Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, December 30, 2013

Pietà (Kim Ki Duk, 2012) – 8/10


Una historia terrible, violenta, sórdida, incestuosa, de venganza y amor, de soledad y dolor. Con una química extraordinario entre los dos personajes, unidos por una relación de amor-odio a veces insostenible. Sin embargo, parece que el dolor y la crueldad pueden acabar en aceptación , compasión y redención. La cinta recibió el Leon de Oro en Venecia.

Ficha IMDb

Kang-Do (Lee Jung-Jin) es el joven empleado, frio, sin piedad, de un usurero. Su trabajo consiste en cobrar las deudas para su jefe, en un suburbio pobre y desolado de Seúl. La garantía es un seguro por incapacidad. Si los deudores, artesanos trabajando a veces con su familia en changarritos, no pueden pagar con intereses de 10% al mes, Kang-Do  los mutila de forma abominable, dejándolos incapacitados y pudiendo así cobrar la cantidad asegurada.  Vive solo en un departamento minúsculo, nunca habla, come cualquier cosa. Ni siquiera parece tener contactos con su jefe. Totalmente insensible, inflige sufrimientos inhumanos. 

Hasta que un día aparece en su vida una extraña mujer, Jang Mi-sun ( Jo Min-su) que pretende ser la madre que lo abandonó cuando era niño. Se impone, le hace de comer, lo cuida, hasta le da satisfacción sexual. Al mismo tiempo que teje, tal una Parca, un sweater. También teje una relación estrecha con el joven, volviéndose indispensable. Cuando el sweater estará terminado, será tiempo de pasar a la venganza: dejarlo y matarse  Y él sufrirá. Tanto que la única solución será el suicidio. 

Porque él ya cambió, se volvió sensible, compasivo con los que eran sus víctimas. Perdona las deudas. Deja su antiguo trabajo. Ya que encontró o cree haber encontrado, o re-encontrado el amor que tanto le hacía falta, puede a su vez dar amor y compasión. Hay momentos de complicidad y hasta de felicidad entre “madre” e “hijo”. Ella llegó con una vitalidad  extraordinario a contagiar. 

Solo que esta vitalidad esta en realidad al servicio de la muerte. Porque mayor el amor que provoca, mayor la felicidad que da, mayor el dolor que va a infligir. Es una venganza calculada, atroz. Pero en el camino, se castiga también a ella misma porque siente compasión por su víctima, porque es consiente que hizo de su vida un infierno al enseñarle el amor. Cada uno se va purificando a través del amor y del dolor. Amor de ella por su verdadero hijo, quien se suicidó por culpa de Kang-Do, amor de Kang- Do por la que piensa ser su madre. Dolor de ella que la lleva a la venganza. Dolor de él después de la pérdida, que lo lleva al suicidio. 

Como lo dice claramente el título, la cinta es una alusión a un tema recurrente de la pintura y escultura religiosa, la madre que sostiene el cuerpo muerto de su hijo. La temática de la cinta es profundamente religiosa, acabando con un Kyrie, que acompaña la huella ensangrentada que deja el cuerpo de Lee sobre la nieve: “Señor, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros”. Pero es también alusión a los mitos griegos, particularmente a Edipo, a la catarsis, la purificación que el espectador puede vivir a través el protagonista que cumple con su venganza hasta la última de las consecuencias, aún si debe ser con su propia muerte. 

Poco a poco, a lo largo dela película, los espacios se abren, la luz se hace. Lee sube al techo de un edificio con un “cliente”, de ahí puede ver todo el barrio que antes recorría abajo, en los corredores y las tiendas y talleres oscuros. Se ve finalmente su departamento completo, cuando antes se veían solo partes pequeñas en ángulos cerrados: la cama, la mesa, la estufa. 

Kim Ki Duk logra hacer imágenes bellas y harmoniosas con un material deprimente: maquinas viejas, tubos, hierros. 
El tema del amor entre padres e hijos es claramente lo que domina toda la cinta : carta del primer personaje a su madre ( la que se va a vengar, y es donde nos damos cuenta que la composición de la narración es perfecta porque todo ha sido expuesto desde la corta primera escena, aunque el espectador lo haya olvidado después) , ternura del trabajador que peina a su vieja madre y le dice que es hermosa, y después la aleja para que no vea el suplicio que le van a infligir. Es el mismo que inspira al joven padre dispuesto a sacrificar sus dos manos para que su bebe tenga un provenir feliz y acomodado. 

Pieta es una cinta desgarradora, por momentos insoportable. Tiene la crueldad, la impasibilidad de las tragedias griegas. Habla, como ellas, de la vulnerabilidad de los hombres y de los castigos que les imponen los dioses.

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