El camino a los infiernos del crimen de un joven que quiso ser un autor famoso. Con situaciones predecibles, al estilo Patricia Highsmith, en una hermosa casa, terminando en forma dramática.
Ficha IMDb
Mathieu Vasseur (Pierre Niney) es joven, más o menos guapo, escribe pero no consigue que lo publiquen. Mientras tanto, trabaja en una compañía de mudanzas. Un día, cuando están vaciando la casa de un hombre que murió sin dejar familia alguna, encuentra el diario íntimo de un soldado de la Guerra de Argel, lo lee y queda fascinado. Decide copiarlo y presentarlo a una casa editorial. Es un éxito inmediato, dinero, premios, cócteles, una chica hermosa y rica, Alice Fursac (Ana Girardot).
Tres años después, no ha logrado escribir su segunda novela a pesar de las presiones de su agente, quien le ha entregado bastante dinero por adelantado. Dinero que Mathieu se gastó en coche, reloj, ropa de lujo. Cuando van a pasar un tiempo a casa de sus suegros, una hermosa mansión a la orilla del Mediterráneo, tiene todo la intención de escribir. Pero, por un lado, sigue con el síndrome de la página blanca, muy bien sugerido con el curso de Word temblando en close up. Y, por otro lado, se topa, en una sesión de firmas, con alguien que conoció al autor del diario íntimo.
Empieza una serie de acciones para escapar del chantajeo. Del robo pasará al asesinato, hasta llegar a la desaparición voluntaria.
La narración, cronológica, parece implacable en un encadenamiento ineludible. Pero todo se focaliza en Mathieu quien, en realidad, no tiene nada muy interesante. Su psicología se limita a la voluntad de esconder su primera falta, el plagio. Tal vez se pueda percibir en él un ligero apego a la vida lujosa. Pero el tratamiento del personaje no profundiza en eso. La interpretación de Pierre Niney se limita a unas mímicas poco sutiles, tal vez por ser un actor de teatro (de la Comédie Française) acostumbrado a que no lo vean muy de cerca. Parece conducido por una serie de reacciones primarias, con la vista limitada a la dificultad que se debe resolver inmediatamente. El chantajista le pide dinero, no lo tiene y decide robar la colección de armas de su suegro; el sobrino Stanislas Richer (Thibault Vinçon) sospecha (¿Por qué?) de él (o tal vez porque fue el novio de Alice). Mathieu ve que Stan descubrió el robo, lo mata, tal vez accidentalmente. Debe esconder el cuerpo. La policía descubre el cadáver y decide tomar muestras de toda la familia…. y así, paso a paso, en forma lineal,se va Mathieu acercando a la única solución definitiva: matar al chantajista y desaparecer. Con eso perderá todo lo bueno de su vida: esposa, hijo en camino y éxito literario. Porque todo eso lo hizo madurar y finalmente, pudo escribir SU libro.
Claro, hay unos guiños hacia el lado de las letras. Empezando por el ambiente de Plein Soleil (1960) de René Clément, adaptación de Señor Ripley de Patricia Hughsmith, película con un Alain Delon tan joven y guapo como malvado.
El guion recuerda también una novela de Henri Troyat, El muerto da posesión al vivo (1942), en la cual un escritor plagia un texto cuyo autor está muerto. El engaño lo llevará progresivamente a la locura.
Pero domina la presencia de Romain Gary, cuya foto encima del escritorio de Mathieu nos anuncia desde el principio que el tema de la cinta va a ser un fraude literario. En 1975, un misterioso escritor, Emile Ajar publicó una extraordinaria novela, La vida ante sí. Ganó premios, fama, dinero, pero no se dejaba ver, hasta que ganó el Premio Goncourt. Romain Gary había inventado el nombre y le pidió entonces a su primo Paul Pavlowitch asumir la personalidad del misterioso Ajar ante los medios de comunicación. Así Gary ganó dos veces el Goncourt, lo que provocó una gran polémica en Francia, con connotaciones ilegales. Gary se burló de esta manera del esnobismo cultural y literario francés, que despreciaba su obra pero alabó su trabajo cuando se publicó bajo el nombre de otro.
El título de la novela de Mathieu “Sables noirs” también puede ser visto como una alusión a la autobiografía de Gary que acaba y termina en una playa. Por cierto, Romain Gary aparece en imágenes de archivos, así como Michel Houellebecq, otro fenómeno de moda del Paris literario.
Volviendo a los problemas de Mathieu, la cinta tiene bastantes inconsistencias. No se entiende muy bien cuanto tiempo la joven pareja se queda en la casa de los suegros, ni en cuanto tiempo Mathieu puede, de pronto, acabar una novela extraordinaria. Tampoco se entiende el tiempo necesitado para el crimen-desaparición. ¿La misma noche? ¿Mathieu actúa muy rápido, piensa, organiza y ejecuta todo de inmediato? ¿O es la noche siguiente? Pero no se ve que pase un día. . …También sorprende que pueda robar las armas de colección en la misma sala de la casa, sacar un cadáver por la ventana, y arrastrarlo a través del jardín sin que nadie escuche. Claro, los personajes alrededor de él, empezando por la esposa, son unas figuras totalmente superficiales y uno se puede preguntar para que sirven.
Sin embargo, hay que reconocer dos aspectos muy bien logrados : la hermosa casa a la orilla del Mediterráneo, con su jardín , sus pinos, su playita. Y el final,dramático castigo para el joven impostor.
Si el título de la novela póstuma de Mathieu “Falsos semblantes” es transparente en relación a la narración de su corta vida, queda por resolver el título de la cinta. ¿Por qué “un hombre ideal?
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