Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, November 30, 2020

The Social Dilemma (Jeff Orlowski, 2020) – 8.5/10



Documental sobre las tácticas utilizadas por las redes sociales para mantenernos pegados y esclavizados. Entrevistas con los primeros responsables, ahora arrepentidos.

Ficha IMDb

Con tres líneas de exposición que se van alternando, la cinta de 94 minutos de duración, mucho para un documental, logra no parecer demasiado larga. Sus objetivos son todos los sistemas adictivos : Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, Pinterest et YouTube. 

El titulo es la referencia obvia a la cinta The Social Network (David Fincher - 2010 que contaba el nacimiento de Facebook a modo de una success story. En esos años, todavía no se percibía la amplitud de los malos usos posibles en las redes sociales. Se vislumbraba un espacio publico de intercambios, de encuentros y reencuentros. El documental actual es la constatación desengañada de las desviaciones y perversiones que sufrió una utopía.

Una línea bastante clásica para un documental es una serie de entrevistas de gente famosa, o mejor dicho importante para el desarrollo de las redes sociales. No son nombres conocidos del público porque han quedado en la sombra. Todos las entrevistados han renunciado a sus puestos de dirección y aparentemente a los salarios exorbitantes que acompañaban a tales puestos. Tristan Harris, especialista en ética del diseño y ex trabajador de Google ; Roger McNamee, antiguo inversionista de Facebook y Jeff Seibert, ex ejecutivo de Twitter, Tim Kendall, ex presidente de Pinterest; Justin Rosenstein, el creador del botón Like de Facebook.También aparecen expertos o investigadores  como Anna Lembke, experta en adiciones, directora del programa de becas de investigación en toxicomanía en Stanford ; Aza Raskin, co fundador con Harris del Center for Humane Technology ; el profesor Shoshana Zuboff también de Stanford .

La secunda línea, también bastante usual ahora en documentales, es la parte dramatizada, con actores (Skyler Gisondo, Kara Heyward, Vincent Kartheiser) que ejemplifica la vida cotidiana de un personaje normal, al cual el espectador puede identificarse, y los buenos y malos momentos que la conexión a redes sociales le puede aportar. El adolescente Ben acepta el reto de su madre : vivir una semana sin su teléfono.  Este personaje vive en el entorno usual para un adolescente estadounidense: escuela, amigos, chica soñada, entretenimiento. Obviamente no puede sostener el reto mucho tiempo y vuelve a sus antiguos hábitos, lo que lo llevará progresivamente a participar, sin bien saber por qué, a una manifestación y acabar arrestado con su hermana que lo siguió por mera preocupación fraternal.

La tercera parte está directamente ligada a la secunda ya que nos muestra en forma también dramatizada, el tras bambalinas del teléfono de este chico promedio : con la apariencia de tres seres humanos, los algoritmos llevan a las tomas de decisiones, hechas en la realidad por maquinas, de qué anuncio mandarle en qué momento, basándose en la información proporcionada por su GPS, en información que el ingresó a su teléfono, por compras hechas con su tarjeta, por búsquedas que realizó, por los videos o artículos que escogió algún día, informaciones proporcionadas también por los teléfonos que están cerca de él y por los teléfonos de sus amigos.

La cinta va abiertamente en la dirección de la critica, tal vez porque la vida diaria va en la dirección opuesta. Tal vez no sea nada objetiva ya que no menciona que las intenciones primeras, o al menos aparentes, siguen existiendo : conectar gente más allá de las fronteras, dar a conocer hechos , o grupos, denunciar, documentar, permitir la colaboración en proyectos benéficos para la humanidad o para el planeta. Lo que recalca son las intenciones actuales de los que manejan las redes sociales, y el hecho que los usuarios, a pesar de las mejores intenciones que puedan tener, están utilizados en un segundo nivel. La atención que prestamos a estos usos positivos se manifiesta en tiempo en la pantalla. Eso es la riqueza que buscan aprovechar al máximo las cabezas pensantes y calculantes de los grandes grupos vendiéndolo, además de todos nuestros datos de preferencias y hábitos, a anunciantes de publicidades. Entre los tal vez inocentes interlocutores de una red social, hay un ojo agudo, un intermediario oculto que saca millones de nuestras consultas o intervenciones. 

La genial invención del deslizamiento hacia abajo en un rollo sin fin nos pega al dispositivo y nos atrapa en una sed inextinguible de ver más, en la esperanza imposible de acabar, de llegar al final de la lista. Pero la lista no tiene fin.  Esta tendencia humana al TOC se agrava con el deseo cada vez más fuerte de hacerse presente, de participar : re-publicar inmediatamente lo que se acaba de ver para ser “ el primero”,  el mejor informado, tener el scoop, sin siquiera verificar que la información es al menos verosímil. Así se propagan como pólvora informaciones falsas, porque difundir es más importante que informar. Las supuestas campañas de Facebook o Twitter contra fake news son simple truco de buena conciencia, como los criterios de moralidad manejados por sus mediadores que eliminan reconocidas obras de arte porque enseñan un desnudo. 

La ultima palabra es una sentencia que pone en relieve un hecho transcendental para el porvenir de nuestras sociedades y que podría quitar muchas esperanzas a todos los movimientos de lucha que tratan de que se oigan las minorías de género, de preferencias sexuales, de razas, de orígenes : “ 50 diseñadores, todos hombres blancos de entre 20 y 35 años, toman decisiones que afectan a 2.000 millones de personas en todo el mundo”. 

Eso sí es grave. 


Sunday, November 29, 2020

Munich ( Steven Spielberg, 2005 ) - 7.5 /10

Una muy larga cinta, basada sobre hechos reales y traumáticos pero que no logra crear una empatía en el espectador, por culpa de una narración muy repetitiva y una presentación superficial de sus personajes. 

Ficha IMDb

La cinta empieza, como se esperaba, por el atentado perpetrado en la Villa Olímpica de los juegos de Múnich por un comando del grupo palestino Septiembre Negro el 5 de septiembre de 1972.  Las víctimas son 11 miembros del equipo israelí, pidiendo a cambio la liberación de 230 de los suyos, prisioneros políticos considerados por Israel como terroristas. Matan a dos deportistas en los dormitorios y toman los nueve restantes como rehenes que serán ejecutados poco después. 

La narración del suceso, al principio aparentemente completa, empieza a fragmentarse. 

Primero, Spielberg pasa al tema de la familia : Avner Kaufman (Eric Bana ) y su esposa Daphna (Avelet Zurer) esperan su primer bebe, ella sueña con una cocina integral. Son gente normal aparentemente. Pero Avner fue educado en un kibutz, es miembro del Mossad, el servicio secreto israelí, es guarda espalda de la primera ministra Golda Meir, una dama de hierro. Su madre huyó de la Alemania nazi y su padre falleció al servicio de Israel. Es lo que se llama un “sabra”, perteneciente a la primera generación nacida en la Tierra Prometida, un incondicional.

Llamado a una reunión extraordinaria con Golda Meir (Lynn Cohen), figura maternal, tranquila y sanguinaria y Ephraim (Geoffrey Rush) uno de los jefes del Mossad, focalizado sobre los resultados Avner no tiene otra posibilidad que aceptar la misión encomendada : nada mas, nada menos que vengar al país y eliminar once miembros de Septiembre Negro. La Operación Cólera de Dios, o Operación Bayoneta, recibe un presupuesto ilimitado. 

Para llevarla a cabo, le dan a Avner un equipo de especialistas, todos judíos : Steve (Daniel Craig), judío de origen sudafricano, Carl (Ciarán Hinds) encargado de la limpieza posterior a cada acción, Hans (Hanns Zischler) experto falsificador alemán y Robert (Mathieu Kassovitz), fabricante belga de juguetes y accesoriamente de bombas.  El proveedor de recursos es un francés amante de los perros, Louis (Mathieu Amalric). Contra sumas elevadísimas, es capaz de encontrar todo lo necesario:  informaciones, direcciones, horarios, transportes, alojamientos y todas las armas o materiales requeridos.

Y la caza empieza, llevando al equipo a través de toda Europa : Paris, Roma, Londres, Grecia…

Pero matar cansa, la familia se aleja. El asco empieza con las preguntas : ¿De verdad están eliminando los verdaderos culpables de Múnich ? ¿De verdad vale la pena ver morir a los compañeros? Sobre todo cuando tienen que convivir con un grupo palestino que prepara también un atentado, y cuyos miembros y objetivos se parecen finalmente mucho a los del equipo israelí : defender su tierra.

La cinta es larga y muy repetitiva. Cada etapa funciona de la misma forma : el contacto con Louis, el viaje hasta el lugar de la operación, la vigilancia del objetivo, la preparación, la ejecución, la huida. Entre los atentados se organizan comilonas. A veces suceden momentos de distracción como un día en la casa de la familia de Louis, bajo la autoridad del patriarca (Michael Lonsdale), quien juega entre familiaridad y amenazas y deja ir su huésped con conservas hechas en casa. O como los viajes sorpresa a Israel para ver esposa y bebe, o un viaje inesperado a Ámsterdam para una venganza personal. Ocurren unas fallas inesperadas en los dispositivos, o encuentros imprevistos, tal vez dispuestos por un Louis traicionero. 

Esta misma repetición que llega a cansar al espectador es la que cansa al personaje principal y lo lleva a sentirse utilizado para un proyecto político y ideológico que lo rebasa totalmente, a punto de estar invadido por una paranoia que envenena sus días y sus noches. El desgaste y el asco terminan en una escena difícil de soportar, en un montaje paralelo de los verdaderos sucesos de Múnich, que no se enseñaron al principio, y Avner tratando de exorcizar sus dudas y su hastío en un encuentro sexual cercano a la violación. Al borde del mal gusto. Era tiempo que la cinta terminara. 

Las intenciones de Spielberg, claras al principio, y aceptables política y moralmente, se diluyen en una acumulación de anécdotas, de escenas extremadamente violentas. Algunos momentos están muy bien logrados, con un suspenso muy bien construido. Pero son pocos momentos que sobresalen en una larguísima duración. 

Eric Bana no logra convencer, igual todo el tiempo, no expresa realmente ni convicción política, ni odio, ni fraternidad. Tal vez algo de miedo al final, cuando es presa de la paranoia. Los demás no tienen ninguna personalidad, y el espectador llega a casi confundirlos y no entender realmente cuál es el papel de cada uno, salvo tal vez Robert porque su oficio de construir bombas se ve claramente.

La pregunta era sin embargo clara : ¿Hasta donde hay que ensuciarse las manos para defender una postura política o ideológica? ¿ Se vale vengarse con violencia cuando se sabe que eliminar a un enemigo hará salir uno nuevo o más, como la hidra mitológica? ¿Es valido responder al terrorismo por un terrorismo decidido por el gobierno? Pero Spielberg no supo o no quiso entrar al terreno filosófico y se limitó a contar episodios sucesivos, como desde afuera, lo que acaba mostrando a los israelíes como exactamente iguales a sus enemigos, sin ninguna explicación de por qué ellos se sentían del lado bueno. Si la Operación Cólera de Dios empezó en 1972 y Spielberg estrenó su película en 2005, significa que unos treinta años han pasado, durante los cuales los palestinos finalmente lograron hacerse escuchar, cambiando toda la dinámica de la zona, y obligando a matizar los valores nacionalistas extremistas. Ahora el estado palestino existe: ¿las acciones que organiza contra Israel son terrorismo? Nada de eso aparece en la cinta. La cinta se queda en un tiempo inmóvil, que se llenó, por decisión política, con un rancor que propicia todo tipo de tráficos, manipulaciones, pagos y derivas, donde pierden los más comprometidos y ganan los más cínicos. 


Mahler ( Ken Russell, 1974)- 9/10


 Otro biopic de músico por Russell, menos descabellado, más equilibrado, tal vez porque la vida y la personalidad de su personaje fueron menos estrafalarios que Liszt o Tchaikovski. Una película llena de música, de naturaleza, y con algunas secuencias oníricas bastante interesantes.

Ficha IMDb

1911: Gustav Mahler (Robert Powell ) está camino de vuelta a Viena donde asumirá la dirección de la orquesta de la Opera, después de dejar la orquesta del Metropolitan Opera de Nueva York donde    Toscanini le hizo la vida imposible. Viaja en tren con su esposa de toda la vida, Alma (Georgina Hale). En cada estación, el tren se detiene, la gente se aglomera en el anden para verlo, darle flores, pedir autógrafos. En cada una, sube una persona a su vagón, se queda unos instantes y se va. La visita provoca recuerdos que van reconstituyendo la vida del compositor. Nada verdaderamente original en esta cinta que funciona, como tantas biografías, a modo de flashbacks sucesivos. 

El periodista Siegfried Krenek (Kenneth Colley), Max (Richard Morant) el amante de Alma, el medico (Andrew Faulds), permiten entender lo que fueron los aspectos tal vez menos gloriosos de la vida de un hombre que, deseoso ante todo de componer, pero necesitado de ganarse la vida dirigiendo, no dudó en pequeñas o grandes traiciones. 

Su situación de judío en una Europa profundamente antisemítica lo llevó a confrontaciones, humillaciones, pero también a una conversión al catolicismo que puede parecer muy oportunista. Su necesitad de silencio para componer lo llevó a tratar a su esposa como una sirvienta, y la convicción de su extraordinario talento le hizo despreciar totalmente los talentos de ella para la composición de una música más ligera.

A la vez protegido y perseguido por una familia muy impositiva : su padre Bernhard (Lee Montague), el tío (Benny Lee), el abuelo ( Arnold Yarrow), la tía Rosa (Miriam Karlin), encontró un guía más flexible e inspirador en la persona de Nick ( Ronald Pickup), que le enseñó la comunión con la naturaleza. 

La película no menciona los encuentros con Freud, otro ilustre vienés de esos tiempos, que aparecen en la cinta Mahler en el diván ( Felix O. Adlon y Percy Adlon – 2010), pero hace presente el psicoanálisis por medio de las secuencias oníricas : la primera y abertura de la cinta es el baile de una oruga envuelta que logra salir de su crisálida para ir al encuentro de una enorme cabeza de piedra representando al Maestro Mahler.  El reconoce que la crisálida es Alma. El encuentro con el amante de su esposa provoca el sueño de su propio entierro, vivo en su ataúd por la ventana del cual puede asistir a una procesión- baile con militares, con Alma bailando en ligeros sobre el féretro. La secuencia más larga es la transposición fantasmagórica de su angustia a la idea de confrontarse a Cosima Wagner (Antonia Ellis), decidora de las artes y heredera del legado de su esposo. Ella es quien tiene el poder de otorgarle la dirección de la opera de Viena. Hay que someterse a ella y a su ideología, según el mensaje transmitido por el Maestro de la Tetralogía: un baile antijudío, guerrero, blásfemo en varios niveles, en estilo de película muda que acaba en comedia musical. 

La perdida de su hermano Otto (Peter Eyre), la locura de su amigo el gran compositor Hugo Wolf (David Collings), la ruptura con su hermana Justine ( Angela Down), la muerte de la pequeña Maria a la edad de 5 años de escarlatina , son reales episodios traumatizantes para el compositor, cada vez más encerrado en si mismo, después de algunas aventuras amorosas resumidas en la cantante Anna von Mildenburg (Dana Gillepsie).

La cinta acaba en la decisión de Alma de quedarse con su esposo y en la llamada telefónica del doctor a Viena para preparar todo para los últimos días de Mahler. En efecto, morirá de una endocarditis unos días después de llegar a la capital austriaca. 

Comparada con a Lisztomania (1975) sobre el rock-star Franz Liszt o a The Music Lovers (Sinfonía Patética -1971) sobre el homosexual reprimido Tchaikovski, Mahler parece austero, casi sereno. El traje negro del compositor, su aspecto serio detrás de sus anteojos, sus declaraciones parcas y su carácter reservado, casi doliente, imponen un ritmo serio,   en escenas que no reúnen muchas personas. Los contactos con las multitudes exteriores son la responsabilidad de Alma. A Mahler se le reserva los espacios cerrados, aun si están en medio de la naturaleza como la pequeña cabaña en el lago.  Nunca se le ve dirigiendo, casi nunca en contacto con los admiradores. Al contrario, pide se cierren las persianas. Siempre rechaza el ruido exterior.

Si la cinta es en general bastante fiel a lo que fue la vida del genial compositor, tiene algunas invenciones : Max el amante de Alma es un resumen del pintor Kokoschka y del arquitecto Gröpius fundador del Bauhaus, el amigo de la niñez Nick es una figura del diablo,  musical seductor de niños como el flautista de Hamelin. ¿Cosima Wagner de verdad fue tan influyente en la Viena artística? Lo cierto es que Mahler niño sufrió abusos de su padre tabernero y golpeador, y que aniquiló la fuerza creativa de Alma . Dicha Alma que no se molestó en acumular los amantes y que fue, además de muy longeva (murió en 1964 a la edad de 85 años en Nueva York), brillante, culta. De no ser callada como lo fue por su esposo, simbólicamente mostrado con los velos que le cubren casi siempre la cara, seguramente hubiera producido obras muy interesantes. De ella nos quedan algunos lieder y una película sobre ella :  Alma la novia del viento (Bruce Beresford - 2001), como la llamaba Kokoschka. 

Ken Russell se da el lujo de citar a otros cineastas como Visconti de Muerte en Venecia (1971) delicada cinta a partir de la novela de Thomas Mann, que escondía a Mahler mismo detrás del personaje de Gustav von Aschenbach, fascinado por la belleza del adolescente Tadzio, en medio de una epidemia de cólera. La banda sonora de la cinta que utiliza el adagietto de la Quinta Sinfonía como leitmotiv significó el renacimiento del interés por la música de Mahler. También se reconocen a Groucho Marx, referencias a Buñuel, a Bergman. Russell se cita a si mismo y sobre todo, repite algunas de sus obsesiones sobre Wagner como codicioso, antisemita, lo que acaba en este baile erótico guerrero de una Cosima domadora de circo, dominatriz y nazi, blasfematoria del judaísmo, que transforma al judío Mahler en un caballero cristiano nibelungano nazi que come puerco y bebe leche en la misma comida.  

La música invade la pantalla, más que en las películas sobre músicos que Russell hizo para televisión (Prokofiev – 1961, Elgar – 1962, Bartok – 1965, Dance of the Seven Veils – 1979,  sobre Richard Strauss, y algunas más), y parece que la biografía fue más fuerte que el genio interpretativo, y discutible, del director que transformó las vidas de Liszt y Tchaikovski en bailes descabellados, irreverentes, al limite de lo grotesco. Aquí, parece que el director se metió en la cabeza del compositor, se puso a su servicio para ofrecer al espectador la música acompañada de posibles explicaciones o referencias, pistas de interpretación que se apoyan en las sesiones que este hizo con el Dr Freud. La cinta se siente empática hacia el compositor y sus sufrimientos, aunque sin concesiones y sin indulgencias para un hombre convencido de su superioridad. Convicción que la posterioridad justificó.


Saturday, November 21, 2020

The Devil All the Time (Antonio Campos, 2020) – 9/10

 Una América rural, profunda y gótica, obsesionada por el mal y el pecado, atormentada y criminal. Para dar escalofríos al mismo tiempo que fascina.

Ficha IMDb

Varias historias se desarrollan alrededor del mismo personaje hasta finalmente juntarse cuando este encuentra su camino. Se trata de Arvin Russell(Tom Holland). Su carácter y su actitud hacia la vida han sido preparados por su padre Willard (Bill Skarsgard) quien volvió traumatizado, en los años 50, de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico donde se enfrentó a la refinada crueldad local. Se casó con Charlotte (Haley Bennett) quien se enfermó gravemente cuando el pequeño Alvin (Michael Banks Repeta) tenía nueve años. En una suplicación desesperada, Willard construyó en el bosque un espacio para orar, adonde llevaba a su hijo para interminables plegarias. Un tronco sagrado le servía de altar de sacrificios en la más pura tradición bíblica. Pero la madre muere y el padre no puede soportar la pérdida y se mata.

En el mismo periodo, una pareja diabólica, Carl (Jason Clarke) y Sandy Handerson  (Riley Keough ) recorre las carreteras de la zona, dándoles aventón a hombres jóvenes, para invitarlos a picnics seguidos de sesiones de fotografía y asesinato. Mientras tanto, Lee Bodecker( Sebastian Stan) el sheriff corrupto y clandestinamente homosexual de la zona, hermano de Sandy, esconde las evidencias, pensando en su propia próxima reelección. 

El predicador Roy Laferty (Harry Melling) domador bisexual de arañas venenosas y su compañero Theodore (Pokey LaFarge)  interpretan escenas escalofriantes para los fieles subyugados. Roy se casa con Helen Matton ( Mia Wasikowska)  y tienen una niña, Lenora (Eliza Scanien) pero Roy mordido por una de sus arañas pierde toda noción de la realidad y mata su esposa creyendo que podrá resucitarla. La niña es recogida por Emma( Kristin Griffith)) abuela de Alvin, quien educa a los dos niños juntos. 

Pero el extremo del horror proviene tal vez del nuevo pastor, el joven Preston Teagardin (Robert Patterson) de turbia belleza, quien dosifica a la perfección desprecio, culpabilizacion y seducción, y viola las jóvenes parroquianas, para después abandonarlas en la infamia de la maternidad soltera. Una de sus víctimas es Lenora quien acaba colgándose. Alvin mata al reverendo. 

Las víctimas ruegan a Dios, esperando de él consuelo, protección, esperanza. Los verdugos utilizan a Dios para cubrir sus bajos instintos. Dios está omnipresente. Dios está ausente. 

Todos están encerrados , limitados por sus deseos, por sus miedos, por su pobreza que los obliga a quedarse en este bosque, esas cabañas, en este Gótico sureño implacable y opresor. La voz off del narrador omnisciente es la des autor de la novela, Donald Ray Pollock, él que lo sabe todo porque inventó personajes e historia, pero también porque es originario de esta zona tan alejada de la civilización. El sur de Ohio, entre una ciudad con el imposible nombre de Knockemstiff y un pueblo llamado Cold Creek en Virginia, es un triángulo de las Bermudas donde las almas naufragan.  Es una zona que vive como en la Edad Media europea, cuando religión significaba rituales obsesivos, miedo a un diablo que podía esconderse en cada rincón, en cada persona, en cada animal, en cada pensamiento. Un diablo que había que exorcizar mediante rezos interminables, castigos físicos y confesiones. La cruz domina a todos, para aportarles una esperanza de protección, un ejemplo o un castigo. Símbolo ambivalente de bien y de mal, origen de perversión o de generosidad. 

El ambiente opresivo y rural recuerda a la obra maestra de La noche del cazador ( Charles Laughton - 1955) con Robert Mitchum y sus manos tatuadas “Love – Hate”, aterrorizando a su nueva familia con preceptos religiosos, en su diabólica búsqueda de un botín. 

Entre gótico sureño tipo William Faulkner y novela negra criminal, la cinta es propiamente terrorífica. En la sombra de un dios omnipresente, las acciones humanas toman el rumbo totalmente opuesto a lo que deberían ser. Este dios salido del antiguo testamento, que amenaza y castiga, parece lograr el resultado contrario y solamente permite que aflore lo peor de cada uno. Las diferentes tramas que unen a los personajes, a veces por un azar casi improbable, tejen una trampa en la cual todos caen, un día u otro, a pesar o a causa de sus buenas intenciones. 

La fe católica, más cerca de la austeridad protestante, hace caer en los personajes la responsabilidad de sus actos en el calculo del juicio final para ellos mismos y sobre todo para su prójimo , pero también en el destino de sus familias durante su vida. De ahí una necesidad de luchar contra si mismo, contra el otro, de despistar los intentos de Satán en cada uno, bajo la forma que sea. No hay escapatoria. La perversidad asecha. La fotografía encierra al espectador en el bosque, en la casa oscura, en el motel,  en el coche. Todos los espacios son lugares de crimen. 

Parece que esos hombres y mujeres que salen de la Secunda Guerra Mundial, ya saben intuitivamente que van a caer en otra, la de Vietnam, que los fantasmas que se han dejado en Europa y en el Pacifico están esperándolos en Asia. 


The Man from U.N.C.L.E. (Guy Ritchie, 2015) - 8.5/10

Nostalgia de las viejas series de espías, cuando la Guerra Fría dividía el mundo, cuando los héroes vestían elegantemente y bebían martinis. Pero todo con humor, con un guiño y mucha alegría.

Ficha IMDb

Como en la serie televisiva de 1964 y 1968, en esa época dorada en que se disfrutaba todavía la sociedad de consumo y la buena consciencia, antes de que la guerra de Vietnam, los hippies y los movimientos estudiantiles vinieran a sacudir el mundo, dos espías se ven obligados a trabajar juntos. El único problema es que Napoleón Solo (Henry Cavill) es agente de la CIA y Illiya Kouriakine (Armie Hammer ) del KGB. Dos mentalidades opuestas, dos estilos, dos culturas. El objetivo común de las dos agencias es evitar el uso de un arma nuclear por una organización criminal internacional. Misión clásica de un James Bond cuando los malos no son los estados sino mentes ávidas de poder o de dinero, que actúan afuera de cualquier marco oficial. 

Los dos asociados a la fuerza tienen un único contacto : Gaby Taller (Alicia Vikander), la hija de un científico alemán supuestamente desaparecido. Ella es obviamente un genio de la mecánica y una belleza.  De Berlín el trio llega a Italia, pasa por fiestas glamorosas, pistas automovilísticas, barcos, picnics. Hacen torpeza y media pero nunca pierden su capacidad de seducir y pelear. No puede faltar la mala muy mala y muy sexy : es la italiana Victoria Vinciguerra  ( Elizabeth Debicki), un personaje en realidad muy simplista y no muy útil como lo da a adivinar su bélico nombre .

Obviamente, todo termina felizmente en una escena final donde se revela la verdad del hombre que estaba detrás de toda la operación, la cabeza pensante que había pasado desapercibida : el hombre de U.N.C.LE.,  Alexander Waverly (Hugh Grant), que tenía que ser ingles para poder mantener a raya los dos espías enemigos-amigos. Todos están listos para que sigan las operaciones del nuevo grupo supranacional para el bien de la humanidad : United Network Control Law Enforcement. O sea U.N.C.L.E. 


El flegmatismo es digno de Ian Fleming, la puesta en imágenes es totalmente digna de la época, con su pantalla dividida y su ritmo de montaje jadeante. Como Kingsman:The Secret Service (Matthew Vaughn – 2014), la cinta alude, cita los clásicos del cine de espías, pero lo hace parodiándolos con una amable ironía. 

La música original, compuesta por Daniel Pemberton,  acompaña éxitos de los años sesenta y es un verdadero deleite, completamente en el ritmo loco de las aventuras de los dos míticos espías. 

Las locaciones, los coches, la vestimenta, los colores son un placer estético. Los ángulos de cámara sorprenden, sin que todo eso haga de la película sólo un bonito objeto superficial : un juego de flashbacks permite entender el mundo de cada uno de los personajes. 

En la serie original, Napoleón Solo era interpretado por Robert Vaughn e Illya Kuryakin era David McCallum, quien sigue con su lacio pelo rubio y sus ojos azules, actualmente como el medico forense de NCIS. 


Thursday, November 19, 2020

 Síndrome de Peter Pan, erotomanía o simple falta de madurez, una historia que podría ser la de muchos, frente a las dificultades de adaptación a la vida adulta y las responsabilidades. El resultado es una cinta divertida y triste a la vez, pero con mucha delicadeza.

Ficha IMDb

Mavis Gary (Charlize Theron) tiene unos treinta años, un perrito, un trabajo bastante interesante y un lindo departamento en Minneapolis. La cara triste de la moneda es que está divorciada, es un escritor fantasma y se está cansando de tener que escribir novelas para jóvenes adultos. En el fondo, se aburre. Cuando aparece en el grupo de correo de ex alumnos de preparatoria de su ciudad natal la foto de un hermoso bebe, todos los recuerdos vuelven. Este bebe es hijo de su amor de juventud Buddy Slade (Patrick Wilson) ahora felizmente casado con Beth (Elizabeth Reaser) otra exalumna. Las difusas frustraciones de Mavis han encontrado el punto donde concentrarse : si hubiera seguido con Buddy, ahora estaría feliz, tendría su vida soñada. Y, de hecho, hay que corregir este error. Así que mete su perrito en su cochecito y rueda, llena de esperanzas, de vuelta al pueblo de los orígenes 

Una estrategia perfecta, las frases exactas, el maquillaje y la ropa impecable producen el efecto deseado. Al menos en la cabeza de Mavis quien interpreta todo según sus deseos. Vuelve a encontrar los que fueron sus compañeros, lo que sí tuvieron una vida difícil, los que ella odiaba, los que la odiaron. Varios le muestran la verdad de quien era y de cómo se comportaba, pero Mavis sigue convencida de que ella tiene la razón, siempre la tuvo y que Buddy fue, es y será siempre el hombre para ella y ella la mujer para él. Las explicaciones claras de Matt Freehauf (Patton Oswalt), lisiado de por vida después de la golpiza que le propinaron sus compañeros de escuela por ser homosexual (lo que no es), la gentileza de la esposa de Buddy, nada funciona , 

Es que Mavis representa para el éxito para los que se quedaron en el pueblo : vive en la gran ciudad, escribe libros, es famosa, libre y rica. No ven que su nombre aparece sólo en la contraportada, que escribe por encargo y no saben que la franquicia está ya en el ultimo tomo. No saben que ha perdido contacto con sus padres, que su único amigo es su perrito, que repite las canciones de juventud en sus casetes y su departamento es un desorden asqueroso. Apenas si se atrevan a pensar que tiene un carácter insoportable.

En sus reencuentros con la gente y los lugares de antes, Mavis lleva todo al molino de su propia convicción, hasta el día en que la realidad es mas fuerte que la ficción que ella se creó, y la bomba de frustraciones, deseos y recuerdos dolorosos explota en el peor momento, enfrente de todos. La treintañera soñadora puede ahora volver a Minneapolis, con su triste perrito, su coche un poco golpeado, su libro terminado. Ya no es adolescente, ya no es “young adult ''. Ahora es un adulto completo, consciente de lo que ha perdido, por su propia culpa, y lista, tal vez,  para seguir con su vida de altos y bajos, de satisfacciones y frustraciones.

La eficacia de la cinta descansa principalmente sobre la actuación de Charlize Theron. ¿Cómo una mujer tan bella podría ser frustrada, fracasada, amargada? ¿ Cómo no podría tener al hombre ideal, el trabajo ideal si ya tiene el cuerpo, la cara, la elegancia? Todo. La noción de fracaso parece ser totalmente contradictoria con una mujer así. Fue una idea genial escogerla porque parece ser la antítesis del fracaso. Pero la capacidad interpretativa de la actriz permite ver no solo cambios según los momentos de la narración sino también cambios simultáneos como en capas : los ojos no dicen lo mismo que la sonrisa, el lenguaje corporal no dice lo mismo que la voz. La actriz camaleónica interpreta un personaje camaleónico. Como ya lo hizo en Monster (Patty Jenkins – 2003), Charlize Theron es capaz de modificarse, transformarse totalmente. La cinta insiste en escenas de maquillaje, peinado, selección de ropa, preparación para una aparición completamente ensayada, con diálogo escrito, modificado. No por nada Mavis es escritora : su trabajo consiste en imaginar personajes, los describe y pone palabras en su boca. Hace lo mismo con su propio personaje, el personaje de mujer exitosa, seductora, a quien nada ni nadie puede resistir, menos su amor de juventud, ni siquiera la realidad tranquila de una pequeña ciudad de provincia.

Juego de oposiciones entre el espejismo y la felicidad, glamour imaginado de la gran ciudad vista de lejos y placidez de la vida monótona, sencilla de la provincia, donde cada quien encontró su lugar, la cinta al mismo tiempo que da un mensaje de regreso a los valores tradicionales de una vida provinciana, llama al coraje de enfrentar la verdad de los fracasos y a la humildad de esforzarse con los pequeños éxitos diarios, sin vanidad pero con honestidad. Abandonar los sueños que lastimaron, no estancarse en los sueños y construir día a día una nueva realidad. 

La cinta podría parecer muy moralista, conformista, pero sabe presentar a sus personajes con mucho humor, con empatía para que nadie sea totalmente ridículo u odioso, ni siquiera su protagonista. Cada uno lucha contra sus propios demonios con sus propias pequeñas fuerzas. Hay mucha honestidad en todo eso. 

Wednesday, November 18, 2020

Memoirs of a Geisha (Rob Marshall, 2005) – 7/10


Muy bonita película, con una fotografía hermosa y buenas actuaciones, pero la historia, adaptada de una novela gringa es muy artificial.

Ficha IMDb 

En 1929, dos niñas campesinas de Japón, Chiyo (Suzuka Ohgo) y su hermana Satsu (Samantha Futerman) son vendidas por su padre. Llevadas a la capital, Kyoto,  las separan y Chiyo llega a una okiya , una casa de geishas. Ahí se enfrenta a la hostilidad celosa de la geisha Hatsumoto (Gong Li), la más apreciada del momento en las casas de té, pero también amante de Koichi (Karl Yune), a quien recibe a escondidas, en contra de todas las reglas de la casa y de la profesión. 

Chiyo, relegada al papel de sirvienta, ha perdido toda esperanza de poder reunirse con su hermana o de volver a su pueblo cuando se encuentra con un hombre rico,  presidente de una empresa de energía eléctrica, Iwamura Ken (Ken Watanabe), acompañado de una hermosa geisha, Mameha (Michelle Yeoh) ). Esta decide proteger y educar a Chiyo, volviéndose su “ hermana mayor” y dándole su nuevo nombre : Sayuri. (Zhang Ziyi). Administra sabiamente sus talentos y su belleza, así como su virginidad y hace de ella la geisha mas famosa y deseada del Hanamachi. Al punto que el mejor amigo del presidente, el señor Nobu ( Kôji Yakusho) se interesa de cerca a Sayuri. 

La secunda guerra mundial obliga a Sayuri a esconderse en el campo y la derrota japonesa que permitirá la vuelta de Sayuri a Kioto mostrará a todos que el tiempo de las tradiciones y su elegancia ha desaparecido para siempre. 

Se trata de la adaptación de la novela del escritor estadounidense Arthur Golden y corresponde totalmente al gusto y las ideas occidentales sobre el mundo de las geishas. La seducción, el misterio de estas mujeres, vistas por un ojo masculino y extranjero, permiten la construcción de seres casi divinos, perfectos , hechos para satisfacer las fantasías masculinas accidentales. La realidad de una vida de sufrimiento físico, moral y sentimental se trata en forma muy superficial . Parece más importante insistir sobre la guerra para ser la mas cotizada, sobre las luchas entre competidoras . No se habla claramente de un sistema de esclavización, donde la mujer debe pagar a su empleadora, donde trabajan doble o triple turno y, varias veces, deben simplemente prostituirse. En la cinta como en el libro, se trata d e un mundo glamoroso, de belleza , delicadeza y amor. Lejos del testimonio que de Inoue Yuki, verdadera geisha, verdadera japonesa, en sus memorias publicadas unos veinte años antes que la novela de Arthur Golden. 

La cinta, como el libro, funciona a base de erotismo suave y de exotismo fabricado. Las descripciones están perfectas : telas, salones, accesorios, peinados y maquillajes 

El reparto reúne grandes nombres que ya hemos visto en extraordinarias películas como El tigre y el dragón (Ang Lee- 2000) o La casa de los cuchillos ( Yimou Zhang - 2004)…. Chinas. Parece que, para un ojo occidental, no hay mucha diferencia entre japoneses, chinos o demás nacionalidades de por allá. 

Pero, hay que reconocerlo, la película es muy disfrutable por su gran belleza : a parte de la producción remarcable, las imágenes del barrio de la noche en Kioto, la lluvia y la noche sobre los techos, las callecitas y el reflejo de las luces, crean un ambiente mágico, estuche perfecto para la belleza irreal de estas mujeres, en particular Sayuri, tan extraordinaria que tiene los ojos azules. El agua, lo azul, la lluvia ,construyen el tema de la vida de una mujer que parecer flotar sin tocar realmente la vida cotidiana.  Todo eso construye una obra visualmente impecable, perfectamente fabricada, tan perfecta que no logra emocionar profundamente al espectador. Todo es demasiado dramatizado, demasiado calculado, en tiempos, sucesos, relaciones. Es un cuento de hadas tradicional, amigable y suavizado, donde la pobre niña acaba por entender que el hombre inaccesible que ha amado durante años también la amó desde el principio. ¡Lagrimas de cocodrilo! El preciosismo de la fotografía de Dion Beebe refuerza la sensación de que se trata de una maravillosa tarjeta postal de Japon hecha por un occidental lleno de clichés.

Pero queda que es visualmente agradable el exterior, aun si el contenido no vale mucho.




Tuesday, November 17, 2020

Le grand bain (Gilles Lellouche , 2018 ) – 8.5/10




De la depresión al éxito , gracias a una actividad sorprendente y mal aceptada socialmente. Una película para sentirse bien, divertida con sensibilidad, que alude a nuestros defectos, nuestras ridiculeces al mismo tiempo que vuestra capacidad de resiliencia. 

Ficha IMDb

Bertrand (Mathieu Amalric), en sus cuarenta años, ya no tiene trabajo desde hace dos años. No sabe muy bien si está en un estado de depresión. Tiene un cajón lleno de medicamentos que come a puñados en sus cereales, pasa sus días en el sofá con videojuegos. Ni su esposa Claire (Marina Foïs), ni su hijo (Guillaume   Cloud-Roussel) o su hija (Caroline Grant) le reprochan nada. Simplemente lleva una vida de vegetal. A veces pedalea hasta la alberca municipal, donde lo asaltan los gritos de los escolares. Hasta que un día ve en el tablero un anuncio para unirse al equipo local de nado sincronizado masculino que busca su séptimo miembro. Con su habitual falta de energía, decide ir. 

Y su vida cambia : tiene un objetivo para una noche a la semana, tiene compañeros con quienes estar, en el sauna o en el bar. Los escucha, habla un poco, se siente a gusto.

Como paréntesis, la cinta nos información sobre algunos de ellos. Simon (Jean-Hugues Anglade) sigue soñando con ser una estrella de rock, vive en su camping car, tiene el pelo larguísimo, sobrevive con un empleo de cocinero en la cafetería del colegio de su hija, Lola  (Noée Abita ), muy avergonzada por la situación. Marcus (Benoit Poelvoorde) tiene un negocio de albergas que no se venden. Va directo a la quiebra y se la pasa seduciendo mujeres y pidiendo dinero.  Thierry (Philippe Katerine) es el responsable de la alberca. Tímido, sueña con un gran amor. Cuando se automatizan todos los controles de la alberca, ya no sabe muy bien para qué está ahí. Avanish (Balasingham Thamilchevan), de Sri Lanka , habla un idioma que nadie entiende, pero sus intervenciones están aprobadas por todos. Laurent (Guillaume Canet) no sabe cómo comportarse con su tiránica madre (Claire Nadeau ) y acaba criticando a todos y todo mientras su hijo Romain (Mathieu Torloting) no logra escapar del tartamudeo.  La entrenadora Delphine (Virgine Efira) pasa las clases leyéndoles a Rainer-Maria Rilke y reviviendo sus recuerdos de un exitoso pasado profesional y amoroso, cuyo fin la precipitó en el alcohol. 

 Si cada uno tiene sus propios demonios internos, las oposiciones exteriores no faltan : críticas, risas, desprecio por parte del equipo de waterpolo, un deporte que sí es masculino, consejos protectores de la hermana de Claire,  Clem ( Mélanie Doutey) y prepotencia del cuñado Thibault (Jonathan Zaccaï) quien “generosamente” le propone trabajo a Bertrand en su mueblería. 

La instalación de una computadora que controla todas las funciones de la alberca conecta a Thierry con Google y con la existencia de otros equipos de nado sincronizado masculino , y de un campeonato mundial que tiene lugar en Noruega. La alberca, la entrenadora, las sesiones semanales, y la misma existencia del grupo, hasta la vida individual de cada uno, todo toma sentido. Hay que prepararse para participar. Hay que asaltar el supermercado para tener uniformes. Pero la ausencia repentina de Delphine los deja desamparados hasta que Amanda (Leïla Bekhti), la entrenadora de waterpolo los pone a sufrir desde su silla de ruedas con un entrenamiento digno de los Marines. 

La aventura terminará en Noruega después de un largo viaje en el camping car y del pánico al ver el alto profesionalismo de los demás equipos. Pero, como buen cuento de hadas, todo acaba bien : nuestros nadadores, feos y panzones, son la estrella de la noche, con su coreografía de alto nivel, su música d y efectos de luces deslumbrantes. 

Con un trabajo físico importante de parte de los actores que fueron entrenados por la ex entrenadora del equipo olímpico francés de nado sincronizado, Julie Frabre, la cinta tiene un realismo muy interesante : las sesiones de entrenamiento y sobre todo la presentación final del equipo están filmados en gran parte debajo del agua y muestran la fuerza y la precisión necesarias para lograr los efectos estéticos de esta disciplina muy exigente. 

Se pueden observar defectos en la narración como las escenas demasiado repetidas de las pesadas sesiones exteriores con la entrenadora Amanda, o una escena final cuyo triunfo parece sacado de la manga ya que nunca se vio la preparación de los efectos musicales y de luces. Al buscar un efecto sorpresivo se descuidó la coherencia. Es también cierto que el esquema general del relato es el comúnmente usado en las comedias : una línea positiva que va crescendo, interrumpida por un conflicto, accidente o separación, que se resuelve para acabar finalmente en triunfo. Todo para sentirse bien a pesar de los obstáculos. Una lección de optimismo para la vida. Sobre todo con las canciones que acompañan.

Entre risa y depresión, la cinta avanza siguiendo los altibajos anímicos de sus personajes, hombres normales rebasados por los obstáculos de la vida diaria, por los sueños perdidos, por la mirada de los demás. En ningún momento se trata con desprecio a los personajes y sus debilidades. Claro que se parece mucho a The Full Monthy (Peter Cattaneo – 1997) pero las condiciones de los personajes son diferentes. En la cinta inglesa se trataba antes de todo de la situación económica en una ciudad industrial reducida al desempleo por decisiones gubernamentales. Aquí se trata de condiciones interiores de los personajes cuyas vidas adultas no han funcionado como lo esperaban. Eso le confiere a la cinta una tonalidad más intimista y por ende más conmovedora, sin caer en lo lagrimoso o lo dramático.