Es una cuestión de tradición que toda historia para niños concluya con una mágica enseñanza moral. En el caso de Where the Wild Things Are, la enseñanza parece ser que no importa si ejecutas terribles destrozos y muerdes a tu mama, la cena estará esperándote, calientita y con pastel de chocolate de postre, después de que armes tu relajo. A menos que sea un error buscar una enseñanza.
La ficha IMDB está aquí.
Max (Max Records) es un niño solitario y triste a pesar de los cuidados y atenciones de su madre (Catherine Keener). En un berrinche bastante impresionante, Max huye de su casa y se adentra en un fantástico mundo de criaturas extrañas, cada una más triste que la anterior. Max los convence de que es un rey y juntos echan relajo; hasta que la novedad se acaba y los problemas de siempre regresan. Entonces Max vuelve a su hogar donde su mamá lo espera con la cena lista.
En un primero momento me sentí un poco ofendido por lo que por un instante me pareció una alabanza al comportamiento errático de un niño. Y es que, a diferencia de todas las historias cuyo fin es presentar una enseñanza, no hay realmente un momento de cambio y crecimiento. Sí, hay conflicto y la complejidad de la situación se presenta ante Max, pero parece que mas que aprender algo, simplemente ya no es divertido, y definitivamente no hay un cambio en su actitud, igual regresa dando alaridos y degusta el pastel de chocolate sin decir “gracias’. Después de reflexionar un poco creo que la intención de la historia no es ser moralizante; es simplemente narrativa. Los niños necesitan lidiar, como todos, con la frustración. Así es como Max lo hace, destrozando el cuarto de su hermana, actuando como imbécil con su mama, y, reflejado en las bestias de su imaginación, destruyendo y corriendo y “stompeando” y demás…Nada cambia por ello, nada mejora, no se vuelve mejor persona, simplemente lidia con su frustración. Si lo pensamos un segundo, los adultos tampoco resuelven nada con sus métodos para olvidar sus decepciones.
No sé como sea en el libro; pero me parece interesante en la cinta que el mundo mágico de la imaginación, el refugio de Max, esta desde el inicio, y en todo momento hasta el final, plagado de tristeza. Tiene sentido, Max no puede dejar de sentirse triste solo por estar cotorreando, así no es como funciona. Cada una de las bestias esta acomplejada a su modo. Menos tal vez Douglas (Chris Cooper + John Leary) que es bastante sensato. Cada una refleja los sentimientos y la confusión que puede resentir un niño. La confusión ante el abandono, la sensación de ser ignorado, la inseguridad que lleva a la malicia…
La fotografía en todo momento refuerza el sentimiento de melancolía, la cámara que nunca está del todo estática, close-ups que dan a todo una sensación de intimidad, las tomas abiertas en paisajes desolados, o atardeceres en alto contraste que nos hacen sentir que todo está terminando. El ritmo de la cinta, con mucha ayuda de la música, va en la misma dirección; sobre todo después de una muy lograda secuencia inicial, con Max persiguiendo con tenedor en mano al pobre perro familiar.
Friday, June 4, 2010
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Pues te deja en la depre esa peli pero me gustó mucho el desarrollo de personajes (los mostros) y la fotografía rulea... de panzazo me compro el dvd :P
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