Un Polanski menor, porque se parece más a un película de espionaje o de acción que a una exploración de las extrañezas interiores de ser humano. Harrison Ford se ve expuesto a la belleza provocadora de Emmanuelle Seigner, y no sabe muy bien qué hacer con ella.
Frenética Ficha IMDb
Un doctor estadounidense, Richard Walker (Harrison Ford) cercano a los 50, bien instalado en su familia, su matrimonio y su trabajo, llega a Paris, tierra de todas las tentaciones, para un congreso, acompañado por su esposa Sondra (Betty Buckley) quien se dedicará más bien al shopping.
Incidente de llegada: una maleta extraviada.
Al seguir a la esposa, quien sigue a su maleta, el médico se encuentra con una joven, Michelle (Emmanuelle Seigner) quien lo guiará en los laberintos de la ciudad nocturna, como en una bajada a los infiernos, que en realidad no asusta mucha, ya que el doctor esta aferrado a su falta de imaginación y a sus deseo muy fuerte, de encontrar a su esposa y de volver a una vida normal, seria y aburrida.
La primera participación de Emmanuelle Seigner en una película de Polanski es bastante provocativa. Y Polanski, además de meterla en su vida personal, sabrá usar con toda perversidad en Lunes de fiel (1992).
La película roza lo absurdo al manejar los estereotipos: una policía francesa lenta e ineficiente y que usa la fama amorosa de Paris para evitar meterse en el caso: la "buena" esposa se ha escapado para darse algunos días de libertad con su amante francés.
Entendamos que, después de siete años sin trabajar, después de Tess (1979), y después de los molestos acontecimientos en Estados Unidos, Polanski haya adoptado un perfil bajo y aceptado el proyecto de una película accesible, comercial, con un gran nombre hollywoodense, garantía de éxito ( desgraciadamente, no funcionó así y el público no se dejó convencer) .
Pero lo "polanskiano" se filtra con el personaje inquietante de Michelle: su ropa, cuero, botas, su maquillaje, su modo de ganarse la vida. Cumbre de su papel de tentadora diabólica, su baile erótico alrededor de Walker , en una escena que resulta a la vez ajena a la trama, demasiado larga, y reveladora de lo que tal vez el serio doctor desea en realidad. Escena abiertamente gratuita y por ende significativa. No estamos en cualquier película de acción: en la ciudad del pecado, el personaje principal se ha topado con la revelación de un mundo opuesto al suyo. Que funciona con reglas diferentes y le exige demonstrar aptitudes diferentes. Como la de caminar sobre los techos en una imitación de To catch a thief (1954) de Hitchcock. Por cierto el espíritu de Hitchcock está todo el tiempo presente en la narración, desde el mcguffin representado por la maleta. Pero la mujer malvada ya no es una rubia elegante de guantes blancos y chongo recatado. Es una morena vestida de cuero, abiertamente sexual. Solo le falta el látigo.
Pero al final el buen doctor encontrará su esposa, y la mujer tentadora, pero buena chica en el fondo, morirá.
Todo eso sobre música de Ennio Morricone, perfecta como siempre.
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