Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Thursday, July 9, 2015

Carrie (Brian de Palma, 1976) - 9/10

Terror e ilusiones a partir de la novela de Stephen King, Brian de Palma construye una cinta fulminante, con una interprete fascinante. Una cinta de antología. Grand Prix en el Festival de Cine fantástico de Avoriaz.

Ficha IMDb

La cinta en su principio pone al espectador en una situación incómoda: ¿será ésta una película erótica? los enfoques sugestivos, las actitudes, el lugar: los vestidores femeninos el agua, el vapor, una chica que se enjabona y se acaricia el pecho… Pero aparece la sangre. 

De ella, y sus connotaciones, salen las líneas temáticas y visuales de la cinta: la feminidad,  el deseo, la seducción, el sufrimiento... y la cubeta de sangre de puerco. 

La sangre es también el lazo de madre a hija, El terror proviene del drama de la relaciones madre-hija, provocado por el terror de tener en si la misma sangre que alguien tan perturbado. Es el drama del conservatismo y fanatismo religiosos que se oponen al deseo de ser como los demás. La casa familiar, oscura, hecha de cuartos pequeños, se opone a los espacios abiertos, luminosos de la escuela. El lugar de rezos, castigos y costura se opone a la colmena donde chicas vestidas de negro y amarillo, los colores del colegio, se mueven sin cesar.

El mundo de Carrie es un mundo de mujeres donde los hombres son objeto de deseo y odio, herramientas de poder, o puras herramientas de acción. Ellos no entienden muy bien para que sirven: el director, Tommy el rubio tierno, hasta el malo Billy. 

Es un mundo violento donde hasta las mejores están castigados: la maestra de deportes, Miss Collins (Betty Buckley), la amiga Sue (Amy Irving): la maestra muere en la fiesta, la amiga es perseguida por pesadillas. Todos están castigados porque la ira del Dios del Antiguo Testamento no conoce límites. 

La primera aparición de la madre de Carrie, Margaret White (Piper Laurie, fascinante) es de otros tiempos. Parece salida de la época de las brujas de Salem, de los Shakers o los Quackers,.... Estados Unidos tiene esa extraña capacidad de suscitar o permitir creencias exacerbadas, estos fanatismos con la certidumbre de tener el derecho o la obligación de convertir a los demás a sus locuras. Esta sed de proselitismo, de buena conciencia, esta fuerza de los convencidos de poseer la verdad se sigue viendo en muchos sucesos reales.  

Carrie es presentada como una chica buena, inocente, cuyo acceso a la edad adulta le abre los ojos al mundo de las chicas normales, de las relaciones normales. Pide inocentemente que su madre le hable, la escuche, le de permisos. Al mismo tiempo le complace, acepta los rezos en el closet, el camisón largo, la ropa conservadora, la cara lavada. Es una buena hija. 
La única manifestaciones de su irá interna es su don de telekinesis. Es protección para Carrie porque aleja a la gente sin necesidad de tocarlos. Pero su dificultad a controlarla llevará a los desastres y la destrucción. Y su propia muerte. 

De Palma usa de close up denunciadores: maldad, envidia, lujuria, placer. Todas las maldades que King muestra en sus novelas se hacen visibles y visuales. Estos fondos turbios," eso" que no se puede decir. El Mal. 

Las referencias a Hitchcock son claras, empezando por el nombre de la escuela: “Bates High School”, siguiendo con la música, tipo gritos de cuervos, usados por Hitchcock al final de la escena de la regadera en Psycho. Por cierto, la primera escena puede ser vista como cita de esta escena, una repetición hiperbólica de la agresión de Norman Bates. En los dos casos, algo se perturbó en el papel de la madre. En el caso de Carrie, el agresor vive dentro de ella. 

Claro, la cinta tiene una fecha, es muy de los 70’ en la ropa, los peinados, las actitudes, sin hablar de los coches, de la música. Pero De Palma pone su cámara sobre los detalles y les da una intensidad muy particular. El short muy sencillo, sin chiste de la entrenadora, se vuelve por la insistencia de la toma, objeto de deseo o al menos de curiosidad. La escena de Chris (Nancy Allen) peinándose y maquillándose en el coche, al lado de un Billy (John Travolta) más preocupado por su cerveza, dice mucho sobre relaciones y roles de géneros. Siempre está implícito el sexo: es premio, es sueño, es culpa. Es miedo. Nunca se enseña, siempre está ahí. Es origen y fin de todo. Y la carga sexual es muy tensa a todo lo largo de la cinta. Aun si a veces se manifiesta en muchos golpes, cachetadas. 

La escena del baile, particularmente de la coronación, filmada en ralentí es remarcable: la felicidad inmensa de Carrie, su cara transportada, transfigurada. Vive, del brazo de Tommy (William Katt), la felicitad de las novias, de las princesas de cuento. Su pelo rubio y sus ojos azules refuerzan el estereotipo. La música la lleva, la conduce, Carrie camina sobe nubes. Los cambios de las luces se reflejan sobre su vestido blanco. Carrie ya no es solamente el blanco del apellido de su madre, de la pureza exigida, es el camaleón que se adapta al ambiente. Es parte del grupo y de la fiesta. Y la música cambia cuando, al ver la sangre de puerco, la joven maravillada entiende la trampa e interpreta que todos le han mentido y quieren burlarse de ella, engañarla. En este momento Carrie toma el poder sobre las luces, las apaga y sustituye por su luz, el rojo de la sangre. El montaje de la escena se corta en fragmentos breves, Carrie con su mirada corta a sus enemigos, antes de refugiarse en el capullo de la matriz maternal, la vieja casa oscura. Carrie vuelve al interior. Vuelve a mama. 
  
La frustración se ha vuelto fuerza de destrucción, incontrolable. 

La interpretación de Sissy Spacek está todo el tiempo sobre actuada. Su tez pálida, sus cejas casi blancas, su delgadez extrema favorecen de antemano una sensación de extrañeza.  Además una expresión excesiva, en la felicidad, el terror, las suplicaciones provocan el malestar. De la misma, puede ser excesiva en la apatía, creando como un alejamiento del mundo de los normales.

B de Palma insiste en el juego de las miradas, acentuado por los close ups. En la escena de la coronación: después de la música y el talento de la felicidad, la cámara sigue el juego de las miradas, y se pone en la posición del que ve, nos interna a la miradas, Nos enseña que alguien está viendo al personaje que está viendo. Es un efecto de cascada en varios niveles, de mirada dentro de las miradas. El espectador es como un voyeur a la triple o cuádruple potencia. 

Muchas escenas están filmadas desde abajo, desde arriba, desde puntos de vista “anormales”, creando malestar, reflejando el malestar de os protagonistas, el desequilibrio del mundo de Carrie. La cámara juega con profundidad de campo, con los  enfoques: muestra con la misma nitidez un objeto o cara en primer plano, con un mundo que vive atrás. Algunas escenas son ejemplares: Carrie en el fondo del salón de clase, en la misma línea de composición que Tommy, a pesar de estar lejos físicamente. Ya sabemos que se va establecer una relación entre los dos. 

Carrie bañada en sangre es rigidez, tensión, su mirada es fija. Se parece al Golem. Sus movimientos parecen de estatua. Es el Golem, es la estatua del Comandatore de Don Juan. Es el ultramundo avanzando en medio de los mortales, sembrando pánico, terror, destrucción. El baño de sangre provocado por unos chicos, a instigación de una chica vengativa, provoca en Carrie el mismo terror sobrenatural que la sangre natural de las reglas en la primera escena. El círculo vuelve al principio, pero en dosis aumentadas, por la acumulación de los sentimientos negativos a lo largo de las pocas semanas de duración de la historia. 

En el castigo a la madre, los cuchillos la clavan a la pared, crucificándola. Una sonrisa endeble de satisfacción aparece: el diablo esta en Carrie. 

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