Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, April 24, 2017

Les innocentes (Anne Fontaine, 2016) – 9/10

Inspirado por la historia real de un triste episodio, muestra de lo que pueden hacer unos soldados en trance de victoria, unos hombres sin respeto para nada, esta cinta muestra con respeto, solidaridad  y con talento la verdad de las consecuencias sobre unas mujeres inocentes y dedicadas a la paz y la oración. 

Ficha IMDb

En diciembre de 1945, en medio de una Polonia devastada, cuando los combates han terminado., la Cruz Roja francesa sigue un poco para atender a los sobrevivientes franceses antes de ser repatriados. Son los últimos días de la estancia de la joven interna Mathilde Beaulieu (Lou de Laâge), del doctor -coronel (Pascal Elso) , jefe de la estación y de su ayudante Samuel(Vincent Macaigne) , quien mantiene con Mathilde una relación que no se atreve a reconocerse como amorosa. 

Un día llega  a la clínica, como saliendo de ninguna parte, una novicia polaca, quien pide ayuda inmediata: una mujer va a morir. Después de negarse, y viendo a la joven monja rezando desesperada en medio de la nieve, Mathilde decide ir con ella. Lo que descubre: siete de las mujeres ahí enclaustradas están embarazadas, después de sufrir violaciones durante los tres días que se quedaron soldados rusos, en su camino a la victoria contra los nazis. 

Mathilde se hace cargo de los cuerpos de las embarazadas a pesar de la resistencia de casi todas. Entre los votos de estas Benedictinas, esta él de castidad que prohíbe que sus cuerpos sean tocados, ni siquiera vistos por cualquier persona, aun si se trata de una mujer, aun si se trata de una hermana religiosa. Poco a poco, Mathilde logra domesticar miedos y resistencias. Al mismo tiempo, sus conversaciones con la Madre Superiora (Agata Kulesza )y con Sor Maria (Agata Buzek), quien habla un francés perfecto y quien ha tenido una vida laica antes de entregarse a la religiosa, se acerca a un sistema de valores que le era totalmente extraño. Un sistema donde el pecado se asume aunque uno no sea el responsable de la situación. Un sistema de aceptación total, de humildad, de silencio. 

A la sencillez, la desnudez de un mundo de pobreza aceptada deliberadamente para consagrase a lo único importante, el acercamiento a Dios, ha venido a oponerse brutalmente una vida, un cuerpo desbordante, incontrolable. Si las voces en los cánticos siguen igualmente puras y hermosas, los cuerpos se han transformado, se han vuelto deformes, invasivos. El cuerpo que ellas tratan de olvidar está más presente que nunca. Si una lo ignora, y da a luz sin nunca haberse dado cuenta de que estaba embarazada, otra va a descubrir que su vocación esta en ser madre, y renunciará a sus votos. Pero para ninguna de ellas, la maldad humana cambia su fe en Dios, ni el compromiso que han aceptado. Es un compromiso conla vida espiritual, con sus familias, con su jerarquía. La madre superiora, en un intento de hacerles la carga menos pesada, toma la responsabilidad de deshacerse de los bebes. Oficialmente, los lleva en adopción, en realidad los deja, protegidos por el sacramento de bautismo, en el campo, a la voluntad de Dios. Acepta el papel de asesina para que las religiosas no sean culpables de desobediencia a sus votos. 

La trama es muy sencilla, alternando momentos de la vida normal religiosa, con sus rituales, sus cantos pero también sus momentos de convivio, casi familiar o amistosa, con momentos de atención médica y conversaciones que van introduciendo poco a poco una joven mujer intelectual, ateo, racional, a un mundo escondido y nuevo donde mujeres de su edad siguen reglas opuestas a las suyas. 

La cinta avanza en modo cronológico y tiene la delicadeza de nunca mostrar lo que pasó. Pero se aproxima al trauma en dos ocasiones. Primero pone a la joven doctora en la situación de ser casi violada en la carretera por un grupo de soldados rusos y escapar al último momento gracias a la intervención de un oficial. Así siente en carne propia lo que las religiosas han sentido: miedo, asco, horror. Al día siguiente, los soldados se presentan al convento y parece que el terror se va a repetir. Solo la rapidez de decisión de la madre superior y el ingenio de Matilde, pretextando una cuarentena por tifo, logran apartar el peligro. 

Las imágenes son austeras como la vida en clausura, primero tomadas en espacios cerrados, claustrofóbicos como las exigencias religiosas; poco a poco se abren a las calles de la pequeña ciudad, a los campos, como la vida de las monjas se va a abrir a una realidad “normal”, más suave, la maternidad y el cuidado de los niños. El blanco de las novicias y de la nieve responde al negros de las hermanas profesas y de los árboles.

Este mundo cerrado de mujeres religiosas, felices en su fe, aceptando todo el peso de sus compromisos, recuerda al magnifico Des hommes et des dieux (Xavier Beauvois - 2010), inspirado también por una historia real. 

Una meditación sobre la fuerza de los valores a los que uno decide dedicarse, sobre la fuerza que dan a una vida, a pesar del sufrimiento. Una historia de respeto, de comprensión, de aceptación del otro en su mundo, en medio de un mundo enemigo. 

Friday, April 21, 2017

Elle (Paul Verhoeven, 2016) – 8.5/10

Relato inspirado en la novela “Oh!...”de Philipe Dijan, esta cinta podría ser la historia de la venganza de una mujer violada, o del trastorno que sigue a tal trauma. Pero el director no se interesa en esos estereotipos y realiza, apoyado en el talento particular de su primera actriz, una extraña historia de relaciones perversas, donde la supuesta víctima entabla un baile de poder con los que la circundan. Una historia perturbadora y fascinante.

Ficha IMDb

Todo empieza con una violación, brutal, en pleno día, en la casa de Michèle Leblanc (Isabelle Huppert) y, desde ese momento, algo no pasa como se esperaba, ya que no se ve la violación, solamente la mirada del gato de la víctima, un hermoso y placido felino. Después, la victima sigue con su vida, en particular la visita de su hijo Vincent (Jonas Bloquet), para cenar. La vez incolora de Huppert  mantiene a distancia todo tipo de sentimiento, de autocompasión, de drama. Literalmente, no pasó nada.

Los días siguientes pondrán a Michèle en su entorno normal de vida. Con su amiga Anna (Anne Consigny), dirige una empresa de diseño de videojuegos, los cuales tienen un enorme éxito ya que muestran una violencia extrema y un erotismo a veces enfermizo. Michèle es una empresaria decidida a ganar: maltrata a todos sus empleados, que la odian, exigiendo siempre más de cada uno en su campo de trabajo. A quien más recrimina es al diseñador alemán  Kurt (Lucas Prisor) , tal vez porque sabe lo que él es capaz de aportar a los nuevos proyectos.

Es divorciada de Richard (Charles Berling) a quien sigue viendo en cenas de cuatro con el esposo de su socia, Robert (Christian Berkel). Cuando el exesposo hace la torpeza de contarle sobre su nueva relación con Helene (Vimala Pons), Michèle se hace amiga de esta, al mismo tiempo que mantiene con Robert una relación de encuentros expeditos y aburridos sin que Anna lo sepa 

La narración avanza según dos pistas que se nutren la una de la otra. Primero, la investigación que hace  Michèle sobre el autor de la violación, analizando y tratando de interpretar los indicios que le llegan: mensajes, regalos. Además, la vida sigue y pone a la mujer en situaciones cotidianas, que la muestran interactuando con personajes cercanos: su madre Irène (Judith Magre) son su gigolo Ralph (Raphaël Lenglet), sus vecinos Patrick (Laurent Lafitte) y Rebecca  la supercatolica (Virginie Efira) con la situación de inseguridad del barrio, su hijo Vincent con una novia posesiva e interesada, Josie (Alice Isaaz).

En cada situación, Michèle  se coloca siempre arriba. Su ironía domina a todos, en particular a los hombres, que no le llegan al tobillo. Los usa, para su placer, para su éxito comercial, para su vida social. En cuanto a su hijo o su madre, los lleva con mano  de hierro y criticas abiertas. A su favor, hay que reconocer que tanto el hijo como la madre son bastante inocentes y se dejan manipular con total estupidez por sus amantes, como lo muestra con humor negro el nacimiento de un bebe de piel bastante oscura.

Pero siempre vuelve el pasado de Michèle y la presencia de un padre criminal. Michèle no puede escapar de su presencia en los noticieros ya que va a ser liberado después de cumplir su condena   por los abominables crímenes que cometió en su suburbio tranquilo. La niña  de 10 años entonces estaba tranquilamente con él en el jardín cuando la policía lo vino a arrestar, por lo que Su fotografía se vio en todos los periódicos, y la gente sigue odiándola a ella, hostigándola en la calle, calificándola de loca, de asesina de anormal. Pero ella, como en la situación de la violación, no se ubica como víctima, sino como parte activa de lo que pasó, tomando los hechos al pie de la letra. Tan al pie de la letra, que aceptando ir a visitar a su padre después de treinta años, se entera que él se ahorcó en su calda, precisamente la noche en que se le anuncio la visita de su hija. Como si la fuerza de esta mujer no victimizada fuera una amenaza para el multi homicida. 

Si Michèle es una víctima, no es una caricatura ni de la mujer común ni de la mujer con poder. Tiene una característica incierta, ambigua. Recuerda a las mujeres de Chabrol, que flirtean elegantemente con el crimen, o con el poder. La elegancia clásica y algo tiesa de  Isabelle Huppert recuerda a la juez de guantes rojos de L’ivresse du pouvoir (Chabrol – 2006) también interpretada por Isabelle Huppert, mientras las perversiones sexuales recuerdan a La pianiste de Elfriede Jelinek (Michael Haneke - 2001).

Como a la mitad de la historia, la parte investigación se resuelve y todos, tanto la víctima como el espectador, saben quién es el violador. A partir de ese momento, el humor corrosivo y la provocación se dan a rienda suelta. La fantasía sexual de Michèle usa las fantasías sexuales de los demás Su amoralidad total le permite llevar a cabo su libertad, en toda sofisticación y ferocidad, con un apetito y una tranquilidad ejemplares. 

Nada es correcto en esta cinta. Carente de toda corrección política, es un gran momento de deleite, intelectual y visual. 

Claro,no es para almas delicadas o demasiado apegadas a la moral o las buenas maneras. 

Sunday, April 16, 2017

Contratiempo (Oriol Paulo, 2016) – 7/10

Un buen thriller español, del director que hizo hace algunos años El cuerpo. Historias alternativas llevan poco a poco a la verdad sobre unos eventos confusos, y ponen a la luz las malas intenciones de seres despreciables.

Ficha IMDb

Adrian Doria (Mario Casas) ha sido encontrado en un cuarto de hotel, cerrado desde el interior, solo con el cadáver de su amante en medio de miles de billetes. Él clama su inocencia. Una noche oscura llega a su departamento una elegante señora de pelo blanco. Es la famosa abogada Victoria Goodman (Ana Wagener) contratada para prepararlo a una audiencia que tendrá lugar esta misma noche, ya que la fiscalía ha conseguido un  nuevo testigo. Felix (Francesc Orella), mano derecha y consejero de Adrian se la ha enviado y vigila de lejos el buen desarrollo de la preparación.

Toda la cinta transcurre durante el tiempo de la entrevista entre el cliente y la abogada. Como le dice ella, necesita saber absolutamente todo para encontrar una duda razonable que evite la cárcel al joven y exitoso empresario. Adrián empieza su relato, desde el viaje que hizo con la víctima, Laura (Barbara Lennie), su amante, también casada, en lugar de ir a Paris como lo suponía su esposa. Camino de vuelta, escoge una ruta diferente y, en un momento de descuido, choca con otro coche, dejando por muerto a un joven, Daniel Garrido (Iñigo Gastesi) . A partir de ahí, según el relato de Adrian, se desencadenará una larga historia de chantaje. 

Como le advierte también Goodman, “la verosimilitud está en los detalles, y la narración de Adrian debe ser lo más precisa posible, basándose sobre lo que él vivió, y lo que Laura le contó de la ejecución de su funeste plan. A partir de los encuentros de cada uno con pocos personajes, aparentemente secundarios, como los padres de Daniel, se va hilando una historia bastante lógica. Pero la meta de Goodman es inocentar a su cliente y le va a mostrar como se pueden montar narraciones alternativas y plausibles, a partir de unos cuantos datos y revertir el significado de las acciones. Estas teorías podrían llenar en forma muy lógica y verosímil los huecos de la versión oficial.

La historia es una construcción de historias dentro de las historias, que cambian papeles e importancias, donde los manipuladores se vuelven manipulados, hasta la vuelta de tuerca final. 
Revisitar cada historia, cada testimonio, lleva a viajar en el tiempo, hacia adelante y hacia atrás, creando aparentemente una confusión. El confundido será finalmente el que quería salvarse, que se puso en posición de víctima, pero apoyado por los talentos de su asistente. Si Félix sabia pagar a los que quiera silenciar, los a quienes no interesaba el dinero supieron llegar a la verdad por el simple arte de la palabra e la inteligencia. 

El enfrentamiento entre cliente y abogada es fascinante porque ella, a base de firmeza, autoridad e inteligencia, logra imponerse al que tiene de su lado solo el dinero y la mentira. 

Si el espectador sabe mantenerse atento puede ver, sembrados a lo largo de la cinta, detalles reveladores de la falsedad de los relatos de todos. La dirección de actores no es claramente a la altura de un Hitchcock, y todo reside en las articulaciones y desviaciones del guion. Pero lo que resulta es la trampa en la cual cae él que quiso salirse con la suya.

Thursday, April 13, 2017

Lion ( Garth Davis, 2016) - 7.5/10

Adaptada de la autobiografía de Saroo Brierley, A Long Way Home, la cinta, construida  en tres partes bien delimitadas, logra captar la atención de espectador sobre la historia verdadera de un niño perdido en la India inmensa, adoptado por una familia australiana, y que, joven adulto, encuentra el camino de vuelta à la casa de su niñez.

Ficha IMDb 

Los tres movimientos de la cinta, como en un concerto, se organizan en forma equilibrada, mas no de igual valor narrativo y cinematográfico.

Primer movimiento: la India con la infancia feliz Saroo (Sunny Pawar), junto a Guddu (Abhishek Bharate),su hermano mayor . El largo viaje  de un niño lanzado, solo, en la inmensidad de las redes ferroviarias de su país: kilómetros de vías, estaciones atascadas de gente, pasillos donde tratan de sobrevivir adultos y niños de la calle, albergues donde gente generosa trata de darles algo para sobrevivir. 

Secundo movimiento: la adopción. Una pareja australiana, John (David Wenham) y Sue Brierley (Nicole Kidman) recibe con mucho amor y comprensión al niño de cinco años. Poco después, adoptan un secundo niño indio, mucho más difícil de carácter, Mantosh (Keshav Davhav, Divian Ladwa).Veinte años después, Saroo (Dev Patel) ha crecido, la vida le sonríe. Estudia en Australia, conoce a Lucy (Rooney Mara). Parece bien adaptado a su nueva vida, y no tener deseos de saber sobre sus orígenes. Hasta que en una fiesta, la vista de una bandeja con Jelabi, los buñuelos que se le antojaban tanto cuando era pequeño, despierta todos los recuerdos y las nostalgias. A partir del consejo de uno de los asistentes de buscar por Google Earth, empieza un inmenso trabajo de investigación, acompañado al principio por su novia. Pero este proyecto se vuelve tan demandante, llevándolo casi a la locura obsesiva, que deja poco a poco todos los demás aspectos de su vida, relaciones, amigos, familia, trabajo, estudios. Hasta el día en que, por casualidad, y por unos centímetros de diferencia sobre el mapa, da con su pueblo. 

Tercer movimiento: el camino a casa. Es volver en el tiempo y en el espacio, caminar en sus propios pasos. Al llegar a su pueblo, a su barrio, a su casa, primero no encuentra nada ni nadie. Pero el milagro acontece. Su madre sigue ahí, y nunca perdió la esperanza de volverlo a ver. Ahí encontrará también su verdadero nombre y su significado: Léon. En realidad, estuvo perdido tanto tiempo porque, a sus jóvenes años, no sabía pronunciar bien ni el nombre de su pueblo, ni el suyo propio.

La primera parte es por mucho la mejor. Todo está visto a nivel del niño, los colores, los olores, las multitudes, son al principio felices porque Saroo esta con Guddu. Su vida consiste en dejarse llevar, seguir a su mama Kamla (Priyanka Bose) o su hermano, y, aunque las condiciones sean de pobreza extrema, él se siente protegido. Pero después, todo cambia: demasiados kilómetros, demasiado tiempo, demasiada gente, demasiados niños alrededor de él, demasiada policía. El actor niño, Sunny Pawar, es maravilloso, nos lleva de la mano, nos conduce en una jornada que parece sin fin, en una resiliencia extraordinaria, una fuerza de sobrevivencia, una inteligencia de la vida y de los demás, que le indica en cada momento lo que puede salvarlo de situaciones peligrosas. La descripción de un país donde todo es en exceso, los habitantes, los kilómetros, los espacios, las casas, es abrumadora. 

La secunda parte es mucho más lisa, normal, parecida a muchas películas gringas. Si la relación entre Saroo y sus padres adoptivos tiene acentos auténticos, de honestidad y amor mutuos, no se siente para nada lo mismo con la novia Lucy. Y finalmente, qué bueno que esta desaparezca tan pronto. 

El camino de vuelta a casa es emocionante, porque se siente el peso de la angustia al mismo tiempo que el asombro de volver a ver lo que es igual y al mismo tiempo tan diferente de los recuerdos. Pero, y era inevitable, cae en lo demasiado sentimental.

Pero, sobre todo, el gran error, fue, como en muchas cintas basadas sobre hechos reales, presentar imágenes documentales: el verdadero Saroo, su verdadera madre, su verdadera casa. Y
lo peor de lo peor fue poner en la misma imagen la falsa madre adoptiva (Nicole Kidman) con la verdadera madre biológica. Finalmente, y es totalmente paradójico, le quita fuerza a la cinta. Es una torpe manipulación del espectador: Miren, es verdaderamente real. Pueden Llorar de emoción….

Mejor olvidar la realidad impuesta y quedarse con la aventura extraordinaria de un niño extraordinario, con una fotografía de Greig Fraser y una música de  Dustin O’Halloran que acompañan de forma muy atinada a un joven actor perfecto.

Wednesday, April 12, 2017

Manhattan Night (Brian DeCubellis, 2016) - 8/10

Basada en la novela Manhattan Nocturne, de Colin Harrison, una cinta en la mejor tradición del cine noir, con dos intérpretes perfectos.

Ficha IMDb

Porter Wren (Adrien Brody) trabaja para un periódico donde publica noticias de nota roja, escándalos, destrucción y miserias, crímenes despreciables que muestran lo más bajo de la humanidad. De eso vive. Sin embargo, es famoso por haber encontrado a una niña pequeña después de haber sido desaparecida. 

En una fiesta muy elegante, organizado por el dueño de su periódico, Hobbs (Steven Berkoff) y sintiéndose un poco desubicado, se cruza con una hermosa mujer, Carolina Crowley (Yvonne Strahovski) totalmente fuera de su alcance, que, sin embargo, parece interesada en él. Argumentando sus dotes de investigador, le pide esclarecer las circunstancias de la muerte de su esposo, Simon Crowley (Campbell Scott) un cineasta muy excéntrico tanto en su obra, como en su vida privada. Pero eso lo descubriremos poco a poco, en unos flash backs reveladores,al mismo tiempo que las relaciones tejidas entre este, su esposa y el dueño del periódico .

Suspenso, ambiente negro, música de jazz a la antigua, una rubia siempre vestida de blanco, peligrosa y muy sensual, un periodista-investigador mal rasurado, todo parece salir de las novelas de Dashiell Hammett y Raymond Chandler. Tal vez Adrian Brody no tenga el encanto feo de Bogart, pero tiene lo suyo….Y su voz en off, profunda y sin esperanza, nos lleva en un largo corredor que parece sin salida, parecido al extraño túnel que llega a su casa, donde esconde lo que podría ser la felicidad familiar con su esposa (Jennifer Beals) y sus dos pequeños hijos, un mundo protegido del mal. 

Manhattan se vuelve lúgubre, lleno de escenarios encerrados, donde las mentes retorcidas y manipuladoras montan trampas y mentiras para llevar a cabo sus intrigas de chantaje, incesto, abusos de todo tipo. Las secuelas y heridas del pasado hacen que cada uno de los personajes, desde los más potentes como Hobbs, viejo, gordo y feo, hasta las más seductoras como Carolina, al no ser capaces de enfrentarlas con honestidad, se aprovechan de los demás, usando sus armas, dinero, sexo, crueldad.

El ambiente de toda la cinta, los callejones urbanos y mentales, el ritmo melancólico e implacable, la banda sonora de Joel Douek, crean un mundo noir, desesperante, pero al mismo tiempo previsible, ya que se apega totalmente a la estética de un género que tuvo sus horas más brillantes en los años 40. 
Totalmente disfrutable.

Les mariés de l’an II (Jean-Paul Rappeneau, 1971) – 5.5/10

Divertida comedia histórica, que hace sonreír pero ¿los actores sobreactúan seriamente o para burlarse de sí mismos? Eso pone al espectador en una posición un poco incómoda: ¿es humor al primer o al segundo grado? Lo que no impide divertirse en este paseo por un gran momento de la historia de Francia: la Revolución.

Ficha IMDb

Estados Unidos, 1793: en un Nuevo Mundo recientemente independiente, un joven francés Nicolas Philibert (Jean-Paul Belmondo) industrioso ha logrado conquistar a todos y está a punto de casarse con una heredera. Pero en medio de la ceremonia, en el momento crucial en el que se apela a los asistentes para que se manifieste cualquiera que sepa de algún impedimento, una voz se eleva: el novio está casado. Y es cierto,  Nicolas lo reconoce, estuvo casado en Francia, de donde huyo, en medio de la Revolución, después de matar a un noble que se acercaba demasiado a su esposa.   Ahora que el nuevo régimen ha progresado y establecido nuevas leyes, es posible divorciar-. Así que toma el barco de vuelta, aprovechando una entrega de trigo de su suegro., para encontrar a Charlotte (Marlène Jobert) ahora amante de un noble muy seductor, el marqués  Henri de Guérande (Sami Frey) y llevar a cabo el indispensable tramite.

Al llegar a Nantes, los pasajeros se encuentran con los nuevos desarrollos de la Primera República, en medio del Terror, etapa no exenta de intereses muy personales, políticos, comerciales o sentimentales. Mientras su trigo está retenido, por el representante del pueblo (Julien Guiomar) bajo la sospecha de ser envenenado, Philibert va corriendo sobre las huellas de Charlotte, siguiendo informaciones, viviendo incidentes más o menos violentos o divertidos, pero siempre muy animados. De su ex suegro  Gosselin ( Pierre Brasseur ),pasa a un grupo de conjurados realistas , encuentra a la hermosa hermana del marqués, Pauline (Laura Antonelli), se ve atrapado en una emboscada , de la cual ella lo salva, para llevarlo al cuartel general de los chouans, al cual llega un príncipe (Michel Auclair) enamorado de su Charlotte ., segundado eficientemente por su sirviente Requiem (Mario David ).

Discusiones, peleas, reconciliaciones, celos, declaraciones, carreras, escondidillas. Pero …el divorcio se realizará. Pero …Philibert, de vuelta a su barco, lo dejará volar, y tendrá que volver a tierra francesa. 

Todo acabará por la realización de la predicción que una bohemia les hizo de niños: que ella se volvería princesa, y que él encontraría fortuna y gloria en un nuevo mundo. Philibert es ahora príncipe del Imperio y se sigue peleando con Charlotte. 

La historia es una trama ya usada: unas personas ordinarias, como cualquier miembro del público, se ven mezcladas a pesar suyo, a una situación histórica donde s e juegan intereses muy alejados de sus pequeñas vidas. Claude Sautet , realizador de unas cuantas cintas memorables, como Les choses de la vie (1970), César et Rosalie (1972), Max et les Ferrailleurs (1971) escribió un guion digno de Alexandre Dumas, llenó de movimiento, sorpresas y rebotes. Una lección de historia pasa bajo nuestros ojos. Todos los momentos importantes de la Revolución, los que se estudian en la escuela (o se estudiaban en el tiempo en que realizador y director iban a la escuela) están presentes : el Terror, los Chouans, movimiento realista en el Oeste de Francia, la nobleza refugiada en Alemania, los combates entre Aliados y tropas revolucionarias, el nuevo calendario, el culto a la Razón, las etapas de eliminaciones sucesivas de líderes políticos hasta llegar a la instauración del Primer Imperio y su nuevo orden.

El ambiente histórico está muy bien reconstruido, con el apoyo de grandes profesionales, Marcel Escoffier en la vestimenta, Michel Legrand en la composición musical y la fotografía de Claude Renoir, todo bajo la batuta de Jean-Paul Rappeneau , siempre eficiente en el manejo de grandes movimientos de multitudes, de ritmos acelerados. Los personajes se la pasan corriendo, brincando, subiendo, bajando, gritando. Tal vez demasiado. El espectador actual ya no entra tan fácilmente en lo que hace 45 años se aceptaba con naturalidad. Hoy expresiones gestuales y faciales parecen exageradas, sobreactuadas. Los que más caen en estos defectos son los dos protagonistas: Marlène Jobert y Jean-Paul Belmondo. La pareja de secundo plano, constituida por Sami Frey y Laura Antonelli, se ve más veraz y su amor tal vez incestuoso crea una expectativa en el espectador que no será nunca satisfecha. 

Es una cinta fácil, ligera, rápida, tal vez demasiado. Pero no deja de ser un buen momento de buen cine divertido. 

Nosotros los Nobles (Gary Alazraki, 2013) - 6.5 /10

La ultima cinta de Gonzalo Vega, con un grupo de jóvenes actores de moda, en un papel que le queda a la perfección. Si la trama no es muy original, el realismo en las situaciones y las interpretaciones hacen en de esta cinta un testimonio casi sociológico, al mismo tiempo que cómico por lo estereotipado. ¿Pero acaso no son estereotipados los “niños bien”?

Ficha IMDb 

En una gran mansión con jardines, coches, choferes y demás sirvientes, viven German Noble (Gonzalo Vega) y sus hijos. El le sirve un culto a su esposa que parece murio hace poco: cada  noche prende unas velas junto a su fotografia en su mesita de noche, bajo la mirada un tanto desaprobatoria de la vieja sirvienta de la familia, Margarita (Mary Paz Mata).

Mientras tanto, los tres hijos llevan una vida muy despreocupada. Bárbara la princesa (Karla Souza) piensa solo en su fiesta de cumpleaños y su próxima boda con Peter el “español” (Carlos Gascón), Javier (Luis Gerardo Méndez) trabaja en la oficina de papa, donde idea nuevas empresas, totalmente imposibles de funcionar; Chava el “hípster” (Juan Pablo Gil) vive entre sus estudios, que se limitan a seducir a las maestras, y actividades falsamente espirituales, tipo regreso a los origines mexicas, temazcal y humos variados.

Cuando, a pesar de la oposición de Papa, Baby anuncia su boda con Peter, y su intensión de usar el fideicomiso dejado por su mama para financiar un nuevo negocio fantasioso del pretendiente, quien nunca ha sido capaz de mantener a flote ninguna empresa, y además Javi delega un trabajo importante en Chiapas  para irse con sus amigos a Miami en el Jet de la empresa, German pasa a actuar. 

Inventa que su socio Anwar Kaim (Mario Haddad) se llevó todo el dinero, dejando la empresa constructora en la quiebra y que el sindicato de la empresa exige las liquidaciones. De ahí la necesitad para padre e hijos, siendo todos socios, de esconderse. No hay mejor lugar que la vieja casa del padre de German, que este nunca se decidió a vender. Está en ruinas, en una colonia poco reluciente. 

Una nueva vida empieza: los niños “nini” tienen que trabajar. Quien los ayudará a conseguir empleo es Lucho (Ianis Guerrero), camionero, sobrino de la nana Margarita, y quien creció en la casa de servicio de la gran residencia Noble. A Bárbara la mete de mesera en una cantina y a Javi de conductor de microbús. Cada quien tarda un poco en entender las leyes y reglas de su nuevo mundo, donde el trabajador es el último eslabón de una cadena alimenticia y económica, a quien le queda muy poco dinero después de pagar a una jerarquía extra oficial pero muy eficiente. 

Cha, gracias al padre de un amigo, consigue trabajo como cajero en un banco, bajo el ojo primero hostil, después concupiscente y dominador de la gerente de la sucursal, Carmen (Ana Karina Guevara), quien sabrá aprovechar su necesidad de trabajo y sus talentos amorosos. 

Mientras los tres hijos aprenden el valor del dinero y la realidad de sus ex amistades, el padre se pone al día de todo lo que no supo sobre la vida de sus hijos. Enfrascado que estaba en el éxito de su empresa, se quedó en la excusa superficial de que los niños no superaban la muerte de su mama y no vio la anorexia de Bárbara, ni la dislexia de Javier, ni el comportamiento escolar de Chava. 

Todo, como en una buena comedia, terminará bien, después de un momento de conflicto: German logrará evitar la boda de Bárbara con el falso español, nacido en Cholula, y esta reconocerá las cualidades de Lucho, todos entenderán las reglas de sus trabajos y empezarán a ganar dinero. Y, después de un tiempo separados de su padre por la odiosa mentira que les montó, lo aceptarán de vuelta.

La cinta se somete a una temática usual en cine mexicano: el choque entre ricos y pobres, como lo muestra claramente el título, referencia al melodrama urbano Nosotros, los pobres (Ismail Rodriguez -1947) con Pedro Infante , con la famosa canción “Amorcito corazón” seguida de Ustedes, los ricos (Ismail Rodriguez - 1948). Lo hace con sencillez y ligereza. Pretende nada más divertir, con el uso de estereotipos, tanto de ricos como de pobres. Los primeros son unos inútiles, salvo el papa; los últimos son trabajadores y leales. Si las situaciones son exageradas para hacer reír, corresponden a circunstancias, palabras, expresiones que todos hemos presenciado en la vida cotidiana mexicana. Son arquetipos que vivimos, y que se vuelven pintorescos o molestos según el momento y el lugar. Dan ganas de regir o de desesperarse. Son parte de un cierto “folklor” local.

Los personajes son caricaturas: la “princesa” arrogante y superficial; el “mirrey” con sus absurdos negocios VIP, o el falso intelectual, entre sus gadgets de maraca y su ingles ,  el dueño de la cantina, el chofer de microbús , despreocupado de la vida de sus pasajeros mientras consigue “pasaje” , el pequeño jefe que trabaja día y noche y pone a trabajar a los menos exitosos, la nana dispuesta a hacerlo todo para que sus “niños “no sufran. Como todas las caricaturas, tienen algo de verdad y poca profundidad. Pero logran emocionarnos, darnos ganas de abofetearlos, aleccionarlos o abrirles los ojos. 

Para darle apoyo a su pobre papa, el rico inocente, interpretado por el último Gonzalo Vega que veremos en pantalla, poco antes de su muerte.