Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Friday, June 29, 2018

Isle of dogs (Wes Anderson, 2017) – 9.5/10


Juntando la magia de Wes Anderson con la de las figuritas en stop motion-, esta cinta es puro encanto. Al mismo tiempo que da una lección sobre un futuro próximo, cuenta una historia de búsqueda llena de ternura y dificultades.

Ficha IMDb

Es la ultima de Wes Anderson y eso bastaría para atraer. Antes de verla uno se deleita pensando en su ironía y sus juegos estilísticos. los encuadres rigurosos, los desplazamientos en línea recta de su cámara. Uno sabe que su mirada sobre los comportamientos humanos, las manías, la desesperanza, los ridículos lo harán sonreír. Las películas de Anderson tienen un magnifico poder: uno sale del cine pensando que sus propias miserias o excentricidades como las de Los excéntricos Tenenbaums (2001) merecen la indulgencia. Al espectador, le devuelve un corazón de niño, un poco triste, que busca en el mundo una sombra de felicidad, haciendo como que cree que es posible alcanzarla.

En Isla de perros, esta felicidad reside en la amistad entre humanos y animales, más precisamente perros.

Es Japón, dentro de unos cuantos años. Hay demasiados perros (hasta se parece al mundo actual, donde los animales se están volviendo más importantes que los humanos). Son presa de una epidemia que la ciencia es incapaz de erradicar. Por esa razón, la única solución es desterrarlos a una isla basurero, Eso es la versión oficial, la verdad política, dicha por el leader máximo Kobayashi. En realidad, un grupo de científicos está a punto de producir un suero que podría solucionar el problema. Pero el profesor Watanabe es eliminado. Y la verdad oficial es difundida en un gran discurso por Kobayashi. Y como ejemplo, sacrifica a su propio perro, Spots, enviándolo a la Isla.  Pero este perro era el guardaespaldas, protector y acompañante del sobrino del leader, Atari, de 12 años. Equipado como los miembros del servicio secreto, era inseparable de su joven amo.

Atari se lanza a la búsqueda de su animal, a bordo de un avioncito destartalado que a duras penas llega hasta la isla. Ahí, en medio de todas las suciedades acumuladas y deshechas por la sociedad humana, sobreviven, entre peleas y amistades, unos perros. Rex, King, Boss y Duke.se encargan de ayudar al niño, bajo las órdenes malhumoradas del negro Chief.

De ahí sale una historia de búsqueda con sus tradicionales obstáculos, trampas, discusiones.

Al mismo tiempo, sobre el continente, la vida política sigue y los amantes de los gatos imponen su ley y la reelección del leader máximo. Pero la rebelión se prepara: Tracy Walter, una joven de pelo esponjadíssimo y rubio se expone, pelea y discurre al frente del movimiento Pro-Perro

Como en todo cuento, todo acaba bien. Los que se buscaban se encuentran. Los malos están castigados y la moral triunfa. Hasta algunos encuentran el amor.

Todo eso parece un cuento para niños: cuida a tus animalitos, se solidario con tus amigos. Ama a tu prójimo, humano o animal.

Pero la cinta de Anderson no es para niños. Primero porque su forma es demasiado cuidada, demasiado culta. Hace referencias al cine japonés, en particular a Kurosawa, a las grandes novelas futuristas, inclusive las mas politizadas como 1984, a las situaciones de exclusión …

Vuelve, como muchas cintas de Anderson, al tema de la búsqueda del padre, o más bien a la desesperanza, al hueco que deja su desaparición. Es otra vez un viaje de búsqueda. Como The Darjeeling Limited (2007) o como The Grand Budapest Hotel (2014). Un viaje en compañía de alguien que apoya, ayuda, entiende. Un viaje que parece llevar muy lejos, aunque el destino parezca alejarse a medida que uno avanza. Es un largo viaje de soledad acompañada.

La estructura narrativa se expone con títulos: un prólogo, cuatro partes-capítulos, para terminar en un epilogo, con tres flashbacks explicativos.

La música de Alexandre Desplat es magnífica, mezcla sonidos tradicionales japoneses, de flautas y tambores, con elementos occidentales. Como la imagen mezcla elementos de anime japonés, como las voces mezclan ingles y japonés. Como los textos mezclan caracteres de las dos culturas. Al hacer eso se mantiene un elemento misterioso ya que las voces japonesas no están traducidas ni subtituladas y los caracteres japoneses nos son totalmente opacos. El espectador se ve excluido al mismo tiempo que se le explican unas cosas. Extraño parecido con lo que hacen los políticos, sean el gran Kobayashi reelecto o cualquier político de la vida real.

Los muñecos tienen un encanto tieso, como los ositos y las muñecas que uno se encuentra en los viejos baúles. Sus movimientos en ángulos rectos, como la cámara de Anderson, contrastan con las voces muy flexibles y naturales de los actores. ¡Y que actores!: Bill Murray, fiel acompañante de Anderson, Eward Norton, Yoko Ono, Scarlet Johansson, Brian Krangston …

El humor del dominio de la técnica se ve en la estructura abiertamente explicada de los flashbacks, o los capítulos de la historia. Anderson juega con sus imágenes, con sus muñecos, con su música. Se disfrutan mucho los episodios más sombríos de la nueva vida miserable de los perros: las peleas en forma de nube o de borrego, para averiguar el contenido de una bolsa o para decidir quién domina el encuentro.

El juego de palabras del título, que se pronuncia de la misma forma que “I love dogs” es tal vez ese guiño del realizador y de todo el equipo, y, aunque uno no tenga un amor excesivo a esos animales, se podría traducir por un “Amo las películas de Anderson”.


Friday, June 22, 2018

Les rivières pourpres (Mathieu Kassovitz , 2000 ) – 7/10


De la novela de Jean-Christophe Grangé, Kassowitz trató de sacar una cinta igualmente intrigante y sorpresiva. Si bien es cierto que supo hacer una cinta de acción bien lograda en el estilo gringo, le falta bastante para estar a la altura del texto.

Ficha IMDb

El comisario Pierre Niemans (Jean Reno) de fama reconocida en el gremio policíaco, es llamado a resolver un extraño asesinato en las montañas cerca de Grenoble, más precisamente una pequeña ciudad, Guernon, famosa mundialmente por su universidad. Una alpinista encontró un cuerpo escondido en los repliegues de la montaña. Dos elementos son muy inusuales: el cuerpo no se podía ver directamente, sino por su reflejo en las aguas del lago; además, está muy mutilado. Le cortaron las manos, le sacaron los ojos y múltiples laceraciones muestran una saña y un deseo de infringir dolor poco comunes.

Niemans va del lugar de encuentro a la morgue a la universidad recabando información, en particular sobre el ambiente elitista que impera en la pequeña comunidad: los mejores maestros, las mejores instalaciones, los mejores estudiantes y los mejores atletas. Ahí trabajaba la víctima, Rémy caillois (Laurent Avare) como jefe bibliotecario, como lo hizo su padre antes.

Mientras tanto, a unos 200 km de distancia, un joven oficial de policía, Max Kerkerian (Vincent Cassel) es llamado por la profanación de una tumba en un cementerio. Se trata de la tumba de una niña, Judith Hérault. Cruces nazis lo llevan a investigar en el refugio de unos skinheads, cuyas destrezas combativas son casi igual de buenas y sorprendentes que las suyas. Si no son culpables de la profanación, admiten haber estado por ahí y haber visto un coche, cuyo dueño resulta ser habitante de Guernon.

El agua depositada en las cuencas oculares de la primera víctima lleva a Niemans a explorar, con la ayuda de la alpinista emérita Fanny Ferreira (Nadia Farès) el glaciar que domina Guernon, donde encuentra un segundo cuerpo mutilado.

Kerkerian, por su parte sigue la pista de la niña muerta y de su madre (Dominique Sanda) retirada en un convento, y acaba en el domicilio del dueño del coche, Philippe Sertus (Olivier Morel) quien resulta ser la segunda víctima , antes que un oftalmólogo , el Dr Bernard Chernezé (Jean-Pierre Cassel) , por cierto padre del actor que interpreta a Kerkerian)  aparezca colgado en cruz sobre el gran vitral de su casa.

Al unir sus conocimientos, sus indicios y sus habilidades, los dos policías lograrán elucidar el misterio de una vieja historia de eugenismo, a base de sustituciones y asesinatos de niños, veinticinco años antes, que permitieron lograr la excelencia físico-intelectual de la comunidad universitaria de Guernon. Los responsables eran los padres de las dos primeras víctimas y el doctor. Las asesinas son dos hermanas gemelas víctimas de esta siniestra organización.

Kassowitz quiso hacer una cinta de pura acción, rápida, llamativa. Unas escenas bien logradas de peleas cuerpo a cuerpo, una exploracion de las entrañas blancas del glaciar, un accidente nocturno espectacular, son escenas casi de esperar en este estilo cinematográfico. Una música excelente de Colin Towns acompaña sin cesar, subrayando la intensidad o el misterio de ciertos momentos. Es de recalcar la introducción paulatina de unos elementos fantásticos: extraños atletas corriendo sobre una pista digna de los mejores campus gringos, truenos y relámpagos, luces y contrapicadas sobre cadáveres colgados en cruz, un cadáver más real que uno verdadero, filmado de tan cerca que se pueden contar poros y pelos.

Pero toda esta tecnicidad efectista camufla una deficiencia narrativa. La novela de Jean-Christophe Grangé toma el tiempo de soltar muy progresivamente los indicios, acompaña a cada detective, en historias muy alejadas, sobre sus pistas a veces erróneas. Las deducciones, reflexiones, las visitas, preguntas, observaciones, van al ritmo de la mente humana, de forma que el lector avanza al mismo tiempo y reflexiona por su mismo, feliz cuando llega a las mismas conclusiones que Niemans o Kerkerian.

La cinta revela demasiado rápidamente elementos claves, quitando el placer del suspenso, para después concentrarse en puras acciones y tiene que explicar al final los que el espectador no podía llegar a entender con los picos elementos que se le dio.

Se puede disfrutar de la cinta sin haber leído el libro, pero es un disfrute muy superficial, de acción a la gringa, llevada por dos actores famosos. En cambio, leer la novela es un gran placer intelectual, y de varios días, porque es bastante larga …

Book Club (Bill Holderman, 2018) - 5/10


Muy esperada, por su prestigiosa distribución, por su tema, y gracias a un tráiler llamativo, esta cinta resulta muy decepcionante, casi un insulto a la inteligencia humana, femenina, y de edad dorada.

Ficha IMDb

Son cuatro amigas de toda la vida. una vida ya un poco larga porque esas damas andan en sus sesentas. Cada una tiene una vida realizada. Carol (Mary Steenburgen) es dueña y chef cocinera de su restaurante, Sharon (Candide Bergen) es juez federal, Vivian (Jane Fonda) es dueño de un hotel de lujo, y Diane (Diane Keaton), recientemente viuda, tiene dos hijas adultas y la casa donde vive no muestra señas de problemas económicos, lejos de eso. Para mantener viva su amistad, han inventado la idea de crear un club de lectura. Se turnan para escoger los títulos. Cuando le toca a Vivian, trae Las Cincuenta sombras de Grey de E.L. James. Sorpresa, indignación, curiosidad, se transforman al filo de los días de lectura, en un cierto interés, que culmina en casi obsesión. Al punto que se atreven a buscar, o aceptar nuevas situaciones en su vida.

Un reencuentro para Vivian, un nuevo encuentro para Diane, unos intentos maritales para Carol y unas conexiones cibernéticas para Sharon la jueza.

Según el esquema tradicional de la comedia americana, después de un despegue casi fulminante de la nueva esperanza aventurera, la vida y sus realidades familiares, profesionales, los miedos, cancelan y bloquean todo. Pero, en un último movimiento, el entusiasmo resurge, mandando al diablo la razón y las razones de los demás. Las heroínas toman su vuelo, en coche, avión o moto, y alcanzan la felicidad con su nuevo amor.

Varias situaciones son absurdas: ¿cómo un piloto (, dueño de un inmenso rancho con caballos y avioneta de colección, ¿vuela en clase turista? ¿Como dos hijas adultas viven en la misma casa si una está casada y tiene hijos? ¿Porque las dos se fueron a vivir precisamente a la misma ciudad? ¿Porque la necesidad del club de lectura para seguirse viendo?

Las situaciones son poco divertidas, son torpes y casi groseras: Diane tocando a su vecino de asiento (Andy García) en lugares ambiguos, la jueza y su compañero de cena (Richard Dreyfuss saliendo del coche en estado muy desalineado, el esposo de Carol (Craig T. Nelson) en visible estado alterado por Viagra. Los lugares, hotel de lujo, casa de campo , son fotografiados sin chiste, excepto, hay que reconocerlo, el vuelo sobre el Valle de la Muerte. Estas señoras ricas se visten mal. Jane fonda es un anuncio para tratamientos anti-edad con cirugías de remplazo, Diane Keaton trata de esconder una flacura desesperante y tal vez un problema de piel, bajo una tiesura que llega a poner incómodo.

Pero lo peor son los diálogos, hechos a base de doble sentidos muy pesados y burdos.

Da algo de tristeza ver a unas ex grandes actrices recuperadas para satisfacer a un mercado meta, con una visión claramente comercial. Y como se dejaron convencer de participar en un proyecto de tan baja calidad.

Ahora queda la verdadera pregunta importante: ¿leer o no leer las Cincuenta sombras? Y sus secuelas.