Sencillamente organizada en tres
partes que van de lo más complicado y confuso hacia lo más sencillo y depurado,
la cinta plantea un problema muy actual en Alemania y en toda Europa: el
problema de la intolerancia hacia lo diferente. La actriz principal, Diana
Kruger, es maravillosa en su interpretación
Ficha IMDb
Primer parte: la familia. Todo empieza con la boda, muy alegre a pesar de
tener pocos asistentes, de Katja (Diana Kruger) en la prisión cuando su novio Nuri
Sekerci (Numan Acar ) está purgando una
pena por tráfico de drogas.
Algunos años después, Katja y Nuri viven en Hamburgo con su pequeño hijo de
unos seis años. El esposo ya salió totalmente de la delincuencia y está
administrando una pequeña agencia de viajes. Un día cualquiera, Ana pasa en la tarde
dejarle al pequeño. Pasará unas horas con su amiga Birgit (Samia Muriel Chancrin)
quien está en un estado avanzado de embarazo. Al momento de salir de la tienda
y de subirse al coche, ve a una joven (Hanna Hilsdorf) quien deja su bicicleta
sin ponerle candado, le hace una observación sobre la falta de seguridad en la
zona.
Al volver de su tarde en el spa, Katja no puede cercarse hasta el negocio:
todas las calles están cerradas a causa de una explosión. El horror explota
cuando se da cuenta de que la bomba estalló exactamente enfrente de la tienda y
dejó muertos a su esposo y su hijo. Las horas siguientes, los días siguientes
van a pasar básicamente en su casa con su familia: su madre y su hermana, con los
suegros que llegaron de Turquía con la intención de llevarse los cuerpos, y con
los policías que tratan de hacer su investigación. La tención es muy fuerte par
Katja quien se ve en medio de preguntas, exigencias de parte de todos. en un
momento de desesperanza total v ver a un amigo abogado Danilo Fava (Denis
Moschitto) quien le proporciona unas pequeñas dosis de droga. Esto no va a
simplificar la investigación.
La segunda parte es el juicio. después de escenas un poco confusas, con
muchos movimientos de cámara, con mucha gente hablando un poco de todo, nos
encontramos en un lugar cerrado, blanco, muy iluminado donde cada uno tiene que
ocupar un lugar determinado, hablar de cierta forma en cierto momento, únicamente
cundo se le permite u ordena. El abogado defensor (Johannes Krisch) de los
sospechosos usa de todos los medios para llegar a una absolución a pesar del
testimonio de Jürgen Möller, (Ulrich Tukur) padre del sospechoso André (Ulrich
Brandhoff). Los jueces pronunciarán una sentencia absolutoria. Dos hechos los
llevan a eso: no se puede probar que los sospechosos fueron los únicos en tocar
el material explosivo almacenado en el garaje del padre y, sobre todo, Ana se
rehusó a un análisis de narcóticos. Además, fue determinante el testimonio de
Knacki (Adam Bousdoukos), dueño de un hotel en Grecia quien se hizo garante de
la presencia de André y Edda, la mujer de la bicicleta, en su hotel al momento del
atentado. El hecho de que forme parte de un grupo anti inmigrantes no logra
desacreditarlo.
La tercera parte de la cinta titulada “el mar “se desarrolla en Grecia: Katja
decidió seguir con la investigación por su cuenta. llega al hotel donde se ve
amenazada por Knacki . Al seguirlo llega hasta una playa donde los dos
sospechosos viven en una caravana. Parecen muy felices y tranquilos. Katja se
queda sola en esta playa, sola con su furia y su impotencia. Una rápida
búsqueda en Internet le consigue la receta para fabricar una bomba artesanal.
Cuando la tiene lista, la lleva y las pone abajo de la caravana. Pero al quedar
sola en la playa observando el mar y la naturaleza la invade una cierta paz y saca
la bomba de donde la había puesto.
Al día siguiente, recibe una llamada telefónica del abogado: es el último
día para el recurso en la demanda del juicio. El fin se acerca. Hay que escoger
un desenlace. Katja vuelve a la playa
con la bomba en su mochila, y, cuando los dos sospechosos vuelven de su paseo,
entra atrás de ellos a la caravana y hace explotar la bomba.
El director Akin tiene bastante que ver con el tema que trata: él también
es turco y vive en Alemania. Siempre han vivido muchos turcos en Alemania, de
la misma forma que viven muchos argelino y tunecinos en Francia. La cinta
plantea la visión personal de un rechazo vivido por muchos. De las
consecuencias personales del racismo, de la intolerancia. Cuando en la primera
parte Katja declara que los culpables son los nazis, su frase parece anacrónica:
ya no hay nazis en Alemania. Pero resulta que sí tiene la razón. resulta que sí
se trata de un crimen de odio. La segunda parte de la cinta muestra muy bien
como hay grupos organizados con complicidades inclusive fuera de Alemania, cuyo
único objetivo es matar “extranjeros” que viven en Alemania, y que, según ellos,
invaden su país, Aunque tengan ya la nacionalidad.
La cinta se centra en el personaje de Katja, su mundo cercano, con su
esposo, su hijo, su amiga embarazada, su familia, su relación con el abogado. La
primera parte la presenta como perdida en medio de un enjambre de relaciones,
de peticiones y obligaciones. Se ve rebasada por lo que esperan de ella. Sus
ideas y reacciones parecen a veces tal vez desmedidas. El proceso la pone en el
centro, centro del cuarto, centro de la reivindicación, pero al mismo tiempo le
quita el derecho a una respuesta satisfactoria. La frialdad del proceso,
materializada, en un blanco demasiado brillante, en líneas rectas de paredes y
muebles, y obligaciones de inmovilidad, le exigen medir la expresión de sus enojos,
de su rabia. La objetividad impuesta por los jueces incrementa su sensación de injusticia.
Trata, entre dos sesiones, de establecer un contacto humano con el padre del
sospechoso, trata de hacerse escuchar como madre y viuda, pero el aparato
judicial no puede dejarse llevar por las emociones. Al contrario, para ser justo,
debe borrarlos al máximo.
Ya que la justicia oficial y fría de los hombres no le permitió calmar su
angustia y su dolo, Ana decide actuar por sí misma. De víctima, luego
demandante, Katja pasa a ser actante. Pero la tercera parte la llevará a, si no
es una conclusión, al menos una solución ya que lo perdió todo. Ya que su vida
no tiene sentido, lo único que le queda es hacer justicia y hacerse justicia en
un final de holocausto que restablece un equilibrio frente a la naturaleza.
Entra armada al mundo de una justicia más allá de lo humano, a una justicia de
los dioses, que restablece el equilibrio del universo.
Diana Kruger interpreta de forma totalmente maravillosa a esta mujer joven entusiasta,
enamorada, dedicada a su esposo, su hijo, su amiga, en una relación de
cómplices. Cuando la tragedia llega a su pequeño mundo, se vuelve totalmente
desecha, presionada entre la agresividad y las exigencias ajenas, sabiendo en el
fondo que ella tiene la razón sobre el atentado, hasta el punto en que el
suicidio parece ser la única solución. Durante el juicio, la interpretación se
vuelve más dominada, como lo exige el papel público que debe desempeñar y la
gravedad de lo que está en juego.
En estas dos partes, Katja ha siempre estado acompañada, no siempre a su satisfacción,
pero siempre hubo alguien para decirle que hacer que decir, sin que ello signifique
que ella si siga esos consejos. En la tercera parte, está sola. ya no tiene que
hablar. La actuación reside ahora en movimientos, desplazamientos, y
expresiones de la cara y los ojos.
Sigue sus instintos y sus sentimientos el primer sentimiento es el del
furor, un furor ciego, visceral, a la antigua, como él de las heroínas de las
tragedias griegas. Pero una fuerza más grande que ella le enseña que la
satisfacción ya nunca podrá existir en su vida y que la única forma de
encontrar la paz, la solución, la venganza, tal vez la única forma de unirse
con su esposo y su hijo es la muerte. Su sacrificio no es negación de la vida,
es alcanzar un cielo infinito como lo muestran los últimos planos del mar con
sus olas eternamente destruidas, eternamente repetidas, que no van a ninguna parte,
pero siguen inexorablemente avanzando. De la anda del titulo , vuelven a la
nada.
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