Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Saturday, November 21, 2020

The Devil All the Time (Antonio Campos, 2020) – 9/10

 Una América rural, profunda y gótica, obsesionada por el mal y el pecado, atormentada y criminal. Para dar escalofríos al mismo tiempo que fascina.

Ficha IMDb

Varias historias se desarrollan alrededor del mismo personaje hasta finalmente juntarse cuando este encuentra su camino. Se trata de Arvin Russell(Tom Holland). Su carácter y su actitud hacia la vida han sido preparados por su padre Willard (Bill Skarsgard) quien volvió traumatizado, en los años 50, de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico donde se enfrentó a la refinada crueldad local. Se casó con Charlotte (Haley Bennett) quien se enfermó gravemente cuando el pequeño Alvin (Michael Banks Repeta) tenía nueve años. En una suplicación desesperada, Willard construyó en el bosque un espacio para orar, adonde llevaba a su hijo para interminables plegarias. Un tronco sagrado le servía de altar de sacrificios en la más pura tradición bíblica. Pero la madre muere y el padre no puede soportar la pérdida y se mata.

En el mismo periodo, una pareja diabólica, Carl (Jason Clarke) y Sandy Handerson  (Riley Keough ) recorre las carreteras de la zona, dándoles aventón a hombres jóvenes, para invitarlos a picnics seguidos de sesiones de fotografía y asesinato. Mientras tanto, Lee Bodecker( Sebastian Stan) el sheriff corrupto y clandestinamente homosexual de la zona, hermano de Sandy, esconde las evidencias, pensando en su propia próxima reelección. 

El predicador Roy Laferty (Harry Melling) domador bisexual de arañas venenosas y su compañero Theodore (Pokey LaFarge)  interpretan escenas escalofriantes para los fieles subyugados. Roy se casa con Helen Matton ( Mia Wasikowska)  y tienen una niña, Lenora (Eliza Scanien) pero Roy mordido por una de sus arañas pierde toda noción de la realidad y mata su esposa creyendo que podrá resucitarla. La niña es recogida por Emma( Kristin Griffith)) abuela de Alvin, quien educa a los dos niños juntos. 

Pero el extremo del horror proviene tal vez del nuevo pastor, el joven Preston Teagardin (Robert Patterson) de turbia belleza, quien dosifica a la perfección desprecio, culpabilizacion y seducción, y viola las jóvenes parroquianas, para después abandonarlas en la infamia de la maternidad soltera. Una de sus víctimas es Lenora quien acaba colgándose. Alvin mata al reverendo. 

Las víctimas ruegan a Dios, esperando de él consuelo, protección, esperanza. Los verdugos utilizan a Dios para cubrir sus bajos instintos. Dios está omnipresente. Dios está ausente. 

Todos están encerrados , limitados por sus deseos, por sus miedos, por su pobreza que los obliga a quedarse en este bosque, esas cabañas, en este Gótico sureño implacable y opresor. La voz off del narrador omnisciente es la des autor de la novela, Donald Ray Pollock, él que lo sabe todo porque inventó personajes e historia, pero también porque es originario de esta zona tan alejada de la civilización. El sur de Ohio, entre una ciudad con el imposible nombre de Knockemstiff y un pueblo llamado Cold Creek en Virginia, es un triángulo de las Bermudas donde las almas naufragan.  Es una zona que vive como en la Edad Media europea, cuando religión significaba rituales obsesivos, miedo a un diablo que podía esconderse en cada rincón, en cada persona, en cada animal, en cada pensamiento. Un diablo que había que exorcizar mediante rezos interminables, castigos físicos y confesiones. La cruz domina a todos, para aportarles una esperanza de protección, un ejemplo o un castigo. Símbolo ambivalente de bien y de mal, origen de perversión o de generosidad. 

El ambiente opresivo y rural recuerda a la obra maestra de La noche del cazador ( Charles Laughton - 1955) con Robert Mitchum y sus manos tatuadas “Love – Hate”, aterrorizando a su nueva familia con preceptos religiosos, en su diabólica búsqueda de un botín. 

Entre gótico sureño tipo William Faulkner y novela negra criminal, la cinta es propiamente terrorífica. En la sombra de un dios omnipresente, las acciones humanas toman el rumbo totalmente opuesto a lo que deberían ser. Este dios salido del antiguo testamento, que amenaza y castiga, parece lograr el resultado contrario y solamente permite que aflore lo peor de cada uno. Las diferentes tramas que unen a los personajes, a veces por un azar casi improbable, tejen una trampa en la cual todos caen, un día u otro, a pesar o a causa de sus buenas intenciones. 

La fe católica, más cerca de la austeridad protestante, hace caer en los personajes la responsabilidad de sus actos en el calculo del juicio final para ellos mismos y sobre todo para su prójimo , pero también en el destino de sus familias durante su vida. De ahí una necesidad de luchar contra si mismo, contra el otro, de despistar los intentos de Satán en cada uno, bajo la forma que sea. No hay escapatoria. La perversidad asecha. La fotografía encierra al espectador en el bosque, en la casa oscura, en el motel,  en el coche. Todos los espacios son lugares de crimen. 

Parece que esos hombres y mujeres que salen de la Secunda Guerra Mundial, ya saben intuitivamente que van a caer en otra, la de Vietnam, que los fantasmas que se han dejado en Europa y en el Pacifico están esperándolos en Asia. 


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