Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, July 20, 2015

A Little Chaos (Alan Rickman, 2015) – 5/10

Película muy decepcionante: la historia es poco interesante, muy inverosímil. Se ve que la investigación previa fue insuficiente para no decir inexistente. Afortunadamente, Kate Winslet logra salvar algo. 

Ficha IMDb

En 1682, André Le Nôtre ( Mathias Schoenaerts) trabaja al diseño de los jardines de Versalles. Necesita alguien para un proyecto particular. Entre los varios candidatos se presenta una mujer, Sandrine de la Barra (Kate Winslet). El jardinero del rey representa las ideas dominantes de la época, hablando de estética: el clasicismo. Todo debe ser ordenado, dominado, simétrico. La naturaleza se imita, se vuelve a construir, nunca se debe expresarse libremente. En cambio, Sandrine, mujer humilde, ama el desorden y las flores del campo. Obviamente, como en cualquier comedia gringa, los opuestos se atraerán y acabarán enamorados. Ahí está toda la historia. 

Por lo demás, toda la cinta es una completa confusión. Confusión en los tiempos: en 1682, Louis XIV es todavía joven. Versalles ya está construido (los trabajos a solicitud del rey se hicieron principalmente de 1661 a 1678). Si bien es cierto que el Salón de Baile de las “Rocailles” fue acondicionado entre 1680 y 1683, Le Nôtre ya tenía 70 años.

Confusión en los comportamientos entre personas: nadie toma de la mano a la persona que ama. La etiqueta de la corte era muy estricta .La primera escena es para brincar: ¡los niños le llevan su desayuno a la cama a su papa el rey!!!!!! Otro ejemplo: el rey nunca de los nuncas bailaría con una mujer que no fuera de la alta nobleza. 

Confusión en los trajes, es una mezcolanza de todas las modas del siglo de Louis XIV, hasta se ve por ahí un vestido tipo María Antonieta (siglo XVIIII). Los trajes de Sandrine son algo como el estilo romántico inglés de la época de Jane Austen con un toque de ropa de cazador, en cuero. Tal vez Alan Rickman quiso recordar Sense and Sensibility (Ang Lee – 1995) que hizo con Kate Winslet hace veinte años. ¡Hasta se ve a la Princesa Palatina (Paula Paul) vestida con pantalón! 

Se reconoce un intento de presentar personajes reales: Lauzun (Rupert Penry-Jones), la comadre de la corte, que, de acuerdo con su carácter, no resiste la tentación de introducir a la recién llegada. Pero, ya tenía cincuenta años en tiempos de esta historia. 

“Monsieur " hermano del rey, Philippe d’Orléans, bastante bien interpretado por Stanley Tucci, tendría cuarenta y dos años, así que queda bastante bien representado. Fue conocido por sus tendencias homosexuales (en gran parte por la educación que se le dio para contrastar su debilidad con la fuerza física y mental de su hermano mayor), y estaba más interesado por sus trajes, su libertinaje y sus favoritos que por la política.

Madame de Montespan (Jennifer Ehle), representada conforme a algunos de los retratos que se hicieron de ella, ya tendría cuarenta y dos años, y además, ya había caído en desgracia. Pero es cierto que la reina Marie-Thèrèse (Carolina Valdés) murió en julio de 1683 y el rey se casó con Madame de Maintenon en octubre del mismo año.

Monsieur de la Quintinie (David Foxxe) se ve un poco aislado en su jardín ridículo de pequeño y perdido en el campo. La gran huerta del rey ya producía, para abastecer en bastantes frutos y verduras a todas las comidas servidas en Versalles. Y sus investigaciones personales en botánica fueron un poco más elaboradas que contemplar unas peras sobre sus árboles. 

Así que, en cuestión de historia, la cinta no vale para gran cosa. 

La música es absolutamente nula, cuando la época tiene tesoros, ahora bien conocidos, desde que Jordi Savall se ha dedicado a grabarla y ponerla de moda. Bastaba con buscar un poco para encontrar algo adecuado al ambiente que se pretende recrear. 

La construcción del Salón de Baile de las Rocailles es en sí interesante y muestra de la fuerza del deseo del soberano en Versalles y como, bajo sus órdenes, se pudo alterar la naturaleza. 

Unos momentos interesantes y fieles a la época son la conversación, casi íntima entre mujeres que hablan de las pérdidas que han tenido: muertes de niños por enfermedades, muertes de esposos e hijos mayores en la guerra. Las damas se sorprenden también de la calidad de la piel y los dientes de Sandrine ya que en esta época casi nadie podía escapar de la varicela, la viruela y que la falta de higiene bucal provocaba la caída temprana de los dientes.  

Otro dialogo que vale la pena recalcar es él de Sandrine con el rey sobre la rosa. Es totalmente conforme a las discusiones intelectuales, con alusiones eruditas a la filosofía, la cultura o la religión, que se practicaban en la corte o en los salones. Salones, dicho de paso, dirigidos por mujeres. Estas fueron muy importantes en la vida intelectual desde el siglo XVII. De esta época data un movimiento muy importante en la historia del feminismo: la Preciosidad. 

Pero ninguna mujer hubiera podido trabajar en un puesto como él que se le inventa a Sandrine. Tampoco esta complicidad con el rey. Lo que lleva a pensar que la historia que nos cuenta Alan Rickman es tal vez simplemente un cuento de hadas. En este caso, todo toma sentido: la mezcla de personajes, de épocas, las invenciones. El contraste entre la forma geométrica de trabajar de Le Nôtre y la visión fantasiosa y artista de Sandrine (que corresponde más a la visión romántica de un Rousseau) permite provocar una revelación y un cambio en el carácter masculino, al mismo tiempo que en la monotonía del rey, el “caos” mencionado en el título, y favorece una “promoción” de la dama, tema que se ha vuelto de rigor en las historias actuales. Hay que mostrar mujeres independientes en todas las épocas y todas latitudes, sin preocuparse por las realidades históricas. Así mismo, los trajes modernizados permiten al espectador sentirse más cercano a los personajes. A las espectadoras sentirse más cercanas a Sandrine, mujer fuerte y moderna que llega a ser amiga del rey. No estamos muy lejos de la ideología de la telenovela.  

Pero de todas formas, es frustrante ver tan poco de Versalles.Seguramente por razones presupuestales, nunca se ve el conjunto de los jardines. El ultimo plano que trata de colocar el Salón de Baile en perspectiva con la magnitud del parque es muy reducido y resulta hasta artificial.  

Friday, July 17, 2015

Le deuxième souffle (Jean-Pierre Melville – 1966) – 8.5/10

Inspirada por el cine noir de Estados Unidos, una de las primeras cintas policíacas del director que tomó por apellido el nombre del autor de Moby Dick. Una historia de honor, aunque sea el honor de un gánster, adaptada de una novela de José Giovanni. Una dirección meticulosa y dos grandes actores: Lino Ventura y Paul Meurisse.

Ficha IMDb

Gustave Minda (Lino Ventura), conocido como Gus, escapa de prisión. Ya no es tan joven y tiene un pasado prestigioso. Vuelve a Paris a encontrarse con Manouche (Christine Fabréga), quien fue su amor platónico antes de su arresto. Manouche, ahora viuda, administra un bar-restaurante, bajo la protección de Alban (Michel Constantin), barman, y vive con Jacques, alias “el notario” (Raymond Loyer). Esta noche precisamente, unos hombres armados irrumpen en el restaurante y matan a Jacques. Después de la intervención del experimentado comisario Blot (Paul Meurisse), Manouche y Alban están atacados por dos hombres en la lujosa residencia de Manouche. Gu llega a punto para ayudarlos y averiguar la verdad: quien los mandó es Joe Ricci (Marcel Bozzuffi), dueño de un bar parisino. El escape de Gu al extranjero se organiza, con complicidad de amigos en Marsella. Antes de despedirse por siempre de la vida de gánster, y para conseguir algo de dinero, Gu acepta un último trabajo con Paul Ricci (Raymond Pellegrin), hermano de Joe, pero amigo fiel de Gu. Todo funciona bien, pero el comisario Blot vigila y logra información de la boca misma de Gu, información que será divulgada y manipulada por el Comisario Fardiano (Paul Frankeur) de Marsella, un hombre sin honor, que no vacila en torturar a los sospechosos. Gu, al ser mostrado como delator, buscará limpiar su buen nombre, hasta morir. 

La película sigue muy fielmente la novela de José Giovanni, un hombre extraño, poco reluciente, que aprovechó los tiempos turbios de la Ocupación alemana en Francia  para llevar a cabo dudosas operaciones, estafando y asesinando. Acabó condenado a muerte, tuvo la suerte de ver su condena cambiada a prisión perpetua, para finalmente salir ocho años más tarde, ponerse a escribir y a dirigir películas. La novela, escrita en 1958, se resiente mucho de este ambiente de post guerra, cunado los recuerdos y las prácticas siguen en las memorias. Varios personajes están inspirados en personajes reales que Giovanni conoció. 

El título “le deuxième souffle” alude al hecho que Gu, en sus cincuentas, ya tuvo una vida. Estos pocos meses, de noviembre a enero (la cinta explicita muy claramente las fechas) que va a vivir con Manouche, son un suplemento a su primera vida. Es el último aliento de un hombre, resucitado, pero que se sabe destinado a la muerte. Y, si va a morir pronto, no va a permitir que nadie ensucie su reputación. Gu nunca denunció a nadie, nunca habló en un interrogatorio. El comisario Fardiano quiere construir su propia imagen sobre una mentira. Tiene que pagar. 

La cinta, con sus diálogos perfectos, muchos sacados exactamente de la novela, plantea claramente las oposiciones entre los personajes. El mundo de los gánsteres es un mundo con sus reglas. Algunos las respectan y merecen el respeto. Otro sus traidores, cobardes, y no merecen ningún respeto. Los gánsteres “honestos” respetan a los policías honrados, y recíprocamente. Por eso, al final, el comisario Blot deja caer a los pies de un periodista la libreta, donde Gu obligó a Fardiano a escribir su confesión, para que el periodista la publique. El policía venga al gánster quien fue traicionado por un policía. 

Gu es también un hombre solitario, a pesar de la relación, tardía, con Manouche. Con esta cinta, Melville inaugura esta lista de historia de asesinos a sueldo solitarios, cuyo mejor ejemplo es sin duda Le Samourai (1967) con Alain Delon, cinta que inspirará a muchos directores gringos , entre ellos los Hermanos Coen, Tarantino, y orientales como John Woo o Takeshi Kitano. 

Estos héroes están condenados desde el principio, son parias, pero quieren vivir según su propio código de honor. Tienen mirada triste porque saben que no podrán nunca ser felices. 
Como nunca podrán ser felices los personajes de L’armée des ombres (Melville - 1969), héroes de la Resistencia, que a veces deben aceptar sacrificarse o sacrificar a uno de los suyos, en vista del bien y del honor de Francia.

La psicología de los personajes y las informaciones sobre su vida están reducidas al mínimo necesario para la comprensión de la historia. Los diálogos se limitan a lo indispensable. Lino Ventura es el hombre distante, eficiente, frio, que vive sus últimos días, que deben ser fieles al legado, a la leyenda que ha construido durante toda su vida. Paul Meurisse es el intérprete genial, inspirado, del comisario Blot, muy por encima de todos, inteligente, cínico, rápido, conocedor de todas las artimañas y mentiras que los gánsteres le van a inventar, porque ya lo ha visto y escuchado todo. Su llegada después del crimen en el bar, en un largo plano secuencia, es una maravilla de dialogo, de interpretación, de filmación. Un gran momento de cine. 

Le deuxième souffle es una cinta imprescindible, para la historia del cine francés y mundial, para la trayectoria de Melville, y para ver a dos grandes actores. 

Thursday, July 16, 2015

West Side Story (Robert Wise, 1962) – 10/10


Cincuenta años después, es todavía la mejor comedia musical existente. Y lo seguirá siendo muchos años más. Por su música, sus bailes, sus diálogos. Ganadora de diez Oscares .

Ficha IMDb

Romeo y Julieta en Nueva York: en los barrios populares del West Side, antes de que se construyera el Lincoln Center, dos pandillas de jóvenes se pelean unos metros cuadrados de territorio, bajo la mirada cansada del comisario Schrank (Simon Oakland). Los Jets, dirigidos por Riff (Russ Tamblyn), son blancos y se consideran como verdaderos americanos, aunque sus padres sean de origen polaco. Los Sharks, dirigidos por Bernardo (Georges Chakiris) son inmigrantes portorriqueños. La hermana de Bernardo, María (Natalie Wood) se enamora de Tony (Richard Beymer), ex miembro de los Jets, y mejor amigo de Riff. La disputa entre clanes debe solucionarse, los jefes deciden que será un duelo entre los dos mejores, en terreno neutro. Pero Bernardo mata a Riff, Tony venga a su amigo. La novia de Bernardo, Anita (Rita Moreno), atacada por los Jets, pretende que María ha sido asesinada por su novio oficial Chino (José De Vega) por lo que Tony lo busca para vengarse. Pero Chino lo mata. Las dos pandillas se reconciliaran alrededor del cadáver. 

La comedia musical respecta casi totalmente la trama del drama de Shakespeare, simplificándola un poco, pero conserva las grandes escenas: el encuentro en el baile, la escena del balcón, la boda, la noche de amor, la pelea, el engaño sobre la muerte de Julieta – María. Cada uno de esos momentos corresponde a una canción, estas canciones de Leonard Bernstein con letras de Stephen Sondheim, que todo mundo conoce, aún si no ha visto la cinta. 

Pero esta comedia musical es una revolución para el género. A final de los 50’s, las cintas musicales, con Fred Astaire y Gene Kelly, empiezan a perder de su popularidad porque las historias son demasiado color de rosa, cursis: todo acaba bien. En resumen, son aburridas por ser demasiado alejadas de la vida real.  La innovación de Wide es poner un drama social en música. Habla de temas sensibles: inmigración, racismo, malestar de los jóvenes frente a una sociedad que no tienen nada que ofrecerles, ausencia de los padres, cuyos valores ya no tienen sentido en el mundo actual, decepción frente a un sueño americano que no funciona, desigualdad de sexo (en las dos pandillas).   

Es también innovadora en la fotografía y el montaje. Desde el principio, impone su originalidad. La secuencia de introducción es innovadora porque no son créditos de película. Es la obertura de una ópera, que presenta en forma totalmente instrumental  los diferentes temas musicales de Leonard Bernstein, empezando por el silbido de los pandilleros,siguiendo por todos los temas que se desarrollaran en los momentos líricos, como leitmotives wagnerianos. La pantalla muestra un dibujo extraño hechos de trazos verticales, que cambia de color a medida que se presentan los temas, antes de convertirse en la fotografía de la punta de Manhattan. Así se introduce la dimensión urbana del drama. Esto se explicitará en la visión aérea (otra innovación en esos años 60’s) general de New York, sus edificios populares rojos, antes de bajar a una cancha de básquet, rodeada de rejas metálicas. Eso es el lugar de vida de los jóvenes: el espacio físico es reducido, no hay espacio para soñar, o para esperar algo de la vida. Para tener espacio vital, hay que disputar un trozo de calle. 

La primera secuencia es casi muda, el baile de los Jets nos lleva en la calle, en su mundo, entre las paredes marcadas por su nombre. Es un baile de poder, es la única forma para ellos de despegar de una realidad confinada. 

Otra escena innovadora en su filmación es la del salón de baile: aparte de la pintura sociológica de dos grupos que no pueden mezclarse, a pesar de todos los intentos de un pobre animador adulto, es un cuadro totalmente onírico, que aísla a los dos enamorados por cambios de foco, y por cambios de ritmo en la imagen. El ambiente es de repente fuera del tiempo real, la paz ha llegado, transmitida por una música ligera, sencilla, que hace creer que todos los problemas están solucionados. Cabe notar que eso corresponde exactamente al ambiente fervoroso en la escena del encuentro de la obra de Shakespeare.

Porque hay que escuchar la letra de las canciones. Si Maria o I feel Pretty o Tonight son muuuy románticas, tal vez hasta caramelosas, otras tienen un contenido bastante fuerte y lleno de sabiduría bajo su comicidad: Gee, Officer Krupke, con sus aires de canción infantil con estribillo y ritmo endiablado, hace el juicio de la educación moderna, del sistema policiaco y judicial, como America contrasta las esperanzas de las chicas cuando inmigran, con las realidades de la segregación y la miseria, mencionadas por los hombres. Ellas repiten lo que se dice de Estados Unidos, vistos de afuera, Bernardo denuncia la verdad detrás de la fachada. Esta confrontación y estas verdades siguen actuales. Como sigue actual  la generalizada falta de responsabilidad, de los padres (siempre invisibles en la cinta), y por consecuente de los hijos, quien no entienden la escalada de la agresividad: empezaron peleándose con botes de pintura, con piedras, siguieron con navajas. Cuando de repente, hay muertes, no entienden como han llegado a tal resultado. ¿Quién es responsable?

Hablábamos de las canciones románticas, ellas representan el lado onírico de la cinta, la tradición de la comedia musical estilo Astaire o Kelly. Estas canciones no están bailadas porque Natalie Wood como Richard Beymer no eran bailarines profesionales como los demás. Paradójicamente, el realismo esta del lado de la representación simbólica por la danza. Pero la fuerza de la danza permite transmitir la fuerza de la problemática social. 

Los bailes son geométricos, marcan el piso de forma antagónica. El suelo donde bailan es lo único que tienen y hay que ocuparlo en la forma más completa y organizada posible. Las coreografías de Jerome Robbins estaban calculadas al milímetro, lo que acabó por provocar su despido porque volvía locos a bailarines y director. 

Se ha criticado mucho a Richard Beymer por la insulsez de su interpretación. Tal vez, pero uno en medio de tantos excelentes…. Porque todos son excelentes, como bailarines o como actores: George Chakiris tiene la seducción y la autoridad para ser jefe de familia (en lugar de los padres), y jefe de pandilla.  Los Jets incluyen personajes muy diferenciados: la chica que quiere ser niño, el debilucho, el jefe que necesita consejos…. Sin olvidar a la extraordinaria Rita Moreno, novia de Bernardo, enamorada de América, que le niega a María lo que se otorga a si misma: la libertad sexual. 

Si quisiéramos mencionar todoWest Side Story: los trajes, los espacios, los encuadres, los colores, el Street Art (en particular los créditos finales), nos tardaríamos horas. Hay que verla, y volver a verla, y volver…..
s los elementos admirables de

Wednesday, July 15, 2015

Terminator Genisys (Alan Taylor, 2015) – 6/10

En 2027, John Connor envía a Kyle Reese de vuelta a 1984, para proteger a Sarah, su madre, antes de que lo conciba. Eso ya se había visto. Pero los caminos de los viajes en el tiempo son impenetrables. Nada es como debía. Tampoco nadie. El asunto se complica. Pero no entretiene realmente.

Ficha IMDb

2027, John Connor (Jason Clarke) libra un último combate para vencer a las maquinas. Es el héroe de todos, en particular de Kyle Reese (Jai Courtney). Se decide que, para acabar de una buena vez, hay que volver al pasado, antes de que John naciera, para destruir a Skynet. Todos son voluntarios, el elegido es Kyle. 

Después de esta corta introducción, empiéza la narrativa de la nueva cinta: la primera media hora es un resumen y reapropiación de las cintas anteriores, con algunas imágenes que salen directamente de The Terminator (James Cameron - 1984), Terminator 2: Judgment Day (James Cameron - 1991) , Terminator 3 : Rise of the Machines (Jonathan Mostow – 2003). El ritmo es bueno y es divertido volver a ver escenas que son ya casi de antología. Un nuevo actor (Byung-hun Lee) ha tomado el lugar de Robert Patrick para interpretar a T-1000. Es igual de aterrador. Pero también igual en sus poderes y sus transformaciones a base de metal líquido.

La historia en sí, del encuentro de Kyle con Sarah Connor (Emilia Clarke), acompañada de su fiel Terminator, modelo Y – 800 reprogramado (Arnold Schwarzenegger) un poco envejido de cara, un poco más lento en sus movimientos, es muy parecida a las primeras historias, sin que parezca una repetición voluntaria e irónica. Persecuciones, transformaciones. El asunto se vuelve interesante, y divertido, cuando John Connor adulto y cicatrizado, él de la introducción, se encuentra con su mama muy joven y su papa, que todavía no sabe que ve a ser su papa. Momento irónico más que tierno. Y todo cambia cuando este John Connor se revela como la malvada encarnación de Skynet, a la que se supone él que es su padre (pero lo considera como su mentor), debe destruir.

Como se puede ver, las situaciones son confusas, los tiempos también (de 1994, todos viajan a 2017….). Más vale seguir los eventos paso a paso.

Hay buenas escenas de acción, buenas persecuciones, los efectos alrededor del John Connor malo son interesantes, con polvos minerales. Y la escena de combate entre él y su padre que no lo es todavía, está muy bien orquestada. Una escena espectacular es la de la persecución sobre el puente del Golden Gate, construcción espectacular por si sola: todo pasa en un bus escolar, lindo y amarillo, hecho añicos por las diferentes armas de los contrincantes. La acción se sitúa adentro, afuera, arriba, alrededor…., en un ritmo para perder el aliento. Es seguramente una de las mejores escenas de acción en la cinta.

Todo acaba bien, Sarah escoge su futuro, y su futuro es Kyle. ¡Qué bueno! John Connor podrá  nacer. Pero entonces, ¿podrá cambiarse a malo? Todo suena a volver al principio, y volver a repetir. 

Lo interesante esta tal vez fuera de la historia: la selección de  Emilia Clarke  para hacer de Sarah es significativa. Si bien tiene un pequeño, muy pequeño parecido con Linda Hamilton, tiene más parecido con la nueva generación de heroínas: Katniss (Jennifer Lawrence) de Hunger Games (2012), Beatrice (Shailene Woodley) de Divergent (2014), chicas tiernas, de mejillas redondas, de cachetes un poco infantiles,muy lejos de las líneas rectas, finas, de los músculos firmes y fríos de Charlize Theron en Mad Max. Lo que finalmente es una traición a la Sarah Connor de Linda Hamilton   que en Terminator I, pasaba su tiempo en prisión a entrenándose. 

Otro aspecto interesante es la evolución de Terminator T- 800: ha evolucionado a lo largo de las primeras películas, volviéndose cada vez más humano, más protector con Sarah. Ahora, parece que sus años con ella, tiempo del espectador (la película Cameron fue en 1984) y tiempo del actor principal (Schwarzenegger tiene ahora 67 años y, en la vida real, se le nota), más no tiempo en la narrativa, le han dado una presencia y un cierto poder sobre ella. Y se ganó el derecho de portarse como un padre: protege, claro. Pero también regaña, educa, y sobre todo esta celoso. La llegada del nuevo hombre en la vida de su pequeña no lo deja completamente satisfecho. 

Los viajes en el tiempo, las realidades quánticas, las posibilidades de cambiar el futuro, se ven aplicadas en la realidad “real” del espectador. A final de cuentas, una cinta no es otra cosa que una alteración de las circunstancias vividas por el espectador. Durante el tiempo de la cinta, este al igual que los actores,  se cree en otra época y otro lugar. Lo divertido de Terminator : Genysis es que ha sabido integrar los cambios de la realidad de espectadores y actores a los cambios de personajes y ficción. 

En resumen, una historia poco original, casi aburrida en momentos. Pero una interesante evolución de los personajes, sobre todo del viejo Terminator. 

Tuesday, July 14, 2015

Woman in Gold (Simon Curtis, 2015) – 6/10

La historia verdadera de la restitución de una gran obra de arte austriaca a su dueña en Estados Unidos. La lucha de varios años que llevó a Maria  Altmann, de ascendencia judía, con ayuda de su abogado a recuperar la famosa pintura de Klimt que había sido robada a su familia por los nazis. Una narración muy tradicional pero con la interpretación,  excelente como siempre, de Helen Mirren.

Ficha  dorada IMDb

En Los Ángeles,en 1998, La elegante señora Maria Altmann (Helen Mirren) , necesita un abogado de confianza: encontró en los papeles de su hermana ,quien acaba de fallecer, unas cartas en las cuales su tía Adèle Bloch-Bauer (Antje Traue) le legaba unas obras del pintor Gustav  Klimt , en particular la famosa Dama en oro, que era en realidad su retrato. Una amiga de Maria, Barbara Schoenberg (Frances Fisher), hija del compositor, la pone en contacto con su hijo, Randy (Ryan Reynolds) quien acaba de fracasar en su intento de trabajar a su cuenta y está buscado trabajo en una gran firma. 

El primer encuentro, en la sencilla casa de María, entre una rebanada de Apfelstrudel, una taza  de té y el desorden del garaje, no da muy buenos resultados. Pero, finalmente, el joven, a pesar de estar contratado en la firma de sus sueños, de tener esposa (Katie Holmes), hijo pequeño y el segundo en camino, decide aceptar el caso. Es urgente ir a Viena donde se reúne la comisión de restitución. Allá los recibe un joven periodista, Hubertus Czernin (Daniel Brühl) decidido a facilitarles todos los contactos.

La cinta se desarrolla de una forma muy tradicional, con las distintas etapas, cronológicamente contadas, de las juntas, encuentros, sesiones privadas y públicas del proceso de restitución de las obras ilegalmente detenidas por el gobierno austriaco.

Pero a medida que María se  topa con lugares de su juventud y niñez, nos son presentadas escenas claves : sus momentos de niña con su tía Adèle, su boda, la llegada de los nazis en el lujoso departamento familiar, escenas de calles mostrando las humillaciones de los judíos, el escape de María y su esposo….. Todo con un cuidado en los detalles de decoración, trajes, colores. 

La carga emocional es muy fuerte, por la evocación de un pasado doloroso, y a la vez feliz.

Si no es la típica cinta de abogados, tiene sin embargo mucho de las situaciones, los trucos, de estas. Presenta el ritmo tradicional con el momento de separación entre los protagonistas a los dos tercios de la cinta: uno se desanima, el otro sigue solo, y finalmente el desaminado alcanza al otro para la victoria final. 

En el aspecto de la narración y sus personajes, tiene debilidades, como la presencia bastante inútil de la esposa y las obligaciones familiares del abogado. Es demasiado o demasiado poco. De la misma forma, la última secuencia es torpe, pesada y no presenta ningún interés. Después de su victoria, María tiene el valor de entrar al edificio, magnifico por cierto, y al departamento donde vivian sus padres. Ahora está ocupado por unas oficinas. Le permiten entrar, y su mirada es de admiración y felicitad. El director hubiera podido quedarse ahí. Pero decidió seguir con una escena fantasiosa donde la actual María se mezcla en las escenas del pasado, feliz,maravillada entre los personajes del pasado. Es totalmente artificial, y casi ridículo. 

Antes de eso tiene lugar una escena que se puede considerar demasiado cursi: el derrumbe emocional de María después de la sentencia. Sin embargo, al mismo tiempo que le da una profundidad de sensibilidad a este personaje de mujer fuerte, que maneja con ironía sus emociones, muestra que las heridas profundas, las pérdidas de la niñez o la juventud, por lejanas que sean, siguen igual de dolorosas. 

Eso es una de las cualidades de la cinta: somos seres de recuerdos. Todo lo que construimos encima del dolor, a fuerza de voluntad, de trabajo, con la ayuda de los demás, no puede borrar las heridas profundas. Helen Mirren lo muestra muy bien, en su interpretación de señora educada, reservada, pero que tiene algo triste en la mirada. Es determinada, fuerte, no tiene pelos en la lengua, sabe ponerse en frente de cualquier autoridad. Y al mismo tiempo, sigue arrastrando una fragilidad.

Otra de las cualidades de la cinta es traer a colación el tema de las nuevas actitudes políticas, principalmente europeas, relativas al pasado nazi. Como lo explica el personaje de Hubertus, periodista independiente, al empezar esta campaña de restituciones, Austria quiere darse una nueva imagen, limpiarse del pasado. Porque Austria abrió las puertas a Hitler, porque ahí se dieron, antes de las leyes de Núremberg, los comportamientos populares anti-judíos. El joven explica su participación en el caso de María como un acto de “arrepentimiento” porque descubrió a los quince años que su padre había sido nazi. Las conciencias no están limpias, la culpabilidad sigue o, al menos, se maneja con dificultad: algunos tratan de disculparse, otros toman sus distancias, otros simplemente niegan los hechos. Pero, de una forma u otra, siguen pesando los años negros. Como lo muestra de forma muy sencilla el pequeño Memorial al Holocausto, cubo moderno en el centro de una plaza aristocrática vienesa. El pasado, de los individuos como de las naciones, es la piedrita en el zapato, que no se puede quitar. 

Saturday, July 11, 2015

Sea of Love (Harold Becker, 1989) – 6/10

Un thriller que deja de lado la parte policiaca para darle más importancia a la obsesión personal del protagonista quien se vuelve así objetivo de su propia investigación.

Ficha IMDb

New York, fin de los años 80¨como lo muestra el vestuario. El oficial Frank Keller (Al Pacino) no le teme a las grandes operaciones. Para arrestar a un buen número de pequeños delincuentes, arma una falsa reunión con los Yanquees. Pero el asunto que va a movilizar su atención es una serie de asesinatos de hombres, boca abajo en su cama, de un tiro en la nuca, mientras suena la melodía “Sea of love”, de Phil Philips en un viejo discos de 45 rpm. Cuando un colega de otro sector,  Sherman (John Goodman)  le anuncia que ha visto el mismo modus operandi, deciden unir sus fuerzas de reflexión e investigación. 

Suponiendo que el asesino es mujer,y encontrando que todas las victimas pusieron anuncios clasificados, optan por la clásica estrategia infalible: poner anuncios con el mismo tipo de de texto: un poema cursi que atraerá a las románticas. Organizan citas y recolectan los vasos para tener huellas, ya que se encontraron huellas en los domicilios de las víctimas. La única que acude a la cita pero no se deja enganchar por los encantos de Frank es una rubia sexy, Helen Cruger (Ellen Barkin,). Basta con este rechazo y un segundo encuentro fortuito en una tienda para que el hombre se prenda como cerillo. 

Es cuando la cinta cambia de eje: lo importante ya no es tanto encontrar al culpable, sino el desarrollo de la relación que se está volviendo indispensable para Frank. Helen es suficientemente seductora para que sus efectos casi equivalen a los efectos del alcohol, y Frank, ciego de deseo, empieza a soñar a hacer una nueva vida. Ella representa su salvación como hombre. Ya lo había perdido todo y se aferra a ese salvavidas. Pierde literalmente los estribos y se olvida de todas las reglas y procedimientos de su trabajo de policía. Al punto que en la casi última escena el policía Frank, dominado por la personalidad del hombre Frank se encuentra en el papel de victima Y todos e esclarece. Hay que decir que, si la explicación es lógica y congruente con lo que pasó en lo anterior, es bastante simplona. 

Varios aspectos de esa historia son muy previsibles, empezando por los caracteres y aspectos de la pareja policiaca: el alcohólico divorciado, todavía enamorado de la señora, quien se volvió a caer con un compañero del primero, se junta con un gordito, casado, regularmente fiel (salvo culpabilizante excepción). Se organizan bastante bien juntos en el trabajo pero se oponen en lo mental: uno es razonable, piensa antes de actuar, el otro se deja llevar por los sentimientos, para decir lo en forma recatada. 

Algunos aspectos un poco originales fueron cambiarle el sexo a las víctimas: el serial killer ya no se ataca a mujeres, sino a hombres. La atracción entre policía y probable sospechosa se manifiesta en escenas de alta intensidad erótica. Humphrey Bogart también se dejaba seducir pero sabía mantener las apariencias y el control. 

El punto más débil de la cinta es cuando el experimentado policía (véase la secuencia de las invitaciones con los Yanquees) decide no conservar las huellas de la mujer. Pero es lo único estratagema del guion que permita que la narrativa y el suspenso sigan. Y, a partir de ahí, se destilan con habilidad las coincidencias: colección de discos 45 rpm y citas marcadas en el calendario. 

Lo disfrutable es el uso de la música de saxofón y la ambientación en un New York entre departamentos oscuros y zonas llenas de gente. 

Conclusión: una cinta de suspenso para mantenerse ocupado sin cansarse demasiado en tratar de resolver el crimen.  

Friday, July 10, 2015

Léon Morin prêtre (Jean-Pierre Melville, 1961) – 8/10

Adaptada de la novela de Beatrice Beck, esta cinta se distingue de las cintas habituales de Melville, más de acción, frecuentemente de gánsteres. Él que tomara como nombre él del autor de Moby Dick, entra ahí a un mundo de reflexión, de sutilezas intelectuales y religiosas, que acompañan una historia de amor callada. Es de notar que el asistente del director fue Volker Schlöndorff, quien se distinguirá después con grandes adaptaciones. 

Ficha IMDb 

Es tiempo de guerra en una pequeña ciudad de Francia, probablemente en los Alpes. Tiempo de ocupación, primero por el ejército italiano, después por el alemán. Barny (Emmanuelle Riva) es joven, viuda y trabaja para un centro de enseñanza a distancia. Se siente muy atraída por la secretaria de la oficina y su lejana belleza, la ve como un “angel”, un “samourai” (anuncio de una temática que se volverá preponderante en las películas de Melville”). La vida es difícil para alimentarse y alimentar a su pequeña hija. Cuando llegan los alemanes, el miedo invade a las mujeres del pueblo, en particular Barny, medio judía y cuyo esposo era resistente comunista, y deciden hacer bautizar a sus hijos y darles un semblante de educación católica. 

Es para Barny el momento de “decirles sus verdades a los cathos” y se lanza al ataque del confesional donde oficia un sacerdote, Léon Morin (Jean-Paul Belmondo). Su sorpresa es grande cuando se encuentra con un hombre joven, abierto a la discusión. Para ese primer dialogo, Melville divide la pantalla en dos, como si la reja del confesional estuviera en medio, línea invisible,  que yuxtapone a los dos “enemigos” en un plano imposible.

Léon Morin no se ve molesto para nada con la oposición intelectual. Le propone a Barny prestarle libros, por lo que ella toma la costumbre de ir al pequeño departamento del sacerdote, después de sus horas de trabajo, en la noche. El cura vive muy sencillamente, su único lujo es un piano. Por lo que acepta totalmente las críticas al aparato católico, las ceremonias, las riquezas exteriores, pero también a  los “adornos” en la liturgia o en la teología.  Recibe a la joven viuda de un modo a la vez caluroso, atento y disponible como cualquiera de sus feligreses, con interés intelectual para las preguntas agudas que ella le hace. Pero también con una cierta distancia, como indiferente al ser humano, femenino, que tiene enfrente.   

Léon Morin es la imagen de la pobreza, la humildad, la sencillez. En invierno como en verano, lleva las mismas sandalias; su estricta sotana negra le da una seducción extraña pero potente. Este poder de seducción del atuendo religioso será retomado por los hermanos Wachowski en Matrix (1999). Ninguna pregunta, ninguna rebeldía, ninguna provocación, lo molesta, pero tiene respuesta para todo. Respuestas firmes, basadas en la firme convicción de su fe. Léon Morin, sacerdote, nunca trata de convertir a su contrincante. Deja que la gracia actué por si sola y que la fe le sea revelada a Barny. 

Este sacerdote que podría ser, por su inteligencia, su cultura y su encanto, centro de atención en los salones de una gran ciudad, se dedica al cuidado de la gente humilde, de los niños. Si no tiene la torpeza del personaje de Journal d’un curé de campagne (novela de Georges Bernanos, 1936, adaptada por Robert Bresson,1951), tiene su sencillez y su discreción. Y, como él, se somete a las órdenes y se va adonde lo mandan, poniéndole un fin a una relación que, si bien nunca se reveló como sentimental, deja en el espectador la misma duda que en el personaje femenino. Es que la seducción es fuerte, y muchas en el pueblo sienten la necesidad de un confesor, de un guía espiritual. Barny se da poco a poco cuenta que varias de sus amigas frecuentan también el presbiterio de noche, lo que provoca sus celos, agudiza su  deseo. 

A parte de lo cautivador de este relación entre dos que se van acercando tanto, al mismo tiempo que se quedan tan alejados, la cinta crea un ambiente casi hipnotizante por la voz off de Emmanuelle Riva, voz  que acompaño el relato de la mujer francesa en Hiroshima mon amour de Alain Resnais (1959), y acompañara la confesión de Thérèse Desqueyroux en la cinta homónima de Georges Franju (1962).

La música aporta algo de humor, discretamente, con la mandolina de la ocupación italiana, o un arreglo del Chant des Partisans, himno de la Resistencia, después de bautizar a los niños. (Algunos años después de Léon Morin, Melville realizará la impresionante Armée des Ombres, sobre la Resistencia, cinta adaptada de Joseph Kessel quien, con su sobrino Maurice Druon, escribió la letra de dicho himno).

Al acabar la película, uno se pregunta: ¿Cómo Belmondo, ese actor tan elegante, sensible, capaz de tanta finura en su interpretación, pudo dejarse llevar a hacer películas comerciales? 

Mad Max: Fury Road (George Miller, 2015) – 9/10

Es velocidad. Es apocalipsis, es ruido, es retorno a la Antigüedad, es mitología, es modernismo, es arte, es suspenso. No pasa gran cosa. Casi no se dice nada. Mad Max es prescindible. Es una cinta prodigiosa, grandiosa. Hace dudar del sentido tradicional de la palabra “belleza”. 

Ficha IMDb

Un paisaje desierto, tipo Valle de la Muerte en los westerns, una época indefinida pero probablemente después de algún apocalipsis que destruyó el mundo. Ya no hay agua, o muy poca, pero siguen existiendo los tiranos. Un hombre aparentemente pacifico, Max (Tom Hardy) perdió a su esposa y su hijo en el caos. Vive y viaja solo, sin saber muy bien adonde. Su primera aparición nos deja un poco dudosos: ¿ese ser que se come crudo un lagarto, él es el bueno?

Cae a manos de unos malos muy malos que lo llevan a su cueva, es la ciudadela de Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne). Ahí lo encadenan y lo usan como donador de sangre. ¿Es eso el héroe? 

Cuando se organiza una expedición para traer combustible de una ciudad lejana, los jóvenes se pelean para participar, ganar fama, o la muerte y la entrada al Valhalla. Max es colocado delante del vehículo de Nux (Nicholas Hoult), atado en una camisola de fuerza, la cabeza mantenida por un bozal metálico. 

La mujer encargada de conducir la cisterna, Furiosa (Charlize Theron), fuerte y determinada, tal vez feminista, aunque la palabra no tengo mucho sentido en estas circunstancias, aprovecha la expedición para volver al país de sus origines, llevando a cinco de las esclavas sexuales del dictador, ataviadas con largos velos blancos y cinturón de castidad. Para eso tiene que atravesar un desierto, en realidad único tipo de terreno existente en el planeta. Del otro lado, encontrará a unas ancianas, mujeres sabias como las  Reverendas Madres de Dune, mujeres que en sus jóvenes años fueron amazonas y retoman sus cabalgaduras, ahora motorizadas. 

Cabeza rapada, brazo amputado, la apariencia de Furiosa nos introduce a una estética de lo feo y lisiado, inaugurada por Beckett. Y, como en el teatro de Beckett, la comunicación se ve reducida al mínimo. Pero significa también la toma del  poder por las víctimas resilientes.

La cinta usa también otros códigos de identificación: los punks, el western, el operarock, los códigos de guerra, con gritos y música de acompañamiento….  

Furiosa es hombre y mujer, protectora con las más débiles pero musculosa y excesivamente fuerte físicamente,sobreviviente con heridas de guerra ; provoca atracción y repulsión, miedo y admiración. Es la descendiente de Sigourney Weaver, capaz de enfrentar a un monstruo. El monstruo  es la tiranía de Joe sobre las mujeres, sobre el pueblo, sobre el agua. 

Las imágenes son de una belleza indescriptible. Los amarillos en todos sus matices, dominan, del oro al bronce, naranja, arena. Pero el paso a través de una montaña se tiñe se azules, grises de película antigua. La aparición de las chicas en el desierto, con sus blancos velos griegos, recuerda el sacrificio de Ifigenia para permitir el paso al otro lado del mar, aquí mar de arena. 

Es Ben-Hur, es mito inventado y revisitado. Es un road movie, es una expedición de regreso al paraíso perdido, es un viaje infernal. Es la lucha del bien contra el mal. Es la lucha de monstruos mecánicos y de monstruos humanos. Habla de sumisión y de liberación. De sacrificio, de admiración. 

No hay ningún momento de descanso para el espectador. Pasa del suspenso a la estupefacción, del horror a la belleza. La sucesión rápida de los hechos, así como la creatividad en las formas, los vehículos, los trajes, las deformaciones de los cuerpos, la música, o simplemente el ruido, le dan a esta cinta una intensidad absolutamente increíble, aunada a un placer intelectual provocado por la riqueza de las alusiones literarias, cinematográficas, artísticas, mitológicas.… 

Es una gran obra de arte. 

Thursday, July 9, 2015

Midnight Cowboy (John Schlesinger, 1969) – 8.5/10

El sueño americano no funciona. El viaje del provinciano hasta New York en busca de fama, dinero y placer le dará solo pobreza, hambre, frío. Una pintura desencantada de la sociedad en la ciudad de las oportunidades, pero dos actores extraordinarios.

Ficha IMDb

¿Quién no recuerda el tema musical de la cinta, Everybody's Talkin' at Me compuesto por John Barry? Es inseparable de esta historia de esperanzas, de ilusiones, perdidas al contacto con una realidad dura y egoísta.

Joe Buck (Jon Voight) es joven, guapo, seductor y seguro de su éxito con las damas. Es un cow boy del amor, convencido que su pequeña ciudad  tejana no está a la altura de sus talentos. Se traslada a Nueva York, donde comienza a trabajar como gigoló seduciendo a mujeres maduras de Manhattan. Pero la riqueza esperada tarda en llegar. Conoce a Rico "Ratso" Rizzo (Dustin Hoffman), un timador que lo quiere estafar. Ratso es lo opuesto a Joe: lisiado, tuberculoso, viene del oscuro Bronx, ha pasado su vida escuchando burlas, por ser italiano, por ser feo, por ser lisiado. Es un perdedor. Pero es inteligente. Y tiene un sueño: ir a Florida, vivir en el sol, bajo las palmeras. Ratso el cínico va a educar a Joe el inocente.

La relación que se establece entre los dos es de mentor a aprendiz en el arte de estafar, de engañar, de seducir. Es de complicidad. Es de amor-odio. Es finalmente una amistad que lleva a Joe a abandonar su sueño perdido para llevar a Ratso, cada vez más enfermo, a realizar su sueño. El viaje en autobús hacia Florida es el pendiente del viaje hacia Nueva York. De sur a norte, y de regreso al sur. Joe perdió sus ilusiones, ganó sabiduría, ganó un amigo, y lo pierde. Porque el sueño de Ratso es igualmente imposible de realizar que él de Joe. 

¿Regreso a la casilla de principio? La cinta es un drama de aprendizaje, son las Ilusiones perdidas de un gigolo americano. 

Algunas escenas parecen   inútiles, demasiado largas y casi sin relación con la situación de los dos hombres: la fiesta psicodélica, el encuentro que se torna muy violento con el viajero homosexual  cincuentón, una escena de fanatismo religioso con cristo eléctrico.

Porque lo que fascina en esta historia son dos grandes actores. Hay que volver a verlos caminando sobe las banquetas de Nueva York, el alto Jon Voight con sombrero, pañoleta alrededor del cuello y chaqueta de cuero con flecos, y el pequeño Dustin Hoffman,sin rasurar, con el pelo pegado, arrastrando su pierna. Forman una de las parejas inolvidables del cine. 

Leviathan (Andrei Zviaguintsev, 2014) – 8.5 /10

La bestia marina diabólica del Antiguo Testamento está viva pero cambió de forma. Es el mal de la burocracia, de la corrupción, de las influencias. Ataca a la gente buena y lo que aman. Esta cinta, que llega de muy lejos, muestra que los defectos de la sociedad son los mismos en todo el mundo.

Ficha IMDb

En la pequeña localidad de Teriberka, aislada en el norte de Rusia, a las orillas del mar de Barents, Kolia  (Aleksey Serebryakov) vive con su familia. Es mecánico, y, como ex militar, sigue en relaciones con amigos que han pasado por lo mismo. Pero su casa, llena de años de vidas, recuerdos, amores y desamores,está situada en un punto estratégico para la política de urbanización del alcalde (Roman Madyanov). Se decidió comprarle casa y terreno, a un precio que no afectara a las finanzas municipales. Pero Kolia se negó y con ayuda de un amigo abogado, Dmitriy (Vladimir Vdovichenko) recurrió a un juicio. Era una ilusión. El poder judicial esta coludido con el poder político. La ley está en contra de Kolia, y el alcalde tiene mucho más medios en su poder para conseguir lo que quiere. 

El guion es muy denso, presentando las relaciones dentro de la familia recompuesta de Kolia, con su nueva esposa Lilya (Elena Lyadova), más joven, quien acepto cuidar a Romka (Sergey Pokhodaev), hijo de un primer matrimonio quien vive los años difíciles de la adolescencia. Otro tema familiar es el adulterio, que viene a quebrar la amistad entre Kolia y Dimitri.     

Lilya trabaja en la única empresa del pueblo, una conservería de pescado, como todas las mujeres de ahí. El salario es miserable, no se vive mejor que en tiempos del socialismo. El nuevo régimen no ha traído muchos cambios para la gente de abajo. 

La vida sigue igual: las relaciones entre amigos, las cantidades de alcohol consumido, las actividades de un día de campo, donde se juega al tiro al blanco sobre  fotos oficiales de ex presidentes de la república, forma irrisoria de protestar contra la opresión velada.   

El paisaje es espectacular, impresionante en su aridez, su fuerza, sus colores de grises oscuros, su desolación .El mar es el único horizonte, un mar frío, oscuro, cuyo ruido profundo invade la película, a modo de música trágica y amenazadora. El océano es abandonado como el enorme esqueleto de ballena y los residuos, los restos de navíos, símbolos de una vida industrial previa y ahora educida al mínimo. El mar es tan inhumano como la sociedad, capitalista, socialista, o cualquier tipo de organización que pone en prioridad el poder de una minoría, los abusos para conseguir más dinero. Y la religión, que fue atacada, criticada, responsabilizada por todas las injusticias, prohibida durante los años de la Unión Soviética, ha recuperado su fuerza, y está de nuevo del lado de los potentes. 

Las lecturas de sentencias por parte de la jueza son interminables, en tono monótono, entre dos asistentes inmóviles, imperturbables como la ley corrupta, insensibles a la voz humana. La justicia no solo es ciega, es también sorda. 

Así que los de abajo no tienen ya a nadie que los pueda salvar. Ni el estado de derecho de la democracia, ni la Iglesia resucitada, Ya no hay esperanza. Esa visión del nuevo y moderno estado ruso, no podía gustar a las instancias del poder.   

Esta cinta disgustó a varios niveles de poder en Rusia, desde la alcaldesa del pueblo donde se rodó la cinta, hasta el ministro de cultura de del estado a quien grupos de influencia le pidieron prohibirla, o la responsable de cultura de la provincia en Ciudad Samara, a quien se exigió el despido de uno de los actores, director del teatro dramático. El jefe del Partido Comunista Ruso, Guennadi Ziugánov en persona, consideró que Leviathan era una película “anti nacional” y se consideraría normal que Zviagíntsev pidiera perdón por dar una imagen tan negativa de la realidad rusa.  

Carrie (Brian de Palma, 1976) - 9/10

Terror e ilusiones a partir de la novela de Stephen King, Brian de Palma construye una cinta fulminante, con una interprete fascinante. Una cinta de antología. Grand Prix en el Festival de Cine fantástico de Avoriaz.

Ficha IMDb

La cinta en su principio pone al espectador en una situación incómoda: ¿será ésta una película erótica? los enfoques sugestivos, las actitudes, el lugar: los vestidores femeninos el agua, el vapor, una chica que se enjabona y se acaricia el pecho… Pero aparece la sangre. 

De ella, y sus connotaciones, salen las líneas temáticas y visuales de la cinta: la feminidad,  el deseo, la seducción, el sufrimiento... y la cubeta de sangre de puerco. 

La sangre es también el lazo de madre a hija, El terror proviene del drama de la relaciones madre-hija, provocado por el terror de tener en si la misma sangre que alguien tan perturbado. Es el drama del conservatismo y fanatismo religiosos que se oponen al deseo de ser como los demás. La casa familiar, oscura, hecha de cuartos pequeños, se opone a los espacios abiertos, luminosos de la escuela. El lugar de rezos, castigos y costura se opone a la colmena donde chicas vestidas de negro y amarillo, los colores del colegio, se mueven sin cesar.

El mundo de Carrie es un mundo de mujeres donde los hombres son objeto de deseo y odio, herramientas de poder, o puras herramientas de acción. Ellos no entienden muy bien para que sirven: el director, Tommy el rubio tierno, hasta el malo Billy. 

Es un mundo violento donde hasta las mejores están castigados: la maestra de deportes, Miss Collins (Betty Buckley), la amiga Sue (Amy Irving): la maestra muere en la fiesta, la amiga es perseguida por pesadillas. Todos están castigados porque la ira del Dios del Antiguo Testamento no conoce límites. 

La primera aparición de la madre de Carrie, Margaret White (Piper Laurie, fascinante) es de otros tiempos. Parece salida de la época de las brujas de Salem, de los Shakers o los Quackers,.... Estados Unidos tiene esa extraña capacidad de suscitar o permitir creencias exacerbadas, estos fanatismos con la certidumbre de tener el derecho o la obligación de convertir a los demás a sus locuras. Esta sed de proselitismo, de buena conciencia, esta fuerza de los convencidos de poseer la verdad se sigue viendo en muchos sucesos reales.  

Carrie es presentada como una chica buena, inocente, cuyo acceso a la edad adulta le abre los ojos al mundo de las chicas normales, de las relaciones normales. Pide inocentemente que su madre le hable, la escuche, le de permisos. Al mismo tiempo le complace, acepta los rezos en el closet, el camisón largo, la ropa conservadora, la cara lavada. Es una buena hija. 
La única manifestaciones de su irá interna es su don de telekinesis. Es protección para Carrie porque aleja a la gente sin necesidad de tocarlos. Pero su dificultad a controlarla llevará a los desastres y la destrucción. Y su propia muerte. 

De Palma usa de close up denunciadores: maldad, envidia, lujuria, placer. Todas las maldades que King muestra en sus novelas se hacen visibles y visuales. Estos fondos turbios," eso" que no se puede decir. El Mal. 

Las referencias a Hitchcock son claras, empezando por el nombre de la escuela: “Bates High School”, siguiendo con la música, tipo gritos de cuervos, usados por Hitchcock al final de la escena de la regadera en Psycho. Por cierto, la primera escena puede ser vista como cita de esta escena, una repetición hiperbólica de la agresión de Norman Bates. En los dos casos, algo se perturbó en el papel de la madre. En el caso de Carrie, el agresor vive dentro de ella. 

Claro, la cinta tiene una fecha, es muy de los 70’ en la ropa, los peinados, las actitudes, sin hablar de los coches, de la música. Pero De Palma pone su cámara sobre los detalles y les da una intensidad muy particular. El short muy sencillo, sin chiste de la entrenadora, se vuelve por la insistencia de la toma, objeto de deseo o al menos de curiosidad. La escena de Chris (Nancy Allen) peinándose y maquillándose en el coche, al lado de un Billy (John Travolta) más preocupado por su cerveza, dice mucho sobre relaciones y roles de géneros. Siempre está implícito el sexo: es premio, es sueño, es culpa. Es miedo. Nunca se enseña, siempre está ahí. Es origen y fin de todo. Y la carga sexual es muy tensa a todo lo largo de la cinta. Aun si a veces se manifiesta en muchos golpes, cachetadas. 

La escena del baile, particularmente de la coronación, filmada en ralentí es remarcable: la felicidad inmensa de Carrie, su cara transportada, transfigurada. Vive, del brazo de Tommy (William Katt), la felicitad de las novias, de las princesas de cuento. Su pelo rubio y sus ojos azules refuerzan el estereotipo. La música la lleva, la conduce, Carrie camina sobe nubes. Los cambios de las luces se reflejan sobre su vestido blanco. Carrie ya no es solamente el blanco del apellido de su madre, de la pureza exigida, es el camaleón que se adapta al ambiente. Es parte del grupo y de la fiesta. Y la música cambia cuando, al ver la sangre de puerco, la joven maravillada entiende la trampa e interpreta que todos le han mentido y quieren burlarse de ella, engañarla. En este momento Carrie toma el poder sobre las luces, las apaga y sustituye por su luz, el rojo de la sangre. El montaje de la escena se corta en fragmentos breves, Carrie con su mirada corta a sus enemigos, antes de refugiarse en el capullo de la matriz maternal, la vieja casa oscura. Carrie vuelve al interior. Vuelve a mama. 
  
La frustración se ha vuelto fuerza de destrucción, incontrolable. 

La interpretación de Sissy Spacek está todo el tiempo sobre actuada. Su tez pálida, sus cejas casi blancas, su delgadez extrema favorecen de antemano una sensación de extrañeza.  Además una expresión excesiva, en la felicidad, el terror, las suplicaciones provocan el malestar. De la misma, puede ser excesiva en la apatía, creando como un alejamiento del mundo de los normales.

B de Palma insiste en el juego de las miradas, acentuado por los close ups. En la escena de la coronación: después de la música y el talento de la felicidad, la cámara sigue el juego de las miradas, y se pone en la posición del que ve, nos interna a la miradas, Nos enseña que alguien está viendo al personaje que está viendo. Es un efecto de cascada en varios niveles, de mirada dentro de las miradas. El espectador es como un voyeur a la triple o cuádruple potencia. 

Muchas escenas están filmadas desde abajo, desde arriba, desde puntos de vista “anormales”, creando malestar, reflejando el malestar de os protagonistas, el desequilibrio del mundo de Carrie. La cámara juega con profundidad de campo, con los  enfoques: muestra con la misma nitidez un objeto o cara en primer plano, con un mundo que vive atrás. Algunas escenas son ejemplares: Carrie en el fondo del salón de clase, en la misma línea de composición que Tommy, a pesar de estar lejos físicamente. Ya sabemos que se va establecer una relación entre los dos. 

Carrie bañada en sangre es rigidez, tensión, su mirada es fija. Se parece al Golem. Sus movimientos parecen de estatua. Es el Golem, es la estatua del Comandatore de Don Juan. Es el ultramundo avanzando en medio de los mortales, sembrando pánico, terror, destrucción. El baño de sangre provocado por unos chicos, a instigación de una chica vengativa, provoca en Carrie el mismo terror sobrenatural que la sangre natural de las reglas en la primera escena. El círculo vuelve al principio, pero en dosis aumentadas, por la acumulación de los sentimientos negativos a lo largo de las pocas semanas de duración de la historia. 

En el castigo a la madre, los cuchillos la clavan a la pared, crucificándola. Una sonrisa endeble de satisfacción aparece: el diablo esta en Carrie. 

Wednesday, July 8, 2015

Aimer, boire et chanter (Alain Resnais, 2014) - 7 /10

Un gran momento de placer teatral, con grandes actores, los actores preferidos de Resnais , en esta cinta que fue la última del realizador audaz de L’année dernière à Marienbad , en 1961.  

Ficha IMDb 

Teatro en el teatro, la cinta de Resnais juega con la representación de la realidad, hace existir lo que no existe, da o resta vida y presencia a los lugares y los personajes. 

Desde el principio, se entiende que los personajes actúan en una obra de teatro. Tienen su vida real de Colin el medico (Hippolythe Girardot) ,casado con la enérgica Kathryn (Sabine Azéma) , de Jack el rico noble provinciano ( Michel Vuillermoz) , esposo infiel de Tamara ( Catherine Silhol) , y ensayan para una obra de teatro que van a presentar en unas semanas. Por otro lado, Siméon el granjero (André Dussolier) vive con la rubia Monica (Sandrine Kiberlain), ex esposa de George Riley. Tres parejas alrededor de los cincuenta, sesenta años, en la tranquila provincia inglesa. 

Sus vidas son reales, pero los lugares donde viven e interactúan son escenografías de teatro: flores de cartón, yerbas sintéticas, telas en el fondo, muebles dibujados. Las escenas de sus vidas (nunca se asiste a un ensayo de la famosa obra) están separadas por dibujos a lápiz que anuncian los lugares, pintados en estilo caricatura por el dibujante Blutch.

Además, ninguno de ellos es protagónico. Quien se va a robar la atención, de ellos y del espectador, es él que nunca se deja ver, pero de quien hablan todo el tiempo, George. Porque George, paciente de Colin, y amigo (en diferentes formas) de todos y todas, está muy enfermo. El pronóstico es de pocos meses y todos van a emplearse a hacerle un final de vida feliz. Tan feliz que le dan un papel en la obra de teatro, y que cada una de las mujeres trata de hacerse muy presente en su vida. 

Y George va a aprovechar muy bien la generosidad y dedicación de cada uno, sobre todo de cada una. Desde su invisibilidad, su casi muerte, es el más presente de los personajes, el más influyente. Está totalmente en la ilusión teatral: no existe, no tiene cuerpo, ni siquiera voz, sin embargo creemos en su existencia. Es el milagro de la literatura. 

Los diálogos son geniales, los intérpretes se divierten tanto como el director, tanto como los espectadores, tanto como George, quien habrá sabido disfrutar de la vida hasta el último suspiro. 

Tanto como el topo de peluche que sale de repente para reírse de todos esos humanos que juegan a vivir. 

Atonement (Joe Wright) – 2007) – 7/10

Una historia de amor en tiempos de guerra, de mentiras que destruyen vidas y reputaciones. Un ambiente nostálgico, complicaciones sentimentales, actores que se quedan al borde de una gran interpretación.

Ficha IMDb 

En un día caluroso en el campo inglés, en el verano de 1935, una niña de 13 años, Briony Tallis (Saoirse Ronan) se la pasa aburrida. Lo único que puede hacer en esta gran mansión, aparte de jugar con sus primos recién llegados, es observar a su hermana mayor Cecilia (Keira Knightley) e imaginar que es una gran escritora. 

Pero la monotonía es interrumpida cuando se anuncia la llegada del hijo preferido, Leon (Patrick Kennedy) con un amigo, Paul Marshall (Benedict Cumberbatch), empresario millonario. Cecilia lleva flores al cuarto de su hermano cuando ve por la ventana a Robbie Turner (James McAvoy), hijo de una  empleada de la casa y protegido del Señor Tallis quien le paga la universidad. Cecilia busca provocar sensualmente a Robbie de quien percibe el deseo, pero este la irrita con sus comentarios sobre el encantador Paul. La escena acaba muy mal para Cecilia, el florero que trae se rompe, una pieza cae a la fuente y ella se desviste para ir a buscarlo en el agua. Al salir, se da cuenta del estado en que esta y se avergüenza. Pero es obvio que Robbie no ha sido  indiferente al espectáculo. 

Evidentemente, Briony, quien está siempre donde no debe estar, y ve siempre lo que no debe ver, adivina desde su ventana  la tensión entre los dos, e imagina malas intenciones de parte de Robbie, ayudada en esto por una carta erótica que él pensaba haber destruido.  

Después de la cena familiar y formal con los invitados, se percatan de la desaparición de los tres jóvenes primos. Todos se lanzan a su búsqueda. La niña, Lola, ha sido violada, y Briony asegura que vio al atacante: Ronnie. Este es arrestado.

Tres años y medio después, la guerra ya empezó y se le dio a Ronnie la opción de enlistarse para recuperar su libertad. Durante la pesadilla de los combates, volverá a ver a Cecilia, enfermera en el frente. 

Al final, Briony, también enfermera, recuperará la memoria de los hechos al ver a  Marshall en la iglesia donde se casa: él fue el agresor y la mentira, voluntaria o no de la niña, modificó para siempre las relaciones entre todos los miembros de la familia, en particular los dos enamorados. 

Briony adulta (Vanessa Redgrave) reconoce su error y trata de restablecer las reputaciones  al escribir un libro. Es la expiación, la enmienda de la culpa de la niña. ¿Fue en realidad culpable? 

La cinta tiene el encanto de las historia de la campiña inglesa, con grandes castillos, pasillos interminables y bibliotecas propicias a los encuentros amorosos. La etiqueta inglesa favorece las relaciones a escondidas y los secretos. El calor hace florecer los deseos. 

La magnífica producción, vestuario, escenografía, maquillaje, seducen al espectador quien se deja llevar por una historia de amor, deseo y celos, en un ambiente que recuerda  las películas de james Ivory (Lo que queda del día,  Howards End , Maurice).
  
Las películas de guerra conllevan su carga de sufrimientos, lágrimas y pérdidas. Si la primera parte de la narración es ágil y presenta de forma estimulante a los personajes, sus luces y sus sombras, la segunda parte se hace eterna, con los desplazamientos a veces confusos del ejército en guerra. Robbie, abandonado, herido, perdido, sufre en lo físico, lo moral, lo sentimental. Una escena muy bien realizada logra transmitir el sentimiento de abandono y tal vez de absurdo que podía resentir un soldado en medio de estas gran operaciones estratégicas : un largo , interminable plano secuencia sigue al solitario Robbie sobre la playa de Dunkerque, en medio de los tanques , los heridos, las ordenes contradictorias de los militares.

Pero lo más interesante de la cinta es el montaje especial de la narración: los sucesos significativos están contados dos veces, según una doble mirada. Pueden ser las miradas de los dos personajes que la protagonizan. O puede ser la mirada de uno de los participantes y de la pequeña entrometida, Briony la que ve e interpreta, creyendo entender lo que pasa. 

En definitiva, se trata de una cinta más interesante por la forma en que cuenta que por los hechos que cuenta. Y los actores, aparte dela pequeña Briony, carecen bastante de convicción. 

Shadows and Fog (Woody Allen, 1991) - 8 /10

Woody Allen puede hacer lo que quiere, en cualquier género que quiera. Esta vez, decidió rendirles homenaje a los grandes del cine expresionista alemán. Con el trabajo de un extraordinario elenco, logra un ambiente negro, angustiante y lleno de referencias. 

Ficha IMDb

En una pequeña ciudad de Europa del este, un misterioso estrangulador de mujeres siembra el pánico. La sociedad se organiza para hacerse justicia. No se sabe quién mata y como escoge a sus víctimas, solo que el arma del crimen es una cuerda de piano. 

En los hombres de la ciudad, reclutados para vigilar, se encuentra un hombre sencillo (Woody Allen) y temeroso como lo dice su nombre “Kleinman”, es pequeño y debilucho. Es el típico personaje kafkiano que no sabe porque está ahí, haciendo lo que hace, porque nadie le ha explicado nada. Y peor aún, llegará a hacer torpezas que podrían volverlo sospechoso. 

Los grandes directores alemanes del expresionismo, Murnau, Lang, Pabst, desaparecieron con el nazismo, que los consideraba decadentes porque estaban al opuesto de los gustos de la nueva ideología: aire libre, fuerza física, salud, deporte y optimismo. Sus cintas, El gabinete del doctor Caligari, Nosferatu, El vampiro de Dusseldorf, inquietaban con sus sombras y sus nieblas, su pueblo viviendo en la miseria y el miedo. 

Allen recrea sus ambientes: los adoquines brillan en la niebla, los edificios parecen abandonados, las calles vacías esconden pliegues oscuros donde se pueden esconder criminales o fantasmas. Todo puede pasar, cualquier pesadilla puede tomar realidad. 

El pequeño Kleinman se pierde, pide información en la morgue a su amigo el médico legista (Donald Pleasence), pero deja sus huellas, va de puerta en puerta, tratando de entender lo que se espera de él, tratando de complacer. 

Irmy la acrobata (Mia Farrow) huye de su amante Paul (John Malkovitch), el payaso del circo quien le prefiere Marie (Madonna), menos exigente y más ligera. 

Irmy se refugia en el único lugar lleno de vida en esta ciudad de muerte: el prostíbulo. Las prostitutas (Kathy Bates, Jodie Foster, Anne Lange, Lily Tomlin) la reciben calurosamente y un joven estudiante Jack (John Cusak) está dispuesto a pagar todo lo que tiene para pasar un momento con ella. Pero Irmy no está acostumbrada a tener tanto dinero y lo da a la iglesia. 

Es una larga noche, donde todos van y vienen, caminan sin sentido. Cuando se encuentran, hablan mucho y se confían sus íntimos secretos, aunque no se conozcan. A nivel social, el pueblo se  organiza y toma la justicia entre sus manos, como en la cinta de Lang M (1931), pero en realidad algunos organizan y los demás se dejan enlistar. El pueblo se vuelve tan temible como el asesino. 
  
Los prototipos sociales están ahí, como estereotipos, como un gran juego de lotería siniestra: las prostitutas de corazón grande, los sacerdotes con sus tráficos de perdón y dinero, la gente del circo con su fragilidad y su ego inmenso, los estudiantes con sus sueños…  

Encima de todo, la gran sombra de Brecht impone el ambiente de la Alemania de los treintas, con su música y sus referencias al cabaret, al circo y a la presencia de un poder opresivo. Las citas son evidentes con la música de Kurt Weil para Die Dreigroschenper, la opera de los tres centavos. 

El final es un poco decepcionante, usando de la magia para encontrar al asesino, un poco como si Allen, rebasado por su gran número de actores y subtramas, se cansara de repente y decidiera deshacerse de todos. 

Lástima porque pasamos por una noche de angustias y bellezas. Pero, claro, cuando amanece, las sombras desaparecen. 

Docteur Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb’ (Stanley Kubrick, 1964) - 8/10

Empieza como una broma absurda e irreal: un militar toma unas instalaciones y organiza el ataque a la Unión Soviética. La situación es absurda pero las condiciones son realistas. A tal punto que puede parecer una noticia del periódico o la televisión. El espectador pasa dos horas entre una risa enorme y un medio espantoso: ¿Qué tal si nuestros responsables políticos fueran así de  enfermos? ¿De verdad no lo son?

Ficha IMDb

Tal vez  a causa de 2001, A Space Odyssey (Kubrick – 1968), uno piensa en el principio que la cinta va a ser de ciencia-ficción. Pero maneja situaciones y medios tan realistas que lo extraño de los hechos se vuelve factible. Es un humor tan enorme, basado sobre las decisiones políticas y los conflictos de la cinta, es decir la Guerra Fría contemporáneos (1961, crisis de los misiles soviéticos, Bahía de Cochinos, anuncios para comprar su propio refugio atómico ….), que uno llega  a temer que todo sea cierto. El espectador puede pensar que la locura política sea más fuerte que  todas las barreras, protecciones, recursos diplomáticos, y cordura humana. Y que estos dirigentes que deciden de la vida de millones de anónimos seres humanos puedan dejarse llevar por su entusiasmo malvado.

Al mismo tiempo que los recursos cómicos de Kubrick son absurdos a fuerza de excesos, lleva al extremo el desarrollo lógico, el juego de las consecuencias. 

Si el piloto es del Middle West, es normal que cabalgue sobre una ojiva nuclear, como si fuera un caballo de rodeo, con su sombrero de cowboy y gritando “Arrrua” Aunque sea en medio de la nada celestial, y dirigiendo a la explosión y el auto sacrificio.

Si las decisiones son de los jefes de estados, es normal que el lugar central sea la gran sala    y el objeto más útil, el teléfono rojo. Es normal que se oigan discursos argumentativos, cada uno basado en su propia lógica, pero finalmente expresión de un individuo con sus gustos obsesiones. 

Todo eso produce un cumulo de imágenes grotescas y escalofriantes que nos hace tocar a la locura de los poderosos, a la fragilidad del equilibrio pacifico. El pobre hombre normal de base tiembla: cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. 

Basada en la novela Red Alert de Peter George, la narración empieza cuando el General Jack Ripper (Sterling Hayden), o sea el “destripador”,da la orden a todos los bombarderos que salvaguardan la seguridad del país de dirigirse a Rusia para bombardearla. Pero si Rusia se ve  atacada replicará con su Arma Definitiva, lo que desembocará en el fin de la humanidad. Hay que intervenir antes que la Unión Soviética  se percaté de la amenaza.

El primer lugar de la acción es el puesto de comando donde oficia Jack el destripador, disparando a cualquiera que se le acerque. Totalmente paranoico, está convencido que su decisión es la única que puede salvar al pueblo americano frente a los planes comunistas de destruirlo, por ejemplo envenenando el agua potable. Él actúa en nombre del bien.

El segundo lugar de la acción es la gran sala de juntas, llamada la Sala de la Guerra, donde el presidente se reúne con los grandes mandataros y decidores, como el General Turidson (George C. Scott) y el científico eminente, el doctor Strangelove (Peter Sellers) 

El tercer es la escena del combate: ya en espacio aéreo ruso, el único bombardero gringo que ha logrado pasar los radares, dirigido por el mayor Kong (como King) (Slim Pickens), que sigue volando feliz hacia su objetivo, con su radio destruida y por consecuente sin saber si la misión sigue en pie. 

Las negociaciones empiezan desde la Sala de la Guerra, tratando de explicar al presidente ruso que está pasando y buscando un final feliz a este principio de tercera Guerra Mundial. Las opiniones se enfrentan, las ideas se contradicen. 

Peter Sellers, quien ya había trabajado en la anterior película de Kubrick, Lolita(1962)es determinante en el desarrollo de la narración. Sus tres personajes representan en cierto modo a los únicos que en realidad quieren parar la catástrofe. En el primer lugar de la acción, es el Capitan Mandrake quien trata de convencer al general Ripper para que dé el código de seguridad para hacer regresar a los bombarderos. En la Sala de Guerra , es el presidente Merkin Muffey y su ayudante, el famoso Doctor Strangelove (extraño amor),ex nazi recibido en Estados Unidos por sus conocimientos,como lo fueron muchos alemanes que ocuparon puestos muy importantes en la ciencia , en el programa Paper Clip ,empezando por Von Braun, quien estuvo a cargo de los cohetes de la Nasa . Si el presidente parece normal, el Doctor esta poseído por el amor a la destrucción, es casi una máquina, y no puede dominar su propio cuerpo, que expresa en forma independiente su pasado nazi.  

El humor de Kubrick se expresa sin inhibiciones: los nombres de los personajes son juegos de palabras, sexuales, escatológicos, llevando la vulgaridad a sus extremos. Los temas musicales están usados con una ironía malvada : Try a Little Tenderness (Prueba un poco de ternura) cuando un bombardero copula con su avión nodriza, la marcha sudista When Johnny Comes Marching Home (Cuando Johnny viene andando a casa) cuando el avión de Kong se dirige a su muerte, y sobre todo, la cabalgata final de este con We'll Meet Again (Volveremos a encontrarnos... no sé dónde ni cuándo, bajo el sol) en medio de las nubes radiactivas del holocausto nuclear que han desencadenado .

Y la sexualidad esta omnipresente, en detalles de comportamientos de los personajes, todos masculinos (la guerra es asunto de hombres), en sus nombres, pero sobre todo en las dos escenas clases, de los créditos de abertura, y la escena final, el triunfo de la guerra.  La Guerra Fría era muy caliente. 

El Washington Post denunció: "Ningún comunista podría pensar en una película antiamericana más efectiva que esta para difundirla por el extranjero".

Es difícil decidir si hay que reír o temer al verla. Pero Kubrick supo usar medios tan efectivos que la risa gana, a pesar de la voluntad y el miedo.