Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, September 27, 2015

Stone (John Curran, 2010) - 5.5/10

Un suspenso psicológico fallido, a pesar de tener a dos grandes actores. El tema y las situaciones eran interesantes pero algo un cuaja y el espectador se queda frustrado. 

Ficha IMDb

En alguna ciudad del sur profundo y religioso, Jack Mabry (Robert de Niro), a pocas semanas de jubilarse, tiene que preparar el expediente de Gerald “Stone” Creeson (Edward Norton) para la comisión de libertad condicional. El interno, joven, bastante guapo, con rastas, seguro de sí, está recluido por haber maquillado el asesinato de sus abuelos con un incendio. Debe convencer a Mabry de que esta rehabilitado, que encontró en la cárcel la paz y la cordura. Pero los argumentos que presenta giran más alrededor de su hermosa esposa Lucetta (Milla Jovovitch) a quien extraña tanto, cuya presencia física es, según él, tan explosiva que podría darle ideas hasta al serio abogado. 

Porque Mabry vive inmerso en la religión, los sermones de la estación de radio lo acompañan en su coche, su esposa Madylyn (Frances Conroy) vive con la biblia en la mano, se reúne con amigas para comentar los  textos sagrados. 

El propósito Stone es desestabilizar a Jack, hacerlo consciente de sus pulsiones pecaminosas para que pierde su seguridad de hombre honesto, recto y dedicado a la perfecta observancia de la ley, judicial, moral o religiosa.

Para eso, además de sus confidencias sensuales, manda a su esposa en la misión de seducir al abogado. Este caerá en las trampas del sexo. 

El análisis psicológico se queda en eso, en establecer un ambiente pesado. El final esta conocido desde el principio. La falsedad de todos es obvia. Si  la interpretación sobreactuada de Edward Norton puede entenderse con un personaje tan perverso, la de De Niro carece de intensidad. Parece que el actor pasa del comedor de su casa, y de su balcón (con su rutinario vaso de wiski) a su oficina, y viceversa, sin mover un centímetro de su cara. En su oficina, la cámara pasa de un encuadre a otro, y vive versa. 

Todo está preparado, tosco, forzado, desde el texto de los sermones: pecamos porque somos en esencia pecadores; todas nuestras buenas acciones son en realidad trapos sucios. Hasta las opiniones exageradas, casi grotescas de los grupos religiosos: Dios está a favor del armamento de los civiles y un buen cristiano debe levantarse en contra de un gobierno que decida prohibir las armas porque Dios dio a cada hombre el derecho a protegerse. Todo en un tono hostil e intimidatorio. 

La cinta se vuelve interminable, pesada, sin ninguna sutileza que le permita al espectador interesarse por los personajes. Un poco como Milla Jovovitch, tan mala actriz, que agrava la falta de matices de su Luceta, la esposa sensual que se sacrifica para la liberación de su esposo. 

El tema daba para un análisis más profundo, un tema digno de las novelas de Julien Greene, o de las huidas apasionadas y destinadas al fracaso de lo personajes de Simenon. 

Crime et châtiment (Georges Lampin, 1956) – 7/10

La gigantesca novela de Dostoievski, transportada al siglo veinte en Francia, simplificada pero intensificando las oposiciones de Raskolnikov con los representantes del mundo real. Una gran interpretación del entonces joven Robert Hossein, atormentado, frente a un Jean Gabin seguro de su tranquilidad. 

Ficha IMDb

En una ciudad a la orilla de un río, el joven René  Brunel (Robert Hossein) vive enojado. Por falta de dinero, tuvo que dejar sus estudios, y trata de vivir de unas traducciones que le lleva su amigo Jean Fargeot (Gérard Blain). El mundo le parece inaceptable, basado sobre un orden donde los pobres no tienen oportunidades y los ricos viven en la tranquilidad de sus conciencias enfermas.  

Su madre (Gaby Morlay) le acaba de mandar 20 000 francos,  una buena cantidad de dinero, pero se niega a usarlo porque sabe que viene indirectamente de Antoine Molestier (Bernard Blier), un anticuario cincuentón quien quiere casarse con su hermana Nicole (Ulla Jacobsson). René prefiere acudir a una viaje usurera, madame Horvais (Gabrielle Fontan) para empeñar el reloj de oro que le dejó su padre. Al salir de ahí, se topa en el café de Gustave Messonier (Lino Ventura) con un alcohólico irrecuperable, Pierre Marcelin (Carette). Este, desesperado de no poder dejar el alcoholismo lo suplica de acompañarlo para volver a su casa. Marcelin se dejó vencer por el alcohol cuando su hija de su primer matrimonio, Lili (Marina Vlady) empezó a prostituirse para sacarlos de la miseria. O Lili empezó a prostituirse cuando su padre dejó de tener un trabajo regular. Viendo la miseria en la que viven, René deja discretamente el dinero de su madre .Cuando deja al padre y esposo rechazado por su familia, el barandal de la escalera del edificio derruido se rompe y Marcelin cae accidentalmente. Sus últimas palabras son para recomendar a Lili con René.El joven la encuentra en su puesto de trabajo, el último en el muelle, y el amor surge inmediatamente entre los dos. 

La llegada de la madre y la hermana de René sella otro amor, el de Nicole con  Jean. René manifiesta abiertamente su desprecio por Molestier y se opone tajantemente a la boda. 

Al colmo del enojo, contra la sociedad, contra la falta de dinero, contra Molestier, contra la situación de Lili, decide volver a casa de la vieja usurera y matarla. Recupera su reloj, pero al esconderse en el departamento de abajo, donde trabajan unos pintores, deja caer unos aretes.

Al día siguiente, se enterará por los periódicos que la vieja escondía una pequeña fortuna bajo su colchón. El asesinato se vuelve absurdo. Ni siquiera le dio los medios para salirse y sacar a los que ama de sus problemas. 
La llegada de Gallet, comisionario encargado de la investigación , (Jean Gabin), con su tranquila seguridad, sus ojos que ven más allá de la superficie de los seres, y sus declaraciones de doble sentido, llevará a René a abismos de dudas, de miedos, de una necesidad de hablar, comentar, confesar. 

Mientras tanto, Molestier se sincera con cinismo: necesita a la juventud de Nicole para salvarse de su atracción por las niñas. Quiere usar la prueba que tiene de la culpabilidad de René para que este cambie de posición y convenza a su hermana de casarse. Ni René, ni Nicole ceden. Solo le queda a Molestier el suicidio, para escapar de sus vicios. 

Para René queda solo la huida, pero Lily, creyente ferviente, lo convence que la única salvación es primero, denunciarse a la policía para salvar al joven pintor, André Lesur (Roland Lesaffre) inculpado, y después entregarse al Único que lo puede salvar de sus dudas y remordimientos. Lo que hace finalmente el joven, después de despedirse de su madre, a pesar de tener ahora el dinero que les dejó Molestier, y con el cual podrían huir a Suiza. 

En una música angelical, René sube al coche de la policía, e intercambia una última mirada con su ángel Lili.

De la novela larguísima y complicadísima de Dostoieveski, una de las mayores obras literarias de Occidente, densa de preguntas sobre el orden social, sobre la religión, la culpabilidad, el amor en todos sus significados, queda una película corta, donde obviamente muchas cosa están puestas de lado. Lo que queda es el retrato de un joven apasionado, herido en lo más profundo de su ser por una sociedad injusta, donde los pobres seguirán siguiendo pobres, y los ricos siempre tendrán los medios para abusar , para manipular a su antojo para satisfacción de sus gustos y necesidades perversos : dinero, sexo, poder. Robert Hossein encarna al Raskolnikov francés y moderno con una fiebre, un ardor en los ojos y todo el cuerpo, que se oponen a la tranquilidad segura de los que representan al poder: la vieja usurera, el anticuario perverso, el comisario tranquilo. Jean Gabin y su voz juegan con la instabilidad del joven. Siembran inquietudes, deseos de confesar, remordimientos. El viejo policía, conocedor del alma humana, entendió  cuanto odio y cuanto orgullo esconde, bien mal, el estudiante. Poco a poco, lo encierra en el conflicto de los principios morales y de la profunda honestidad a la cual no puede escapar. El combate, en nombre de Dios, que libra la hermosa Lili, con la cara de ángel de Marina Vlady se une al combate de la moral social. A René solo le queda asumir voluntariamente su condena.

Obviamente, la gran novela ha sido muy simplificada. Pero la cinta tiene la calidad de dar el deseo de volverla a leer.  

Saturday, September 19, 2015

The International (Tom Tykwer, 2009) - 6/10

I
Inspirado en hechos reales, tiene el ritmo y el ambiente de las películas de espías de la Guerra Fría, aunque se desarrolle en la época actual, en un mundo de fronteras abiertas y negocios internacionales.

Ficha IMDb 

Louis Salinger (Clive Owen), agente de Interpol, persigue a os asesinos de uno de sus agentes. Poco a poco llegará a la conclusión que uno de los bancos más poderosos del mundo, IBBC, anda en tráficos ilegales. La estrategia es crear conflictos para después administrar el retorno a la paz, haciendo préstamos comprometedores a los nuevos gobiernos que deben   financiar la reconstrucción. Para conseguir los testimonios que necesita, pide la ayuda de la asistente fiscal del distrito de Manhattan, Eleanor Witman (Naomi Watts). Poco a poco remontará al director del banco, Jonas Skarssen (Ulrich Thomsen)

La historia se basa en eventos reales: en los setentas, el Banco Internacional de Credito y Comercio se implicó en tráfico de armas, inteligencia y administración de mercenarios.

La cinta usa de medios tal vez fáciles, como una tensión erótica latente entre los dos protagonistas, opuestos en sus caracteres, sus modos de actuar, y su aspecto físico. Mientras Salinger es desaliñado, sin peinar ni rasurar, siempre en movimiento, y finalmente poco empático, Eleanor es simplemente elegante, discreta, y apegada  a las reglas. 

Algunas escenas recuerdan a Hitchcock en El hombre que sabía demasiado , o a la trilogía Bourne. Como esta, la cinta respecta las nuevas líneas cinematográficas, impuestas por la evolución de la política, principalmente europea, y de la economía. Muchas cintas gringas deben ahora tener escenas en Europa, con una preferencia hacia la ex Europa socialista (tal vez porque cobran menos por las locaciones). Berlín es de las ciudades preferidas, con su connotación de Alemania Democrática, espías de la Stasi, y ambiente turbio. 

Las ramificaciones del complot internacional mezclan nacionalidades y ambientes (también imposición de las coproducciones internacionales): política, negocios, mafia. La preparación meticulosa del asesinato en Milán, además de ser muy bien llevada, recuerda al asesinato de Kennedy. Esta secuencia, con su precisión y su uso del espacio, es meramente un aperitivo para la gran escena del Museo Guggenheim, una persecución mortal, que aprovecha todas las características dela arquitectura de Frank Lloyd Wright, donde la espiral descendente, blanca, perfecta, enmarca un enfrentamiento fatal para ambos lados. La caída del gigantesco luminario del techo, al mismo tiempo que destruye el museo y señala el fin de la batalla, significa la caída de las esperanzas del protagonista. 

Porque esta cinta es, además de un suspenso policiaco-económico-político, la historia del fracaso de un hombre. Salinger, a lo largo de la historia, se crea una esperanza, una causa por la cual vivir, a pesar de las opiniones de sus superiores, y va progresivamente perdiendo todo. Pierde a la mujer, pierde a los testigos, pierde a los enemigos. Hasta le arrebatan al final (sobre los techos de Estambul que se volverán a utilizar en varias películas de acción), la posibilidad de ejecutar a su gran enemigo. Tal vez signifique la perdida de ideales, de ideologías. Años antes, era mucho más fácil posicionarse en un mundo divido en dos grandes bloques. Cada bloque tenía claro quiénes eran los buenos, quienes los malos. Ahora los malos se han desplazado a ambientes sofisticados, elegantes, las peleas se hacen en oficinas lujosas, entre hombres vestidos a la medida. Y lo que buscan es el poder del dinero. 

Esta desilusión se refleja muy bien en el personaje de Wexler (Armin Mueller-Stahl), ex agente dela Stasi, que ya no encuentra su lugar en este mundo post-caída del comunismo. Vende su inteligencia y experiencia al que mejor le paga. Pero su mirada cansada, más allá de sus palabras, dice muy bien su resignación: ya no cree en nada porque ya no hay ideología en la que basar su vida y sus acciones. Por eso puede pasar sin remordimientos a la causa opuesta. Es la versión vieja de Salinger, es el futuro desencantado del agente gringo. La escena del interrogatorio, brillante, dominada por la intensidad del viejo actor alemán, es sin duda clave para la comprensión del personaje protagónico. 

 Hay que recordar que el director, Tom Tykwer, realizó una gran adaptación de la novela de Suskind, El perfume: historia de un asesino (2006), donde supo construir con  las imagines el equivalente a los olores y perfumes, y volvernos tan sensibles por la vista como lo es el personajes con el olfato. Fue también realizador de la fantástica, divertida y acelerada Corre Lola, corre (1998) .

Friday, September 11, 2015

Silver Linings Playbook (David O. Russell, 2012) – 8/10

Uno no puede decidir quién es el más importante, el hijo bipolar (Bradley Cooper), o el padre obsesivo compulsivo (Robert de Niro) o la novia alocada (Jennifer Lawrence). La intricada relación que se va tejiendo en una historia de recuperación, propia y conjunta, es fascinante. 

Ficha IMDb 

Pat (Bradley Cooper)  sale de un hospital psiquiátrico, pero queda bajo vigilancia ya que fue internado por agredir al hombre que encontró en su cama con su esposa Nikki (Brea Bee).Ya que perdió su casa después del divorcio, tiene que volver a vivir a casa de sus padres. El Sr Pat (Robert de Niro) es un poco extraño y obsesivo con el orden y el lugar asignado de las cosas. Trata de entender a su hijo, lo que hizo y la situación en la cual se encuentra. Pero al mismo tiempo lo ve como a un niño a quien debe educar. Pero sobre todo, necesita de amuletos, de patrones de conducta que no deben modificarse so pena de llevarlo al fracaso. Es, además de fanático del equipo local de futbol, jugador compulsivo y apuesta regularmente a su equipo con el objetivo de  juntar dinero para montar un restaurante. Piensa que Pat es el amuleto que, con su regreso a casa, le va a traer todas las suertes que lo abandonaron últimamente. 

Pat conoce en una cena a Tiffany (Jennifer Lawrence), joven viuda, sexy, desinhibida, de esas que parecen actuar antes de o en lugar de pensar. Es guapísima, libre, decidida. No parece abrumada por las dudas que devoran a Pat y se lanza a la conquista del joven en vía de rehabilitación.

Para tratar de reconstruir su vida, Pat sabe que debe portarse bien. Pone en marcha actividades que, según él, lo llevarán a un reencuentro con su ex esposa. Parte de eso es el jogging diario. Pero lo hace llevando encima, para transpirar, una bolsa para basura. Con eso hace patente su baja autoestima, tal vez la que siente hacia sí mismo o la que supone siente la sociedad hacia él. Después de todo, su esposa primero lo engañó, después se divorció, finalmente pidió una orden de alejamiento. Su padre está fuertemente decepcionado y su mama, Dolores (Jacki Weaver) no sabe bien como posicionarse entre los dos hombres. Pat quiere volver a encontrar su lugar entre sus amigos de antes pero ya no sabe cómo portarse con ellos, de qué hablar. Para colmo, la policía lo vigila y cualquier paso en falso lo puede llevar de vuelta al hospital. O sea que la sociedad en su conjunto está más que dispuesta a desecharlo. 

Tiffany y Pat se van a usar mutuamente par alcanzar sus objetivos. Ella necesita una pareja de baile. Él necesita un intermediario para llevarle cartas a su esposa. Lo que descubrirá al final es que Tiffany nunca entregó las cartas y se encargó de redactar las respuestas que le dio a Pat, conservando así la dirección de los eventos. 

El final es un final feliz, digno de una comedia. Triunfa el lado bueno de las cosas y tal vez no sea muy original. Pero uno se deja llevar por los intentos de todos para encontrar su equilibrio. La cinta consigue ganarse la empatía del público, por su contenido pero sobre todo por las excelentes, muy justas interpretaciones. Si Bradley Cooper y Jennifer Lawrence llevan muy bien los protagónicos, Robert De Niro  no se queda atrás con su papel ligeramente angustiante de un padre autoritario , más parecido a su hijo de lo que quiere aceptar, y coqueteando con su propio desequilibrio mental. 

Un homme idéal (Yann Gozlan, 2015) – 6/10

El camino a los infiernos del crimen de un joven que quiso ser un autor famoso. Con situaciones predecibles, al estilo Patricia Highsmith, en una hermosa casa, terminando en forma dramática.

Ficha IMDb

Mathieu Vasseur (Pierre Niney) es joven, más o menos guapo, escribe pero no consigue que lo publiquen. Mientras tanto, trabaja en una compañía de mudanzas. Un día, cuando están vaciando la casa de un hombre que murió sin dejar familia alguna, encuentra el diario íntimo de un soldado de la Guerra de Argel, lo lee y queda fascinado. Decide copiarlo y presentarlo a una casa editorial. Es un éxito inmediato, dinero, premios, cócteles, una chica hermosa y rica, Alice Fursac (Ana Girardot).

Tres años después, no ha logrado escribir su segunda novela a pesar de las presiones de su agente, quien le ha entregado bastante dinero por adelantado. Dinero que Mathieu se gastó en coche, reloj, ropa de lujo. Cuando van a pasar un tiempo a casa de sus suegros, una hermosa mansión a la orilla del Mediterráneo, tiene todo la intención de escribir. Pero, por un lado, sigue con el síndrome de la página blanca, muy bien sugerido con el curso de Word temblando en close up. Y, por otro lado,  se topa, en una sesión de firmas, con alguien que conoció al autor del diario íntimo. 

Empieza una serie de acciones para escapar del chantajeo. Del robo pasará al asesinato, hasta llegar a la desaparición voluntaria. 

La narración, cronológica, parece implacable en un encadenamiento ineludible. Pero todo se focaliza en Mathieu quien, en realidad, no tiene nada muy interesante. Su psicología se limita a la voluntad de esconder su primera falta, el plagio. Tal vez se pueda percibir en él un ligero apego a la vida lujosa. Pero el tratamiento del personaje no profundiza en eso. La interpretación de Pierre Niney se limita a unas mímicas poco sutiles, tal vez por ser un actor de teatro (de la Comédie Française) acostumbrado a que no lo vean muy de cerca. Parece conducido por una serie de reacciones primarias, con la vista limitada a la dificultad que se debe resolver inmediatamente.  El chantajista le pide dinero, no lo tiene y decide robar la colección de armas de su suegro; el sobrino Stanislas Richer (Thibault Vinçon) sospecha (¿Por qué?) de él (o tal vez porque fue el novio de Alice). Mathieu ve que Stan  descubrió el robo, lo mata, tal vez accidentalmente. Debe esconder el cuerpo. La policía descubre el cadáver y decide tomar muestras de toda la familia…. y así, paso a paso, en forma lineal,se va Mathieu acercando a la única solución definitiva: matar al chantajista y desaparecer. Con eso perderá todo lo bueno de su vida: esposa, hijo en camino y éxito literario. Porque todo eso lo hizo madurar y finalmente, pudo escribir SU libro.

Claro, hay unos guiños hacia el lado de las letras. Empezando por el ambiente de Plein Soleil (1960) de René Clément, adaptación de Señor Ripley de Patricia Hughsmith, película con un Alain Delon tan joven y guapo como malvado. 

El guion recuerda también una novela de Henri Troyat, El muerto da posesión al vivo  (1942), en la cual un escritor plagia un texto cuyo autor está muerto. El engaño lo llevará progresivamente a la locura. 

Pero domina la presencia de Romain Gary, cuya foto encima del escritorio de Mathieu nos anuncia desde el principio que el tema de la cinta va a ser un fraude literario. En  1975, un misterioso escritor, Emile Ajar publicó una extraordinaria novela, La vida ante sí. Ganó premios, fama, dinero, pero no se dejaba ver, hasta que ganó el Premio Goncourt. Romain Gary había inventado el nombre y le pidió entonces a su primo Paul Pavlowitch asumir la personalidad del misterioso Ajar ante los medios de comunicación. Así Gary ganó dos veces el Goncourt,  lo que provocó una gran polémica en Francia, con connotaciones ilegales. Gary se burló de esta manera  del esnobismo cultural y literario francés, que despreciaba su obra pero alabó su trabajo cuando se publicó bajo el nombre de otro.

El título de la novela de Mathieu “Sables noirs” también puede ser visto como una alusión a la autobiografía de Gary que acaba y termina en una playa. Por cierto, Romain Gary aparece en imágenes de archivos, así como Michel Houellebecq, otro fenómeno de moda del Paris literario. 

Volviendo a los problemas de Mathieu, la cinta tiene bastantes inconsistencias. No se entiende muy bien cuanto tiempo la joven pareja se queda en la casa de los suegros, ni en cuanto tiempo Mathieu puede, de pronto, acabar una novela extraordinaria. Tampoco se entiende el tiempo necesitado para el crimen-desaparición. ¿La misma noche? ¿Mathieu actúa muy rápido, piensa, organiza y ejecuta todo de inmediato? ¿O es la noche siguiente? Pero no se ve que pase un día. . …También sorprende que pueda robar las armas de colección en la misma sala de la casa, sacar un cadáver por la ventana, y arrastrarlo a través del jardín sin que nadie escuche. Claro, los personajes alrededor de él, empezando por la esposa, son unas figuras totalmente superficiales y uno se puede preguntar para que sirven. 

Sin embargo, hay que reconocer dos aspectos muy bien logrados : la hermosa casa a la orilla del Mediterráneo, con su jardín , sus pinos, su playita. Y el final,dramático castigo para el joven impostor.

Si el título de la novela póstuma de Mathieu “Falsos semblantes” es transparente en relación a la narración de su corta vida, queda por resolver el título de la cinta. ¿Por qué “un hombre ideal

Sunday, September 6, 2015

Une nouvelle amie (François Ozon, 2014) – 8.5/10

Una vez más, Ozon se lanza a explorar las complicaciones de las relaciones humanas, los comportamientos escondidos y que la sociedad no acepta fácilmente. Perversiones, dirán algunos; búsqueda de felicidad, dirán otros. En esta drama-comedia, adaptación de la novela The New Girlfriend de Ruth Rendell, dos actores remarcables.

Ficha IMDb

Todo empieza por el sepelio de Laura (Isild Le Besco), mejor amiga de Claire (Anaïs Dumoustier) ; la intervención de esta última durante la misa, al lado del féretro blanco, constituye un flash back que cuenta la niñez, la adolescencia y juventud de los dos, siempre con Laura en primer plano. Ellas conocen a sus futuros esposos, se casan, Claire es madrina de la hija de Laura y David (Romain Duris). Laura se enferma y fallece muy joven. No se explica claramente de que murió Laura, se la ve en silla de ruedas y después en el hospital, muy débil. ¿Cáncer? Nunca más se volverá sobre el tema de quién fue Laura.

Antes de la muerte, Claire le prometió a Laura cuidar a su esposo y su hija. Es lo que piensa hacer al entrar una mañana a la casa de David. Como en los cuentos, hay puertas que no se deben abrir porque esconden un terrible secreto. 

Con el pretexto de dar a su bebe la sensación de la presencia maternal, David ha empezado a ponerse ropa de su esposa. Pero en realidad, solo vuelve a una costumbre que tenía antes de casarse: le gusta vestirse y comportarse como mujer. El tema del hombre que se disfraza con las ropas de su mujer fallecida aparece en la cinta alemana Cerezos en flor (Doris Dörrier - 2008), como una búsqueda de comunión con el ser amado desaparecido. Aquí eso es el punto de partida para una búsqueda de identidad. David seguirá hasta el final las etapas de esta búsqueda, transformándose poco a poco, ayudado por Claire quien se transforma también, acepta los cambios del otro y sus propios cambios hasta construir una relación fuera de los caminos usuales. Claire es la que le da identidad a la nueva mujer al darle un nombre: Virginia y le da la posibilidad de nacer.

Se puede ver la relación que se teje entre Anais y Virginia como, en un primer tiempo, una amistad amorosa entre mujeres, donde tal vez Victoria es el reemplazo de Laura. Victoria-David ejerce una clara fascinación, como lo hacía Laura. Se nota en la mirada de Claire quien está maravillada por la libertad, el valor de David, por el trabajo de transformación, pero también por la belleza de esta nueva mujer. La velada en el antro es reveladora con la interpretación de Femme por un travesti hermosa, perfecta, mucho más sensual y seductora que muchas mujeres. Pero quien está encontrando su sensualidad es también Claire. Sus ojos centellan de felicidad, está entrando a un mundo nuevo y maravilloso. La puerta que primero reveló algo horrible, espantoso, llevó a algo nuevo y fascinante porque ella aceptó dejarse llevar. Si Claire es un apoyo y un facilitador para la transformación de David, Victoria es un revelador para la transformación de Claire. 

Romain Duris, que hasta ahora se había limitado muy cómodamente a papeles de niño bonito, de joven seductor ligeramente inmaduro (Casse-tête chinois, Populaire) toma aquí muchos riegos, y los asume completamente. La interpretación de Duris y Dumustier es perfecta, así como la dirección de Ozon. En ningún momento se notan bromas pesadas, ironía desplazada, desprecio o burla. Ningún exceso. Ningún ridículo. Estamos muy lejos de cintas estilo La Jaula de las locas (Molinaro -1978). Las primeras escenas de revelación de David como mujer usan mucho de planes muy cercanos y uno entiende la elección de Duris para el papel. Tiene rasgos de los grandes bailarines, como Rudolf Nureyev o Jorge Donn, la hermosura al mismo tiempo que fuerza, de estas caras hechas para el maquillaje y la transformación artística. 

La evolución de Claire es lógica: primero conmocionada, enfurecida, divertida, pasa a ser conciliadora, divertida y un poco asustada. Decide finalmente mentir a su esposo  para darle gusto a su nueva amiga. El viaje a la casa de los padres de Laura, lugar de la niñez, es simbólico. Es una peregrinación, un reencuentro y una celebración de Laura. Es una resurrección de Laura y de la amistad con ella: paseos en los mismos lugares, mismo gesto de peinarla, mismo columpio.  Ahí tiene lugar la escena culminante. Cada una se encuentra a sí misma. 

En su amistad con Laura, Claire se quedaba en la sombra, la dejaba tomar la delantera en todas las etapas de la evolución femenina. Repite la misma dinámica con David-Virginia. El hecho de que nombre a la versión femenina de David, como el hotel que ve en frente de su oficina, nos habla de una insatisfacción en su vida rutinaria. 

Claire empieza poco a poco a vestirse de una forma muy estricta, casi masculina. Evoluciona hacia una cierta androginia, lo que permitirá a su nueva sexualidad, oculta y reprimida, emergir y afirmarse. La elección de Anaïs Dumoustier es perfecta: muy pequeña, delgada, tiene un cuerpo casi de niño. En varias escenas, ella examina sus senos en el espejo, los mide con las manos. En otras, se perciben bajo la playera o la blusa. Su cuerpo no tiene las características esperadas, impuestas por la perfección de la publicidad y los medios de comunicación. En cambio, Virginia se apega a estos cánones, usa todos los artificios de ropa interior y maquillaje para imitar el modelo. En eso, la intérprete de Femme ya alcanzó la perfección, a base de trabajo sobre su propio cuerpo. 

El tema del maquillaje es fundamental en la cinta. De hecho, es el primer tema que aparece con el maquillaje mortuorio de Laura, sin que sepamos en ese momento quien lo lleva a cabo. Después, en un momento clave de la evolución, el montaje paralelo de las dos maquilándose para la cena, establece claramente que el cambio es de los dos personajes, que Claire no es solo cómplice de su nueva amiga, que ella está haciendo un trabajo sobre sí misma. Pero Ozon tiene la genialidad de interrumpir esta metamorfosis con la solicitud de ayuda de David a Claire: depilarle la espalda. Detalle prosaico, recuerdo de la realidad, ruptura del encanto y del ritmo del cuento de hadas.

La transformación de David de padre en madre servirá también de revelación para Gilles (Raphaël Personnaz) quien se vuelve tierno y protector con el bebe de su amigo. 

Hay que notar la fascinación de Ozon por las casas al estilo gringo. Las dos hermosas mansiones en un barrio rico en medio de los árboles, son más de la costa este de Estados Unidos que de un suburbio, aún rico, de Francia. Y de hecho, las escenas se filmaron en Canadá, conforme a una voluntad del director de construir una historia universal. Esta hermosa casa en medio de los arboles nos recuerda Dans la maison (2012), donde Fabrice Luchini, maestro de secundaria, se dejaba llevar por un alumno a la observación voyerista y enfermiza de una familia acomodada. 

El final es ambiguo: Virginia y Claire  van por Julie, ahora de siete años, a la escuela. Anais está embarazada. ¿De quién? ¿De su esposo? Pero parece tan cercana a Virginia. Y se van las tres como una familia. Entonces, ¿logró aceptar el cuerpo masculino de su amante?  ¿Empezó a vivir con ella después de embarazarse? En todo caso forman aparentemente un matrimonio homosexual unido y feliz. 

Finalmente que importa el cuerpo biológico si uno se siente en un cuerpo de otro sexo y si el compañero (la compañera) ve y siente este sexo “mental” y erótico del otro. 

Una nueva amiga es, más allá de lo llamativo, una cinta sobre la aceptación del otro, la aceptación de sí. La aceptación de la necesidad de transformarse físicamente para adaptar el exterior al sentimiento y la sensación interna. Que lo biológico no lo es todo, que cada uno es responsable de la construcción de su propia identidad.