Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, February 26, 2012

The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore (William Joyce, Brandon Oldenburg, 2011) – 6/10

Un bonito cortometraje animado, favorito para ganar el premio Óscar 2012 en su categoría, que nos recuerda lo poderosa que es la magia de la imaginación, y de los libros y así.

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Después de un catastrófico huracana y/o tornado, el Sr. Lessmore esta desconsolado, por la devastación general, pero particularmente por la pérdida de sus libros. Caminando sin rumbo se encuentra con una figura voladora acompañada de un libro también volador. El librito lleva al Sr. Lesmore a un lugar especial, lleno de libros voladores que tienen historias que contar y necesitan ser leídos y cuidados. El Sr. Lesmore se ocupará de ellos, hasta que sea tiempo de que alguien más ocupe su lugar.

La cosa con The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore es que es realmente una bonita historia, contada de una manera sencilla utilizado recursos narrativos en general poco complejos y con un diseño de personajes simple y bonachón. Lo bueno de esto es que todas las partes embonan a la perfección.

El concepto inicial es una idea vieja pero que no deja de ser válida. Los libros necesitan ser leídos, así es como viven, y leerlos enriquece. Así, la primera figura que vemos, la antecesora del Sr. Lessmore, puede volar y él mismo logra terminar de escribir su libro.

También está claro que basta con que el primer libro nos atrape y después todo un universo de maravillas se hace presente.

Los recursos narrativos son simples, como pasar del blanco y negro al color cuando los sentimientos pasan de tristes a alegres, o el uso de la música. El único que esquina un poco desafortunado es el uso de Humpty Dumpty para dar expresión al libro principal. No que se me ocurra como lograr ese cometido sin tener que antropomorfisar al librito en cuestión completamente, pero esta salida me parece un poco fácil, además que el huevito en cuestión jamás me ha gustado.

Sin ser una explosión de innovación, The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore es una muy buena manera de pasar un rato, con una historia sencilla pero conmovedora y bonitas imágenes.

The Shore (Terry George, 2011) – 4/10

Una conmovedora historia sobre el valor de la amistad, la importancia de la familia y lo ultimadamente frágiles que somos como seres humanos y lo rápido que tomamos decisiones convenientes, aunque no correctas.

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Después de 25 años de ausencia Joe (Ciarán Hinds) regresa a su pueblo natal en Irlanda del norte, acomunado de su hija, para visitar a la familia. Ahí, descubrimos que cuando Joe dejo el país, por meterse en problemas de chavos, dejo atrás a su prometida, Mary (Maggie Cronin). Y después conoció a una gringa y decidió ignorar por completo las llamadas de su a su ex amada y de su ex mejor amigo, Paddy (Conleth Hill). Empujado por su hija, Joe busca a los dos irlandeses en cuestión, y descubre que ahora sin marido y mujer. La catártica confortación nos hace descubrir que la final, cada uno de los tres hizo aquello que era más fácil para ellos y nada más. El todo tiene un aire de despreocupación, que no me esa claro si es intencional o accidental.

No me queda claro cuál es la postura detrás de The Shore. Por momentos parece buscar establecer un perfil de los personajes, por otros solamente permitir una mirada cotorra sobre la situación, como diciendo que le problema no es tan grave como parece. En general se siente como que suceden cosas y nadie nunca decidió que sabor quería darle a la narrativa.

El conflicto no es particularmente innovador, pero hubiese podido dar lugar a una exploración de los personajes, adentrarse en cómo, al final, los tres flaquearon y dejaron de lado cualquier tipo de ideal y todas las promesas que se hicieron. Quizá también hubiese sido interesante ver un poco mas de Mary, de cómo decidió hacerse de una vida a pesar de la traición, y como utilizo los recursos a su alcance para hacer lo mejor posible. De los tres ella es quizás la más interesante, tristemente es también a quien menos vemos.

Entre Joe y Paddy no se resuelve nada porque todo es mentira, pero la cinta no consigue hacer de esa dinámica ni una intensa ni una graciosa, todo se queda al nivel de simpático,

Aun con esa pobre estructura Conleth Hill logra hacer un trabajo decente en su papel, y por supuesto la escena más interesante, una ridícula persecución con caballo y toda la cosa, tiene mérito solo por su trabajo actoral.

La fotografías en cambio es de verdad buena, el hermosísimo y verdesísimo (como lo nota Joe al inicio) paisaje irlandés es de lo más chulo y logra hacer pasajero un cortometraje que de otro modo tendría poco o ningún chiste.

JLA: Doom (Lauren Montgomery, 2012) – 4.5/10

Como sucede con frecuencia en el mundo de la animación de superhéroes, JLA: Doom tiene un concepto francamente genial con muchísimo potencial; tristemente la ejecución se queda corta y resulta bastante decepcionante. Aunque al menos queda claro que Batman es la pura onda.


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Vandal Savage (Phil Morris) un maloso que existe desde tiempos inmemoriales ha reunido a un grupo de malosos, cada uno con una vendetta personal contra uno de los miembros de la Liga de la Justicia. Savage comparte con cada uno de ellos un plan infalible para derrotar a sus archienemigos. Con la Liga fuera de la jugada Vandal podrá ejecutar su malévolo e innecesariamente complicado plan para conquistar el mundo. Mua jajajaja.

La premisa de la historia es buena y le sienta bien a los personajes. Batman (Kevin Conroy) ha concebido estrategias para neutralizar a cada miembro de la Liga de la Justicia si, por cualquier razón, eso fuese necesario. Por supuesto nadie más que Batman podría concebir estos planes que, dicho sea de paso, funcionan a la perfección. Más aun, nadie que no fuese Batman hubiera pensado que estos planes eran necesarios y hubiera tenido los…tamaños...como para sentarse a pensarlos. Batman es la onda. Punto.

La idea de un maloso que se roba estos planes es por supuesto espeluznante, y es prueba de lo avanzado de Batman que hasta un imbécil como Mirror Master (Alexis Denisof) logra ejecutar el plan y neutralizar a Flash (Michael Rosenbaum). O mejor aún, que Superman (Tim Daly) queda fuera de acción en un dos por tres. Batman es la onda.

Por supuesto, no había entre esos planes uno para neutralizar a Batman, así que, ¿Quién es el miembro de la liga que se salva a sí mismo? Batman señoras y señores. Batman quien dicho, sea de paso, es la onda.

La parte siguiente, cuando la Liga le patea el trasero a los malosos y detiene el plan de Vandal Savage es un chiste poco gracioso y con solo un par de momentos emocionantes.

Pero después, Batman demuestra una vez mas que es la onda cuando renuncia de la Liga voluntariamente por que los muy necios no entienden por qué hizo lo que hizo, puntuando su lógica demostrando que en realidad si tiene un plan por si el mismo debe ser detenido: la Liga misma. Así es, Batman es la onda.

Casino Royale (Martin Campbell, 2006) – 7/10

La mejor, sin lugar a dudas, sin oportunidad a discusión, sin sombra alguna de una alternativa, la mejor película de James Bond jamás creada, Casino Royale es pura acción, adrenalina y diversión. Todas las dudas que acompañaban al quizá demasiado robusto Daniel Craig desaparecen rápidamente porque esta es, sin duda alguna, la mejor película de James Bond

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James Bond (Daniel Craig) acaba de obtener el status 00 y demuestra rápidamente que se convertirá en un agente digno de respeto. Para detener a un maloso que llora sangre (Mads Mikkelsen), Bond deberá participar en un torneo de póker de primer nivel. El joven agente no solo tiene que lidiar con los malosos, sino también con sus propios sentimientos, en particular hacia la sensual Vesper Lynd (Eva Green).

Daniel Craig es un poco demasiado pesado, duro, hasta tosco, como para dar vida al elegante y eficiente James Bond. Sin embargo, intencionalmente o no, Casino Royale cuenta la historia de un Bond que todavía no es elegante ni completamente eficiente. Es un James Bond que no ha desarrollado aun una preferencia específica cuando se trata de martinis y que no se ha desprendido emocionalmente de todo y todos. De pronto, Daniel Craig comienza a tener sentido.

Luego resulta que esta aventura de James Bond es quizá la más física de todas. Las cosas se resuelven mas a menudo con los puños que con sofisticados aparatos, ha mas caídas y tropiezos que aterrizajes elegantes. Mas y mas Daniel Craig tiene sentido. Más y más Casino Royale tiene una personalidad definida e interesante.

Dentro de esa estructura ya bien establecida se insertan secuencias bien, pero bien padres que funcionan a la perfección. Simplemente la secuencia de inicio, en blanco y negro, es espectacular. No solo establece claramente donde nos encontramos en el universo bondiano, pero además establece el tono de la cinta y su lógica. La secuencia siguiente es simplemente impresionante. La persecución a pie es genial y contrasta perfectamente al ágil maloso con el relativamente torpe pero increíblemente persistente y de sangre fría, Bond; estableciendo la personalidad de este mejor que cualquier dialogo de exposición hubiese podido.

Después de eso, las secuencias fluyen bien de una a otra y justo cuando uno empieza a sentir que ya se va a aburrir, como si Pierce Brosnan hubiese regresado, llega otra pelea a puñetazo brutal que nos vuelve a atrapar.

Quizá el único problema sea el final, que no se decide a llegar prolongando la cinta de una manera que era innecesaria, aunque resulta en una imagen que consigue empatar al Bond encarnado por Craig con el que conocíamos, y ahora, después de la travesía, le queda bien.

Monday, February 20, 2012

Zombieland (Ruben Fleischer, 2009) – 5.5/10

Capitalizando en la fiebre de zombis que ataco a Hollywood hace un par de años (con algunos síntomas aun presentes), Zombieland es una comedia con harto muerto viviente, muchos chistes, bastantes efectos visuales interesantes y suficiente corazón.

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En un mundo dominado por zombis, en realidad hasta donde sabemos solo son los Estados Unidos dominados por zombis, pero para los protagonistas parece que es lo mismo, una banda de sobrevivientes intenta…seguir sobreviviendo. Demasiado desconfiados como para compartir sus nombres, comparten solo el lugar al que quieren llegar. Así Columbus (Jesse Eisenberg), quien acredita su supervivencia a seguir una serie de estrictas reglas, se junta con Tallahassee (Woody Harrelson) quien tiene un obsceno placer al asesinar zombis, y también un pesado secreto. Después de ser estafados un par de veces por Wichita (Emma Stone) y su hermana Little Rock (Abigail Breslin), los cuatro forman un bonito equipo en busca de un lugar mejor y unos twinkies.

Como muchas cintas de zombis, en esta no hay una explicación de que fue lo que sucedió. Como en muchas, realmente no importa. Lo que importa es solamente la acción, y de esa Zombieland tiene mucha. Como en otras ocasiones, sin embargo, parece que la mayoría se concentra en la secuencia de inicio, que es genial. Al ritmo de For Whom the Bell Tolls de Metallica, vemos cruentas peleas entre zombis y humanos, que no tienen tapujo alguno en mostrar sangre, viseras y demás mientras destruyen los nombres del cast y producción modernamente diseñados en 3D.

Durante la secuencia de inicio, Columbus presenta sus reglas de supervivencia y ejemplos prácticos de porque son importantes, una vez más, harta diversión y sangre. Durante el resto de la cinta, de vez en cuando se nos muestra un pequeño recordatorio de la regla que fue aplicada, todo esto otra vez en gráficos que se integran a la perspectiva y ambiente de la cinta, y la verdad, se ven bien padres.

Después de estas dos secuencias, es cierto que las cosas bajan un poco en intensidad. Ya no hay el gore ni el nivel de comedia, aunque debo admitirme un poco agradecido por lo primero. Aun así la cinta se sigue sintiendo divertida y avanza bien. El gag con Bill Murray (como si mismo) da mucha risa aunque no es completamente inesperado.

Algo en la narrativa interna de Columbus da a la cinta una sensación de introspección que mucho tiene que ver con la voz y actitud de Jesse Eisenberg (justo como en Adventureland). Se suma a eso momentos de desarrollo de los personajes, como el de Tallahassee que son bastante conmovedores y Zombieland logra una buena combinación de sentimiento, risas y gente (y no-vivos) muerta.

La secuencia de acción final es una buena secuencia de acción final, con los héroes enfrentados a una situación imposible, tomas épicas en cámara lenta, hartos balazos y twinkies al final.

Adventureland (Greg Mottola, 2009) – 5/10

Anunciada como una comedia, esta obra del director de Superbad es en realidad menos una comedia y mas una buena película, punto. Como Superbad, Adventureland trata de esas complicaciones que uno pasa al crecer, igual que aquella, esta se siente honesta, sin tanto chiste pesado y mas buena música.

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James (Jesse Eisenberg) tenía la ilusión de un verano en Europa antes de empezar a estudiar en una prestigiada universidad, pero un repentino cambio en el empleo de su padre lo obliga a pasar el verano trabajando en el parque de diversiones de la ciudad que dejo con la ilusión de una educación más avanzada. Ahí conoce a un grupo de gente, incluyendo a la intrigante Em (Kristen Stewart), cuya presencia en su vida quizá lo prepare mejor para su futuro de lo que creyó.

Adventureland no es, ni de cerca, tan divertida como Superbad (Mottola, 2007). Pero no parece que esa fuera la intención. Si hay uno que otro chiste de mal gusto y más de un par de diálogos pueriles y divertidos, pero todo eso es más bien parte de la ambientación, elementos necesarios en las aventuras de adolescentes americanos.

Fríamente vista, la verdad es que esta cinta no ofrece nada particularmente original ni impactante. No es como si los conflictos fuesen nuevos o presentados de una manera impresionantemente original. Pero hay algo, una manera sutil de navegar por los conflictos que no cae en las absurdas sobre simplificaciones y sin embargo logra mostrar la evolución del personaje principal. Hay un par de buenos ejemplos de esto, como por ejemplo la escena en que James confiesa a Em que salió con otra muchachita. En cualquier otra cinta ella lo hubiese descubierto, hubiese llorado, él habría tenido que humillarse de algún modo para demostrar su amor…bla bla bla. Aquí no, el drama fácil es ignorado a favor de una narración más sensible. Por alguna razón la situación del padre de James (Jack Gilpin), nunca hecha explicita pero demostrada en pequeñas acciones y una que otra expresión, me parece magníficamente manejada.

En todo esto tiene una gran influencia Jesse Eisenberg (The Social Network ,Fincher, 2010). De alguna manera este muchachito logra combinar la timidez y torpeza social necesaria a este tipo de papeles sin caer en la caricatura al estilo Michael Cera.

Adventureland resulto mucho menos graciosa de lo que esperaba, pero también mucho, mucho más interesante.

Carnage (Roman Polanski, 2011) – 8.5/10

Entre sus notorios problema legales, Román Polanski encontró el tiempo para realizar esta bonita joya del celuloide. El director logra hacer de esta adaptación de una puesta en escena de Yasmina Reza una gran cinta gracias sus sencillo guión, acertada dirección y sobretodo el excelente, excelente, trabajo de cuatro grandes actores.

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Dos parejas burguesas de New York se ven obligadas a compartir un incomodo momento después que sus hijos tienen una pelea que resulta en la perdida de un par de dientes para uno de ellos. Así, Nancy (Kate Winslet) y Alan (Christoph Waltz), padres del atacante y Penélope (Jodie Foster) y Michael (John C. Reilly), padres de la víctima, se encuentran en una situación que los obliga a compartir más de sí mismos de lo que hubiesen deseado.

La situación es simple y sorprendentemente humana, se trata de la exposición de la honestidad que la civilidad generalmente esconde en una situación cuyo absurdo es tal que, en realidad, lo único que queda es la brutal verdad. No es difícil imaginar la mecánica en la obra teatral original que retoma algo del espíritu, guardando las debidas proporciones en la comparación, de Huis-clos de Sartre. Cuatro personas encerradas, lidiando con una situación incómoda (no terrible, no angustiante, simplemente incomoda) que revela lo frágil denla estructura fantástica que soporta la moral de nuestra sociedad.

El trabajo de dirección es bueno en que es muy poco invasivo. La perspectiva del espectador es, durante la mayor parte de la cinta, casi teatral, en que los actores están presentes frente a un fondo y son ellos el centro de atención y el medio se vuelve casi invisible, como debe ser. Estos no quiere decir que la cámara esta estática y es siempre la misma toma, más bien lo que hace Polanski es simplemente encuadrar de manera que el juego de los actores sea siempre el centro de atención, sin ningún artificio. En un par de ocasiones hay grandes monólogos, en particular de Jodie Foster, que se acentúan con grandes close-ups. De cierta manera la cinta es una representación teatral como quisiésemos verla: con constantemente acercamientos a la acción.

El guión es excelente en términos del flujo de la narrativa, con constantes momentos en los que todo podría terminarse, sin mayor daño para nadie, pero con cada personaje a su turno haciendo algo para hundir más al cuarteto en esta situación. También en término de los diálogos el guión cumple muy bien su cometido. Las respuestas, las reacciones, se sienten totalmente naturales y logran crear una imagen de cada personaje que, otra vez, embona perfectamente.

Todo esto se perdería en la intención si no fuese por las increíbles actuaciones de los cuatro actores. Es realmente decir algo cuando al final uno siente que la cinta debía durar más para darle a cada personaje más tiempo en pantalla; y eso que solo son cuatro. Quizá ese sea el único real reproche que se le pueda hacer a Carnage, al final se siente como que Kate Winslet no fue utilizada al máximo, simplemente en términos de presencia frente a la cámara. Pero hay que decir que más tiempo para Winslet significaría menos para Jodie Foster, y eso sería igualmente lamentable.

Al final es realmente el personaje de Jodie Foster el central. En su nube de idealismo se encuentra completamente sola, despegada de los otros humanos que la rodean que no tienen problema en admitir lo mezquinos que son. Sus grandes discursos son hilarantes, sobre todo porque se encuentran sistemáticamente con el muro de la indiferencia de los demás, que aunque quisiesen creer como ella en esa gran moral (cuyos preceptos claramente cambian al menos un par de veces de discurso en discurso), la realidad termina teniendo más peso para ellos.

Carnage es una cátedra de actuación y quizá también una de dirección, pues el detrás de cámaras parce buscar solo una cosa, que los actores brillen. Son ellos quienes llevan el pedo de la cinta, y los cuatro lo hacen muy bien.

Taxi 3 (Gérard Krawczyk, 2003) – 3.5/10

Tristemente llega un momento en un una formula ha dado todo lo que podía. Hay una razón por la cual ya no hubo Taxi 4 y es simplemente porque si bien la tercera entrega todavía divierte, queda claro que el chiste ya envejeció.


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Émilien (Frédéric Diefenthal), el detective favorito de chicos y grandes, está obsesionado con detener a una osada banda de malosos que se burlan desde hace meses de la ley. Tan clavado está en su trabajo que no se da cuenta que su seductora media naranja tiene varios meses de embarazada. Por su parte Daniel (Samy Naceri) termina creyendo que su novia también está embarazada pues Lily (Marion Cotillard) hace lo posible para mantenerlo controlado. Al final, como siempre, después de hartas carreras y chistes cotorros, los dos amigos se las arreglan para traer orden a la ciudad.


Parece que toda la adrenalina y acción se vio consumida en la secuencia de inicio, que nos muestra al mismísimo Sylvester Stallone escapando de malosos sobre ruedas con la ayuda de Daniel. Al estilo de James Bond, la primera secuencia no tiene nada que ver con la cinta y es una lástima porque la película en si jamás llega a ese nivel de diversión.


Taxi 3 depende un poco demasiado del humor absurdo de las dos entregas iniciales, pero sin inventar nada nuevo. Está claro que el énfasis está ahora en los personajes, y hay mucho más tiempo dedicado a ver a gente hablando que a vehículos a alta velocidad haciendo payasadas. Así es como a todos nos queda claro que en realidad los personajes con una sola dimensión no dan para tanto, pues por momentos la película es, ¿me atreveré a decirlo?, casi aburrida.


Las secuencias de acción absurdas siguen existiendo, pero es claro que la creatividad ya no está ahí y la mayoría se sienten más cercanas del ridículo que de la buena onda. El mejor ejemplo es la "tortura" a la que es sometido Émilien y el elaborado plan para asesinarlo que francamente no tiene ni pies ni cabeza en la lógica de la cinta.


Al final, por supuesto, Daniel y su taxi salvan el día gracias a una nueva mejoría del vehículo que por arte divino queda perfecta para la situación en cuestión. La habilidad para andar en la nieve es suficiente para detener a los malosos, pero no para mantener la serie con vida.

Sunday, February 19, 2012

Ensemble,c'est tout (Claude Berri, 2007) – 5/10


Una adaptación de la exitosa novela de Anna Gavalda, una serie de escenas cortas que avanzan hacia un final esperado, sin profundidad. Sin tomarse el tiempo de explicarnos de donde vienen los personajes. Ni de enseñarnos en que su vida o los demás podrán merecer que se les aprecie.


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Quitando toda la ironía de los monólogos internos de la novela, la narración avanza cronológicamente,y rapidamente, por fragmentos que parecen todos de la misma duración, alternando Camille (Audrey Tautou), Philibert (Laurent Stocker), Franck, (Guillaume Canet) solo o con su abuela Paulette (Francoise Bertin).

La puesta en escena es muy convencional, sin efecto particular de encuadres o de cámaras. La simplicidad, por no decir la simpleza de puesta en imagen conviene perfectamente ( y es bastante triste) a la pobreza de presentación de los personajes.

Berri guionista decidió eliminar todos los elementos de historia de cada personaje, conservando solamente algunas escenas de Camille con su mama (Danielle Lebrun) o de Philibert con su familia, escuchando misa o rezando al principio de la comida, para darnos a entender que son católicos integristas.

Los monólogos internos, reflexiones, criticas , eran lo más interesante de la novela, porque le daban a cada personaje su vida y su carácter , su profundidad. En particular con su forma muy personal de hablar, vocabulario y sintaxis, referencias culturales, alusiones a autores o a proverbios, juegos de palabras, o hasta el acento africano de Mamadou ( Firmine Richard), la imponente empleada de limpieza , modernamente dicho :"técnica de superficie" , y que, dicho de paso, ha perdido también algo de volumen en la empresa de adelgazamiento que Berri le impuso a la obra.

El mismo trabajo de aplanamiento esta hecho con Camille, que se vuelve una chica casi normal, exceptuando su talento por el dibujo. Pero sin ninguna explicación para esto, para su forma de vivirlo o borrarlo. Paulette es una anciana linda, tierna, sin mucho carácter. Ni siquiera le dan tiempo de disfrutar el regreso a su casa y su jardín. Se muere inmediatamente. Y la tensión del odio- atracción entre Camille y Franck, la oposición de estilo de vida, de cultura, el acercamiento progresivo e involuntario, se traduce en dos o tres escenas. Y ya están en la cama....

Muchos personajes secundarios que le daban precisamente espesor a los protagonistas, y variedad a las situaciones han sido eliminados.

El tema central, el abandono del cual sufren los cuatro, y de donde proviene su forma de actuar, de hablar, de retraerse y desconfiar, este complejo de mal-amado, de herido, esta totalmente evitado. Esta desequilibrio entre dos mundos en que viven, este juego de equilibrista: rechazo de su riqueza por Camille, rechazo de su nobleza por Philibert, rechazo de la ternura de su infancia por Franck.

Los actores son buenos sin más, exceptuando a Laurent Stocker, quien nos da un Philibert mucho más complejo, más trabajado. Pero, porque estas escenas ridículas con un ortofonista? ¿Para imitar al Discurso del rey ? Audrey Tautou tal vez tenga el físico de Camille, pero no tiene su malicia, hasta su agresividad o desprecio hacia los demás.

A un espectador que no haya leído la gruesa novela de Gavalda no deben resultarle muy interesantes estos cuatro que deciden vivir juntos. Al que leyó el libro, le resulta frustraste no encontrar la chispa de la escritora. Entonces.... ¿A quien le puede gustar la película?

Aime ton père ( Jacob Berger , 2002) - 3,5/10


Una película cuyo único interés podría ser él de poner en presencia los Depardieu padre e hijo. Pero tal interés resulta dudoso. Una total pérdida de tiempo. Ama a tu padre no tiene absolutamente nada para ser apreciada o recordada.


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Ni la belleza: que Gérard (aún antes de volverse un monumental sobrepeso) , Guillaume Depardieu y Sylvie Testut no sean guapos no es culpa suya. Pero hasta los más feos pueden verse bien en el cine, con un buen fotógrafo. Los paisajes de montaña del Jura francés o de Suiza sí son hermosos, y el Mar del Norte, o las planicies nevadas de Suecia también lo son. Pero el fotógrafo se ha limitado a enseñarnos la fealdad del interior de un coche , de un ferry, o de un establo. Hasta una carretera de montaña entre los pinos se vuelve fea.

Ni el guión: un famoso escritor francés gana el Nobel y se va a recibirlo. ( Nunca había visto una entrega de Nobel tan rápido después de su votación, 4 días…) El chiste es que se va solito y en moto. Y que su hijo trata de hablarle para felicitarle, pero la hija y la amante en turno oponen una barrera impenetrable. Entonces el hijo va a ver a papa. Lo cruza en el camino. Sobre la autopista. ¿Como hicieron si manejan en sentido contrario? Papa no parece tan enojado de ver a su hijo. ¿Entonces, porque tanta protección de parte de las mujeres? Pero no tiene muchas ganas de habar con el hijito. Entonces, este se enoja y lo persigue. Hasta que llegan al lugar de un accidente. Papa se cae de la moto. Y el hijo secuestra a su padre. Cuando la policía lega al lugar del accidente, encuentran además de un camión, un automóvil y una moto y el número exacto de cadáveres. Se concluye que el gran escritor está muerto.

Sigue el viaje de padre e hijo, discutiendo se supone que para decirse sus verdades y llegar al fondo de sus rencores. Y cuando la hija no reconoce al cuerpo de su padre en la morgue, va en busca de ellos…. Cuando finalmente los tres están juntos, se dicen unas cosas feas, ella trata de suicidarse, el hermano la salva de las frías aguas del Mar del Norte, el padre no dice nada.

Un final sin sentido : el padre, ya con barba, camina en la nieve hasta una casa donde lo espera un niño de por allá, esquimal, inuit, sueco... ¿ su hijo?

Y como el guion no les ofrece nada que expresar, los actores no expresan nada. No es que normalmente estos tres expresen mucho. Pero ahí, ni siquiera se les dio con que.

Uno espera introspecciones, rencores, violencia, verdades ocultas. Uno espera actores. Pero todo es plano, aburrido. Ni siquiera es melodramático, lacrimógeno o estereotipado. No hay nada.

Hugo (Martin Scorsese, 2011) – 7/10


La Invención de Hugo Cabret, que no tiene nada de una invención, es la primera película de Scorsese en 3D, y la primera para niños. En realidad, se trata más bien de dos películas en una: una tediosa parte tipo Dickens para niños, y, para los grandes, un maravilloso homenaje al cine de los principios.

Ficha 2D IMDb


No me gusta en cine en 3D ; no me gusta que me lancen cosas a la cara, aunque sean las estrellas de la Paramount o copos de nieve. Y la película de Scorsese no me hizo cambiar de idea. Tuve la impresión de estar en frente de estos libros para niños, donde, al abrir las paginas, se levantaban elementos del paisaje, o personajes para dar un efecto de profundidad. Pero no dejaban de ser figuras planas. La misma impresión me dio la película: ver a un personaje plano delante de un set. Paris, los edificios, hasta la estación me parecieron totalmente falsos. Uno no sabe si son dibujos o cine. El efecto de 3D me pareció interesante solo para los mecanismos de los relojes, con sus engranes y su extraordinaria altura, totalmente fuera de la realidad.

Ahora, el contenido de la historia. Durante más de la mitad de la película, asistimos a la melodramática (¿enternecedora?) historia de un niño huérfano, Hugo (Asa Butterfield), abandonado, explotado por un tío borracho (Ray Winstone), y que vive solo en una gran estación parisina. Como todo héroe incomprendido y para la ilustración de los pequeños, tiene un talento especial: sabe reparar cualquier mecanismo. En la gran jungla de la ciudad, perdón, la gran estación, vive circundado de peligros: un inspector (Sacha Baron Cohen) con su pierna de madera y su perro, un vendedor de juguetes severo (Ben Kingsley). Pero asiste de lejos al lento desarrollo de tiernas historias de amor: Madame Emilie (Frances de la Tour), fieramente defendida por su perro diminuto, celoso de las atenciones de Monsieur Frick (Richard Griffiths), quien acaba por comprar una perrita para obtener el permiso de acercarse a su amada, la linda florista Lisette (Emily Mortimer) que se deja enternecer por el apuesto pero lisiado inspector. El niño vive de sus robos: un cuernito por aquí, un litro de leche por acá. El hombre malo de la tienda de juguetes le confisca su cuaderno de croquis, y se queda pasmado…. El niño llora, suplica, pide la ayuda de la hija adoptiva, Isabelle ( Chloe Grace Moretz) . Totalmente metida en Dickens y los melodramas, hasta pensé que el niño era el nieto del señor malo.

Pero no. Me equivoqué (¡he visto demasiadas películas!) . Y en realidad es ahí donde la historia empezó a gustarme: el magnífico autómata que Hugo y su padre (Jude Law) trataban de reparar, maravilloso recuerdo de Metropolis, pone, con el dibujo de la Luna con un cohete estrellándose en su ojo, a los niños sobre la pista de la verdadera identidad del Papa Georges de Isabelle: ni más ni menos que Georges Meliés. ¡ Y se hace la magia! ¡Y llega la felicidad, llega la emoción! Porque llega el cine: las grandes imágenes, las grandes escenas, las grandes caras de los primeros años, y Chaplin, y Keaton y Griffith y ….

Y estas secuencias maravillosas de recuerdos de Mama Jeanne Meliés (Helen McCrory): como filmaban. Este trabajo artesanal, poético, hecho de piezas y pedazos, con astucias, trucos, humos y dragones, cartones. En un gran invernadero, con paneles de tela blanca, movibles para cambiar la luz. En un ambiente de placer, de felicidad.

Y la proyección que hace René Tabard (Michael Stuhlbarg) (personaje que por cierto nunca existió, y tampoco existía una "Academia del Cinematógrafo" en los años 30. Pero se uso una magnifica biblioteca muy parecida a la Bibliothèque Sainte Geneviève en Paris), autor de un libro sobre los primeros cineastas, de la única película conservada, en el salón de los Meliés, a escondidas del maestro, tiene todo el encanto del cine de antes, cuando el proyector y las bobinas girando hacían ese ruido tan particular. Porque todas las tecnologías, y las dimensiones, tercera o cuarta que le puedan agregar para proporcionarnos proyecciones perfectas, no podrán nunca remplazar el murmullo de un proyector, para los que, no hace tanto tiempo, cargaban maletas con grandes carretes en sus cajas metálicas plateadas. Porque el amor al cine pasa por la emoción de ver, de tocar un objeto: una cámara, la caja de una reliquia como El Viaje a la luna (Meliès - 1902), o La entrada del tren en la estación de La Ciotat (Lumière- 1896).

La última escena, gran fiesta en casa de los Meliés, es un final bastante tonto, para enseñarnos a Meliés rehabilitado, reconocido, por fin famoso. Final feliz cuando lo que queremos es quedarnos en el sueño, en la imaginación, en el arte. Y caemos en lo domestico: casa, fiesta, platicas, de personajes como cada uno de nosotros…

La empresa de Scorsese, bastante coja en su intención, lo es también en su realización. No supo equilibrar el tiempo entre sus dos temas. La estructura está mal pensada. En realidad, desde el principio el proyecto estaba mal diseñado. En lugar de gustarles a todos, tomó el riesgo de decepcionar a cada uno.

The descendants (Alexander Payne , 2011) – 8/10


Una madre en coma, un padre rebasado por la situación, una revelación tardía de infidelidad, unos adolescentes incontrolables. Ya hemos visto todo esto. Pero Payne tiene el talento de presentarlos de otra forma. Una historia tal vez ya vista, pero llevada de par en par por un George Clooney que da una gran lección de actuación.


Ficha IMDb

Empecemos por la ubicación : Hawai , paraiso de comedias románticas , (cuantas veces ha sido escenario perfecto para lunas de miel cinematográficas), o de persecuciones policíacas (véase Magnum) . Aquí Hawai funciona a contra-empleo : ni cielo azul ni olas profundas. Llueve, las playas son para familias, se ven edificios tontos, y fraccionamientos como en cualquier lugar. Nada glamoroso…. Hasta los ricos, con sus clubes y escuelas privadas, viven en shorts y camisas coloridas , en casas atiborradas de objetos, visiblemente sin jamas haber visto a un diseñador de interiores. Todo es gris y monótono.

El titulo pone el acento sobre el tema de la familia y de la transmisión.

Transmisión de la educación que se revela como un fracaso , con la mala educación de estas dos niñas , que perdieron todo respeto para los adultos : la mayor, Alexandra (Shailene Woodley) en un carísimo internado donde sale a emborracharse de noche, y que manifiesta el más abierto desprecio para su padre; la menor Scottie (Amara Miller) con un vocabulario de lo más distinguido. O Sid (Nick Krause) , novio de Alexandra, metiche y burlón.

Transmisión de la riqueza : la familia es dueña de los últimos terrenos virgenes de la isla, valuados en millones, pero King vive como cualquier profesionista laborioso, sencillo, en una oficina austera, o entre pilas de expedientes en su casa. Y su forma de vivir, de vestirse, como si no tuviera dinero, es fuente de reproches de parte de su esposa y de su suegro Scott (Robert Foster). Se pasa el tiempo en bermudas y camisas discretamente tropicales.

Transmisión del terreno y de la herencia proveniente de la union entre los ancestros príncipes hawaianos con los misioneros del continente ; en un primer tiempo, parece que esta riqueza compartida por los numerosos primos sea más una molestia, algo de lo cual urge deshacerse. Sin que el precio sea muy importante. Las opciones de compra no están abiertamente analizadas. El momento que podría ser de nostalgia : "Vamos a ver los terrenos" no produce ningún enternecimiento. Pero, como incidentalmente, en el camino de regreso , la mirada de King se detiene cuando pasan por los fraccionamientos nuevos, limpios, ordenados, con sus terrenos de golf y sus bonitas casa. Típicos de los Estados unidos.

La noticia de la infidelidad de la madre es punto de partida para una búsqueda de parte del esposo. Búsqueda de la verdad, de los motivos. Y simplemente para ver de quien se trata. Lo interesante es que esta búsqueda se hace en compañía y con el apoyo, emocional y logístico de la hija mayor. Y con ella llegan, como muegano, el novio y la hermanita. El resultado del viaje (a la otra isla, la de las tierras heredadas) sera el encuentro con un verdad desencantada : el amante, Brian Speer ( Matthew Lillard) es en realidad un tipo interesado por las comisiones de los tramites de la sucesión familiar. Es un cobarde (pero su esposa sí enfrenta la situación) . Pero también hay algo bueno en los descubrimientos : la hija mayor es valiente, la chiquita, tierna. Y, oh sorpresa, el odioso novio esconde más sensibilidad que sus malos modales dejaban pensar.

A lo largo de la película, el personaje de Matt King cambia y , poco a poco y a pesar suyo, toma las riendas de su vida. En relación a las hijas y al novio, empieza a imponer ciertas reglas. En relación a la esposa en coma, organiza los últimos días. En relación a la infidelidad, decide a quien hablar, el amante, y con quien callar, el suegro , a quien decide dejar con su imagen ideal de su hija. En relación a la propiedad familiar, toma la decisión final de no vender a pesar del voto de los primos.

Si las situaciones y evoluciones no son en si muy originales, están interpretadas con mucho talento por George Clooney y los jóvenes que lo acompañan. Algunas escenas son para recordar : Matt recibiendo noticias: la muerte inevitable de su mujer, la infidelidad, corriendo torpemente a casa de los vecinos, confrontando al amante.

Hasta el descanso de la ultima escena , plano fijo, frente al televisor : comparten el helado y la cobija. Los tres juntos. Nueva familia. Familia nuevamente reconstruida. El archipiélago familiar se ha recompuesto, deshaciéndose de lo superfluo. Y limitándose a los más importantes : padre e hijas.

Wednesday, February 15, 2012

Drive (Nicolas Winding Refn , 2011) - 8.5/10


Lejos de ser solamente una tonta película de persecuciones en coche, Drive es un drama meditativo sobre el papel que uno decide asumir en la vida. Su personaje tiene mucho que ver con el Samurái de Melville. Como él, solitario, se dedica a hacer honestamente su trabajo (sus trabajos, el diurno y el nocturno), en silencio. Pero la película de repente cambia a un deber de venganza. Con calma, detenimiento, contemplación. Y antes que todo, una gran actuación de Ryan Gosling.

Ficha IMDB

Es la tercera película que veo con Ryan Gosling. En la primera, me impresionó mucho:The believer, donde encarnaba a un joven judío antisemita. La segunda se puede ver actualmente, The ides of March. Donde el personaje sabe aprovechar el momento para avanzar y colocarse en el lugar y el momento oportuno.

Al contrario, en Drive, se trata de un joven silencioso, solitario, excelente en su trabajo. Sea el diurno, doble en películas de acción, o el nocturno, conductor de escape para ladrones. Discreto, eficiente. También trabaja en un taller mecánico, donde más o menos lo explota Shannon (Bryan Cranston) quien tuvo la pelvis fracturada en una mala operación con Bernie Rose (Albert Brooks).Hasta el día en que el conductor se fija en su vecina Irene,( Carey Mulligan) .

Primero trata de evadirla, pero finalmente la ayuda cuando su coche se descompone.. Y algo se va tejiendo en silencio entre el joven, la mujer y su hijo, mientras el padre, Standart ( Oscar Isaac) termina su condena en prisión. Cuando vuelve éste , la violencia entra a la vida de los tres. Y para salvar al niño y su madre, el conductor decide ayudar al padre a pagar una deuda. A partir de este momento, las imágenes se vuelven duras, de un horror casi gore, con chorros de sangre, golpes, cucharas en los ojos, caras destrozadas. El joven silencioso se ha vuelto un ser al mismo tiempo lleno de rabia y calculador en su inventiva de venganza.

Una película de gran belleza estética, con un imagen muy cuidada, que impone la presencia del personaje en primeros planos, en contra-picado, en largos momentos silenciosos. Un personaje que no pestañea, y apenas sonríe. Pero cuando lo hace, es como un suspiro de alivio. Porque Ryan Gosling logra tenernos en espera, pendientes de cada uno de sus movimientos, de sus gestos. Cada detalle se vuelve importante, como su reloj que cuelga del volante para medir los cinco minutos de su espera antes de la huida, como sus guantes, que pone en su bolsillo trasero de su pantalón, Lo que nos permite saber quien está ganando en la pelea final con el malo, pelea en la cual vemos solamente las sombras sobre el pavimento del estacionamiento. Y en una sombra se ve la forma de los guantes.

La música acompaña perfectamente los momentos de meditación, de nostalgia.Y las decisiones de él que decide ayudar, salvar a los que quiere, sin pedirles nada, de unos malvados sin alma. Un héroe a la antigüita, que se pone al servicio de la viuda y el huérfano. Como en un western, como un samourai.

Una gran película, con grandes imágenes, y sobre todo un gran actor.

Tuesday, February 14, 2012

The ides of March (George Clooney, 2011) – 7/10


Con claras referencias a Shakespeare, en la forma del título, y a Julio Cesar en la fecha histórica, Ides of March es una reflexión sobre la lealtad. Como Brutus traicionó a su padre adoptivo Julio Cesar en el Senado y le clavó el cuchillo, en la clase política de hoy se sabe aprovechar el momento. Una película de factura muy clásica, sobria, sin grandes efectos pero muy bien realizada e interpretada.

Ficha IMDb

La película abre y cierra con el personaje de Stephen Meyers (Ryan Gosling), jefe de prensa de Mike Morris (George Clooney) el gobernador demócrata y candidato presidencial, frente a las cámaras, hablando en nombre de su jefe.

Pero el jefe inmediato es el jefe de campaña, el pesado (en todos sentidos) Paul Zara (Philip Seymour Hoffman, el inolvidable Capote ), quien controla y filtra todo. De cada lado de la batalla, demócrata y republicano, la hierarquía es la misma : arriba el candidato, segundo nivel el jefe de campaña , tercer nivel el jefe de prensa. Las decisiones deben tomarse en un orden claramente establecido : hay que seguir la cadena de mando, nadie se puede mover sin informar y pedir permiso al nivel superior. Y, sobre todo, nadie puede establecer contacto con el bando opuesto si no tiene una orden clara y confirmada. No hay libertad de acción, no hay lugar para las iniciativas. Ahí va a residir el error del joven y curioso Stephen : se brinca unos escalones y acepta escuchar la propuesta del jefe de campaña adverso , Tom Duffy (Paul Giamatti).. Solamente escuchar.

Si se disfruta mucho , muchísimo, los momentos de Clooney como candidato integro, con sus opiniones claras sobre laicidad, matrimonios gay , sobre los ricos y los impuestos; y como hombre en algunos momentos de complicidad tierna con su esposa Cindy ( Jennifer Ehle) se disfruta aun más del juego de ajedrez que se libra entre los miembros de sus equipo, y de los cálculos ,hasta en números, de las negociaciones con los grandes electores : si me das tantos votos, te doy un puesto de secretario de … Si me das él de secretario de estado, te doy tantos votos.....

Pero, como en J.Edgar, detener información privilegiada es la mejor palanca . Y el secreto más valioso es siempre el secreto sexual. Y lo sabemos desde Clinton, un hombre político lo puede hacer todo, todo, salvo tener sexo con una interna.... La traición de Brutus se hará en silencio, en voz off, (la escena del coche en el callejón : cuando Paul baja, su silueta nos dice que esta hundido.

George Clooney director tiene la sabiduría de hacerse discreto, de dejar brillar a sus actores : les deja tiempo para lucirse en primeros planos.

¿Quien es Cesar? Por el momento es Paul, pero mañana, bien podría ser el gobernador Morris. "Cria cuervos y te sacarán los ojos". Pero, ya lo entendimos, Brutus – Stephen ya se puso en marcha para ganar.

J.Edgar (Clint Eastwood, 2011) – 8/10


La última película de Eastwood llega fiel a las anteriores : música perfecta, compuesta por el director en persona, ambientes en claroscuros y búsqueda de ir más allá de la superficie y de lo obvio de sus personajes, ayudado en esta tarea por una dirección eficiente y exigente.

Ficha IMDb

Esta vez, Eastwood va directo a un personaje muy importante en la historia política y social de Estados Unidos: nada menos que J. Edgar Hoover, el creador y director del FBI durante 48 años y 8 presidentes.

Con una línea narrativa en realidad muy sencilla pero que podría confundir al principio, Eastwood nos lleva en un idas y vueltas entre el momento de la escritura (Hoover dicta sus recuerdos a distintos jóvenes agentes del FBI) y el momento de los hechos. Con una voluntad férrea, y una idea muy clara de cómo las cosas deben de ser. Desde una propuesta matrimonial hasta la organización del "Buro", pasando por el código de vestimenta de sus empleados.

La escena en la Biblioteca del Congreso de noche es ejemplar de su gusto excesivo por el orden, no tan lejos del objetivo de clasificación total, perfecta que algunos años después, mostraran los nazis : control, represión, poder. Hoover, según Eastwood, traspasa a su ámbito laboral lo que aprendió en su familia, con su madre (Judi Dench perfecta de control, en todos sentidos). Rigidez parece ser la palabra clave en torno a este hombre implacable.

Perfecta de disciplina, obediencia y respeto a los valores impuestos por el jefe, la secretaria, Helen Gandy (Naomi Watts) lo sigue como su sombra y ejecuta todas sus directivas, hasta después de su muerte, cuando destruye unos documentos comprometedores. Es también una relación simbólica de la frialdad y el control que Hoover genera a su alrededor. Ahí funciona también en sentido contrario: él le pidió matrimonio, muy rápido por cierto. Ella contestó que su carrera era lo más importante para ella. Y allí murió, nunca más se habló de sentimientos entre ellos.

Otro compañero fiel fue Clyde Tolson, (Armie Hammer, uno de los gemelos en Social Network de David Fincher), quien funge también como educador e iniciador en el campo de la elegancia masculina, y de los comportamientos sociales. Una parte de su vida para la cual su madre no había podido darle las armas necesarias, y en la cual Hoover no se sentía muy cómodo.

Conforme avanzan los recuerdos, vemos pasar algunos momentos claves de la historia de Estados Unidos, en lo que se refiere a seguridad interna: la investigación sobre el secuestro Lindbergh, y la ley que le sigue, el juicio de Dillinger, el Watergate... también algunas infidelidades en alto nivel.

La película, al mismo tiempo que va y viene entre tiempo de la escritura y tiempo de los hechos recordados, ve y viene entre visión publica, la imagen que dio Hoover a los demás, público, periodistas, un visión de poder y firmeza y visión intima, la "vida secreta" de un ser muy inseguro. Como en el restaurante donde una invitación a bailar le provoca una verdadera crisis de pánico. Alternancia de fuerza y debilidad, de control y ridiculez, pero sin que director y guionista tomen partido, sin insistir nunca. Dustin Lance Black hace aquí un trabajo muy distinto del que hizo en Milk ( Gus Van Sant - 2008 ) donde acentuaba las características de su héroe activista, ayudado por un Sean Penn casi sobreactuado).

Se podría criticar el uso excesivo de maquillaje para caracterizar a los ancianos Hoover y Tolson. Un efecto más leve podia ser suficiente, ya que todo el trabajo de interpretación, de ambientación, incluyendo una banda sonora muy delicada, compuesta por el mismo Eastwood y un sabio uso de los claroscuros, (ambos aspectos constituyendo la firma de Eastwood) sume al espectador en un ambiente bastante magnético para creer al envejecimiento de los personajes sin cambiarlos en payasos. Pero ni modo. Es un reproche muy pequeño en comparación con las grandes cualidades de esta película.

Un personaje todo en sombras, presentado en un película toda en sutilezas, de colores, en pinceladas. Un estilo Eastwood que conviene perfectamente a un tema de lo más delicado: construir la protección-represión en un país que se quiere libre.

Le chat (Pierre Granier-Deferre, 1971) – 6/10


Es la primera vez que Granier-Deferre adapta una novela de Simenon, pero parece que solo se quedó con el título, el personaje epónimo y sus dos actores principales, y que no supo qué hacer con toda la intensidad y el odio que el novelista puso en su obra.
Ficha IMDb

Como lo hará en La Veuve Couderc (1974) del mismo Simenon, el director y adaptador se dejó llevar por las personalidades o imágenes de sus dos actores protagonistas y por los temas que imperan en el momento de la realización. En La Veuve Couderc, se tratará de Simone Signoret con el joven y seductor Alain Delon, y de una situación de un hombre que se encierra en su casa, y se niega a salir a pesar de verse asediado por la policía. En Le Chat, de la destrucción progresiva de una pareja cuyo único medio de comunicar son los papelitos que se lanzan : " el gato" , "el perico", Granier-Deferre llega a una banal historia de un amor frustrado, sobre fondo de un París en demolición.

El tema que más le interesa a Granier-Deferre parece ser la destrucción: destrucción de los barrios viejos, destrucción de los cuerpos por la edad, destrucción del amor por los años.

La novela de Simenon retoma, una vez más, el tema de la oposición hombre bueno-mujer mala. Porque así veía el autor a sus padres. Él, sencillo, con gustos básicos, vino, sexo, su periódico y sus puros. Ella, complicada, exigente, en una palabra: castradora.

En la película, el hombre, al pasar de los años, se ha vuelto un viejo cascarrabias, que se queja de todo y todos, que ya no quiere a nadie, salvo a su gato. Jean Gabin interpretando a Jean Gabin. Y ella (Simone Signoret) trata de entender el porqué del desamor: ¿la edad? ¿El pelo blanco? ¿La cojera ? (se cayó del trapecio cuando trabajaba en un circo,invención del adaptador !). ¿O la falta de hijos? Él simplemente no quiere hablar. Así es y punto. Pero no se quiere ir.

Toda la oposición de clases entre ella, dueña de toda la calle y que cobra sus rentas cada mes, y el albañil subido a capataz desaparece en la nostalgia de la pareja que ve destruir el barrio de su juventud.

Las imágenes, fijas en el principio, en cámara lenta después, insisten sobre la destrucción, las calles socavadas, los edificios que se desploman, las viejas casas abandonadas. Es la Francia de los años 70’, cuando, bajo los presidentes Pompidou y Giscard d’Estaing, no se sabía utilizar y reacondicionar los barrios viejos; simplemente se destruía para construir algo nuevo y moderno. La película nos muestra un nuevo mundo que nace, y para eso debe destruir todo lo viejo: casas, calles, cosas, gente.

Y el gato es solo un pretexto a algunas escenas: en particular un enfrentamiento de planos fijos y cercanos de Signoret y del animal. Como un duelo donde finalmente ella ganará. Solamente porque quiere que su esposo le preste atención.

Granier-Deferre simplifica al extremo, se queda en clichés y situaciones superficiales, jugando con los paralelismos: escenas de las compras, la cocina, la recámara. Paralelismo que encuentra su expresión suprema en el duelo de los dos monstruos sagrados que son Gabin y Signoret. Y finalmente, la cinta es más testimonio de una época que análisis de una relación que lleva superpuestas capas de antagonismos.

Sunday, February 12, 2012

Taxi 2 (Gérard Krawczyk, 2000) – 5/10

La secuela a la divertida Taxi, de la mente del francés más gringo, Luc Besson, es como su antecesora, bien divertida. La acción sin límites regresa a toda velocidad y con situaciones aun más absurdas. Es decir, la pura diversión.

La ficha IMDB



Daniel (Samy Naceri) se ve una vez más envuelto en asuntos policiacos, ahora de escala internacional. Por hacerle un favor a su suegro, el padre de la guapísima Lilly (Marion Cotillard), Daniel se convierte en el chofer del ministro Japonés de visita en Marsella. La policía local, comandada por el ridículo jefe de policía Gibert (Bernard Farcy), demasiado preocupada por montar falsos ataques para impresionar al visitante, no esta lista para protegerlo de un real secuestro. Así, le toca a Daniel, con la ayuda de Émilien (Frédéric Diefenthal) y la exuberante Petra (Emma Sjöberg), salvar la situación.

Desde sus inicios como director, Luc Besson ha creado películas que son pura diversión. En ninguna, o casi, pretensión intelectual. Mucho más fieles a la tradición americana del cine que a la francesa, las creaciones de Besson se caracterizan por hartos balazos, explosiones, chicas guapas y personajes uní dimensionales. Es fácil para cintas así caer en la repetición y la simple aplicación de una formula, pero cuando logran proponer absurdos originales y se mantienen ligeras y entretenidas, estas películas pueden ser la onda. Generalmente es así con la obra de Besson, sea desde el asiento de director, o más recientemente, y como en el caso de Taxi 2 desde el de escritor y productor.

Esta entrega de la serie Taxi es casi tan divertida como la primera. Las espectaculares persecuciones lo siguen siendo, aunque para mantener las cosas frescas se le agregaron al taxi, y por tanto a la cinta, nuevos aditamentos para agregar la diversión. Tristemente el factor sorpresa provocado por las alas del taxi ya no lo es tanto la tercera vez que se usan como último recurso, pero aun así es divertido.

Más que la acción, que es excelente, lo que mantiene fresca la cinta es el humor. Los personajes que rodean a Daniel son tan exagerados en sus características, Petra tan perfecta, Gibert tan imbécil, que las risas no paran en ningún momento.

Por supuesto esto es merito del excelente guión de Besson. Los chistes son continuos y fluyen tan bien como las persecuciones. Lo mejor es que es un humor bien sencillo y blanco, salvo algunas excepciones. Fuera de un par de chistes muy propios a la cultura francesa, la mayoría son universales, precisamente por lo sencillos y primarios que son.

Todo esto es bueno, acción y humor sencillos pero bien ejecutados, Taxi 2 es simplemente una manera de pasarla bien.

Taxi (Gérard Pirès, 1998) – 4.5/10

Pocas veces el cine francés ha intentado producir cintas que son simple entretenimiento basado en acción sin sentido. Las pocas veces que lo han intentado, las cosas han salido bastante mal. Excepto por Luc Besson quien entiende re bien como divertir de manera honesta y sin pretensiones. Taxi es una de esas películas que produjo y que sin esfuerzo entretiene al por mayor.

La ficha IMDB

Daniel (Samy Naceri) es un piloto aficionado que ha finalmente cumplido su ambición: es dueño de su propio taxi. Para salvarse de una pesada infracción, se ve obligado a ayudar al más bien incompetente oficial de policía Émilien (Frédéric Diefenthal) a atrapar a una pandilla de roba bancos alemanes. En el proceso, ambos lograran conquistar a sus respectivas chicas, Lilly (Marion Cotillard, yeah!) y Petra (Emma Sjöberg).

La trama es simple y en realidad está llena de agujeros. Los planes de los malosos no tienen ni pies ni cabeza y la estupidez de la policía no tiene límites. Pero, como usted lo sospechó querido lector, nada de esto importa en lo más mínimo.

Sin demasiado presupuesto, Besson y Pirès logran una secuencia de eventos que fluye bien, divierte y de paso logra burlarse un poco de algunas prácticas bien francesas. Desde la secuencia de créditos se establece el espíritu de la cinta. Una motoneta de pizzería recorre las calles de Marsella a toda velocidad, con Misirlou de fondo. Después de eso, cada secuencia, cada dialogo, cada situación existe solamente para poner la escena y dar una excusa a Daniel para pisar el pedal.

Las situaciones ridículas se suman una a la otra, entre el genialmente imbécil jefe de policía Gibert (Bernard Farcy) y la transformación del taxi en un bólido de carreras, el impecablemente cool Daniel contrapuesto al nervioso y lento hijo de mami Émilien, la diversión simplemente no se detiene. Y eso es todo lo que pedimos.

The adventures of Tintin (Steven Spielberg, 2011) – 6/10

Es difícil, casi imposible, describir la duda, es más el miedo, es más el terror, que aquellos que de niños disfrutamos los cómics de Tintín sentimos cuando Spielberg y Jackson anunciaron sus intenciones de adaptar las aventuras del reporterito belga a la pantalla grande. El terror se convirtió en ira cuando se anuncio que sería una cinta enteramente en CGI. Pues Las Aventuras de Tintín resulto ser sorprendentemente buena.

La ficha IMDB

El encuentro fortuito con un hermosísimo barco a escala sume al famoso reportero Tintín en una intriga que se extiende a través del tiempo y el globo terráqueo. Siempre en busca de increíbles historias y aventuras, Tintín ayudará a su nuevo amigo, el capitán Haddock a vencer a un astuto enemigo, romper la maldición que pesa sobre su familia y recuperar la gloria de sus ancestros. Para hacerlo, estos intrépidos personajes deberán descifrar el secreto del Unicornio.

Las Aventuras de Tintín adapta tres de las obras del mítico creador belga Hergé: Le Crabe aux Pinces d'Or (1941), Le Secret de la Licorne (1943) y Le Trésor de Rackham le Rouge (1943). La adaptación de las historias es bastante buena y aunque los puristas siempre tendrán motivo de queja, la combinación de estas tres aventuras logra sumergir a los espectadores en el universo de Tintín de una manera que se siente natural, ni forzada ni asumiendo previo conocimiento.

Siguiendo en esa línea, la narrativa está bien llevada y es, por decirlo simplemente, divertida. Las Aventuras de Tintín trae de regreso a un Spielberg jovial y entretenido. Las secuencias de acción son fluidas y ayudadas por rápidos movimientos de cámara, tomas aguzadas, y mucho movimiento, logran mantener la atención y la emoción a todo. Otra vez los puristas dirán que las cosas en el material original nunca se movieron así, y es cierto, pero una adaptación para el siglo XXI que pretendiera mantener la atención del público mientras contaba las historias inocentes de Tintín debía forzosamente recorrer a algo así, un recurso que además le queda bien al séptimo arte. Aquí, Spielberg y Jackson lograron sin duda su mayor acierto en la adaptación.

Los rápidos movimientos y tomas aguzadas que permiten que la acción fluya de manera constante van bien con la producción enteramente en CGI. La decisión de trabajar así la película sigue siendo la más cuestionable de la producción. No es que el resultado sea desagradable, al menos no del todo, es que se siente extraño. Por un lado, el argumento fue que solo el CGI era capaz de capturar la pureza del trazo de Hergé (y sus esbirros). Ese argumento tiene tanto sentido como que Dupond y Dupont (o Hernández y Fernández) sean enviados a tantas misiones tan importantes. La única manera de capturar la pureza visual de la obra original era la animación 2d tradicional. Pocas obras cinematográficas podrían recordar tanto el estilo de Hergé que alguna película de Miyasaki por ejemplo. La realidad es que el trabajo en CGI, por bueno que sea, no recuerda la limpieza del estilo de Tintín.

Aquí es donde entra el otro grande cuestionamiento a la dirección de arte de la cinta. En términos de texturas, iluminación y ambientes el trabajo es altamente realista. Hay un trabajo increíblemente detallado, que se ve excelente en los fondos y objetos. El modelado de los personajes, por otro lado, intenta reproducir los diseños originales, los cuales son por supuesto muy caricaturales. Así, formas ridículas como la nariz de Hadock o la cabezota de Néstor conviven con acabados realistas. El resultado es perturbador, casi grotesco. Ni siquiera el inocente rostro de Tintín se salva de esta situación.

Fuera de ese detalle (que en realidad no es tanto un "detalle") se trata de una buena cinta. Elementos que se han vuelto fundamentales en el universo de Tintín siguen presentes, como la total ambigüedad del personaje principal: sin edad definida, carente de sexualidad, con un trabajo que le permite viajar por el mundo pero para el cual nunca hace nada en realidad y sin ninguna, ninguna motivación más que la búsqueda de aventuras. Los deus ex machina también abundan, junto con las respuestas a medias y los conflictos que ni son tan graves pero mueven la narración. Todo esto es parte de la magia de Tintín, sobre simplificaciones que mantienen su inocencia vigente y atractiva.

Se podría decir que las aventuras de Tintín es mejor de lo esperado, pero eso no significa mucho, dadas las bajas expectativas. Más bien abría que decir que Las Aventuras de Tintín es bastante buena.

Sherlock Holmes: A game of shadows (Guy Ritchie, 2011) – 5.5/10

Por un momento, pero muy breve, parecía que la secuela a la muy divertida Sherlock Holmes de Guy Ritchie sería menos espectacular que su antecesora. Afortunadamente las cosas se ponen en orden rápidamente y la excelente narrativa, carisma, acción y pura diversión de la primera parte regresan para nuestro beneplácito.

La ficha IMDB

El maloso profesor Moriarti (Jared Harris) ha puesto en marcha una elaborada maquinaria, abusando de bien intencionados terroristas, para iniciar una guerra que le beneficiara solo a él. El abusadísimo Sherlock Holmes (Robert Downey Jr.) está dispuesto a detenerlo y para eso necesitara la ayuda de su recién matrimoniado amigo Watson (Jude Law). En el proceso Holmes demuestra otra gran cualidad que se suma a su impresionante genio: es un tipo genuinamente bueno.

Guy Ritchie es un director que conoce bien su medio, conoce a su público y definitivamente sabe lo que le gusta y como pasársela bien. Sus películas están lejos de ser joyas cinematográficas, pero siempre son honestamente divertidas. Quizá la más interesante de todas ha sido su adaptación de Sherlock Holmes.

Aunque empieza con un ritmo un poco menos armonioso que la primera parte, la secuela encuentra pronto su propia personalidad, una vez más dependiendo en gran, gran medida, del carisma de Robert Downey Jr. Y su química en la pantalla con Jude Law. Aunque el personaje femenino está lejos de tener la presencia de Rachel McAdams como Irene Adler, también contribuye a la dinámica de la cinta. Quien resulta ser una excelente adición, además de Jared Harris como el maloso, es Stephen Fry como Mycroft Holmes. Su interacción con Kelly Reilly (como la señora Watson) en particular es excelente.

De nuevo Guy Ritchie encuentra el balance entre el humor, la acción completamente desenfrenada y una bien en llevada narrativa. Sorprendentemente, también consigue explotar la personalidad de su personaje principal, y su inigualable genio, tomando los recursos visuales y narrativos de la primera pero sin volverse repetitivo y predecible (un gran logro para Ritchie).

Por supuesto la mayor parte del disfrute viene de redescubrir lo impresionantemente genial que es Sherlock Holmes. Verlo tomar absoluto control de toda situación es impresionante y divertido. Desde una pelea callejera hasta un juego de ajedrez, pasando por batallas en tren y el desmantelamiento de un imperio del mal, Holmes se la sabe de todas todas; y verlo es magnífico.

Verlo hacer todo esto frente a un rival tan digno incrementa la diversión. La dinámica entre Holmes y Moriarti está bastante bien lograda. Por un momento la seca personalidad del maloso parece ser perjudicial, pero en realidad se contrapone bien con lo extrovertido de su rival. La pelea final entre ellos, adaptada de la célebre Muerte de Sherlock Holmes es increíble, pues evoluciona fluidamente: del juego de ajedrez en el tablero, al juego de ajedrez en sus mentes, a la pelea física en sus mentes (geniales) a la impresionante conclusión. Un excelente reflejo del conflicto durante toda la cinta que se resuelve con la capacidad de Holmes de salir de lo ordinario.

Lo mejor, es que la cinta deja de lado al egoísta Holmes y nos muestra a uno cuyo argumento para detener a Moriarti no es solamente el placer del juego (aunque claramente ese está presente) pero el simple hecho de oponer el bien al mal. Cuando después Holmes lo pone todo en la línea para proteger a su amigo, se convierte en un personaje mucho más redondo y mucho más interesante.

Sherlock Holmes a Game of Shadows es como la primera parte, una cinta bien contada, con recursos bien utilizados y harto harto harto divertida.