Entre sus notorios problema legales, Román Polanski encontró el tiempo para realizar esta bonita joya del celuloide. El director logra hacer de esta adaptación de una puesta en escena de Yasmina Reza una gran cinta gracias sus sencillo guión, acertada dirección y sobretodo el excelente, excelente, trabajo de cuatro grandes actores.
La ficha IMDB
Dos parejas burguesas de New York se ven obligadas a compartir un incomodo momento después que sus hijos tienen una pelea que resulta en la perdida de un par de dientes para uno de ellos. Así, Nancy (Kate Winslet) y Alan (Christoph Waltz), padres del atacante y Penélope (Jodie Foster) y Michael (John C. Reilly), padres de la víctima, se encuentran en una situación que los obliga a compartir más de sí mismos de lo que hubiesen deseado.
La situación es simple y sorprendentemente humana, se trata de la exposición de la honestidad que la civilidad generalmente esconde en una situación cuyo absurdo es tal que, en realidad, lo único que queda es la brutal verdad. No es difícil imaginar la mecánica en la obra teatral original que retoma algo del espíritu, guardando las debidas proporciones en la comparación, de Huis-clos de Sartre. Cuatro personas encerradas, lidiando con una situación incómoda (no terrible, no angustiante, simplemente incomoda) que revela lo frágil denla estructura fantástica que soporta la moral de nuestra sociedad.
El trabajo de dirección es bueno en que es muy poco invasivo. La perspectiva del espectador es, durante la mayor parte de la cinta, casi teatral, en que los actores están presentes frente a un fondo y son ellos el centro de atención y el medio se vuelve casi invisible, como debe ser. Estos no quiere decir que la cámara esta estática y es siempre la misma toma, más bien lo que hace Polanski es simplemente encuadrar de manera que el juego de los actores sea siempre el centro de atención, sin ningún artificio. En un par de ocasiones hay grandes monólogos, en particular de Jodie Foster, que se acentúan con grandes close-ups. De cierta manera la cinta es una representación teatral como quisiésemos verla: con constantemente acercamientos a la acción.
El guión es excelente en términos del flujo de la narrativa, con constantes momentos en los que todo podría terminarse, sin mayor daño para nadie, pero con cada personaje a su turno haciendo algo para hundir más al cuarteto en esta situación. También en término de los diálogos el guión cumple muy bien su cometido. Las respuestas, las reacciones, se sienten totalmente naturales y logran crear una imagen de cada personaje que, otra vez, embona perfectamente.
Todo esto se perdería en la intención si no fuese por las increíbles actuaciones de los cuatro actores. Es realmente decir algo cuando al final uno siente que la cinta debía durar más para darle a cada personaje más tiempo en pantalla; y eso que solo son cuatro. Quizá ese sea el único real reproche que se le pueda hacer a Carnage, al final se siente como que Kate Winslet no fue utilizada al máximo, simplemente en términos de presencia frente a la cámara. Pero hay que decir que más tiempo para Winslet significaría menos para Jodie Foster, y eso sería igualmente lamentable.
Al final es realmente el personaje de Jodie Foster el central. En su nube de idealismo se encuentra completamente sola, despegada de los otros humanos que la rodean que no tienen problema en admitir lo mezquinos que son. Sus grandes discursos son hilarantes, sobre todo porque se encuentran sistemáticamente con el muro de la indiferencia de los demás, que aunque quisiesen creer como ella en esa gran moral (cuyos preceptos claramente cambian al menos un par de veces de discurso en discurso), la realidad termina teniendo más peso para ellos.
Carnage es una cátedra de actuación y quizá también una de dirección, pues el detrás de cámaras parce buscar solo una cosa, que los actores brillen. Son ellos quienes llevan el pedo de la cinta, y los cuatro lo hacen muy bien.
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