Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Tuesday, July 31, 2012

Easy Virtue (Stephan Elliott, 2008) – 5.5 /10


Linda película con grandes actores y una preciosa producción. Pero la historia es muy estereotipada y las situaciones muy esperadas. Buenas costumbres, según su titulo en español, muestra el antagonismo entre dos mundos, dos continentes, dos mujeres. Entono de comedia ligera.

Ficha IMDb

La película empieza con una filmación de época, en blanco y negro, del Gran Premio de Mónaco. Proyectada sobre una pantalla puesta de lado, con los créditos desfilando al margen. Poco a poco, dicha película documental va ocupando todo el espacio y descubrimos el ganador de la carrera, una hermosa joven mujer quien busca en el público a un hombre. Feliz de verlo, se dedica a festejar su victoria.

Nos encontramos en un magnifico castillo en la campiña inglesa, es la hora del té. Cada miembro de una familia se entrega a su pasatiempo: la madre organiza una cena, una hija, Hilda (Kimberley Nixon), recorta los periódicos, la otra, Marion (Katherine Parkinson), un poco fornida, come tostadas con mermelada, el padre (Colin Firth) no hace nada. Es la familia Whitaker . Veronica Whittaker (Kristin Scott Tomas), la madre, está feliz de que su hijo mayor John (Ben Barnes) vuelva a casa. Hasta que se entera de que se casó, sin avisar y sin pedir permiso, y con una americana. El padre está más allá de toda preocupación o interés por los demás. Sin rasurar ni peinarse, lleva una vieja camisa sin corbata, una bufanda fea, no habla, no sonríe.

Llega un magnifico coche convertible, manejado por una hermosa dama. A su lado, un joven seductor le canta. ¿Estamos en una película musical? Llegan a la puerta del castillo. Recepción cálida de parte de la familia. Para el hijo prodigo. Pero, para la joven, no precisamente. Larita (Jessica Biel) es una intrusa.

Rechazo inmediato de parte de la suegra. Guerra con florete embotonado. Las hermanas primero están fascinadas por este modela de elegancia, libertad de movimiento, de decisión y de palabra. La ex novia Sarah (Charlotte Riley) trata de recuperar lo que pensaba suyo. Pero la madre se comporta inmediatamente como enemiga. Se siente amenazada por tanta belleza y juventud, todo que ella ha perdido, todo que hubiera podido tener si su esposo se hubiera perdido en su mutismo, su desfachatez y su abandono de si-mismo y de su familia.

Duelo de frasecitas hirientes, de modales, de costumbres (la caza al zorro), cuya víctima más prominente será el perrito de la castellana, aplastado en un sillón.

Parece que la joven extranjera va a ganar cuando una de las hijas suelta la última bala: Larita ha sido acusada de matar a su primer esposo, allá en Estados unidos, país de todos los pecados. Ella se defiende: fue absuelta, su esposo se suicidó por los sufrimientos de un cáncer terminal. Pero es demasiado tarde. Toda la familia está en contra de ella, hasta el hijo a quien Veronica ha descubierto los motivos de su comportamiento autoritario: John es el único con quien podía contar para administrar y mantener las propiedades, ya que el padre, después de regresar de la guerra, ha perdido todo interés en la vida.

Y la historia acaba con la constitución de una nueva pareja: la joven y glamorosa extranjera baila un escandaloso tango (chocante para todas estas familias remilgadas) y se fuga con … su suegro, que , por fin, ha resucitado de su muerte en vida.

Todo muy de cuento de hadas malas, con final feliz para la princesa. Lo único que salva la película, aparte de la actuación de Kristin Scott Tomas en sobreactuada madrastra – bruja-mala (pero finalmente una actuación muy tradicional de un personaje tipificado) , es la magnífica ambientación: el castillo, los muebles, los detalles de decoración, coches, caballos, ropas. Y la música es buen jazz y buenas canciones en el estilo de los 20’s.

Es una película muy agradable de ver. Pero la historia no aporta mucho a los clichés de tradicionalismo inglés contra modernidad americana.

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