Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, February 18, 2018

Darkest Hour (Joe Wright, 2017) - 8 /10


Biografía de unos días del hombre fuerte de la segunda guerra mundial, el que supo desde el principio y en contra de todos los políticos, identificar el peligro representado por Hitler. La cinta toma él que obtuviera después el premio Nobel de Literatura en sus primeros días como primer ministro y nos lo muestra en su trabajo personal y sus discursos, con unos detalles más íntimos.

Ficha IMDb

Fue sin lugar a duda el hombre más fuerte de Europa y tal vez de occidente durante la segunda guerra mundial. El volumen de su silueta no dejaba mucho espacio para los demás, sus hábitos de consumo de alcohol y tabaco, y su libertad de palabra hacían de él casi un monstruo. Tenía un sentido del humor mordaz y muchas veces irrespectuoso. En realidad, no se doblega ante nadie. Cundo todos pensaban que se podía negociar con Hitler, el asumió, desde el principio y muy firmemente, que esta posición no podría funcionar y que Hitler avanzaría sin escrúpulos.

Nació en un medio privilegiado, vivió y creció con sirvientes y dinero. Una madre muy seductora y un padre que lo despreciaba lo llevaron y tratar sin descanso estar a la altura de un ideal, para demonstrar que si podría tener éxito. Trabajador incansable, exigía de todos que le siguieran el ritmo. Y, todos alrededor de el empezando por su esposa Clementine y sus hijos hacían todo para establecer las condiciones propicias a los objetivos de él.

Esta figura prominente, por los hábitos, por la silueta, por la voz, esta persona, mas que las condiciones históricas que lo revelan, es el tema de la cita de Wright. Con un guion de Anthony McCarten, toma a Winston Churchill en el momento en que el primer ministro, salido del mismo partido conservador, Chamberlain, debe aceptar el fracaso de su política. El Reino Unido está en guerra, parte de Europa, en particular Francia, esta en guerra, porque Alemania traccionó los acuerdos de Múnich, firmados en septiembre de 1938 para calmar al canciller Hitler. Pero Alemania avanza, Países Bajos y Bélgica se ven invadidos, Las tropas alemanas amenazan a Francia, y desde la costa se acercan al Reino Unido. Las nuevas armas hacen que la situación isleña no sea ya una verdadera protección.

La cinta empieza por un discurso en la cámara de Comunes de un diputado que pide la renuncia de Neville Chamberlain (Ronald Pickup). Esta cámara será en varias ocasiones el punto de referencia en la carrera política de Churchill, el lugar del desafío, la fosa de los leones, donde deberá ganarse la aprobación oficial. Al menos, en la cinta de Wright.

Después de discusiones en el seno del partido, con todo el formalismo vestimentario inglés, se llega a la decisión de escoger a Winston Churchill, a pesar de la oposición de Lord Halifax (Stephen Dillane) y Chambelain mismo.

La primera aparición del deseado y odiado ministro está preparada con todo un talento teatral: llegada de una nueva secretaria, Elizabeth Neel (Lily James), explicación de las exigencias del jefe, cuarto en la oscuridad, antes de descubrir al casi monstruo en bata de seda.

De ahí siguen las etapas de la subida al poder, con acompañamiento familiar y protocolo real. Clementine (Kristin Scott-Thomas), siempre elegante, amorosa sin perder la lucidez sobre los defectos de su esposo, lleva la vida cotidiana, administra las cuentas. El rey George VI (Ben Mendelsohn), el tartamudo del Discurso del rey (Tom Hooper - 2010), mantiene con poca autoridad sus obligaciones protocolarias.

El desarrollo de la cinta corresponde a las etapas históricas de la guerra, objetivas y verificables con las fechas de calendario que aparecen a modo de certificación histórica y de marcadores cronológicos. Conforme van avanzando los alemanes, Churchill tiene que tomar decisiones y, para eso, ganarse confianzas.

La cinta, al ser antes que todo biográfica, revela detalles del comportamiento, de la forma de trabajar, del carácter La voz, las bromas, las cantidades de alcohol, el inevitable puro, el sombrero, nada falta de las imagines que se volvieron simbólicas del personaje. Pero también se da el lujo de mostrarlo como un ser humano que, contrariamente a su apariencia de ogro, puede ser humano, tomarse el tiempo de explicar o de consultar. Dos momentos particularmente sirven esta intención de acercarse al monstruo: la aplicación que da a Elizabeth sobre la situación de Dunkerque, llevándola al “saint des saints”, el cuartel general de guerra, y mostrándole en un mapa la situación de los ejércitos y la estrategia de la operación Dynamo, que permitirá la evacuación de 300 000 hombres gracias al sacrificio de 4000 en Calais. La misma que cuenta con maestría Christopher Nolan en su magnífico Dunkirk (2017).

Y, la larga secuencia del metro, al que Churchill baja que primera vez, el que nunca tuvo que desplazarse por sus propios medios. La secuencia construye la mitología del personaje y sirve para justificar la decisión final de no negociar con Hitler, decisión que en realidad Churchill ya había tomado, pero para la cual necesitaba una justificación democrática, frente a la position negociadora de su ministro de Relaciones exteriores, Halifax.  Probablemente falsa, la anécdota funciona muy bien en la dinámica del relato porque permite llegar al elemento de resolución y al gran discurso. Sirve también a construir un mito de la unión del pueblo entero con Churchill, bajo la comprensión del rey cercano a su pueblo. Estos tres polos representarían una voz profunda y sabia del pueblo, alejada de los intereses políticos de los pacifistas como Halifax. En cierta forma, constituyen una imagen de la profunda intuición de la verdad histórico, del bien histórico. Un poco como la imagen construida de una Francia entera unida en la resistencia atrás del General de Gaulle. Los grandes hombres como la emanación espontánea de la grandeza del pueblo.

La cinta es también la historia de un hombre de discursos. Desde el primero, el de llegada al puesto, que no será aplaudido por los miembros del partido, siguiendo las instrucciones del pañuelo de Chamberlain, discurso famoso por la cuádruple mención de sufrimientos: “Sangre, dolor, lagrimas, sudor "   para conseguir una victoria cuatro veces repetida. Hasta el último, en la cinta, que afirma con toda la fuerza retorica posible, que Inglaterra resistirá. Y este discurso, siguiendo el pañuelo de Chamberlain, fue aplaudido por todos con un inmenso entusiasmo.

Así que la cinta, además de ser la descripción de un hombre excepcional, en aspectos personales, logra también representan una evolución, en la construcción de relaciones personales, y en la afirmación de un talento oratorio extraordinario. Como la cinta hace decir a Halifax: “Acaba de movilizar al idioma ingles y de mandarlo al campo de guerra”

Para eso hacía falta un actor excepcional. Gary Oldman, irreconocible por los kilos de maquillaje, de panza, le da a su Churchill una fuerza, una presencia que le ganarán probablemente un Oscar. A veces odioso, a veces cómico, a veces tierno, a veces incomprensible, sobre todo con el puro en la boca, nunca ebrio, siempre eficiente, siempre obteniendo lo que él quiere, Winston Churchill aparece como el único hombre capaz de hacerle frente a un Hitler que casi nunca se ve.

Todo eso se hace en un ambiente y una hechura muy clásicos, en sus encuadres muy cuidados, sus colores oscuros, al punto de parecer a veces una cinta en blanco y negro, Las batas de seda de Winston parecen aún más fuera de lugar, y el color del whisky brilla como pecaminoso. El cuartel de guerra subterráneo, e históricamente exacto, se presta a un laberinto de secretos y angustias, metáfora de la mente solitaria del primer ministro.

Es notable que los eventos de la cinta acaban a fines de mayo de 1940, unos días antes del llamado que hiciera el general de Gaulle por Radio Londres a los franceses, militares y civiles que quisieran resistir después de la redición de Francia el 17 de junio por el Mariscal Pétain. La relación entre Churchill y De Gaulle no iba a ser muy harmoniosa, dos personalidades muy autoritarias y muy egocéntricas pelean juntas por un mismo objetivo: detener al nazismo.

Wednesday, February 14, 2018

Un peu de soleil dans l’eau froide (Jacques Deray, 1971) - 5.5/10


Una película muy de su tiempo, los 70’s, que describe el mundo parisino cuya pintura se volvió especialidad de Françoise Sagan, autora de la novela. Nada extraordinario ya que el talento de observación psicológica de la escritora no aparece para nada en esta historia ahora muy superficial.

Ficha IMDb

Gilles Lantier (Marc Porel), periodista especializado en asuntos internacionales, joven, guapo, vive con una modelo americana, aún más joven y más guapa, Héloise (Barbara Bach). La vida le sonríe, pero, desde unos meses no le encuentra interés a nada. Después de finalmente consultar con un medico y con una vieja amiga, decide alejarse y pasar unos días en la casa de la familia, cerca de Limoges, donde vive su hermana mayor Odile (Judith Magre) con su esposo Florent (André Falcon). Según sus amigos y su familia, lo que tiene, y que algunos se atreven a llamar depresión, casi todos lo han vivido, y es algo que pasa solo y de repente.

Entre peces y borregos, al ritmo lento de la provincia de los ricos, Gilles deja pasar los días de verano. No participa en la vida social de su hermana y su cuñado hasta el día en que, para darles gusto, aceptar asistir a una cena. Ahí encuentra a Nathalie Silvener (Claudine Auger), esposa de un alto funcionario, dedicada a las obras caritativas. Ella, más que él, se lanza en una aventura amorosa, que poco a poco saca a Gilles de su estado de ánimo depresivo.

Una promoción en el trabajo lo llama de vuelta a la capital y, finalmente, llama a su amante a vivir con él. Sin embargo, la profundidad de Nathalie, su cultura, su intelectualidad, su entrega total a todo lo que hace, su profunda honestidad, lo amenazan en sus deseos de libertad. Una conversación y una confesión torpe a su amigo y compañero de trabajo Jean (Bernard Fresson), que Nathalie sorprende, pondrán fin de forma trágica a la relación y, tal vez, a la felicidad que Gilles no supo reconocer.

Jacques Deray, con el apoyo de actores famosos entonces, y del talento musical de Michel Legrand, fabrica un drama moderno bastante superficial. Si Claudine Auger se hizo famosa por ser la primera James Bond Girl francesa (Thunderball- 1965), su talento y su belleza se perderán un poco en otras películas de Deray ( Flic Story- 1975, Borsalino and Co - 1974) con Alain Delon. En cuanto a Marc Porel, a pesar su encanto masculino muy de los 70’s, su único papel relevante, y corto, será en Ludwig o el crepúsculo de los dioses de Visconti (1972).

La delicadeza de las observaciones de Françoise Sagan sobre los cambios casi imperceptibles que se dan en una relación, y la evolución involuntaria de los sentimientos, apuntados en focalización interna, se pierde totalmente en una narración que es una sucesión de clichés sobre la vida de los pudientes. Tanto el departamento parisino como la casa en el campo parecen salir de una revista de decoración. Ningún detalle falta: papel tapiz floreado, mesa de madera gruesa, ramos en ollas de cobre, pinturas abstractas, colores naranjas de los lugares públicos.

Tal vez sea eso lo único que queda relevante: un documental sobre una forma de vivir, de pensar, de vestirse y comportarse. La oposición entre Paris y provincia es clara, al mismo tiempo que la provincia es una prolongación y copia de Paris, que pretende ser diferente, más tradicional, con valores mas serios.

La escena de la primera cena mundana en Limoges da la esperanza de una mirada humorística, caustica sobre los hábitos: Madame no consiguió langostinos y sus invitados tienen que conformarse con foie gras….Pero, desagraciadamente, la cinta se queda en su conformismo, no  establece ninguna distancia con comportamientos estereotipados y felices de serlo.

Lástima que Deray no haya entendido las sutilezas de Sagan, como supo hacerlo Otto Preminger en Bonjour Tristesse (1958), adaptación de la primera novela de la entonces joven revelación literaria.


Tuesday, February 13, 2018

The Shape of Water (Guillermo del Toro, 2017) – 7/10


La cinta de la cual todo mundo habla, de que todo el mundo inciensa, es un cuento tradicional, con tintes adultos, y con un decorado muy cuidado, vintage como se estila últimamente. Un trabajo muy bien hecho, pero en realidad poco original.

Fiche IMDb

Los años cincuenta y sesenta están muy de moda últimamente, por el impacto visual que permiten alcanzar: coches, ropas, accesorios, utensilios. Colores intensos y formas fuera de moda llenan a todos de nostalgia.

Guillermo del Toro no escapa a esta moda. Desde el principio de la cinta, ubica a su personaje principal, Eliza (Sally Hawkins) en un edificio sombrío, lleno de rincones, pasillos y escondites.    Su rutina diaria no tiene nada para sorprender salvo su costumbre de masturbarse en la tina. Por lo demás, divide su tiempo entre su trabajo de limpieza en una oficina de gobierno y sus tardes comiendo todas las tartas de limón que trae Giles (Richard Jenkins), su compañero de renta, dibujante y homosexual, Por cierto, si trabaja de noche, ¿en qué momento se pueden encontrar para cenar.?

Su lugar de trabajo es una suerte de sótano glauco, húmedo, que parece nunca poder estar limpio. Su compañera, Zelda (Octavia Spencer) además de hacerle compañía, y contarle sus problemas con su esposo Brewster (Martin Roach), le sirve de intérprete con los superiores ya que Eliza es muda y que Zelda habla hasta con los codos. el jefe, Strickland ( Michael Shannon)  es el típico dominador que todavía no ha escuchado del feminismo,tal vez ni siquiera d3 los derechos de los trabajadores.

Como la época es los 60’s, y el lugar Estados Unidos, más precisamente Baltimore, obviamente estamos en plena guerra fría, con investigaciones secretas para ganarle a los comunistas en todos los campos.

 Por eso se llevará a cabo una investigación muy especial (¿Cómo es posible que haya tan poca seguridad alrededor de estas investigaciones secretas?), sobre una criatura muy especial, un anfibio bípedo azul (Doug Jones). Con eso queda ya muy claro que se trata de un cuento y el espectador alerta y alertado cae en la cuenta de que ya lleva las dos primeras etapas de la narrativa tradicional: érase una vez una joven muda que vivía sola. Trabajaba de cenicienta bajo las órdenes de un jefe déspota. solamente su amiga la entendía. un día (segunda etapa) llegó a su trabajo una criatura extraordinaria….

Y se van a encadenar las peripecias: Eliza se acerca a la criatura, la domestica ofreciéndole huevos duros (¿cómo supo que le gustaban?) y le pone música (¿y cómo nadie los oye?). Cuando las autoridades deciden pasar a una etapa más violenta de experimentos, Eliza decide llevarse a la criatura a su casa, con la ayuda de sus amigos, bajo las narices de las fuerzas del mal, o sea el jefe anticomunista. Ahí tenemos, bien ordenaditos, los ayudantes y los oponentes. Y como el laboratorio no podría estar exento de espías, el Doctor Robert Hoffstetler (Michael Stuhlbarg), quien trabajaba para los rusos, se une a la buena causa, la de los enamorados.

El elemento de resolución tarde un poco: hay que esperar que se eleve el nivel del agua en el canal que lleva al océano (¿no era más rápido manejar unos kilómetros para llegar inmediatamente al océano?). los enamorados aprovechan la espera para vivir plenamente sus emociones musicales y sensaciones físicas.

El final es claro: vivirán por siempre unidos, en el agua.

Todo esta muy bien hecho en esta cinta, con mucho cuidado, muchos detalles, mucho profesionalismo. Los ambientes son perfectos, hermosos. El agua esta presente bajo todas las formas posibles: agua en la tina del baño, agua para hacer la limpieza en el laboratorio, agua del tanque de la creatura, agua de la lluvia sobre las ventanas, agua invadiendo el departamento para hacer posible el encuentro amoroso, agua del canal para la última salvación. Y, para que todo sea aún más fluido, la música de Alexandre Desplat, muy presente últimamente en las películas exitosas, acompaña omnipresente.

Los colores verdosos, húmedos, los muebles viejos dan un toque de nostalgia, de tristeza. Eliza no esta feliz, se refugia en la curiosidad por lo diferente, lo extraño, porque esta vida no le da nada sino rutina. Y agarra algo extraño que se le presenta, como niña indefensa, para darle algo de sentido a su existencia.

Las influencias cinematográficas son claras, y aceptadas por el cineasta, desde El monstruo de la Laguna Negra (Arnold – 1954) y las comedias musicales en las cuales se proyecta Eliza.

Pero, en todo esto ¿dónde está la originalidad? Ya vimos que se trata de un cuento, con algunas escenas que lo sacan de la niñez. En cuanto a la ambientación, ya vimos este edificio viejo, de colores viejos, decrépitos y chillantes a la vez, poblado de inquilinos un tanto especiales, en Delicatessen de Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro (1991). Uno de ellos, por cierto, tenía una relación muy particular con el agua.

Ahora es cierto que la cinta de Guillermo del toro va a beneficiar de la ola de simpatía hacia los directores mexicanos provocada por las declaraciones muy discutibles del presidente americano. También las interpretaciones políticamente correctas no se dejaron esperar: lección de tolerancia hasta la diferencia, aceptación de lo inhabitual, para luchar contra el rechazo a los inmigrantes en los países ricos. Pero cuando Madame de Beaumont escribió su cuento en el siglo XVIII, su intensión era simplemente enseñar que la peor fealdad física puede esconder la hermosura interior. Y cuando Jean Cocteau realizo su maravillosa película en 1946 no pretendió en ningún momento hacer una película socialmente comprometida, a pesar de ser el mismo, y su actor principal Jean Marais, homosexuales.

La belleza de una obra no depende de sus intenciones. Y, al revés, no hay que prestarle intenciones que tal vez sean más oportunistas que reales.  

La forma del agua es una cinta agradable, a veces divertida, a veces aburrida, repetitiva, siempre demasiado simplista y gentilona. Casi podría pertenecer al repertorio de Disney, claro, si no estuvieran las escenas sexuales. Le falta algo, con todo y su inmenso talento de realización: algo de originalidad, ¿algo de alma?

Definitivamente, nos quedamos con El Laberinto del fauno (2006), o Crimson Peak (2015)

Monday, February 12, 2018

Je vais bien, ne t’en fais pas (Philippe Lioret, 2006) – 5.5/10


Adaptada de una novela de Olivier Adam, escritor últimamente exitoso en Francia, la cinta se aleja del texto para caer en facilidades.Lástima porque el suspenso psicológico y el retrato de una juventud poco presente en el cine podían agradar. sin embargo, las actuaciones son interesantes: Kad Merad se hizo merecedor de un Cesar.

Ficha IMDb

AL volver de una estancia de verano en Barcelona después de acabar el liceo (¿guiño a Cédric Klapisch y su Auberge espagnole?), Elise se entera de que su hermano gemelo Loîc ha dejado la casa después de una pelea con su padre, más fuerte que las habituales. Los padres, Isabelle (Isabelle Renauld) y Paul (Kad Merad) no tienen muchas explicaciones para Elise quien trata en vano de comunicarse con su hermano. Este no contesta al teléfono ni se reporta a los mensajes. Ninguna explicación tampoco por parte de un amigo cercano, con quien Loïc componía música. Parece que el joven se fue sin avisar a nadie, nada más con su guitarra.

Al filo de las semanas, Elise se deja llevar por la desesperación, alternando lagrimas y gritos para con sus padres. Poco a poco deja de comer, hasta el día en que se desmaya durante una clase en la universidad. La única solución parece ser internarla en el servicio psiquiátrico de un hospital. Ahí, tendrá que seguir el tratamiento reservado a las anoréxicas: nada de teléfono, televisión, lectura o visitas hasta que acepte comer.

Elise logra llamar a escondidas a su amiga Léa (Aîssa Maîga) quien viene a rescatarla en compañía de su novio Thomas (Julien Boisselier), apodado “Rana” porque trabaja en el servicio meteorológico. Desgraciadamente la evasión no se puede llevar a cabo y la reclusión se vuelve más drástica a pesar de las suplicaciones de los padres. Bajo las reglas del director, el sistema psiquiátrico parece ser más carcelario que humano. Pero un buen día, llega una carta y Elise vuelve a comer.

Decide abandonar los estudios, y, bajo la mirada incomprensiva y un tanto despreciativa de su padre, empieza a trabajar de cajera en un supermercado parisino. Bajo la influencia de Thomas, consigue un departamento en parís y empieza a alejarse de la casa familiar. Como las postales siguen llegando, decide aprovechar sus días libres y sus vacaciones para ir en búsqueda de Loïc.

Es así como, durante una estancia en Bretaña, ve a su padre comprar una tarjeta postal, escribir unas palabras y depositarla.

La verdad completa será encontrada por Thomas, ahora novio de Elise, al visitar el cementerio de la pequeña ciudad donde viven los padres de Elise y Loïc y, o coincidencia, los de Thomas: una tumba lleva el nombre del hermano. Justo antes del regreso de Elise a casa de sus padres, le da tiempo de hacérselo saber a Isabelle y Paul. Ellos le cuentan del accidente de alpinismo del joven y le piden mantener el secreto.

La novela, escrita en capítulos muy cortos, sabe mezclar la vida actual de Elise con sus recuerdos, y siembra en forma muy discreta y atinada, pequeños indicios sobre los secretos que los padres mantienen para proteger a su hija de un dolor que saben no podría soportar.

Además, hace una descripción muy realista de la vida monótona de una chica de 22 años, de origines muy populares: un padre que ha trabajado toda su vida, una madre sin estudios, una casa igual a tantas casas de los suburbios modestos de Paris. Además del desprecio por parte de los jóvenes que hacen estudios universitarios, Elise, poco dotada para los estudios, tiene que aguantar el trato machista de los hombres, de su edad o mayores como el gerente del supermercado. Vive casi totalmente aislada, dedicada a la búsqueda y al culto de la memoria de su hermano, yendo de un fracaso sentimental a otro.

Nada de esas observaciones aparece en la cinta cuyo guion se deja ir a simplificaciones: en lugar de ser la hermana mayor protegida por un hermanito más inteligente y talentoso, Elise se ve ahora unida a él por el lazo gemelar. El episodio en el servicio psiquiátrico, apenas aludido en la novela, se vuelve una parte muy importante y larga de la cinta, al punto de transformarse prácticamente en un alegato en contra de la psiquiatría. Casi casi Atrapado sin salida (One Flew Over the Cuckoo’s Nest - Milos Forman – 1975).

Las relaciones entre personajes están exageradas y se vuelven estereotipadas, con gritos, lagrimas y escena de amor bajo la lluvia.

Afortunadamente, las interpretaciones logran, casi, salvar el asunto. Los dos jóvenes y los dos adultos hacen su trabajo con convicción y el papel del padre, muy secundario en la novela, pasa a primer plano. La historia ya no es tanto la búsqueda del hermano que las tentativas, torpes pero llenas de buenas intenciones, de un padre que conoce tan bien a su hija que es capaz de mentirle y recorrer Francia para mandarle consuelo.

Monday, February 5, 2018

Aus Dem Nichts (Fatih Akin,2017) – 8/10

Sencillamente organizada en tres partes que van de lo más complicado y confuso hacia lo más sencillo y depurado, la cinta plantea un problema muy actual en Alemania y en toda Europa: el problema de la intolerancia hacia lo diferente. La actriz principal, Diana Kruger, es maravillosa en su interpretación

Ficha IMDb

Primer parte: la familia. Todo empieza con la boda, muy alegre a pesar de tener pocos asistentes, de Katja (Diana Kruger) en la prisión cuando su novio Nuri Sekerci (Numan Acar ) está purgando  una pena por tráfico  de drogas.

Algunos años después, Katja y Nuri viven en Hamburgo con su pequeño hijo de unos seis años. El esposo ya salió totalmente de la delincuencia y está administrando una pequeña agencia de viajes. Un día cualquiera, Ana pasa en la tarde dejarle al pequeño. Pasará unas horas con su amiga Birgit (Samia Muriel Chancrin) quien está en un estado avanzado de embarazo. Al momento de salir de la tienda y de subirse al coche, ve a una joven (Hanna Hilsdorf) quien deja su bicicleta sin ponerle candado, le hace una observación sobre la falta de seguridad en la zona.

Al volver de su tarde en el spa, Katja no puede cercarse hasta el negocio: todas las calles están cerradas a causa de una explosión. El horror explota cuando se da cuenta de que la bomba estalló exactamente enfrente de la tienda y dejó muertos a su esposo y su hijo. Las horas siguientes, los días siguientes van a pasar básicamente en su casa con su familia: su madre y su hermana, con los suegros que llegaron de Turquía con la intención de llevarse los cuerpos, y con los policías que tratan de hacer su investigación. La tención es muy fuerte par Katja quien se ve en medio de preguntas, exigencias de parte de todos. en un momento de desesperanza total v ver a un amigo abogado Danilo Fava (Denis Moschitto) quien le proporciona unas pequeñas dosis de droga. Esto no va a simplificar la investigación.

La segunda parte es el juicio. después de escenas un poco confusas, con muchos movimientos de cámara, con mucha gente hablando un poco de todo, nos encontramos en un lugar cerrado, blanco, muy iluminado donde cada uno tiene que ocupar un lugar determinado, hablar de cierta forma en cierto momento, únicamente cundo se le permite u ordena. El abogado defensor (Johannes Krisch) de los sospechosos usa de todos los medios para llegar a una absolución a pesar del testimonio de Jürgen Möller, (Ulrich Tukur) padre del sospechoso André (Ulrich Brandhoff). Los jueces pronunciarán una sentencia absolutoria. Dos hechos los llevan a eso: no se puede probar que los sospechosos fueron los únicos en tocar el material explosivo almacenado en el garaje del padre y, sobre todo, Ana se rehusó a un análisis de narcóticos. Además, fue determinante el testimonio de Knacki (Adam Bousdoukos), dueño de un hotel en Grecia quien se hizo garante de la presencia de André y Edda, la mujer de la bicicleta, en su hotel al momento del atentado. El hecho de que forme parte de un grupo anti inmigrantes no logra desacreditarlo.

La tercera parte de la cinta titulada “el mar “se desarrolla en Grecia: Katja decidió seguir con la investigación por su cuenta. llega al hotel donde se ve amenazada por Knacki . Al seguirlo llega hasta una playa donde los dos sospechosos viven en una caravana. Parecen muy felices y tranquilos. Katja se queda sola en esta playa, sola con su furia y su impotencia. Una rápida búsqueda en Internet le consigue la receta para fabricar una bomba artesanal. Cuando la tiene lista, la lleva y las pone abajo de la caravana. Pero al quedar sola en la playa observando el mar y la naturaleza la invade una cierta paz y saca la bomba de donde la había puesto.

Al día siguiente, recibe una llamada telefónica del abogado: es el último día para el recurso en la demanda del juicio. El fin se acerca. Hay que escoger un desenlace.  Katja vuelve a la playa con la bomba en su mochila, y, cuando los dos sospechosos vuelven de su paseo, entra atrás de ellos a la caravana y hace explotar la bomba.

El director Akin tiene bastante que ver con el tema que trata: él también es turco y vive en Alemania. Siempre han vivido muchos turcos en Alemania, de la misma forma que viven muchos argelino y tunecinos en Francia. La cinta plantea la visión personal de un rechazo vivido por muchos. De las consecuencias personales del racismo, de la intolerancia. Cuando en la primera parte Katja declara que los culpables son los nazis, su frase parece anacrónica: ya no hay nazis en Alemania. Pero resulta que sí tiene la razón. resulta que sí se trata de un crimen de odio. La segunda parte de la cinta muestra muy bien como hay grupos organizados con complicidades inclusive fuera de Alemania, cuyo único objetivo es matar “extranjeros” que viven en Alemania, y que, según ellos, invaden su país, Aunque tengan ya la nacionalidad.

La cinta se centra en el personaje de Katja, su mundo cercano, con su esposo, su hijo, su amiga embarazada, su familia, su relación con el abogado. La primera parte la presenta como perdida en medio de un enjambre de relaciones, de peticiones y obligaciones. Se ve rebasada por lo que esperan de ella. Sus ideas y reacciones parecen a veces tal vez desmedidas. El proceso la pone en el centro, centro del cuarto, centro de la reivindicación, pero al mismo tiempo le quita el derecho a una respuesta satisfactoria. La frialdad del proceso, materializada, en un blanco demasiado brillante, en líneas rectas de paredes y muebles, y obligaciones de inmovilidad, le exigen medir la expresión de sus enojos, de su rabia. La objetividad impuesta por los jueces incrementa su sensación de injusticia. Trata, entre dos sesiones, de establecer un contacto humano con el padre del sospechoso, trata de hacerse escuchar como madre y viuda, pero el aparato judicial no puede dejarse llevar por las emociones. Al contrario, para ser justo, debe borrarlos al máximo.

Ya que la justicia oficial y fría de los hombres no le permitió calmar su angustia y su dolo, Ana decide actuar por sí misma. De víctima, luego demandante, Katja pasa a ser actante. Pero la tercera parte la llevará a, si no es una conclusión, al menos una solución ya que lo perdió todo. Ya que su vida no tiene sentido, lo único que le queda es hacer justicia y hacerse justicia en un final de holocausto que restablece un equilibrio frente a la naturaleza. Entra armada al mundo de una justicia más allá de lo humano, a una justicia de los dioses, que restablece el equilibrio del universo.  

Diana Kruger interpreta de forma totalmente maravillosa a esta mujer joven entusiasta, enamorada, dedicada a su esposo, su hijo, su amiga, en una relación de cómplices. Cuando la tragedia llega a su pequeño mundo, se vuelve totalmente desecha, presionada entre la agresividad y las exigencias ajenas, sabiendo en el fondo que ella tiene la razón sobre el atentado, hasta el punto en que el suicidio parece ser la única solución. Durante el juicio, la interpretación se vuelve más dominada, como lo exige el papel público que debe desempeñar y la gravedad de lo que está en juego.

En estas dos partes, Katja ha siempre estado acompañada, no siempre a su satisfacción, pero siempre hubo alguien para decirle que hacer que decir, sin que ello signifique que ella si siga esos consejos. En la tercera parte, está sola. ya no tiene que hablar. La actuación reside ahora en movimientos, desplazamientos, y expresiones de la cara y los ojos.


Sigue sus instintos y sus sentimientos el primer sentimiento es el del furor, un furor ciego, visceral, a la antigua, como él de las heroínas de las tragedias griegas. Pero una fuerza más grande que ella le enseña que la satisfacción ya nunca podrá existir en su vida y que la única forma de encontrar la paz, la solución, la venganza, tal vez la única forma de unirse con su esposo y su hijo es la muerte. Su sacrificio no es negación de la vida, es alcanzar un cielo infinito como lo muestran los últimos planos del mar con sus olas eternamente destruidas, eternamente repetidas, que no van a ninguna parte, pero siguen inexorablemente avanzando. De la anda del titulo , vuelven a la nada.