Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, October 12, 2015

Tricheurs (Barbet Schroeder, 1984) – 7 /10

Una historia basada sobre hechos reales, pero sobre todo la descripción de una adicción, la ludopatía ,sufrido por un hombre extraño, quien contagia a un mujer que conoce por casualidad. Las interpretaciones de Jacques Dutronc y Bulle Ogier le dan intensidad a una narración que podría parecer repetitiva. 

Ficha IMDb

Elric (Jacques Dutronc), jugador solitario y sombrío, se ha instalado en Madeira cuyo casino, diseñado por el arquitecto de Brasilia, Oscar Niemeyer, en 1976, impone su silueta de flor abierta. Una vez más, lo ha perdido todo y pasea su amargura en las calles pobres de la ciudad. Cuando se topa con una joven rubia, vestida con una chamarra marcada con un 7, considera esta aparición como una señal. Le propone vivir con él una semana y acompañarlo cada noche al casino, para ser su amuleto. Suzie (Bulle Ogier), quien acaba de renunciar a su trabajo, no tiene nada mejor que hacer y acepta. 

Elric busca cualquier medio para ganar y su relación con Jorg (Kurt Raab), aún más apasionado que él  y tramposo profesional, lo lleva a momentos de entusiasmo, de esperanzas descabellados, a planes locos, y a pérdidas terribles. 

Cuando Suzie, cansada, lo deja, Elric sigue a  Jorg en una vuelta al mundo de los casinos, inaugurando las nuevas plazas para poder engañar a los servicios de vigilancia antes de que los identifiquen.

De vuelta a Europa, un reencuentro fortuito con Suzie le dará una nueva orientación a la vida de Elric: su sueño es ganar suficientemente dinero para comprarse el castillo cerca del cual pasó su niñez porque su padre era el administrador. El problema es que el dinero le quema las manos, y cuando gana, poco o mucho, no puede resistir la tentación de volver a jugarlo. Con la presencia cómplice pero tranquilizadora de Suzie , con la cual logra construir una frágil relación sentimental y una sólida complicidad de “trabajo”, monta un engaño magistral, comprando la complicidad de Toni (Virgilio Teixeira), croupier cansado de ser explotado por la administración del casino de Madeira. 

La observación que hace Schroeder de sus personajes y del mecanismo en el cual caen, es fría, implacable. Los tramposos caen en una trampa. Se dan la ilusión de dominar la situación pero están dominados por una fuerza mucho más grande, que los deja descansar solo por periodos muy breves. Elric y Jorg representan dos tipos muy diferentes de jugadores. Elric es más artista, a la búsqueda de sensaciones, de un estado de felicidad. Se siente bien cuando gana, pero también cuando pierde porque parece que ha encontrado una respuesta que le da, por un momento, alivio ya que no puede hacer ni decidir nada. En cambio Jorg nunca está en paz, siempre se agita, imagina, viaja. Su carácter no evoluciona porque, desde el principio, está en el fondo de la adición y no puede escapar. No ve nada afuera de ella. Pueden expulsarlo de los casinos, meterlo a la cárcel, siempre vuelve. Se disfraza, se esconde, acecha a los demás, siempre tiene que seguir. 

La evolución más sorprendente es la de Suzie. Esta mujer que nunca había entrado a un casino, se va a ver contagiada por la fiebre. El reencuentro con Elric abre la posibilidad de una cercanía entre los dos y ella aporta  una dimensión sentimental que poco a poco tranquiliza a su compañero-cómplice. Ella se somete a las exigencias de la trampa y, en paralelo, su compañero se deja poco a poco transformar por una relativa seguridad que apacigua su búsqueda. Si todavía se deja llevar por momentos de impaciencia violenta cuando las cosas no salen como él quiere, si todavía no puede siempre resistir a la tentación de seguir jugando, ha emprendido un camino que lo llevará a la realización de un viejo sueño infantil. 

El realismo de las escenas de juego, la distancia con la cual se ve a un mundo que es todo menos frio, hacen de esta cinta un curioso relato que no es una historia de amor, ni una historia de pasión adictiva. Es como una leve esperanza de que algo muy frágil puede construirse. Los dos actores principales Jacques Dutronc y Bulle Ogier funcionan maravillosamente juntos, en un baile tenso y tierno, de acercamientos y distanciamientos

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