Tristemente llega un momento en un una formula ha dado todo lo que podía. Hay una razón por la cual ya no hubo Taxi 4 y es simplemente porque si bien la tercera entrega todavía divierte, queda claro que el chiste ya envejeció.
La ficha IMDB
Émilien (Frédéric Diefenthal), el detective favorito de chicos y grandes, está obsesionado con detener a una osada banda de malosos que se burlan desde hace meses de la ley. Tan clavado está en su trabajo que no se da cuenta que su seductora media naranja tiene varios meses de embarazada. Por su parte Daniel (Samy Naceri) termina creyendo que su novia también está embarazada pues Lily (Marion Cotillard) hace lo posible para mantenerlo controlado. Al final, como siempre, después de hartas carreras y chistes cotorros, los dos amigos se las arreglan para traer orden a la ciudad.
Parece que toda la adrenalina y acción se vio consumida en la secuencia de inicio, que nos muestra al mismísimo Sylvester Stallone escapando de malosos sobre ruedas con la ayuda de Daniel. Al estilo de James Bond, la primera secuencia no tiene nada que ver con la cinta y es una lástima porque la película en si jamás llega a ese nivel de diversión.
Taxi 3 depende un poco demasiado del humor absurdo de las dos entregas iniciales, pero sin inventar nada nuevo. Está claro que el énfasis está ahora en los personajes, y hay mucho más tiempo dedicado a ver a gente hablando que a vehículos a alta velocidad haciendo payasadas. Así es como a todos nos queda claro que en realidad los personajes con una sola dimensión no dan para tanto, pues por momentos la película es, ¿me atreveré a decirlo?, casi aburrida.
Las secuencias de acción absurdas siguen existiendo, pero es claro que la creatividad ya no está ahí y la mayoría se sienten más cercanas del ridículo que de la buena onda. El mejor ejemplo es la "tortura" a la que es sometido Émilien y el elaborado plan para asesinarlo que francamente no tiene ni pies ni cabeza en la lógica de la cinta.
Al final, por supuesto, Daniel y su taxi salvan el día gracias a una nueva mejoría del vehículo que por arte divino queda perfecta para la situación en cuestión. La habilidad para andar en la nieve es suficiente para detener a los malosos, pero no para mantener la serie con vida.
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