Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, October 18, 2015

The Intern (Nancy Meyers, 2015) - 5.5/10

Una linda historia donde todos son buenas personas, donde los conflictos se resuelven fácilmente, donde las diferencias generacionales se toman con buen humor. Todo empieza y acaba en la felicidad. Un cuento de hadas con dos actores que se llevan súper bien.

Ficha IMDb 

Ben   Whittaker (Robert de Niro), jubilado, viudo, encantador, feliz de vivir, se aburre un poco y decide ve un anuncio al salir del super, y presenta su solicitud como interno en una joven empresa. Se trata de un negocio de venta de ropa por Internet, lanzado y dirigido por una joven determinada, Jules Ostin  (Anne Hathaway). Después de satisfacer a todas las etapas de la selección, desde el curriculum en video, las entrevistas a varios niveles, con cuestionarios que fueron diseñados para gente mucho más joven, Ben queda como “interno” al mismo tiempo que otras tres personas, siendo dos de ellos de una edad normal para esta tipo de posición en una empresa. 

Conoce a Jules, a su asistente Becky ( Christina Scherer),a la masajista Fiona (Rene Russo), al esposo Matt ( Anders Holm) y a la niña Paige (JoJo Kushner). 

Se presentan problemas, en el trabajo, en las relaciones de Jules con su mama, con su esposo;  su compañero  Davis ( Zack Pearlman) busca departamento porque sus papas ya no lo soportan en casa (tiene algo como 35 años); la niña no quiere ir con la baby sitter a una fiesta de cumpleaños: el chofer esta alcoholizado. Ben tiene la solución para todo. Tiene  consejos para todos. Tiene elegancia para todo. Todos lo aman,  todos lo necesitan. Es papa, tío, amigo, confidente. 

Se plantean cuestiones cotidianas e importantes: distribución de tareas en la pareja, trabajo de la mujer, comportamiento y presentación personal, límite de edad para una vida sentimental o sexual, para una vida profesional. Invasión de la vida cotidiano por los medios de comunicación social, Facebook, teléfonos portables, Skype…. Todos los temas obligados de hoy. Todo con ligereza y buen humor. Sin caer nunca en un tono pretencioso o ridículo. Sin excesos, con algo de la sabiduría y tolerancia que dan los años, o la seguridad en sí mismo que puede existir en la gente que no tiene problemas de dinero. 

Ben enseña a sus compañeros jóvenes y desaliñados la importancia de un buen traje, con camisa y corbata a tono, de rasurarse y, sobre todo, de llevar siempre un pañuelo.  Ser un caballero. Y hablar con los demás y escucharlos. Pero también se quiere modernizar, hace sus propios intentos y ellos lo apoyan con paciencia. Hasta la directora obsesionada con el éxito de su empresa, que no tiene un minuto para su niña, se toma el tiempo de abrirle su cuenta Facebook. 

La cinta es muy linda, con bonita ropa y accesorios. El entorno es hermoso, en un Brooklyn de calles arboladas, de casas de BrownStone. Las oficinas están en un loft blanco, luminoso. Hay desorden sobre una sola mesa, pero Ben lo ordenará pronto. Todos tienen espacio para trabajar, obviamente con una colección de computadores Mac. Nadie se enoja. Es un mundo feliz.

El esposo es pacífico, amoroso y comprensivo (al menos en apariencia) y la nena tiene rizos encantadores y ojos preciosos. Nunca hace berrinches. En el barrio, nunca hay embotellamientos, nunca hay suciedad.

Los dos protagonistas son perfectamente  elegantes: versión  tradicional para Ben: sus camisas discretamente rayadas, versión moderna para Jules: tres colores máximo, con dominante de blanco y negro, y joyas discretas. 

Pero hay poco seguimiento en las ideas: Jules pedalea en su loft, pero solo en su primera escena. Nunca más lo vuelve a hacer. Además, si le gusta la bicicleta, ¿porque no va a su trabajo en bici? Sobre todo que las calles se ven muy seguras y tranquilas. El número dos, Cameron (Andrew Rannells) quien sugiere la contratación  de internos mayores, y pide la contratación un director, nunca más se le vuelve a ver, aun en los momentos álgidos de la toma de decisión. ¿Cómo, si la empresa es tan pequeña, los internos deben pasar por tantas entrevistas antes de ser contratados?

En realidad, se siente más una película de sketchs que una narración construida.

Eso no quita nada al gusto de ver a Anne Hathaway y sobre todo a Robert de Niro quien nos expone una variedad de expresiones faciales divertidas. La química entre los dos es muy placentera. Y la vida parece sencilla, ya que cualquier dificultad se resuelve gracias a las buenas ideas e intervenciones oportunas del hada madrino. 

Uno se sorprende a soñar que su propia vida sea así de hermosa y fácil. 

Moneyball (Bennett Miller, 2011) - 7/10

Parte de la vida de Billy Beane  quien trató de cambiar el destino de los Atlantics, equipo de baseball de Oakland. Brad Pitt es perfecto en el papel del gerente que nunca asiste a los juegos y toma decisiones frías, basadas en estadísticas. 

Ficha IMDb 

Postemporada de 2001: otra vez los Atlantics son derrotados por los Yankees de Nueva York. La situación se vuelve delicada para el equipo y su gerente  Billy Beane  (Brad Pitt). Los Atlantics tienen poco dinero y no pueden impedir que sus jugadores estrella, Damon, Giambi, Isringhausen, se vayan a otros equipos que pagan mejor. El que fue un niño prodigio del baseball en los años 80 está en una encrucijada. Podría perder a su trabajo como perdió a su esposa Sharon (Robin Wright Penn) quien se volvió a casar y se cambió de ciudad con su hija  Casey (Kerris Dorsey). 

 Beane es un hombre solitario, pasa mucho tiempo pensando, recordando su niñez y su adolescencia, y como lo obligaron a escoger entre una carrera universitaria y un destino de deportista. Quería estudiar en Stanford pero la fama beisbolera fue más fuerte.

Cuando visita a los directivos de Los Indios de Cleveland para proponerles un intercambio de jugadores, observa que un joven silencioso reacciona y opina en forma diferente a los demás. Se trata de Peter Brand (Jonah Hill), licenciado en economía y dueño de una memoria infalible en cuestión de estadísticas de jugadores. Beane decide proponerle trabajo en la administración de los Atlantics.

Juntos, van a delinear un plan de reestructuración del equipo. En lugar de jugadores aparentemente brillantes, van a contratar jugadores desconocidos y sobre todo ponerlos en posiciones donde sean eficientes, todo en base a las estadísticas de sus juegos pasados. 

Esta estrategia está muy mal recibida por los buscadores de talento del equipo, y por el entrenador en persona Art Howe (Philip Seymour Hoffman). Pero poco a poco, los Atlantics empiezan a ganar, hasta lograr una racha de veinte victorias seguidas, estableciendo el record de la Liga Americana.

A Beane se le critica por no apoyar en la intuición del terreno, en el aspecto humano de la observación de los jugadores. Y los que dirigen al modo antiguo se regocijan cuando los Atlantics son finalmente derrotados por los Mellizos de Minnesota. 

Después de este juego decepcionante, se le propondrá a Beane la gerencia de los Red Sox de Boston, equipo perseguido por una maldición desde 1918. Él rechazará un salario muy superior al de los Atlántics. Y los Red Sox, aplicando el nuevo metido, saldrán victorioso dos años después. 

El solitario Billy Beane, hombre de que casi nunca sonríe, casi nunca habla con los jugadores, y nunca asiste a un juego, parece, en la interpretación de Brad Pitt, cargado con un peso venido de su adolescencia, que le impide realizarse. Vive en una constante frustración. Fue un jugador genial, admirado, celebrado, fotografiado, pero esta imagen recurrente del niño beisbolista no es sinónimo de realización o felicidad. Su relación con su hija es empañada por una distancia, en la geografía pero también en la expresión de un amor real, de una atención y comprensión mutua. El talento musical de la joven y una hermosa canción serán el medio que permitirá abrir púdicamente la puerta de los sentimientos. 

La cinta resulta interesante y hasta cargada de suspenso aun para quien no entiende nada de este juego sumamente complicado y cargado de números que es el baseball. Mucho hacen para eso las interpretaciones, no solo de Brad Pitt pero también de Jonah Hill y Kerris Dorsey. 

Monday, October 12, 2015

Tricheurs (Barbet Schroeder, 1984) – 7 /10

Una historia basada sobre hechos reales, pero sobre todo la descripción de una adicción, la ludopatía ,sufrido por un hombre extraño, quien contagia a un mujer que conoce por casualidad. Las interpretaciones de Jacques Dutronc y Bulle Ogier le dan intensidad a una narración que podría parecer repetitiva. 

Ficha IMDb

Elric (Jacques Dutronc), jugador solitario y sombrío, se ha instalado en Madeira cuyo casino, diseñado por el arquitecto de Brasilia, Oscar Niemeyer, en 1976, impone su silueta de flor abierta. Una vez más, lo ha perdido todo y pasea su amargura en las calles pobres de la ciudad. Cuando se topa con una joven rubia, vestida con una chamarra marcada con un 7, considera esta aparición como una señal. Le propone vivir con él una semana y acompañarlo cada noche al casino, para ser su amuleto. Suzie (Bulle Ogier), quien acaba de renunciar a su trabajo, no tiene nada mejor que hacer y acepta. 

Elric busca cualquier medio para ganar y su relación con Jorg (Kurt Raab), aún más apasionado que él  y tramposo profesional, lo lleva a momentos de entusiasmo, de esperanzas descabellados, a planes locos, y a pérdidas terribles. 

Cuando Suzie, cansada, lo deja, Elric sigue a  Jorg en una vuelta al mundo de los casinos, inaugurando las nuevas plazas para poder engañar a los servicios de vigilancia antes de que los identifiquen.

De vuelta a Europa, un reencuentro fortuito con Suzie le dará una nueva orientación a la vida de Elric: su sueño es ganar suficientemente dinero para comprarse el castillo cerca del cual pasó su niñez porque su padre era el administrador. El problema es que el dinero le quema las manos, y cuando gana, poco o mucho, no puede resistir la tentación de volver a jugarlo. Con la presencia cómplice pero tranquilizadora de Suzie , con la cual logra construir una frágil relación sentimental y una sólida complicidad de “trabajo”, monta un engaño magistral, comprando la complicidad de Toni (Virgilio Teixeira), croupier cansado de ser explotado por la administración del casino de Madeira. 

La observación que hace Schroeder de sus personajes y del mecanismo en el cual caen, es fría, implacable. Los tramposos caen en una trampa. Se dan la ilusión de dominar la situación pero están dominados por una fuerza mucho más grande, que los deja descansar solo por periodos muy breves. Elric y Jorg representan dos tipos muy diferentes de jugadores. Elric es más artista, a la búsqueda de sensaciones, de un estado de felicidad. Se siente bien cuando gana, pero también cuando pierde porque parece que ha encontrado una respuesta que le da, por un momento, alivio ya que no puede hacer ni decidir nada. En cambio Jorg nunca está en paz, siempre se agita, imagina, viaja. Su carácter no evoluciona porque, desde el principio, está en el fondo de la adición y no puede escapar. No ve nada afuera de ella. Pueden expulsarlo de los casinos, meterlo a la cárcel, siempre vuelve. Se disfraza, se esconde, acecha a los demás, siempre tiene que seguir. 

La evolución más sorprendente es la de Suzie. Esta mujer que nunca había entrado a un casino, se va a ver contagiada por la fiebre. El reencuentro con Elric abre la posibilidad de una cercanía entre los dos y ella aporta  una dimensión sentimental que poco a poco tranquiliza a su compañero-cómplice. Ella se somete a las exigencias de la trampa y, en paralelo, su compañero se deja poco a poco transformar por una relativa seguridad que apacigua su búsqueda. Si todavía se deja llevar por momentos de impaciencia violenta cuando las cosas no salen como él quiere, si todavía no puede siempre resistir a la tentación de seguir jugando, ha emprendido un camino que lo llevará a la realización de un viejo sueño infantil. 

El realismo de las escenas de juego, la distancia con la cual se ve a un mundo que es todo menos frio, hacen de esta cinta un curioso relato que no es una historia de amor, ni una historia de pasión adictiva. Es como una leve esperanza de que algo muy frágil puede construirse. Los dos actores principales Jacques Dutronc y Bulle Ogier funcionan maravillosamente juntos, en un baile tenso y tierno, de acercamientos y distanciamientos

Thursday, October 1, 2015

The Gift (Joel Edgerton, 2015) – 8/10

Entre Hitchcock, Lynch y Haneke, una historia de venganza pacientemente esperada y elaborada, donde el malo no es quien parece. En ambientes de lujo y de luz, con una fotografía muy cuidada y unas interpretaciones convincentes.

Ficha IMDb 

Simon (Jason Bateman) es un joven ejecutivo de ventas en auge; cuando se le ofrece un magnifico puesto, con oportunidades de futuro glorioso, en Los Ángeles, está feliz de volver a su ciudad natal. Eso le permite dejar Chicago y algunos malos recuerdos que parecen haber afectado más a su esposa, Robyn (Rebecca Hall). 

Visitan una hermosa casa en las colinas que dominan la ciudad, en medio de jardines, de vecinos amables, y con un estilo arquitectónico muy moderno, con grandes ventanales, sin postigos ni cortinas, para disfrutar al máximo de la luz. 

Al hacer las primeras compras de decoración en una tienda bastante “chic”, se topan con un excompañero adolescente de Simon. Se llama Gordon Mosley (Joel Edgerton, el también director), y no se ve tan elegante y desenvuelto como ellos. Como Simon no lo recuerda para nada, Gordon tiene que precisarle quien es, o fue. En realidad, según Simon le explica después a Robyn, Gordon, o “Gordo el raro” nunca fue su amigo. A penas si se conocían. 

Pero, al día siguiente, aparece una botella de vino sobre  el tapete de la entrada, acompañada con una tarjeta de bienvenida en un sobre rojo. Después aparece Gordon, siempre cuando Robyn está sola. Siempre dispuesto a ayudar, a hacer trabajitos. Se adelanta a los proyectos de la joven esposa que parece un poco abandonada, un poco triste. Y, ya que está en la casa, se queda a cenar. Y se queda platicando aun cuando los temas de conversación se han agotado.

Siguen los regalos, siguen las ayudas, siguen las visitas. Simon empieza a molestarse. Y explota después de una extraña invitación a cenar en casa de Gordon.

En ese momento, la narración, de extraña, se vuelve angustiante. Los incidentes se suceden, Robyn tiene miedo, la casa se vuelve hostil. Abierta a las miradas exteriores, ya no puede ser un lugar de protección. Y la explicación a todos los problemas parece ser obvia: Gordon. 

Las aclaraciones de Simon ya no le parecen suficientes a Robyn. Sospecha que algo hubo entre los dos hombres. Tiene pesadillas.

En paralelo, Simon escala peldaños en el trabajo. Como por milagro, el ejecutivo que pudiera hacerle competencia se ve envuelto en acusaciones que lo hacen descartar. Y Simon triunfa. 

Hasta el día en que Robyn, embarazada, recibe la visita de su cuñada, quien le revela la verdad sobre la relación entre Simon y Gordon. Ella tratará de intervenir para componer la situación y conseguir la paz, pero se enfrentará al verdadero carácter de su esposo. 

La última etapa de la venganza es terrible. Simon recibe al fin el regalo merecido.

La progresión de la narración es bastante eficaz, sabe hacerse lenta para destilar la inquietud. La fotografía es muy bien cuidada, con perspectivas y encuadras en el departamento, pasillos, cuartos, muy bien construidos, dando la idea de un equilibrio perfecto que, en realidad, está a punto de romperse. Como diciéndonos que hay que disfrutar esta belleza porque la amenaza ya está dentro de la casa. 

La fragilidad de Robyn, su necesidad de compañía, y de complacer a su esposo la llevan a aceptar las intrusiones de Gordon, como acepta ser relegada en la casa, sin tener un espacio para ella. Pero esta fragilidad, perceptible en la delgadez de Rebecca hall) se transforma poco a poco en una fortaleza interior que le ayuda a buscar la verdad y, finalmente, su libertad.

Simon el guapo seguro de sí, se transforma sutilmente en un guapo hostigador, El “bully” mentiroso que en realidad nunca ha dejado de ser.

Las escenas, muy bien construidas y el suspenso bien llevado provocan en los espectadores nerviosos algunos sobresaltos. Aunque uno no puede dejar de lado algunas incoherencias: ¿porque el perro aparece solo después de varios días de narración? ¿Porque la familia de Simon es invisible durante meses, aunque el joven matrimonio este en la ciudad natal del esposo? Eso sueña a truco burdo para alargar un suspenso que podía resolverse mucho más rápido. 

Pero son minucias, cuando la cinta propone un conjunto de medios: decorativos, interpretativos, visuales y sonoros (excelente música de Danny Bensi y Saunder Jurriaans    ) que cumplen muy bien con su propósito.