Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, June 30, 2010

Siete-Numero equivocado (P.Mc Guigan - 2006) 4/10


Un guión complicado, basado sobre un quiproquo de personajes. Actores sin originalidad. Uno se deja atrapar por el suspenso, y las astucias del dialogo pero no queda gran cosa.

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Dos mafiosos quieren cobrar una deuda de un tal Nick Fisher, pero toman en su lugar a su amigo Slevin, que el azar y los problemas de dinero, amores y demás han traído al departamento de su amigo desaparecido sin dejar huella.. El “Jefe” (Morgan Freeman) lo obliga a matar el hijo de su enemigo, el “Rabino” (Ben Kingsley) quien vive y trabaja en el edificio en frente. El Rabino exige su dinero.

El montaje, que nos muestra la explicación de las escenas después de dichas escenas, que yuxtapone imágenes de dos ,o hasta tres escenas para mezclar los diálogos, introduce una apariencia de complejidad. Las apariciones del misterioso asesino Coodkat (Bruce Willis) acaban de complicar la situación.

Los diálogos parecen muy astutos pero son finalmente muy simplistas.

Obviamente, el final nos aclarará que no entendimos nada, y que todo es al revés de lo que pensamos. la victima no es victima , es vengador….

Abel (D.Luna-2010) 7/10

Abel presenta una historia interesante, entre caso medico y ficción de genero fantástico. Un niño poseído por el espíritu de su padre. Pero el padre no esta muerto.

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A partir de una situación bastante frecuente.: un padre que abandonó a su familia para, según dijo, irse del otro lado, la película nos muestra los problemas enfrentados por una familia encabezada por una madre sola, trabajadora, con hijos normales en sus actitudes y caracteres, menos el famoso Abel, niño autista que la madre acaba de sacar del hospital

Tal vez no sea la intención primera de Diego Luna, pero al mostrarnos un niño de unos diez años adoptando el papel de jefe de familia, un comportamiento entendido como “viril” se pone de manifiesto lo ridículo de las actitudes machistas: exigencias de ser atendido, servido, obedecido en todo momento sin un “gracias” o un “por favor”, juicios injustificados sobre los demás, ordenes sin motivo, hasta las posturas corporales y el tono de voz sin réplica.

La gravedad del caso médico queda clara cuando el padre aparece y el niño sigue en su papel. Frente a un niño que vive su “mentira” si se le puede llamar así su forma de vivir la realidad, y lo hace en toda inocencia, o inconsciencia, es decir sin ser culpable de su transformación de la realidad, el padre aparece mas odioso porque el miente concientemente. Vemos a la doble moralidad machista en todo su esplendor: exigencia hacia los demás (esposa, hijos, amigo) paralelamente a una total auto permisividad (estar ausente durante años sin mandar dinero ni siquiera informarse de su familia, tener una casa chica pero estar celoso e intolerante ante la “debilidad” de la esposa que dejó sola con tres hijos en una casa sin terminar.

Al lado de este testimonio casi documental sobre un comportamiento humano, la película presenta un ritmo bien sostenido, hasta la culminación del peligro en la estación de trenes, cuando ruidos y maquinas amenazan a los dos niños, en un crescendo muy bien llevado. Después, en el balneario, la posibilidad de la muerte de los niños se vuelve más apremiante con las tomas alternadas, debajo del agua y al nivel de la superficie, al mismo tiempo que seguimos el loco viaje de la familia en coche en búsqueda de los niños. La tensión es tal, en los personajes y en el espectador que el estallido de un globo sobresalta a todos.

Y que no se olvide mencionar la excelente interpretación del niño Abel (Christopher Ruiz-Esparza) de su madre y de su hermana, siempre justa, sin excesos de dramatismo que volvería ridícula esta extraña situación familiar.

La Viuda Couderc (P. Granier-Deferre - 1974 ) 6.5/10


La película es antes que todo el encuentro de dos actores : Simone Signoret y Alain Delon. Tal vez por ese motivo se dejó de lado los aspectos demasiado negros de la novela, con el miedo de que perjudiquen a su imagen. Esto le resta mucha fuerza a la historia.

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Tal vez por el concepto erróneo de que un personaje antipático vuelve antipático al actor, se quitó toda la intensidad, malvada de Tati, la viuda Couderc (Simone Signoret), y de negatividad pasiva de Jean Lavigne (Alain Delon).

La novela de Simenon empieza por la toma de posesión del exconvicto, quien camina sin rumbo en una carretera del centro de Francia, por la viuda: lo ve solo, lo sopesa con la mirada y se lo lleva a su casa, para ofrecerle techo, alimento, ropa, trabajo y, ocasionalmente, sexo. “Y ella lo llevaba como una presa hacia la casa.”

Atrapado poco a poco en la rutina y la comodidad del trabajo de la granja, el joven se ve envuelto en el conflicto familiar por la casa donde vive Tati y suelta migajas de su pasado: su infancia con un padre rico y potente en su ciudad, la relación amorosa que lo llevó a matar por dinero. Tati, herida en un pleito con su cuñada, inmovilizada en su cama, encerrará a Jean en la red de su control y sus celos. El terminará matándola.

La película en cambio nos da una historia de amor, extraña por las diferencias entre los dos, pero fuerte y reciproco.

De Simenon, queda el canal con el paso lento de los barcos, las casas de las dos cuñadas, una en cada lado, como fortalezas enemigas.

La película abre y cierra con tomas aéreas a toda la región, siguiendo al canal, y con el tema político: 1934, las “Croix de Feu”, movimiento de ultraderecha, antisemita y xenofóbico.

De una situación de oposición larvada entre dos egoísmos se pasa a la unión de dos seres solitarios, que terminan asediados por al sociedad (familia, ejercito) que no los entiende y no quiere aceptar su diferencia. Termina en una escena trágica, donde él se sacrifica, y ella muere por una bala perdida.

Y, si Granier-Deferre inventa escenas divertidas : la espera del camión el domingo, con todas las mujeres de negro, con sombrero y canasta al brazo, la escena del lavadero donde Tati enjabona ostensiblemente pantalón y camisa de hombre bajo las miradas escandalizadas de las otras mujeres de negro,las miradas detrás de las ventanas encortinadas,;pero no sabe restituir el ambiente de Simenon, con las notas de colores precisas, lo que es de extrañar en un escritor cuyo mundo es habitualmente dominado por los grises. Como no sabe entrar en lo profundo de las motivaciones de sus caracteres.

Sensatez y sentimientos (A.Lee - 1994) 8.5/10


Jane Austen ha sido redescubierta hace unos años. La sacaron de su campiña inglesa y se dieron cuenta que su pintura de los rituales sociales y de las pasiones contenidas podía inspirar grandes interpretaciones.

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Es notable que en esta versión, sobre la adaptación de Emma Thomson, todos los actores sean ingleses, lo que da cierta moderación y hasta elegancia y porte a los personajes.

Pero el director chino de Taiwan, Ang Lee no lleva en si la cultura inglesa, y los escenarios naturales o interiores no son lo de su cultura. Sin embargo, logra un acercamiento íntimo a las emociones. Parece que dirigió a los actores hasta poseerlos. Cada movimiento, cada gesto se da al milímetro. Nada se ha dejado al azar. Como en todas las películas de Ang Lee, todo tiene su razón de ser y la única escena de pasión de Elinor es la noche en que su hermana esta a punto de morir. En una sorprendente toma sobre la cama de la casi agonizante Marianne, cuyo cuerpo se dibuja bajo las sabanas, como los cuerpos yacentes de mármol en las catedrales, Elinor se deja llevar a la desesperación, a los llantos sin control; la toma siguiente es el jardín, perfectamente ordenado, tranquilo, sereno en la paz de la mañana. Y me parece también magnifico de sutileza el breve momento en que el Coronel, después de traer a la madre de la enferma, espera en la puerta, y el solo “gracias” provoca un imperceptible cambio en la actitud de todo del cuerpo, como una dulzura, una suavidad que el personaje por fin se permite.

Toda la dirección de arte es perfectamente fiel a una época que apreciaba el exceso de muebles, elementos decorativos, pinturas . La profundidad de la fotografía permite ver en perspectiva las habitaciones, como en una metáfora de los sentimientos. Que no se expresan. La vestimenta de la época, los cuellos altos, obligan a un porte altivo. Los peinados rizados son como una alusión a la espontaneidad, pero controlada.

Los paisajes de hierba muy verde, los cielos con nubes delicadamente colocadas, parecen pinturas de John Constable. Los elementos naturales, lluvia y viento, amados de los románticos están manejados con la fuerza que necesita el personaje de Marianne (Kate Winslet)

El coronel Brandon,, con la voz profunda de Allan Rickman (el oscuro Severus Rogue de "Harry Potter"), es el hombre serio, que no se preocupa de la moda, el que dará un amor firme y fiel, aparentemente opuesto a lo que desea Marianne pero en realidad lo que le dará seguridad. Ella pasara de la sensibilidad exacerbada a la razón. Ella que quería vivir una novela, con versos de Shakespeare, flores silvestres, y un caballero que la salvara en medio de la tempestad. Todo lo que le daba Willoughby

La joven sensata, Elinor, (Emma Thomson, un poco forzada para el personaje, debido a su edad, 19 años en la novela!) , callada y protegiendo el recuerdo de un amor nunca declarado, encontrará el mas fiel de los amores, recompensa a su propia lealtad, ya que Edward Ferrars (Hugh Grant) el torpe, el que se encuentra en la pobreza por la intolerancia de su hermana malvada, se liberado de su compromiso por una novia caprichosa.

También están los miembros de la sociedad, de la ciudad o del campo, los que hablan de todo y de nada, pero sobre todo los demás Y en un rincón, esta Hugh Laurie ( Doctor House) igual de gruñón que lo será siempre.

Una película, muy respetuosa del espíritu de la gran autora inglesa, en el guión, las interpretaciones y la ambientación. Vale mucho la pena verla.

Tuesday, June 29, 2010

Toy Story 3 (Lee Unkrich, 2010) – 5/10

La tercera parte de la cinta que revoluciono la animación y puso a Pixar en el mapa es una divertida secuencia de eventos con personajes que se han vuelto icónicos. La cinta es divertida sin duda, pero se reciente claramente que el momento se está acabando. Por mucho que nos guste Toy Story, hay que admitir que lo mejor sería que se terminara aquí.

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Andy (John Morris) está a punto de irse a la universidad y es momento de decidir qué hacer con sus juguetes de la infancia. Una serie de errores hace pensar a la pandilla que Andy quiere deshacerse de ellos y aprovechan una oportunidad para sumarse a las donaciones a un jardín de niños. Como siempre, Woody (Tom Hanks) cree que su lugar esta junto a Andy, sin importar nada más. En el jardín de niños, lo que parece ser un sueño hecho realidad, niños por doquier, se torna en una pesadilla, pues el simpático oso Lotso (Ned Beatty) es en realidad un tiránico dictador. Los juguetes al final encuentran la manera de seguir haciendo felices a los chamacos dentro y fuera de la película.

Esta es la primera cinta en la cual el 3D se siente “orgánico” y no como un truco para vender boletos más caros. No quiero decir por ahí que esta tan pulido como podría, pero la estética de la cinta definitivamente se integra mejor con esta tecnología de lo que hicieron Up (Docter, 2009) y la despreciable Avatar (Cameron. 2009). Las secuencias de brincos, y giros y acrobacias de Buzz (Tim Allen) o cualquiera de los otros juguetes gana un poco en emoción, aunque no mucho, gracias al 3D.

La cinta arranca inmediatamente con la acción, no solo en la secuencia de apertura con el juego de Andy, sino de entrada el conflicto es presentado y no hay demasiado tiempo perdido en aburridas presentaciones. Tal vez hay demasiados momentos de tristeza y nostalgia, sobre todo en las muchas veces que Woody debe decidir entre sus amigos y Andy; lo cual podría indicar que efectivamente esta es la última ocasión en que veremos a estos simpáticos personajes. Algo que a pesar de todo es deseable.

La historia no es radicalmente diferente a la de Toy Story 2, donde una equivocación aleja a los juguetes de su dueño y deben hacer hasta lo imposible para regresar. La construcción del “malo” es prácticamente idéntica (salvo que en esta ocasión es más adorable) e inclusive la secuencia de conflicto final tiene momentos demasiado parecidos. Eso sumado a un numero un poco elevado de auto referencias (la garraaaa) me hace pensar que esta franquicia ya dio todo lo que podía, y seguir en este sentido terminaría por destrozar a los simpáticos personajes.

Toy Story depende por completo de algunas ideas acerca de crecer (léase, aprender a dejar cosas atrás), algunos diálogos astutos, y las acrobacias de los juguetes. Hay un número limitado de veces en las cuales el todo se puede repetir de la misma manera. Por ahora sigue siendo divertido, pero no por mucho. La inclusión de los Gipsy Kings definitivamente ayuda y la referencia a Miyasaki también.

Un Chien Andalou (Luis Buñuel, 1929) - 4.5/10

Tal vez el cortometraje más reconocido en el cine es sin lugar a dudas un momento interesante, saltando de escena en escena siguiendo las asociaciones a veces formales, a veces conceptuales. Poco más puede decirse, y parecería que esa es la intención.

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Una navaja rasgando un ojo es la imagen más reconocida de esta cinta, resultado de una conversación entre Buñuel y Dalí, dos de los nombres más reconocidos del Surrealismo. A partir de ahí, siguen 16 minutos de secuencias de imágenes cuyo origen son los sueños de los creadores y asociaciones temáticas y visuales entre ellos.

De acuerdo con Buñuel, sería un error buscar interpretar estas asociaciones buscando en ellas una intención discursiva. Es difícil resistir esa tentación, pero es tan sencillo caer en alguna teoría donde pese mas la intención de analizar que el contenido propio de la cinta.

Finalmente es un ejercicio surrealista, buscando explorar los límites del inconsciente tanto en los creadores como en la audiencia. Juzgar Un Chien Andalou bajo los parámetros tradicionales es difícil, pero en términos de estética y ejercicio formal, es definitivamente interesante.

Sunday, June 27, 2010

Trece guerreros (J. Mc Tiernan-1999) 5/10


Una película de acción que pretende dar una visión nueva de la historia medieval: los Moros estuvieron en contacto con los Vikingos. Pero el resultado es bastante aburrido.

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Podría ser una película de iniciación, ya que nos quiere narrar la evolución de un hombre joven, en el transcurso de un viaje a tierras lejanas, al contacto con un modo de vida y unos valores totalmente extraños, que va encontrar un sentido a la vida : la escritura. Podría ser “Los siete samuráis”, o sea un grupo de valientes volando al socorro de un pueblo de campesinos amenazados.

Pero la historia se torna bastante aburrida y esperada. Aunque tenga escenas de acción, (las batallas), de horror (el descubrimiento de los cadáveres que dejaron los seres extraños que asedian a la población, de misterio( la persecución en las cavernas hasta encontrar la “madre” de los atacantes).

Pero las escenas de batalla están filmadas como tantas veces: sin el sonido natural, con música de de percusiones, caballos bajo una lluvia de sangre, sudor y lagrimas, en cámara lenta. Choque metálico de las espadas y gritos de animales. Y la lluvia que no cesa hace brillar los rostros y las heridas.

Unas ideas interesantes: los hombres con cabezas de osos. ¿Pero cuantos osos han de haber matado para tener tantas cabezas, dientes y pieles? La serpiente de fuego, constituida por centenares de hombres a caballo llevando antorchas que después lanzan como armas. Pero, ¿como puede haber tantos combatientes organizados en una zona tan despoblada?

La cámara se detiene largamente sobre la mirada de Banderas como diciéndonos: Miren esta mirada profunda y aprendan de ella. Pero no expresa gran cosa….

Wednesday, June 23, 2010

Man on the Moon (Milos Forman, 1999) – 5/10

Fue la canción de R.E.M. que no dejaba de sonar en mi cabeza que me empujo a ver esta bonita cinta. La música resultó no ser lo más interesante; si Andy Kaufman fue en realidad como la película lo muestra, definitivamente hubiese resultado emocionante estar ahí cuando todo sucedía.

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Andy Kaufman (Jim Carrey) fue un “comediante” norte americano que causo gran sensación y revuelo en su momento. La cinta lo sigue a través de momentos importantes en su carrera junto con su compadre Bob Zmuda (Paul Giamatti) y el producto George Shapiro (Danny DeVito, quien compartió créditos con Andy Kaufman en la serie Taxi). Reconocido por sus actuaciones subidas de tono donde la realidad y la ficción se confunden, Kaufman se enfrenta a la realidad que construyo cuando nadie parece dispuesto a creer que está muriendo de cáncer. Inclusive puede ser que aun sigue con vida….

La secuencia inicial es divertida en un tono inocente, que parece confirmarse con la secuencia de Kaufman niño jugando al presentador de televisión y la primera actuación que vemos de él como adulto. La imagen se desvanece pronto. Kaufman no era un comediante, ni siquiera un “hombre de canto y baile” como se definía. Kaufman era un provocador, y eso es infinitamente más interesante.

Desde la perspectiva formal, está padre como hay una mezcla entre la realidad y la ficción, cosa que queda de maravilla con la directiva en la vida del personaje principal. Actores que se interpretan a sí mismos, montajes que superponen a Jim Carrey con las tomas de la época; todo esto ayuda a transformar a Carrey en Kaufman y a reforzar esa confusión entre lo que es real y lo que no. La actuación de Carrey está un poco entre los dos extremos que lo caracterizan. No es el bufón que generalmente es, aunque no sentí el peso que tuvo en, por ejemplo, Eternal Sunshine of the Spotless Mind. Tal vez porque su personaje es casi un bufón como él mismo.

Lo realmente interesante en el personaje de Kaufman es su interpretación de la vida y del humor. Sus chistes que nadie entiende, bromas que se caracterizan sobre todo porque son pataditas a lo que la sociedad da por sentado. Sí, hay algunas bromas blancas que son divertidas, eso es lo que le dio la visibilidad en un inicio. Pero la riqueza en su propuesta viene sobre todo de ese afán por ir en contra de lo predecible, sin importar que. De no tener miedo en destruir y reconstruir y volver a destruir su imagen, en la personalidad siempre cambiante, en la decisión consciente de no tomarse en serio, hasta las últimas consecuencias. Si Andy Kaufman fue realmente así, es definitivamente lo más cercano al Joker (el enemigo de Batman) que haya existido (hasta ahora).

Yojimbo (Akira Kurosawa, 1961) -5.5/10

Siete años después de los Siete Samurái, Kurosawa explora el mismo tema acerca de la responsabilidad de una clase privilegiada para con los as desfavorecidos. Tal vez porque ya había dicho lo que tenía que decir, tal vez porque el entusiasmo ya no era el mismo, Yojimbo es menos intensa tanto en el fondo como en la forma. Aun así tiene más de un momento memorable.

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Dos pandillas rivales han destrozad la vida pasible de un pueblo. Un samurái (Toshiro Mifune) sin rumbo llega por casualidad a dicho pueblo y decide hacer algo al respecto. Utilizando no solo su pericia con la espada, pero también su inteligencia, logra que las dos pandillas se destrocen una a otra, para al final solo dar el golpe de gracia, y rescatar al pueblito.

Desde el inicio la cinta esta construida mostrando los extremos que se oponen y entre ellos el Samurái. Como el campesino y su hijo, o en repetidas ocasiones miembros de las dos pandillas opuestas. Toda la dinámica de la cinta es esa, el samurái que no pertenece a ningún bando, desde ninguna perspectiva. No es miembro de ninguna de las pandillas, tampoco tiene lugar en la oposición entre los paisanos y los bandidos. No pertenece a ningún sitio. Pero tiene una idea, que parece ser una noción de lo que es correcto, puesto que no hace lo que hace por beneficio propio. A pesar de que al final termina muy golpeado, sigue haciéndolo.

La metáfora de una clase media educada que no puede identificarse con la masa, pero que desprecia igualmente a quienes abusan del poder parece clara. Ni en uno ni en otro bando, fácilmente podría unirse al abuso, pero sabe que su responsabilidad es ayudar a la masa a tomar el control, por su propio bien.

Bonitas imágenes, momentos divertidos y emotivos, aunque por momentos se siente floja, Yojimbo es una muy buena cinta.

Miller’s Crossing (Los Hermanos Coen, 1990) – 7.5/10

Los hermanos Coen son la onda. Todas sus películas son la onda. Divertidas, bien construidas, y sobre todo inteligentes. Miller’s Crossing no es la excepción, la historia es envolvente, con personajes interesantes y buenos diálogos (What’s the rumpus?); y lo mejor es que hasta la escena final entendí cual era toda la onda.

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Tom Reagan (Gabriel Byrne) es la astuta mano derecha de Leo (Albert Finney) el mafioso que controla la ciudad. Hasta que un conflicto entre Gaspar (Jon Polito) y Bernie (John Tutrturro) se convierte en una guerra entre mafiosos; porque Leo está enamorado de la hermana de Bernie, Verna (Marcia Gay Harden) y por lo tanto protege a Bernie. Cuando Tom no puede convencer a Leo de dejar las cosas por la paz, confiesa sus aventuras con Verna, se cambia de bando, traiciona a todo el mundo y restablece la paz. Y al final entendemos que fue por amor.

Personajes increíbles como siempre, secuencias de diálogos ingeniosos, hilarantes, e inteligentes, eso no es sorprendente y siempre es grato. Lo que me sorprendió es que en una historia acerca de mafiosos en los años 30 hubiese personajes abiertamente homosexuales. No soy historiador, pero me parece algo fuera de contexto. Ahora, si esto en realidad era común puede ser que mi lectura de toda la cinta este equivocada; pero partiendo de esa pista, mas la secuencia de acciones de Tom, quien parece calcularlo todo y estar por encima de todo, mas la escena final, creo que Miller’s Crossing es una historia de amor.

La homosexualidad de Bernie, Eddie Dane (J.E. Freeman) y Mink (Steve Buscemi) comienza a insinuarse desde la primera escena, en la que Leo establece la conexión entre Bernie y Mink, pero Dane defiende a Mink a capa y espada. Poco a poco la dinámica se va haciendo más evidente. Paralelamente, el triangulo amoroso entre Tom, Verna y Leo cobra mas y mas importancia. Las acciones de Tom pueden ser juzgadas como resultado de la lealtad en el sentido estricto (una vez que entendemos el plan). Así que todo es tan sutil que no hay razón para pensar nada.

Hasta que Leo le dice a Tom que se va a casar con Verna, hasta que Tom pierde la compostura y decide quedarse solo. Hasta que Tom mira a Leo alejarse que queda claro porque, o por quien, Tom hizo todo lo que hizo.

The Informant! (Steve Soderbergh, 2009) – 6.5/10

Soderbergh tiene la capacidad de hacer cintas completamente distintas las unas de las otras en términos de su calidad. De Erin Brokovich a Traffic y de regreso a la saga de Ocean’s. The Informant! Comienza como una bonita comedia absurda, y poco a poco se transforma en una película inteligente y de verdad interesante.

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Basada en una historia real: Mark Whitacre (Matt Damon) es el ejecutivo más joven en ADM, una empresa gigante que se dedica a la comercialización de derivados del maíz. Por presiones internas Mark inventa una historia de espionaje corporativo que atrae al FBI, y entonces Mark decide confesar que ADM y sus competidores están ilegalmente ajustando precios en el mercado. Durante años Mark ayuda al FBI a recaudar evidencia, pero pronto descubrimos que Mark es el mismo un criminal, y que en realidad el tipo esta chiflado.

La película hace un trabajo genial presentando a Mark, todos los rasgos de su personalidad están ahí desde el inicio, pero un excelente trailer y la presentación selectiva de información, hacen que lo leamos de manera incorrecta. Mark no es un imbécil que pone en peligro la investigación del FBI, al contrario, el tipo es realmente inteligente y se las arregla para que todo salga bien. Al mismo tiempo, es un mentiroso patológico, es un sujeto bipolar que no puede callarse y tiene una concepción completamente errada de sí mismo y la realidad.

La narrativa de la cinta es genial, revelando poco a poco al personaje, mostrándonos como las mentiras se construyen, aunque no sepamos aun que son mentiras, y llevándonos de la mano hacia el descubrimiento final, la revelación de los verdaderos motivos de Mark, y su personalidad.

La actuación de Matt Damon funciona a la perfección, con una personificación a todos niveles convincente, el lenguaje corporal, las expresiones…y por supuesto los diálogos, con los más memorables siendo los monólogos internos. La manera en que su mente divaga es sensacional, como por un momento parece rasgo de su estupidez, pero muestra también lo separado que está en realidad de todo. Como sus monólogos internos se ven sustituidos por sus discursos para el micrófono del FBI, después por sus mentiras abiertas y finalmente, la voz interna que intenta salvar la mentira, por absurda que sea, hasta que ya no puede y hay silencio.
Es interesante también como las racionalizaciones de Mark ante su comportamiento no son tan diferentes de las que día a día nos inventamos, para justificar un comportamiento que no tiene en realidad una justificación real.

La última estación ( M.Hoffman - 2009) 6/10


Una película que pretende ser biográfica sobre uno de los grandes maestros de la literatura, pero se salva de lo ridículo solo por la notable interpretación de Helen Mirren.

Ficha IMDb

La cinta utiliza la excusa del gran Tolstoi, en el final de su vida, cuando se vuelve un tanto obsesivo, con sus ideas sectarias e intolerantes. En el círculo intimo del gran hombre y pensador, del escritor exitoso, introduce el joven secretario Valentin Bulgakov (quien no tiene nada que ver con Mikhaïl A Boulgakov, autor de El Maestro y Margarita, La Guardia blanca y La Isla Púrpura). Este, que existió realmente, sirve sobre todo al director como un espía, un ojo dentro de de la vida intima de Tolstoi y su familia. Aunque algunas escenas no pueden obviamente ser vistas por el secretario. Lo que le resta lógica a la propuesta de la película.

Por otro lado, Boulgakov es protagonista de una relación sentimental con una joven que trabaja en la comuna cercana, que funciona según los principios de la secta (perdon, filosofía) tolstoiana. Sin posesiones personales, sin relaciones personales. Todos para uno y uno para todos. O sea, una sociedad comunista. Pero sin sexo. Y ahí viene otra contradicción. Porque la relación entre los dos no es nada tolstoniana…

Muchos clichés de la vida rusa: la casa en el campo, las comidas bajo los árboles, los abedules, el samovar y las blusas campesinas.

Lo único que salva la película es la actuación de Helen Mirren, magnifica esposa rechazada, aristócrata humillada, madre que lucha para salvar la herencia de sus hijos aunque estos queden subyugados por el prestigio romántico de su padre y por la influencia perversa de Cherkov, gran sacerdote de la religión tolstoiana. La única que no se deja llevar, que conserva la cabeza fría frente el mito en construcción. Aunque a veces los nervios, el amor desesperado, la angustia la llevan a escenas que están al borde de la locura. Y todo el arte de Helen Mirren esta ahí, en hacernos sentir al mismo tiento compasión y burla, sin dejarnos caer en ninguno de os dos.

Frente a un Christopher Plummer completamente fiel a la iconografía de Tolstoi viejo, seguro de su importancia y de que le dio al mundo una herencia única, que se cree un apóstol, a quien le hacen creer que lo es, y que se pone el disfraz.

Y la pelicula termina en la última estación. ¿De un hombre que creyó ser Cristo? que transformaron y se transformó en un ser inhumano, que olvidó lo que vivió, compartió, creó con otros, para convertirse en un ídolo ¿O el vía crucis de una mujer que fue sacrificada y luchó hasta el final para recuperar su lugar?

Lo que el viento se llevó (V. Fleming - 1939) 8.5/10


Los colores están pasados. Los actores parecen moverse en escenarios de papel y cartón. Pero Scarlett sigue siendo la misma, niña tonta y mujer invencible. El viento no se ha llevado nada.


Ficha IMDb

Una mujer entre dos hombres: Ashley Wilkes, el idealista del sur agonizante que vive en el pasado, y Rhett Butler, el cínico del norte triunfante, que vive en el futuro. Scarlett que seduce a los hombres sin importancia, pero con dinero, con su voz chillona de niña mimada y sus faldas que revolotean. Pero que es amada de los hombres con carácter por la fuerza que la lleva a sobreponerse a todo.

Su fuerza, la utiliza para satisfacer sus caprichos egoístas, pero esta toma posesión de ella muy a pesar suyo, en las situaciones dramáticas, donde ella es la única que tiene suficiente valor para salvar a todos. Como en la escena del incendio de Atlanta, después del beso de Rhett, y cuando ve que el no cederá a sus suplica de acompañarla en su jornada de regreso a Tara. Después de una mueca, y una lagrimita (falsa), toma el caballo por la rienda y lo jala con todas sus fuerzas.

Mujer egoísta, que no quiere a nadie, salvo su capricho infantil de amor por Ashley, pero que puede dar todo y hacer todo por Tara, la casa, la tierra.

Scarlett se define también en oposición a Melanie, la fuerza altruista, la paciencia, el don de si, la aceptación, con los que la merecen (Belle Watling, la dueña del burdel) o los que no la merecen como la perversa Scarlett.

La película usa efectos muy sencillos para facilitar la comprensión y acelerar el relato: cartas, pósters, anuncios, un cheque, nos ponen al tanto de los acontecimientos, de la vida personal o de la actualidad política.

El vestuario permite efectos de las amplias faldas con crinolinas hacen los movimientos mas dramáticos. Y no olvidemos las enaguas rojas que Rhett le obsequia a Mammy. El vestuario vehicula muchos significados: no se viste igual la jovencita que la mujer madura, la recatada que la coqueta, la dueña de una “maison” o la joven viuda. La garden-party no es un baile, el escote varia. Y mucho. La moda cambia de una ciudad a otra, de una época a otra. Y dominarla es un arte, como lo demuestra Scarlett cuando se pone, a propósito, al revés el sombrero que Rhett le trajo de Paris.

Los efectos de cámara nos dan un panorama amplio sobre los desastres. Un zoom hacia atrás nos descubre las filas de muertos y heridos en la estación de Atlanta y acaba con la bandera de los Confederados en primer plano: el Sur esta tan herido y agonizante como todos estos soldados.

Los contrastes de luz con un recurrencia de negros y rojos, los efectos de sombra china, para el parto de Melanie, para la fuga de Atlanta, o para el final de la primera parte : la dramática silueta negra, diminuta sobre un himeneo cielo rojo.

Es cierto que la película esta llena de clichés: la buena mujer frete a la mal, los negros, todos tontos (menos Mammy) pero tan bondadosos y fieles a sus dueños. Rhett el cínico decide en el último momento combatir del lado de los vencidos, por el honor.

Pero esta cinta lo tiene todo: grandes interpretaciones, una historia bien contada, sin tiempos muertos, una música excelente (Max Steiner, el que hizo A star is born con Judy Garland) con el leitmotiv de Tara, una fotografía magistral, un aporte documental no despreciable, un ritmo equilibrado que alterna escenas intimas con escenas multitudinarias, entre cómico y drama, con frases para recordar, para reír y para llorar.

Un espectáculo completo.

Saturday, June 12, 2010

Robin Hood (R. Scott - 2010 ) 7/10


Una buena pelicula de accion, con detalles historicos bien documentados.

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Enmarcada entre dos tipos de dibujos para los créditos: iluminaciones medievales al principio y dibujo moderno y desvanecido para los créditos finales, la película avanza en un montaje alternando las escenas en la aldea en Inglaterra, ahí donde esta Marion, zona de intimidad y tradición y los lugares de guerra (ataques a castillos con Richard, o con el rey de Francia), o de poder (la torre de Londres), entre lealtad y traición. (Marshall- Godfrey), entre honor (respetar la promesa hecha a un moribundo) y mentira( tomar su lugar).

Muchos hechos son históricos: lucha por el poder entre hermanos, vieja rivalidad entre Francia e Inglaterra, desde que un francés, Guillermo el conquistador invadió y sometió los sajones en Hastings en 1066. También la necesidad de dinero que tienen los reyes, la opresión al pueblo y a la nobleza para obtenerlo. La Carta magna redactada en 1215 por los nobles ingleses para defender su libertad frente a la arbitrariedad real.

La película es bastante fiel en el aspecto documental: formas de vida, cultivos, fiestas, vestimenta, comidas, alojamiento, artes bélicas. Pero sobre todo llaman la atención las referencias explicitas al sincretismo entre cristianismo y antiguas prácticas celticas: elementos decorativos en las cruces de piedra, joyas, bordados, el equipo de los caballos, el ritual de incineración de los muertos. Referencias a un alto medioevo, que las anteriores cintas sobre Robin Hood, mas preocupadas por una imagen mitológica, no enseñaban, interesadas más en transmitir sin cuestionarla una imagen folklórica de la Edad media.

La película resulta bastante entretenida, con cambios de ritmo, con actores que conocimos en papeles secundarios ( M. Strong ) o estelares (W.Hurt) y hasta Max Von Sydow, a quien vemos mucho últimamente, como si resucitara al cine en sus últimos daños de vida ( Isla siniestra - M. Scorcese – 2010 ) . Recordemos que Max von Sydow fue el caballero errante que se encuentra con el diablo en el camino vuelta de las cruzadas en la magnifica película de Ingmar Bergman El séptimo sello.

Las escenas de batallas son bastante bien logradas, con buena música, pero las mas logradas son las escenas en mar. La batalla final en la playa con la llegada de los ejércitos, el desembarque (¿ya tenían barcos de desembarco como en El día más largo (K. Annakin, A. Marton y B. Wicki -1962) y la muerte del traidor, con la cámara en visión subjetiva, en el lugar de la flecha. Esta secuencia es obviamente una alusión a la flecha de Kevin Costner en Robin Hood: Príncipe de los ladrones (K. Reynolds - 1991)

El final, bastante irónico, nos explica que la película no contará las aventuras del “que robaba a los ricos para darles a los pobres”. Eso es otra historia. Ridley Scott, el, nos contó la historio verdadera. Obviamente esto nos da a entender que habrá continuación. Pero también nos da a temer que la secuela sea parecida al clásico mito de Robin en el bosque con Marion y los chicos., en contra del malo Sheriff de Nottingham.

El relojero de Saint Paul ( B. Tavernier - 1974 ) 7.5/10


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Una pelicula de suspenso, un drama personal. Pero sobre todo un testimonio sobre una epoca particular en Francia.


La película de Bertrand Tavernier es una película histórica. Retrata una Francia bien particular en un momento preciso. Hace referencia a eventos de los años 70: constitución de una izquierda unida para ganar en las elecciones, manifestaciones de prostitutas, constitución de milicias de vigilancia en las empresas, y sobre todo presencia de un malestar social que no se ha disipado después de Mayo del 68, a pesar de la comodidad un poco tonta en la que viven los ciudadanos. Un malestar difuso que de vez en cuando explota y quema coches.

La cinta es adaptada de una novela de Georges Simenon, L’horloger d’Everton, que fue escrita durante la estancia del escritor belga en Estados Unidos; la acción se desarrolla en una pequeña ciudad del estado de Nueva York. Por motivos económicos no se pudo filmar allá y Tavernier recibió facilidades de la presidencia municipal de Lyon para rodar ahí.

En contraste con la ciudad de Lyon, muy bien filmada, ciudad apacible y burguesa (las orillas de los ríos, la amplia Plaza Bellecour, las callecitas populares, el jardín zoológico de la Tête d’Or, los mercados, porque la comida es muy importante en Lyon), Tavernier nos presenta, desde el principio de la cinta, los coches ardiendo en la noche.

Lo que en la novela era el drama individual y solitario de un padre, la búsqueda en su pasado de los motivos que llevaron a su hijo a matar se transforma en el camino en solidaridad: con los amigos, con el comisario comprensivo. Queda el silencio del hijo, ausente durante casi toda la película, que se niega a hablar con su padre y hasta a mirarlo. Queda la voluntad del padre de apoyar al hijo cueste lo que cueste.

La explicación encontrada por el padre de la novela es la misma que en todas las novelas “duras” de Simenon : sometido a la tiranía femenina (de al madre o la esposa), el hombre trata de escapar un día, por un solo momento talvez (en la infidelidad, en la aventura, en un matrimonio sin sentido, en el crimen) Es una explicación sicológica individual a la que se llegara por una introspección y los recuerdos.

Tavernier, cineasta comprometido con la sociedad, como lo prueban otras de sus películas (“Que la fête commence” - 1975, “L.627” - 1992 ) encuentra un significado político, en el sentido moral de la palabra : el hombre que mató el hijo era un canalla. Matar a un canalla es un deber. No es moral dejarlo vivir.

Y el padre entiende el deseo de su hijo que no se ensucie su acto con motivos pasionales (lo que quiere hacer el abogado para conseguir atenuantes) o políticos (lo que hace el tribunal). No es el acto de un terrorista, no es el acto de un izquierdista. Es el acto que un hombre moral, que todavía cree en una sociedad limpia, cuando todos se han embrutecido con la comodidad material y el confort intelectual de la televisión. La única escena que se ve del juicio es una toma del padre en contrapicada donde afirma con fuerza: Estoy completamente, enteramente solidario con mi hijo.”

Los diálogos, a veces muy fuertes, llenos de rabia contra una sociedad sin ideales, a veces muy ligeros y llenos de complicidad, permiten a los actores (Philippe Noiret y Jean Rochefort, de los más grandes que hubo en Francia en estos años) acompañarse en una búsqueda de la verdad que no es la verdad policiaca. Los cambios de lugares publicas a privados, abiertos a cerrados, con puertas que se cierran, llevan a lugar cerrado por excelencia: la prisión.

Padre e hijo se vuelven a encontrar, se vuelven a hablar, en la prisión. La aceptación mutua les da paz y libertad.

El secreto de sus ojos ( Campanella - 2009) 9/10



Sencillamente una maravilla. Una película para ver y volver a ver.


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Basada en la primera novela del escritor argentino Eduardo Sacheri

El punto central de la película es el tema de la pasión. Como lo explica muy bien el personaje de Sandoval, la pasión es lo que no nos podemos quitar, aunque nos duela o nos dañe, o nos cueste. Es lo que no se puede desprender de nosotros. Es lo que nos hace vivir. Cada personaje de la película tiene la suya: para Espósito es el amor silencioso que siente por Irene, para Sandoval es el alcohol, para el criminal, es el futbol, para el Ricardo Morales, el esposo de la victima, es el deseo de venganza. Y la pasión lleva a encontrar la verdad, verdad del crimen, verdad de las desapariciones, de las muertes, verdad de si mismo y del propio destino.

La historia alterna la época actual, tiempo de la escritura (maduro Espósito , exitosa Irene) y la reconstrucción de los hechos. El hecho de que ella finalmente acepte la existencia de la obra escrita, su derecho a existir en cierta forma, lleva a Esposito a cerrar las puertas, a buscar la conclusión de cada una de las interrogantes que quedaron en suspenso.

El suspenso, el drama, la burocracia, el régimen totalitario y su utilización de policías tapados, la evolución de los sentimientos, el humor (las mil maneras de Sandoval para contestar el teléfono y no tomar las llamadas), la película logra mantener con igual talento todos estos hilos, apoyada con una excelente música, o silencios significativos.

Una fotografía extraordinaria, tan fuerte que puede prescindir en ciertos casos de la casi totalidad de la pantalla, ocultando lo inútil atrás de un primer plano. Y dejando solo lo que es importante, usando de los enfoques para indicar donde esta lo que vale la pena mirar, lo imprescindible.
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Un perfecto sentido de lo indecible, logrando que la sospecha nos invade cuando el esposo, 20 años después, se niega a hablar y pensemos, por el montaje, que , talvez,…. el la mató.

Donde los sentimientos pasan por los ojos, por las actitudes, por los silencios. Cuando un amigo se deja matar por su amigo, y una fotografía volteada es a la vez el medio para dirigir los tiros hacia si, y para que el amigo entienda el sacrificio.

Las puertas se abren y se cierran, al ritmo de las verdades que se comunican o se esconden.

Varias escenas son memorables .me limitaré a mencionar la escena del estadio, en la noche, como único espacio luminoso y brillante en medio de la ciudad oscura, como un imán que atrae, al cual no se puede escapar, como no se puede escapar de la pasión. Como la cámara se acerca, entra….. Es magistral.

O la escena, casi de terror, cuando Espósito descubre el asesino, encerrado de por vida por el viudo.. La sentencia era “perpetuidad”. Pero el sistema, necesitado de matones, y el superior de Espósito e Irene, celoso, liberaron al criminal. El viudo ejecuta la sentencia y le da prisión a perpetuidad. Sin hablarle. Las rejas alrededor del cautivo están filmadas de tal forma que tanto el encarcelado como el carcelero aparecen atrás de varias capas de rejas, los dos en la misma penumbra.

Excelentes actores. Nos los conocemos, y talvez un espectador argentino pudiera decir que actúan como lo acostumbran hacer, sin mucho esfuerzo de interpretación. En ese aspecto, no podemos decir nada. Al verlos por primera vez, nos parecen muy adecuados para los papeles, con un trabajo en el vestuario interesante (el rojo para Irene, en su ropa y en el escenario en el cual se desempaña. El rojo, color de la pasión).

En conclusión, una película para ver y volver a ver, para tomarse el tiempo de encontrarle mas bellezas secretas.

Capitalism: A Love Story (Michael Moore, 2009) – 2/10

De lejos la peor cinta de Michael Moore (de las que he visto). Posiblemente el tema más relevante, puesto que engloba todos los otros que ha tocado antes, realizada cuando podría haber tenido un impacto real, mientras los gringos sufrían las consecuencias devastadoras de su propio sistema, Capitalism: A Love Story es poco más que una oportunidad desperdiciada.

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Usando como punto de partida la crisis económica que comenzó con la debacle de los préstamos hipotecarios en los EUA, Moore rebota de una cosa a la otra sin real consistencia intentando, creo, demostrar que el capitalismo por principio es maligno al beneficiar a un puñado y perjudicar a la masa de la que depende.

Tal vez es porque quería decir tanto, o porque intento hacerlo en tan poco tiempo, pero esta película no tienen ni pies ni cabeza. No hay una línea narrativa que lleve a la exploración o cuestionamiento del tema, no hay una temática definida ni siquiera, ya no digamos un propósito u alternativa real. Hay momentos de verdad patéticos como la entrevista al actor Wallace Shawn (“es actor, pero también estudio economía”… ¿te cae?) o al padre de Moore, con quien recuerda momentos de la infancia.

Aquí y allá hay momentos de lucidez, como la grafica que muestra que mientras el salario de un empleado promedio no ha aumentado en comparación con la inflación en los últimos años, el de los altos administrativos ha crecido en más de 400%, o que un banco compartió con sus clientes más acaudalados un documento alabando la nueva oligarquía. El más relevante siendo la muy atinada observación de Moore: el 1% de la población que tiene más recursos que el combinado del 95% que menos puede seguir en esa posición, solo porque el 95% ha sido engañado para creer que algún día, tal vez, ellos podrán ser parte del 1%.

Creo que Moore quería aprovechar la crisis económica generada por la rapaz avaricia de las instituciones financieras que, como debe ser en el sistema capitalista, resulta en el beneficio de unos cuantos a costa de las pérdidas de muchos. Definitivamente hubiese sido interesante aprovechar ese momento. Pero Moore hubiese podido enfocarse solamente a esa consecuencia específica del capitalismo sin frenos y su control sobre el sistema político norteamericano. En vez de eso quiso abarcar demasiado. Y el que mucho abarca…

El capitalismo sin riendas es un sistema inhumano, es un hecho, debe ser denunciado, sin duda. Solo por eso Moore tiene crédito a mis ojos. Pero al final esta cinta poco hizo para demostrar su punto, y es simplemente patética.

Rushmore (Wes Anderson, 1998) – 7/10

El segundo largometraje de Wes Anderson y sus amigos es no solo un brinco impresionante a partir de Bottle Rocket sino una excelente cinta en sí misma. Una vez más con una mirada honesta, Wes Anderson logra una cinta realmente humana.

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Max Fisher (Jason Shwatzman) es un alumno excepcional en la academia Rushmore. No tanto por ser un buen estudiante; sino por la increíble cantidad de actividades extracurriculares que organiza y en las cuales participa activamente. Una serie de eventos desafortunados, incluyendo sus malas calificaciones, pero sobre todo su amor por la profesora Rosemary Cross (Olivia Williams) resultan en su expulsión de la academia. Las cosas se complican aun más cuando su amigo Herman Blume (Bill Murray, genial), millonario ex alumno de Rushmore, se enamora a su vez de Rosemary.

Hay varios temas que Anderson explora con frecuencia en sus cintas, como el absurdo al que llega la escalada de hostilidades (como en Fantastic Mr. Fox) o lo patéticamente normal que es la vida de gente extraordinaria (The Royal Tenenbaums) . En Rushmore comienza a investigarlos, así como su bonita relación con Bill Murray.

El personaje de Max Fisher es increíble, con su fría determinación mezclada con inocencia que lo lleva a hacer todo lo necesario para alcanzar sus objetivos, por mas erróneos que sean. Su talento le sirve para poner en pie increíbles obras teatrales en la escuela (muy parecidas a vacías películas de Hollywood) mientras que su inocencia le ayuda a plantear con toda seriedad las propuestas más absurdas. Al mismo tiempo queda en evidencia su fragilidad ante el rechazo de Rosemary y sus patéticos intentos por conquistarla.

Igualmente sensacional es Herman Blume, hundido en su miserable vida, intentando beneficiarse un poco de la energía de Max. Las mejores escenas de la cinta son suyas, como su fantástico clavado durante la fiesta de cumpleaños de sus hijos, o la conversación en el elevador con Max, mientras fuma dos cigarrillos a la vez, completamente destruido por el rompimiento con Rosemary. Genial.

Los personajes se siente reales, los diálogos están cargados de humanismo y humor, y el todo cuaja muy muy bien.

Sicko (Michael Moore, 2007) – 5.5/10

Jamás he sido fan de los documentales de Michael Moore en tanto que documentales. Su afán por probar su punto lo lleva de la comicidad a lo patético, pasando del discurso argumentativo a lo sentimentaloide barato. Dicho eso, me parece importantísimo que alguien esté ahí diciendo cosas apuestas a lo que los medios propagan. Más aun porque son cosas re importantes.

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Moore discute en esta bonita cinta acerca de la situación de las aseguradoras en su bonito país. Una nación donde todo está privatizado es una nación que no ofrece a sus ciudadanos un servicio de salud pública; resultando en uno de los más bajos niveles en el mundo occidental. Inclusive, de acuerdo con Moore, la mortalidad en recién nacidos es la más alta en América Latina, a pesar de un PIB por mucho superior al de sus vecinos.

La cinta muestra como las aseguradoras hacen todo lo posible por no cobrar, pero no pagar por los tratamientos de sus asegurados. Es decir, la prioridad del sistema americano de salud no es la salud, sino aumentar las ganancias. Aunque esto es horrendo, tiene todo el sentido del mundo. Los directivos, fundadores y accionistas de estas empresas no las crearon para curar a nadie, las crearon para hacerse ricos. Sería estúpido esperar de ellos que sus acciones fuesen en otro sentido. He ahí una de las características fundamentales del liberalismo: la infinita estupidez que se necesita para pensar que un país puede confiar a individuos interesados en incrementar sus ganancias la impartición de un servicio que la gente necesita.

Moore compara el sistema de salud gringo con el de Canadá, el Reino Unido, Francia y Cuba. Por supuesto, cualquiera de estos países tiene un sistema de salud mil veces mejor, porque están diseñados para proveer salud, así de sencillo. Es interesante desde la perspectiva narrativa como Moore ataca, explícita o implícitamente, todos los mitos alrededor de un sistema de salud universal con los que los gobiernos gringos han justificado la privatización de la salud. Por ejemplo, el mito de que un sistema privado permite a la gente elegir su doctor u hospital libremente (por oposición a un sistema de salud pública donde uno no elige donde lo tratan…lo cual es cierto solo en parte); la cinta presenta el caso de una pequeña que falleció porque la llevaron a un hospital que no estaba cubierto por su aseguradora. Los médicos se rehusaron a tratarla porque la aseguradora no pagaría.

El mejor momento es sin duda la discusión con el político británico Tony Benn, quien con una lucidez impresionante enlista de manera clara y precisa las grandes falsedades del sistema gringo. Escucharlo fue un verdadero placer que justifica por sí solo la existencia de Sicko.

Por supuesto Moore abusa de los close ups a personas llorando y tomas similares, que son su sello; pero aun así la realidad que muestra es ineludible. Un aviso para aquellas sociedades que no han caído en esta trampa pero que, aceptémoslo, pronto caerán.

The Magnificent Seven (John Sturges, 1960) – 5

El remake gringo de la magnífica cinta Los Siete Samurái de Akira Kurosawa es increíblemente gringo. Muy bien dentro de su género, The Magnificent Seven revela mucho de la ideología del vecino del norte, sea que fue a propósito, o que sucedió de manera involuntaria.

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Un poblado de humildes mexicanos es atacado por un despiadado bandido. Ante su inminente retorno, los campesinos deciden ir a la frontera a comprar armas. Pero regresan con un grupo de 7 pistoleros decididos, unos por bondad, otros por razones personales, a ayudarles a deshacerse de los malosos, que son un montón.

En la original, Kurosawa tenía un mensaje conciso: la masa japonesa necesitaba dejar de lado la pasividad y tomar acción para construir una realidad que le favoreciese. Le correspondía a la clase educada, a la que pertenecía Kurosawa, transmitir a la masa el conocimiento necesario para que ellos tomaran acción. Así los samuráis transmiten a los campesinos el poder para defenderse, y terminar victoriosos.

En The Magnificent Seven muchas situaciones son idénticas, pero hay algunos cambios en la forma, como la desaparición de la composición triangular, o la presencia de los elementos naturales, que tienen mucho peso en la transmisión del mensaje de la original.

Lo que permanece y funciona muy bien es el ritmo de la cinta, alternando entre momentos de acción y momentos de gran pasividad; salvo al final cuando todo se precipita. El uso de la música es excelente y el desarrollo de los pistoleros bastante convincente salvo por el jovencito Chico (Horst Buchholz) que al intentar llenar dos roles, no llena bien ninguno.

Lo que desaparece por completo es el concepto de fondo. Al final los pistoleros gringos son traicionados por los temerosos mexicanos, pero para salvar su honor de pistoleros, regresan y le dan en la torre a los malosos. La idea inicial de ayudar desaparece por la voluntad del propio enaltecimiento. Si el significado de la cinta de Kurosawa desapareció intencionalmente o no, la ideología gringa está claramente manifestada en la adaptación.

Thursday, June 10, 2010

Bottle Rocket (Wes Anderson, 1996) – 5.5/10

El primer largometraje de Wes Anderson es de lo más cotorro. Si bien faltan algunos de los elementos estilísticos que tanto disfrutamos en el cine de este amigo; ya se sienten las preocupaciones de fondo y de forma que serán explotadas en sus siguientes filmes. Bottle Rocket es un excelente primer paso.

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Dignan (Owen Wilson) es un muchacho cuya única ilusión parece ser convertirse en criminal. Anthony (Luke Wilson) es su mejor amigo, y solo quiere ayudar. Junto con Bob (Robert Musgrave) planean y ejecutan un asalto, que los lleva a estar en las buenas gracias de Mr. Henry (James Caan) quien al aparentar confiarles un gran plan (que por supuesto echan a perder) roba la casa de Bob. También sale Lumi Cavazos y se enamora de Anthony.

En 1994 Wes Anderson realizo el corto Bottle Rocket que pueden ver aquí. A Ese corto llamo a atención de la gente adecuada, y Wes Anderson y Owen Wilson (co-guionista casi todas, sino todas, las cintas de Anderson) saltaron al estrellato. Bottle Rocket el largometraje es una reinvención del corto, solo que expandido y con el bonito agregado de la historia de amor entre Anthony e Inés (Lumi Cavazos) que aunque bonita, no tiene mucha relevancia.

El lado formal de la cinta no tiene demasiado interés. Los personajes por otro lado están muy bien construidos a pesar de algunas flaquezas en el guion. Como siempre los diálogos son excelentes manifestaciones de los personajes, que tienen cada uno su patología particular pero de algún modo el todo parece tener sentido.

El fondo de la historia es bonito también. Para mí todo se resume en la frase e Dignan:They will never catch me, because I am innocent. Que yo entiendo no como “no soy culpable” porque sabemos que es culpable, sino inocente como en “con el alma pura”. Cada una de sus estupideces, desde el “escape” de Anthony hasta sus comentarios sobre el robo a la casa de Bob y por supuesto sus planes para huir de la cárcel son la manifestación de la más pura inocencia.

Buena onda.

The Princess and the Frog (Ron Clements, John Musker, 2009) – 4/10

El regreso triunfal de Disney a la animación “tradicional”. A pesar de secuencias muy bien animadas y un maloso que se ve re bien, The Princess and the Frog se quedo corta.

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Tiana (Anika Noni Rose) es una muchacha harto chambeadora cuyo único objetivo es cumplir el sueño de su padre: abrir un restaurante. El príncipe Naveen (Bruno Campos) es un irresponsable príncipe que viene a Nueva Orleans con ánimos de casarse bien. El Dr. Facilier (JA!) (David Keith) es un brujo vudú que para hacerse de dinero y poder transforma al príncipe en rana. Entonces Tiana le da un beso a la rana, pero como no es princesa, se convierte en rana también. Entonces, juntos emprenden un viaje para recuperar su forma humana. Entonces se enamoran y descubren lo que realmente importa en la vida: un amigo cocodrilo que convenza a la gente de que te de lo que quieres.

Francamente no esperaba nada de la historia. Pero si del guion. Disney ha logrado antes incrustar dentro de sus historias sosas y predecibles algunos momentos con mucha chispa y diversión. Aquí hay un par tal vez, pero no muchos más.

El otro departamento donde hay una cierta tradición es en los personajes. Como siempre, en The Princess and the Frog es el maloso quien pesa en la pantalla; pero tras un poco de reflexión, es sobre todo porque no había mucha competencia. Es tal vez de los más aguados malosos que pueda recordar. Aun así su número musical casi me convence, sobre todo al final con su rostro pintado que me recordó una claverita de azúcar. Y la puntada de su sombra con movimiento independiente está padre. Los otros personajes tradicionalmente interesantes son los diseñados para el comedic relief. En este caso el cocodrilo jazzero Louis (Michael-Leon Wooley). Meh.

Lo que me sorprendió es lo plano de la dirección. La animación es muy interesante en algunas escenas, en otras...siento que intentaron demasiado dar esa sensación de “vieja escuela”. Pero la dirección, y esto ya lo había comentado con alguien al comparar esta cinta con Paprika es plana y monótona. No hay exploración de tomas, no hay un ritmo narrativo que se sienta dinámico. Son siempre los mismos planos, siempre los mismos rebotes…creo que no hay una toma que no sea paralela a la horizontal (OK, OK, hay un par de tomas picadas desde el cielo).

Al final es predecible y por momentos aburrida. Insisto en que “para niños” no significa estúpida. Los personajes pueden tener más de una dimensión, y la historia se puede resolver con recursos diferentes a un deus-ex-machina; porque de no ser por el cocodrilo, Tiana no tendría su restaurante…y francamente no sé como hicieron para pagar lo demás.

Friday, June 4, 2010

Where the Wild Things Are (Spike Jonze, 2009) – 5.5/10

Es una cuestión de tradición que toda historia para niños concluya con una mágica enseñanza moral. En el caso de Where the Wild Things Are, la enseñanza parece ser que no importa si ejecutas terribles destrozos y muerdes a tu mama, la cena estará esperándote, calientita y con pastel de chocolate de postre, después de que armes tu relajo. A menos que sea un error buscar una enseñanza.

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Max (Max Records) es un niño solitario y triste a pesar de los cuidados y atenciones de su madre (Catherine Keener). En un berrinche bastante impresionante, Max huye de su casa y se adentra en un fantástico mundo de criaturas extrañas, cada una más triste que la anterior. Max los convence de que es un rey y juntos echan relajo; hasta que la novedad se acaba y los problemas de siempre regresan. Entonces Max vuelve a su hogar donde su mamá lo espera con la cena lista.

En un primero momento me sentí un poco ofendido por lo que por un instante me pareció una alabanza al comportamiento errático de un niño. Y es que, a diferencia de todas las historias cuyo fin es presentar una enseñanza, no hay realmente un momento de cambio y crecimiento. Sí, hay conflicto y la complejidad de la situación se presenta ante Max, pero parece que mas que aprender algo, simplemente ya no es divertido, y definitivamente no hay un cambio en su actitud, igual regresa dando alaridos y degusta el pastel de chocolate sin decir “gracias’. Después de reflexionar un poco creo que la intención de la historia no es ser moralizante; es simplemente narrativa. Los niños necesitan lidiar, como todos, con la frustración. Así es como Max lo hace, destrozando el cuarto de su hermana, actuando como imbécil con su mama, y, reflejado en las bestias de su imaginación, destruyendo y corriendo y “stompeando” y demás…Nada cambia por ello, nada mejora, no se vuelve mejor persona, simplemente lidia con su frustración. Si lo pensamos un segundo, los adultos tampoco resuelven nada con sus métodos para olvidar sus decepciones.

No sé como sea en el libro; pero me parece interesante en la cinta que el mundo mágico de la imaginación, el refugio de Max, esta desde el inicio, y en todo momento hasta el final, plagado de tristeza. Tiene sentido, Max no puede dejar de sentirse triste solo por estar cotorreando, así no es como funciona. Cada una de las bestias esta acomplejada a su modo. Menos tal vez Douglas (Chris Cooper + John Leary) que es bastante sensato. Cada una refleja los sentimientos y la confusión que puede resentir un niño. La confusión ante el abandono, la sensación de ser ignorado, la inseguridad que lleva a la malicia…

La fotografía en todo momento refuerza el sentimiento de melancolía, la cámara que nunca está del todo estática, close-ups que dan a todo una sensación de intimidad, las tomas abiertas en paisajes desolados, o atardeceres en alto contraste que nos hacen sentir que todo está terminando. El ritmo de la cinta, con mucha ayuda de la música, va en la misma dirección; sobre todo después de una muy lograda secuencia inicial, con Max persiguiendo con tenedor en mano al pobre perro familiar.

The Royal Tenenbaums (Wes Anderson, 2001) – 8/10

Otro instant classic de Wes Anderson, con tal vez los personajes más interesantes agrupados en una sola cinta que he visto en mucho tiempo. Un personaje central cuyo rol por momentos no es claro y un final un poco flojon no son suficientes para detener esta magnífica cinta.

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Royal Tenenbaum (Gene Hackman) se entera de la propuesta de matrimonio que acaba de recibir su ex esposa (en realidad no están legalmente divorciados). Eso, mas el hecho de que no tiene un quinto, le hacen querer regresar con su esposa y tres hijos: Chas (Ben Stiller) el genio de los negocios que no puede lidiar con la muerte de su esposa; Margot, adoptada, (Gwyneth Paltrow) la escritora genial que no ha presentado una obra en años y Richie (Luke Wilson) el favorito de papá, jugador de tenis genial que tuvo un colapso. La noticia (falsa) de la enfermedad de Royal los une a todos bajo el mismo techo y los conflictos de cada uno y del grupo emergen a todo lo que da.

El detonador de toda la acción es sin duda el regreso de Royal, que intenta revertir los efectos de su ausencia, sobre todo por razones completamente egoístas, aunque por momentos parece ser que realmente le interesa la felicidad de sus hijos. Royal es el elemento de caos que se inserta en las vidas lineales que llevan sus hijos, un poco de desorden para contradecir la rigidez. Pero por momentos el mismo es también rígido (o fue) y ahí es donde algo de la dinámica puede sentirse de pronto artificial.

Todos los personajes con sus patologías particulares son conmovedores y sin duda interesantes. Chas siempre con sus ropas Adidas, inclusive en el funeral, y sus hijos que solo son reproducciones en miniatura; o Margot, que nadie sabía que fumaba, aunque lleva 22 años haciéndolo; Richie siempre equipado para jugar tenis aunque lleva años sin hacerlo. Sus diálogos, sus reacciones, inclusive como se colocan en una habitación son perfectamente congruentes con su pasado de éxito y su presente mediocre.

Y eso lleva a uno de los componentes esenciales de la cinta: la fotografía. Robert Yeoman hace un trabajo impresionante con composiciones impecables y llenas de dramatismo. Lo que ahora es un sello de Anderson: tomas fijas casi siempre planas que dotan a todo lo que sucede de cierta “naturalidad” en el sentido de que parecen eliminar cualquier artificio de la cámara, pero altamente teatral teniendo un fondo, los personajes y una mirada fija en la acción; logra que los sucesos parezcan más intensos o profundos. La intensidad narrativa en estas tomas, fijas en su mayoría, salvo por los largos paneos continuos también sello de Anderson, es a veces abrumadora, con Margot en el fondo, Chas con las niños, el juego entre planos….

El final buena onda (parcialmente) se siente un poco forzado, algo poco característico en Anderson, pero aun así tiene suficiente honestidad como para que no me sienta traicionado.

Fantastic Mr. Fox (Wes Andreson, 2009) – 7.5/10

Otra crisis de la edad adulta cortesía de Wes Andreson. La verdad es que le salen re bien. En esta ocasión agrega algunos niveles a la metáfora con bonitos animales cada uno mas vaciado que el anterior, y una animación stop motion que si bien no encaja en el fondo, ayuda en la forma.

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Mr. Fox (George Clooney) es un simpático zorro casado y con un hijo con problemas de adolescencia. Cansado de su vida monótona, decide regresar a las andadas, robando a los tres granjeros mas malosos del rumbo. Para ello enlista al superintendente del su nuevo hogar Kyle (Wes Anderson) y de paso también a su sobrino Kristofferson (Eric Anderson). Todo se complica cuando los granjeros se unen para detener a Mr. Fox y todos los animales quedan atrapados en medio del conflicto.

Wes Anderson siempre ha sabido crear personajes que se sienten reales, esto es el caso también con Mr. Fox y todos sus amigos. Claro que los rasgos están más caricaturizados, pero aun así la personalidad de Mr. Fox queda al descubierto inmediatamente y la naturaleza de la angustia también. Esta ciertamente menos atormentado que Chas Tenenbaum o Steve Zissou, pero no por eso deja de ser relevante. Con Mr. Fox y todos los demás personajes, los diálogos como siempre son excelentes, y suenan auténticos.

La dirección es excelente al aprovechar características del medio para lanzar algunos gags que de otra manera serian imposibles. Los ojos pirados de Kyle o la sonrisa de Mr. Fox son momentos irremplazables, así como la batalla entre Mr. Fox y la rata (Willem Dafoe).

En el fondo es otra historia de un tipo intentando entender qué demonios está pasando con su vida. El juego es más explícito esta vez, con los animales jugando a la civilización, negando su propia naturaleza. Mr. Fox es más heroico que otros personajes de Wes Anderson al explícitamente reconocer la realidad de su frustración y enfrentarla, pero esta simplificación es, de nuevo, un juego con el formato de la cinta. Al final los animales siguen cazando, ahora dentro de un súper mercado, enfrentándose a los mismos sujetos de antes. El conocimiento, el “progreso” y la civilización poco tienen que ver con nuestra naturaleza, que seguirá manifestándose queramos o no.