Un buen suspenso, eficaz, sin pérdida de tiempo en asuntos sentimentales, con bastante reflexión para mantener al espectador atento. Actores sólidos. Un trabajo muy honesto .
Ficha IMDb
Alex Cross, detective especial y “profiler” del FBI, ya conocido por su investigación en Kiss the Girls – Besos que matan (Gary Fleder- 1997), a partir de una novela del mismo James Patterson, lleva el mismo tipo de investigación, ahora en búsqueda de una niña. Megan (Mika Boorem), hija del senador Rose (Michael Moriarty) ha sido secuestrada en su escuela privada y privilegiada en Washington, a pesar de la vigilancia del servicio secreto, presente hasta en los salones de clase, medida de protección aparentemente necesaria ya que los alumnos son hijos de políticos de todo el mundo. El autor del secuestro es uno de los maestros, el profesor Gary Soneji (Michael Wincott), quien acaba de darles como tarea a sus alumnos investigar sobre Lindbergh, el famoso aviador.
Lindbergh será uno de los hilos conductores en la sesuda investigación que debe efectuar Ross, ya que el secuestro del hijo del aviador apasionó al pueblo estadounidense en el año 1932 Desgraciadamente el niño nunca fue encentrado vivo. Pero nuestra Megan es una chica muy combativa e inteligente y sabe defenderse.
El detective es acompañado en su búsqueda por la joven oficial de servicios secretos Jezzie Flannigan (Monica Potter).
Un buen suspenso, algo de reflexión, aceleraciones cuando se necesita para variar el ritmo en una narración cronológica clara, mantienen la atención. Un giro inesperado para la última media hora permite tener todos los ingredientes de una buena película de suspenso. Morgan Freeman es impecable en su gabardina y su papel de detective listo, culto, convencido de su función, sin ataduras sentimentales que le quiten eficiencia.
Todo funciona bien. No es una obra maestra de dirección o fotografía, pero la música es eficaz. Se trata de un buen entretenimiento.
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