De lejos la peor cinta de Michael Moore (de las que he visto). Posiblemente el tema más relevante, puesto que engloba todos los otros que ha tocado antes, realizada cuando podría haber tenido un impacto real, mientras los gringos sufrían las consecuencias devastadoras de su propio sistema, Capitalism: A Love Story es poco más que una oportunidad desperdiciada.
La ficha IMDB está aquí.
Usando como punto de partida la crisis económica que comenzó con la debacle de los préstamos hipotecarios en los EUA, Moore rebota de una cosa a la otra sin real consistencia intentando, creo, demostrar que el capitalismo por principio es maligno al beneficiar a un puñado y perjudicar a la masa de la que depende.
Tal vez es porque quería decir tanto, o porque intento hacerlo en tan poco tiempo, pero esta película no tienen ni pies ni cabeza. No hay una línea narrativa que lleve a la exploración o cuestionamiento del tema, no hay una temática definida ni siquiera, ya no digamos un propósito u alternativa real. Hay momentos de verdad patéticos como la entrevista al actor Wallace Shawn (“es actor, pero también estudio economía”… ¿te cae?) o al padre de Moore, con quien recuerda momentos de la infancia.
Aquí y allá hay momentos de lucidez, como la grafica que muestra que mientras el salario de un empleado promedio no ha aumentado en comparación con la inflación en los últimos años, el de los altos administrativos ha crecido en más de 400%, o que un banco compartió con sus clientes más acaudalados un documento alabando la nueva oligarquía. El más relevante siendo la muy atinada observación de Moore: el 1% de la población que tiene más recursos que el combinado del 95% que menos puede seguir en esa posición, solo porque el 95% ha sido engañado para creer que algún día, tal vez, ellos podrán ser parte del 1%.
Creo que Moore quería aprovechar la crisis económica generada por la rapaz avaricia de las instituciones financieras que, como debe ser en el sistema capitalista, resulta en el beneficio de unos cuantos a costa de las pérdidas de muchos. Definitivamente hubiese sido interesante aprovechar ese momento. Pero Moore hubiese podido enfocarse solamente a esa consecuencia específica del capitalismo sin frenos y su control sobre el sistema político norteamericano. En vez de eso quiso abarcar demasiado. Y el que mucho abarca…
El capitalismo sin riendas es un sistema inhumano, es un hecho, debe ser denunciado, sin duda. Solo por eso Moore tiene crédito a mis ojos. Pero al final esta cinta poco hizo para demostrar su punto, y es simplemente patética.
Saturday, June 12, 2010
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