Una producción bastante ligera comparada con lo que Allen nos tiene acostumbrados, Bullets Over Broadway tiene momentos bien divertidos y algunos indicios de cuestionamientos interesantes, de esos que Allen no puede evitar inundar sus producciones.
La ficha IMDB.
David Shayne (John Cusack) es un escritor cuya nueva obra no verá la luz a menos que acepte incluir en el elenco a la novia de un mafioso. A la novia, Olive (Jennifer Tilly), la acompaña siempre la mano derecha del mafioso, Cheech (Chazz Palminteri) quien resulta tener un gran talento como escritor y sin que nadie lo sepa ayuda a David a reescribir la obra. La vida de David cambia completamente durante la producción de la obra; para empezar entabla un romance con la famosísima Helen Sinclair (Dianne Wiest), engañando a su novia (Mary-Louise Parker) pero sobre todo se ve confrontado con la realidad de su talento y el valor real del arte para un artista.
Mucho de lo que hace disfrutable a Bullets Over Broadway es la dinámica entre los personajes. La colección de actores y momentos del bajo mundo neoyorkino que se encuentran por esta obra da lugar a situaciones bien divertidas y de un humor perfectamente blanco y simple. Este es definitivamente uno de los puntos fuertes de Woody Allen, su capacidad de trabajar los guiones para construir humor sencillo y fácil de digerir. Le ayudan mucho los actores en este caso, que cargan bien a sus personajes y se ve que, como la audiencia, se la pasaron re bien.
Generalmente sucede que ese humor es el trago de agua que ayuda a soportar las consideraciones existencialistas más complejas o las referencias intelectuales que inundan el cine de Allen. No es tanto el caso en esta cinta, más bien ese tono es el que la domina completamente. Por supuesto están los momentos intelectuales necesarios, como la discusión sobre el sexo y el amor que tiene lugar entre David, su novia, el amante de esta y la ex amante de este. Pero es el contraste entre la situación y la actitud de los personajes lo que hace de la escena algo divertido, y eso es, de nuevo, completamente blanco y fácil de digerir.
La pregunta que Allen disimula bien entre tanta diversión bien intencionada es la del valor del arte. Empieza con las discusiones intelectualoides de David y su grupo de amigos, incluyendo al amante de su novia que sostiene escribir obras concebidas para nunca ser representadas; y concluye con Cheech quien decide sin dudar que una vida humana vale menos que la belleza de una obra de arte. Ese contraste entre el intelectual lleno de pretensiones y el hombre visceral, capaz de crear con honestidad, es uno de los temas recurrentes en el cine de Woody Allen.
La pregunta, bien que mal, queda abierta, pero Allen parece destilarse al final por dejar de lado la pretensión y abrazar la honestidad. Artista no es nadie más que aquel que crea. La cuestión de si matar a Olive porque estaba arruinando la obra es justificable sigue abierta, pero definitivamente la única persona capaz de juzgar en realidad era el creador de la obra, y él tomó partido de manera clara.
La ficha IMDB.
David Shayne (John Cusack) es un escritor cuya nueva obra no verá la luz a menos que acepte incluir en el elenco a la novia de un mafioso. A la novia, Olive (Jennifer Tilly), la acompaña siempre la mano derecha del mafioso, Cheech (Chazz Palminteri) quien resulta tener un gran talento como escritor y sin que nadie lo sepa ayuda a David a reescribir la obra. La vida de David cambia completamente durante la producción de la obra; para empezar entabla un romance con la famosísima Helen Sinclair (Dianne Wiest), engañando a su novia (Mary-Louise Parker) pero sobre todo se ve confrontado con la realidad de su talento y el valor real del arte para un artista.
Mucho de lo que hace disfrutable a Bullets Over Broadway es la dinámica entre los personajes. La colección de actores y momentos del bajo mundo neoyorkino que se encuentran por esta obra da lugar a situaciones bien divertidas y de un humor perfectamente blanco y simple. Este es definitivamente uno de los puntos fuertes de Woody Allen, su capacidad de trabajar los guiones para construir humor sencillo y fácil de digerir. Le ayudan mucho los actores en este caso, que cargan bien a sus personajes y se ve que, como la audiencia, se la pasaron re bien.
Generalmente sucede que ese humor es el trago de agua que ayuda a soportar las consideraciones existencialistas más complejas o las referencias intelectuales que inundan el cine de Allen. No es tanto el caso en esta cinta, más bien ese tono es el que la domina completamente. Por supuesto están los momentos intelectuales necesarios, como la discusión sobre el sexo y el amor que tiene lugar entre David, su novia, el amante de esta y la ex amante de este. Pero es el contraste entre la situación y la actitud de los personajes lo que hace de la escena algo divertido, y eso es, de nuevo, completamente blanco y fácil de digerir.
La pregunta que Allen disimula bien entre tanta diversión bien intencionada es la del valor del arte. Empieza con las discusiones intelectualoides de David y su grupo de amigos, incluyendo al amante de su novia que sostiene escribir obras concebidas para nunca ser representadas; y concluye con Cheech quien decide sin dudar que una vida humana vale menos que la belleza de una obra de arte. Ese contraste entre el intelectual lleno de pretensiones y el hombre visceral, capaz de crear con honestidad, es uno de los temas recurrentes en el cine de Woody Allen.
La pregunta, bien que mal, queda abierta, pero Allen parece destilarse al final por dejar de lado la pretensión y abrazar la honestidad. Artista no es nadie más que aquel que crea. La cuestión de si matar a Olive porque estaba arruinando la obra es justificable sigue abierta, pero definitivamente la única persona capaz de juzgar en realidad era el creador de la obra, y él tomó partido de manera clara.
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