992) – 4.5/10

Otra joyita del celuloide cortesía de Lorne Michaels, el equipo de SNL y los noventas. El carisma de Mike Myers y Dana Carvey, así como el buen soundtrack, son suficientes para hacer de este sketch de hora y media algo por lo menos aceptable.

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Wayne Campbell (Mike Myers) y su mejor amigo Garth Algar (Dana Carvey) tienen su propio programa de televisión, producido desde la comodidad de su sótano y distribuido a través de un canal de cable de acceso libre. Un productor de televisión (Rob Lowe) ve el enorme potencial en la serie y decide ayudar a los muchachos, pero por supuesto, solamente tiene sus egoístas intereses en mente.

Wayne’s World se convirtió en una cinta de culto en cuanto saltó a la pantalla grande. Fue un producto perfectamente acorde con los valores y aspiraciones de la entonces-en-pleno-vigor generación MTV. Desde los personajes principales, hasta el descarado juego con el cuarto muro, pasando por el soundtrack y la aparición especial de la leyenda del rock Alice Cooper, todo estuvo diseñado para que esa generación de jovencitos rebeldes se sintiera identificada.

Es interesante que el sketch original es gracioso en gran medida porque ridiculiza esa actitud y valores y que los actores que interpretan a los jóvenes rebeldes Wayne y Garth tuvieran casi 30 y 40 años de edad respectivamente. De uno u otro modo, a pesar de las sutiles burlas a esta generación, queda claro que la producción se la pasó re bien y que había un sincero cariño hacia la música y actitudes de la generación MTV.

Hay un par de momentos en la cinta realmente graciosos. Por supuesto los diálogos en chino, con subtítulos, son divertidísimos y el encuentro con Alice Cooper también es la pura buena onda.

No hay mucho más que decir, salvo: Excellent!

The Last Airbender (M. Night Shyamalan, 2010) – 1.5/10

Una adaptación de la genial, emocionante y conmovedora serie de animación de Nickelodeon, Avatar:The Last Airbender es el opuesto exacto del material original. Una profunda decepcion sumida en la controversia y además re mala.

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Después de 100 años de ausencia, el avatar (Noah Ringer), protector del equilibrio universal, es descubierto por los hermanitos Katara (Nicola Peltz) y Sokka (Jackson Rathbone). El regreso de Aang significa, quizá, el fin del reinado de la nación del fuego y la restauración de la paz. Así, Aang y sus nuevos amigos parten en busca de respuestas y de los medios para vencer a la nación del fuego.

Cuando se anuncio que la fantásticamente fantástica Avatar (el nombre original de la serie, que tuvo que ser sacrificado por las babosadas de James Cameron) seria adaptada al cine de acción real, más de un fan berreo con tristeza. Si bien generalmente esa es la reacción con toda adaptación de algún material de la cultura popular, en este caso fue más que justificada.

El siguiente gran revuelo (después del anuncio de la producción en sí) llegó cuando M. Night Shyamalan y sus amigos anunciaron a los actores que interpretarían a los personajes principales. Todos resultaron ser blanquitos y muy lejos de las etnias de los personajes del material original. En general este tipo de reacciones del público me parecen poco relevantes, sobre todo porque rara vez tiene uno impacto real en la historia, personalmente no me pareció nunca que Aang, Katara o nadie más estuviese definido en mayor o menor medida por su grupo étnico (como lo estaría por ejemplo un Gambit de X-Men, o un Wong Fei-Hung). Lo que si me pareció interesante fue que, los malosos si fueron no caucásicos.

Más allá del escándalo provocado por esta decisión, resulta que The Last Airbender es una total porquería. La narrativa es sosa y poco interesante, me cuesta trabajo imaginar a alguien que se haya sentido intrigado por el conflicto como fue presentado.

Las escenas de acción, salvo quizá un par, sin chiste. Queda claro que los actores no recibieron demasiado entrenamiento y que la producción no quiso invertir en un coreógrafo de a de veras. Si, a veces los movimientos se ven chulos pero nada más. En las peleas todo el mundo se detiene a esperar a ver quien se mueve, y el gran dinamismo y fluidez de la serie original desaparece. Por alguna razón lo mismo sucede con otras escenas, como por ejemplo simples diálogos donde parece que los actores están escuchando el prompter antes de cada dialogo.

La edición es un chiste, y la fotografía a pesar de tener escenas bonitas termina siendo siempre el mismo plano repetido. Cuesta trabajo creer que haya sido dirigida por el mismo sujeto que nos trajo tantas historias donde la capacidad de narrar haya sido siempre más importante que la historia en sí.

Lo único bueno de The Last Airbender es que visto que fue un fracaso desde todo punto de vista, es poco probable que las dos siguientes partes vean la obscuridad de las salas.

Monday, November 14, 2011

Festen - La celebración (Thomas Vinterberg, 1998) – 8.5/10

Thomas Vinterberg realiza una película muy perturbadora. Por las reglas que se impone, en esta primera demostración de los principios del grupo Dogma. Y por el tema que desarrolla: un joven denuncia la horrible verdad sobre su padre, frente a toda la familia, durante una fiesta en honor a este. La película recibió el Premio del Jurado en el festival de Cannes en 1998.

Ficha dogmática

Dogma 95 , movimiento desarrollado en 1995 en Dinamarca por Lars von Trier, Thomas Vinterberg, Kristian Levring y Soren Kragh-Jacobsen, tiene unos principios que recuerdan los de la Nouvelle Vague francesa en los sesentas : “buscar la verdad y observarla desde el exterior”, hace un cine más real, más cercano a la vida y los comportamientos de la gente, manos literario. De ahí unas reglas que se deben de seguir en el rodaje: se trabaja en escenarios naturales y no en estudios, no hay música extra-diegética, no hay proyectores que den una falsa luz, se usan cámaras muchas veces al hombro, con sonido directo . Los interpretes deben actuar lo menos posible. Y no se hacen modificaciones en la post-producción. Esto recuerda mucho al cine-vérité de Chabrol, un cine cercano al documental.

Estas características le quedan perfectamente al tema de Festen. La filmación parece la de una película casera, de estas que se hacen para conservar el recuerdo de la fiesta de cumpleaños de los hijos. Nada más que aquí se trata del cumpleaños del patriarca, Helge Klingfelt (Henning Moritzen) que, al cumplir sesenta años, decide reunir en su casa todas las pruebas de su vida exitosa : una hermosa y distinguida esposa, cuatro hijos : Michael (Thomas Bo Larsen), Helene (Paprika Steen) y Christian(Ulrich Thomsen) en la bella mansión de la cual elsdueño, y que funciona como hotel de lujo.

Asistirá también toda la familia cercana, abuelos, primos, sobrinos. Y en la cocina se activan chefs , cocineros y meseros. La mansión que es ahora hotel ya no es exactamente casa familiar y los hijos ya no están exactamente en la casa de su infancia. De la misma forma los miembros de la familia se han distanciado y cada uno tiene ahora su propia vida y sus propias relaciones.

Pero falta un miembro de esta pequeña sociedad que podría parecer perfecta: la hermana gemela de Christian, Linda, se suicidó hace un año. Al llegar, Helene busca algún mensaje que podría haberles dejado a sus hermanos, según el juego de pistas que acostumbraban jugar de niños. Y encuentra el último testimonio de su hermana. Pero se calla.

En cambio, Christian el hermano siempre delirante, que pasó algún tiempo en un hospital siquiátrico, porque, según su madre, nunca supo distinguir entre la realidad y su imaginación, habla alto y claro en la cena. Sin más pruebas que su propia memoria, cuenta que su padre los violaba, a Linda y a él.

La tensión en la familia se hace tan fuerte, que no pueden soportar estar juntos alrededor de esta mesa. Y se tiene que interrumpir varias veces la cena. Esto provoca una construcción casi teatral, de actos, con intermedios. Estos intermedios llevan al espectador fuera de escena. Pero, en la cocina, como en los cuartos, pasan muchas cosas: llega el novio de color de Helene, bastante mal recibido por Michael, racista como su padre. El tal Michael golpea a su esposa, la mesera Mette (Helle Dolleris) acepta irse a vivir con Christian, el chef cocinero parece saber mucho sobre los asuntos familiares….

Pero todos tienen hambre y tienen que volver a esta mesa, que parece encadenarlos como en una tragedia griega a una verdad de la cual no pueden escapar. Porque Christian sigue con sus revelaciones: la madre sabía, y no hizo nada. Hasta que Helen, hasta ahora callada, entra a la arena, y lee la carta de Linda que encontró.

El último acto será el desayuno, cuando el padre reconocerá sus culpas y se irá, tal Edipo, dejando a la familia alrededor de la mesa. Pero la esposa no es Antígona, y decide no seguirlo.

El “estilo” Dogma 95, con las imperfecciones técnicas de la filmación, da un aspecto de inocente película familiar, que quiere conservar momentos lindos. Y las aparentas torpezas dan un sello de autenticidad a la historia, la horrible historia contada. Pero, al seguir filmando cuando las cosas salen de control, la cámara video se transforma en una suerte de “cámara escondida”, de estas que revelan lo que no se debe ver. El espectador se siente ahora testigo de algo que no tenía derecho a saber. Y no puede escapar. Porque la filmación sigue y sigue. Hasta el momento en que los personajes se agreden, física y verbalmente.

La verdad se impone. Una verdad brutal. La familia es uno de los círculos del infierno, girando alrededor de su centro, el imponente y abusivo Helge. Y para que puedan limpiarse y liberarse todos, era necesario expulsar la raíz del mal.

Recordemos que vimos hace poco otra impresionante película de Vinterberg, Submarino.

Sunday, November 13, 2011

South Park: Bigger, Longer and Uncut (Trey Park, 1999) – 6/10

La sensación animada de finales de los noventa, que tomo al mundo por sorpresa por su lenguaje soez y tratamiento políticamente incorrecto de todo tipo de temas llego a la pantalla grande en 1999. El resultado son hartas, hartas carcajadas, uno que otro comentario político-social y pegajosas melodías.

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La niñez de South Park, empezando por Stan (Trey Parker), Kyle (Matt Stone), Eric (Parker) y Kenny (Stone), se deja llevar por los sensacionales comediantes canadienses Terrance y Phillip (Stone y Parker respectivamente). Como consecuencia de esto, la comunidad de South Park empuja al gobierno a declarar la guerra a Canadá y a ejecutar a Terrance y Phillip. Todo esto sin saber que dicho evento marcara el regreso a la tierra de Satán (Parker) y, peor aún, de Saddam Hussein (Stone).

A pesar de jamás haber sido un fanático empedernido de la serie de televisión, no es difícil reconocer la genialidad de South Park. Parker y Stone se las arreglaron para producir un éxito comercial gracias a la cruda animación y sobre todo, crudo lenguaje a la vez que realizaron un producto culturalmente relevante al exponer sin tapujos muchos de los absurdos de la sociedad americana. Claro, el sistema se alimenta a sí mismo como siempre y la sátira pasa desapercibida entre la mayoría de la gente que solo ve los simpáticos monitos animados diciendo groserías.

El genio de la serie se mantiene en la película, así como mucho de su espíritu, lo cual queda claro por la manera de aproximarse a la producción en sí misma, con Parker y Stone involucrados en todos los aspectos de la cinta.

Los chistes son graciosísimos, porque son absurdos e inesperados (combinación que el cine gringo no siempre consigue); además de que se fundan en realidades sociales de los Estados Unidos. El humor pasado de lanza está presente en todo momento, particularmente con el personaje de Saddam Hussein, que en línea con la ideología americana de la época, es mucho peor que el mismísimo Satanás.

Pero lo mejor, lo mejor son las melodías. Éxitos como What would Brian Boitano do? son pegajosisimos y con letras bien pero bien chistosas. He de admitir que en más de una de ellas tuve que pausar la película, regresar, y volver a escuchar mientras me botaba de la risa.

South Park: Bigger, Longer and Uncut es, al final, un larguísimo episodio de la serie. Y así es como debería ser.

Our Idiot Brother (Jesse Peretz, 2011) – 5.5/10

Una bonita comedia buena onda en todos los sentidos. Our Idiot Brother es inocente de principio a fin, y logra hacer que un personaje que decide ver lo bueno en la gente nos haga reír sin jamás humillarlo como tradicionalmente lo haría Hollywood, y nada mas por eso, es para mí una buena cinta.

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Ned (Paul Rudd) es un tipo simple y completamente inocente. Tras intentar venderle marihuana a un policía uniformado, para no hacerlo sentir mal, y pasar un rato en la cárcel, las circunstancias lo llevan a vivir por unos días con cada una de sus tres guapísimas hermanas: Miranda (Elizabeth Banks), Liz (Emily Mortimer) y Natalie (Zooey Deschanel – aplausos). Solo esos pocos días son suficientes para completamente cambiar las vidas de cada una.

Esta es otra comedia, como Bridesmaids (Feig, 2011) donde más que las risas, lo que se siente es harto corazón. Definitivamente no tan personal como Bridesmaids, Our Idiot Brother es de verdad buena onda, no hay otra manera de describirla.

Ned pasa a un lado de todo el egoísmo y las mentalidades pequeñas a su alrededor sin por tanto cambiar de actitud, ni cometiendo el tradicional error que hace que su entorno lo desprecie o compadezca. No es que el muchacho no se equivoque o meta en aprietos a la gente a su alrededor, sino es que no hay esa secuencia que hace pensar a los personajes (y al publico) que el cinismo tan prevalente es necesario para sobrevivir. En todo momento queda claro que Ned está viviendo su vida como debe ser.

No hay actuaciones estelares ni tampoco una técnica impresionante en la narrativa o ningún otro aspecto de la cinta. Lo que hay son situaciones verosímiles, con un personaje que se siente autentico en su individualidad y que, sin ninguna pretensión de grandes delante o detrás de cámaras, de verdad hace la vida mejor para las personas en su vida.

Bridesmaids (Paul Feig, 2011) – 6/10

Bridesmaids es una excelente comedia con momentos exageradamente ridículos, y graciosos que logran mantener los pies sobre la tierra. Quizá no tan buena como la critica quiso hacernos creer, los personajes son lo suficientemente refrescantes como para que el resultado final valga la pena.

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La mejor amiga de Annie (Kristen Wiig), Lillian (Maya Rudolph) acaba de recibir la esperada propuesta de matrimonio. Naturalmente, elige a Annie como su dama de honor. Pero los problemas personales de Annie en todos los aspectos de su vida, así como la presencia de una nueva amiga casi perfecta, Helen (Rose Byrne), amenazan con destruir la boda y la amistad de Annie y Lillian para siempre.

Kristen Wiig escribió el guion para Bridesmaids con harto corazón, de eso no cabe duda. La historia es tan simple como la de cualquier otra comedia gringa. Definitivamente no está como para doblarse de la risa y cae en los al parecer inevitables chistes escatológicos pero la diferencia está realmente en los detalles.

Hay más de una escena que pone en nueva luz situaciones que el cine nos ha mostrado una y otra vez. Es muy probable que esa nueva perspectiva sea completamente el resultado de una mirada femenina sin tapujos. Simplemente la escena inicial dice mucho sobre el tono de la película. El encuentro sexual incomodo y casi ridículo entre Annie y el arrogante Ted (Jon Hamm) es una interesante inversión de lo que se ve generalmente. Así como esa, hay varias escenas donde la cándida honestidad de Annie genera más empatía de la se ha sentido en una cinta de la escuela Apatow desde hace mucho tiempo.

Kristen Wiig hace un gran trabajo como Annie, aunque hay lugar a pensar que no le costó mucho trabajo y que el personaje esta, al menos en parte, basado en ella misma. Maya Rudolph, aunque lejos de ser el centro de atención, también hace un trabajo más que decente. La muy agradable sorpresa es Melissa McCarthy como Megan. El personaje esta sin duda muy bien escrito (a estas alturas parece haber quedado claro que Kristen Wiig sabe lo que hace); pero McCarthy lleva al personaje a otro nivel al no estar fuera de tono una sola vez en toda la cinta. Un personaje que fácilmente hubiese podido caer en la caricatura (y lo hace un poco con la secuencia de créditos finales) es completamente creíble. De nuevo, los chistes rancios están ahí, pero las sutiles texturas en los diálogos y el comportamiento hacen al personaje algo real.

Quizá faltaron mas momentos de carcajada o, más que otra cosa, un final más fuerte; pero Bridesmaids es a final de cuentas, un excelente esfuerzo.

The Benchwarmers (Dennis Dugan, 2006) – 3.5/10

Otra bonita comedia gringa que nos enseña el valor de la amistad y lo importante que es no burlarse de otros que pueden parecer diferentes o débiles. Además, cuenta con un inesperado giro que mantiene a la audiencia pegada a su asiento…meh.



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Tres amigos deciden hacer algo para mandar un mensaje a todos los niños abusadores que le hacen la vida imposible a los debiluchos de sus respectivas comunidades. Gus (Rob Shneider), Richie (David Spade) y Clark (John Heder) unen sus fuerzas (que no son muchas) para formar un equipo de baseball de tres, que se enfrentara a los equipos de ligas infantiles de la comunidad y les demostrara a todos que no está bien pasarse de rosca con quienes no pueden defenderse.

Quizá lo único verdaderamente original y sorprendente en The Benchwarmers es ver a Rob Shneider en un papel diferente al del perdedor sin vida que generalmente le toca interpretar. Del trío de héroes de la cinta, su personaje es el único con algo de talento y además, es el tipo más buena onda que jamás haya existido en la tierra. No es que sea una actuación para ganar el Oscar, pero por lo menos no es lo mismo de siempre.

No se puede decir lo mismo de David Spade y sobre todo de Jon Heder. Lo mejor y lo peor que le pudo pasar a Heder fue Napoleon Dynamite (Jared Hess, 2004), que si bien le dio fama, también creo le creó un muy restrictivo cajón para los papeles que se le permite interpretar. Que pueda con otra cosa, es una pregunta que ni vale la pena hacerse.

Como siempre, hay una que otra broma divertida, pero sobre todo abundan los mismos o similares chistes de mal gusto y lecciones moralizantes que se vuelven aburridos después de un rato.

Sunday, November 6, 2011

Hot Fuzz (Edgar Wright, 2007) – 8.5/10

Edgar Wright es simplemente genial. Hot Fuzz es de lo más divertida, así, sin duda. Acción a lo bruto y comedia sin límites, peor más aun, una excelente narrativa. Entre el gran guión, la fantástica dirección y las mas que adecuadas actuaciones, Hot Fuzz lo tiene todo.

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Nicholas Angel (Simon Pegg) es el mejor policía de la fuerza en Londres. Así que lógicamente sus superiores deciden castigarlo mandándolo al pacifico pueblito de Sutton, para que ya no los haga quedar mal. En este pueblito, donde no ha habido un homicidio en más de 20 años, Angel descubrirá un profundo misterio que necesitara de todo su talento para ser resuelto.

Hot Fuzz es una comedia, pero es también un gran tributo a las cintas de acción, ejecutado por un equipo que definitivamente entiende y ama la magia del cine. Es a las cintas de explosiones, lo que Shaun of the Dead (Wright, 2004) es al cine de muertos vivientes. Lo más sorprendente es lo increíblemente bien que la historia es llevada, desde la tranquila presentación de la situación hasta la desenfrenada conclusión, que hace un excelente trabajo de honorar y burlarse de las cintas de acción gringas.

El guión es genial desde dos perspectivas. Por un lado la manera en que trabaja el ritmo de inicio a fin es genial. El suspenso y los momentos de acción o comedia se combinan y fluyen a la perfección. Después, esta lo simplemente graciosos que son los diálogos. Un humor de lo más inocente, al límite de lo simplón, pero que funciona perfectamente para arrancar más de una carcajada.

La dirección después hace también un gran trabajo. La selección de planos y tomas es simplemente perfecta. La película es emocionante de principio a fin y cada secuencia tiene su propio sentimiento, sea cómico, emocional o simplemente pura adrenalina.

Sin revelar el meollo del misterio, el final es hilarante y exhilarante. Es de lo más divertido con la enorme cantidad de falsos finales, conclusiones perfectas con la frase perfecta, solo para descubrir que todavía hay algo que resolver, como en toda buena película gringa.

Hot Fuzz es el tipo de película que hace del cine un placer. Divertida, emocionante, bien hecha, y queda claro que todo el mundo se la paso a todos dar. Sería interesante ver el resultado si Wright decidiera hace cine "serio". De una u otra manera, es genial.

Shaun of the Dead (Edgar Wright, 2004) – 8/10

Un tributo al clásico de horror Dawn of the Dead (George Romero, 1978) creado por el genial Edgar Wright, Shaun of the Dead es la pura buena onda. La cinta pone en ridículo al género del cine de zombies al mismo tiempo que le rinde tributo y demuestra que Wright es un excelente contador de historias.

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Shaun (Simon Pegg) es un tipo normal con una vida más bien patética, sobre todo gracias a su mejor amigo Ed (Nick Frost) quien es un bueno para nada. El mismo día que Liz (Kate Ashfield), su novia, decide terminar la relación, una plaga de zombies se desata sobre Londres. Shaun se convertirá en el líder de un pintoresco grupo de individuos quienes buscaran sobrevivir.

Wright, quien después dirigiría Scott Pilgrim vs The World (2008) hace un excelente trabajo al presentar la situación. La cinta consigue introducir a los personajes y sus relaciones sin prisas, deteniéndose en el aspecto cotidiano de Shaun y la gente en su vida al mismo tiempo que hace que la acción avance. Logra esto utilizando los dos planos visuales a su disposición. Al frente, Shaun y sus eventos triviales, en el fondo se desarrolla la historia de lis zombies, cada vez más evidente, cada vez más cerca. No solo es genial desde una perspectiva narrativa, sino que le va a la perfección al tipo de humor de esta película. Por supuesto todo culmina cuando Shaun sale a la tienda y no nota ninguno de los....sutiles acontecimientos a su alrededor.

La otra cosa que hace tan buena a la primera mitad de la película es toda la prefiguración. Desde los detalles sutiles ("si lo veo en la mañana, es hombre muerto") hasta los graciosos montajes que ponen en contexto los diálogos de los personajes. Esta manera de jugar con el público y postergar lo que todos sabemos va a suceder es bien divertida. Quizá el único "problema" con Shaun of the Dead sea precisamente que lo solida que es la primera mirad, haga que la segunda se sienta más bien floja.

La transformación de Shaun en un líder implacable y seguro de sí mismo es quizá un guiño a lo poco profundos que son los personajes de este género, pero la verdad es que uno se siente bien de verlo tomar el control.

Además de todo Shaun of the Dead consigue presentar a los zombies de una manera que tiene sentido, y que de verdad da miedo: al inicio, son de risa, lentos y torpes; escapar de ellos es bien fácil, y Shaun y Ed tienen tiempo de discutir sobre que objetos hay que lanzarles, a pesar de estar a solo unos metros. Después, después la situación se complica, pues cientos de zombies, por muy lentos y torpes que sean, son una verdadera amenaza. Como toda persona con se pendido común sabe, la fuerza de los zombies radica en su número. Shaun of the Dead muestra esto de una manera orgánica y lógica. Es decir, si Wright quisiese hacer cine “serio”, lo lograría sin duda.

No sobra decir que en Shaun of the Dead hay un mensaje social que es explicito sin ser un pregón. La secuencia de créditos y el epilogo de la cinta no dejan dudas: los zombies somos nosotros.

Un verdadera joyita narrativa, y además bien divertida, con chistes graciosos y originales, gran dirección y gran guion.

Harlod & Kumar Escape from Guantanamo Bay (Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg, 2008) – 2/10

Harold y Kumar regresan para otra comedia acerca de drogas y…ya. Ahora con mas chistes fáciles acerca del racismo y mas chicas guapas, pero igualmente sin sentido que la primera.

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En un arrebato de valentía, Harold (John Cho) decide escuchar el consejo de su amigo Kumar (Kal Penn) y viajar a Ámsterdam para estar con la increíblemente atractiva vecina a quien le hablo por primera vez hace 15 minutos (en la primera película de la serie). Por supuesto, nada sale como previsto y los dos amigos pasaran por múltiples aventuras que resultan en el re-encuentro de Kumar con la chica de sus sueños (Danneel Ackles). También sale Neil Patrick Harris como Neil Patrick Harris.

Solo hay cierto número de veces en un lapso de menos de dos horas que uno puede burlarse de manera suavecita de lo ignorantes y racistas que son los gringos. Solo hay un cierto número de veces en el mismo tiempo que uno puede hacer bromas acerca de las conversaciones que suceden cuando los involucrados están bien puestos. Esta película excede ambos números y lo graciosa que pudo haber sido desaparece rápidamente.

El poema que le dedica Kumar a su amiguita especial esta gracioso y da ternura y otra vez se ve que todo el mundo se la paso re bien, pero una vez más, ese es el único merito de la cinta.

Harlod & Kumar go to White Castle (Danny Leiner, 2004) – 2/10

Una comedia de situación donde las cosas más ridículas suceden una después de la otra y el resultado final posiblemente seria buenísimo, si uno consumiese tanta marihuana como los personajes principales durante toda la cinta.

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Harold (John Cho) es un dedicado trabajador en una firma de abogados o contadores o algo similar. Su mejor amigo Kumar (Kal Penn) es un talentosísimo estudiante de medicina sin ninguna intención de trabajar. Ambos son muy amigos del porro y después de una memorable sesión, deciden que solo las hamburguesas White Castle pueden satisfacer su hambre. Para llegar a ellas, deberán pasar por una gran cantidad de aventuras. También aparece Neil Patrick Harris interpretándose a sí mismo.

No hay mucho más que decir. Algunos de los chistes son divertidos, pero por alguna razón, estas apologías de las drogas con duración de 90 minutos no consiguen convencerme de su valor de entretenimiento. A pesar de que en un desplante de aburrimiento (y una enfermiza necesidad por saber cómo termina toda historia con la que entro en contacto) decidí ver esta cinta y su secuela, no me parece que haber pasado tres horas mirando al techo hubiese sido una mucho peor inversión de tiempo.

Es cierto que hay una innegable química entre John Cho y Kal Penn, y que verlos pasársela bien, porque se nota que todo el mundo en la producción se la pasó bien, transmite algo de esa alegría, pero fuera de eso…no hay nada más.


Superbad (Greg Mottola, 2007) – 6.5/10

Sin ninguna pretensión intelectual o artística, Superbad es la historia de dos buenos amigos que siguieron siendo amigos el suficiente tiempo como para hacer una película de cuando eran amigos en la preparatoria. Cuentos de adolescentes llevados al extremo con muchas palabras altisonantes (186 usos de la palabra fuck en tan solo 118 minutos); Superbad es bien divertida.

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Seth (Jonah Hill) y Evan (Michael Cera) han sido mejores amigos desde siempre, y ahora se enfrentan a las últimas semanas de inseparable amistad, pues irán a universidades diferentes. La ocasión será marcada cuando, gracias a la licencia de manejar falsa de su perdedor amigo Fogell (Christopher Mintz-Plasse), son capaces de comprar alcohol y por tanto invitados a una gran fiesta, donde estarán las chicas de sus respectivos sueños. Evidentemente nada sale como planeado, muchas situaciones ridículas e hilarantes ocurren, y los conflictos emergen.

Superbad esta libremente basada en las desventuras de adolescentes de los escritores de la cinta, el simpático Seth Rogen y su amigo Evan Goldberg. No hay mucho que decir acerca de la película en términos narrativos o en ningún otro termino en realidad, excepto que tiene muchos momentos muy, muy graciosos que juntos hacen de esta estúpida comedia gringa, una estúpida comedia gringa que vale la pena.

La historia de los dos amigos y la ansiedad que produce un cambio tan importante en su vida se pierde entre tanta situación exagerada, aunque la escena final consigue ser de verdad conmovedora.

Fuera de eso, es simplemente escuchar a Seth y Evan decir tonterías a través de los actores que los interpretan y reírse mucho con los chistes que funcionan bien por su espontaneidad.

Superstar (Bruce McCulloch, 1999) – 3/10

Una cinta mas inspirada en un personaje de Saturday Night Live, que también cuenta con la presencia de Will Ferrell, aunque no en el papel principal. Superstar es apenas divertida y es quizá solamente el recuerdo de lo buena que era la serie en esa época que lo mantiene a uno atento durante hora y media.

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Mary Katherine Gallagher (Molly Shannon) es una peculiar estudiante de secundaria con un solo sueño: recibir uno de esos besos de final de película. Además de eso, tiene solamente un sueño: ser una súper estrella. El show de talento de su escuela le presenta la oportunidad perfecta para conseguirlo, aunque no exactamente de la manera que esperaba.

A diferencia de A Night at the Roxbury (Frontengerry, 1998), u otras comedias en el mismo espacio, Superstar carece completamente de esa escena (o escenas cuando todo va bien) que son tan estúpidamente graciosas que de pronto todo vale la pena. Ni siquiera los bailes de grupo llegan al nivel de hilaridad mínimo necesario.

Por alguna razón el personaje de Mary Katherine Gallagher siempre me dio risa. Algo acerca de su manera de murmurar y de pronto gritar y ser tímida pero con desplantes de grandeza me parece divertido. Desafortunadamente, no lo suficiente como para justificar hora y media de película.

Del mismo modo, momentos que debieron ser chuscos, como Will Ferrell en forma de Jesús, se quedan cortos y no dan risa.

No es que toda la cinta sea mala, pero no es tampoco muy buena…

Hollywood Ending (Woody Allen, 2002) – 6.5/10

Otra vez Woody Allen cuenta hace una película sobre sí mismo, pero al menos esta vez la historia es lo suficientemente entretenida en sí misma como para que la película no dependa solamente de los sagaces diálogos de Allen. Aunque esos diálogos siguen siendo lo mejor de la cinta.



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Val Waxman (Woody Allen) es un director de cine venido a menos que solo busca una oportunidad para demostrar de lo que aun es capaz. Es oportunidad viene de su ex esposa (Téa Leoni), quien dejó a Val por un poderoso ejecutivo de Hollywood (Treat Williams) quien controla el proyecto en cuestión. Unos días antes de empezar la filmación, Val desarrolla una ceguera psicosomática. Lógicamente, hace todo lo posible para dirigir la película sin ver, y sin que nadie sepa que está ciego.


Woody Allen interpretando a un director de cine neurótico, con problemas con las mujeres en su vida, absorto en sí mismo y enamorado de New York, es un papel ni mandado a hacer para él. Salvo porque el mismo lo escribió para sí…varias veces.


Si bien Hollywood Ending cae en este y otros lugar comunes del cine de Allen, el conflicto en la situación es bastante divertido y las interacciones resultado de ello son también entretenidísimas. Es un poco más fácil sentir empatía por el personaje principal que en otras ocasiones. Aun así, se siente un poco falso cuando las cosas terminan siendo casi casi ideales para él.


La progresión de la historia sufre un poco para satisfacer la exploración de dudas existenciales, pero no se siente demasiado. Hay un par de situaciones que parecen realmente sacadas de la nada, en particular la aparición del hijo de Val. Se supone que debemos aceptar que ahí está el meollo del asunto, cuando no hay ninguna mención, ni pista siquiera, de la existencia del perturbado adolescente hasta la segunda mitad de la cinta.


El final también es un deus ex machina. Quizá un poco más molesto que en el cine gringo tradicional, porque en esta ocasión ni siquiera hay un momento pseudo revelador para justificar el final feliz. Aquí, simplemente pasa. Aunque quizá sea así en realidad, pero más bien parece que como en Deconstructing Harry, Allen esta más preocupado por garantizarse un buen final que por contar una historia que tenga sentido.


De una u otra manera, uno se la pasa bien.