Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, November 21, 2011

Al filo de la mentira (John Madden, 2010) - 6.5/10

The debt es una buena película de acción,remake de una película israelí e 2007, con algo de reflexión sobre la honestidad y las deudas que se tienen, hacia la familia, el país, los padres, y sobre todo consigo mismo. ¿Tiene uno el derecho de decir la verdad cuando esto pone el peligro el equilibrio y la paz que se ha conseguido con una mentira? Servida por unos buenos actores y una estructura narrativa que insiste sobre los juegos con la verdad.

Ficha IMDb

Dos equipos de actores: los de 1965, época de la misión del Mossad en Berlin Oriental: Helen Mirren, Tom Wilkinson y Ciaran HindsY él de 1995, fecha de la publicación del libro que relata esta misión: Jessica Chastain, Marton Csokas y Sam Worthington .

Entre las dos fechas, treinta años de mentira. Mentira de los ahora viejos Rachel (Helen Mirren), Stephan (Tom Wilkinson) y David (Claran Hinds ). Mentira asumida y celebrada por un país entero, por una hija admirativa, la autora del libro, y por todo un círculo intelectual.

Mentira que los responsables, los que han actuado en 1965, viven de una forma muy distinta: el padre, Stephan, no duda en ningún momento de que la decisión que impuso a sus compañeros fue correcta (y eso le sirvió para subir peldaños en la política israelí), la madre, Rachel, mucho más dudosa, al punto de no contestar a las preguntas de su hija mientras esta escribía el libro. Desde el principio de la cinta, sus reticencias se hacen claras frente a la gran recepción que se le hace al libro de su hija y a la celebración que se hace de su propio heroísmo. Y el tercero, el sacrificado en su amor por Rachel , David, ya no puede soportar a la situación y se avienta bajo un camión.

La construcción de la película hace patente el peso del pasado: la primera parte, 1995, muestra las actos públicos de la presentación del libro: conferencia, lecturas, cena de gala. La lectura pública nos permite ver la versión oficial de los hechos de la noche del 31 de diciembre de 1965 en flashback, que empieza con la voz off de Helen Mirren leyendo.

Vuelta al 95 y explicación del suicidio de David: un periodista ha encontrado al doctor Dieter Vogel, el “Cirujano de Birkenau” objetivo de la misión y supuestamente matado por Rachel cuando trataba de huir, esta famosa noche del 31 de diciembre. De ahí, la historia se va según los dos ejes de la realidad: el verdadero desarrollo de la misión de 1965, con su fracaso final, y la nueva misión de Rachel en Ucrania, para corregir el error y acabar con el Doctor. Esta vez exitosamente. Porque, Stephan lo sabía, no podían fallar la misión de traer al Dr Vogel era un deber hacia su país, sus familiares, sus conciudadanos. El monstruoso doctor no podía escapar. Más que una decepción para todos, dejarlo ir era traición.

Dicho sea de paso, la película expone las complicidades de los países socialistas con los verdugos nazis: primero Alemania Democrática, después Unión Soviética (ahora Ucrania independiente)

En lo personal lo que más me impresionó fue la imponente presencia del Dr Vogel (Jesper Christensen). Las consultas con Rachel, quien se hace pasar por una mujer esteril, con su fría competencia de ginecólogo, hacen temer en cualquier momento unas acciones o palabras peligrosas. Pero sobre todo cuando, encadenado al radiador, tiene la fuerza moral para llevar a cada uno de sus celadores adonde él quiere. A hacerles perder el control, solo por su aceptación o rechazo de la comida, por su mirada, por sus palabras sabiamente (maliciosamente) escogidas, su tono y ritmo de voz. Y la fuerza con la que sigue luchando a los más de 80 años en el asilo en Ucrania. Y que la fuerza de la maldad mantiene vigoroso hasta el final. Con el orgullo de ser una celebridad, aún si es una celebridad odiosa. El podía parecer simplemente un verdugo nazi que aprovechó una situación política perfecta para satisfacer sus propias curiosidades enfermizamente científicas. Pero la perfecta interpretación de Jesper Christensen logra mostrarnos un ser fundamentalmente malo. Realmente un gran papel, aunque no sea de primer plano.

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