Muy bonita película, con una fotografía hermosa y buenas actuaciones, pero la historia, adaptada de una novela gringa es muy artificial.
Ficha IMDb
En 1929, dos niñas campesinas de Japón, Chiyo (Suzuka Ohgo) y su hermana Satsu (Samantha Futerman) son vendidas por su padre. Llevadas a la capital, Kyoto, las separan y Chiyo llega a una okiya , una casa de geishas. Ahí se enfrenta a la hostilidad celosa de la geisha Hatsumoto (Gong Li), la más apreciada del momento en las casas de té, pero también amante de Koichi (Karl Yune), a quien recibe a escondidas, en contra de todas las reglas de la casa y de la profesión.
Chiyo, relegada al papel de sirvienta, ha perdido toda esperanza de poder reunirse con su hermana o de volver a su pueblo cuando se encuentra con un hombre rico, presidente de una empresa de energía eléctrica, Iwamura Ken (Ken Watanabe), acompañado de una hermosa geisha, Mameha (Michelle Yeoh) ). Esta decide proteger y educar a Chiyo, volviéndose su “ hermana mayor” y dándole su nuevo nombre : Sayuri. (Zhang Ziyi). Administra sabiamente sus talentos y su belleza, así como su virginidad y hace de ella la geisha mas famosa y deseada del Hanamachi. Al punto que el mejor amigo del presidente, el señor Nobu ( Kôji Yakusho) se interesa de cerca a Sayuri.
La secunda guerra mundial obliga a Sayuri a esconderse en el campo y la derrota japonesa que permitirá la vuelta de Sayuri a Kioto mostrará a todos que el tiempo de las tradiciones y su elegancia ha desaparecido para siempre.
Se trata de la adaptación de la novela del escritor estadounidense Arthur Golden y corresponde totalmente al gusto y las ideas occidentales sobre el mundo de las geishas. La seducción, el misterio de estas mujeres, vistas por un ojo masculino y extranjero, permiten la construcción de seres casi divinos, perfectos , hechos para satisfacer las fantasías masculinas accidentales. La realidad de una vida de sufrimiento físico, moral y sentimental se trata en forma muy superficial . Parece más importante insistir sobre la guerra para ser la mas cotizada, sobre las luchas entre competidoras . No se habla claramente de un sistema de esclavización, donde la mujer debe pagar a su empleadora, donde trabajan doble o triple turno y, varias veces, deben simplemente prostituirse. En la cinta como en el libro, se trata d e un mundo glamoroso, de belleza , delicadeza y amor. Lejos del testimonio que de Inoue Yuki, verdadera geisha, verdadera japonesa, en sus memorias publicadas unos veinte años antes que la novela de Arthur Golden.
La cinta, como el libro, funciona a base de erotismo suave y de exotismo fabricado. Las descripciones están perfectas : telas, salones, accesorios, peinados y maquillajes
El reparto reúne grandes nombres que ya hemos visto en extraordinarias películas como El tigre y el dragón (Ang Lee- 2000) o La casa de los cuchillos ( Yimou Zhang - 2004)…. Chinas. Parece que, para un ojo occidental, no hay mucha diferencia entre japoneses, chinos o demás nacionalidades de por allá.
Pero, hay que reconocerlo, la película es muy disfrutable por su gran belleza : a parte de la producción remarcable, las imágenes del barrio de la noche en Kioto, la lluvia y la noche sobre los techos, las callecitas y el reflejo de las luces, crean un ambiente mágico, estuche perfecto para la belleza irreal de estas mujeres, en particular Sayuri, tan extraordinaria que tiene los ojos azules. El agua, lo azul, la lluvia ,construyen el tema de la vida de una mujer que parecer flotar sin tocar realmente la vida cotidiana. Todo eso construye una obra visualmente impecable, perfectamente fabricada, tan perfecta que no logra emocionar profundamente al espectador. Todo es demasiado dramatizado, demasiado calculado, en tiempos, sucesos, relaciones. Es un cuento de hadas tradicional, amigable y suavizado, donde la pobre niña acaba por entender que el hombre inaccesible que ha amado durante años también la amó desde el principio. ¡Lagrimas de cocodrilo! El preciosismo de la fotografía de Dion Beebe refuerza la sensación de que se trata de una maravillosa tarjeta postal de Japon hecha por un occidental lleno de clichés.
Pero queda que es visualmente agradable el exterior, aun si el contenido no vale mucho.
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