Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, August 30, 2015

Avanti (Emmanuelle Antille , 2012 ) – 7.5/10

Una joven rata de retener a su madre enferma, filmándola, llevándola lejos de su familia, y visionando viejas películas. Un intento destinado al fracaso, pero con una intensidad perturbadora, en particular gracias a la magnífica interpretación de Hanna Schygulla.

Ficha IMDb

Léa (Nina Meurisse) filma a su madre Suzanne (Hanna Schygulla), todo el tiempo, tratando de captar lo que hace la fuerza de esta mujer que se está yendo. También visiona viejas cintas familiares, para volver a ver cómo fue cuando esta joven, hermosa, llena de vida y conectada con los demás. Pero eso la separa definitivamente de los demás miembros de la familia, que quieren que la vida sea “normal” y prefieren que Suzanne sea apartada, argumentando que es por su bien ya que no se debe cansar, que no se debe alterar un ritmo de vida a base de pastillas tranquilizantes, de estancias en una clínica, tal vez para terapia de sueño. Léa quiere darle libertad a su madre, en contra de su padre (Jean-Pierre Gos), un angustiado autoritario, sordo a todo lo que no es su propia visión del mundo, y en particular a un tratamiento médico inflexible, en contra de su tía Catherine (Miou Miou), más dispuesta a compartir, pero con límites.

Sin embargo, la desinhibición (el “avanti” con el cual saluda cada novedad) que impera en Suzanne  llega a molestar a Léa, quien, por miedo o por intolerancia se vuelve acusadora. Las relaciones entre las dos mujeres pasan de un extremo al otro: luminosa complicidad u impaciencia llena de odio. 

El malestar es omnipresente. Nunca se sabe en qué momento Suzanne escapará, mental o físicamente, en que momento saldrá de los límites del comportamiento aceptado en sociedad. A veces está muy cansada, sin que se sabe si es un estado natural o si es consecuencia de los medicamentos, como lo sospecha Lea. A veces parece presa de una dulce locura, que la hace cantar y bailar en la calle, coquetear con un joven, revivir escenas del pasado, hablar con gente ausente.  

Con el pretexto de ir a vaciar la casa de la bisabuela, Léa se lleva a su madre que no tiene muchas ganas de volver a la clínica. Empieza un corto viaje durante el cual, según la tradición del road-movie, se reencontrarán, vivirán situación felices o dramáticas, momentos de risa y de miedo, se amarán y se odiaran, se aceptaran y se rechazaran. Es un poco un Thelma y Louise : partir lejos, sin saber por cuanto tiempo, porque parece que la vida normal ya no ofrece nada. 

Los flash-backs de las cintas familiares, con estados normales de Suzanne, vienen interrumpir la narración actual, en forma plenamente justificada, por los recuerdos de Léa, en comparación con el estado actual de su madre, y por el trabajo de edición que está haciendo, sola en su casa, sin que nadie entienda bien que está haciendo, sobe todo su padre, y su novio  Max  (Christophe Dimitri Réveille). Los colores envejecidos del Super 8 introducen una nostalgia y una mezcla de tristeza y felicidad. 

Lea, en su intento desesperado de devolver la vida a su madre, pierde la suya propia, se pelea con todos, pierde su trabajo. Vive en un círculo vicioso entre lo que fue, y lo que es, entre extrañar lo perdida y consolarse al pensar que su madre no ha sido siempre esta muñeca sonriente y casi alucinada, fuera de su alcance.

Es, antes que todo, una historia de mujeres, donde tres generaciones están presentes, y una, la bisabuela, ya desapareció pero sigue presente por su casa, la cual sirve de motivo a la escapada con la tía Catherine, y después de pretexto al viaje de madre e hija. Entre ellas, se entretejen pequeños rancores, algo de mala fe, muchas frustraciones y acusaciones muchas veces calladas. Pero también reencuentros propiciados por los objetos encontrados en las cajas de la bisabuela.  

La última escena aporta un alivio con la lluvia en la piscina, que parece limpiar los resentimientos, reconciliar con la naturaleza y los lazos familiares profundos. Pero no quita el malestar difuso ya que Léa sabe muy bien que es momentáneo.  

Hanna Schygulla fue famosa en los 70’ por las cintas que hizo con Michael Fassbinder o Wim Wenders, su cabellera rubia, su sonrisa angelical pero ausente, su ligero acento (es alemana nacida en Polonia) atrapan al espectador y ya no lo sueltan. Da la impresión que en cualquier momento va a perderse en su mundo. Su fragilidad y su ligereza, a pesar de un físico torpe y un poco embarnecido, necesitan del cuidado y del apoyo de Léa, más sombría, callada, observadora. La joven rodea a la mayor con sus cuidados y su atención, temiendo siempre que se le escapé de las manos. Existe entre las dos actrices una complicidad y una confianza mutua, que traspasa la pantalla. 

Se puede considerar que es una película menor, porque es intimista, limitada en acciones, pero tiene una inmensa carga emocional.

Tomorrow Land (Brad Bird, 2015) - 6/ 10

Una historia original, excelentes actores y unos espacios imaginarios hermosos. Ya vez sea más una cinta para niños o adolescentes por el mensaje que pretende llevar, pero a los adultos también les puede gustar. 

Ficha IMDb

Casey (Britt Robertson) y Frank (George Clooney) están tratando de organizar la filmación de un video para llamar a las buenas voluntades. En ese video van a contar la historia de su encuentro. Un día, Casey, hija de Eddie (Tim Mc Graw)  un ingeniero de la NASA a punto de ser despedido por desmantelamiento de la plataforma de lanzamiento de Cabo Cañaveral, , encuentra un pin que la transporta a un mundo misterioso. Con la ayuda de una niña misteriosa, Athena (Raffey Cassidy) llega hasta la casa de un viejo científico loco desanimado, Frank Walker (George Clooney) con quien tendrá aventuras y viajes. 

Bastantes años atrás, Franck (Thomas Robinson) fue también, como Casey, un estudiante brillante, curioso, un inventor genial y precoz, llevado por la misma Athena al mundo futuro. 

El mensaje buen pensante es: cada individuo vale como salvador del mundo a condición de no olvidar su espíritu aventurero, luchador y, sobre todo soñador. Es un espíritu un poco “blanco”, limpio como la moral Disneyiana llena de buenas intenciones.

El diseño de producción (a cargo de Scott Chambliss, pero también se usó  la Ciudad de las Artes y las Ciencias  en Valencia, España y la plataforma de lanzamiento de Cabo Cañaveral) es lo que merece más la atención: hermosas ciudades colosales, carreteras imbricadas, luz, color. Los efectos especiales refuerzan la agilidad de las idas y vueltas en el tiempo, en particular hacia un mundo futurista lleno de color.

El reparto está bien distribuido. Los actores no tienen que esforzarse mucho para quedar bien en sus papeles. Clooney como un cincuentón desencantado porque nunca logró sobreponerse a una decepción amorosa juvenil;  Britt Robertson como adolecente entusiasta y llena de curiosidad. La más encantadora es Raffey Cassidy, como robot casi humano, un ser inteligentísimo, fino, casi sensible. Hugh Laurie, como el malo de la cinta, el gobernador de Tomorrowland, David Nix, logra no sobreactuar.

Hay algunos puntos interesantes. Nunca está de más una obra que nos alienta a no conformarnos con el cinismo ambiente y la conformidad adulta. Pero sobre todo, hay referencias a mundos imaginados por oros autores, en particular Julio Verne, en este viaje a un Paris donde la Torre Eiffel recela un potencial misterioso y tecnológico fascinante  a la vez que sencillo. Siguiendo la visión inventiva de Verne, las grandes hazañas humanas, viajes, expedición o invenciones se reducen a una simple secuencia de hechos, o leyes, o cálculos de primer nivel. A cualquiera se le podría ocurrir porque no tienen en si nada extraordinario. Lo genial está en el conjunto. Así, volar a la luna es resultado de una serie de cálculos básicos de física. Y la calidad primordial de los personajes de Verne es el tener confianza en sus capacidades, intelectuales o físicas: un paso después del otro. 

Se evoca también a grandes inventores: Newton, Édison…, conocidos por chicos y grandes.

Pero claro, no se puede olvidar que Tomorrowland es desde 1955, un espacio de parque temático de Walt Disney. ¿Hablábamos de cinismo adulto?

Magic in the Moonlight (Woody Allen, 2014) – 5.5 /10

Una más de las historias europeas de Woody Allen, con actores conocidos, en hermosos lugares. Y poco interesante.

Ficha IMDb

El prestigioso prestidigitador Stanley Crawford (Colin Firth) quien actúa bajo en engañoso nombre de Wei Ling Soo,  es llamado por su amigo Howard  Burkan (Simon Mc Burney)  a casa de una pareja de amigos, los Catledge  en el sur de Francia, para establecer la confiabilidad de una vidente  Sophie Baker (Emma Stone), quien se posiciona como novia del joven  Brice (Hamish Linklater). Grace, la madre (Jacki Weaver), su hija Caroline (Erica Leersen) consideran que, si Stanley es un experto en trucos de “magia”, sabrá elucidar las manipulaciones de la falsa maga.

La historia pasa durante los hermosos años veinte, en medio de gente rica y culta. El tema del “mago” ya fue tratado por Woody Allen en Scoop (2006) una de sus cintas británicas, donde él mismo interpretaba el papel, acompañado por una Scarlett Johanson. La química fantasiosa entre los dos, los enredos de situaciones, el humor de los diálogos eran bastante entretenidos. 

Stanley es el prototipo británico altivo y sarcástico, convencido de su superioridad sobre casi todo mundo, pero ciertamente sobre todas las mujeres. Desconfía a priori, de todos.

Sophie es la joven humilde promovida por su mama (Marcia Gay Harden). Ahí está la tía Vanessa (Eileen Atkins), mujer sabia quién puede aconsejar al joven (40 años pero totalmente inmaduro por exceso de orgullo) sobrino sobre el camino a la felicidad. Lejos en Inglaterra vive la novia razonable, sumisa y sin chispa. 

Engaño mágico, si lo hay, pero el cómplice de la falsa médium no es quien se sospechaba. Así que el aspecto casi policíaco de búsqueda del malo se cumple y una solución se consigue. Una vez que se eliminó el factor irracional, entra en juego otro factor irracional: el enamoramiento. Que debería ser un factor de sorpresa. En realidad, es de lo más convenido ya que la situación: hombre cuarentón cínico y gruñón seducido por joven sencilla es una trama de lo más tradicional en la comedia gringa. 

Una vez más,Woody Allen decepciona. No basta con tener a unos actores excelentes en unas locaciones de ensueño para conseguir una película que interese. Se necesita una historia original e ingeniosa, personajes menos superficiales y diálogos mordaces, a los que Woody Allen nos había acostumbrado en sus películas anteriores. Hasta la química entre los  personajes brilla por su ausencia y no se entiende muy bien porque en realidad están enamorados ya que ni se percibe que lo estén.

La localización hubiera podido servir para instaurar un clima romántico y poético y que la Provenza es un lugar hermoso por su naturaleza, su luz y la arquitectura de sus pueblos, plazas, fuentes. Pero no se aprovechó en nada. Casi no se ve. Sin embargo, hay que reconocer que el uso de la música es igual de acertado que en todas las cintas de Allen: la cinta está llena de canciones de Jazz estilo Big Band, perfectas para el contexto de la historia, en los años 20’.

Es urgente que Allen vuelva a Estados Unidos, ya que su recorrido fuera de tierras anglófonas (el puñado de cintas en Inglaterra fue bastante interesante), aparte de Vicky, Cristina, Barcelona  (2008) no ha sido muy productivo en cuestión de calidad, 

Saturday, August 29, 2015

Reines d’un jour (Marion Vernoux, 2001) – 5.5 /10

Comedia ligera y agridulce sobre el espantoso día vivido por dos hombres y dos mujeres, cuyas vidas se entrecruzan aunque algunos ni  siquiera se conozcan. Todo está relacionado con el amor, o formas derivadas:  sexo, indiferencia, desamor. Un agradable momento de diversión.Sin más.

Ficha IMDb

Al principio hubo una boda, la de  Pierre (Jonathan Zaccaï)  con  Michèle (Clémentine Célarié) , fotografiada por Marie Larue ( Helene Fillieres) . A la boda asistió obviamente la hermana del novio, Hortense Lasalle (Karin Viard), ortofonista. 

Unas semanas después, un poco antes de Navidad, Marie se da cuenta que su encuentro rápido con el novio tuvo consecuencias, y que está embarazada. Día de preocupación, reflexión, cita con la ginecóloga para organizar la interrupción de embarazo. Pero también día en que el novio va a recoger sus fotos y se da cuenta que todas están manchadas de verde; de ahí despido de Marie, quien, de paso, insultó a la novia. Pero también día de accidente automovilístico, con una elegante Señora Shermann (Marie –Sophie L.) 

Hortense, libre por una noche, ya que su esposo Antoine ( Philippe Harel ) se fue a Londres, decide liberarse y verse con su amante, Shermann (Gilbert Melki). Pero el amante no contesta las llamadas ni los mensajes. Se sabrá después que el teléfono que pensaba robado, estaba en el bolso de la Señora Shermann. Hortense, entre y durante sus citas, deja recado tras recado. Hasta contacta un ex amante, Ben (Melvil Poupaud) amigo del actual, para llenar su noche, o tal vez establecer contacto con el deseado. 

Los dos vecinos de Marie tampoco tienen mucha suerte. Luis del Sol, (Sergi Lopez) ve su autobús color de rosa literalmente asaltado por su esposa, quien, entre el Quai des Orfèvres y el Louvre, le anuncia que lo deja. Maurice Degombert (Victor Lanoux), viejo ,alcohólico, acumulador obsesivo , quien vive con su gata, espera la visita de la mujer que lo dejo veinte años antes con el camarógrafo de la emisión que él producía, Jane (Jane Birkin).Después de imaginar el encuentro bajo diferentes formas, estilos, colores y ritmos, no logra abrirle cuando ella toca a su puerta. Y acaba cuidando en el descanso de la escalera a la hija de Luis, quien ha pasado parte de la tarde en la estación de policía (por agresión contra su mujer) y en un bar para olvidar.

Al final de la noche, cada quien volverá a su lugar, no más feliz, pero tal vez más consciente de su realidad. 

El punto común entre todos los personajes, aparte de vivir cerca o tener un lazo familiar, es que todos imaginan mucho. Hablan solos, discurren con la contestadora del objeto de su deseo, hablan con la mirada. Se usa mucho la voz off, muchas veces sobre imágenes mudas. La vida real esta tan lejos de lo que desean, y saben desarrollar tan buenas estrategias de lidiar con lo que los angustia, que se yuxtaponen dos historias, o más cada situación. 

Los personajes segundarios: colegas de trabajo de Hortense y de Marie, la ginecóloga, los empleados del salón de belleza, señora en el autobús, aunque pasajeros, tienen todos un encanto de realidad. Todos suenan a personajes de la vida normal, a veces absurdos de ser tan normales. 

En resumen, Belles d’un jour es una linda cinta para recordarnos que la realidad , por pesado que sea el día no  es tan negativa.

Wednesday, August 26, 2015

Nous trois (Renaud Bertrand, 2010) - 6 /10

Entre “Madame Bovary » y « La mujer de al lado », un drama femenino visto a través de los ojos de un niño admirativo e imaginativo, o más precisamente del adulto que recuerda y cuenta en voz off lo que vio, sintió y pensó. Una agradable reconstrucción de los años setentas y buenas interpretaciones de los adultos.

Ficha IMDb

Estamos en 1972, Sébastien ( Nathan Georgelin) va a la escuela primaria donde Marie, su mama (Emmanuelle Béart) trabaja como institutriz, y, según él, es la mejor de la escuela. En su casa viven su papa (Jacques Gamblin), un ingeniero que pasa el tiempo en su taller inventando cosas, que trata de vender y patentar para aportar algo de dinero a la familia, el hermano mayor (Pierre Bertre) quien cursa el último año de prepa, y el abuelo materno (Sacha Briquet), quien cree que la segunda guerra mundial no ha terminado todavía. Como el papa vive en su mundo de inventos y no tiene ningún sentido de lo que pasa alrededor suyo, como el abuelo vive en una realidad paralela, y lo niños son niños, Marie se siente bastante sola, lo que el pequeño   percibe. Como admira tanto a su hermosa mama, y tiene una imaginación vivida, y las revistas de la época hablan muy seguido de Elizabeth de Inglaterra, entonces de unos cuarenta años, el niño empieza a ver a su mama como la reina inglesa, aislada en sus deberes reales, pero tan hermosa. Y sueña para la reina Marie con un príncipe.

El príncipe llega bajo la apariencia de Philippe Martin (Stefano Accorsi), quien, con su compañera Michèle Audrey Dana) llega a vivir en la casa de al lado. Las parejas se hacen amigas y la extravertida Michèle organiza fiestas, cenas, vacaciones. Además, se encariñan con el pequeño  Sébastien quien pasa cada vez más tiempo con ellos. 

Lo que imaginó y deseó Sébastien se realiza: Marie y Philippe se enamoran y empiezan una relación apasionada.  El niño es cómplice y observador de los dos adúlteros que confían implícitamente en su silencio. Extrañamente, nadie alrededor se da cuenta de nada. Se necesitará un accidente automovilístico donde los dos hombres quedan atrapados en el coche a punto de explotar para que Michèle, además embarazada, entienda la situación. La separación que sigue llevará a  Marie a decisiones extremas.

El ambiente es claramente setentero, en los colores, naranjas y cafés, en la ropa y la decoración interior, la música, la forma de hablar, Las imágenes parecen a veces sacadas de una película Súper 8, como las que se hacían los días de fiesta, bodas, cumpleaños, primera comunión, bautizos, y demás celebraciones familiares.

Emmanuelle Béart, además de ser hermosa, tanto con vestido y tiara de  princesa, como con delantal de ama de casa, es a la vez fría y apasionada, y su final es lógico y casi inevitable, además de discreto en su evocación. Ahí reside una de las cualidades de la cinta: su voluntad de evitar los efectos, el drama, el sentimentalismo.  

Sin embargo, la cinta deja una sensación de algo ya visto, ya conocido. Tal vez porque la situación en si no es original. Tal vez porque los personajes no aportan nada nuevo. El padre, científico poeta, torpe, perdido, ausente,  quien pone los pies en la tierra un vez al año, un día de cumpleaños; la amiga exuberante, que sucumbe a todas las modas, decorativas, culinarias, de vestimenta  o de música y canciones; el amante que parece nunca trabajar y que vive muy feliz entre el amor de las dos mujeres, aparentemente con toda sinceridad; el hermano mayor que se opone al padre desde la altura de sus dieciocho años. 

El encanto de  la evocación nostálgica del principio se evapora poco a poco, dejando lugar a un ligero aburrimiento, que se ve sacudido, demasiado tarde por el doble final, uno dramático, uno humorístico. Donde Elizabeth de Inglaterra tiene la última palabra. 

Sunday, August 23, 2015

She’s Funny That Way (Peter Bogdanovitch, 2014) – 7.5/10

Una comedia de enredos, con encuentros inesperados en lugares inesperados, un ritmo que nunca descansa, guiños cinéfilos y excelentes actores. Diversión inteligente.

Ficha enredada en IMDb

Historias dentro de una historia que, tal vez, esta también dentro de una historia real. Las historias son las que cuenta Isabella Patterson (Imagen Poots), a una reportera  (Ileana Douglas ), haciendo constantes referencias a la magia de las circunstancias que presenta la vida, a  grandes actores y actrices Katherine Hepburn, Fred Astaire, Hymphrey Bogart, Audrey Hepburn  y sus papeles.  Ella es  ahora una actriz famosa, instalada, seria, bien vestida y maquillada. Pero todo se debió a un encuentro milagroso.  Hace algunos meses, era una “escort” de nombre Izzy, o Glow, que financiaba sus esperanzas de teatro con trabajos galantes.

Uno de sus clientes regulares era el juez  Pendergast (Austin Pendleton), obsesionado a punto de lanzar a un detecte privado sobre las huellas de la joven. Dicho detective Harold Fleet (George Morfogen), trabaja a la antigua, estilo Pantera Rosa: impermeable, sombrero y disfraces absurdos. 

Otro cliente, menos regular, es el director de teatro Arnold Albertson (Owen Wilson), otro centro de la narración. La característica de Arnold, además de adoptar seudónimos con cada conquista (pagada) es, después de hablarles de libertad de elección en sus vidas con metáfora de nueces y ardillas (si prefiere darles ardillas a las nueces en lugar de nueces a las ardillas como todo mundo lo hace, hazlo si te parece mejor”, regalarles una gran cantidad de dinero para facilitarles esa elección.

Arnold está casado con la actriz Delta (Kathryn Hahn),quien vivo un romance platónico e inolvidable en High Park en Londres con Seth Gilbert (Rhys Ifans ) otro actor de la obra que viene a montar en Broadway. El autor de la obra es Joshua Fleet (Will Forte), cuyo padre es detective, y que fue novio de una terapeuta poco equilibrada, Jane Claremont (Jennifer Aniston) quien tiene como paciente a  Izzy y al juez  Pendergast . Izzy se presenta al casting de la obra, es absolutamente genial, tal vez porque el papel es de una ex prostituta, el autor se enamora de ella, el director quiere evitarla, la actriz principal quiere contratarla.

Estas piezas de ajedrez se mueven, se encuentran, se separan, se pelean, en lugares-claves: el teatro, el restaurante, el hotel. Pero también tienen escenas de dos en dos, o con un tercero escondido. Al (Richard Lewis) y Nettie (Cybill Shepherd), los padres de Isabella  intervienen de vez en cuando. Y también las ex-conquistas de Arnold, ahora exitosas gracias a las nueces financieras que les dio un día.

La mezcla es un cóctel hilarante, fino, donde la frase – arma de seducción sobre ardillas y nueces, motor de varios enredos sembrados por el propio Arnold, se ve explicada al final como una mera cita Cluny Brown (1946) película de Lubitsch, maestro del screwball comedy, explicación dada por un cineasta real, Tarantino, quien saca a Isabella de su entrevista, empujando lo que parece ser la puerta de emergencia de un teatro, para llevarla a la luz de la calle, “Steppin’ out with My Baby”, como canta Fred Astaire.  

Los personajes son geniales en sus estereotipos, los diálogos son divertidos. Pero sobre todo, lo que conquista es el ritmo, un encadenamiento de los encuentros, los asares del destino que hace que ninguno puede salirse del embrollo, de la telaraña que los vuelve a conectar. Las referencias a la comida americana tradicional (Lubitsch, Astaire…),los caracteres tipificados, las situaciones absurdas que no impiden la persistencia de los personajes, hacen que el espectador no vea pasar el tiempo. El uso del espacio, de los escondites, puertas cerradas que se abren en el momento más inapropiado, sirve de revelador para el tema que fluye a lo largo de la historia: la infidelidad, tema básico para la comedia. 

Todos los actores son excelentes, empezando con Imagen Poots como la joven que no puede encontrar solución en ningún momento a las situaciones en las que se mete. Pero los secundarios son un gusto: Jennifer Aniston como la terapeuta furibunda e intolerante, George Morfogen como el detective, alusión a Jacques Clouseau de la Pantera Rosa (Blake Edwards – 1963)  a Antoine Doinel de Baisers volés (Truffaut - 1968)

El marco de las confesiones a la terapeuta da un toque Woody Allen  a esta cinta donde cada no vive su propia locura y parece feliz de sufrir por ella. La presencia física de Tarantino y productora de Wes Anderson, son referencias poderosas para esta comedia  cinéfila.