Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, July 15, 2012

A Dangerous Method (David Cronenberg , 2011) – 8.5/10

O los orígenes del psicoanálisis. O Cuando dos grandes se encontraban. Con una realización meticulosa, Cronenberg se interesa más en la relación de los dos grandes con una joven hermosa, inteligente y enferma. Dando a entender que Freud tenía la razón: todo es un asunto de libido. Adaptada de la obra teatral The talking cure de Christopher Hampton, interpretada por Ralph Fiennes en Londres, obra basada en la novela A most dangerous method de John Kerr, es el relato del primer gran cisma del psicoanálisis, que será seguido de muchísimos más.

Ficha IMDb

Las primeras imágenes indican muy claramente hacia quien va el interés del cineasta: Sabina Spielrein( Keira Knightley) joven judía de 18 años está encerrada en el carruaje que la lleva a la clínica del Dr Jung ,de 50 años, en Suiza. Grita, forcejea y forcejea como loca. Y lo es. Histérica. Judía-rusa, sumamente inteligente, culta, hablando varios idiomas, y deseando estudiar medicina, es una paciente fascinante para el impasible Dr Jung, quien empieza a trabajar con el método de la "cura conversacional", propuesta por su famoso colega el Dr Freud, judío-austriaco, a quien no ha visto todavía.

La película sigue cronológicamente la evolución del doctor mientras esta en relación con Sabina: su vida matrimonial y el nacimiento de sus hijos con Emma (Sarah Gadon), su evolución en el campo del sicoanálisis, su evolución personal.

La película juega gustosamente con las alusiones a la cultura sicoanalítica, con el manejo de términos especializados, con los juegos de análisis de sueños, con la imagen de Otto Gross (Vincent Cassel) teniendo sexo con una enfermera al pie de una escalera, y después subiendo dicha escalera, levantada contra un muro que separa el jardín del campo (en la interpretación clásica de los sueños, sonar que uno sube una escalera se entiende como el acto sexual). Cuando Jung y su esposa van por primera vez a casa de los Freud, ningún título de explicación, se ve solamente la placa de dirección de la casa: 19, BergGasse.

 
Pero es sobre todo lo formal en la dirección de actores y de cámaras lo que es importante. En muchas escenas, Cronenberg juega con los planos en que pone sus personajes. Uno adelante, uno atrás, poniéndonos a veces en el lugar del que ve desde atrás (el paciente no ve al analista sentado atrás de él) pero siempre con un juego con la profundidad de campo, que parece poner los dos personajes en imágenes diferentes.

La tensión entre personajes se hace presente en cada escena. Muy pocas veces, parece haber harmonía entre ellos. Progresan, avanzan, sentimentalmente, sicológicamente e intelectualmente, por sus oposiciones.

La oposición Sabrina-Jung es cuestión de calma tensa frente a pasión explosiva. Ella se deja llevar a sus deseos, sensaciones y sentimientos. El siempre se domina. Nunca abandona una postura hierática, derecha. Esto es muy claro en las escenas de encuentros sexuales masoquistas entre ellos. El aplica sistemáticamente y fríamente el látigo, como para cumplir, ella se retuerce de placer.

Siegried, el héroe wagneriano, se vuelve un personaje clave en la relación intelectaul Sabina - Jung. La pregunta que los fascina es : ¿Como el heroísmo puede salir de lo inmoral? Porque Siegfried, personaje fundamental del folklor germano, es hijo de dos gemelos incestuosos Siegmund y Sieglinde. Lo que nos acerca al incestuoso Oedipe, piedra angular de las teorías freudianas. Y también Siegfried se vuelve amante infiel ya que, por el arte de un brebaje mágico, olvida a Brünnhilde y se casa con Gudrun.

La oposición Freud-Jung es la oposición entre él que busca y él que ya encontró. Freud, sentado, Jung parado. Jung pregunta, avanza ideas para discutirlas. Freud asesta respuestas y se niega a aceptar las opiniones contrarias. Jung habla, Freud chupa su puro, toma coñac, gruñe.

Los caracteres y sus oposiciones están muy bien marcados en la selección de los actores. Michael Fassbender encarna a un Carl Gustav Jung, aristocrático, elegante, culto. Admirador de Wagner. Místico pero también gustoso de la buena comida. Muy a gusto en su sociedad, con su hermosa casa, y su rica esposa, quien le regala todo lo que puede desear. Pero también presa de un gran sentido de culpa (sobre todo en relación a sus impulsos sexuales), de una capacidad de premonición que lo angustia: siente venir los sucesos, se trate de un crujido de la madera en un librero, o de los torrentes de violencia que van a cubrir Europa en los años próximos (estamos al inicio del siglo XX) .

Pero el Freud de Viggo Mortensen es una verdadera maravilla. Interpreta al gran doctor justo al límite del ridículo, apoyado en eso por la dirección de arte. El despacho de Freud (se filmó realmente en la casa de Freud en Viena) es atiborrado no solo de libros, sino también de todo tipo de colecciones, todos los muebles están cubiertos de objetos. Y el doctor se la pasa chupando su puro. No se puede despegar de él, hasta cuando discurre sabiamente sobre sus pacientes obsesivo-compulsivos, o los que se quedaron en el estadio anal. Él, visiblemente está totalmente compulsivo, y se quedo en el estadio oral. Nos muestra también todas sus pequeñas angustias e sentidos de inferioridad: su clase, su religión, él que rompe con Jung porque este le parece demasiado religioso. Pero le aconseja a Sabina Spielrein dejar a este ario de Jung y casarse con un buen judío. Este Freud es un hombre del siglo XIX : conservador en su forma de vestirse, de escribir, de portarse. Morgenssen hasta nos hace percibir algo de envidia en el padre del psicoanálisis hacia su joven discípulo. Se adivina una sonrisa irónica en la mirada de Cronenberg, y la última imagen de Freud después de la ruptura, llevada indirectamente, en forma epistolar, con Jung, lo pone en un jardín vienes junto a una estatua de una esfinge. La que revela los secretos del otro mundo. Será porque Freud se consideraba, en su soberbia intelectual, el único que había encontrado las respuestas a los enigmas de la esfinge? ¿Será alusión a Odipo?

Keira Knightley interpreta a Sabina, sobre todo en su vertiente de enferma histérica, con un juego excesivo, por momentos insoportables, sobretodo porque Cronenberg decide dejarla a cuadro durante muy largos momentos, sin mover la cámara. Y se entiende que la actriz ha hecho un gran trabajo interpretativo, muy lejos de los piratas o de la Inglaterra victoriana. Pero llega casi a contorsiones físicas exageradas. Más allá de una sensibilidad, casi enfermiza, que le permite tener intuiciones geniales, que el propio Freud seguirá, en particular en Más allá del principio del placer.

Y finalmente, cada uno, con sus intuiciones grandiosas, tiene sus debilidades, sus imperfecciones, sus pequeñeces. Y Freud como Jung han hecho errores en sus teorías, porque eran los primeros.

Ahora bien, no se entiende muy bien que viene hacer, en este intenso triangulo intelectual y sicológico, el personaje de Otto Gross. Libertino, proclamando la necesitad de liberar todos los impulsos, y dando el ejemplo, su utilidad es, de forma muy artificial, servir de demonio a Jung al susurrarle al oído que debe dejarse seducir por Sabina, este pobre Jung tan dominado por el sentimiento de culpa. Pero el futuro anarquista Gross nos desvía de lo importante. Y desaparece sin dejar huellas.

La película recalca la importancia de las cartas: lectura de ellas, visión de ellas y de la letra de cada uno. Puede simplemente sorprender, si los personajes se escribían en alemán, porque no usan la escritura gótica. Gran parte de la relación, sobre todo entre Jung y Freud, pero también entre Freud y Spielrein, fue epistolar. Como se dio para muchos intelectuales, hasta no hace tanto .Y, el momento la vez más importante de la relación, la ruptura, se hace por carta.

Para nosotros, más de cien años después, cuando es psicoanálisis se ha ramificado y especializado tanto, nos resulta difícil de entender como una paciente podía, al mismo tiempo que estaba en tratamiento, volverse la asistente de su terapista. O, como lo sugiere la esposa de Freud, podría hasta volverse su terapista. El principio del psicoanalista parece ser antes que todo un asunto social, tema de pláticas de salón, Nada verdaderamente científico. Como un gran juego de sociedad al cual cualquiera con tantita inteligencia e interés hacia los demás, podía entrar. Como un mundo de inocencia. Inocencia muy pérdida actualmente cuando las escuelas de psicoanálisis se pelean. Fue como una edad de oro en la cual todo era posible.

Y lo que domina toda la película, de principio a fin, es una magnifica dirección de arte: las casas, la ropa, unos vestidos, unas blusas, maravillosos, con encajes, sombreros, cambiando con la moda de principios del siglo XX, pero siempre con detalles refinados. Los jardines en Viena. Los cafés donde se comía Tarta Sacher. Un mundo de lujo. Una sociedad civilizada, controlada, que callaba y escondía muy bien sus deseos, sus miedos, sus males y maldades.

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