Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, December 30, 2013

The Hunger Games : Catching Fire (Francis Lawrence, 2013) – 6.5/10


Segunda parte de la trilogía, que sabe economizar en no repetir lo que ya se sabe. Así que , para entender, es necesario haber visto al primera. Con más atención en los personajes y la significación de la historia y menos énfasis en los efectos visuales de artificio y derroche de la sociedad decadente.

Ficha IMDb

Como la primera, la cinta empieza con una escena de caza: Katniss (Jennifer Lawrence) está en el bosque  a primeras horas del día. Ahí la alcanza Gale (Liam Hernsworth), su discreto enamorado de pueblo. 

Pero debe cumplir con su papel de vencedora y hacer una gira de promoción con Peeta (Josh Hutcherson) y la encantadora Effie Tincket (Elizabeth Banks) con sus peinados inmensos, vestidos y zapatos extraordinarios. Es cuando se descubre que la Resistencia ya se difundió, que tiene sus señales de reconocimiento, levantando tres dedos, y que los adeptos son cada vez más numerosos. Y que la policía reprime sin piedad.

Algunos puntos interesantes y nuevos son la presencia más cercana del presidente Snow (Donald Sutherland) quien sale de su jardín de rosas para acercarse a Katniss y hacer le entender claramente lo que espera de ella, así que del nuevo Maestro del juego Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman). 

Ya no se enseña el funcionamiento del juego y sus manipulaciones desde la sala de control, lo que se agradece. Pero todo lo referente al juego se ve un poco simple: los tributos entienden muy rápido el funcionamiento regular de las trampas. Y hay pocos momentos de verdadero suspenso. El ataque de los simios, la niebla, el tsunami….  El juego acaba muy abruptamente y la revelación final de quien es del lado de la Resistencia, si sorprende un poco, no provoca tampoco el entusiasmo. 

Quedan unas escenas impactantes como el desfile de los carruajes de los tributos en un gigantesco estado con banderas ondeando. Pero se dejó de lado todo el aspecto colorido, estrafalario de  la sociedad de la nueva ciudad, con su esnobismo, sus ropajes, peinados. Hasta el presentador del show, Caesar  (Stanley Tucci ) es casi normal en su maquillaje y peinado. Sin embargo, algunas escenas están espectaculares. La transformación del vestido de novia en pájaro es extraordinaria. 

Se siente que Katniss se volvió la heroína, el símbolo de la resistencia, sin verdaderamente saberlo ni quererlo. Su relación con sus dos enamorados no queda nunca clara. ¿Sincera con los dos? ¿Manipuladora con los dos? 

En cambio, algunos personajes han evolucionado muy bien: Effie es humana, tierna en sur relación torpe y casi maternal con sus protegidos. Cinna (Lenny Kravitz), el creador de los trajes de Katniss se vuelve un héroe, además de diseñador genial. Haymitch (Woody Harrelson) se volvió casi sensible. Hasta el público anónimo se enternece con la mentira de Peeta sobre la boda secreta y el bebe que Katniss y él estarían esperando. El mundo urbano que vimos en la primera cinta, duro y sin piedad, viciado y esnob, tan opuesto a la vida del Distrito 12, ya no es tan frío e indiferente. Se siente que la sociedad está cambiando.

Como en esta cinta se dio preferencia a la narrativa antes que a lo visual, el espectador queda con el deseo de saber más y la impaciencia de ver la tercera parte. Lo que no pasaba con la primera que tenía un final más completo. Así que lo único que nos queda es esperar. 

Pietà (Kim Ki Duk, 2012) – 8/10


Una historia terrible, violenta, sórdida, incestuosa, de venganza y amor, de soledad y dolor. Con una química extraordinario entre los dos personajes, unidos por una relación de amor-odio a veces insostenible. Sin embargo, parece que el dolor y la crueldad pueden acabar en aceptación , compasión y redención. La cinta recibió el Leon de Oro en Venecia.

Ficha IMDb

Kang-Do (Lee Jung-Jin) es el joven empleado, frio, sin piedad, de un usurero. Su trabajo consiste en cobrar las deudas para su jefe, en un suburbio pobre y desolado de Seúl. La garantía es un seguro por incapacidad. Si los deudores, artesanos trabajando a veces con su familia en changarritos, no pueden pagar con intereses de 10% al mes, Kang-Do  los mutila de forma abominable, dejándolos incapacitados y pudiendo así cobrar la cantidad asegurada.  Vive solo en un departamento minúsculo, nunca habla, come cualquier cosa. Ni siquiera parece tener contactos con su jefe. Totalmente insensible, inflige sufrimientos inhumanos. 

Hasta que un día aparece en su vida una extraña mujer, Jang Mi-sun ( Jo Min-su) que pretende ser la madre que lo abandonó cuando era niño. Se impone, le hace de comer, lo cuida, hasta le da satisfacción sexual. Al mismo tiempo que teje, tal una Parca, un sweater. También teje una relación estrecha con el joven, volviéndose indispensable. Cuando el sweater estará terminado, será tiempo de pasar a la venganza: dejarlo y matarse  Y él sufrirá. Tanto que la única solución será el suicidio. 

Porque él ya cambió, se volvió sensible, compasivo con los que eran sus víctimas. Perdona las deudas. Deja su antiguo trabajo. Ya que encontró o cree haber encontrado, o re-encontrado el amor que tanto le hacía falta, puede a su vez dar amor y compasión. Hay momentos de complicidad y hasta de felicidad entre “madre” e “hijo”. Ella llegó con una vitalidad  extraordinario a contagiar. 

Solo que esta vitalidad esta en realidad al servicio de la muerte. Porque mayor el amor que provoca, mayor la felicidad que da, mayor el dolor que va a infligir. Es una venganza calculada, atroz. Pero en el camino, se castiga también a ella misma porque siente compasión por su víctima, porque es consiente que hizo de su vida un infierno al enseñarle el amor. Cada uno se va purificando a través del amor y del dolor. Amor de ella por su verdadero hijo, quien se suicidó por culpa de Kang-Do, amor de Kang- Do por la que piensa ser su madre. Dolor de ella que la lleva a la venganza. Dolor de él después de la pérdida, que lo lleva al suicidio. 

Como lo dice claramente el título, la cinta es una alusión a un tema recurrente de la pintura y escultura religiosa, la madre que sostiene el cuerpo muerto de su hijo. La temática de la cinta es profundamente religiosa, acabando con un Kyrie, que acompaña la huella ensangrentada que deja el cuerpo de Lee sobre la nieve: “Señor, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros”. Pero es también alusión a los mitos griegos, particularmente a Edipo, a la catarsis, la purificación que el espectador puede vivir a través el protagonista que cumple con su venganza hasta la última de las consecuencias, aún si debe ser con su propia muerte. 

Poco a poco, a lo largo dela película, los espacios se abren, la luz se hace. Lee sube al techo de un edificio con un “cliente”, de ahí puede ver todo el barrio que antes recorría abajo, en los corredores y las tiendas y talleres oscuros. Se ve finalmente su departamento completo, cuando antes se veían solo partes pequeñas en ángulos cerrados: la cama, la mesa, la estufa. 

Kim Ki Duk logra hacer imágenes bellas y harmoniosas con un material deprimente: maquinas viejas, tubos, hierros. 
El tema del amor entre padres e hijos es claramente lo que domina toda la cinta : carta del primer personaje a su madre ( la que se va a vengar, y es donde nos damos cuenta que la composición de la narración es perfecta porque todo ha sido expuesto desde la corta primera escena, aunque el espectador lo haya olvidado después) , ternura del trabajador que peina a su vieja madre y le dice que es hermosa, y después la aleja para que no vea el suplicio que le van a infligir. Es el mismo que inspira al joven padre dispuesto a sacrificar sus dos manos para que su bebe tenga un provenir feliz y acomodado. 

Pieta es una cinta desgarradora, por momentos insoportable. Tiene la crueldad, la impasibilidad de las tragedias griegas. Habla, como ellas, de la vulnerabilidad de los hombres y de los castigos que les imponen los dioses.

Sunday, December 29, 2013

Only God forgives (Nicolas Winding Refn, 2013) – 8/10

Un realizador danés, actores anglófonos, locación tailandesa, moral y estilo japonés. Una película implacable, dura, violenta, con un Bryan Gosling en el tipo de papel que ya acostumbramos a ver, y una Kristin Scott Thomas totalmente a contra empleo.


Ficha IMDb


Todo empieza como una película de Jean-Claude Van Damme en el lejano oriente, luchador europeo experto en artes marciales, solitario y silencioso. Pero poco a poco, el realizador enseña que sabe bastante sobre cultura asiática. El mundo nocturno de antros, clubes de peleas, calles desiertas, recuerda a Black Rain de Ridley Scott (1989), destilando la misma angustia de que algo vaya a salir de una esquina para atacar.

La cinta trata de un asunto familiar, una lucha callada entre hermanos: en Bangkock , el mayor, Billy (Tom Burke) borracho, viola y mata a una muchacha. Aparece un extraño hombre asiático, Chang (Vithaya Pansringarm) imperturbable, rígido, de traje. Callado. Pero muy decidido. Como encarnación del destino, obliga al padre de la chica a vengarse, en una forma sanguinaria, casi primitiva. Eso pone en marcha la cadena de las represalia. Como en una tragedia griega, la muerte va a recorrer las dos familias, la occidental y la oriental. Además, Chang corta las manos del padre en castigo por dejar a su hija menor de edad prostituirse.

El hermano menor, Julian, (Ryan Gosling) administra el club de peleas, organiza los combates, vigila de atrás, silencioso él también. Un personaje que recuerda a otros interpretados por Gosling, como él conductor en Drive del mismo Refn (2011).

Cuando llega Crystal, la madre de los dos hermanos (Kristin Scott Thomas irreconocible), harpía rubia, vulgar, malhablada, los papeles se congelan. Pero la acción se acelera. Ella vino a hacer los que Julián no supo hacer. Vengar la muerte de su hijo mayor. Pero también tomar el control del negocio familiar de droga. Y, de paso, despreciar y rebajar un poco más a su hijo menor.

Los espacios cerrados, las luces mortecinas de un submundo, al principio mal identificado, asfixian a los personajes que no pueden salir de un destino pre-escrito. Julián deambula sin destino en pasillos eternos como su estado de sueño despierto, hipnotizado por su propia impotencia, en un laberinto, un purgatorio que nunca lo lleva al paraíso. La vigilia se confunde con el sueño o la ilusión, el día se confunde con la noche, el espacio y el tiempo no ofrecen claros puntos de referencias. Es la eternidad de los castigos mitológicos. 

El personaje-destino, Chang el policía retirado, Ángel de venganza, es una suerte de samurái, con su espada en la espalda, un hombre que no duda en cortar partes de cuerpos vivos. Pero, señal de modernidad, canta en extraños restaurantes donde policías lo escuchan impasibles y respetuosos. Lástima que las canciones no sean subtituladas. La letra contiene seguramente indicios sobre este personaje que, como el Dios del antiguo testamento, castiga sin piedad, o perdona sin explicación.

Este personaje es capaz de la más extrema violencia, calculada, administrada metódicamente. La escena de tortura en un club con chicas kitsch es una perfección de frialdad. Tan horrible que las chicas están invitadas a cerrar los ojos mientras pasa. Pero el espectador ve, fascinado, como la cámara recorre lentamente los suplicios.

Para completar la extrañeza del personaje, el samurái cantor posee una casa, remanso de paz, donde viven su joven esposa y su hija. Es un verdadero paraíso, en colores claros, las imágenes son perfectas de luz y tranquilidad, con marcos de ventanas y puertas abiertos sobre jardines, árboles en flor. Belleza pura.

Se trata de una película contemplativa, lenta al mismo tiempo que dura y sin piedad. No ha sido muy bien recibida pero vale la pena verla para hacerse su propia opinión.

Monday, December 23, 2013

The Frozen Ground (Scott Walker, 2013) – 6.5/10

 
 
 
Inspirada de un caso real, la cinta tiene al principio una organización narrativa poco clara. Algunas escenas de duelo Cage - Cusack que llaman la atención, una joven actriz interesante pero un poco limitada en su expresión. Lo más notable es el ambiente gris y gélido de Alaska.

Ficha congelada IMDb

Robert Hansen (John Cusack) violó torturó y mató a más de quince jóvenes mujeres en los años 70 y 80 en Alaska. Más las otras treinta que "solamente" violó. Fue finalmente arrestado y cumple una pena de 461 años sin posibilidad de remisión.

No se sabe muy bien en que momento de la historia empieza la película porque el montaje mezcla los tiempos. Pero lo que cuenta es que el sargento Jack Halcombe (Nicolás Cage), a dos semanas de irse de Anchorage, con las cajas empacadas pero sin haber pagado todavía la mudanza, toma el caso de una joven cuyo cadáver acaban de encontrar embellecer bosque, medio devorado por los animales. Relaciona el caso con otras chicas desaparecidas, de la misma edad y la misma apariencia, que además ejercen la misma profesión: prostitutas o bailarinas en clubes sombríos.

Robert Hansen (John Cusack) es un cazador, tiene muchos amigos que comparten su hobby, y lo aprecian bastante, además de una panadería en la cual pasa poco tiempo, pero donde los empleados lo estiman.

Ahora es donde el espectador empieza a unir las piezas del rompecabezas y a distinguir lo que es actual de lo que es pasado, a organizar la narración. Porque el gran defecto de la película es que presenta exactamente de la misma forma y sin transiciones lo que pasó años antes, lo que está pasando, lo que relatan los personajes y lo que reconstruye el detective.
 
Poco a poco la historia toma un camino "normal", es decir él que siguen todas las encuestas policiacas que cuentan con un astuto policía, un malvado serial-killer y una testigo renuente. La testigo en cuestión fue una víctima, es prostituta, sin familia, sola, y propiedad de un proxeneta. Cindy Paulson (Vanessa Hudgens) es perseguida, acorralada por todos, todos quieren algo de ella, trabajo, favores, testimonio, placer o simplemente su muerte.

Los momentos un poco más interesantes son las persecuciones en las calles nocturnas de Anchorage y, sobre todo, los duelos entre Halcombe y Hensen en dos sesiones de interrogatorios. Un juego de gato y ratón bastante bien llevado con muchas tomas cercanas a las caras.

Hablando de técnica fílmica, hay que mencionar un uso bastante molesto e insistente de la cámara al hombro, sobre todo al principio, que cansa y no parece muy pertinente. O será tal vez para recordarnos que se trata de una historia inspirada en hechos reales.

Lo mejor de la película es sin duda la ambientación: tomas aéreas sobre Anchorage oscura, entre blanco grisáceo de la nieve y luces de filas coches. Visiones de las montañas blancas a lo lejos, cielo entre día, noche, amanecer frío. Valles desolados que suceden a terrenos despoblados. Paredes de rocas que se enfilan unas tras de otras y nos dejan ninguna esperanza de escape. Hace frio, sombrío. El clima y la luz son el perfecto reflejo de lo que pasa dentro de las mentes, de la desolación que este tipo de criminales traen al mundo, sobre todo cuando se sabe que este "panadero carnicero".

L’écume des jours (Michel Gondry, 2013) – 7.5/10

 
La imaginación desbordante y los trucos técnicos y lúdicos de Michel Gondry tratan de traducir la ironía y la inventividad lingüística de Boris Vian, autor de la novela. Pero tiende a ser demasiados efectos, demasiada estimulación visual. Por otra parte, la selección de los actores Romain Duris y Audrey Tautou tal vez no sea la más acertada. 
 
 
 
Ficha IMDb

Boris Vian fue en su tiempo el "enfant terrible" de Saint Germain des Prés. Ingeniero egresado de una de las grandes escuelas parisinas, poeta, músico de jazz, cantante, políticamente comprometido y crítico del estilo de vida capitalista. Gran admirador de los Estados Unidos por el jazz y la nueva novela gótica, impone un nuevo estilo, liberado de toda obligación de forma o de inspiración.
 
L’Ecume des Jours es su novela más romántica: un gran amor une a Colin y Chloe, hasta que la muerte los separe. Nada más tradicional. Pero, si el lugar y el momento son, al principio al menos, claramente definidos: el París de la post guerra, Vian lo adorna con invenciones entre ciencia ficción y cuento de hadas. Juega con las palabras, las toma al pie de la letra, inventa otras. Hace malabares con la realidad de su tiempo, en particular el héroe intelectual de Saint Germain des Prés: Jean-Paul Sartre. Se burla, con cariño a veces, con maldad otras veces, con inteligencia siempre.
 
Todas estas características hacían de Gondry un adaptador designado, un traductor visual perfecto. La anterior adaptación de Charles Belmont (1968) con Francis Perrin era romántica, historia de amor triste y nostálgica añorante de cuentos perdidos. Se podía esperar de Gondry algo menos conmovedor, menos de sentimientos y más de objetos. Y así es. Y tal vez lo sea demasiado.
 
Gondry toma al pie de la letra y aumenta las ideas de Vian: el pianocktail, los objetos de la casa, el cocinero en el horno, los platillos que cambian de aspecto, los zapatos que se mueven como perritos…. Todo está ahí, es una invasión. La sucesión de las imágenes es tan rápida que ni siquiera deja ver. Colin se corta los parpados, vacía su bañera con un taladro, corre detrás de sus zapatos…. El ratoncito se desliza sobre un rayo de sol…. Fiel a Vian, la casa evoluciona, se arruga, se encoje y la invade la maleza. El movimiento es imparable. Un momento extraordinario es la secuencia de baile, el biglemoi se baila con piernas interminables, suaves y flexibles, que llevan a sus dueños adonde quieren, que poseen su propio ritmo que nadie puede controlar, salvo tal vez la música. Porque la novela, como la película es un homenaje a los grandes jazzistas, en particular Duke Ellington con su Chloe.

Unos aportes de Gondry: una visión "fordiana" de la escritura de la novela: una inmensa sala donde mecanógrafas escriben las páginas de la novela según un sistema de trabajo en cadena. La novela es producto de un sistema socio económico capitalista. No hay una mente creativa que la haya imaginado. Y, al mismo tiempo, es un efecto de espejo: asistimos a la elaboración de la historia que estamos viendo.
 
Otro aporte: la película nos presenta la historia del cine al revés: empieza con cine a color, pasa de forma imperceptible al cine en blanco y negro, acaba como película muda, con sus imágenes temblorosas que saltan y su falta de nitidez. Y su falta de dialogo.

Estos dos aspectos más allá de la mera ficción hacen reflexionar en lo que es la creación artística. O como el medio usado afecta a la historia. De la misma forma que Colin inventa su propia vida y su entorno, o como Nicolas el cocinero (Omar Sy) inventa platillos que son la reproducción de las clases del gran cocinero Jules Gouffé (Alain Chabat) , siendo este personaje una reproducción-homenaje a la referencia de los cocineros Jules Gouffé, el gran maestro francés del siglo diecinueve, apodado el apóstol de la cocina decorativa (lo que ilustra perfectamente bien Gondry), y quien fue llamado por Alexandre Dumas para ser el chef de bouche en el Jockey-Club de Paris.

Invenciones de Gondry a partir de las invenciones de Vian, derivadas de juegos con una realidad social o cultural o lingüística. Juegos de palabras, de imágenes. Un feu d’artifice, un dialogo, a través del tiempo (más o menos sesenta años, al novela fue escrita en 1947) y de las artes, entre dos grandes inventores.
 
En lo que se refiere a la selección de los actores, no es la más adecuada. Romain Duris, demasiado "hombre", pelo oscuro, porte rígido, voz segura, es lo opuesto a Colin, el rubio delicado y frágil, flexible como el pescado cuyo nombre lleva. Chloe es una melodía de jazz, Chloe es linda pero un poco tontita. Es una princesa de cuento, es una enferma con la Dama de las camelias, la flor que lleva en el pecho y la va matando poco a poco es un nenúfar, flor de los lagos. Chloe un ser acuático o floral. No tiene realidad tangible. No se puede asir. No tiene esta presencia de barrio parisino, que sigue teniendo Audrey Tautou.

Riens du tout (Cédric Klapisch, 1992) - 4/10

 
Una comedia aburrida, tediosa, que difícilmente hace reír. Actores monótonos. ¿Qué diablos hace Fabrice Luhini en este almacén?


Ficha IMDb
 
En los años 80’s se le encarga a un dinámico ejecutivo, Lepetit (Fabrice Luchini) la delicada misión de salvar a una tienda departamental parisina Les grandes galeries. Si las ganancias no mejoran, dentro de un año será vendida y todos sus empleados perderán su empleo. Su idea: fomentar la cohesión. Dentro de la tienda, geográficamente, y entre los empleados de los diversos sectores, desde oficinas hasta vendedores y empleados de mantenimiento.
 
Para despertar la conciencia colectiva de estos individuos, Lepetit usa de las técnicas de moda, seminarios motivacionales, saltos Bungee, terapias de grupo, ejercicios físicos. Noches en el campo… Hasta los motivará a todos a participar en el Maratón de Paris. El cual por cierto será ganado por un empleado de mantenimiento.
 
Celos entre vendedoras, buenas intenciones de algunos, y malas bromas de otros. Discursos motivacionales y metafóricos del jefe. Amores y traiciones. Soledad de Don Juan y armonía en el coro. Todo debe ser resuelto y evolucionar hasta la osmosis deseada.
 
Pero cuando por fin Lepetit acaba el año de prueba, con un éxito rotundo, es para aprender que la venta ya estaba decidida y que sus logros sirvieron solo para aumentar el precio de venta. De todas formas el nuevo y armónico grupo será despedido.
 
Si el espectador llegó hasta ahí… Porque todo esto, entre intentos fallidos de critica a las nuevas técnicas empresariales, demostraciones casi logradas del talento de Luchini, y momentos totalmente inverosímiles como el episodio Maratón, no acaba de convencer a nadie.

Les deux Anglaises et le continent (François Truffaut, 1971) – 8/10

Secunda adaptación por Truffaut de una novela de Henri-Pierre Roché, esta retoma al revés la situación de Jules et Jim (1962): esta vez se trata de un hombre entre dos mujeres. Si los tres actores no tienen la presencia de Jeanne Moreau, la película es sin embargo un análisis interesante de las intermitencias del corazón en el principio del siglo XX.

 

 
Ficha IMDb

Truffaut tuvo conocimiento de esta novela mientras estaba en una clínica de reposo, tratando reponerse de una depresión después de su ruptura con Catherine Deneuve. Rodar la película será para él la misma empresa de salvación que escribir una novela para el héroe, totalmente autobiográfico de Dos inglesas y el continente. Como ya lo hizo en Jules et Jim, Roché usó sin reserva elementos personales para escribir esta secunda novela, a los 77 años: sus diarios, los de sus amigas y las cartas que intercambiaron.

El "continente" se opone a las islas británicas, la dureza a la flexibilidad, la pasividad masculina a las iniciativas femeninas. El continente es Europa, es también Claude Roc (¿puede ser más clara la alusión al autor?) (Jean-Pierre Léaud). La interpretación, distante, fría y monótona, esa entonación a lo Truffaut, cae perfectamente en esta historia de un hombre que se deja llevar por las circunstancias, los lugares y las mujeres, las dos hermanas pero también las madres. Él es un hombre de libros, pinturas y ciudad, y se ve muy torpe frente a estas dos chicas del campo, de la vida natural, deportistas y decididas.
 
La estructura de la novela es particular: alterna cartas, diarios íntimos, siempre en primera persona y dejando ver solo una faceta de los comportamientos. La yuxtaposición de las voces, a veces en dos columnas en la misma página, le permite al lector percibir el juego de reservas, de secretos o de medias confidencias, o hasta de manipulaciones.

En la película de Truffaut es muy importante el simbolismo: caídas, escaleras. Por ejemplo en el museo: Anne (Kika Markham) le dice a Claude que ya puede soltar su bastón y caminar solo, que ya no necesita apoyarse en él. Esto frente a una magnífica escultura de desnudo. Claude, obediente, suelta el bastón, camina y sube unas escaleras, conocidas desde Freud como símbolo del acto sexual. Y Claude dejará su madre y Francia para ir a las islas británicas a conocer la libertad.

Truffaut ha sido siempre muy discreto en lo relativo al amor y el sexo en sus películas. Pero en esta, parece que abandona todo recato. La vida sexual de Claude está muy presente, sin hablar del onanismo de Muriel (Stacey Tendeter). En cuanto al único encuentro físico de Muriel y Claude, intelectualmente decidido por ella, es una escena muy pasional y explícita, que termina con una mancha de sangre en la sabana, mancha que se vuelve enorme e invade toda la pantalla.

Las alusiones a la literatura y más precisamente a la producción de Roché son muy claras: los créditos iniciales tienen de fondo todas las ediciones de la novela. Cuando Claude se cura de sus males depresivos (ruptura con Muriel), no se especifica en la novela lo que escribe. Pero Truffaut insiste y precisa al mostrar varias ediciones de una novela titulada Jérôme et Julien.



Muchos temas de la época : el amor físico, la libertad sexual, los nuevos estilos de vida naturistas, los viajes en Europa, la libertad de la mujer que quiere ser artista, los movimientos sociales, las artes contemporáneas, en particular Picasso, quien acompañaba el desarrollo cronológico de Jules et Jim. No olvidemos que Roché fue negociante de arte.

Truffaut se identifica con Claude al ser la voz off del narrador, y Claude se identifica con Roché. La identificación se ve también a través de los juegos con espejos, de los personajes leyéndose sus propios textos. Se trata de mirarse a sí mismo, de despreciarse o admirarse a través del otro. Pero también de tratar de conformarse a la imagen que los demás nos devuelven, sea por su juicio personal o por el juicio de la sociedad. Esto es muy claro en el papel determinante de las madres. Madame Brown (Sylvia Marriott), madre de las inglesas es quien obliga a definir la situación entre Muriel y Claude cuando ellos todavía están en una etapa indefinida de su relación, entre amigos, hermanos, enamorados platónicos. La madre de Claude (Marie Mansart), posesiva, dominante, es quien se inmiscuye en su departamento, en sus cartas, y da a entender indirectamente su rechazo de las inglesas. En la novela, queda aún más claro la enfermiza cercanía del narrador con su madre, al acabar el texto por el regreso del hijo al hogar maternal donde vive. Un final desencantado, que pone en evidencia el paso del tiempo, Claude se mira en el vidrio del taxi y se ve viejo. La novela, más pragmática, recalca el fracaso de Claude al mostrarlo solo, viviendo con su madre, mientras las hermanas, casadas, madres, viven en Canadá una vida productiva.

¿Película catarsis de Truffaut? : elimina a las hermanas y se queda con la creatividad, aunque solitaria, del narrador.

Gloria (Sebastián Lelio, 2012) – 7/10

 
 
Película chilena que se atreve a presentar una mujer madura, con sus fuerzas y sus debilidades, su soledad y sus soluciones. Paulina García fue merecedora del Oso de Plata en el Festival de Berlín de este año a la Mejor Actriz por este trabajo.

Ficha IMDb
 
 


El Chile actual, todavía convaleciente de sus años de dictadura, trata de encontrar una nueva estabilidad. De la misma forma, Gloria (Paulina García), 58 años, diez años después de un divorcio bien asumido, con dos hijos treintañeros, vive sola, y trata de encontrar un equilibrio. Frecuenta clubes de solteros, sale a bailar y jugar cartas, se viste bien, canta en el coche, trabaja. Disfruta. Se ve, aunque solitaria, feliz.

Trata de mantener la cercanía con su hija Ana (Fabiola Zamora), y con su hijo Pedro (Diego Fontecilla ), quien según parece, educa solo a su bebe. Ellos la mantienen al margen de sus vidas, sin rechazarla tampoco. Pero ella acepta, sin pedir más, los pocos momentos que le otorgan. Sabe muy bien ocuparse sola y hace "al mal tiempo buena cara".

 
Estas acciones, aunque agradables en su momento, no parecen tener un efecto duradero. Porque la vejez amenaza, con la enfermedad, el glaucoma obliga a tratamiento y anteojos. Los gritos del vecino, enfermo o depresivo, bien podrían ser los que Gloria reprime.

 
Hasta el día en que encuentra a Rodolfo (Sergio Hernández), ex militar retirado, divorciado y dueño de un pequeño parque de diversión, con Bunge y paintball.

A partir de ese momento, la vida e Gloria va a seguir la trayectoria clásica de una mujer que, al sentirse feliz y amada, abdica poco a poco su libertad. Claramente, el señor no está al mismo nivel de madurez y autonomía que ella, a pesar de sus 65 años. No logra desprenderse de su matrimonio anterior ni de su celular. Atiende cada llamada, acude inmediatamente a la menor demanda de su ex esposa o su hija. Huye de una cena familiar (familia de Gloria) porque se siente excluido.

Ella soporta, soporta, porque piensa que tienen algo, perdona las huidas y los desprecios, las groserías y humillaciones, las decepciones. Él se arrepiente, vuelve, pide perdón. Hasta el día en que, en medio de un lujoso fin de semana de reconciliación, su libertad de opinión y movimiento , su autoestima, la llevan al acto imperdonable, el crimen supremo : ahoga el maldito teléfono en el coctel del señor. El, que no rebosa de sentido del humor, no lo puede tolerar, y la abandona en la mesa.

Después de una noche loca, Gloria amanecerá en la playa, sola y sin dinero. Será su sirvienta quien la venga a socorrer. ¿De regreso a su vida de antes? Gloria es más fuerte que eso. Dejará entrar uso elementos exteriores a su vida: habla con el vecino loco y recibe al gato indiscreto.

Después de una gran sesión de limpieza, de esas que limpian el alma al mismo tiempo que la casa, devolverá al seductor miedoso sus artefactos de paintball, no sin antes usarlos contra la fachada de su casa. ¡Qué alivio! Limpiar su propio mundo y ensuciar él del otro.

Gloria recuperada puede volver a vivir. Sin hombre. Sola y feliz.

Como se puede esperar en una película con personajes de edad madura, el tema del tiempo, es omnipresente. Es el tiempo que, desde la perspectiva de la casi tercera edad, se ve pasando mucho más rápido. Los hijos ya están emancipados, tomando sus decisiones de parejas sin preguntarle a nadie, se alejan, los padres ya no son el centro de sus vidas. La hija de Gloria se va a Suecia, y está embarazada. El ex esposo, también rehízo su vida, con una mujer más joven, quien espera un bebe.

Pero, al mismo tiempo, el pasado sigue ahí. Su presencia se hace tangible en las fotos de los álbumes, y las anécdotas que se cuentan los miembros de la familia reconstruida por una ocasión especial.

Pasado familiar, pero también pasado nacional: la ciudad de Santiago esta presente todo el tiempo , sea en la platicas de los amigos, en el trabajo anterior de Rodolfo en la Marina, en el cacerolazo nocturno al cual participa Gloria desde su balcón, o en una manifestación estudiantil.

Con situaciones y diálogos sencillos, naturales, en espacios muchas veces cerrados, espacios de la vida de cada quien, la cinta logra transmitir una sensación de familiaridad al espectador. Gloria es una mujer normal, una heroína de la vida cotidiana al acercarse la vejez sin dejarse vencer, en una búsqueda del equilibrio imposible, a esa edad donde ya no se puede imponer nada a nadie y menos al cuerpo. La libertad e independencia del gato , que finalmente Gloria deja entrar a su vida, es símbolo de todo eso que puede aportar gusto, placer, afecto, pero que finalmente se desvanece en el momento menos esperado. O tal vez esperado sin fecha anunciada.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

Jeune et jolie (François Ozon, 2013 ) - 7 /10

 
Una historia que podría parecer escandalosa pero que Ozon presenta fríamente, sin juicios ni perjuicios. Una nueva Belle de jour , más perturbadora porque más joven que la de Kessel y Buñuel. cincuenta años después, cuando la sociedad ha cambiado tanto, ¿Dónde esta el problema moral?

Ficha IMDb

Más allá de tratar de entender por qué Juliette ,17 años ( Marine Vacth), se prostituye en grandes hoteles los encuentros negociados en hoteles de lujo, con hombres maduros contactados a través de Internet ,bajo el nombre de Léa, la película tiene como tema central el concepto de intimidad. La cinta empieza con el hermanito observando a través de gemelos a su hermana mayor quien se quita el top del traje de baño para broncearse mejor. Después veremos su sombra acercarse encima de ella para tocar su cabeza. Varias escenas pondrán personajes en posición de ver lo que no deberían al abrir una puerta que debería ser cerrada con seguro, puerta de cuarto de baño o de recámara, detrás de la cual alguien se baña o se da placer solitario. De la misma forma, Juliette descubre relaciones prohibidas (su madre y un amigo de la pareja), juguetes sexuales de la esposa del amigo, desnudez del padrastro…

Con esta misma problemática de la observación de lo íntimo, Juliette durante su primer encuentro sexual, con el guapo alemán que entusiasma a toda la familia, se ve a ella misma de pie observando. Esta primera experiencia sexual por cierto no es tan placentera, pero, como dice su amiga de la escuela, hay que pasar por eso.

Ozon nunca juzga, de la misma forma que los policías que descubren las actividades de Léa nunca la juzgan: el dinero es suyo y se lo entregan a la madre, porque Juliette es todavía menor de edad. El terapeuta con él cual la obligan a ir tampoco juzga.
 
Parece que no hay criterios exteriores que permitan decir lo que está bien y lo que esta mal, o en función de qué algo está bien o mal. Los conceptos mismos de bien y mal ya no tienen sentido. Cada uno está en el puro valor del momento, de la exploración, de la curiosidad. No es siquiera el dinero lo que atrae Juliette, aunque Ozon nos de las referencias de costos para entender la pequeña fortuna que está ganando: entre 300 y 500 euros cada cita, cuando la hora de baby sitting está en 10 euros, y la sesión de terapeuta en un hospital público en 70.

Nada tiene consecuencias. Parece ser únicamente la madre la que percibe que algo ha cambiado, que algo no está en su lugar. No logra asir el punto en que las cosas empezaron aderapar. Pero está dispuesta a contar a su hija sus secretos amorosos para recuperar su confianza. Como si todas las edades, todas las posiciones familiares y sociales estuvieran al mismo nivel, con los mismos permisos. Como si negar algo a un joven, reservarse unos derechos, fuera un acto de autoritarismo. Nadie se atreve a decir no al otro.

 
 
Eso es lo interesante de la película: nos deja en una situación en la cual nada está decidido antes. No hay papeles. No hay marco de referencias morales. Cada quien debe construir el suyo propio. Y nadie en la película es moral. Ni siquiera los padres con su apariencia de modernismo y tolerancia. Pero si lo moral es no hacerle daño a nadie: ¿Juliette a quien le hace daño?

Una perturbadora observación de lo que pasa en las sociedades y las mentes modernas.

Sunday, December 15, 2013

The Godfather 3 (Francis Ford Coppola, 1990) - 8/10

Tercera y última parte de la saga. Final voluntario de Michael Corleone. Regreso a Sicilia y transmisión del poder. Pero esta vez, con un tinte de tragedia y mucha nostalgia.


Ficha IMDb

Como las dos primeras cintas, una gran fiesta pone la tonalidad del principio. También por motivo familiar. Porque la Mafia es, antes que todo, familia. Y, mientras todos comen, cantan y se divierten, el Padrino Corleone (Al Pacino) atiende en su despacho los asuntos delicados. La oficina en la sombra recuerda de forma indiscutible el principio de la primera cinta y la presencia de Marlon Brando con su voz lenta y grave. Michael ya llegó a la altura de su padre.
 
Cuando Vincente Mancini, un sobrino, viene a exponerle su problema con Joey Zasa (Joe Mantegna) , con quien lo mandaron para entrenarse en los negocios, Michael, como juez supremo, propone una solución que medio satisface a las dos partes.
 
También viene Kay (Diane Keaton) a pedir para su hijo Anthony (Franc D’Ambrosio) la libertad de salirse del "negocio" familiar y estudiar canto.
 
En el deseo de Michael Corleone de darle una nuevo giro a la Familia, multiplica las donaciones a la Iglesia, su hija Mary (Sofía Coppola) maneja la Fundación Corleone . Le cae perfecto la solicitud del arzobispo Gilday (Donal Donnelly) de un préstamo porque le permite negociar el control del Banco Immobiliare del Vaticano. Michael Corleone sabe que no hay nadie para su sucesión. Al mismo tiempo, empieza a darse cuenta de la crueldad en la cual ha vivido. Y tiene remordimientos por la muerte de su hermano Fredo.
 
La violencia desencadenada por Joey Saza durante una reunión de jefes de familias en Atlantic City es la primera gran escena de violencia general.
 
Casi 20 años después de la segunda parte, la cinta reanuda con los orígenes. El viaje a Sicilia para ver a Anthony en su primera presentación operística parece ser un tiempo de paz lejos de los Estados Unidos y su maldad. Es la ocasión de recordar: la primera esposa, muerta por una bomba en la primera cinta, los paisajes y casas de Sicilia. Michael trata de volver a Kay, imagen de su honestidad de antes. Pero tiene que entrar el poder a Vincent, heredero de la tradición violenta y vengativa, después del ínterin ejercido por Connie Talia Shire) la hermana, que volvió a casa de Michael a asumir el papel de ama de casa y consejera. Ambos representan el lado duro de Michael, del cual se está cansando y, tal vez, arrepintiendo. Kay y Anthony son su lado bueno.
 
Su hija Mary está entre los dos, pero atraída por Vincent, parece designada para asumir la transmisión familiar.
 
La coherencia entre las tres películas, unas nueve horas en total, esta reafirmada por el uso de los flash backs sacados de las dos primeras, lo que permite en particular escuchar el famoso tema musical. Existe un "mundo Corleone" con su cronología, sus lugares y sus sonidos.
 
Un final operístico pone en espejos Cavalleria Rusticana con su historia de rivalidades y el destino de la Familia. Misma figura materna que se tapa la cabeza con su chal en expresión de dolor, tan antigua como el Mediterráneo. El uso de la música de Mascagni da el marco perfecto para un final grandioso de dolor, cuando, después de un acertado montaje que orquesta la preparación del ataque y mantiene en suspenso antes del clímax, explota la violencia en las escaleras del teatro. Michael Corleone, después de ceder voluntariamente el poder a Vicente (magnifica escena de obediencia y reconocimiento, como los caballeros medievales a su señor) pierde ahora lo que más amaba y que ninguna fortuna podría remplazar, su hija.
 
La realización de la cinta es también asunto de familia para Coppola: Sofía Coppola, su hija, interpreta a Mary Corleone, después de ser el bebe (tenía 3 días) en el bautismo de la primera cinta. En la segunda cinta, fue figurante en el barco que traía Vito niño a Ellis Island. La música fue compuesta por Carmine Coppola, padre de Francis F. Thalia Shire, interprete de Connie, es hermana de Francis.

Les granges brûlées (Jean Chapot , 1973) – 6/10

Muy al estilo Simenon, una historia policiaca donde lo importante no es encontrar quien es el culpable, sino destapar poco a poco los trapos sucios de una familia. Con el encuentro fantástico de Delon y Signoret.
 
 

Ficha IMDb
 

Todo empieza en medio de una noche de nieve, en medio de la montaña: la policía viene a despertar la familia de Rose Cateux (Simone Signoret) porque se encontró un coche accidentado con el cadáver de una mujer. Unas horas después llega el joven juez de instrucción Pierre Larcher (Alain Delon). Poco a poco se va a tejer una extraña relación, si no de amistad, al menos de comprensión entre esta mujer fuerte, dominante, que lleva su familia y su granja con mano de hierro. Dos hijos, una hija institutriz Francoise (Catherine Allegret, propia hija de Simone Signoret), lista para irse a otro país, una nuera infiel, Monique (Miou-Miou) un esposo, Pierre (Paul Crauchet) , débil, que tal vez no fue el heroico resistente que dicen.
 
Unos caracteres cerrados, que hablan poco. Unos rituales familiares y sociales, establecidos por un pasado común, por unas condiciones de vida duras, aislados en la montaña y el frio. En un contexto de éxodo rural, cuando las nuevas generaciones ya no aceptan el aislamiento y el trabajo duro, sin mucho rendimiento económico, que significa cuidar unas vacas. El tema de la venta de los terrenos y de la repartición del dinero es central en la historia.
 
La pareja Delon-Signoret sigue funcionando de maravilla, después de su primer encuentro en La veuve Couderc de Granier – Deferre (1971), adaptado de Simenon . Aquí también, una mujer fuerte y un hombre joven. No hay seducción entre ellos, pero una comprensión fuerte, una relación magnética.
 
El director, Jean Chapot, siendo aparentemente totalmente incapaz de dirigir, fue Alain Delon quien tomó en mano la filmación de algunas escenas clave.
 
El ambiente de encierro, en el frio, la nieve, en medio de gente que sabe todo de todos, es recalcado por una música muy particular de Jean-Michel Jarre, una de sus primeras composiciones.
 
No es realmente una película policiaca, la muerte de la joven es solo un pretexto que permite conocer lo que se esconde en esta zona de frio, las diferentes hipótesis de sospechas elaboradas por el juez de instrucción permiten interesarse y esclarecer la verdad de los personajes, sus motivaciones secretas, sus insatisfacciones. Finalmente, ninguno es culpable del crimen. Pero todos son culpables de algo, al mismo tiempo que no son realmente responsables. El ambiente en el cual viven, fuera del tiempo y del mundo moderno, es lo que los llevó a ser como son.
 

The Butler (Lee Daniels, 2013) – 6.5/10

Larga, demasiado larga. Sin mucho chiste. La historia de un hombre, desde los campos de algodón de su niñez en el sur hasta su servicio como mayordomo en la Casa Blanca. Y con las luchas por los derechos civiles en segundo plano.

Ficha IMDb

 
La película es un gran flash back sobre la vida del hombre mayor, Cecil Gaines (Forest Witaker) que espera en la antesala de la Casa Blanca. Se remonta a su niñez, con voz off, y a la escena primaria de su familia trabajando en los campos de algodón. El joven amo blanco, Thomas Westfall (Alex Pettyfer) se lleva a la madre al granero. Se oyen unos gritos y el joven sale acomodando los tirantes de sus pantalones. Cuando el padre se atreve a dirigirle la palabra, le dispara a la cabeza. La madre (Vanessa Redgrave) del amo simplemente les ordena a los trabajadores cavar un hoyo para el muerto y se lleva al chiquito, de unos ocho años, a la casa, para enseñarle a ser un "negro de casa".

Joven adulto, dejará la plantación para la ciudad donde encontrará empleo en un hotel. De ahí su superior y consejero lo propondrá para el puesto que le han ofrecido en Washington, en un gran hotel Al servir, con mucho estilo y discreción, a políticos, será recomendado para un puesto de mayordomo en la Casa Blanca donde trabajará durante unos veinte años, viendo pasar a siete presidentes, desde Eisenhower (Robin Williams), Kennedy (James Marsden) con sus dolores de espalda, Johnson (Liev Schreiber), Nixon (John Cusack.), leyendo libros a la pequeña Caroline, tratando de negociar aumentos de sueldo que nunca le serán otorgados porque el sueldo de los empleados negros es y se queda inferior al de los blancos. Hasta que Reagan (Alan Rickman) intervenga y que Nancy (maravillosa Jane Fonda) lo invite a cenar con su esposa.

La esposa en cuestión, Gloria, que se va sumiendo en el resentimiento y el alcohol, es Oprah Winfrey, ni buena ni mala actriz.

En paralelo a esta historia de servicio y fidelidad silenciosa, se desarrolla la historia de los derechos civiles, ya que el hijo mayor, Louis (David Oyelowo) se lanza a la batalla desde su universidad del Sur, con acciones de reivindicación pacífica, como sentarse en una cafetería en la zona para blancos o con los autobuses de la libertad.

El paso de 34 años de Estados Unidos está marcado en forma explícita y con noticieros en TV. La reconstitución de la ropa, alrededor de Cecil, ya que él siempre viste de mayordomo, es muy fiel. Se nota en los amigos de Cecil, sus hijos, en la gorra de las panteras negras, o el traje rosa de Jackie, el abrigo azul de Caroline, la falda larga de Nancy.

Dos destinos: un hombre que busca servir con perfección, y la generación siguiente que busca ganar la igualdad de derechos, peleando con medios primero pacíficos, después violentos, y finalmente legales y políticos. Hasta acabar con las elecciones de 2008, ganadas por Obama. Una suma de pequeños momentos, sin que ninguno logre de verdad interesar.

Forest Witaker es, como siempre, convincente, pero la necesidad de frialdad y falta de expresión de la función de mayordomo lo lleva a ser inexpresivo hasta para las escenas de vida familiar. Su evolución física a través de los sesenta años de la película es un reto y lo interpreta muy bien.

Pero con media hora menos hubiera sido suficiente.

The Godfather 2 (Francis Ford Coppola, 1974) - 5.5/10

 
Nada que ver con la primera. La cinta se alarga, agrega una secuencia después de la otra, sin que se sienta realmente su necesidad. Hasta Al Pacino es una mala copia de Marlon Brando. 

 

Ficha IMDb
 
La película ofrece una doble trama, la historia del joven Vito Corleone (Robert de Niro) en New York a principio de siglo y la historia actual de su sucesor, Michael (Al Pacino).
 
La parte moderna empieza, como la primera película, con una gran fiesta. Esta vez se trata de la primera comunión del hijo mayor de Michael Corleone, con muchos regalos, muchas atracciones, mucha comida y muchos invitados, algunos no tan amables, como el senador de Nevada Pat Geary (G.D Spradlin). La fiesta tiene lugar en la inmensa propiedad del joven Padrino, a la orilla del lago Tahoe. Ya no existe la paz entre los hermanos y ya no hay ninguna figura autoritaria para imponer al menos unas apariencias de tolerancia. Connie (Thalia Shire) dejó a sus hijos y quiere volverse a casar, Fredo ( John Cazale) se las pasa en los casinos. Estamos en los años 1958-59.
 
Pero en la noche siguiente, a pesar de toda la protección alrededor de la familia, se desencadena una balacera brutal, aterrorizando a Kay (Diane Keaton) y a los hijos. Eso exige venganza.
 
La historia antigua es la de la llegada de Vito, llamado Corleone por una confusión con el nombre de su pueblo siciliano, desde Ellis Island, su juventud en el barrio italiano controlado por Don Fanucci ( Gastone Moschin ) quien exige de los comerciantes que le paguen por su protección. Poco a poco Vito entra al mundo del crimen, empezando por robos en casas, pero logra eliminar a Don Fanucci y haciendo de intercesor en las peleas locales, impone su presencia.
 
 
De vuelta a la modernidad, asistimos a las operaciones de Michael para dominar el mundo de los casinos, haciendo nuevos amigos y nuevos enemigos, en particular el gran Hyman Roth (Lee Strasberg). Un viaje a La Habana permite ver los últimos momentos de Batista y su riqueza antes de que los guerrilleros tomen el poder. Y a Michael entender que son hermano Fredo lo traicionó. Pero promete no hacerle nada mientras viva su madre.
 
Un gran juicio confronta a Michael Corleone y sus abogados con un comité antigang, en el cual participa el Senador de Nevada. Pero la aparición oportuna de un testigo milagrosamente traído de Sicilia le permite salir de problemas.
 
Cuando Kay (Diane Keaton), cansada de tanto problema y tantas muertes, le anuncia a Michael que se deshizo del bebe que esperaba, que quiere divorciar y llevarse a los hijos, todo acaba.
 
Ya no hay familia. Michael llegará a hacer matar a Fredo durante una salida de pesca en el lago.
 
Y acaba, solo y triste en su gran parque, frente al lago Tahoe.
 
Todo esto, más muchísimos más detalles, para una película de tres horas, larguísima, hay que decirlo, aburrida. Sin ritmo, sin sorpresas, sin grandes actores. Toda la secunda trama, la de la juventud y la "resistible ascensión" de Vito Corleone, parece hecha por el único gusto de Coppola de tener a Robert de Niro.

Thursday, December 12, 2013

Alps (Giorgos Lanthimos, 2011) - 7/10


 

Vemos pocas películas griegas. Esta ganó el premio de mejor guion en Venecia. Es bastante extraña por su tema y su estilo de realización que nos deja una sensación de malestar con estos personajes que viven dos vidas a la vez.



Ficha IMDb



ALPS es el nombre que Mont Blanc (Johnny Vekris) ha dado al grupo de intervención que administra. Por las altas y lejanas montañas a las que todos desean llegar, y los apodos que se pusieron. Este grupo consta de cuatro personas. El leader es entrenador de gimnasia, lleva con mano dura a su única alumna (Ariane Labed), Exigiendo mucho y dejando poco margen de creatividad, lo que frustra enormemente a la joven. Tambien participan al grupo una enfermera (Aggeliki Papoulia) quien vive en casa de su padre y un conductor de ambulancia (Aris Servetalis).
 
La extraña misión que se dieron es de ocupar, a solicitud de las familias enlutadas, el lugar del recién fallecido, mientras pasa el periodo de duelo. En una suerte de psicodrama, repiten escenas vividas en la familia, momentos de felicitad o de drama, tan fuertes que no se quieren olvidar.
 
Estas vidas por encargo llegan poco a poco a invadir la vida real de los ALPS, principalmente de la enfermera, al punto que ya no logra vivir su propia vida y se vuelve adicta a la vida de la joven tenista a quien sustituye. Pero, cuando desobedece las órdenes del jefe y toma la iniciativa de mantenerse en su papel, el drama explota.
 
Filmada en escenas lentas y tonos apagados, con una focalización externa que solo deja ver y nunca explica, con pocos diálogos "verdaderos" de los personajes, la cinta instala un ambiente desconcertante. No se logra saber lo que piensan, sienten. Pronuncian casi solamente las palabras de sus papeles, las repiten, lo que los obliga a una distanciación constante.
 
No se logra ninguna empatía con los cuatro miembros de ALPS, ni de cada uno de sus papeles. Ellos mismos no parecen tener comunicación ni intimidad. El único momento de acercamiento es cuando la enfermera hace un trato con el entrenador para que le otorgue a la gimnasta un poco más de libertad creativa. A cambio, la enfermera participa en el papel que él juega con una viuda engañada.

Esta frialdad generalizada muestra lo absurdo de una vida en la cual se repiten palabras y relaciones, aunque ya no tengan vigencia, pero no se suelta el pasado. Lo absurdo de querer lo que le pertenece a la vida de los demás, hasta el punto de perder su propia vida.

Camille Claudel 1915 (Bruno Dumont, 2013) - 8/10


Encerrada en un asilo y en su silencio, la escultora que fue amante y alumna de Rodin, camina y espera la visita de su hermano, el gran poeta y dramaturgo católico Paul, esperando en vano que la deje volver al seno de la familia. Casi sin dialogo, con una interceptación intensa de una Juliette Binoche habitada por su personaje.

Ficha IMDb

Estamos muy lejos de la anecdótica, falsamente melodramática y totalmente superficial Camille Claudel de Bruno Nuytten (1988), con estas dos figuras comerciales que eran Gerard Depardieu e Isabelle Adjani. Dos películas sobre la pasión, pero que la exprimen como medios totalmente diferentes.
 
En la cinta de Dumont, adaptación libre basada en la correspondencia de Camille con su hermano y en archivos médicos, todo viene de adentro. Pasamos hora y media suspendidos de la cara, los ojos de Juliette Binoche. Los planos son lentos como el tiempo que vive ella, tiempo de sentarse a esperar que se cuece una papa. A escuchar los sonidos de la montaña, a ver el sol bajar atrás del monte. Tiempo de un paseo en las piedras y el viento. Tiempo de ir a la iglesia a rezar, a leer el misal.
 
A Camille le prohibieron todo, le quitaron su arte, ya no se puede expresar. Ni siquiera tiene permiso para escribir cartas. La encerraron en el manicomio de Montdevergues, un hospicio para locas, mujeres que se expresan con movimientos toscos y gestos grotescos. Y sin embargo Mademoiselle Claudel les tiene paciencia, acepta llevarlas del brazo, acompañarlas, al mismo tiempo que siente impaciencia, exasperación y a veces indiferencia.


Dumont decidió trabajar con mujeres mentalmente discapacitadas para interpretar a las pacientes. Y consideró más fácil que las verdaderas enfermeras interpreten a las monjas para que las enfermas se sientan en confianza. Abundan los primerísimos primeros planos de las mujeres, lo que nos permite entender, sentir lo que podía sentir Camille Claudel, mujer inteligente, a la vez que posiblemente inestable psicológicamente, y lo que pudo sentir Juliette Binoche al convivir con ellas. 
 

La cinta transcurre sobre apenas unos días, que se hacen larguísimos porque se parecen a todos los demás días, y porque son los días antes de la visita de su hermano, el jefe de familia y autoridad moral, quien detiene el poder de dar la autorización de volver al seno de la familia, a vivir con su madre.
 
La aparición de este hermano tan esperado es una obra de arte: el monologo poético de adoración a Dios muestra todo el talento que tenía el gran Paul Claudel ((Jean-Luc Vincent), autor de estas monumentales maquinas teatrales que son Le soulier de satin, Le partage de midi. Con un lirismo y un lenguaje tan rebuscado que podría parecer falso. El paseo matutino con el monje es nada más el pretexto para que Paul Claudel cuente el momento de su conversión en Notre-Dame de Paris, en una confesión-relato entre humilde y orgulloso.
 
Dumont muestra con fineza lo difícil que es tomar partido : ¿es Paul Claudel un farsante, un hipócrita? ¿Es sincero en su amor a Dios y su deseo de servirlo? O es un gran diplomático con Dios, el que será embajador de Francia en Japón, Estados Unidos, Bélgica. En 1915 se puede hablar de deber, con la patria, con la familia y el gran hombre no se priva de ello.
 
La llegada al hospicio es la frialdad en persona, los limites, las paredes se levantan ante la hermana desesperada de amor y comprensión. El salón de visitas es más frio que las montañas atravesadas por el Mistral. El hermano se queda de pie, tieso en su abrigo de invierno, irritado por este trámite familiar. Y Camille finalmente se somete, como culpable, frente a la autoridad masculina y familiar.
 
Camille vuelve a sus paseos solitarios, de la cocina donde cuecen las papas, al patio, a la iglesia, a su cuarto. Paseos que duraran todavía treinta años, hasta 1943, fecha de su muerte, probablemente causada por la malnutrición en el hospital. La familia será aún más indiferente después de su muerte: ni siquiera reclamaran el cuerpo, que acabará en una fosa común.
 
Otra "loca" a la que su familia encerró fue Adèle Hugo, hija del gran Victor, quien murió en el hospicio de Saint Mandé después de más de 40 años de ser internada. Y que por cierto fue interpretada por una joven Isabelle Adjani muy intensa y todavía no "hollywoodizada" en la película de Truffaut (1975) .
 
En la cinta de Dumont, Juliette Binoche, callada, observada con atención por una cámara sin piedad, cercana y fija, deslumbra de una belleza y una soledad tan intensas. Es una gran lección de actuación y de humildad.

Friday, November 29, 2013

The Boy in the Striped Pyjamas (Mark Herman, 2008) – 5.5 /10

Melodramática y con errores históricos, una cinta que quiere mostrar la atrocidad de los campos de concentración por el lado infantilizado y simplificado. Todo parece reducirse a una amistad de vacaciones y un padre autoritario. 

Ficha IMDb 

Bruno (Asa Butterfield ), un niño alemán de ocho años durante el régimen nazi en la Segunda Guerra Mundial, es hijo de un estricto comandante Ralph (David Thewlis), que acaba de ser asignado a su nuevo puesto. Esto no parece gustarle mucho a su madre Elsa (Vera Farmiga) ni a su abuela (Sheila Hancock  ) pero llena de orgullo al padre, al abuelo (Richard Johnson)  y todos los amigos elegantes. Bruno, que convive junto con su hermana mayor Gretel  (Amber Beattie) en un barrio acomodado de Berlín, se ve obligado a mudarse, y a dejar a sus queridos amigos de la escuela.

En la nueva casa, con un pequeño jardín y muchas zonas prohibidas, bajo la custodia permanente del chofer el Teniente Kotler (Rupert Friend ), Bruno se siente encerrado. Vio por la ventana a unos extraños granjeros vestidos con piyamas de rayas. Cuando se lo comentó a su madre, esta mandó tapar la ventana. 

Bruno se aburre y como buen explorador que quiere ser, se escapa un buen día y conoce a un niño, llamado Shmuel (Jack Scanlon): el nombre le parece extraño pero tienen la misma edad. Empiezan a platicar, a jugar, Bruno le lleva comida. Se hacen amigos. Paralelamente, uno delos “granjeros” trabaja en la casa. Le instala a Bruno un columpio y un día le cuida una herida. El niño no entiende porque todos lo tratan tan mal. 

Todo avanza, con pequeñas peripecias y pleitos cada vez mas grandes entre padre y madre. Porque la madre sabe la gran verdad que esta amenazando a su hijo. El final es muy melodramático a la vez que inverosímil cuando se conoce un poco el funcionamiento de los campos de concentración y la perfecta (y abominable) organización nazi. Véase la autobiografía de Primo Levi. 

Es cierto que se trata de la visión inocente de un niño de ocho años. Y que nosotros espectadores no tenemos esta visión, porque sabemos desde la llegada a la nueva casa, de que se trata. Aún más, lo sabemos desde el póster y el título de la película. 

Pero toda la estructura de la película, la forma de filmar, las interpretaciones, todo es cursi, bonito, convencionalmente cuidado. Como la tiernamente dramática historia de una familia disfuncional, que limita las libertades de su niño. Niño cuya lindura rubia y grandes ojos enternecen. Todos los personajes son estereotipados : el padre orgulloso de su misión, la madre preocupada por sus hijos, la hermana adolescente que se enamora del chófer guapo, el chófer, joven nazi no muy seguro de la pureza racial de su familia. 

Es una película superficial, efectista, simplona. Y esto es triste porque un tema de este nivel no merece que lo rebajen a tal nivel. ¿O está hecha para espectadores juveniles? Pero esto no les va enseñar nada ni ayudar a enfrentar la verdad del horror real. Como no ayudaba La vida es bella de Benigni (1997). El horror real no debe ser disfrazado. Debe ser mostrado como fue. Es el mínimo respeto para los que los vivieron. Y que no tenían cara y dedos llenitos como los de Shmuel.

Monday, November 18, 2013

Le dernier jour d’un condamné (Michel Andrieu, 2002) – 6/10

Cortometraje adaptado de la novela, corta también de Víctor Hugo. No tiene, ni de lejos las cualidades de la obra original. 

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Veinticinco minutos son poco pero se podían tomar decisiones narrativas que le hubieran dado más fuerza a la película. Da una impresión poco profesional, como el trabajo de unos estudiantes al final de curso.

Se decidió usar una película blanco y negro, lo que va perfectamente bien con el ambiente claustrofóbico de la novela, haciendo contraste con las interrupciones en colorea alegres del mundo exterior: campo de trigo, árboles. 

Pero la decisión de hacer pronunciar el texto por el actor da una sensación de teatro, de espectáculo. Al mismo tiempo que la voz de Aymeric Demarigny es muy monótona, sin emoción a parte una tristeza siempre igual. 

No hay cambio de lugar cuando, en la novela, los tres lugares permiten establecer el ritmo de tres actos, cada uno con su final dramático. y acercarse geográficamente al lugar de la ejecución. 

No se siente ella paso del tiempo, cuando la escritura de Victor Hugo permite sentir como se distorsionan los días, las horas, los minutos conforme se acerca la hora fatal. 

En la película se decidió dejar al hombre siempre solo. Los diversos encuentros en la novela permiten entender la sensibilidad del prisionero al contacto con los demás, sean gente insensible, malvada o su hija de tres años  que no lo reconoce porque su papa era más guapo, y además le dijeron que ya se murió. Los demás lo rechazan o lo horrorizan. Sin hablar de los espectáculos abominables que ofrecen como el aherrojamiento de los condenados a los trabajos forzados o la canción en argot. 

Temas que anuncian lo que serán Los Miserables, treinta años después. 

En verdad esta película no tiene ninguna fuerza, ninguna emoción, cuando la brevedad hubiera podido ser una forma de hacer pasar la tragedia del condenado. No transmite el horror, la angustia que Victor Hugo transmite en el diario íntimo de su condenado anónimo. 

Lo único que se salva es la música que acompaña los momentos a color, compuesta por René-Marc Bini y Xavier Desandre- Navarre . Es a la vez intensa, extraña y harmoniosa. Es lo más fuerte de la cinta.