Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, October 27, 2014

The Giver (Philip Noyce, 2014) - 5 .5 /10


La desventaja para esta cinta fue salir después de Divergent, aunque la novela haya sido escrita antes, en 1993, cuando todavía no estaba de moda. Porque parece que es la enésima imitación de otras tantas cintas para jóvenes. A eso se agrega una cierta falta de entusiasmo de parte de los actores que la vuelve una cinta un poco aburrida.

Ficha IMDb

Fin de la adolescencia: los jóvenes Jonas (Brenton Thwaites), Fiona (Odeya Rush)  y  Asher (Cameron Monaghan)  están a la víspera del gran día que va a decidir de su porvenir. Viven en una ciudad, o mundo, donde todo está perfecto: bonitas casas, bonitas familias, bonitos jardines, bonitas bicicletas. Pero, como no hay sentimientos, ni recuerdos, ni sufrimientos, no hay colores.

Al día siguiente todos los habitantes se reúnen para escuchar, de la voz de la Jefa Elder (Meryl Streep) la asignación que se hizo a cada uno de los jóvenes, después de observarlos en sus varias actividades. Porque en esta civilización todos están, todo el tiempo, bajo la mirada de un gran observador. 

A  Jonas se le da la función, única, de ser el recibidor de todos los recuerdos a los cuales  no tienen acceso los individuos. Esta memoria colectiva es privilegio de un ser por generación. Actualmente, el poseedor es el “dador de recuerdos” del título  (Jeff Bridges).

Conforme va recibiendo, por telepatía, esos conocimientos de la especia humana, a Jonas  se le abre un horizonte de reflexión y sensibilidad. Empieza a ver en colores, a entender, a preguntarse, a sentir y sufrir.

Su deseo será a partir de entonces compartir con los que lo rodean, empezando por Fiona (porque, en una cinta para adolescentes, es imprescindible una historia de amor).  

Lo interesante de esta historia es que, al mismo tiempo que trata de memoria colectiva, ella misma se sitúa dentro de una herencia cultural. Es el resultado de una larga tradición de distopías, forjada principalmente desde Huxley (A Brave New World - 1932 y George Orwell (1984 – 1948). 

Bebes en incubadoras, seleccionados según sus probabilidades de adaptación, inyección diaria de un producto proveedor de felicidad, ausencia de la muerte, novolengua con eliminación de ciertas palabras, eufemismos, perífrasis (no tan alejada de nuestra lengua políticamente correcta), y fórmulas de cortesía automáticas (pedir perdón, y aceptar las excusas). Observación permanente por un ojo exterior y omnipresente, e intervenciones de una voz correctora. Todo esto existe en las obras de dos grandes autores. El uso de la madres de nacimiento aparece en A Handmaid’s Tale (Schlöndorff, 1990), adaptado de una novela de Margaret Atwood El mundo creado en The Giver es interesante pero no tiene nada novedoso.

Otro parecido con Divergent, la figura que domina la sociedad es una mujer, ya madura. Kate Winslett, Meryl Streep, recuerdan a las madres de Dune. Y no olvidemos la “nueva” sensación de deslizarse en trineo, como una alusión al Rosebud de Citizen Kane.

La ficción en sí, no es tampoco novedosa: la meta de  Jonas suena falsa, y el final de su búsqueda, este largo viaje con un bebe en los brazos, no tiene mucho sentido. El artificio del final con el suspenso de si llegara a la frontera a tiempo para salvar a Fiona de sus torturadores, es un truco para niños. 

Visualmente, la idea del mundo en blanco y negro que se va poco a poco coloreando es interesante y facilita la comprensión de la pobreza de un mundo sin recuerdos. Pero no es la primera vez que se ve: Pleasantville (Gary Ross – 1998) ya usaba esta estética. 

Las inyecciones de memoria colectiva, con imágenes documentales a color, recuerda singularmente Lucy, con sus animales en libertad y sus colores un poco quemados. 

El asunto de eliminar la sensibilidad en la sociedad futura se vio antes en Equilibrium (Kurt Wimmer – 2002), una película bastante mejor lograda, en tonos de gris también, que recreaba un ambiente realmente frio y falto de sensibilidad, con la soledad de un hombre adulto, policía de sentimientos.  The Giver, no se atreve a saltar a este extremo de frialdad, la historia se queda en el borde, guarda demasiados lazos con lo sentimental. Tal vez porque el público adolescente no tiene la capacidad intelectual de soltar el sentimentalismo.

Hablando de público adolescente, ciertamente lo que le falta a la cinta es acción, aspecto que cumplían perfectamente bien Divergent y The Hunger Games. Esta es demasiado tibio en muchos sentidos.

Ahora bien, si despierta la curiosidad hacia los grandes pioneros literarios de la distopía, y lanza a los adolescentes a leerlos… ¡enhorabuena! 

No comments:

Post a Comment