Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Thursday, June 20, 2019

Greta (Neil Jordan- 2018) – 6.5 /20


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Un thriller bastante previsible pero que se deja ver con gusto gracias a las actrices: Isabelle Huppert puede darse el lujo de jugar con un personaje malvado algo superficial después de grandes interpretaciones mucho mas turbias, como La pianiste, Elle o Abus de faiblesse , entre otras..

Ficha IMDb

Una noche cualquiera después de su trabajo como mesera en un restaurante de lujo, Frances McCullen (Chloë Grace Moretz) toma el metro de vuelta a su casa. Sorprendentemente alguien dejó un magnifico bolso olvidado en un asiento. Erica (Maika Monroe), su compañera y dueña del departamento le hace notar inmediatamente su inocencia y provincianismo. En New York, si uno encuentra una bolsa abandonada, debe llamar al escuadrón antibombas. En cuanto al dinero, podrían utilizarlo para cosas útiles, como un lavado de colon, una de loas nuevas modas. Pero Frances es sencilla, honesta, y decide devolver el bolso a la dirección que aparece en la identificación. Se trata de una vieja casa en el fondo del patio de un edificio casi abandonado. La mujer que la recibe, de unos sesenta años, le ofrece un café.

Greta Hideg (Isabelle Huppert) es francesa, vive en New York desde muchos años. Vive sola, sin ni siquiera una mascota, toca muy bien el piano, tiene vecinos ruidosos, y una hija que estudia música en el conservatorio de Paris. Poco a poco se teje un acercamiento entre las soledades de la mujer de edad, sin hijos y de la joven que perdió hace poco a su madre. La joven ayuda a la anciana a adoptar un perro, le enseña como usar su teléfono celular, comparten paseos y recetas de cocina. Erica empieza a sentir que la relación se vuelve demasiado importante, que le come demasiado tiempo a su compañera, trata de atraerla de vuelta a la vida normal en la ciudad más joven del mundo.

Una noche, al buscar velas para la cena que están preparando, Frances encuentra en un mueble, una serie de bolsos idénticos, cada uno con un post- it: nombre y teléfono de una mujer. La verdad la abruma y decide poner distancias. Obviamente eso activa la furia persecutoria de Greta quien empieza a acosarla. Si Érica y los demás empleados del restaurante tratan de ayudar a la joven victima, la policía le significa que sin agresión abierta no pueden hacer nada. Ninguna estrategia de Frances funciona. Greta esta siempre un paso adelante, omnipresente: amenazas en contra de Erica, persecuciones, escena terrible en el restaurante. Al optar por el método que espera más listo de deshacerse progresivamente, Frances cae en una trampa definitiva. A partir de ahí, el desarrollo de la historia se vuelve muy previsible, siguiendo el mismo esquema que la mayoría de las películas de hostigamiento. Y tendrá el mismo final feliz con la intervención de la amiga, después de la desaparición del detective contratado por el padre, y de un escape fallido.

Al volver a pensar en la cinta, el espectador se dice que definitivamente, no fue una cinta original. Todo esta muy previsible. Sin embargo, al verla, uno disfruta bastante. Las tres actrices tienen buena química y las personalidades se complementan en sus oposiciones, poniendo en claro la fuente de inspiración: es una historia salida de los cuentos. La casita de Greta, escondida en el fondo de un patio oscuro, es la de la bruja de Hansel y Gretel. Ahí se hornean deliciosos pasteles. Por cierto, Greta que pretende ser francesa, es en realidad húngara, como lo muestra el magnifico baúl de madera pintado en el cual encierra sus victimas, repitiendo lo que hizo con su hija en su niñez. El origen centroeuropeo de la bruja se confirma. Por cierto, el nombre Greta tiene también connotación de por allá.  Asimismo, se puede pensar en una historia de Caperucita con una loba feroz, o en Blanca Nieves, con el uso de venenos.

Se unen líneas narrativas muy usadas en el cine y las series: un trasfondo seudo psicoanalítico con el intento de reemplazo de un familiar perdido: una madre frustrada (que fue por cierto una madre perversa) encuentra una hija desolada. A eso se sobrepone el tema muy apreciado actualmente del acosador. También se usa de un tema de comedia: la inocente provinciana frente a la neoyorquina lista, la humilde trabajadora frente a la niña rica pero buena en el fondo.

EL suspenso tiene buenos momentos como la persecución de Erica por Greta quien le manda fotos por teléfono a Frances como prueba de su omnipresencia, de su poder, de su maldad ilimitada, y de sus talentos técnicos. Una secuencia de falsos sueños permite anticipar el secuestro, ultima etapa de la posesividad de Greta, aunque no quede claro exactamente el orden de los hechos.

Isabelle Huppert parece divertirse en ese papel que juega con los estereotipos: la francesa de edad, culta, elegante, con sombrero y ligero acento; la mujer ya entrada en edad que no pretender mantener artificialmente, a la gringa, una juventud que se fue muestra sus arrugas, su cuerpo sin curvas.  Juega a ser una bruja muy mala, para darle gusto al espectador cuando todos saben que ha podido tomar riesgos mucho más grandes, al borde de la locura, en cinta mas audaces y peligrosas como La pianiste ( Michael Haneke – 2001) ,  Elle (Paul Verhoeven -  2017 ) o  Abus de faiblesse (Catherine Breillat - 2013  ), aún mas perturbadora ya que se trató de un momento de la vida de la realizadora, en el que muy limitada físicamente se dejó estafar por un hombre que le saco poco a poco todo su dinero. En esta cinta, Isabelle Huppert no toma riesgos como actriz, todo es fácil y puede dejarse llevar a los gritos, los excesos, los pasitos de baile.

Junto a ella, la joven y linda Chloë Grace Moretz le devuelve la pelota con la buena voluntad de Anne Hathaway frente a Meryl Streep en The Devil Wears Prada (David Frankel – 2006) En el mismo juego de oposiciones, Maika Monroe luce la soltura de niña rica, feliz, bien instalada en su vida superficial, pero que sabe aconsejar, acompañar hasta comprometerse físicamente para salvar a su amiga.

Es una cinta que sabe combinar diferentes temas y herramientas para construir un momento de distracción muy placentero a pesar de no ser original. Algunas escenas están bastante bien logradas: la función de cine con lentes 3D, el plano final con diminuta Torre Eiffel para mantener bien controlada a la ogra falsamente francesa, el uso de la música clásica como instrumento de suspenso, de control y de tortura.

Monday, June 17, 2019

La classe de neige (Claude Miller, 1998) - 6/10


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Muy decepcionante conociendo otras películas de Miller, y sobre todo como adaptación de la novela muy sutil de Emmanuel Carrère, quien sin embargo participó en la redacción del guion. La inmersión en la subjetividad de un niño profundamente angustiado, y con razón, se transforma en una extraña sucesión de pesadillas de terror. Hasta la selección de actores sorprende. Sin embargo, la cinta obtuvo el Premio del Jurado en Cannes.

Ficha IMDb

Nicolas (clément Van Den Bergh)  tiene doce años, y va retrasado en clase ya que cursa apenas el ultimo año de primaria . Cuando su grupo se va a pasar una semana en la montaña con su institutriz Mademoiselle Grimm  (Emmanuelle Bercot) , se angustia mucho ya que no se siente muy integrado al grupo, además de tener todavía problemas de enuresis nocturna.

Su padre(François Roy) empeora todavía las cosas al negarse a dejarlo hacer el viaje en autobús con los demás, preocupado por las condiciones de seguridad : acaba de ocurrir un abominable accidente que mató a varia docenas de niños. A pesar de los esfuerzos de la institutriz para tranquilizar a los padres, y decirles que las probabilidades de accidentes existen en la vida diaria, hasta en casa, el padre decide llevar él mismo a Nicolas aunque llegue un día después de los demás. Tiene la costumbre de manejar ya que es representante de una empresa de material quirúrgico y de prótesis. Un accidente ralentiza el trafico y pueden ver como los rescatistas tienen que desmantelar los coches para sacar las victimas. Sin embargo, Nicolas tiene la felicidad de poder conseguir en la gasolinera el regalo para el cual acumulaba puntos: el dibujo de un cuerpo humano que se puede abrir para ver los órganos.

Al llegar al chalé, aislado en la montaña, el padre olvida dejar la maleta de su hijo, por lo que se tiene que pedir prestado un piyama para la primera noche. Curiosamente quien le presta uno a Nicola es  Hodkann (Lokman Nalcakan ) , el grandulón amenazador , quien a cambio de su ayuda le hace a Nicolas insistentes preguntas sobre el trabajo de su padre. Eso, aunado al miedo de hacerse pipi, desencadena una pesadilla: su padre de vuelta para entregar la maleta es ejecutado por un comando de hombres encapuchados que masacran a todos los ocupantes del chale. Sólo Nicolas y Hodkann pueden sobrevivir.

Un momento de felicidad entre Nicolas y Patrick(Yves Verhoeven) , el instructor que lo lleva a comprar algo de ropa , no impide que Nicolas siga con imaginaciones despierto : su padre muere en un accidente de coche, o recuerdos que sembraron en él el miedo a los demás, a los secuestros al trafico de órganos de niños…

Las preocupaciones latentes sobre las transformaciones de su cuerpo, que expresa bajo la forma de su fascinación para La Sirenita, el deseo de un padre o un hermano ideal, el resfriado que pescó al quedarse encerrado afuera en una noche de nevada, se unen al miedo exterior: un niño de 7 años ha desaparecido de la aldea. Para establecer su complicidad y dominación sobre Hodkann, Nicolas inventa toda una historia de hermanito asesinado, padre investigador de trafico de órganos y perseguido por los traficantes, a tal punto que Hodkann se siente obligado a dar información a los gendarmes. Dicha información acabará en el arresto del padre como asesino del niño desaparecido y el regreso de Nicolas a su casa, hacia un porvenir de angustias todavía peores de las que se imaginó.

Emmanuel Carrère decidió escribir su novela al enterarse que un asesino de niños era también padre, y al preguntarse cómo un niño puede vivir tal situación. Su novela, totalmente en visión subjetiva, transmite las angustias del niño, quien busca soluciones a través de la imaginación, de sus lecturas, y de los recuerdos que a veces no entiende. Amalgama realidad y ficciones, reinterpreta, inventa. Revive momentos del pasado, se proyecta en el futuro. La angustia en la cual vive lo ha llevado a ser retraído, a aislarse. No confía en nadie, ni siquiera en sus padres. Casi no habla. Además, a pesar de tener un año más que sus compañeros, es el más chiquito y frágil. Por eso sorprende tanto en la cinta ver a un Nicolas alto, en buena saludad y que habla con facilidad. A la maestra confía su miedo de hacer pipi en la cama, a Patrick le cuenta su gusto por la sirenita, con palabras que transmiten, en forma inconsciente, sus preguntas sobre las transformaciones de su propio cuerpo. Con Hodkann se deja ir a hablar de su padre.

La cinta da casi desde el principio respuestas que la novela sabia destilar a cuenta gotas para infiltrar dudas, tejiendo muy sabiamente mundo real y mundo imaginario de Nicolas, al jugar con las palabras, los tiempos verbales. La cinta, además de enseñar escenas demasiado numerosas y demasiado largas de pesadillas, es muy obvia, en particular sobre las angustias sexuales, sobre la obsesión de muerte paternal.

Los miedos del Nicolas de la novela son los miedos de un niño que ha leído demasiados cuentos de terror, son los de un niño que sabe, sin saber, que su padre es un asesino que ha arrastrado la familia a mudarse, esconderse. Que sabe inconscientemente que los crímenes de su padre son de orden sexual. La novela de Carrère, al darnos la respuesta al final, nos incita a volver a leer: tal vez el padre haya hecho algo en contra de sus hijos … tal vez la madre sepa algo…

Con el mismo talento casi perverso, Carrère siembra dudas y falsas respuestas. Nicolas, como Jean-Claude Romand en L’adversaire (adaptación de Nicole Garcia - 2000), encuesta psicológica sobre un personaje real, o como el arquitecto de La Moustache (2005), cinta que el autor realizó como adaptación de su propia novela (1986), vive entre realidad e imaginación. La coherencia profunda y perturbadora de los textos de Carrère se construye con pequeños detalles muy cuidados, como una telaraña que atrapa personajes y lectores.

Nada parecido en una cinta cuyos medios y efectos carecen totalmente de sutileza. Algunas líneas parecen dibujarse como la pregunta reiterada del padre sobre sí su hijo, sí los niños, son merecedores de las recompensas, frente a un Patrick que da regalos aun cuando no se merecen. O al final, el tema enunciado por el medico del “oso mal lamido”, los niños a quien sus madres no han dado bastantes mimos, y que se ve en la relación de una joven madre con su bebe, con quien Nicolas imagina dejar la gasolinera en su viaje de vuelta a casa. También aparece un tema religioso, con un Nicolas recibiendo el cuerpo de Hodkann como en una Pieta que no tiene relación con nada. Pero estas líneas temáticas rápidamente abandonadas no dan a la cinta la coherencia que se espera.

El uso de la música, a veces muy interesante en sus tonalidades tan diferentes según los momentos, puede resultar absurdo como la canción, de letra casi obscena, que los monitores cantan con los niños.

La reorganización de los personajes, al centrar en Patrick y Mademoiselle Grimm (apellido claramente relacionado con los cuentos) toda la carga emocional, y al hacer de Hodkann un chico bastante normal y simpático, al contrario del provocador y manipulador de la novela, simplifica demasiado las relaciones y anula la vida interior de Nicolas.

El niño casi autista, obsesionado, profundamente infeliz y perpetuamente amenazado, pierde su intensidad. El espectador asiste a una serie de pesadillas, algunas casi grotescas (el cuento de la pata de simio) que no le provocan la angustia casi existencial de la novela. Se abusa de planos fijos, sea planos muy cercanos a la cara de Nicolas o del padre, o planos abiertos a elementos de paisaje, de bosque, sin que tengan un significado o un peso real. La cinta olvida completamente el peso de la culpabilidad en el niño. De un niño, más joven de lo que aparenta Clément Van den Bergh), fragil, enfermizo, encerrado, que vive su imaginario en la culpa y la pasividad, se pasa a un chico, fisicamente fuerte , y sobre todo activo en su deseo de muerte del padre.

No se entiende muy bien como Carrère se prestó a tal traición de las intenciones de su texto, ni como Miller cayo en tal falta de sutileza, después de darnos cintas muy logradas con una precisa dirección de actores, como Garde à vue (1981), con Michel Serrault y Romy Schneider, o Mortelle randonnée (1983) con Isabelle Adjani. Pero es cierto que su Thérèse Desqueyroux (2012), con Audrey Tautou fue también muy superficial en comparación con la novela de Mauriac.