Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, October 24, 2012

La femme du Vème (Pawel Pawlikowski, 2011) – 7/10

Adaptada de una novela de Douglas Kennedy, se trata de una película muy misteriosa, que adopta todo el tiempo el punto de vista de su personaje protagónico. En un Paris reducido a unos cuantos lugares oscuros, un hombre trata de reconstruir su vida pero parece que esta está tomando caminos que ni siquiera él sospecha. Con Ethan Hawke en un papel que le queda muy bien.


Ficha IMDB

Cuando Toma Ricks (Ethan Hawke) llega a Paris para reanudar una relación familiar con su esposa y su hija Chloe, está muy mal recibido. La esposa rechaza con una violencia sorprendente este hombre que parece lleno de buenas intenciones. Inclusive llama a la policía diciendo que es peligroso y que tiene una orden de restricción.

Desesperado, después de encontrar a la niña, de lentes scomo él, afuera e intercambiar algunas palabras,  se sube a un autobús con todo y maleta. A la niña le dijo su mama que él se había ido pero él explica que estuvo en un hospital. Empezamos a sospechar algún trastorno mental.

Despierta en la estación final del autobús: le han robado todo. Acaba en un sórdido café de un barrio árabe y pregunta por un cuarto. El dueño, Sezer, (Samir Guesmir ) acepta alojarlo sin pago, pero pide su pasaporte como garantía. 30 euros la noche. El cuarto es abominable, ducha y baño en el pasillo, que hay que compartir con el vecino, Omar (Mamadou Minte), un  africano enorme.

Ricks no puede buscar trabajo ya que su pasaporte esta en las manos de Sezer. Así que pasa su tiempo entre el asecho a su hija, las caminatas en Paris y escribir. Porque, en Estados Unidos, a la vez que profesor de universidad, es autor, famoso, de una única novela : Forest of live . El dueño de una librería inglesa lo invita a una velada literaria.

Cuando la situación se pone fea con el vecino africano, quién desconoce las más elementales reglas de limpieza en el baño, Sezer le ofrece un trabajo a Tom : ser portero nocturno de unos cuartos subterráneos: tiene que abrir la puerta , a distancia, después de verlos en la pantalla de vigilancia, a hombres que vienen a ver "a Monsieur Monde" . 50 euros cada noche. Noche tras noche, se sienta, y empieza a escribir su segunda novela, mientras la luz del escritorio varía de  intensidad, mientras ruidos extraños se escuchan en los pasillos, mientras visiones de un bosque oscuro, habitado por gritos de búhos, lo visitan.

Con algo de dinero, quiere empezar un tramite para recuperar el derecho de ver a su hija : 10 000 euros. Tom empieza a tener accesos de ira. (Entendibles)


En la velada literaria, conoce a una misteriosa mujer : Margit (Kristin Scott Thomas), viuda de un escritor húngaro. Hermosa, distinguida, culta, ha vivido en varios países, habla seis o siete idiomas. Lo invita a su departamento en el quinto distrito de Paris. Solo después a las cinco de la tarde, dos veces a la semana.

La relación es intensa, muy sexual, ella lo domina, lo conoce perfectamente bien, juega con él al mismo tiempo que lo alaga y lo anima a seguir escribiendo y a pelear por su hija.

La situación en el "trabajo" se torna más extraña: más ruidos, más bajas de luz. Varias veces sale de su cuarto y camina en el pasillo, sin tener el valor de abrir puertas. Pero una noche, oye ruidos de agua y descubre una gran mancha de sangre en el piso.


Al mismo tiempo la relación con Ania (Joanna Kulin) la mesera polaca del café, se vuelve más intima. Ella leyó la novela en polaco, le encanto y sueña con Chingatang, el bosque encentado. Pero el vecino africano amenaza a Tom con denunciarlo a Sezer, ya que Ania es la amante regular de este, aunque no se haya notado en el transcurso de la película. 1000 euros o Tom esta muerto, o sea lo denunciará sin piedad..

Y una noche Tom descubre a su vecino muerto en el baño, una escoba de excusado en la boca. Oficina de policía, interrogatorio, los hechos tales como los contó Sezer. Verificación de la coartada : Mme Kadar, Margit, se suicidó, hace diez años, después de matar al conductor que mató a su esposo y su hija. Y Cuando Tom vuelve al departamento del quinto distrito, los vecinos (primero vez que los ve) le dicen que el departamento está desocupado desde hace mucho tiempo.

Los hechos se aceleran: Chloe desaparece. La madre acusa a Tom. Este empieza a entender el papel de Margit en su vida. Decide entregarse completamente a ella, destruir su novela y permitir así a la gente que quiere vivir lejos de la malvada parte de él. Después de asistir de lejos al regreso a casa de Chloe, va al departamento de Margit. Al entrar, su cara es iluminada, sobreexpuesta, hasta desaparecer.

El ritmo de la película, muy pausado en los primeros dos tercios, alterna visones del bosque nocturno, a veces acercándose casi a una forma humana vestida de rojo, tal vez femenina, trabajo nocturno encerrado en el cuarto, escenas en el hotel , observación de Chloe . Y tardes apasionadas con Margit. En una rutina que parece ser tranquilizadora para el personaje.

Todo esta visto por los ojos de Tom. Su punto de vista es el unico revelado. No hay forma de distinguir entre lo real y lo alucinatorio. Las reacciones de los demás no tienen explicaciones. La cita con los abogados esta en planes fijos, con voces impersonales. Sezer habla un francés perfecto y Ania tiene una acento del este y una dulzura encantadores.

No sabemos nada más que el personaje. Solamente en la ultima parte, cuando todo se acelera, llegamos a pensar, como él, que, tal vez, tiene una doble vida, que algo esta tomando posesión de él. Una personalidad de hombre violento, tal vez un asesino. Personalidad que ya se había manifestado en Estados Unidos, razón por la cual su esposa huyo a Francia, razón por la cual él estuvo encerrado, encarcelado tal vez. Ahora la malvada parte de él ha tomado la apariencia tan seductora de Margit para lograr acceso a su mente, para que él la deje entrar.

Lo enfermo del mundo interior de Tom se deja ver en los colores de los lugares donde vive y trabaja: paredes verdosas, sucias. El subterráneo donde trabaja puede ser una metáfora de su inconsciente. Ahí se comenten crímenes cuya naturaleza él mismo no puede conocer. Única luz: Ania la dulce con quien puede pasear a la luz del día, y Chloe, la niña a quien ve siempre en lugares abiertos y soleados: la banqueta, el patio de la escuela.

Una película misteriosa, que no cae en la tentación de explicar y mantiene un clima extraño, de una poesía angustiante.

Howard’s end (James Ivory, 1992 ) - 7/10

Una película nostálgica de una época en que los comportamientos y relaciones estaban muy codificados. Cuando las mujeres no tenían total libertad de movimientos y decisiones. Y cuando conseguir esposo era uno de los asuntos más importantes. Con bellísimas imágenes de la campiña inglesa. Y con grandes actores. Emma Thompson se ganó un Oscar.


Ficha IMDb

Cuando la joven y romántica Helen Schlegel ( Helena Bonham Carter) se deja llevar a unas precipitadas esperanzas de matrimonio con el más joven de los Wilcox, Paul( Joseph Bennett) y sobre todo cuando hace la tontería de avisarle a su familia, y cuando todo proyecto se deshace al cambiar el joven de idea en la mañana siguiente al primero y único beso, todo contacto entre las dos familias se vuelve tabú.

La situación de las dos hermanas Schlegel es de hecho muy parecida a la de las hermanas Dashwood, en Sense and Sensibility de Jane Austen. Muy honorables, cultas, muy bien educadas. Puestas bajo el cuidado, bastante inútil, de una tía July (Prunella Seales ) y acompañadas de su hermano Tibby ( Adrian Ross Magenty). La mayor, Margaret (Emma Thompson) es la razonable y Helen, la más chica, tiene ideas románticas, un poco locas . Y no se controla mucho. Después de su sueño de amor, tendrá un sueno de justicia social en la persona de Leonard Bast (Samuel West), oficinista pobre a quien las hermanas han guido erróneamente en su carrera, al repetirle los consejos del patriarca Wilcox (Anthony Hopkins).

La hermana mayor construirá poco a poco una amistad respetuosa para la madre del que hubiera sido su cuñado, Ruth Wilcox (Vanessa Redgrave). Diferencias de edad y de recursos no impiden que las dos compartan momentos de complicidad cuando la más joven se lleva a la mayor a los almacenes para hacer las compras de Navidad, o cuando la mayor hace nostálgicas confidencias sobre los recuerdos de su niñez en la casa familiar en Howard’ s End. Sobre su lecho de muerte, firma con mano temblorosa la donación de la casa a su nueva amiga.


 
Es cuando entran más claramente en juegos los intereses familiares, los egoísmos . Esposo, hijos, hija y nuera destruyen la carta, según ellos ilegible y, de todas formas, totalmente fuera de lugar. Margaret nunca sabrá que ella debía ser la legítima dueña de la casa de campo adonde, por cierto, nadie va.

Es a partir de este momento cuando el papel de Anthony Hopkins se vuelve preponderante. Su poder sobre su familia se ejerce sin límites. El porte y la elegancia tiesa del actor le quedan maravillosamente a este tirano disfrazado de hombre de familia. Cuando Margaret, Helen y la tía July se ven obligadas a dejar su casa en el lugar de la cual será construido un edificio de departamentos, y sin saber donde dejar a sus muebles y pertenencias, Margaret toma la libertad de pedir a Wilcox las dejé rentar por un tiempo la casa de Howard’s End. Pero resulta que, en lugar de acceder, pide a Margaret en matrimonio. Tiene siempre la habilidad de voltear la situación para él tomar las decisiones. Y conseguir algo que le interesa a él.

Por una succesión de coincidencias, Maragret se verá atrapada en unas situaciones familiares delicadas, donde su amor por su hermana la obligará a aceptar mentiras, silencios y a perdonar, o aparentar perdonar lo que hiere profundamente su honestidad.

Pero Howard's End sigue ahí, con su imperturbable belleza natural, con sus campos de flores en la primavera, con sus bosques al amanecer,con sus colores y su paz. Totalmente ajeno a las tempestades en las cabezas o los corazones de algunos humanos. Y a las estratagemas y maldades de otros.

Taken 2 ( Olivier Megaton ,2012) - 5/10

Una película excelente para el descanso cerebral. No hay que pensar, no hay que hacer ningún esfuerzo para entender, porque no hay nada que entender. Solamente ver como Liam Neeson pelea y como se acumulan los muertos.


Ficha IMDb

Excelente muestra de que se puede hacer una película muy entretenida sin ningún esfuerzo de guion o profundidad sicológica de los personajes.

La unión con la cinta anterior se hace en toda simplicidad : Bryan Mills (Liam Neeson) mató a seis albanos en la primera cinta para liberar a su hija Kim (Maggie Grace) secuestrada por un gang de trata de blancas. Ahora el padre de uno de ellos, Krasniqi (Rade Serbedzija) busca vengarse.

En realidad, si, hay algunos esfuerzos en la presentación de algunos detalles. Por ejemplo, la insistencia de Mills para que su hija vaya a sus clases de manejo no es solamente para mostrar su obsesión con la puntualidad y sus celos de padre. Sirve también para darle más suspenso a la persecución en las calles de Istambul en un taxi manejado por la supuestamente incapaz conductora.

También se nos muestra en un momento sin importancia la maleta encerrada en el closet, en un escena que parece demasiado detallada, porque después, la hija sacará de ahí un monton de objetos útiles.Interesante el hecho de dividir las responsabilidades de la acción entre padre e hija, el dándole las instrucciones y ella realizando: el plano, la granada…


Pero muchas inconsistencias: ¿Porque la esposa, Lenore (Famke Janssen), por cierto muy linda e inútil, tendría que estar precisamente en la misma casa donde los secuestradores se detuvieron en el primer viaje? Pero asistimos a una escena agradable con la recuperación de los ruidos que Mills identificó sobre su camino.

¿Porque los guardias de la embajada dejan tanto tiempo papa e hijita tranquilos platicando en su coche después de irrumpir hasta las escaleras destruyendo todo?

En realidad una sucesión de escenas de peleas, filmadas a alta velocidad, con un Liam Neeson de una eficiencia perfecta, y de una falta de humanidad igualmente perfecta. Una máquina de matar desalmada. Perdí la cuanta de cuantos caen por disparos, estrangulamiento, golpes, o demás divertidas formas. Pero poca sangre finalmente. Total, es una película para todo público.

Unas cuantas locaciones interesantes: el Bósforo, un hamman con azulejos, unos patios en el bazar. Y unas vistas aéreas de los techos de Estambul muy hermosas, pero que ya se habían visto, creo en un James Bond. Pero que dan ganas de ir a Turquía.

Ed Wood (Tim Burton, 1994) – 8/10

Blanco y negro, Tim Burton y Johnny Depp. Con esto ya tenemos bastante para esperar algo bueno. Si se le agrega que Ed Wood existió realmente y es conocido como el peor director de Hollywood, y que Bela Lugosi cayó en el olvido después de ser el primer gran Dracula cinematográfico de todos los tiempo, podemos esperar una verdaderamente buena película.


Ficha IMDB

No falla. Desde las primeras imágenes, Tim Burton impone el ambiente y el estilo de su película. La imagen es pulcra, nítida. En una noche de tormenta, un personaje de frac sale de un ataúd, en una casa abandonada,  y nos anuncia que se nos presentaran lugares, personajes y pruebas. La cámara se acerca a la ventana golpeada por la lluvia y, en las lapidas del cementerio, vemos los nombres de los actores. Nombres que dan ganas de seguir viendo.

Johnny Depp, joven, delgado, nervioso es habitado por la pasión y la ridiculez de su personaje. Interpreta, obviamente, a Ed Wood. No deja de hablar, de moverse, de concebir ideas y proyectos, venderlos, cambiarlos, adaptarlos a las realidades, financieras y actorales, de los estudios de producción hollywoodenses.

Wood mezcla trabajo y vida personal. Su novia Dolores Fuller (Sarah Jessica Parker) es su actriz. Su necesidad personal de vestirse como mujer, la incluye en un guión. Y, de accesorista, quiere pasar a director: se propone para dirigir una película sobre el primer cambio de sexo, él de Christine Jorgensen. Weiss (Mike Starr) , director de los estudios "Classic Studio" tiene una película sin guion vendida en dos estados. Ed Wood lo puede hacer todo. La cara de Johnny Depp lo expresa todo: sumisión, entusiasmo, comprensión, aprobación. Boca, frente, cada ojo, bigote, cada parte de la cara se mueve en forma independiente. Como actor expresionista. Como Chaplin.

Wood puede rodar en cuatro días, puede armar una película con una sola toma de cada escena. Ningún director es más económico que él.¿Faltan actores? La suerte está de su lado: al entrar a una tienda de ataúdes, se topa con Bela Lugosi (Martin Landau), que se está probando uno, porque ya no tiene razones para quedarse en esta vida. Inmediatamente Wood queda fascinado por él que fue el más seductor de los vampiros. En realidad, en todo esto se trata de mutuales atracciones: Depp, Burton, Lugosi, Dracula. Terror, humor y seducción.


Y, al encontrar el objeto de su admiración, el gran Bela , ya no tan grande ni bello, pero que diablos importa, Wood ,cambia su historia por una de vampiros. El viejo actor es abandonado por los directores y el público desde que se volvió adicto a las drogas. ¿o será al revés? Nadie más cree en él. No importa, la fuerza del entusiasmo de Wood puede derrumbar cualquier obstáculo. Sobre todo que Lugosi ya no cobra mucho.

Y los rodajes empiezan. Se mezclan todos los géneros, los vampiros cohabitan con los extraterrestres, los policías recorren los cementerios, Dracula pelea con un pulpo gigante sin motor. El ideal de Wood es ser otro Orson Wells (Vincent d’Onofrio) quien le da algunos sabios consejos en un bar: para no tener problemas durante una filmación, hacerlo todo uno mismo.

Y así lo hace Wood. Asistimos al rodaje de Glen o Glenda, (¿Victor-Victoria antes de tiempo? ), de Bride of the monster (1955) y de Plan 9 from outer space (1959) , financiado con dinero bautista, por lo que todo el equipo debe bautizarse. Todas geniales de ser tan ridículas y patéticas. Y Tim Burton logra impregnar tanto humor a su propia cinta que nos da ganar de ir a ver las de Wood.

Igual de hilarante la actuación de Bill Murray como Bunny Breckinridge, amigo entrañable de Wood, quien viaja a Mexico, convencido de hacerse una operación para cambiar de sexo, pero, después de la desaparición del cirujano, se consuela llorando con los mariachis. O la de Lisa Marie como Vampira, la conductora de un programa televisivo, que, ahora sin trabajo, acepa reemplazar a Dolores Fuller en los papeles femeninos. O la de George "The Animal "Steele como Tor Johnson.

Una película entusiasta, llena de poesía, de amor al cine y a los actores, de nostalgia. ¿Cómo resistirse ante tanto talento, aunque ya no sepamos de quien viene, de los personajes reales, de los actores, los de ayer, los de hoy? Es un baño de euforia y de amor a la gente del cine.

Duplex (Danny de Vito, 2004) – 6.5/10

No se puede decir que esta película vaya a pasar a la historia de las artes cinematográficas. Pero en su sencillez resulta bastante divertida. Con buenos gags clásicos que siempre funcionan y un trió de buenos actores.


Ficha IMDb

Cuando el joven matrimonio constituido por Nancy (Drew Barrymore) y Alex (Ben stiller) busca un nuevo departamento en Nueva York, termina encontrando una pequeña maravilla en Brooklyn: un departamento de época con bow-windows, estantes para los libros, chimeneas, una escalera antigua. Caen enamorados de él.

El único problema podría ser la inquilina que vive en el secundo piso. Pero cuando el agente inmobiliario los lleva a conocerla, ella apenas abre la puerta, se ve muy vieja y enferma. Probablemente le quede poco tiempo de vida: en ese entonces, el departamento con sus dos pisos verá su valor incrementado. Así que, felices y contentos, lo compran y empiezan a decorar.

Él tiene que entregar su segunda novela y tiene un plazo muy cercano. En realidad es uno de los motivos que los llevó a buscar departamento : Alex está cansado de escribir en los Starbucks.

Empieza la vida en el nuevo departamento. Pero resulta que la inquilina, la señora Connelly (Eileen Essel), está mucho más viva de lo que parecía. Muy coqueta con sus vestidos de flores y sus cuellos de encaje, y con su loro. Nunca descansa. Tiene insomnio y escucha la televisión muy fuerte a altas horas de la noche. Como buena irlandesa, baila Riverdance, vestida de verde y con flores en el pelo. Y tiene muchas exigencias. Necesita ayuda en cualquier momento: electricidad, plomería, encargos, compras. Maneja a los dos jóvenes como sirvientes. Hasta el punto que empiezan a soñar con deshacerse de ella.

Algunos incidentes como un chocolate atorado en la garganta de la anciana, como un incendio, una fuga de agua , los ponen cada vez en situaciones más extrañas, sospechosas, y milagrosamente cada vez acude el policía del barrio, el oficial Dan (Robert Wisdom), quien encuentra siempre la forma de ponerles una multa y hacerles la moral por torturar física o moralmente a esta pobre viejita indefensa.

Entonces empiezan a actuar. Cuando por accidente(!?) la viejita lanza a la chimenea la computadora contenedora de la famosa novela, por fin terminada en un Starbucks y bares, y después de haber destruido su propio techo por una fuga aumentada con acido, en la intención de que la viejita se caiga a través del techo, la situación es ya irreversible, y contratan a un asesino a sueldo, Chick (James Remar).

En la noche del 24 de diciembre, justo cuando llega el asesino, el policía justamente pasa por el edificio. Total que, total que …. La vieja sobrevive, el departamento está totalmente deshecho. Vendieron todos sus muebles y adornos para pagarle al asesino inútil. Única solución : vender.

En el momento de irse, el agente inmobiliario insiste para que vayan a despedirse de Mrs Connelly . ¡Está muerta!

Ni modo, filósofos, y buenas personas en el fondo, les enternece pensar que ella está en el paraíso. Mientras la nueva novela de Alex llena los aparadores de las librerías.

Secundo epilogo: te en el departamento. El policía, el agente inmobiliario y Mrs Connelly, vivita y coleando. O sea, mama, hijo y amante del hijo. Alegrándose de las ganancias de cada uno en las sucesivas ventas del departamento a las sucesivas parejas cuyas fotografías adornan la chimenea.

Historia de un fraude muy divertido con gags de lo más sencillos, simples y esperados: el agua sucia saliendo por el fregadero y salpicando las caras, la computadora aplastada por un camión después de sobrevivir al fuego y caerse por las escaleras, el joven resbalándose por las escaleras que no quiso salar en la esperanza que la vieja se cayera, el perico , la anciana asechando en la sombra a la pareja cuando salen del monte carga, ellos preparando trampas en el departamento vacio y terminando por provocar un cortocircuito y une explosión. Etc, etc.

Una gran sencillez, escenas esperadas, pero que se suceden a muy buen ritmo y con actores bien en sus papeles, Sobre todo esta viejita, con su encantador acento británico y su libertad de palabra.

Thursday, October 18, 2012

Margin Call (J.C Chandor , 2012) - 7.5/10

  El precio de la codicia, titular menos técnico que el original inglés, parece ser otra película sobre las intenciones retorcidas de los banqueros. Pero no se interesa en las vidas personales de sus protagonistas. Simplemente, muestra los mecanismos de un sistema de dominós al que se trata de detener, no por razones morales o humanas. Por puro cinismo. Un momento de crisis. Intensa pero breve. Algunos daños colaterales antes de volver a la normalidad. Diálogos breves, punzantes. Actuaciones depuradas, eficientes. No sobra nada. 

Ficha IMDb

El director optó por usar efectos muy sencillos, diálogos reducidos. Y esta simplicidad hace más efectiva cada una de las escenas. El simbolismo no está ausente, en particular en estas tomas de las ciudad, allá abajo, donde viven los hombres, los que no saben que tormenta les están preparando los de arriba. Nueva York, de día o de noche, vive su vida mientras en unas oficinas con amplias ventanas se toman decisiones sobre una realidad virtual, decisiones que tienen consecuencias sobre la realidad diaria de los inocentes.

Simbólica también la escena final de Sam (Kevin Spacey) , cavando un hoyo, en el jardín de su ex esposa, para la perra que se murió justo antes de que se desatara la crisis. Los golpes de la pala, que se siguen oyendo, mientras desfilan los créditos finales sobre pantalla negra, son el entierro de un sistema de valores, de un sistema económico. Es el fin de un cierto sueño, donde el hombre trabajador y honesto podía construir un patrimonio con confianza en los bancos.

Concentrada en un lapso de un poco más de 24 horas, la narración avanza implacablemente: se descubre el problema, se buscan soluciones para salvar a la compañía. La noticia sube los escalones y los pisos de la hierarquia. Hasta el techo del rascacielos inclusive, donde se platica sobre los salarios extraordinarios de los altos mandos y de la irresponsabilidad con la cual van dilapidando un dinero adquirido demasiado rápido, y de una forma totalmente desproporcionada con el trabajo desempañado. O con la calificación del empleado. Tal vez hasta con su inteligencia.

La sucesión de las juntas, subiendo cada vez de nivel , y de piso, permite ver que los más eficientes y preparados no están en la cima. Están en las oficinas de abajo. Inclusive, el más perspicaz de todos es él a quien se despidió, al principio de la tarde, de una forma inhumanamente expedita. En cosa de diez minutos, Eric Dale (Stanley Tucci) es convocado por los profesionales del despido, se le propone un convenio ,que no puede rechazar y lo acompañan, directito de su escritorio a la puerta, con la caja de cartón donde metió sus efectos personales , bajo supervisión. Desfile de empleados con cajas, bajando, saliendo del edificio como ratoncitos empujados afuera de una casa.

Quien toma su lugar, un poco apenado pero también aliviado, es Peter Sullivan (Zachary Quinto, ex Zylar de la serie Heros ), entrenado por el mismo Dale . Sigue con la información que este le dio al salir y descubre el problema: la llamada de margen ("Margin call" del título) no ha sido bien calculada y la compañía está perdiendo dinero rápidamente con las ventas del nuevo contrato de seguro. Las sucesivas juntas, primero con Jared Cohen (Simon Baker), y después en lo más alto del edifico con el CEO en persona John Tuld (Jeremy Irons) van a dar a conocer la trayectoria de este ingeniero de MIT , llegado a las finanzas porque paga mejor que la investigación. En una escena muy inteligente del punto de vista narrativo, el gran jefe le pide explicarle la situación como a un niño, dado que, como es muy conocido, "no ha llegado a su posición por su cerebro". Este recurso permite explicarle al espectador que está pasando y porque tanta urgencia.

El movimiento vertical, de arriba hacia abajo, o al revés, es permanente. Se sube a las juntas, o a esperar al helicóptero del CEO, se baja a la calle por un café mientras se esperan reportes o planes con costos concretos. Se sienta uno en una banca para hablar de su vida o en una escalera, al ras del mundo normal, para contar lo que uno ha hecho para facilitarles la vida a los hombres (el puente que Dale ha construido en su estado natal, y que permite ahorrar millones de horas-hombre de transporte).

Genial la escena del elevador entre Cohen y Sarah Robertson (Demi Moore), discutiendo estrategias financieras a altas horas de la madrugada , de cada lado de la señora de la limpieza, quien llega a tomar su turno normal de trabajo, hablando como si ella no estuviera ahí. Una escena, en un plano fijo que se eterniza, que simboliza la yuxtaposición de dos mundos que no pueden interactuar.

Ironía de la escena de Sam, al principio de la cinta, llorando en su oficina después de los despidos. ¿Acaso por remordimiento? No, su perra se está muriendo.

Cinismo de la comida de Tuld, después de la venta de liquidación de las acciones. Descansando por fin después del trabajo de los demás, solo en su mesa del comedor ejecutivo, con manteles blancos, grandes ventanales. Frente a un Sam agotado, deshecho, decido a renunciar. El cuadro no permite ver el contenido del plato pero Jeremy Irons usa el cuchillo con fuerza y mastica enérgicamente. Visiblemente está devorando un grueso steack que uno imagina de carne muy roja.

Casi ofensivo, el discurso de Sam, mandando a sus agentes a vender, como lanzando unos perro a la persecución de un ciervo, o unos soldados a la batalla : si venden el 93% de su portafolio, tendrán un bono de 1 millón, si, entre todos, venden el 93 % de todas las acciones, tendrán un bono extra de otro millón. ¡De cuanto será el margen de la compañía para que pueda ofrecer tales recompensas!

Muy bien hecho, el desarrollo del día de venta de liquidación: vista fija sobre Nueva York, suena la campana de Wall Street, un reloj en la esquina inferior derecha. Pasan las horas, cambia la luz sobre la ciudad. Una voz off hace llamadas, una después de la otra; miente para vender. Y el precio de las acciones baja con cada cliente. Suena la campana de Wall Street. El día ha terminado. La venta también. Y la crisis ha sido resuelta. Para la compañía al menos. ¿Qué importan los de abajo?

¿Qué pasará con los vendedores que Sam mandó al matadero? Probablemente, al día siguiente saldrán del edificio con su cajita. No sabemos si se ganaron los millones de los bonos.





Donnie Brasco ( Mike Newell, 1997) – 8/10





Una película de mafia adaptada de un hecho real. Como un agente del FBI se infiltró en una de las familias de la mafia new yorkina. Al antípoda del glamur delPadrino. Pero con unos actores excelentes. El dúo Depp-Al Pacino funciona de maravilla. Hay suspenso, humor. Y, sin grandes efectos, logra entretener muy bien al espectador.

Ficha mafiosa IMDb

La operación real del agente V Joe Pistone, infiltrado en la mafia de Nueva York duró seis años a partir de 1978 y acabó en 200 juicios, con 100 sentencias. Y la Mafia ofreció 500 000 dólares a quien lo entregaría.

Sin efectos espectaculares de las persecuciones inevitables en cualquier película de acción, sin peleas o personajes impresionantes tipo Padrino, la película descansa fundamentalmente sobre el personaje de Lefty (Al Pacino ) y la imagen de la mafia que da este personaje.

Este Lefty es en realidad un don nadie en la gran asociación. Vive en un departamento más que modesto, ve programas televisivos sobre animales salvajes. Pero tiene un gran sentido de su papel, de su lugar, sus derechos y obligaciones.

El sentido de la jerarquía está presente en cada uno de sus actos: la cadena de mando y la obligación de obedecer, aunque uno no esté de acuerdo. Quien es el hombre de quien, y la responsabilidad del superior por todo lo que hace el hombre que trabaja para él.

Hay todo un ritual, como en un culto: palabras, frases y hasta gestos que tienen un significado preciso y que hay que aprender a descifrar. Nombres tabús de los traidores a quien ya no se puede mencionar. Lefty le enseña todo eso a Joe Pistone, camuflado como Donnie Brasco (Johnny Depp). Lo introduce a la familia y le da las reglas del juego. También le enseña cómo vestirse y como portarse. Es como un padre para él, padre exigente y que no tolera humor o familiaridades.

La gran familia es mostrada bajo su cara la más modesta, cotidiana y hasta ridícula. Es patético ver a los pequeños jefes buscar de donde sacar el dinero para entregarle al nivel superior la cuota mensual o semanal: maquinas de rocolas, asaltos a camiones de entregas. Vaciar parquímetros a martillazos. Contar los billetes del día sobre una mesa de restaurante.

En contrapunto se muestra la vida personal del agente del FBI, su cara escondida. El conflicto conyugal con Maggie, la esposa abandonada (Anne Heche), las llegadas a casa sin avisar y sin quedarse, la primera comunión de la hija, perdida por estar en una operación delicada y que se alarga en Miami. La importancia de la religión en la vida del agente Pistone, el riesgo personal de perderlo todo en su propia vida para que la misión funcione.

El compromiso profesional se vuelve entrega personal a una relación que está muy cerca de la amistad. El acercamiento con Lefty entra en un momento dado en conflicto con las necesidades de la misión, porque hay que avanzar en la confianza de los altos mandos mafiosos. Hay que traicionar al jefe inmediato porque es necesario obedecer a una más alta obligación mafiosa. Eso es la apariencia en el papel en cubierto. Pero también obedece a una necesidad policiaca. Así que Pistone es prisionero de todos sus mandos, y traiciona a todos. Traiciona hasta sus propios valores o instintos: tiene que descuartizar a unos cadáveres. Pero, en medio de todo, nace la voluntad de darle a Lefty la vida que este desea y tal vez merece. Darle la posibilidad de retirarse con su esposa, y viajar sobre el barco de sus sueños es también la posibilidad de sacarlo de la asociación delictiva y salvarlo de la policía.

Y, como pago de todos estos sacrificios, Pistone recibirá, en una ceremonia de lo más discreta y rápida, una medalla y un cínico cheque de …. 500 dólares. Tan patético como las recetas de la mafia de Lefty.

Pobre Lefty, que después de tanta obediencia, tantas humillaciones, al nunca ver reconocido su buen trabajo y su entrega a la causa, es llamado una noche. Y acude, inmediatamente, aunque sabiendo que será probablemente ejecutado por haber dejado entrar a un policía. Simplemente, toma la precaución de dejar dinero, reloj y argolla en casa. Para su esposa. Porque es un hombre bueno. Y Al Pacino logra inspirarnos compasión, nos divierte, nos enoja, porque puede ser tierno, ridículo, antipático, estúpido, autoritario. Porque en un gesto, puede mostrar el cansancio, la esperanza, la decepción, el disgusto, el asco. Y pasamos el tiempo de la cinta colgados de la gran clase de actuación que está dando.

Saturday, October 13, 2012

Pieta (Kim Ki Duk, 2012) – 7.5/10

Con la mezcla de crueldad y sensibilidad que caracteriza a Kim Ki Duk, Pieta es una delicia visual, y definitivamente un rompecabezas moral. Aunque algunas decisiones estilísticas y sobre todo el tema, hace imposible llamarla “disfrutable”, Pieta es definitivamente una excelente cinta.

La ficha IMDB.

Lee Kang-do (Lee Jung-jin) tiene la responsabilidad de asegurarse que cierto usurero reciba los pagos de sus deudores. Su sistema es sencillo, simplemente se asegura de sacar un seguro a nombre de los deudores, y cuando uno de ellos no puede pagar, los mutila de manera que pueda cobrar el seguro. Por supuesto, eso también asegura que no pueden seguirse ganando la vida y sus vidas quedan destruidas. Un día una mujer, Jang Mi-sun, (Jo Min-soo) aparece en su vida afirmando ser su madre, quien lo había abandonado al nacer. Una vez que Kang-do comienza a recobrar una semblanza de humanidad, la verdad se revela, con extrema crueldad.

Lo que distingue al cine de Kim Ki Duk, aun de otros creadores orientales y eso es decir mucho, es su enorme sensibilidad. Sus historias y personajes tienen rasgos tan dolorosamente humanos que es imposible que se enchine la piel al descubrirlos. A otro nivel, también son los guiones, la dirección, la fotografía y la música que revelan esa sensibilidad, que transportan esa humanidad y la hace evidente. Dependiendo de la cinta y del momento, las creaciones de Kim Ki Duk son como seda y brisa marina o como delgadas navajas en la piel. Su capacidad para crear personajes y situaciones profundamente sensibles o crueles es sorprendente.

En Pieta, es definitivamente la crueldad la que domina. Toda la primera mitad de la cinta revela a un personaje completamente separado de la humanidad no solo en sus prácticas profesionales, que lleva a cabo sin ningún arrepentimiento, sino inclusive en su forma de vida. Su manera de satisfacer sus impulsos, sexuales o alimenticios, es completamente primaria y aislada. Hay muchas decisiones de dirección interesantes en términos de que es lo que se muestra y que no y el resultado es la tensión permanente.

Cuando la supuesta madre de Kang-do aparece, la crueldad permanece y se manifiesta de nuevo en una crueldad primaria pero implacable. La infinita paciencia que demuestra Jang Mi-sun da lugar a confusión y definitivamente corresponde al título de la cinta. Las pruebas a las que la somete Kang-do son bastante torcidas y en particular la escena de casi violación es perturbadora. No solo por todo el tema incestuoso, sino también porque incluye unos movimientos de cámara que francamente no parecen tener lugar en la cinta. El resto de la cinta tiene composiciones muy cuidadas, tomas largas, planos fijos y de pronto la cámara se sacude cual video de quinceañera. Se podría decir que lo terrible de la secuencia justifica la elección formal, pero parece más bien un descuido; no encaja bien.

Por supuesto la revelación al final no es sorprendente y da total forma a los personajes. Puede ser que simplifique un poco la compleja relación entre ellos, pero tiene sentido. Todo lo que pasa después también tiene sentido y es, una vez más, extremadamente cruel.

La escena final es brutal y también poética; una perfecta síntesis de la obra de Kim Ki Duk.

The Mummy Returns (Stephen Sommers, 2001) – 6.5/10

La pandilla original está de regreso y trae consigo toda la diversión de la primera vez y hasta un poco más. Un poco más fantástica que la primera entrega, The Mummy Returns sigue siendo la pura buena onda y una excelente manera de pasar el rato disfrutando de una épica aventura.

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Los fanáticos seguidores de Imhotep (Arnold Vosloo), que al parecer existen, deciden despertarlo de nuevo pues este es el año del escorpión, el momento para combatir la legendario Rey Escorpión ( Dwayne “The Rock” Johnson) y controlar a su ejército. Rick (Brendan Fraser), Evy (Rachel Weisz) y Jon (John Hannah) se ven de nuevo involucrados, sobre todo porque ahora resulta que Evy fue en otra vida hija del faraón traicionado por Imhotep y su amante Anck Su Namun (Patricia Velásquez) y Rick es parte de un grupo de guerreros legendarios. A también porque su hijo, Alex (Freddie Boath) es secuestrado por los malosos.

Lo primero que hay que decir, para que no regrese más tarde esta triste realidad, es que básicamente en The Mummy Returns, el primer tercio de la película consiste en ver al maloso realizar de principio a fin los planes que no pudo completar en la primera cinta. Está bien ver a un malo de película con la suficiente determinación como para completar sus proyectos, pero la situación empuja un poco la incredulidad de la audiencia cuando uno recuerda todas las razones por las cuales Imhotep no debían lograr sus maquinaciones. Como sea, ese detalle se olvida pronto…pero me sigue molestando un poco.

Todos los ingredientes de The Mummy (Sommers, 1999) siguen presentes y ha interesantes adiciones. La inclusión de Alex, el hijo de los O’Connell es una muy buena idea que no solo hace avanzar a los personajes, pero agrega buenos momentos. Su química con el tío Jon es genial y el personaje en sí mismo es interesante porque es muy creíble como el hijo de Rick e Evy.  Gracias a él, Jon tiene más tiempo en pantalla y le va bien. También Anck Su Namun (en su versión de reencarnación) tiene mas escenas y todos estamos agradecidos por ese hecho.

La fantasía en la secuela es empujada un poco más lejos que en la original. Todas las secuencias de pelea entre Evy y Anck Su Namun son increíbles, tanto en el sentido de “no creíbles” como en el de “están bien padres”.  La adición de las momias pigmeo al arsenal de creaturas tampoco tiene mucho sentido, pero da lugar a mucha diversión.

La pelea a tres bandos entre Imhotep, Rick y el Rey Escorpión es bien entretenida y aunque sigue sin tener sentido que este mero mortal pueda ganarle a esta creatura del demonio, pero hay tanta escena tan padre durante esa pelea que no importa, de verdad no importa.

Quizá lo único lamentable de The Mummy Returns es que fue la cinta que hizo despegar la carrera cinematográfica ce Dwayne “The Rock” Johnson. Algo malo tenía que tener.

The Mummy (Stephen Sommers, 1999) – 6/10


Pura diversión, The Mummy es una excelente cinta para pasar un buen rato cotorreando con personajes carismáticos, una aventura épica y ninguna complicación. Quizá lo mejor, y más importante, es una excelente narrativa y un gran ritmo. The Mummy es lo que todas las cintas de aventura deberían ser.


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Rick O’Connell (Brendan Fraser) es un súper capaz miembro de la Legión Extranjera y una de las muy pocas personas que conoce la localización de la ciudad perdida de Hamunaptra. Junto con Evy Carnahan (Rachel Weisz) una egiptóloga sedienta de aventuras y el bueno para nada hermano de Evy, Jon (John Hannah), Rick es testigo, y parcialmente responsable, del despertar de Imhotep (Arnold Vosloo), una momia con hartos poderes que busca revivir a su amada, la guapísima Anck Su Namun (Patricia Velásquez); y por supuesto conquistar al mundo. Ahora Rick y sus compadres deberán detener a la momia o morir en el intento. La detienen.

No hay en The Mummy mayor complicación ni necesidad de análisis, lo que hay es pura diversión. La excelente narrativa combinada con los mas que entrañables personajes da lugar a una aventura que no se había visto desde Indiana Jones and The Last Crusade (Spielberg, 1989) y que veríamos después hasta Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl (Verbinski, 2003) ; claro exceptuando la secuela a la misma The Mummy.

Rick O’Connell es bien simpático, extremadamente capaz y tiene instintos infalibles. Evy es bien bien inteligente, guapísima y un poco torpe. Jon es superficial, cobarde pero con buen corazón y gran sentido del humor. Los tres cargan bien la historia y forman un divertido equipo. El hecho de que Brendan Fraser, Racel Weisz y Jonh Hannah tengan gran química frente a la cámara definitivamente ayuda mucho.

Por supuesto los efectos especiales ya se notan antigüitos, pero en el momento del estreno de The Mummy definitivamente tenían lo suyo. Sobre todo, funcionan bien para dar vida a la momia que es fea pero no espantosa, imponente pero no incomoda de ver, al menos no durante la mayor parte de la cinta.

El todo toma buena forma y aunque es poco creíble que esta momia con poderes sobre naturales termine intentando resolver sus problemas dándose de puñetazos con un ex soldado, la credibilidad es lo de menos en esta aventura.

Bullets Over Broadway (Woody Allen, 1994) – 6/10

Una producción bastante ligera comparada con lo que Allen nos tiene acostumbrados, Bullets Over Broadway tiene momentos bien divertidos y algunos indicios de cuestionamientos interesantes, de esos que Allen no puede evitar inundar sus producciones.

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David Shayne (John Cusack) es un escritor cuya nueva obra no verá la luz a menos que acepte incluir en el elenco a la novia de un mafioso. A la novia, Olive (Jennifer Tilly), la acompaña siempre la mano derecha del mafioso, Cheech (Chazz Palminteri) quien resulta tener un gran talento como escritor y sin que nadie lo sepa ayuda a David a reescribir la obra. La vida de David cambia completamente durante la producción de la obra; para empezar entabla un romance con la famosísima Helen Sinclair (Dianne Wiest), engañando a su novia (Mary-Louise Parker) pero sobre todo se ve confrontado con la realidad de su talento y el valor real del arte para un artista.

Mucho de lo que hace disfrutable a Bullets Over Broadway es la dinámica entre los personajes. La colección de actores y momentos del bajo mundo neoyorkino que se encuentran por esta obra da lugar a situaciones bien divertidas y de un humor perfectamente blanco y simple. Este es definitivamente uno de los puntos fuertes de Woody Allen, su capacidad de trabajar los guiones para construir humor sencillo y fácil de digerir. Le ayudan mucho los actores en este caso, que cargan bien a sus personajes y se ve que, como la audiencia, se la pasaron re bien.

Generalmente sucede que ese humor es el trago de agua que ayuda a soportar las consideraciones existencialistas más complejas o las referencias intelectuales que inundan el cine de Allen. No es tanto el caso en esta cinta, más bien ese tono es el que la domina completamente. Por supuesto están los momentos intelectuales necesarios, como la discusión sobre el sexo y el amor que tiene lugar entre David, su novia, el amante de esta y la ex amante de este. Pero es el contraste entre la situación y la actitud de los personajes lo que hace de la escena algo divertido, y eso es, de nuevo, completamente blanco y fácil de digerir.

La pregunta que Allen disimula bien entre tanta diversión bien intencionada es la del valor del arte. Empieza con las discusiones intelectualoides de David y su grupo de amigos, incluyendo al amante de su novia que sostiene escribir obras concebidas para nunca ser representadas; y concluye con Cheech quien decide sin dudar que una vida humana vale menos que la belleza de una obra de arte. Ese contraste entre el intelectual lleno de pretensiones y el hombre visceral, capaz de crear con honestidad, es uno de los temas recurrentes en el cine de Woody Allen.

La pregunta, bien que mal, queda abierta, pero Allen parece destilarse al final por dejar de lado la pretensión y abrazar la honestidad. Artista no es nadie más que aquel que crea. La cuestión de si matar a Olive porque estaba arruinando la obra es justificable sigue abierta, pero definitivamente la única persona capaz de juzgar en realidad era el creador de la obra, y él tomó partido de manera clara.

Every Thing You Always Wanted to Know About Sex But Were Afraid to Ask (Woody Allen, 1972) – 4.5/10

Libremente basada en el libro del mismo nombre, Every Thing You Always Wanted to Know About Sex * But Were Afraid to Ask es el puro cotorreo. Quizá esta sea la cinta más relajada de Woody Allen, sin pretensiones existencialistas (o no demasiadas), pero claro, con bastante sarcasmo.

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La cinta cuenta 7 historias cortas que se supone están basadas en capítulos del libro de David Reuben publicado en 1969 y que es considerado como parte fundamental de la revolución sexual en los Estados Unidos. Desde bufones medievales que prueban afrodisiacos hasta espermatozoides temerosos de la vida fuera del cuerpo humano, pasando por la historia de amor entre un hombre y su oveja, la cinta responde a muchas de las preguntas comunes (para la época, asumimos) alrededor del sexo.

Hay una idea detrás de la cinta, una idea que tiene cierto valor aun 40 años después de la producción de la película y aunque esta idea es relevante, es también cierto que Every Thing You Always Wanted to Know About Sex * But Were Afraid to Ask tiene la ventaja de poderse disfrutar aun sin ponerle demasiado atención. El humor es blanco y de bajo calibre, con situaciones absurdas (de lo más absurdas) y sin demasiadas complicaciones.

Ya sea Woody Allen en el papel principal, o alguien más frente a la cámara, el tono es siempre ligero y a veces hasta un poco tonto. Es cierto que ver a Allen primero como bufón, después en una parodia del cine italiano y finalmente disfrazado de espermatozoide impide que uno se tome nada demasiado en serio. Ninguna de las historias es particularmente interesante por sí sola, o meritoria de demasiada discusión, pero todas juntas componen un bonito mosaico que definitivamente hace reír y relaja al espectador.

La cuestión sin embargo que parece intentar abordar Allen no es tanto traer al frente las revelaciones que el libro de Reuben presenta, más bien parece ser que lo que intenta hacer es cuestionar el merito de las mismas. La manera en que la cinta aborda cada una de las preguntas, de manera tan ridícula y empujando las posibles interpretaciones de los términos involucrados, da a pensar que la idea de Allen es más bien mostrar que las preguntas son en sí mismas absurdas. Es quizá un punto valido. No que todo discurso sobre el sexo debería quedarse envuelto en misterio y tabú como la sociedad conservadora lo hubiese querido (en 1970 y ahora), sino que quizá esta obsesión con explicar todo y encontrar teorías para todo en realidad sea quizá igualmente nociva.

Es posible que Allen no pretendiera nada más que hacer una película chistosa, pero vista su trayectoria es difícil pensar eso, aun cuando se habla del inicio de su carrera. Parece más creíble que la total falta de solemnidad, y en algunos casos de conexión, en las respuestas que da a las preguntas sean su manera de decir que toda la discusión es absurda, y que si a esas vamos, igual pretender examinar lo que el espermatozoide está pensando antes de lanzarse a la misión de su vida.

How to Lose Friends and Alienate People (Robert B. Weide, 2008) – 4/10

Entre Simon Pegg y Jeff Bridges, el mayor merito de esta bonita película está en la capacidad de entrega de los actores. Aunque no hay mucho mas sucediendo, al menos la cinta es bastante disfrutable aunque completamente predecible.

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Sydney Young (Simon Pegg) es un escritor para su propio tabloide en el Reino Unido, hasta que un día recibe la oportunidad de trabajar en New York, en la más importante de las publicaciones de estilo de vida. Sydney por supuesto aprovecha la oportunidad de trabajar con Clayton Harding (Jeff Bridges) uno de sus ídolos. Gracias a este cambio, Sydney se adentra en el mundo de los ricos y famosos y descubre que el mundo al que siempre quiso pertenecer es exactamente como lo imaginaba, y que quizá su descenso a la alta sociedad no sea lo más deseable. También está el interés romántico encarnado por Alison (Kirsten Olsen).

La historia de esta bonita cinta está adaptada del libro del mismo nombre escrito por Toby Young. El libro narra su estadía en New York como parte del equipo de Vanity Fair, así que uno puede asumir que bastantes de las situaciones en la cinta tienen origen en la realidad, y no es difícil imaginarlo, pues aunque por momentos la cinta quiere hacerlo parecer absurdo en realidad las situaciones parecen bastante creíbles.

Hay momentos bastante divertidos en la cinta, pero todos giran alrededor de Sydney siendo el pez fuera del agua y Clayton siendo el ex rebelde aburrido con su éxito. Nada de lo que sucede es una sorpresa y es muy afortunado que los actores encarnando a ambos personajes sean tan carismáticos, porque de otra manera hubiese sido bastante aburrido.

La historia de amor entre Sydney y Alison también es muy predecible. La dinámica se ve venir desde la primera escena que comparten y sería difícil imaginar a personajes más estereotipados: la chica inteligente pero insegura que se convierte en la amante del ambicioso superior, pero que finalmente encuentra su camino y el amor en brazos del ridículo per autentico chaparrito.

Al final esa es la dinámica en toda la película, y ni el cerdo corriendo entre famosos es suficiente para cambiar eso.

The Lorax, (Chris Renaud, Kyle Balda, 2012) – 2/10

Una bonita fantasía salida de la imaginación del harto querido Dr. Seuss, The Lorax es de lo más insípida y predecible sin nada, o casi nada, que la haga redimible, salvo quizá que está llena de buenas intenciones.

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Ted (Zac Efron) esta perdidamente enamorado de su vecina Audrey (Taylor Swift), pero parece que la única manera en que podrá tener su atención es si consigue un árbol para ella. Un árbol real, de esos que ya no hay pero que por alguna razón ella sabe existen. Gracias a los consejos de su abuela (Betty White), Ted encuentra al Once’ler (Ed Helms) quien le cuenta la historia de cómo él fue el responsable por la desaparición de los árboles y le explica quien es el misterioso Lorax (Danny DeVito), protector de la naturaleza.

La cosa con las formulas hollywoodenses es que no siempre funcionan. The Lorax parecía tener todo lo necesario para ser una animación para chamacos de menos entretenida. Esta la historia bonita a partir de un querido libro para niños, están las voces famosas, por supuesto los personajes entrañables con harta chispa, los chistes para que los papas no se aburran y una bonita historia con moraleja. La cosa es que se siente que todas cosas están ahí para respetar la formula y no porque pertenecieran.

A The Lorax le falta chispa, le falta encanto, y le falta ser una buena historia. La sobre simplificación del problema ambiental puede que sirva para enfatizar la moraleja de la historia, pero definitivamente complica la narración con el jovencito que debe ir a ver al Once’ler para que este le cuente la historia del Lorax y que al final mágicamente aparezca el ultimo árbol. Es como si a media historia alguien se hubiera dado cuenta que no podrían llenar las dos horas y entonces había que rellenar de alguna forma. De hecho, muchos de los eventos se sienten así, como toda la secuencia en la que el Lorax intenta deshacerse del joven Once’ler. Con conejos  y osos y quien sabe que, intentando meter drama donde con duras penas hay una anécdota.

Por supuesto, muchas de las situaciones no tienen ni pies ni cabeza y desafortunadamente no hay suficientes puntos positivos como para que uno perdone que Ted pueda seguir saliendo de la ciudad aunque el maloso no lo quiera, o que Audrey sepa todo sobre los arboles.

Ni la cotorra abuela o el regordete Lorax (quien por cierto casi ni figura en la cinta, lo cual quizá sea para bien) logran hacer que la cinta sea poco más que una pérdida de tiempo.

Goon, (Michael Dowse, 2011) – 4.5/10

Una bonita comedia celebrando lo que muchos consideran es lo peor del hockey, pero que los fanáticos sostienen es parte de su esencia: las peleas. Sn ofrecer nada nuevo al cine, Goon hace un buen trabajo de entretener y celebrar la cultura canadiense.

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Doug es un bueno para nada, un tipo simple por no decir estúpido en una familia de intelectuales. Su sueño es ser parte del equipo local de hockey pero su total incapacidad para patinar es un importante obstáculo. Sn embargo un día, al ver sus impresionantes cualidades como peleador, el entrenador de un equipo semi profesional lo contrata para jugar el papel del enforcer, el protector de los otros miembros del equipo, en particular para un talentosísimo jugador que ha completamente perdido la chispa. Doug tendrá que probar su valor, luchar contra los pronósticos, la apatía, la dureza del mundo real y también contra uno de los héroes de la infancia, pero al final demostrará que hay honor en su profesión.

Goon sigue exactamente el esquema de la cinta del héroe inesperado, el pobre que viene desde atrás y en contra de lo que todos esperaban, gana, se queda con la chica y nos enseña a todos una lección. Nada nuevo ahí.

Definitivamente lo interesante de Goon no et en su estructura, sino más bien en haberse concentrado en un tema tan preciso, y esto es quizá la verdadera historia que hay que contar al hablar de esta película. Jay Baruchel, mejor conocido por su participación en cintas como Almost Famous (Crowe, 2000), la genial Tropic Thunder (Stiller, 2008) o Knocked Up (Apatow, 2007), es uno de varios actores canadienses que ha hecho marca en el cine de Hollywood, pero para él siempre ha sido importante hacer algo en su país de origen. No solo ha contribuido regularmente a producciones independientes en Canadá, sino que con Goon hizo un, si bien modesto, siempre valido, intento por traer algo de su país al centro de atención.

A diferencia del football americano o el baseball, el hockey no ha disfrutado de una gran popularidad en el cine, más que otra cosa, porque el mercado gringo no es el más grande consumidor del deporte (aunque lentamente se está haciendo cada vez más popular). Muchos de los chistes y de las referencias se pierde cuando uno no sigue o ni siquiera conoce el hockey, así que esta producción, aunque no demasiado ambiciosa, tenía algo de riesgo y tiene bastante mérito por no haber buscando alejarse de sus pretensiones por glorificar este violento deporte.

En su natal Canadá hubo una recepción mezclada pues hubo gente que considero poco apropiado enaltecer la naturaleza violenta del deporte, pero la mayoría de los fanáticos estuvieron contentos de encontrar una historia que mostrara la gloria que ellos ven en los trancazos intercambiados en el hielo. Independientemente de lo que uno piense, es un hecho que esas peleas y el rol del enforcer están profundamente clavados en la cultura del hockey.

En cuanto a la cinta misma, otra vez hay poco que decir, salvo que hay buenas risas y que la fotografía es por momentos sorprendentemente buena, en particular con hermosas tomas de sangre y dientes sobre el blanco hielo.

Kiss Kiss Bang Bang – 6/10 (Shane Black, 2005)

Una divertidísima comedia llena de absurdos y excelentes actuaciones, Kiss Kiss Bang Bang es la pura buena onda. Robert Downey Jr. y Val Kilmer tienen excelente química juntos y llevan la narración de la mejor manera posible.

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Harry (Robert Downey Jr.) es un ladronzuelo de poca monta quien para escapar de la policía pretender ser un actor. Las maquinaciones del director lo traen a Hollywood donde conoce a Gay Perry (Val Kilmer) un investigador privado que ayuda a actores a entrar en personaje. También se reencuentra con Harmony (Michelle Monaghan), el amor de su vida. Desafortunadamente, también se convierte en testigo de un crimen que esconde un complot profundo en la industria del cine. Entre confusiones, mentiras y verdades a medias, los tres buscan resolver el misterio sin perder la cabeza.

El humor negro es algo que definitivamente el queda bien a Downey Jr. Y Kiss Kiss Bang Bang está lleno de él. Desde la secuencia inicial queda claro que en esta película las cosas no serán lo que parecen y que todo se vale.

Para que una comedia de situación funcione los dos elementos clave son que los personajes sean interesantes y que la confusión tenga un buen balance de absurdidad y credibilidad. Esta cinta cumple con ambas.

Harry es una extraña mezcla de inocencia y cinismo. Es un sujeto sin demasiado valor que se deja llevar por las circunstancias y demasiado débil como para tomar decisiones, pero con una sorprendente fortaleza moral para algunas situaciones bien especificas lo que lo hace bastante determinado al momento de actuar, sin por ello dejar de estar lejos de ser brillante. Gay Perry es también de lo más divertido, intentando a toda costa negar su homosexualidad, pero aceptando el apodo que se le ha dado, porque “suena bien”. Él es el verdadero caballero andante listo para salvar a la damisela en peligro, salvo porque realmente no está en su naturaleza salvar a nadie. Harmony está completamente dañada pero es su profundo cariño, y la fascinación que provoca en Harry, lo que hace que la historia avance.

Alrededor de ellos, la situación evoluciona de manera creíble y es lo suficientemente ilógica al inicio como para que las sorpresas lo sea realmente, y los puntos conectan los inicie tenerte bien al final como par que nadie se sienta estafado.

Por supuesto hay que mencionar el divertidísima juego extradiegetico en el que entra el personaje de Harry, explicando los lugares comunes de los thrillers hollywoodenses y como su historia es diferente, sin poder al final evitar admitir que en realidad no lo es tanto.

Kiss Kiss Bang Bang es una historia divertida, completamente llevada por los personajes y con una muy buena narrativa. Pura diversión.

The We and the I, 7/10 (Michel Gondry, 2012)

Michel Gondry regresa con una película en un terreno mucho mas suyo y prácticamente consigue borrar la terrible pesadilla que fue The Green Hornet. En una historia adaptada de vivencias reales, Gondry demuestra que en el fondo y más que nada, es un excelente contador de historias.

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Es el último día de clases en una preparatoria del Bronx y una parvada de adolescentes invade el autobús como lo hacen de costumbre, imponiéndose sobre el resto de los usuarios. Cada grupo de chavos y chavas lidia con sus problemas a veces aislados, a veces chocando con los otros.

Desde una perspectiva formal, The We and the I es muy diferente a lo que Gondry nos tiene acostumbrados. Para empezar, se aleja casi totalmente de esos mundos de fantasía que tanto le gustan y se limita a la realidad de un grupo de adolescentes que no podrían ser más normales. Salvo por algunos pasajes en la imaginación y en los recuerdos de los personajes, toda la acción se limita a diálogos dentro del autobús. Uno pensaría que un universo así de pequeño le causaría problemas a Gondry, y si bien no puede evitar meter de alguna forma fuego hecho con papel celofán y similares, la verdad es que Gondry parece sentirse cómodo con estas restricciones.

La cinta hace un muy buen trabajo capturando el dinamismo de las acciones, lo enorme que es algo tan sencillo como un viaje en autobús cuando uno tiene 16 años. Todo el drama y las enormes consecuencias que cada decisión y cada dialogo parecen tener están ahí y se sienten en las diferentes escenas.

Los micro universos tienen sus propias dinámicas y sus propias preocupaciones, pero todos están conectados. Esa interacción está muy bien reflejada en la cinta, como hay eventos que conectan a estos grupos separados, como por ejemplo burlarse de un individuo que nada tiene que ver con nadie, o compartir un video que a todos hace reír. El uso del celular como arma predilecta para casi todo está bien demostrado, sin llegar a una ridiculización o un intento por moralizar a su alrededor; sino mas bien mostrándolo como el objeto de afirmación social, de confirmación de pertenencia, que de una u otra manera toda generación de adolescentes necesita.

La evolución de la narrativa funciona bien para presentar a los personajes y explorar el caos de todos juntos al mismo tiempo que las sutilezas de cada uno. El inicio es confusión total pues la película no pierde tiempo en explicar o exponer nada de una manera que se sienta anti natural, pero pronto queda claro quién es quién y si bien no es evidente hacia dónde vamos, no es realmente importante. Conforme el tiempo, y el autobús, avanzan, las cosas se simplifican de manera natural; no solo hay menos personajes, sino que las pequeñas tramas se aclaran, las relaciones toman forma y las personalidades emergen. Para cuando llegamos al final, esta investigación alrededor del lugar del individuo en el grupo queda clara; la dimensión del egoísmo y del altruismo de los adolescentes queda expuesta, sin juicios.

La fotografía y la música acompañan bien a la historia, y si bien la decisión de dividir la cinta en dos partes de manera explícita no parece cumplir ningún propósito, tampoco estorba demasiado. Los pocos efectos visuales son interesantes y las tomas de New York en movimiento están muy bien logradas.

Las diferentes historias de los adolescentes, interpretados por ellos mismos por cierto, están todas inspiradas en su realidad y parece que en el peor de los casos, The We and The I le ofreció a los chavitos una mirada sobre sí mismos que no hubiesen tenido y quizá hasta una catarsis. No todos son buenos o siquiera decentes actores, pero no son tan malos como para distraer de la cinta y la decisión de usarlos conserva cierta naturalidad y le va bien al proyecto.

Lejos de un mundo de fantasía visual que es el suyo, Gondry armo una narración que se siente honesta (algo que si es muy suyo) y que fluye bien. The We and The I se disfruta y tiene corazón.

The Five-Year Engagement, 3/10 (Nicholas Stoller)

Emily Blunt está bien pero bien guapa y Jason Segel es bien pero bien buena onda. Fuera de uno o dos chistes cotorros, no hay mucho más que decir de esta comedia bien intencionada pero bastante plana.

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Tom y Violet se quieren a morir. Así pues deciden casarse después de una propuesta que pudo haber salido mejor pero de todos modos estuvo bonita. Todo va bien, a pesar de los obligatorios tropiezos gracias en gran medida a las familias) hasta que Violet recibe una oferta de trabajo en Michigan. Por su amor por ella Tom decide seguirla, total que es algo solamente temporal. Pero su estancia se eterniza, las cosas se complican, familiares muren y deciden separarse. Sin embargo, el amor triunfa al final y hay una boda bien bonita.

En Forgetting Sarah Marshall (Stoller, 2008), Stoller y Segel consiguieron una comedia bastante divertida, con suficientes momentos de vulgaridad y bastante honestidad. La formula no se repitió en The Five-Year Engagement.

Emily Blunt y Jason Segel definitivamente tienen química juntos y el reparto a su alrededor no está nada mal, en particular la guapísima Alison Brie. Los personajes a quienes interpretan tienen su chiste, aunque como siempre son los más alejados de la realidad los que más divierten. Desafortunadamente el guion no los ayuda y, por ejemplo, la tropa de estudiantes de psicología pierde su chiste bastante rápido.

La película dura demasiado y los 5 años de verdad que se sienten, sobre todo cerca del final donde uno se pregunta porque sigue viendo esta serie de eventos que no parecen llevar a ningún lado. Al final todo se resuelve solamente como un evento más: las cosas pasan pero no parecen estar conectadas entre sí.

Los chiste la verdad carecen de…chiste… y salvo uno que otro momento divertido, más bien parece que los escritores solo querían tachar de su lista los necesarios momentos de violencia absurda, confusión, diálogos astutos y (igualito a Sarah Marshall) depresión que se ejemplifican en la elección de ropa. Sorprendentemente, Chris Pratt cantando Ay, Ay, Ay, Paloma si provoco una mezcla de risa y sentimiento.

The Five-Year Engagement es una película para pasar el rato, que como muchas otras, intentó ponerle corazón al asunto, tristemente no lo logró y la buena ondez de los personajes no compensa eso.

Prometheus (Ridley Scott, 2012) – 6/10

Muchos, muchos años después del final de la serie Alien, llega una precuela que si bien tiene una narración un poco confusa, hace un gran trabajo en traer de vuelta el espíritu, y la tensión, del material original.

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Después de años de investigación, una pareja de científicos ha encontrado lo que parece ser la prueba concluyente de que el origen de la humanidad se encuentra en el espacio. Patrocinados por la corporación Welland, los investigadores parten hacia el planeta al que sus pistas apuntan, pero lo que encuentran ahí parece indicar que los creadores de la humanidad tenían ahora la intención de terminar con ella.

Por supuesto las comparaciones con la cinta original tienen que suceder, más aun cuando se trata del regreso de Ridley Scott a la saga. Hay que decir que al final de cuentas, Prometheus sale bien librada de la comparación. Aunque no es una película que revolucione su género, ni de lejos, al menos en un pedazo de ciencia ficción que se sostienen bien.

La trama tiene algunos huecos, sobre todo cuando se trata de hacer la conexión con la serie original. La naturaleza del arma biológica no está del todo clara y es con mucho esfuerzo, imaginación y ayuda de terceros que quien escribe la presente más o menos llego a una conclusión sobre cómo funciona. La nave que aparece en la primer cinta aparece de nuevo (o más bien por primera vez), pero quien a todas luces fue la victima del alien en dicha nave ya no está donde debería. Eso es menor, pero lo suficientemente confuso como para generar ruido.

Lo que le funciona muy bien a Prometheus es el manejo del ritmo y del suspenso, mucho como en la primera. Hay varios momentos que sacan de onda, pero definitivamente la carrera de Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) por sacarse lo que se que trae en la panza y la sangrienta conclusión se llevan la cinta.

Los personajes también tiene su merito, en particular David (Michael Fassbender), el androide que ejemplifica la temática de la cinta. La actuación de Fassbender es excelente y nos deja con los pelos de punta. Su conflicto en términos de su relación con su creador funciona como un ancla para representar el conflicto individual de varios personajes con sus padres y de la comunidad con estos seres alienígenos que crearon a la humanidad. Un conflicto que no tiene solución para cuando llega el final de la cinta, lo cual tiene sentido.

La dirección de arte es realmente extraordinaria. Tenía mucho tiempo, quizá desde The Matrix (los hermanos Wachoski, 1997) que no había una cinta de ciencia ficción con esta presencia física. De un tiempo para acá, los únicos futuros que Hollywood podía imaginar estaba diseñados por Steve Jobs y su equipo: formas curvas, superficies planas y luminosas. Quizá por cuestión estética o quizá por cuestión económica, pues son objetos fáciles de ejecutar y de disimular con CGI. En Prometheus las naves espaciales tienen volumen, los objetos ocupan espacio y tienen textura. Los diferentes componentes que se muestran tienen sentido funcional y podrían ser el futuro.

En este departamento hay que hablar de las bestias, porque en esta ocasión no hay una sino varias. Como las características del enemigo no son del todo claras, se necesita un poco de imaginación o de inocencia para entender y/o aceptar lo que está pasando. Una vez sobre pasado ese detalle, el humano zombi se ve a todo dar y de verdad da miedo. La creatura que sale de las entrañas de Elizabeth sigue un poco la lógica mas común en la ciencia ficción: menos textura y mas superficies planas, pero definitivamente esta horrible. El monstruo final, esa especie de facehugger gigante, está feo como el solo y retoma un poco la temática sexual del diseño original, pero es mucho menos interesante. El que confunde todo es el “alien” que resulta de la combinación de ese facehugger con los humanoides-creadores. Es lo suficientemente parecido al Alien original como para pensar que es la misma especie, pero lo bastante diferente como para que trazar la línea al original sea complicado. ¿Es un rediseño de la misma bestia? ¿Es otro animal? Pareciera más bien lo segundo, pero entonces, ¿cómo se llega de eso al alien que conocemos y queremos?

Al final es cierto que hay confusión y (definitivamente) miedo al ver Prometheus, pero es el tipo de cinta que expande una mitología de tal manera que uno no quiere que se acabe. La sensación después de ver Prometheus es de “quiero ver más” y al final, ese es el mejor cumplido que se le puede hacer a una obra narrativa.

Alien Resurrection (Jean-Pierre Jeunet, 1992) – 7/10

Cuando parecía que la serie de Alien ya no tenía futuro, llego Alien Resurrection con una trama y estructura que se alinea perfecto con las entregas anteriores. Un poco más inventiva y menos obscura que las anteriores, es quizá la más interesante de todas.

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100 años después de los eventos de Alien 3, un grupo de científicos ha finalmente logrado lo que parecía imposible: re crear a la feroz creatura al clonar a la teniente Ripley (Sigourney Weaver). Para poder criar a una nueva generación de Aliens, los científicos necesitan seres humanos como huéspedes, por lo que contratan a un grupo de contrabandistas para traer a las víctimas. Por supuesto, las cosas se salen de control y ahora la pandilla de renegados deberá unirse a Ripley que es parte Alien para destruir a las bestias.

Joss Whedon (Avengers, 2012) escribió un guion que definitivamente esta bien pero bien locochón. Jean-Pierre Jeunet hizo un excelente trabajo en traerlo a la realidad. Los conceptos y personajes (junto con los actores que los interpretan) están empujados al extremo y el resultado no tiene la solemnidad de las entregas anteriores, lo cual le viene muy bien.

El escuadrón de bandidos intergalácticos es interesante, aunque por supuesto son Vriess y Johner interpretados por Dominique Pinon y Ron Perlman respectivamente los que más llaman la atención. No que Winnona Ryder no amerite una segunda mirada, sobre todo en su misterioso papel de androide que parece ser la única en saber qué demonios está pasando.

Ripley continua su evolución y otra vez (y de verdad parece que esto es intencional) su cambio a un personaje aun más duro se siente orgánico. Ahora, por razones evidentes, está un poco más loca y comienza a separarse del género humano. La secuencia donde destruye a los clones anteriores es súper intensa y redondea bien con las otras secuencias donde se dedica a patear traseros (y por supuesto con su encuentro con su “nieto”).

Las creaturas se ven mejor que en ninguna otra cinta. No solo la tecnología ha evolucionado lo suficiente como para que se vean bien, sino que Jeunet es inteligente en el uso de iluminación y ambientes. Por ejemplo, la secuencia de persecución bajo el agua es genial, y los alien se ven mejor que nunca, con la textura acuática disimulando la falsedad del CGI.

Es interesante que las muestras de inteligencia y aprendizaje no sean gratuitas y siguen en línea con eventos que sucedieron desde la segunda entrega de la serie.

Mención especial merece por supuesto el llamado newborn (recién nacido). El cambio de la reina Alien a un ser con sistema reproductor como el humano es bastante impactante, y aunque no tiene sentido que sobrevivan, se agradece la presencia del científico loco para dar contexto a los eventos.  La escena de nacimiento es brutal y la creatura es definitivamente horrible pero muy bien trabajada. La emoción que muestra en sus ojitos es impactante y el contraste con su fealdad y evidente monstruosez logra un increíble efecto.

A pesar de que las virtudes de Alien Resurrection están sobre todo en lo fantástica que es, también tiene algunos momentos brutales que le hacen honor a la franquicia. Por supuesto esta la muerte del científico maloso y la destrucción de la creatura que es de lo más horrible que puede ser, y todo eso lleno de emoción.

Sin duda la más vistosa de la serie, Alien Resurrection hace un excelente trabajo de cerrar la franquicia en una nota alta, llevándola a donde no era lógico ir, pero donde queda muy bien.

Alien 3 (David Fincher, 1992) – 6/10

Cuando Alien 3 apareció por primera vez, fue impactante; verla de nuevo más bien dejo al descubierto todos los problemas de producción que hicieron de lo que hubiese podido ser una gran película solamente una buena película.

La ficha IMDB



En un desafortunado giro de eventos, la capsula de escape donde Ripley (Sigourney Weaver), y el otro par de tripulantes viajaban se estrella en un planeta prisión con una estructura social bastante complicada. Ripley es la única sobreviviente humana, pero ha traído con ella al menos a un facehugger que ni tardo ni perezoso infecta a un perro, dando lugar a una nuevo tipo de Alien. Pero pronto descubrimos que Ripley misma está infectada y ahora debe deshacerse de la creatura rondando la prisión y la que esta rondando sus tripas antes de que miembros de la compañía lleguen para capturarla.

La historia detrás de Alien 3 parece haber sido bastante complicada. Con varios equipos asignados a escribir y re escribir el guion y después varios directores a la cabeza del proyecto, la cosa estaba ya en malas condiciones cuando le llego a David Fincher. Parece ser que después de eso, el estudio siguió metiéndose un poco más de lo que debería, imponiendo restricciones extrañas y hasta dándole una editadita final a la cinta. Todo este alboroto resulto entre otras cosas en que algunos de los diseños que Giger trabajo para la cinta no vieran la luz del día, pero sobre todo, en una cinta con severas deficiencias narrativas.

Mientras Alien, (Scott, 1979) es una película de horror y Aliens (Cameron, 1986) una de acción, Alien 3 parece ser más un thriller con algunos elementos psicológicos interesantes tristemente la ejecución hace que mucho de ello se quede en el pizarrón y no se refleje correctamente en el resultado final.

Para empezar, la cinta está llena de agujeros. El más importante y que tiene un definitivo impacto es el hecho de que Ripley tenga un alien dentro. Es la gran revelación de la cinta y todo el elemento de tensión único de esta entrega depende de ello; pero no tiene sentido, simplemente es ilógico.  No hay ningún trazo de que la cámara de sueno donde viajaba haya sido dañada, no hay rastro de ningún otro facehugger y además, parece que pasa muchísimo tiempo antes de que ella muestre cualquier malestar y mucho más para que emerja la bestia.

La situación de la prisión es también carente de sentido. En una de las versiones anteriores del guion, el planeta estaba habitado por monjes (al parecer, hubiera habido unos visuales impresionantes). Claramente esa idea le gusto a alguien, porque la cárcel funciona de verdad mas como un monasterio y es difícil ver que es lo que el elemento “prisión” trae a la historia.

Junto con ello, la cinta tiene problemas narrativos mas pequeños pero que al acumularse se vuelve molestos; como el grupo de “prisioneros” explorando una sección de la prisión que nadie conoce y llena de misterios. ¿Por qué? O toda la onda del suicidio no suicide…

La bestia también merece mención especial. Por un lado es un nuevo diseño, lo cual tiene sentido puesto que el huésped es un perro esta vez. Es un poco ilógico que emerja casi de tamaño completo cuando es mucho más pequeño al emerger de un huésped más grande, pero bueno, eso no es demasiado grave. Lo grave es más bien que jamás se alcanza a ver exactamente qué forma tiene. De alguna manera es casi un retroceso a como fue en la primera parte pues el uso del CGI primitivo hace que la creatura se vea mas como una masa negra que como cualquier otra cosa.  Los close-ups a la cabeza no se ven nada mal, pero tomas en movimiento simplemente no funcionan.

A pesar de estas deficiencias, Alien 3 sigue teniendo cosas a su favor, una vez mas es el personaje de Ripley lo más interesante. Su evolución de victima a fuerza de la naturaleza continua y otra vez se siente perfectamente lógica y orgánica. El miedo y la determinación al tener al alien adentro justifican completamente sus acciones. La evolución en la estética del personaje acompaña esto muy bien.

En muchas de sus primeras producciones, Fincher tenía como tema recurrente el cambio de papeles entre cazador y presa. Alien 3 es un excelente ejemplo de esta temática ejecutado de una manera interesante; aunque evidentemente queda al aire la pregunta sobre si un poco mas de control creativo hubiese resultado en una mejor cinta, o al menos más coherente.