Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Friday, October 31, 2014

La Menace (Alain Corneau, 1977) – 6.5/10

Aunque la historia no sea la más original, cuenta con buenos actores, la narración es ágil y tiene una persecución con enormes trailers que da miedo.

Ficha IMDb

En el sur oeste de Francia, Henri Savin  (Yves Montand) administra una compañía de transporte. Es honesto, trabajador, no permite que se usen sus vehicules para transportes ilícitos. Su defecto es tener un carácter un tanto irascible. Antes de vivir ahí, ha pasado tiempo en Canadá, Vancouver más precisamente, haciendo el mismo trabajo y viviendo con Dominique Montlaur (Marie Dubois) dueña de la empresa.

El problema es que  Dominique quiere seguir con la relación cuando Savin  ya ha pasado a otra, con Julie Manet (Carole Laure,a quien le quitaron su acento quebequense), más joven y menos adinerada.

Loca de celos, Dominique le propone a Julie un trato: mucho dinero para que se vaya y deje a Henri. Cuando esta se niega, Dominique,desesperada y tal vez un poco para molestar a los dos tórtolos, (Julie Le anunció que estaba embarazada), se avienta al acantilado.

Obviamente, todas las evidencias llevan a sospechar de Julie. El inspector en turno, el comisario Waldeck  (Jean-François Balmer) no sabe bien si creer a la culpabilidad de  la linda joven, quien lo enternece.Henri siembra las evidencias para que las sospechas se dirijan hacia él. Y huye hasta Canadá. 

Mientras Julie,liberada, espera a su bebe, da a luz y vuelve al trabajo, él consigue un empleo de conductor de tráiler en la región de Vancouver.Ahí organiza su desaparición para volverse a encontrar con su amada en Melbourne. Para eso, finge ser atacado por el criminal que ya ha matado a varios conductores. Por segunda vez, toma el lugar de un asesino; la primera vez, no hubo asesino; la secunda, sí existe uno. Eso va a perder a Henri porque no contaba con la solidaridad de los camioneros quienes deciden tomar la justicia en sus manos.

Lo interesante reside sobre todo en la última parte de la cinta. Ya desde el momento en que Savin idea su plan para salvar a Julie, y se pone a ejecutarlo, todas las escenas se vuelven sin dialogo.   Actúa solo, no tiene que hablar.Esta característica se acentúa cuando está en Canadá. Vive solo, trabaja solo. Dispone, una después de la otra, las piezas del puzzle de su desaparición. No tiene contacto con nadie. 

Solo lo acompaña la música, un jazz triste de Gerry Mulligan, que desaparece cuando los ruidos exteriores, como el motor de los enormes camiones, acaparan toda la atención. Vuelve a aparecer en las tomas dentro del pequeño coche. Porque, después de lanzar su tráiler al abismo (y las montañas alrededor de Vancouver son muy escarpadas, como lo muestran muy bien unas tomas aéreas), cambia de coche en varias ocasiones hasta acabar en un diminuto Volkswagen. Es ahí donde la cinta se torna espectacular. Una persecución entre David y Goliath, con la diferencia que hay varios Goliaths, absolutamente enormes, y que ellos van a ganar. Juegan con el pequeño Volkswagen, se lo lanzan como pelotita, lo obligan a ir a donde quieren, para acabar aplastándolo en una escena al ralentí espantosa y magnifica. 

Esta última secuencia vale todas las posibles persecuciones con efectos especiales. No ha perdido su efecto angustioso. Y eso que tiene ya casi cuarenta años.

La historia no es nada inventiva: una historia de celos, de amor, de sospechas y un buen plan para escapar. La dirección de actores no es original. Los actores, por cierto, tienen un talento sólido. La fuerza de Montand se equilibra bastante bien con la fragilidad de Carole Laure, y la pasión de Marie Dubois, quien sirve muy bien su personaje de mujer rica, dueña de una empresa y una hermosa mansión en medio de los viñedos, nacida en una familia burguesa , terrateniente, habituada a que se cumplan sus deseos.Jean-François Balmer, joven todavía, no desmerita, en su papel de comisario atento a los detalles, deseoso de establecer la verdad pero sensible a sutilezas que lo hacen dudar.

Sin embargo, la cinta plantea la pregunta de la validez de las evidencias en una investigación policíaca y,por consecuencia, en un juicio y una sentencia. La significación de las evidencias depende de quien las ve. Siempre se podrán mal interpretar. 

El suspenso de la felicidad de  Julie, subiendo hacia el avión con su bebe, feliz de saber que el plan funcionó, ya que tiene en las manos el periódico que anuncia la muerte de su amante, constituye una nota final desesperantemente  irónica. 

Monday, October 27, 2014

Avant l'hiver (Philippe Claudel, 2013) – 8/10

Una cinta muy sensible, sobre el paso de los años y las preguntas sobre si valió la pena lo que se hizo y lo que se consiguió. Una tal vez última llamada o propuesta de la vida hace que de repente todo se desestabilice. Con dos grandes actores perfectos. 

Ficha IMDb

A los sesenta años, tienen una hermosa casa con un magnífico jardín que la esposa, Lucie (Kristin Scott Thomas) cuida con profesionalismo. El esposo, Paul (Daniel Auteuil) es un neurocirujano de renombre. Tienen un hijo casado y padre de una niña chiquita que los abuelos cuidan de vez en cuando con mucho cariño. Todos se reúnen en el jardín para comer con amigos, en particular el amigo Gérard (Richard Berry), psiquiatra, o y secreto enamorado de Lucie desde sus años de universidad. También juegan tenis y Robert deja siempre que Paul gane. Como Lucie siempre prepara cenas delicadas para su esposo aunque llegue tarde. En realidad todos consienten a Paul, quien es también muy admirado por sus pacientes, sus colegas de la clínica y los empleados del consultorio. Paul es el centro de la vida de mucha gente pero eso no lo sorprende. En su vida, todo le parece estar en su lugar 

Un día le llegan flores a su consultorio, después en la casa, y en la clínica, y en el parabrisas del coche. Al mismo tiempo la joven magrebí Lou (Leila Bekhti), que atiende el café donde Paul se detiene a veces, empieza a entablar conversación. Inclusive le asegura que él la operó de apendicitis hace varios años, cosa que él no recuerda para nada. 

Y poco a poco, Paul se va a dejar llevar, cual personaje de Simenon, a entrar en esta vida alterna que se le propone. Hasta meterse en mentiras, indiscreciones y perder el sentido del equilibrio. Junto a él, su amigo, su esposa y su hijo miran como se va alejando. 

En el hermoso jardín invadido por el invierno que se aproxima, por las hojas muertas y la bruma, en el parque y las calles de la pequeña ciudad, la vida se hace lenta, temerosa. Todos están como a la expectativa de lo que va a pasar, de lo que en realidad significa esta joven. ¿Estudiante, prostituta de altos vuelos, o chica de la calle, enamorada, admiradora, mentirosa, aprovechadora? 

Parte de la respuesta la dará ella misma a Paul, con un casete que grabó de la canción preferida de su abuela: Comme un p’tit coquelicot. La verdad de una chica solitaria. Otra respuesta vendrá de la policía, después de encontrarla suicidada en su bañera: se trataba de una estafa organizada en complicidad con una amiga. Y Paul no era la primera víctima. 

La vida vuelve a la normalidad, pero queda la canción de amor triste y quedan las heridas.

La música de La Bohème, puntúa la cinta, acentúa el enigma del personaje de Lourdes. La cinta tiene mucho de Chabrol, en este mundo burgués muy acomodado, donde las pasiones calladas durante mucho tiempo explotan de repente. 

Daniel Auteuil y Kristin Scott Thomas tienen una química maravillosa de viejos compañeros, que se entiende ya que han trabajado juntos en varias ocasiones, en proyectos con este mismo delicado desequilibrio: Petites coupures de Pascal Bonitzer (2003). 

Lourdes, y su interprete Leila Bekhti, perturban esta armonía, estorban, lo que está bien ya que es el tema de la cinta. Pero al mismo tiempo molesta que se le de tanto tiempo a esta chica mal educada, sin distinción, que se imponga de esta forma. Ella no tiene los matices y sutilezas de los “adultos ".no debería ocupar todo este espacio. 

Después de Il y a longtemps que je t’aime (2008) también con Kristin Scott Thomas, Philippe Claudel demuestra su talento sutil, poético, lleno de implícitos y dolores apagados pero siempre listos a resurgir, como lo hace en sus novelas Les Âmes grises (2003) adaptado por Yves Angelo en 2005, y Le Rapport de Brodeck (2007). No hay que perderlo de vista. 

The Giver (Philip Noyce, 2014) - 5 .5 /10


La desventaja para esta cinta fue salir después de Divergent, aunque la novela haya sido escrita antes, en 1993, cuando todavía no estaba de moda. Porque parece que es la enésima imitación de otras tantas cintas para jóvenes. A eso se agrega una cierta falta de entusiasmo de parte de los actores que la vuelve una cinta un poco aburrida.

Ficha IMDb

Fin de la adolescencia: los jóvenes Jonas (Brenton Thwaites), Fiona (Odeya Rush)  y  Asher (Cameron Monaghan)  están a la víspera del gran día que va a decidir de su porvenir. Viven en una ciudad, o mundo, donde todo está perfecto: bonitas casas, bonitas familias, bonitos jardines, bonitas bicicletas. Pero, como no hay sentimientos, ni recuerdos, ni sufrimientos, no hay colores.

Al día siguiente todos los habitantes se reúnen para escuchar, de la voz de la Jefa Elder (Meryl Streep) la asignación que se hizo a cada uno de los jóvenes, después de observarlos en sus varias actividades. Porque en esta civilización todos están, todo el tiempo, bajo la mirada de un gran observador. 

A  Jonas se le da la función, única, de ser el recibidor de todos los recuerdos a los cuales  no tienen acceso los individuos. Esta memoria colectiva es privilegio de un ser por generación. Actualmente, el poseedor es el “dador de recuerdos” del título  (Jeff Bridges).

Conforme va recibiendo, por telepatía, esos conocimientos de la especia humana, a Jonas  se le abre un horizonte de reflexión y sensibilidad. Empieza a ver en colores, a entender, a preguntarse, a sentir y sufrir.

Su deseo será a partir de entonces compartir con los que lo rodean, empezando por Fiona (porque, en una cinta para adolescentes, es imprescindible una historia de amor).  

Lo interesante de esta historia es que, al mismo tiempo que trata de memoria colectiva, ella misma se sitúa dentro de una herencia cultural. Es el resultado de una larga tradición de distopías, forjada principalmente desde Huxley (A Brave New World - 1932 y George Orwell (1984 – 1948). 

Bebes en incubadoras, seleccionados según sus probabilidades de adaptación, inyección diaria de un producto proveedor de felicidad, ausencia de la muerte, novolengua con eliminación de ciertas palabras, eufemismos, perífrasis (no tan alejada de nuestra lengua políticamente correcta), y fórmulas de cortesía automáticas (pedir perdón, y aceptar las excusas). Observación permanente por un ojo exterior y omnipresente, e intervenciones de una voz correctora. Todo esto existe en las obras de dos grandes autores. El uso de la madres de nacimiento aparece en A Handmaid’s Tale (Schlöndorff, 1990), adaptado de una novela de Margaret Atwood El mundo creado en The Giver es interesante pero no tiene nada novedoso.

Otro parecido con Divergent, la figura que domina la sociedad es una mujer, ya madura. Kate Winslett, Meryl Streep, recuerdan a las madres de Dune. Y no olvidemos la “nueva” sensación de deslizarse en trineo, como una alusión al Rosebud de Citizen Kane.

La ficción en sí, no es tampoco novedosa: la meta de  Jonas suena falsa, y el final de su búsqueda, este largo viaje con un bebe en los brazos, no tiene mucho sentido. El artificio del final con el suspenso de si llegara a la frontera a tiempo para salvar a Fiona de sus torturadores, es un truco para niños. 

Visualmente, la idea del mundo en blanco y negro que se va poco a poco coloreando es interesante y facilita la comprensión de la pobreza de un mundo sin recuerdos. Pero no es la primera vez que se ve: Pleasantville (Gary Ross – 1998) ya usaba esta estética. 

Las inyecciones de memoria colectiva, con imágenes documentales a color, recuerda singularmente Lucy, con sus animales en libertad y sus colores un poco quemados. 

El asunto de eliminar la sensibilidad en la sociedad futura se vio antes en Equilibrium (Kurt Wimmer – 2002), una película bastante mejor lograda, en tonos de gris también, que recreaba un ambiente realmente frio y falto de sensibilidad, con la soledad de un hombre adulto, policía de sentimientos.  The Giver, no se atreve a saltar a este extremo de frialdad, la historia se queda en el borde, guarda demasiados lazos con lo sentimental. Tal vez porque el público adolescente no tiene la capacidad intelectual de soltar el sentimentalismo.

Hablando de público adolescente, ciertamente lo que le falta a la cinta es acción, aspecto que cumplían perfectamente bien Divergent y The Hunger Games. Esta es demasiado tibio en muchos sentidos.

Ahora bien, si despierta la curiosidad hacia los grandes pioneros literarios de la distopía, y lanza a los adolescentes a leerlos… ¡enhorabuena! 

Along Came a Spider (Lee Tamahori , 2001) - 6/10

Un buen suspenso, eficaz, sin pérdida de tiempo en asuntos sentimentales, con bastante reflexión para mantener al espectador atento. Actores sólidos. Un trabajo muy honesto .

Ficha IMDb

Alex Cross, detective especial y “profiler” del FBI, ya conocido por su investigación en  Kiss the Girls – Besos que matan (Gary Fleder- 1997), a partir de una novela del mismo James Patterson, lleva el  mismo tipo de investigación, ahora en búsqueda de una niña. Megan (Mika Boorem), hija del senador Rose (Michael Moriarty) ha sido secuestrada en su escuela privada y privilegiada en Washington, a pesar de la vigilancia del servicio secreto, presente hasta en los salones de clase, medida de protección aparentemente necesaria ya que los alumnos son hijos de políticos de todo el mundo. El autor del secuestro es uno de los maestros, el profesor Gary Soneji (Michael Wincott), quien acaba de darles como tarea a sus alumnos investigar sobre Lindbergh, el famoso aviador.

Lindbergh será uno de los hilos conductores en la sesuda investigación que debe efectuar Ross, ya que el secuestro del hijo del aviador apasionó al pueblo estadounidense en el año 1932 Desgraciadamente el niño nunca fue encentrado vivo. Pero nuestra Megan es una chica muy combativa e inteligente y sabe defenderse.

El detective es acompañado en su búsqueda por la joven oficial de servicios secretos Jezzie Flannigan (Monica Potter).

Un buen suspenso, algo de reflexión, aceleraciones cuando se necesita para variar el ritmo en una narración cronológica clara, mantienen la atención. Un giro inesperado para la última media hora permite tener todos los ingredientes de una buena película de suspenso. Morgan Freeman es impecable en su gabardina y su papel de detective listo, culto, convencido de su función, sin ataduras sentimentales que le quiten eficiencia. 

Todo funciona bien. No es una obra maestra de dirección o fotografía, pero la música es eficaz. Se trata de un buen entretenimiento. 

The Judge (David Dobkin, 2014) - 5/10

Demasiado larga para una historia muy predictible. Viejos rencores no digeridos. Oposiciones entre generaciones y entre gente de pueblo y gente de ciudad. Más un juicio bastante aburrido. 

Ficha IMDb

Imagen convencional del abogado famoso en la gran ciudad, Hank Palmer (Robert Downy Jr) viste traje perfecto, habita una casa hermosa con gran jardín y hortensias azules, maneja coche deportivo. Su hija Lauren (Emma Tremblay) de unos ocho años es preciosa y su esposa Lisa (Sarah Lancaster) tiene cuerpo perfecto. Hank es la arrogante viva imagen del éxito. No tiene compasión para nadie. Siempre tiene la razón y todos deben doblegarse ante él. 

Pero tiene que hacer una pausa cuando se entera de la muerte de su madre, allá, en su pueblito de origen en Indiana. Campos infinitos de maíz, una iglesia, un restaurante, unas cuantas tiendas, y, dominando todos los techos, el edificio del tribunal, donde reina el padre de Hank, Joseph Palmer (Robert Duvall), juez desde hace cuarenta y dos años. Un juez duro pero preocupado por los que ha condenado. 

El regreso al pueblo natal se acompaña del reencuentro con los hermanos, Glen, el mayor, Vincent d'Onofrio), cuyo futuro glorioso en el baseball ha sido troncado por un accidente automovilístico, el menor, Dale (Jeremy Strong), apasionado de viejas películas. Tambien están la ex novia, Samantha Powell(Vera Farmiga) ,dueña del restaurante , y el padre en su mansión, el famoso juez.

Todo lo que encuentra Hank lo pone de malas, desde su recamara convertida en cuarto trastero, cada actitud, palabra, o falta de actitud o palabra de su padre hacia él.

Cuando el honorable juez viudo es acusado de arroyar y matar a un hombre, recién liberado, que había sentenciado a prisión, Hank se siente obligado a defenderlo. No tanto por amor filial que por orgullo y sentido de su superioridad comparado al joven abogado de la ciudad, C.P. Kennedy (Dax Shepard)  

El juicio avanza, los secretos pasados y presentes nos son revelados, Hank expresa sus reproches, el padre sus motivos educativos, la enfermedad (inevitable cáncer) progresa, Hank descubre que, tal vez, tuvo una hija (Leighton Meester).

Pequeños altibajos en la historia, con ritmo regular y monotono. Único momento un poco más intenso: la amenaza de tornado que mete a todos en el sótano, viendo viejas películas caseras. 

Buenos sentimientos, explicaciones, reconciliaciones...... 

Roberto Duvall sale bastante bien del papel de viejo juez y viejo patriarca. Pero Robert Downy Jr, sobreactúa. Entre payaso y adolescente berrinchudo y pretencioso. Odioso sin ninguna sutileza. 

Ni la historia, ni las actuaciones, ni la puesta en escena o la fotografía merecen estas más de dos horas de paciencia. Ni siquiera es una película emotiva o lagrimosa. 

Pero la región se ve bonita: hermoso lago, grandes maizales...... 

Tuesday, October 21, 2014

The Hundred-Foot Journey (Lasse Hallström, 2014) - 6/10

Otra película de cocina. Con mezcla de inmigración, adaptación y tolerancia. Una pizca de provincia francesa. Pero parece que ver platillos le da alegría al corazón. Y hay que admitir que la presencia de buenas actores ayuda. 

Receta IMDb 

Una familia de la India, después de ver su restaurante destruido en un ataque de intolerancia racial-religiosa, en el cual muere la madre (Juhi Chawla), se instala en Inglaterra. Pero el mal clima los empuja al continente europeo. El azar y una falla mecánica los obligan a quedarse en un pueblo del sur de Francia, Saint Antonin. (¡Otra vez el cliché de que el sur de Francia es el paraíso!) .

Un restaurante abandonado, bastante dinero para comprarlo y renovarlo, y la familia Kadam se lanza a una nueva aventura gastronómico-comercial. El problema es que, del otro lado de la calle, justo en frente de "Maison Mumbai", se encuentra el tradicional y muy afamado restaurante Le Saule Pleureur de Madame Mallory (Helen Mirren), buscando con esmero su segunda estrella Michelin, y atendiendo una clientela distinguida. 

Con eso se dispara un duelo entre los dueños, el patriarca Papa Kadam (Om Puri ) y la mujer soltera, él que reina con cariño firme y la que domina con clase y puño de hierro. En paralelo se juega la relación entre los jóvenes, el hijo Hassan (Manish Dayal) y la aprendiz de chef del Saule Pleureur,  Marguerite (Charlotte Le Bon).

No hay nada muy original en esta historia. Sigue las pautas de cualquier comedia: la instalación con los problemas, las trampas mutuales, el reconocimiento del talento del otro, la tregua. Obviamente viene el tiempo de alejamiento: después de pelear con Marguerite, Hassan va a Paris a perfeccionar su formación, y se hunde en la cocina molecular, provocando el desconcierto paternal.Lo que no impide un acercamiento entre los dos miembros de la generación madura. Hasta la reconciliación final, de generaciones, estilos de cocina y nacionalidades.

Los platillos son bonitos. Los actores tienen talento y empatía. El alcalde de Saint Antonin (Michel Blanc) desborda carisma y glotonería. La presencia de Helen Mirren, si bien se aprecia, no deja de provocar cierto desajuste: habla con su equipo en ingles para que todos entiendan, cuando se supone que estamos en un pueblito perdido en el fondo de Francia, donde la xenofobia hace pintar sobre los muros: “Francia a los franceses”. 

Es una cinta tierna, divertida y bonita, tal vez un poco larga. Claro, recuerda a Chocolat (2000) , del mismo director, con el mismo pueblo provinciano del sur, y un talento culinario exótico , rechazado por la tradición lugareña. 

Pero, de verdad, ¿es la cocina la única actividad humana que puede inspirar “feelgood movies”?  Esperamos con impaciencia cintas sobre jardinería, tejido, bordado, o demás artes manuales. 

Monday, October 20, 2014

Boule de Suif (Christian-Jaque, 1945) – 7/10

Adaptada de dos muy famosas novelas cortas de Maupassant, ubicadas durante la ocupación alemana de 1970 en Francia, la cinta expresa claramente su admiración a la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, haciendo un poco de lado la acerba crítica social y moral del autor. El cuento Boule de Suif había sido adaptado poco antes por John Ford en su primera cinta sonora Stagecoach (1939), revelando al joven John Wayne.  

Ficha IMDb

Cuando la ciudad de Rouen se ve invadida por las tropas alemanas después de la derrota del Segundo Imperio, dirigido por Napoleón III, la gente empieza a buscar salir. Algunos por asuntos económicos, porque tienen dinero guardado en Inglaterra otros porque no soportan la idea de convivir con el enemigo.

En la cinta como en la novela, todo pasa en lugares cerrados, la primera escena nos ubica directamente en el ambiente de la ocupación y la resistencia. Un hombre huye de los soldados y se refugia en el cuarto de Boule de Suif en un hotel. La joven es mostrada desde el principio como patriota, sin que se ponga muy en evidencia su oficio de prostituta.  

La oficina del hotel, donde cada uno hace su reservación para el viaje, es el lugar perfecto para presentar a cada uno de los que serán los viajeros en la diligencia. Uno después del otro, llegan a pedir, suplicar o exigir un lugar para escapar. Cada uno designa los responsables para esta derrota. Es culpa de la revolución de 89, de la de 1848, de Carlos Quinto…. Es una magnífica oportunidad para que cada actor luzca su talento y defina su personaje.

Adentro de la diligencia, la convivencia es obligada. La gente bien como el conde (Marcel Simon) y la condesa de Bréville (Louise Conte) o el matrimonio rico, los Carré-Lamadon  (Pierre Palau y Janine Viénot ) pertenecen al mismo medio acomodado , et Madame Loiseau (Suzet Maïs) también se consideran a sí mismos como gente de buena reputación, aunque sean solamente comerciantes en vinos y licores. Y todos concuerdan en que el ocupante no es tan malo como se podía temer.  La cinta no permite decir lo que el narrador de Maupassant insinúa: Madame Carré-Lamadon es el consuelo de los jóvenes oficiales, el conde no es hijo de su padre. Y todos en Rouen saben que “Loiseau vole” (el ave roba). 

La sociedad menos glamorosa está representado por dos religiosas (Mona-Dol), y un “rojo” Cornudet (Alfred Adam) quien vota del lado equivocado y ha participado en acciones contra el ocupante. Los asientos marcan bien la separación: las religiosas separan a los “parias” de los buenos. 

El viaje es largo porque es invierno y las carreteras están lodosas, además de la amenaza constante de los franco tiradores. Situación que el guionista se sacó de la imaginación, o de la memoria personal, porque no hay huella de resistencia organizada, ni en los libros de historia, ni en las ficciones de Maupassant. 

El tiempo pasa, el hambre aparece. Boule de Suif, mujer práctica y comelona, tiene una gran canasta bajo el asiento. Empieza a comer, se puede uno imaginar el olor a pollo, a pan, en este pequeño espacio. ¿Qué va a ser más fuerte, los principios morales o las exigencias del estómago? Boule de Suif es buena chica y ofrece, primero a las religiosas. Monsieur Loiseau, poco discreto y lleno de curiosidad hacia la joven, es el siguiente en sucumbir a las seducciones de la canasta. Uno después del otro, los demás abandonaran sus aires de superioridad para llenarse el estómago y se verán en la obligación de dirigirle la palabra a Boule de Suif. La convivencia, la armonía reina entre los pasajeros. El amor entra, no por los ojos, sino por los estómagos. A estomago contento….

Después de un largo día, se llega a otro lugar cerrado, el cuarto del albergue en Tôtes, como en un tercer acto de una obra teatral. Ahí se forma el nudo de la historia: el comandante alemán condiciona la salida de la diligencia al favor sexual de Boule de Suif. Los pasajeros lo descubrirán al día siguiente cuando verán la diligencia sin caballos. Al principio, todos están escandalizados por la inmoralidad, la prepotencia, de este oficial extranjero.

Pero, con el paso de los días, la inmovilidad forzada, el aburrimiento, las ideas prácticas vuelven. ¡Que esta mujer haga su trabajo! ¡Después de todo, es su oficio! Una estrategia se despliega, el trabajo de convencimiento se organiza. El conde toma su voz protectora, las mujeres hablan de heroínas históricas, la religiosa de heroínas bíblicas. Sacrificarse es el lema. Y Boule de Suif se sacrifica para el bien de la comunidad. 

Claro que, al día siguiente, cuando la diligencia retoma su viaje, todos la desprecian otra vez, nadie le regala una mirada o una migaja de las canastas que, esta vez, han preparado para el trayecto. 

En alterno, Cristian-Jaque enseña el Castillo de Uville con los cuatro oficiales alemanes, los estragos causados por Mademoiselle Fifi (Louis Salou), el teniente prusiano llamado así por su uso de la expresión francesa de desprecio “Fi”. Todos se aburren, las únicas distorsiones posibles son mandar a ejecutar a algunos rehenes, amenazar al cura (Denis d’Inès) quien se niega a tocar la campaña de la iglesia, disparar a los retratos de la colección del Comte de Uville, comer y beber. 

Se reúnen las dos historias con un alarde un poco artificial: la presencia de los franco tiradores. Estos atacan el coche de las prostitutas, y el soldado encargado de llevarlas imagina, para salir del problema y cumplir con su misión, llevar a las cuatro señoras de la diligencia, abandonando en la carretera a los hombres y las religiosas, que no le son de utilidad.

En toda esta secunda parte de la historia, el camino después del sacrificio de Boule de Suif como “ausweis”, se ven claramente las intenciones de celebrar a la Resistencia francesa. Cornudet lee la carta de Hugo, llamando a la resistencia, clara alusión al llamado de De Gaulle del 18 de Junio 1940. Inclusive se oye la Marsellesa como discreto fondo sonoro.

La cena de los oficiales con las damas acaba en la sangre, porque Boule de Suif no puede soportar los insultos de Mademoiselle Fifi a Francia, a los hombres y mujeres de Francia.

Como en un cuento, la joven encuentra asilo en el campanario del pueblo, de donde agita con alegría la campaña que se callaba desde la llegada de los alemanes. Y, después de la guerra, un joven honesto se enamorará de ella, la sacará de su “maison” y hará de ella una dama. 

Francia venció; la gente bien, y colaboradora con el ocupante, ha sido castigada; la joven pura de corazón ha sido recompensada. 

Si se pasa por alto el artificio de juntar dos textos que solo tenían en común el tema de la ocupación, al igual que unas decenas de otros textos de Maupassant, algunos igual de  duros o hasta más, y aceptando que la fusión no está mal lograda, hay que reconocerle a la cinta bastantes buenas ideas en la realización.

Primero la selección de actores es buena. Si Micheline Presle no tiene la corpulencia apetitosa de la Boule de Suif del texto, es muy bonita, espontánea y seductora. Los demás tienen toda la rigidez de su clase social y su hipocresía. 

Pero, sin duda, el gran logro es Louis Salou como Mademoiselle Fifi. Su uniforme, su prestancia, su clase hacen de él la imagen perfecta del oficial prusiano. Estereotipo que presenta Maupassant en sus textos, al lado del otro típico prusiano: gordo, amante de la bebida y la comida, con acento muy grueso y totalmente falto de educación. Esto llevará al tema tratado en La grande illusion de Jean Renoir (1937): es más fácil entenderse con los de sus mismo nivel social y cultural que con otras clases sociales aunque sean de la misma nacionalidad: Pierre Fresnay está más cerca de Eric von Stroheim (con el mismo monóculo que Mademoiselle Fifi), que de Jean Gabin, quien pude llevarse y tal vez “fraternizar” con un soldado alemán.

Claro, ninguna adaptación puede transmitir lo que el talento de Maupassant, con su perfección en la selección de las palabras, el ritmo de sus oraciones, la ironía pesimista, los mordaces implícitos Pero esta realización usa de otros medios, visuales y sonoros que alcanzan bastante bien el objetivo que se dieron. El juego de las miradas que al acompañar al comentario pasan de un lado al otro en la diligencia, tejiendo los lazos de complicidad, hasta llegar a Boule de Suif, llenita, bonita, pero conocida como mujer inmoral. Miradas que irán en sentido contrario en la segunda parte el viaje. El uso de la música. Los planos cercanos a las caras.

Vale la pena ver la cinta. Y después correr a las páginas de Maupassant. 

Monday, October 6, 2014

L’été en pente douce (Gérard Krawczyk, 1987) - 5/10

Una cinta típicamente post 68, que pretende ser moderna, original y revolucionaria, porque muestra pechos desnudos, habla con groserías, y se desarrolla entre personajes mediocres. Afortunadamente, tiene al menos un buen actor, Jacques Villeret, como el hermano mayor retrasado. Por lo demás, resulta bastante prescindible.

Ficha IMDb 

Cuando Fane , o sea Stephane Leheurt, (Jean-Pierre Bacri),va, una vez más, a protestar con su vecino Shawenhick (Jean-Paul Lilienfeld),quien le pega diariamente a su compañera Lilas (Pauline Lafont),este le propone vendérsela a cambio de unas botellas de vino y un conejo (muerto) . 

Unos días después, Fane se entera por el periódico de la muerte de su madre y regresa a su pueblo para el entierro, acompañado de Lilas. La llegada de una mujer tan sexy no pasa desapercibida. El hermano mayor de Fane, Maurice, Mo (Jacques Villeret) se ha quedado en la edad mental de siete años, edad en que los dos niños descubrieron unas minas anti-personas que se habían quedado después de la guerra. A Mo, la explosión le quito unas neuronas, a Fane, cuatro dedos de la mano derecha, y le dejó una larga cicatriz en la cara.

Mo teme más que todo que lo llevan a un hospicio.. Un poco para cuidar de él, un poco para llevar por fin una vida tranquila sin trabajar demasiado, y mucho para molestar a los vecinos, los Voke , Olivier( Jean Bouise) y André (Guy Marchand) , Fane decide dejar su trabajo en el supermercado de la ciudad, y venir a  instalarse con Lilas en la casa que heredó con su hermano.

Los  Voke son dueños de un taller mecánico instalado en  dos casas, una de cada lado dela casa Leheurt. Codician esta porque les permitiría ampliar su negocio. Además, André está muy atraído por Lilas, como todos los hombres de del pueblo, quienes no han visto nunca a una mujer tan sensual.

Entre gritos, insultos, provocaciones sexuales y verbales, Fan va a llevar a cabo sus proyectos, escribir una novela, tecleando con un solo dedo, abrir un café, y casarse con Lilas. Mo encontrará la liberación de algunos de sus miedos, al menos el sexual, con la ayuda de Lilas, quien piensa usarlo para conseguir el hijo que Fane le niega. Pero, sobre todo, esta se impondrá a los hombres y su vulgaridad, dará a entender muy claramente que no es la puta que todos dicen que es. 

No se sabe bien si la historia es para reír, llorar, aburrirse. Las situaciones son más mediocres que divertidas. La cinta se regodea en la pintura de un medio popular, con arribistas, machitos, mal educados, hombres atraídos por el dinero, el sexo vulgar y las cervezas. Es cierto que se trata de una verano muy, muy caluroso. Y las botellas consumidas son numerosas. 

La liberación de la época obliga a mostrar mucho a Pauline Lafont desnuda, como si eso fuera muestra de innovación y talento por parte del guionista y el director. Ni siquiera la música es buena. Los diálogos abundan en groserías, sin ningún humor. 

Se retrata un mundo,de hombres, hay que decirlo, que no enorgullece. Parece que en estos años, ser tonto, malo, mediocre, y orgulloso de serlo era visto como una calidad, una prueba de modernidad cinematográfica.

El único que se salva es Jacques Villeret, como el gran actor cómico que fue. Y logra darle a su personaje de Mo, una dimensión casi emotiva. Ha trabajado sus expresiones, gestos y mímicas, de tal forma que el retraso mental no se vea ridículo, y nos deja a medio camino entre sonrisa y compasión. Nunca ridiculiza a su personaje, lo que se le agradece. 

Los demás son bastante ridículos en forma natural.

La cinta no pasó a la posteridad, aunque su actor principal Jean-Pierre Bacri haya tenido después excelentes papeles, lo que prueba que no fue su culpa si Fane fue un fracaso.

Detalle divertido: el sacerdote es interpretado por Claude Chabrol, quien, hay que reconocerlo, tenía buena voz para los cánticos.