La película es antes que todo el encuentro de dos actores : Simone Signoret y Alain Delon. Tal vez por ese motivo se dejó de lado los aspectos demasiado negros de la novela, con el miedo de que perjudiquen a su imagen. Esto le resta mucha fuerza a la historia.
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Tal vez por el concepto erróneo de que un personaje antipático vuelve antipático al actor, se quitó toda la intensidad, malvada de Tati, la viuda Couderc (Simone Signoret), y de negatividad pasiva de Jean Lavigne (Alain Delon).
La novela de Simenon empieza por la toma de posesión del exconvicto, quien camina sin rumbo en una carretera del centro de Francia, por la viuda: lo ve solo, lo sopesa con la mirada y se lo lleva a su casa, para ofrecerle techo, alimento, ropa, trabajo y, ocasionalmente, sexo. “Y ella lo llevaba como una presa hacia la casa.”
Atrapado poco a poco en la rutina y la comodidad del trabajo de la granja, el joven se ve envuelto en el conflicto familiar por la casa donde vive Tati y suelta migajas de su pasado: su infancia con un padre rico y potente en su ciudad, la relación amorosa que lo llevó a matar por dinero. Tati, herida en un pleito con su cuñada, inmovilizada en su cama, encerrará a Jean en la red de su control y sus celos. El terminará matándola.
La película en cambio nos da una historia de amor, extraña por las diferencias entre los dos, pero fuerte y reciproco.
De Simenon, queda el canal con el paso lento de los barcos, las casas de las dos cuñadas, una en cada lado, como fortalezas enemigas.
La película abre y cierra con tomas aéreas a toda la región, siguiendo al canal, y con el tema político: 1934, las “Croix de Feu”, movimiento de ultraderecha, antisemita y xenofóbico.
De una situación de oposición larvada entre dos egoísmos se pasa a la unión de dos seres solitarios, que terminan asediados por al sociedad (familia, ejercito) que no los entiende y no quiere aceptar su diferencia. Termina en una escena trágica, donde él se sacrifica, y ella muere por una bala perdida.
Y, si Granier-Deferre inventa escenas divertidas : la espera del camión el domingo, con todas las mujeres de negro, con sombrero y canasta al brazo, la escena del lavadero donde Tati enjabona ostensiblemente pantalón y camisa de hombre bajo las miradas escandalizadas de las otras mujeres de negro,las miradas detrás de las ventanas encortinadas,;pero no sabe restituir el ambiente de Simenon, con las notas de colores precisas, lo que es de extrañar en un escritor cuyo mundo es habitualmente dominado por los grises. Como no sabe entrar en lo profundo de las motivaciones de sus caracteres.
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Tal vez por el concepto erróneo de que un personaje antipático vuelve antipático al actor, se quitó toda la intensidad, malvada de Tati, la viuda Couderc (Simone Signoret), y de negatividad pasiva de Jean Lavigne (Alain Delon).
La novela de Simenon empieza por la toma de posesión del exconvicto, quien camina sin rumbo en una carretera del centro de Francia, por la viuda: lo ve solo, lo sopesa con la mirada y se lo lleva a su casa, para ofrecerle techo, alimento, ropa, trabajo y, ocasionalmente, sexo. “Y ella lo llevaba como una presa hacia la casa.”
Atrapado poco a poco en la rutina y la comodidad del trabajo de la granja, el joven se ve envuelto en el conflicto familiar por la casa donde vive Tati y suelta migajas de su pasado: su infancia con un padre rico y potente en su ciudad, la relación amorosa que lo llevó a matar por dinero. Tati, herida en un pleito con su cuñada, inmovilizada en su cama, encerrará a Jean en la red de su control y sus celos. El terminará matándola.
La película en cambio nos da una historia de amor, extraña por las diferencias entre los dos, pero fuerte y reciproco.
De Simenon, queda el canal con el paso lento de los barcos, las casas de las dos cuñadas, una en cada lado, como fortalezas enemigas.
La película abre y cierra con tomas aéreas a toda la región, siguiendo al canal, y con el tema político: 1934, las “Croix de Feu”, movimiento de ultraderecha, antisemita y xenofóbico.
De una situación de oposición larvada entre dos egoísmos se pasa a la unión de dos seres solitarios, que terminan asediados por al sociedad (familia, ejercito) que no los entiende y no quiere aceptar su diferencia. Termina en una escena trágica, donde él se sacrifica, y ella muere por una bala perdida.
Y, si Granier-Deferre inventa escenas divertidas : la espera del camión el domingo, con todas las mujeres de negro, con sombrero y canasta al brazo, la escena del lavadero donde Tati enjabona ostensiblemente pantalón y camisa de hombre bajo las miradas escandalizadas de las otras mujeres de negro,las miradas detrás de las ventanas encortinadas,;pero no sabe restituir el ambiente de Simenon, con las notas de colores precisas, lo que es de extrañar en un escritor cuyo mundo es habitualmente dominado por los grises. Como no sabe entrar en lo profundo de las motivaciones de sus caracteres.
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