Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Tuesday, July 31, 2012

Easy Virtue (Stephan Elliott, 2008) – 5.5 /10


Linda película con grandes actores y una preciosa producción. Pero la historia es muy estereotipada y las situaciones muy esperadas. Buenas costumbres, según su titulo en español, muestra el antagonismo entre dos mundos, dos continentes, dos mujeres. Entono de comedia ligera.

Ficha IMDb

La película empieza con una filmación de época, en blanco y negro, del Gran Premio de Mónaco. Proyectada sobre una pantalla puesta de lado, con los créditos desfilando al margen. Poco a poco, dicha película documental va ocupando todo el espacio y descubrimos el ganador de la carrera, una hermosa joven mujer quien busca en el público a un hombre. Feliz de verlo, se dedica a festejar su victoria.

Nos encontramos en un magnifico castillo en la campiña inglesa, es la hora del té. Cada miembro de una familia se entrega a su pasatiempo: la madre organiza una cena, una hija, Hilda (Kimberley Nixon), recorta los periódicos, la otra, Marion (Katherine Parkinson), un poco fornida, come tostadas con mermelada, el padre (Colin Firth) no hace nada. Es la familia Whitaker . Veronica Whittaker (Kristin Scott Tomas), la madre, está feliz de que su hijo mayor John (Ben Barnes) vuelva a casa. Hasta que se entera de que se casó, sin avisar y sin pedir permiso, y con una americana. El padre está más allá de toda preocupación o interés por los demás. Sin rasurar ni peinarse, lleva una vieja camisa sin corbata, una bufanda fea, no habla, no sonríe.

Llega un magnifico coche convertible, manejado por una hermosa dama. A su lado, un joven seductor le canta. ¿Estamos en una película musical? Llegan a la puerta del castillo. Recepción cálida de parte de la familia. Para el hijo prodigo. Pero, para la joven, no precisamente. Larita (Jessica Biel) es una intrusa.

Rechazo inmediato de parte de la suegra. Guerra con florete embotonado. Las hermanas primero están fascinadas por este modela de elegancia, libertad de movimiento, de decisión y de palabra. La ex novia Sarah (Charlotte Riley) trata de recuperar lo que pensaba suyo. Pero la madre se comporta inmediatamente como enemiga. Se siente amenazada por tanta belleza y juventud, todo que ella ha perdido, todo que hubiera podido tener si su esposo se hubiera perdido en su mutismo, su desfachatez y su abandono de si-mismo y de su familia.

Duelo de frasecitas hirientes, de modales, de costumbres (la caza al zorro), cuya víctima más prominente será el perrito de la castellana, aplastado en un sillón.

Parece que la joven extranjera va a ganar cuando una de las hijas suelta la última bala: Larita ha sido acusada de matar a su primer esposo, allá en Estados unidos, país de todos los pecados. Ella se defiende: fue absuelta, su esposo se suicidó por los sufrimientos de un cáncer terminal. Pero es demasiado tarde. Toda la familia está en contra de ella, hasta el hijo a quien Veronica ha descubierto los motivos de su comportamiento autoritario: John es el único con quien podía contar para administrar y mantener las propiedades, ya que el padre, después de regresar de la guerra, ha perdido todo interés en la vida.

Y la historia acaba con la constitución de una nueva pareja: la joven y glamorosa extranjera baila un escandaloso tango (chocante para todas estas familias remilgadas) y se fuga con … su suegro, que , por fin, ha resucitado de su muerte en vida.

Todo muy de cuento de hadas malas, con final feliz para la princesa. Lo único que salva la película, aparte de la actuación de Kristin Scott Tomas en sobreactuada madrastra – bruja-mala (pero finalmente una actuación muy tradicional de un personaje tipificado) , es la magnífica ambientación: el castillo, los muebles, los detalles de decoración, coches, caballos, ropas. Y la música es buen jazz y buenas canciones en el estilo de los 20’s.

Es una película muy agradable de ver. Pero la historia no aporta mucho a los clichés de tradicionalismo inglés contra modernidad americana.

Monsieur Lazhar ( Philippe Falardeau, 2011) – 9/10

Una película a la vez sensible sin caer en lo patético, dramática y divertida, que toca a puntos de pedagogía, de política, pero sobre todo de humanidad. Con unos actores remarcables, en una trama muy bien construida. Ningún efectivísimo, ninguna sensiblería. La vida con sus dolores y los pasos más sencillos y a la vez bondadosos que pueden ayudar a avanzar. Con sobriedad y respeto.

Ficha IMDb

Mañana de lunes en un patio de escuela primaria en Montréal. Alice (Sophie Nélisse) le recuerda a Simon (Emilien Néron) que es su día de "berlingots". Es su responsabilidad llevar al salón de clase los cuartos de leche para sus compañeros. Así que entra, pasa por ellos, va a su casillero, se quita todas sus capas de ropa porque estamos en invierno. Pero cuando quiere entrar al salón, la puerta está cerrada. Sorprendido, se asoma a la pequeña ventana de la puerta y ve a Mademoiselle Martine, la maestra, colgada de una viga del salón. Alertadas por su gritos, las maestras empujan hacia fuera los niños que ya se están acercando. Pero Alice ha sido más rápida que los demás y ella también ve a la maestra.

Poco tiempo después se presenta un desconocido a la oficina de la directora. Se llama Bachir Lazhar (Mohamed Fellag, actor y escritor argelino,) y asegura haber enseñado durante 17 años en su Argelia natal. Ya que la escuela necesita alguien que sustituya a la maestra de quien se habla en televisión, él ofrece sus servicios. Aunque este no sea el funcionamiento habitual en las escuelas públicas quebequenses, lo vemos muy rápido en su primera clase. En el mismo salón de Martine, con paredes pintadas de otro color.

Inmediatamente, la frescura y libertad de los niños y niñas de once, doce años se manifiesta. Preguntas sobre el nombre (Bachir significa "el que trae buenas noticias" ¿Cuál buena noticia? preguntan los niños), el origen del maestro. A sus preguntas dan respuestas directas, espontaneas. Cuando el maestro pide regresar las mesas en fila, en lugar de semicirculo, protestan un poco.

Cuando les le parte de La Peau de chagrín de Balzac, lo escuchan con atención, pero cuando habla de dictado, protestan con toda su energía: con Martine, no había dictados". Resultados fatales, Monsieur Lazhar explica los errores, pero con una terminología un poco anticuada, lo que provoca las observaciones despectivas de Marie-Frederique (Marie Ève Beauregard), señorita sabelotodo, que domina perfectamente y altivamente la gramática moderna .

Momentos sencillos muestran la aceptación creciente de los niños a su nuevo maestro: la foto de clase, donde le piden ocupar el lugar del maestro como si fuera el titular, es como una consagración de su derecho a ocupar el lugar de Martine, y, para sonreír juntos basta decir "Bachir". El primero de abril, se pasea con su pescadito de papel colgado en la espalda. "Poisson d’avril, Monsieur Lazhar" Usted está en Canadá y vive las costumbres francesas.

Y los días pasan. Los niños tienen unas sesiones programadas con una sicóloga de nombre predestinado, Mademoiselle La Tendresse (La ternura: solo en Canadá se encuentran esos apellidos anticuados, descriptivos y poéticos). Eso y la pintura nueva en el salón son las dos únicas medidas tomadas por la escuela para ayudar a los alumnos a superar la pérdida de su maestra, lo que representa una pérdida efectiva, sentimental. Pero del hecho que haya sido un suicidio, y en el mismo salón, de eso nadie habla.

Monsieur Lazhar, por su lado, tiene sus propios fantasmas: está en el proceso de admisión a Canadá como refugiado: su esposa, después de escribir un libro sobre algunas decisiones no muy democráticas del gobierno, ha recibido amenazas, que después se extendieron a toda la familia. Así que Bachir se adelantó y vino a Canadá para preparar la llegada de su familia. Esta nunca llegó porque su edificio se incendió la víspera de su salida. Pero el funcionario de migración conoce mejor que M. Lazhar la realidad argelina: ¡ya no son los años 90 con los atentados terroristas! ¡Y además, todo el edificio se incendio! ¿Cómo M. Lazhar puede pretender que su familia estaba bajo amenaza? A todo Bachir contesta con calma, paciencia, con reserva, casi con frialdad. Ningún coraje en él. Ninguna ira. Habla tranquilamente con la verdad.

De la misma forma, en el salón, mantiene su distancia, al mismo tiempo que es muy atento y sabe escuchar y observar a los niños: al que tiene migrañas, le trae una colación, al que le habla en árabe, lo obliga a hablar "en francés en la clase". Y siempre mantiene sus valores. El salón es lugar de paz, de amistad, de respeto y trabajo.

En este ambiente de confianza respetuosa, podrán salir a flote los conflictos, en particular el de Alice y Simon. Con los sentimientos de responsabilidad, culpabilidad, que cada quien asumió o proyectó sobre los demás. Y por fin podrá decirse la parte de responsabilidad y la violencia de la maestra suicida.

Es una escuela moderna, donde se evita todo acercamiento a los niños, verbal o físico. Donde los métodos pedagógicos pretenden hacerles la vida más fácil, con programas que les evitan los esfuerzos, para evitarles sufrimientos y negarles las dificultades pero también la felicitad de vencerlas, llega un hombre con otros valores, intelectuales, pero también culturales y humanos. Que no ha sido pervertido por la modernidad pedagógica o social. Que no tiene miedo a hablar, a imponer, a ser fuerte.

M. Lazhar no sabe dar clase como Claire ( Brigitte Poupart) quien maneja con igual brío culturas primeras con todo y poo woo , y teatro . Pero Bachir le hace ver con mucho respecto y delicadeza que la visión que presenta su obra de teatro sobre Livingston y la colonización de África es igualmente falsa que la de los colonos. Alusión discreta de Falardeau al hecho de que se les llena la cabeza a los niños con nociones tal vez no tan útiles para su crecimiento, tal vez no tan exactas. Monsieur Lazhar no sabe cómo manejar los "contenidos transversales". Otra discreta pista de reflexión: el tecnicismo de la enseñanza se ha tal vez alejado de lo constructivo del razonamiento en la educación. Como se ha olvidado que tocar a un niño no siempre es un abuso, que puede ser una medida de protección, de apoyo, de ayuda física o moral. En un sistema donde todo se reduce a actos superficiales, se va perdiendo el verdadero sentido del papel del adulto frente a los niños.
En ningún momento, Falardeau recurre a escenas fáciles, lacrimógenas o cómicas. Se queda siempre al borde. La ironía es sutil y seguramente muchos espectadores que no conocen los trucos de la enseñanza, no se darán cuenta de cuán bien documentada es la película. Refleja una realidad existente pero la presenta sin insistir, sin volverla ridícula. Como no insiste demasiado sobre la situación muy feminizada de la educación.

A veces simplemente evita la escena demasiado cargada en emocion, como lo hace para la última clase: M Lazhar está solo en su salón. No lo hemos visto despedirse de sus niños. Hasta que vuelve Alice, con mochila, lonchera y tantas cosas en las manos. El abrazo de los dos es la demostración que pedagogía moderna o no, interdicciones o no, se ayudaron a sanar. Es simple, es justo. Es una escena necesaria pero filmada desde la puerta del salón. ¿Para qué acercarse? No hay que ser indiscretos.

El actor, Mohamed Fellag, es maravilloso de bondad, de humor discreto. Su porte de hombre de otra época, muy cortés, educado, respetuoso y respetable. Que no tiene miedo de opinar pero siempre guarda silencio ante una respuesta que lo sorprende. Y obedece. Que no quiere provocar ningún escándalo.

Y los niños, sobre todo Alice y Simon, son extraordinarios de verdad, de profundidad en sus interpretaciones.

Saturday, July 28, 2012

Oxygen (Richard Shepard ,1999 ) - 6,5/10


Como lo indica el titulo en español, Veinticuatro horas para morir, 24 horas es el tiempo que una mujer secuestrada puede sobrevivir enterrada en un ataúd en medio del bosque. El esposo debe entregar el dinero del rescate para obtener del secuestrador la información necesaria para llegar a ella. Lo que debería ser una carrera contra reloj se transforma en un juego de manipulación entre el secuestrador obsesionado por Udini y una policía masoquista.

Ficha IMDb

El extraño encanto de Harry (Adrian Brody) funciona a las mil maravillas para alagar a Frances Hannon (Laila Robins) sobre su magnífico perro y obligarla a subirse a un coche, con todo y animal. Desde esta primera escena, Brody demuestra su talento para los cambios de registro y los personajes incómodos.

Segunda escena, sin relación con la primera, una persecución en el metro por Madeline Foster (Maura Tierney , más conocida como enfermera que pasó a doctor en ER). Pero lo extraño surge cuando tan eficiente mujer se entrega a una relación muy alcoholizada, donde claramente, es dominada y cosificada.

Harry, después de enterrar a su víctima en el bosque, le envía al esposo (James Naughton)el video de su mujer suplicando. Escena de entrega del dinero en un viejo cementerio new yorques abandonado, con estelas de piedra muy cercanas las unas de las otras, contrariamente a la imagen clásica de los cementerios gringos. El lugar de encuentro es la tumba de Houdini. Como el secuestrador toma el dinero sin dar información, una persecución en coche se lleva a cabo en las calles de la gran ciudad. Momento inevitable en cualquier película de suspenso. Madeline arresta a Harry y él no acepta contestar al interrogatorio al menos que sea llevado por ella. Y ve las cicatrices de quemaduras de cigarro en los antebrazos de la policía. Ahí empieza la manipulación perversa.

Después de intentos de escape gracias al alambre de sus bracketts, Harry acepta decir donde esta "ella". ¡Pero "ella" resulta ser la perra! Secunda sesión de interrogatorio, Enfrentamiento entre dos mentes enfermas cuyo punto común es el sentimiento de no encajar en la sociedad, en la familia y de no poder llenar su vacio interno. Él lo llena organizando escapes imposibles para igualar a su ídolo, y, de paso, maltratando a algunas personas. Ella al entregarse a alguien que la domina y humilla.

Harry juega con la confesión, la voz suave, la seducción, para que Madeline acepte su inferioridad, su culpabilidad, se haga chiquita como niña. Hasta el momento en que su vida está realmente, físicamente, en peligro inminente. Entonces, ayudada por la secuestrada, ataca y dispara. Y deja a Harry morir lentamente, desangrándose.

El proceso de internamiento, de observación de su propio mal, en el cuarto de interrogatorio, primero bajo la mirada de su esposo, el capitan Tim Foster (Terry Kinney), jefe de la estación de policía, y después en un cuarto totalmente cerrado (Harry exigió que se apague el micrófono y que se cierre la cortina de observación) como un confesional, son para ella como una bajada a los infiernos. La casi muerte y bajada a un ataúd, en un hoyo cavado para ella en el bosque, como en castigo para sus pecados, le dan el impulso salvador para recapacitar y tal vez recomenzar la relación con su esposo. Es lo que el final deja pensar.

Finalmente, cada uno encuentra en cierta forma lo que estaba buscando. Harry realiza un escape sensacional, con todo y policía, desde una sala totalmente cerrada. Del nivel de su maestro. Ella llega a la humillación extraña en esta sesión de terapia extrema. Lo que le permite sobrevivir. Y tal vez curarse.

Esta fue una de las primeras películas de Adrian Brody. Todavía no era muy conocido y había actuado en La delgada linea roja (1998). Muy joven todavía, 26 años, sabía ya usar de su cara angulosa para producir un extraña impresión entre seducción y desconfianza, casi miedo. Y esta muy a la altura .

Partir (Catherine Corsini, 2009 ) - 8/10

A partir de una situación trillada: una mujer casada abandona esposo, hijos y buena situación social para irse con un trabajador manual, Catherine Corsini logra poner en escena una tragedia sobria, fuerte , irreversible .

Ficha IMDb

Un esquema clásico: mujer de cuarenta y más años, casada, 2 hijos adolescentes, vive de repente una pasión irresistible, y reciproca, con un hombre de otra cultura, otro nivel social. Y lo deja todo para entregarse. Una historia muy clásica, muy literaria: Ana Karenina, por ejemplo.

La puesta en escena es muy clásica, depurada. La sensualidad invade la trama, porque de eso se trata antes que todo, de un deseo absolutamente irreprensible. Cuando hijos, esposo, dinero, reputación, ya no pesan nada en comparación con la felicidad que se encuentra con alguien.

Se podría considerar que la primera escena es una forma de hacer trampa. Al mismo tiempo que sobria, por el silencio, por la decoración austera de la casa, por la discreción: un disparo oído del exterior de la casa. Sabemos que es la mujer quien dispara. ¿Pero, en contra de quien? Solo sabemos que la historia va a terminar por la muerte de alguien. La historia de amor que vamos a ver es una tragedia.

Este anuncio contrasta con las imágenes siguientes: sol, calor, sur de Francia, remodelación de una parte de una casa, limpieza. Se tiran los trastos viejos. Se hace lugar para algo nuevo: una mujer vuelve a trabajar, después de 15 años dedicados a cuidar a sus hijos. Esta mujer, Suzanne (Kristin Scott Thomas) encarna la vida, la espontaneidad, es amable, se preocupa por los demás, ayuda al obrero que vino a sacar los muebles viejos. Su esposo, en cambio, regatea, regaña, exige. Este doctor, Samel (Yvan Attal) amigo del alcalde de la ciudad, es un ser en realidad despreciable, manipulador. La humilla discretamente mientras vive con él. Pero, cuando su estatuto de macho triunfante se ve amenazado, reacciona de la forma más mezquina: después de las preguntas: se acostaron, cuantas veces, donde, suplica, hace regalos. Y ella cede. Se queda. Pero como contesta el teléfono durante una cena con los suegros, él la encierra en su cuarto, castigándola como niña desobediente.

Pero cuando ella finalmente se va, dejando todo, la empuja a la pobreza, le quita todo el dinero al cual tiene derecho después de 15 o más años de vida conyugal, bloquea las cuentas bancarias, usa de sus influencias para que el amante no consiga trabajo, le pone una trampa para que lo arresten. Eso le da la posibilidad de chantajear a su mujer ("Eres mi mujer", como si fuera una pertenencia) para que vuelva a la casa. Y, en la primera noche, la somete al castigo extremo, el más intimo : el sexo.

Porque es mezquino y despreciable, lo único que ve el marido en la infidelidad de su esposa, es el aspecto mezquino y despreciable, inmoral: acostarse, y con un ex convicto. Y no cuestiona en ningún momento su propia "moral" y si su comportamiento matrimonial ha sido realmente moral.

Esta bajeza del esposo, que no había tenido oportunidad de salir a flote, simplemente porque la esposa se había portado mal se manifiesta en la casa: ordenada, demasiado, fría, sin alma. En oposición a la luz exterior, luz de la pequeña ciudad española a donde Suzanne lleva a Ivan (Sergi Lopez) a ver a su hija, luz de la playa donde pasan un día con la niña. Y sobre todo a la naturaleza exuberante del monte donde descubren una vieja casa en ruinas que se volverá su refugio.

Suzanne descubre su propia naturaleza en una escena muy ordinaria: mientras espera a Ivan, que pasa el día con su hija, sentada en el pasto en un parque, una abeja viene a molestarla. Para quitársela, se quita su playera. Y ahí está, en pleno sol, en la hierba, en sostén. Y se ríe. Sorprendida de sentirse tan bien.

La selección de Kristin Scott Thomas para el papel hace mucho sentido: extranjera, habla un francés perfecto pero con una punta de acento, lo que queda perfectamente bien frente a Sergi Lopez, catalán (en 2006 fue el Capitan Vidal en El laberinto del fauno de Guillermo del Toro) que habla un francés cantante, redondo, lleno de luz. Pero Kristin Scott Thomas es también dotada de una belleza elegante, aristocrática, que puede parecer fría, que encierra melancolía y como una mirada hacia su interior.

La pareja que conforman es perfecta: ella es una mujer que lleva años despreciada, sin tal vez haberse dado cuenta hasta el día en que trata de hacer algo por ella misma y se da cuenta que esto no estaba considerado en el contrato matrimonial. Este hombre, sencillo, que se pelea en el día a día para conseguir trabajitos y sobrevivir, cerca de las cosas primordiales, le ofrece un refugio, calor humano, comprensión. Y atención, deseo.

Una escena muestra de la delicadeza con la que Corsini filma su historia es la escena del primer beso. Filmada de muy lejos y alto, como de la ventana de una edificio, dos siluetas salen del restaurante. Es tarde porque se han quedado hablando. Se distinguen las siluetas y sus sombras. Una cojea. La otra se acerca, planta un beso, se separa y sigue caminando.

O las escenas de sexo, apasionadas, pero sin acercarse a las caras. El placer es cosa íntima, no se comparte, no se divulga.

Durante toda la película estamos con Suzanne. Lo vemos todo con sus ojos, con su debilidad, su miedo, pero también la determinación que la lleva a buscar a Ivan, a hacer cualquier trabajo manual para seguir viviendo con él, a robar su propia casa. A disparar.

. La escena de la abeja en el parque es reveladora pero el despertar de Suzanne comenzó con el deseo de volver a trabajar, en un oficio que es sensual: la kinesiterapia consiste en tocar y entregarse a la gente: tocar donde duele para ayudar a eliminar el dolor y a recuperar el uso completo del cuerpo. Ella acepta el contacto con los cuerpos, a diferencia de su esposo, muy frio en su trabajo, a pesar de ser médico.

Su nueva situación profesional será inferior a la del esposo, inferioridad que, en cierta forma, equilibra con Ivan, siendo él considerado como inferior en la jerarquía tradicional que pone a los trabajadores manuales debajo de los trabajadores intelectuales.

Pero otro elemento determinante entre los dos amantes es el encuentro entre dos extranjeros en un mismo país. Frente al esposo, tan bien instalado en la sociedad burguesa que está pensando en asumir un papel político en la ciudad, bien instalado en su familia (la cena con los suegros), ella se encuentra por fin cómoda con otro extranjero. Su primera cena, en la pequeña ciudad española, se la pasan contándose sus llegadas a Francia. Porque un extranjero, aún después de años de residencia, sigue sintiéndose extranjero. Y esta experiencia, solo otro extranjero la puede entender y compartir.

Una película que sabe conjugar sensualidad, pasión extrema, con discreción y austeridad para contar una gran historia de amor trágico. Con dos magníficos actores. Muy recomendable.

The Girl with the Dragon Tattoo (David Fincher, 2011) – 6/10


Dirigida por un maestro de los asesinos seriales y mentes extrañas, esta película tiene el defecto de ser el remake de la película sueca inspirada por el primer tomo de Millenium. Y se ve muy pálida en comparación. Sobre todo en lo que se refiere a su personaje principal.
Ficha IMDb

Los hombres que no amaban a las mujeres (Arden Oplev – 2009) tenía una ventaja, muy difícil de sobrepasar, su actriz principal, Noomi Rapace , en el papel de Lisbeth Salander. Y esta actriz supo imprimir a su personaje fuerza salvaje, fría, agresividad sin medida en una forma hipnotizadora. Servida por una cámara que se daba el gusto de detenerse en ella, de insistir sobre ella.

Nada de eso con Fincher. Salander pasa a ser personaje secundario y casi todo el tiempo de la película se dedica a Mikael Blomkvist (Daniel Craig), el periodista que puso en quiebra al periódico Millenium condenado por difamación a 600 000 coronas después de un articulo contra un famoso empresario. Hasta el patriarca Henrik Vanger (Christopher Plummer) parece casi más importante que Lisbeth Salander (Rooney Mara).

La historia es obviamente la misma que en la película sueca, en el mismo orden: sentencia, renuncia de Bomkvist al periódico, investigación ordenada por un misterioso abogado sobre él, presentación de la asocial hacker Salander, invitación del misterioso Vanger en su magnífica casa en el norte, encargo de la investigación sobre Harriet, la sobrina desaparecida hace cuarenta años, ex nazis, fotos, referencias bíblicas, solicitud por parte del periodista de un ayudante, entrada en acción de Salander….

Pero la selección de escenas hace que el tema dominante de la novela y de Salander : la persecución y castigo de los hombres "que no aman a las mujeres" pierda fuerza. La humillación vivida por la joven de parte de su nuevo tutor y el castigo que le administra son mostrados de una forma más distante, menos encarnecida. Nunca entramos a los pensamientos de la joven. La película sueca tenía la inteligencia de intercalar trozos de flash back, que iban poco a poco recomponiendo la escena-matriz de la niñez: Lisbeth prendiéndole fuego a su padre.

Aquí, nada de eso, vamos viviendo el presente conforme se avanza la investigación. Con algunas escenas que parecen inútiles: todos esos momentos en la estación o en el tren. Que no sirven ni para el ritmo de una película de acción y suspenso, ni para el conocimiento de los personajes en una trama psicológica.

Y sobre todo, los actores no le hacen ningún bien a la película. Daniel Craig es igual a sí mismo: poco expresivo. Rooney Mara,flaca y tatuada, no es verdaderamente impresionante. Es más ligera, superficial, que Rapace, se parece a cualquier chica gótica, con piercings, corte de pelo, maquillaje exageramente negro. Y se muestra muy sensual, decidida a disfrutar del sexo, bisexualmente hablando. Esto parece ser más del gusto del director (y para el gusto de los señores espectadores) que en la línea del personaje.

Lo que queda: una magnifica secuencia de créditos iniciales, con música sobre un tema de Led Zeppelin. Pero, sobre todo, visualmente fascinante, que hace deslumbrar elementos simbólicos reveladores de la trama.

Tuesday, July 17, 2012

The Trap (Sidney Hayers, 1966) - 5/10



Una vieja película, del tiempo en que la vida era sencilla y las historias sin complicaciones. Los hombres fuertes y las mujeres trabajadoras.

Ficha IMDb

Una historia de lo más sencilla. A fines del siglo XIX, Jean la Bête (Oliver Reed) es un trampero quebequense que vive de las pieles que trae a un comerciante ( Rex Sevenoaks )en una ciudad no muy lejos de San Francisco. Cuando llega esta vez, pide que este le devuelva el dinero que había dejado a su cuidado para, sumándolo con el producto de sus últimas cazas, comprarse una mujer. La esposa del comerciante ( Barbara Chilcott ) , enojada de ver que se va el dinero que consideraba suyo, decide venderle su sirvienta y así recuperar el dinero.La joven en cuestión, Eve, (Rita Tushingham) no habla, desde que vio como unos indios atacaban a su madre.

Total que el trampero se lleva a la mujer a su cabaña en el bosque. Y le explica cómo poner trampas para cada tipo de animales salvajes: osos, zorros, lobos, pumas. También le enseña cómo preparar las pieles. Ella cuida la casa, cocina y trata de mantener algo de orden y limpieza, cosa difícil con un hombre que come y bebe aguardiente en cantidades impresionantes (de ahí su nombre La Bête) y no está muy preocupado por poner la basura en su lugar. Pero ella se niega a cumplir con el servicio sexual y se defiende cada vez como furia, con fuego, cuchillo o hacha.

Un día de invierno, Jean queda atrapado en la trampa que había puesto para el oso Adam, un oso muy astuto que siempre se las arregla para comerse el cepo pero no se deja atrapar. Para el momento en que se puede desenganchar de la trampa, los lobos ya están cerca. Con su pierna herida, perseguido por la jauría de lobos, Jean logra volver a la cabaña, pero la pierna se infecta y Eve , que no ha encontrado ayuda en el pueblo indio, tiene que amputarlo con el hacha.

La primavera llega, Jean tiene una pierna de palo, los pájaros migratorios vuelan de regreso. Jean le hace a Eve una tierna declaración de amor que acaba en lo que espectador puede imaginar y no puede ver. (Estamos en los 60’s)

Pero el día siguiente, Eve huye en la barca, pero se deja atraer por los rápidos. Rescatada por unos indios, pasa dos meses en coma y pierde el niño que estaba esperando. De vuelta a la ciudad , está a punto de casarse con el ayudante de la tienda. Pero el sonido de las trampas colgadas del techo le recuerda la cabaña del bosque. Se quita el vestido de novia y se va.
Cuando llega, Jean la Bête, con una sonrisa le dice "Clean the house" y ella ve una lámpara esculpida colgando del techo.

Así de sencillo, claro como el agua de las cascadas de Canadá. Toda la sencillez del mundo, con una muy bonita fotografía, de la época por supuesto. Si la ciudad se reduce a una iglesia, una tienda y dos casas, y la ropa de los personajes un poco mal cortada, toda la parte en el bosque con ropa de piel de animales adquiere un estilo fuera del tiempo. Donde solo la relación con la naturaleza y las actividades básicas de sobrevivencia, con conversaciones limitadas, tienen razón de ser.

La rudeza de los personajes está acompañada por una fotografía sin efectos particulares de colores o de encuadre, salvo unos planos muy cercanos a los ojos de Rita Tushingham en los momentos muy dramáticos de su destino de mujer que no puede tomar decisiones sobre su propia vida. Una narración sencillamente cronológica. Un trabajo honesto que se deja ver sin aburrimiento aunque uno sepa muy bien cómo va a seguir y terminar el asunto. Porque es la situación totalmente arquetípica de la bella y la bestia, de la cooperación del hombre con la mujer para sobrevivir, del amor basado sobre el apoyo mutuo y no sobre la pasión.

Y con una excelente música de Roon Goodwin, con una canción, cantada por La Bête en sus momentos de felicidad:
When I'm a man, I'll take me a wife.
We'll live in a house on the hill, the hill.
With carriage and horses all white, allwhite.
And she'll have diamond and pearls, and pearls.

Que es como un resumen, quitando todas las dificultades, de la historia.

Hannibal ( Ridley Scott , 2001) - 6/10



Secunda película de la trilogía, en realidad tercera novela de la serie de Thomas Harris. No tan eficiente como El silencio de los inocentes, pero con escenas más terroríficas.

Ficha IMDb

Después de un hermosa secuencia de créditos, con vistas de plazas vacías de Florencia que se van deformando hasta que aparece la cara de Lecter a partir de un vuelo de palomas, la estructura narrativa se va desarrollando más complicaciones que la primera cinta y cuesta un poco al principio dar con la doble, o triple, línea de la trama.

Han pasado diez años; el desempeño de Clarice Sterling (ahora Julianne Moore) en el FBI esta discutido. Y cuando provoca la muerte de un agente en una operación, se ve relegada a trabajos de papeleo en un sótano.

Lecter (siempre Anthony Hopkins), después de desaparecer en la Bahamas, y matar a algunos en el camino, se ha establecido en Florencia donde se entrega de pleno a su gusto por las artes. Bajo el nombre de Dr. Fell, ocupa el puesto de curador en la biblioteca después de la desaparición de su antecesor. Su nueva meta: ayudar a Clarice a limpiar su reputación.

La única víctima sobreviviente de Lecter, Mason Verger (Gary Oldman), vive en una extraordinaria residencia a las afueras de Washington (se rodó en la mansión más grande de los Estados Unidos, Biltmore Estate en Carolina del Norte)[, paralizado, horriblemente desfigurado. Es asistido por un montón de aparatos eléctricos y ayudado por el fiel Doemling ( Zeljko Ivanek). Colecciona objetos que han pertenecido a Lecter (puestos a la venta por el enfermero Berney ( Frankie Faison) de la primera película. Su meta: vengarse de Lecter dándolo a comer vivo a unos gigantes cerdos salvajes.

Unas piezas que agregar: un policía florentino, Renaldo Pazzi (Giancarlo Giannini),, de la histórica familia Pazzi decidido a cobrar la recompensa ofrecida por el FBI por Lecter, que ha reconocido sobre un video solicitado por Clarisse, al recibir una carta de Lecter, perfumada con una fragancia vendida en una tienda de Florencia.

Y un agente corrupto del FBI, Paul Krendler (Ray Liotta), decidido a humillar a Clarisse quien un día rechazó sus propuestas libertinas. Él aceptará el dinero de Mason para "encontrar" falsas cartas de amor de Lecter en casa de Clarice, ponerla en suspensión de trabajo, y dejar el camino libre a los hombres de Mason.

Así, cada uno dispone de los demás a su antojo para conseguir sus metas. La primera parte de la película, muy lenta, sirve para establecer todas estas disposiciones y preparativos antes de los encuentros finales, cuando todos los personajes se encuentran en Estados Unidos.

Toda esta complicación narrativa se ve ilustrada por unas escenas muy violentas, agresivas para el espectador. Empezando por la cara de Mason: seis horas de maquillaje para Gary Oldman, No tiene labios, mejillas o párpados. Espectacularmente repulsivo. Siguiendo con la ejecución de Pazzi, imitando a la de uno sus ancestro, enemigo de los potentes Medicis: colgado de una ventana del Palazzo Vecchio, con las tripas para afuera. La asquerosa escena de Lecter dándole de comer a Krendler trocitos de su propio cerebro, extraídos de su cráneo abierto. O los cerdos comiéndose a Mason: trozos de cuerpo, colmillos, (44 dientes en total, dice Mason, con lujo de detalles sobre tipos y tamaños): sangre, mucha sangre, en planos muy cercanos.

Lecter ya no tiene el poder inmóvil de la película anterior. Habla, da conferencias, pasea en Florencia con su gran abrigo y su sombrero. Esa es la nueva imagen de Hannibal : el hombre serio, elegante, renacentista, para sustituir a la del caníbal con su máscara. Su fuerza es intelectual.

Para enmarcar esta nueva personalidad, las tomas de Florencia son de lo más agradable: Palazzo Vecchio, Ponte Vecchio, Academia, portales, el jabalí de bronce cuya nariz hay que acariciar si uno desea volver a la ciudad.

En la segunda parte, cuando decide volver a Washington para acercarse a Clarice, Lecter cambia completamente: es ahora un hombre fuerte, musculoso, de pelo muy corto, vestido con jeans, playera y camisa de manga corta. Su fuerza es ahora física.

El entendimiento secreto entre Clarice y Lecter sigue presente, continuando la llamada final de Lecter en El silencio de los inocentes. El se ofrece a que ella lo cace. Ella lo encuentra, él se acerca, la habla al oído, le deja un regalo sexualmente cargado: zapatos de tacón alto. Se buscan, como bailando, en la estación de Washington, con esta extraña feria en medio del edificio. El, desde el carrusel, le acaricia el pelo .

Y el último cuarto de la película es la celebración de este amor inconfesable e inconfesado: salvar a la doncella de los cerdos, llevándola en sus brazos, (importancia del pelo rojo, casi siempre suelto de Clarice), cuidados a la herida, vestido escotado, zapatos, velas, flores, preparación de una cena intima. Beso y finalmente sacrificio de una parte de su propio cuerpo.

La seducción de Anthony Hopkins funciona totalmente y la transformación del monstruo en héroe romántico llega a su apogeo. Porque ahora sabemos que Hannibal es capaz de amar .Y, como Clarice explicó que mata solamente para expresar su desprecio a los que lo exasperan, los maleducados y groseros, o para hacerle un favor a la sociedad, sabemos que estamos a salvo. Y que el Dr Lecter nunca nos comerá, porque somos buenas personas.

Land of the Blind (Robert Edward, 2006) -7/10



 
Sátira política extraña, incomoda, hasta desagradable por momentos, fabula que transmite una falta total de esperanza en los sistemas políticos, sobre el poder y sus cambios. Con una intensa violencia física e intelectual. En el reino de los ciegos, el tuerto es rey.

Ficha IMDb

La narración alterna épocas diferentes que, en un principio, no se alcanzan a relacionar. Solo el cambio entre las diferentes apariencias de Joe (Ralph Fiennes) y la textura y colores de las películas dan a entender que se trata de momentos no simultáneos. Colores cafés: Joe es guardia en la prisión donde John Thorne (Donald Sutherland) es prisionero político desde quince hace años (por escribir una obra de teatro en conra del gobierno). En oposición al sistema en su conjunto, se niega a vestir el uniforme de recluso y escribe mensajes en las paredes de su celda con su propio excremento.

En colores y con luz muy blanca, sobreexpuesta, Joe escribe a máquina, flaco, preocupado, triste.
En paralelo, asistimos a la vida de Junior (Tom Hollander), sobrenombre de Maximiliano II, dictador heredero de Papá Max, y "presidente vitalicio", comprometido en una lucha sin cuartel contra los "terroristas" anti gobierno. Junior colecciona los uniformes militares , vive con su magnífica esposa Joséphine de la Croix ( Lara Flynn Boyle), cubierta de joyas y ropas de lujo, en un palacio de estilo hindi, con representaciones teatrales a domicilio, acompañado hasta en el baño por sus dos consejeros-ministros, Jack y Ted, que obliga-humilla a hacer todos sus caprichos (hasta pasarle el papel higiénico).

La televisión está siempre presente, con su pantalla chica, de los años 50’s. Dos presentadores leen textos informativos mezclados con anuncios comerciales ("El prisionero Thorne escribe sobre las paredes con sus heces, excelente trabajo para el limpiador XX…"). Imágenes de masacres en las calles, incendios, de edificios, libros o sacerdotes budistas, explosiones…

Poco a poco, Joe entabla plática con Thorne y parece que empiezan a estimarse mutuamente. Hasta que llega una oferta del gobierno: si Thorne acepta pronunciar un mensaje televisivo favorable al gobierno, podrá ver a su hijo. Se niega, lo golpean lo torturan. Acepta. Aparece, la cara vendada, hundido en un saco tres veces más ancho que el. Y lee. Al mismo tiempo, como preso de un tic nervioso, guiña de un ojo. Un comentador empieza a descifrar el código. T- O – R – T….. Aparece la mira en los televisores. Golpes. Más golpes.

Segunda tentativa: lo liberan y le devuelven su puesto en el parlamento. Joe es ahora capitán de la guardia presidencial. En la primera noche, durante un encuentro de infantilismo parafílico entre Junior y su esposa, Joe les abre la puerta del cuarto a Thorne y a los Ciudadanos por la Justicia y la Democracia. Juicio sumario donde Thorne ocupa los papeles de juez, testigo, fiscal. Y verdugo.

A partir de ahí, la revolución se instala, en forma permanente. Cada día más autoritario y mortífero, el nuevo gobierno impone obligaciones vestimentarias (burkas para las mujeres, uniformes estilo Mao para los hombres), desinformación, re-educación, ejecucutados, colgados en las calles……

La educación es intensa: se lucha contra la familia, se educa políticamente a los jóvenes en grandes salas, se cambia el calendario, se cambia la simbología de los colores. Se borran las personas y los hechos indeseables. Se dan clases de ideología a basa de silogismos. Thorne lee pasajes de la Biblia en televisión.

Como Joe se niega a firmar el pacto de fidelidad a la causa, termina en un campo de re educación, como todos los profesores y doctores. Se le acusa de participar en una conspiración en el campo…Etc, etc…Se le tortura. Se le encierra en la Celda 12. Tiene la cabeza destrozada, un ojo hundido, la sangre cubre su cara.

Hasta el día que la amante de Thorne lo acuchilla en su bañera. El gobierno es derrotado, Los prisioneros vuelven a sus puestos, y hasta obtienen unos mejores. Niegan las denuncias que han hecho.

Y Joe se queda en prisión, el último, el único de los prisioneros. El escribe su historia, indiferente a las visitas de su hija.

No hay final feliz para los que no se dejan ganar por las ideologías.

La película está construida como un collage, con falsas imágenes de actualidad, con imágenes simbólicas (los elefantes). Y sobre todo, funciona sobre referencias históricas a diversos movimientos revolucionarios que han evolucionado en dictaduras : Idi Amin Dada, y su gusto por los uniformes militares, Papa Doc (Duvalier) en Haiti, Napoléon y su Joséphine, La revolución francesa y su cambio de calendario y sus juicios sucesivos durante la Terreur, hasta el asesinato de Marat (la película reproduce literalmente el cuadro de David), las revoluciones árabes , con sus mezquitas de adoctrinamiento y la burka o el tchador para las mujeres, Mao con sus sacos de cuello cerradoy sus campos de reeducación y su régimen de humillación de los intelectuales, Castro como presidente vitalicio, Pol Pot y El Jemer Rojo …

Así la película ataca regímenes de derecha tanto como de izquierda. Señala el uso de las palabras, cuando las ideologías les dan un sentido totalmente contrario al sentido común. Ataca el aparato judicial cuando se pone al servicio del poder. Ataca a los grupos de oposición, cuando pierden toda tolerancia a la libertad de sus opositores.

En el país llamado Everycountry , pasan cosas que podrían pasar en cualquier parte del mundo, en cualquier tiempo. Y, de hecho, han pasado.

Sunday, July 15, 2012

A Dangerous Method (David Cronenberg , 2011) – 8.5/10

O los orígenes del psicoanálisis. O Cuando dos grandes se encontraban. Con una realización meticulosa, Cronenberg se interesa más en la relación de los dos grandes con una joven hermosa, inteligente y enferma. Dando a entender que Freud tenía la razón: todo es un asunto de libido. Adaptada de la obra teatral The talking cure de Christopher Hampton, interpretada por Ralph Fiennes en Londres, obra basada en la novela A most dangerous method de John Kerr, es el relato del primer gran cisma del psicoanálisis, que será seguido de muchísimos más.

Ficha IMDb

Las primeras imágenes indican muy claramente hacia quien va el interés del cineasta: Sabina Spielrein( Keira Knightley) joven judía de 18 años está encerrada en el carruaje que la lleva a la clínica del Dr Jung ,de 50 años, en Suiza. Grita, forcejea y forcejea como loca. Y lo es. Histérica. Judía-rusa, sumamente inteligente, culta, hablando varios idiomas, y deseando estudiar medicina, es una paciente fascinante para el impasible Dr Jung, quien empieza a trabajar con el método de la "cura conversacional", propuesta por su famoso colega el Dr Freud, judío-austriaco, a quien no ha visto todavía.

La película sigue cronológicamente la evolución del doctor mientras esta en relación con Sabina: su vida matrimonial y el nacimiento de sus hijos con Emma (Sarah Gadon), su evolución en el campo del sicoanálisis, su evolución personal.

La película juega gustosamente con las alusiones a la cultura sicoanalítica, con el manejo de términos especializados, con los juegos de análisis de sueños, con la imagen de Otto Gross (Vincent Cassel) teniendo sexo con una enfermera al pie de una escalera, y después subiendo dicha escalera, levantada contra un muro que separa el jardín del campo (en la interpretación clásica de los sueños, sonar que uno sube una escalera se entiende como el acto sexual). Cuando Jung y su esposa van por primera vez a casa de los Freud, ningún título de explicación, se ve solamente la placa de dirección de la casa: 19, BergGasse.

 
Pero es sobre todo lo formal en la dirección de actores y de cámaras lo que es importante. En muchas escenas, Cronenberg juega con los planos en que pone sus personajes. Uno adelante, uno atrás, poniéndonos a veces en el lugar del que ve desde atrás (el paciente no ve al analista sentado atrás de él) pero siempre con un juego con la profundidad de campo, que parece poner los dos personajes en imágenes diferentes.

La tensión entre personajes se hace presente en cada escena. Muy pocas veces, parece haber harmonía entre ellos. Progresan, avanzan, sentimentalmente, sicológicamente e intelectualmente, por sus oposiciones.

La oposición Sabrina-Jung es cuestión de calma tensa frente a pasión explosiva. Ella se deja llevar a sus deseos, sensaciones y sentimientos. El siempre se domina. Nunca abandona una postura hierática, derecha. Esto es muy claro en las escenas de encuentros sexuales masoquistas entre ellos. El aplica sistemáticamente y fríamente el látigo, como para cumplir, ella se retuerce de placer.

Siegried, el héroe wagneriano, se vuelve un personaje clave en la relación intelectaul Sabina - Jung. La pregunta que los fascina es : ¿Como el heroísmo puede salir de lo inmoral? Porque Siegfried, personaje fundamental del folklor germano, es hijo de dos gemelos incestuosos Siegmund y Sieglinde. Lo que nos acerca al incestuoso Oedipe, piedra angular de las teorías freudianas. Y también Siegfried se vuelve amante infiel ya que, por el arte de un brebaje mágico, olvida a Brünnhilde y se casa con Gudrun.

La oposición Freud-Jung es la oposición entre él que busca y él que ya encontró. Freud, sentado, Jung parado. Jung pregunta, avanza ideas para discutirlas. Freud asesta respuestas y se niega a aceptar las opiniones contrarias. Jung habla, Freud chupa su puro, toma coñac, gruñe.

Los caracteres y sus oposiciones están muy bien marcados en la selección de los actores. Michael Fassbender encarna a un Carl Gustav Jung, aristocrático, elegante, culto. Admirador de Wagner. Místico pero también gustoso de la buena comida. Muy a gusto en su sociedad, con su hermosa casa, y su rica esposa, quien le regala todo lo que puede desear. Pero también presa de un gran sentido de culpa (sobre todo en relación a sus impulsos sexuales), de una capacidad de premonición que lo angustia: siente venir los sucesos, se trate de un crujido de la madera en un librero, o de los torrentes de violencia que van a cubrir Europa en los años próximos (estamos al inicio del siglo XX) .

Pero el Freud de Viggo Mortensen es una verdadera maravilla. Interpreta al gran doctor justo al límite del ridículo, apoyado en eso por la dirección de arte. El despacho de Freud (se filmó realmente en la casa de Freud en Viena) es atiborrado no solo de libros, sino también de todo tipo de colecciones, todos los muebles están cubiertos de objetos. Y el doctor se la pasa chupando su puro. No se puede despegar de él, hasta cuando discurre sabiamente sobre sus pacientes obsesivo-compulsivos, o los que se quedaron en el estadio anal. Él, visiblemente está totalmente compulsivo, y se quedo en el estadio oral. Nos muestra también todas sus pequeñas angustias e sentidos de inferioridad: su clase, su religión, él que rompe con Jung porque este le parece demasiado religioso. Pero le aconseja a Sabina Spielrein dejar a este ario de Jung y casarse con un buen judío. Este Freud es un hombre del siglo XIX : conservador en su forma de vestirse, de escribir, de portarse. Morgenssen hasta nos hace percibir algo de envidia en el padre del psicoanálisis hacia su joven discípulo. Se adivina una sonrisa irónica en la mirada de Cronenberg, y la última imagen de Freud después de la ruptura, llevada indirectamente, en forma epistolar, con Jung, lo pone en un jardín vienes junto a una estatua de una esfinge. La que revela los secretos del otro mundo. Será porque Freud se consideraba, en su soberbia intelectual, el único que había encontrado las respuestas a los enigmas de la esfinge? ¿Será alusión a Odipo?

Keira Knightley interpreta a Sabina, sobre todo en su vertiente de enferma histérica, con un juego excesivo, por momentos insoportables, sobretodo porque Cronenberg decide dejarla a cuadro durante muy largos momentos, sin mover la cámara. Y se entiende que la actriz ha hecho un gran trabajo interpretativo, muy lejos de los piratas o de la Inglaterra victoriana. Pero llega casi a contorsiones físicas exageradas. Más allá de una sensibilidad, casi enfermiza, que le permite tener intuiciones geniales, que el propio Freud seguirá, en particular en Más allá del principio del placer.

Y finalmente, cada uno, con sus intuiciones grandiosas, tiene sus debilidades, sus imperfecciones, sus pequeñeces. Y Freud como Jung han hecho errores en sus teorías, porque eran los primeros.

Ahora bien, no se entiende muy bien que viene hacer, en este intenso triangulo intelectual y sicológico, el personaje de Otto Gross. Libertino, proclamando la necesitad de liberar todos los impulsos, y dando el ejemplo, su utilidad es, de forma muy artificial, servir de demonio a Jung al susurrarle al oído que debe dejarse seducir por Sabina, este pobre Jung tan dominado por el sentimiento de culpa. Pero el futuro anarquista Gross nos desvía de lo importante. Y desaparece sin dejar huellas.

La película recalca la importancia de las cartas: lectura de ellas, visión de ellas y de la letra de cada uno. Puede simplemente sorprender, si los personajes se escribían en alemán, porque no usan la escritura gótica. Gran parte de la relación, sobre todo entre Jung y Freud, pero también entre Freud y Spielrein, fue epistolar. Como se dio para muchos intelectuales, hasta no hace tanto .Y, el momento la vez más importante de la relación, la ruptura, se hace por carta.

Para nosotros, más de cien años después, cuando es psicoanálisis se ha ramificado y especializado tanto, nos resulta difícil de entender como una paciente podía, al mismo tiempo que estaba en tratamiento, volverse la asistente de su terapista. O, como lo sugiere la esposa de Freud, podría hasta volverse su terapista. El principio del psicoanalista parece ser antes que todo un asunto social, tema de pláticas de salón, Nada verdaderamente científico. Como un gran juego de sociedad al cual cualquiera con tantita inteligencia e interés hacia los demás, podía entrar. Como un mundo de inocencia. Inocencia muy pérdida actualmente cuando las escuelas de psicoanálisis se pelean. Fue como una edad de oro en la cual todo era posible.

Y lo que domina toda la película, de principio a fin, es una magnifica dirección de arte: las casas, la ropa, unos vestidos, unas blusas, maravillosos, con encajes, sombreros, cambiando con la moda de principios del siglo XX, pero siempre con detalles refinados. Los jardines en Viena. Los cafés donde se comía Tarta Sacher. Un mundo de lujo. Una sociedad civilizada, controlada, que callaba y escondía muy bien sus deseos, sus miedos, sus males y maldades.

Cría Cuervos (Carlos Saura, 1976) – 7.5/10



La historia de una niña que no puede dejar ir el recuerdo de su madre muerta. En las circunstancias particulares de una España que ver morir a su dictador. "Porque te vas", canción de la película es el grito de la separación, del adiós a una cierta forma de relacionarse con el mundo y los demás.

Ficha IMDb

La película empieza con un álbum fotográfico, él de Ana (Ana Torrent), niña de 8 años.

Pero la primera escena une todos los temas que se desarrollaran a lo largo de la película: la niña, que no puede dormir, se levanta, baja la escalera, y oye ruidos procedentes del cuarto del padre. Gemidos y murmullos de placer, que poco a poco se transforman en gemidos de agonía. La amante del padre sale corriendo y mira fijamente a Ana. Ana entra al cuarto, va a mirar lentamente a la cara del padre muerto, recoge el vaso de leche junto al uniforme militar. En la cocina, lava el vaso y lo coloca cuidadosamente en medio de los otros vasos limpios, abre el refrigerador para sacar unas hojas de lechuga para su conejo, ve un plato con patas de pollo. Todo en silencio, todo con una cara seria. Pero una sonrisa la ilumina cuando se le acerca su madre y intercambian un breve dialogo.

Todos los temas de la película están ahí: la muerte, el sexo prohibido, el recuerdo de la madre y la tierna complicidad entre madre e hija.

La muerte está en el deseo de matar, y la convicción que habita a Ana, que tiene el poder de hacerlo, por un frasco de bicarbonato, del que está segura que es veneno. Pone de este polvo en el vaso de leche de su padre, a quien odia por ser responsable, según ella, de la tristeza y la muerte de su madre. Ofrece a la abuela paralitica ayudarla a morir. Y también le pone bicarbonato a la leche de la tía Paulina (Monica Randall) quien tiene que cuidar a Ana y sus dos hermanas, Mayte ( Mayte Sanchez ) y Irene (Conchita Perez) después de que se quedan huérfanas, Esta muerte es una muerte, soñada, deseada, más no real.

En cambio, la muerte del padre es bien real, con todos los rituales del velatorio, la obligación de ir a ver el cuerpo en su ataúd abierto y besar la cara del difunto. Lo que Ana se niega a hacer.También es real la muerte de la madre, en dolores espantosos, de una enfermedad jamás nombrada, es algo tan real que Ana necesita resucitar a la persona más amada, y volver a vivir encuentros de ternura con ella, en diálogos que se van repitiendo casi iguales, con su madre vestida igual.

El sexo prohibido existe entre el padre y Amelia (Mirta Miller), esposa de un amigo militar. Este, Nicolas (German Cobos) vendrá después a confiar sus tristezas a la tía Paulina, tratará de seducirla, y, después de un intrusión de Ana, quien le grita a la tía que quiere que se muera (de ahí, el vaso de leche), se besarán apasionadamente.

También se ve bajo de la forma de la tentación ancilar, al usar de la sirvienta Rosa (Florinda Chico), casi en frente de su esposa.

Este libertinaje masculino, machista, es presentado como estrechamente ligado al franquismo, con este padre, casi siempre en uniforme militar, dominador, infiel, siempre exigente y de mal humor, causante de la infelicidad de toda su familia. Un hombre para quien la mujer abandona su talento músical para dedicarse a su servicio.

La relación familiar o conyugal es representada por la niñas en su juego teatral de una tarde, para el cual, se visten, se maquillan y reproducen diálogos que han probablemente escuchado en casa.
Pero la película funciona antes que todo sobre los recuerdos, sobreponiendo el hoy y el ayer, como lo muestra magistralmente Saura en la escena de Ana en el sótano buscando el frasco de "veneno" ; la cámara se desplaza hasta encuadrar a Ana adulta, la de quien escuchamos la voz en off, y quien se encuentra en el mismo sótano. Es Geraldine Chaplin, actriz que interpreta a la madre de Ana. Así, Ana y su madre son tan unidas, se parecen tanto, que acaban siendo la misma.

Los recuerdos viven en las fotos de la abuela, quien se las hace enseñar mientras escucha Ay Marycruz de Imperio Argentina , para revivir los momentos felices.

La superposición de los tiempos se hace también tangible en la visita con la tía a la hacienda de los amigos, Amelia y Nicolás, que, a partir del juego de las niñas en el jardín, pasa a ser una visita anterior, con los padres cuando la madre todavia vivía y el padre la engañaba con Amelia.

Pero también existe el amor para Ana. Un sentimiento exclusivo entre Ana y su madre, en unos encuentros para solo ellas dos, donde se repiten las mismas palabras, como una escena inalterable, fijada en el recuerdo, escrita para la eternidad. El calor humano, más terrenal, más sencillo,está presente también en la personalidad de Rosa, la sirvienta, quien se deja acompañar por Ana durante sus trabajos domésticos, le habla de su madre, le contesta algunas preguntas sobre la feminidad y hasta le enseña sus pechos un día que Ana se lo pide.

Las patas de gallo que se ven varias veces en el refrigerador pueden ser interpretados como pura imagen surrealista, sin ninguna relación con el resto de la historia (salvo que se ven siempre antes del conejo a quien se le lleva hojas de lechuga, sacadas del refrigerador, y es una asociación directa de animal muerta a animal vivo, bien en el funcionamiento de los sueños que disfrutaban los surrealistas). O pueden verse como símbolo de la muerte. Que finalmente se puede ver también como surrealista.

Al final, la vida se abre, las niñas salen al mundo, se mezclan con sus semejantes. Ya no hay lugar para la imaginación. Hay que dejar la propiedad familiar con su gran jardín y su alberca vacía, en medio de la ciudad moderna, como lo muestran las tomas desde lo alto, con ruido de automóviles, es un mundo aparte, donde se medio vive, como el tiempo es un tiempo intermedio. Que entendemos después como tiempo de vacaciones escolares.

Terminaron las vacaciones. Terminó el tiempo de los sueños: la hermana mayor cuenta una pesadilla precisamente durante el desayuno de ese día de volver a clases, y que cuando la iban a matar, se despertó. El bicarbonato no mata a nadie. Ni a la tía, quien se va a quedar para cuidar de ellas, la abuela seguirá paralitica, la casa enorme y sin presencia de la madre amada, la alberca vacía. Ana es ahora una niña como las otras, caminando en la calle rumbo a la escuela, subiendo las escaleras del colegio en medio de las otras niñas de uniforme. Expuesta a la vida real.

Pero también es una vida en la cual el padre odiado está muerto. Franco ha muerto en 1975. España sale de la dictadura y empieza una nueva vida.

Terminator (James Cameron, 1984) - 7 /10


Una película de culto en el género acción y ciencia ficción, basado sobre el miedo de los humanos al poder creciente de las maquinas. ¿Qué pasaría si las maquinas tomaran el poder y decidieran eliminar a los humanos? La película que llevó a Arnold Schwarzenegger al estrellato, que tuvo tres secuelas, y que ahora se conserva en la Biblioteca del Congreso estadounidense , por ser una película clave de la cultura de los hombres (porque sí triunfan sobre las maquinas).

Ficha IMDb

El origen de la historia es el mismo miedo de las mquinas que vemos desde Yo, Robot de Azimov (1950) pasando por 2001,Odisea del espacio (Kubrick -1968)) con HAL tomando la dirección de la nave espacial, o con los androides de Philip K. Dick en Blade Runner.

La cinta es conocida como de ciencia ficción cuando en realidad tiene pocas escenas en el futuro y/o en otro mundo. Casi todo pasa actualmente, o sea en 1984, en Los Angeles.las escenas del futuro son, paradójicamente recuerdos de uno de los personajes principales.

Todo empieza con el "nacimiento", o la llegada de dos personajes, a nuestro mundo y nuestro época. Dos nacimientos paralelos, pero muy distintos. El Terminator T-800 (Schwarzenegegr) llega, lo hace con toda "naturalidad", sin sufrimiento, con calma y eficiencia. Y hasta con belleza, porque Schwarzenegger desnudo no está nada mal. Y lo astuto de la película, es que, en estas primeras escenas, no nos muestra su punto de vista subjetivo, con los datos numéricos desfilando frente a sus ojos.

El otro sujeto, que después de mucho tiempo, identificaremos como un humano de nombre Kyle Reese (Michael Biehn) tiene una entrada bastante más dolorosa, como cualquier nacimiento humano, aunque él sea ya un adulto hecho y derecho. Los dos visitantes arriban del año 2019. Los dos con la misma misión: encontrar a Sarah Connor (Linda Hamilton). Pero si uno debe eliminarla, terminarla, para evitar que el futuro exista, el otro debe salvarla, para que John Connor, su hijo, todavía no concebido, pueda ser, en el futuro, el jefe de los resístanles humanos.

Pero uno de los intereses de la película es precisamente, que muestra la progresión de los dos, y su acercamiento a Sarah, exactamente en paralelo, y nos hace creer que los dos son sus enemigos.
La película es en realidad una única persecución, a pie, en coche, con tráiler, y demás vehículos, o hasta arrastrándose, y que se divide en dos tiempos. Primero, los dos viajeros del tiempo buscan a Sarah. Secundo, uno de ellos, el terminator persigue a los dos humanos, Sarah y Reese. Durante esta secunda parte de la persecución, después de escuchar las explicaciones de Reese sobre la situación de guerra futura, y la verdadera naturaleza del terminator ( un cyborg, esqueleto de metal cubierto de carne humana y movido por microproceadores ), asistimos a escenas de cirugía de robot : reparación de un brazo metálico, ablación de un ojo.

Y Schwartenzegegr, hay que reconocerlo es perfecto en el papel: alto, fuerte, silencioso, amenazador, impasible Muchas veces visto en contrapicado para acentuar esta sensación de dominación. El miedo que provoca es inconmensurable, porque su fuerza lo es. La maquina es indestructible. Única solución: huir.

El futuro está presente en los recuerdos y pensamientos de Reese : escenas de guerra, con tanques aplastando cráneos, con soldados escondiéndose, mucho ruido, explosiones. Pero a mi gusto, es un poco artificial. Se ve de plástico.

Futuro y presente se unen en la fotografía de Sarah que John Connor la había dado a Reese, para que la identificara, y que es tomada por un niño mexicano, cuando Sarah, embarazada, huye en coche, al mismo tiempo que graba un casete para su hijo, contándole todo, pero sin revelarse la identidad de su padre.

Al mismo tiempo que película de persecución, Terminator es la historia de una evolución, del nacimiento de un personaje a su destino. Quien es el personaje principal aquí? De verdad es la maquina destructora. Pienso más bien que es Sarah Connor. Al principio, joven superficial y asustada, caricatura de joven a la moda, huye, se esconde entre la gente, bajo las mesas de la discoteca, se deja proteger por la policía. Pero, poco a poco, acepta, y finalmente asume su destino. Se transforma en el personaje que esta destina a ser.

Durante la segunda mitad de la película, huye de Terminator, escuchando a Reese y apoyándose sobre él. Cuando Reese esta herido, ella lo ayuda. Finalmente se defiende sola frente a los pedazos sobrantes y todavía activos del Terminator. Asistimos al nacimiento de una heroína.
En el epilogo, ya no huye, se dirige a la tormenta que el niño mexicano le señala. De pasiva, se volvio activa.

Hasta en su apariencia ha cambiando, del peinado excesivamente ochentas, al cual prestaba mucha atención y cuidado para salir de fiesta el viernes en la noche; se va depurando, haciéndose más sencilla y eficiente, como fuera del tiempo. Hasta implacable. En la secuela, la vernos ya entrenada, musculosa, fuerte. Una guerrera.

En ella está todo el futuro humano que el T-800 no ha podido terminar antes que se ponga en marcha. Y la frase famosa podría ser suya: "I’ll be back".

Friday, July 13, 2012

Frost / Nixon ( Ron Howard , 2008 ) – 5/10



No es una gran película. Funciona más bien como un documental, aunque sean actores los que ocupan los papeles de Nixon y del periodista Frost así como de todos los miembros de los dos equipos. Y resulta muy interesante ver el funcionamiento de los dos bandos: la televisión y el ex presidente.

Ficha IMDB

Nixon representa para Estados Unidos la vergüenza. Por Vietnam y por Watergate. Como dice uno de los entrevistados en la película, lo que dejó al mundo fue que, ahora, a los escándalos se les pone el sufijo –gate.

Yo recuerdo muy bien como, en enero de 1973, mi profesor de latín en la universidad, (quien había sido muy comprometido con los argelinos durante su guerra de independencia) al desearnos un feliz año, agregó:" Y que este año vea el fin de la guerra en Vietnam y que Nixon sea condenado como criminal de guerra."

No fue condenado por eso, pero se fue con el desprecio de todos.

El escándalo de los "plomeros" de Watergate (1972), dado a conocer por los dos periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, y relatado en All the President's Men (Alan J.Pakula - 1976) con Robert Redford y Dustin Hoffman es, sino el mayor, el más "escandaloso" de las historias de espionaje político. Y Nixon queda en las memorias como en hombre deshonesto, traidor, olvidando los logros de su presidencia.

En 1977, años después del retiro, y después de una intervención quirúrgica, se le antoja una (ultima) pelea, para tal vez volver a la arena política, y para ganarse un dinerito extra. Así lo presenta la película de Howar. Su Nixon ( Frank Langella) no inspira mucha confianza. Se le percibe como manipulador, falso, interesado.

La película avanza alternando el lado Nixon con el lado Frost (Michael Sheen ) explicando la trayectoria del periodista, famoso más como animador (Ripley, unos talk shows) , y deseoso de llegar a una fama un poco más "seria" .

Estas dos narraciones cronológicas se entrecruzan con las entrevistas de los participantes a la aventura. Los más numerosos están del lado Frost : James Reston (Sam Rockwell ) , Bob Zelnick (Oliver Platt), John Birt (Matthew Macfadyen) . Del lado de Nixon, se ve básicamente su asistente-consejero Jack Brennan (Kevin Bacon).

Se insiste mucho en los problemas financieros: ninguna cadena televisiva quiere comprar el programa, no hay patrocinadores, y Frost debe hacer el primer cheque de su propia cuenta.
Howard decide presentar también la historia sentimental de Frost con Caroline Cushing (Rebecca Hall). Anécdota innecesaria tal vez para el desarrollo de la empresa periodística, pero que permite ilustrar uno de los ejes de la película: la oposición Frost-Nixon es también la oposición de dos tipos de hombres, de dos caracteres: uno con habilidad de comunicación, el otro carente de carisma.

Después de semanas de investigación, y de ensayos, durante los cuales Zelnick hace el papel de Nixon, para entrenar al equipo a todo tipo de respuesta que se podría presentar, se empieza a filmar las cuatro sesiones de dos horas. Pero, desde el principio, se ve que Frost no está a la altura. Nixon, bajo una apariencia de exquisita amabilidad, se lo está comiendo vivo. No le deja tiempo para hablar. Ocupa la pantalla, se expande sobre cada tema, hace digresiones, bromas, evade. Solo él habla. No deja espacio para preguntas. Frost se queda mudo.

Hasta una noche entre la tercera y la cuarta grabación: Nixon habla por teléfono a Frost. ¿Sera sueño? ¿Será realidad? Parece haber tomado. Y se confiesa: sus miedos, su inseguridad. El parecido entre ellos, por sus orígenes sociales y su necesidad de reivindicarse. Y llega el desafío, la amenaza: eso es un duelo y solo uno puede ganar.

¿Realidad o alucinación de Frost? Pero se pone a trabajar como loco y, con las investigaciones de Reston , encuentra las ultimas balas.

Y, en la última entrevista, sale a disparar, y a matar. Arrincona al ex presidente, lo obliga a reconocer su culpa. Jaque mate. Ni los consejos de Jack Brennan le permiten a Nixon recuperarse de lo que ha confesado.

Y para coronar su triunfo, cuando se va a despedirse de su entrevistado, el periodista le regla al ex presidente humillado un par de zapatos italianos sin agujetas, de esos que Nixon desprecia por "afeminados" .

Las entrevistas fueron el mayor éxito televisivo de todos los tiempos.

Detachment ( Tony Kaye , 2011 ) - 9/10



Por fin una película sobre maestros que nos los pone como héroes épicos inspirando a jóvenes fracasados y guiándolos sobre el camino al éxito. Por fin una película que se centra sobre el sufrimiento y los recursos individuales para sobrellevarlo en el día a día. Sin visión a cualquier tipo de éxito. Adrian Brody mejor que nunca.

Ficha IMDb

"Detachment" en realidad no significa "indiferencia" como lo han traducido los distribuidores. Es más bien un alejamiento, un distanciamiento. Pasar a otro nivel y no dejarse invadir. Sea por las cosas o por las personas. O por los problemas o las agresiones del mundo que nos rodea.

Henry Barthes (clara referencia al semiólogo francés Roland Barthes) es un hombre que ha tenido una infancia infeliz: padre que los abandona, madre adicta que muere muy joven de una sobredosis, educado por ella y el abuelo, quien probablemente trató de abusar de él, y tal vez de la madre.

Pero su fuerza interior, su "detachment" le ha permitido pasar por encima de sus recuerdos y seguir visitando al abuelo (Louis Zorich), en la casa para adultos mayores, ir por él a medianoche cuando se queda encerrado en el baño, sentarse junto a él, y escucharlo cuando le habla de su madre como si ella siguiera viviendo.

En dos ocasiones lo vernos explotar y salir de su zona de distancia: contra la empleada de la casa de ancianos, en una furia incontenible a causa de la falta de cuidados, y, al final, cuando una maestra interpreta de mal modo el abrazo de una alumna.

Pero después de su primera explosión, queda totalmente destrozado, prueba que no es indiferente. En un sucio autobús nocturno, llora. Por la soledad, la suya o la del abuelo, por los recuerdos, por la culpabilidad. Y no le queda nada de su energía contra las injusticias, para ayudar a la joven prostituta que están golpeando. Erica (Sam Gayle), afuera del camión, le reprocha su pasividad al mismo tiempo que trata de seducirlo.

Pero él es inmune a cualquiera de estos intentos de acercamiento. Sin embargo, la noche siguiente, las dos siluetas vienen a pararse delante de la misma pared roja brillante. Y Barthes toma el riesgo: la lleva a su casa, la cuida, no cae en ninguna de las trampas de sexo. Es padre, hermano mayor, educador, amigo. A la vez cercano y lejano. Atento, pero libre. Forman una extraña y hermosa pareja, a la vez que frágil. Cualquier palabra, cualquier movimiento podría destruir este equilibrio que se va ajustando.

En cambio la escuela es lugar de escenas de farsa, sobreactuadas: el maestro Seaboldt (James Caan), fotografiado hasta el fondo de las arrugas, la alumna que amenaza con mandar a su pandilla violar a la maestra Madison (Christina Hendrick), la madre que reclama a la principal Dearde (Marcia Gay Harden) la educación especial que, según ella, su hijo merece. El maestro Kepler (William Petersen, ex CSI) que nada más se queda viendo lo que está pasando. El inspector Mathias (Isiah Whitlock) que exige resultados y tiene muy buenas recetas para alcanzarlos, sin siquiera conocer la situación de la escuela y de sus alumnos. Los maestros esperando a los padres que nunca vendrán a la junta padres-maestros. En medio de esto, la pobre Dr Parker (Lucy Liu) trata de sobrevivir y organizar a todos, hasta derrumbarse. Inclusive, algunas incursiones en la vida privada de algunos nos permiten ver que, ahí tampoco, encuentran la felicidad.

Las escenas de escuela, además de estar presentadas en la narración, están vistan por otro ojo: en blanco y negro por la cámara de Meredith (Betty Kaye), la alumna obesa, rechazada por sus compañeros y por su propio padre.

Nada al azar en esta película. Cada escena tiene su propio peso y significado: Érica junto a la cama del abuelo moribundo, Barthes sin saco, en camisa blanca y chaleco negro, hablando entusiasmado del poder de la literatura en la sociedad actual, Barthes preparando un último desayuno para Érica que ha finalmente decidido entregar a Servicios Sociales.

Y la metáfora de la Casa Usher de Poe, derrumbándose, es nuestro mundo que se desploma, como el salón de clases hecho pedazos es la incapacidad de nuestra sociedad para formar seres verdaderamente humanos.

Curiosamente, Barthes es, voluntariamente, el contrario del Dr Rieux de la Peste de Camus: no quiere comprometerse. No quiere participar de la solidaridad. O más bien, no expresa ningún entusiasmo o calor humano al mismo tiempo que actua a favor del género humano, olvidando todo tipo de relación personal. No se apega a individuos. Actúa por el bien del hombre.

Sin embargo, el caparazón de "detachment" que se ha puesto no lo protege del dolor de sus propios recuerdos, dolor personal que lo hace sensible al dolor de Meredith, de Erica, de los maestros. Su caparazón, su alejamiento le permite acercarse, adentrarse a la humanidad. Exactamente, lo que dice la citación puesta en principio de la película, sacada de Noces de Camus: «Nunca había sentido, tan profundamente, al mismo tiempo mi alejamiento de mi mismo y mi presencia al mundo"

A un mensaje muy acertado y una observación sicológica profunda corresponden un estilo visual muy interesante, que alterna las fotos duramente glaseadas en blanco y negro, tomadas por Meredith, expresando su visión desesperanzada y sin piedad del mundo escolar, los dibujos humorísticos de los deseos callados de los maestros, con gis de colores sobre un pizarrón negro (como ya no los hay en los salones de clases). También unas tomas con una película de texturas diferentes, de lo impecablemente liso hasta un grano espeso, casi tangible. Como unas tomas muy de cerca, que quieren llegar hasta el fondo de los personajes. Y tomas como de documental, saltando de uno a otro. Una cámara que vibra y se apasiona por sus personajes.

Pero también hay momentos estáticos como las entrevistas del principio a varias personas no incluidas en la narración, que, a modo de prologo, los cuestionan sobre sus relaciones con la escuela, los maestros y la enseñanza. Y fragmentos de una entrevista del personaje principal, que parece ser de años después de los eventos, y lo muestra con pelo largo, como abandonado, muy lejos de la imagen seductora del maestro en traje oscuro y camisa blanca que leía La caida de la casa Usher a sus alumnos.

Pero y tal vez encima de todo, hay que ve esta película para ver a un Brody extraordinario. Es un Barthes con una sensibilidad y una frialdad a flor de piel. Temblando con cada parte de su cuerpo y de su cara. Vibrante.

Monday, July 2, 2012

The silence of the lambs (Jonathan Demme,1991) – 7.5/10


Veinte años después, la cinta no ha envejecido (salvo la vestimenta de Clarisse) y se puede considerar como película de culto. De terror, por el canibalismo de lector y de suspenso. Anthony Hopkins en el papel que marcara su carrera.

Ficha IMDb

Todo mundo conoce la trama de esta película, la primera de la serie de Hanibal, pero en realidad la secunda novela, ya que la primera es El dragón rojo, que será la última en filmar, antes de inventarle una niñez-que-lo-explica-todo a Hannibal.

Los personajes se van relacionando-oponiendo de dos en dos. La pareja más evidente es la de Clarisse Sterling con el doctor Hannibal Lecter. Aparentemente la buena y el malo. La que está afuera y él que está encerrado. Pero eso es pura apariencia. Los une una inteligencia y un profundo sentido de la observación y la deducción, lo que le permite a él disfrutar ser su mentor, y a ella aprender de él. De ahí nace una complicidad, con algo de deseo disfrazado de superioridad de parte de Lecter. Un detalle revelador de este deseo es, en Hannibal, cuando Lecter, en la feria, roza el cabello de ella y después desaparece.
La relación Lecter-Clarisse empieza cuando él ataca al prisionero que la ofendió durante su primera visita al hospital-prisión. Él va a vengar el honor de la damisela como caballero medieval. Pero después la relación se profundiza y se personaliza cuando ella aceptar salir de su silencio y entregar sus secretos de niña, a cambio de información. La venganza de los inocentes corderos es ahora es objetivo de la cooperación entre ambos, entre el Bien oficial (FBI) y el Mal reconocido, encerrado, castigado más no curado.

La segunda pareja es la que forma Lecter con Buffalo Bill, o sea Jame Gumb (Ted Levine). Los dos son asesinos seriales, autores de crímenes igualmente repulsivos. Pero la gran diferencia reside en el nivel de inteligencia: inteligencia aristocrática, culta de un lado, y limitación debida principalmente a su origen social del otro. El príncipe y el hombre de pueblo.

También los diferencia la forma en que viven su trastorno. Bill lo sufre y trata de encontrar una solución torpe e superficial: fabricarse una nueva piel. Lecter asume, se enorgullece, organiza, prepara, piensa. Uno es dominado; el oreo domina. Uno necesita salir a la calle por sus víctimas, necesita e un entorno recargado con objetos, animales, muebles. El otro vive en la más grande desnudez: celda transparente, vacía, paredes lisas, ausencia de movimientos, solo sus facciones se mueven. Su voz siempre se mantiene en el mismo tono, el mismo volumen, el mismo ritmo. Se contiene, se ahorra. Hasta que explota y se pone en movimiento. Pero Lecter, aun cuando esta acostado, atado, con camisola de fuerza y mascara, asusta. De él, sabemos en cualquier momento, nos puede saltar a la cara y arrancar un pedazo de carne.

Otra pareja: el Dr Lecter y el Dr Chilton (Anthony Heald) : discreción, cultura y potencia contra palabrería, narcisismo y sed de gloria. Lo profundo frente a lo superficial. la reflexión frente al aprovechamiento del trabajo ajeno. En cierta forma, la honestidad en contra de la mentira.

Lo que nos lleva a la seducción, malsana es cierto pero seducción al fin, que secreta Hannibal Lecter : es el antihéroe por naturaleza. Sabemos que es malo, cruel, egoísta, implacable, pero no podemos dejar de sentirnos fascinados por él. Y Hopkins logra este milagro: inmóvil, nos asusta y nos atrae. Aunque este muy poco tiempo en pantalla, tres escenas en total, más la llamada final. Su maldad y su inteligencia impregnan toda la película.

Y Clarisse, chiquita (la toma en el elevador de FBI, en medios de los agentes, hombres muy altos), delicada. Pero se nos muestra su fuerza física y su resistencia desde el principio de la película que funciona como un prologo: su entrenamiento en el bosque. Y el largo recorrido por las oficinas para llegar al cubículo de Jack Crawford (Scott Glenn), jefe de la Unidad de Ciencias del Comportamiento, es el anuncio del laberinto que tendrá que recorrer hasta llegar a Bill. Y para crecer.

Clarisse tienen otro mentor, este Dr Crawford, cuya presencia Lecter ha olfateado. Ël la ha distinguido entre todos los jóvenes reclutas del FBI. Se establece entre ellos dos una relación compleja: padre-hija, jefe-empleada, menor-alumna, con un ligero toque incestuoso.

Con Clarisse de intermedio entre ellos, Lecter y Crawford entran en una relación de fuerza. Se disputan la admiración y obediencia de Clarisse. Primero opuestos cuando el jefe del FBI quiere forzar al sicópata a llenar su cuestionario, se volverán colaboradores sin nunca verse.

A final de cuentas, todos giran alrededor de Lecter, como moscas atrapadas en la red de la araña. Porque todos comparten algo con él. Y los gritos de los corderos son solo el pretexto confesable para dejarse llevar por la seducción del caníbal.

L’adversaire (Nicole Garcia, 2002) - 8.5/10

A partir de un hecho real terrorífico, Emmanuel Carrère escribió un relato de non-ficción, al estilo Truman Capote en In cold blood, que Nicole Garcia retoma para su película. Concentrándose en el último día de su personaje y tratando de entender lo que lo llevó a matar, la realizadora construye una trama fatal, sostenida por una interpretación fascinante de Daniel Auteuil.

Ficha IMDb

En el fin de semana del 9 de enero de 1993, Jean-Claude Romand mató a su esposa, sus dos hijos ,sus padres e intentó estrangular a su amante. Pasó el domingo encerrado en su casa, antes de prenderle fuego. La dosis de pastillas que había tomado para suicidarse resultando insuficiente, fue trasladado al hospital donde quedó varios días en estado de coma, mientras vecinos y amigos descubrían poco a poco la mentira en la cual habían estado envueltos durante años. Después de una instrucción de tres años y un juicio de una semana, el quíntuple asesino fue condenado a prisión perpetua, con una pena de 25 años de seguridad: saldrá libre en 2015.

La gran sorpresa de vecinos, amigos y familiares de la esposa, fue descubrir que el prestigioso doctor había venido mintiendo durante 18 años. Nunca acabó sus estudios de medicina, nunca trabajó en el OMS en Ginebra, nunca fue amigo de Bernard Kouchner. Vivía y mantenía esposa e hijos del dinero que sus familiares le encargaban invertir en cuentas suizas, en las cuales su situación en el OMS le permitía, según él, beneficiar de rentabilidad muy interesante.

Hasta que algunos parientes empezaron a pedir su dinero. Hasta que algunos vecinos empezaran a sorprenderse que su nombre no figurara en el directorio del OMS. Hasta que su esposa empezara a encontrar incoherencias entre las versiones de los amigos y las de él sobre ciertos hechos.

La película empieza cuando ya todo está casi terminado. Esposa e hijos están muertos en sus camas en la planta alta. Pero no lo sabemos. La cámara acompaña a Romand, Faure en la película, (Daniel Auteuil) cuando entra a la casa oscura, revisa el correo y da una vuelta por la planta baja, oscurecida por las persianas bajas. Estamos en enero, en un valle cercano a la frontera con Suiza (exactamente en la pequeña ciudad donde Voltaire se compró una casa "Les délices", y que ahora se llama Ferney-Voltaire) . Hay poca luz natural. Él no prende las lámparas.

Todo el día estará ahí, con el tazón de los cereales de su hijo, roto a sus pies. Viendo en televisión la grabación de hizo a modo de confesión unos días antes, para todos, cuando se dio cuenta de que era el principio del fin y que ya no podía seguir por mucho tiempo. Una nota de suicidio que va borrando poco a poco al grabar encima programas cambiando de canal.

A partir de esta escena a la vez central y terminal, Nicole Garcia remonta hacia atrás, hasta el momento en que las dudas empiezan a instalarse, en que la seguridad de Jean-Claude empieza a tambalearse. Y la narración avanza en bucle, volviendo siempre al "domingo blanco", entre el tazón roto y el televisor, a proximidad de los cuerpos. Mostrando así que todos los actos y movimientos de los meses anteriores estaban destinados a este final ineluctable.

 
Nicole Garcia pone como seguros algunos hechos que ni Emmanuel Carrère, en su intento de empatía con Romand, ni los investigadores, ni los siquiatras, ni Romand mismo han podido dejar claros. Para ella, Faure no mata a su suegro quien le pide parte de su dinero para comprarse un Mercedes. Ella presenta la grabación del mensaje de suicidio cuando solamente se nada más supone que eso era lo que Romand quiso borrar al grabar encima durante el domingo. También presenta en varias escenas a su personaje al punto de decir la verdad. Pero siempre se le traban las palabras o surge algún improvisto y la mentira, o simplemente el silencio, es más fuerte que sus buenas intensiones. También elimina una de las mentiras mayores de Romand: el cáncer. Invención que le permite explicar a su amigo porque no se ha presentado al examen de fin de secundo año de medicina. Lo que va a desencadenar toda la vida mentirosa.

La película empieza y termina en el fin de semana mortífero y no profundiza como lo hace Carrère, en el después, en la evolución del criminal, las nuevas capas de mentira que va a sobreponer, hasta la del hombre bueno, del cristiano redimido.

La presentación del personaje es, sin embargo, fiel a la postura de Carrère quien, en su libro, nunca acusa, ni defiende. Ni siquiera explica el comportamiento del criminal. Para el escritor, este es presa de una fuerza más grande que él. Una presencia que, en cualquier momento, puede tomar posesión de nosotros. Un enemigo indomable. EL enemigo, EL mentiroso, EL adversario: Satan. No tanto como fuerza religiosa. Sino como fuerza interna que domina al ser humano. Algo inexplicable, y que sabe adaptarse a las necesidades del momento.

Daniel Auteuil esta filmado por Nicole Garcia con suma atención, con una cámara que se acerca siempre, permitiendo ver las arrugas, los ojos pequeños hundidos, la cara asimétrica, como absorta en un tic permanente.

La realizadora tiene la delicadeza de nunca enseñar los muertos. Y así de no caer en lo patético. De la muerte de la esposa, vemos los golpes con el rodillo. El ataque a la niña se ve en los pedazos de vidrio del móvil encima de la cama, en los cuales la imagen del padre se descompone. De la brutalidad hacia el niño queda solamente la caída del tazón de cereales. Impactante la escena del asesinato de la madre por un Jean-Claude que no puede levantar la mirada y dispara sin ver. Y se queda un largo momento la cabeza baja viendo a la carabina. Nunca hay violencia aparente, ni gritos, ni sangre, ni siquiera ruido.

En cambio, el ataque a la amante se muestra con detalles y colores: forcejeo en la luz de los faros del coche. Abrigo rojo. Gas lacrimógeno y paralizador. Porque en este caso no hubo muerte, ella pudo defenderse y salvarse.

A lo largo de la película, vemos a Faure en largos días vacios, en momentos de soledad, caminando en medio del personal de IMS, en este gran hall de entrada anónimo, en los estacionamientos de las autopistas, comiendo, leyendo, escuchando programas radiofónicos tontos. En un cuarto de hotel donde pasa tres días encerrados, fingiendo estar en Oslo. Muchas veces, se le ve a través de vidrios, de ventanas, como alejado de la realidad, incomunicado.

Los actores que lo rodean quedan automáticamente relegados a pesar de estar perfectamente bien en sus papeles, Francois Cluzet, como Luc, el amigo de juventud, fiel, compasivo, disponible y de buen consejo, en particular durante el affaire con la explosiva amante. Geraldine Pailhas, como la esposa, Christine, que no pregunta, que prepara las maletas para los viajes. Emmanuelle Devos como Marianne, la amante, que da a Faure la impresión de por fin vivir algo real, cuando la mezcla a sus invenciones, llevándola a viajes de ensueño, regalándole joyas caras e invitándola a restaurantes elegantes. Pero su tristeza, su seriedad, la aburren y él se ve tan patético, implorando por su amor.

Pero ninguno puede estar a la altura de este Daniel Auteuil sombrío, angustiado e angustiante, preso de la red de mentiras que ha construido para protegerse, y para proteger de sus fracasos a los demás.