Los hermanos Coen en su mejor momento. Aunque con los años se han vuelto un poco más sombríos y pesimistas, el talento de los hermanitos Coen es innegable. The Hudsucker Proxy es una cinta que muestra este talento durante sus tiempos más sonrientes. Una verdadera joya cinematográfica.
La ficha IMDB
Norville Barnes (Tim Robbins) es un inocente soñador que llega a la gran ciudad después de graduarse listo para llevar a cabo sus grandes ideas. El mismo día que es contratado en un puesto sin futuro en la empresa Hudsucker, el dueño de la misma Waring Hudsucker (Charles Durning) se suicida. En un intento por retener el control de la empresa, la junta de directores nombra a Norville como presidente, esperando que su incompetencia les beneficie. Pero Norville tiene un as bajo la manga, ya saben, para niños.
The Hudscuker Proxy es simplemente genial, es un verdadero logro. Es el tipo de película que da gusto ver desde todo punto de vista. Es divertida en el sentido jajaja jijiji, es interesante e intensa, es emocionante, la cinematografía (de Roger Deakins) es genial y la dirección de arte es maravillosa. Las actuaciones no se quedan atrás y la música funciona súper bien. Una gran obra de principio a fin, pero como siempre con los amigos Coen, lo que la separa del resto son el excelente guion y la fantástica dirección.
Desde el principio, con la imponente voz del narrador, la idea del destino es presentada. En todo momento, esa idea sigue apareciendo en maneras a veces sutiles, a veces evidentes. El mejor ejemplo es el curioso juego de la página de periódico que persigue a Norville para llevarlo a las industrias Hudsucker, que después tiene su paralelo en el hoola hoop que se encuentra con el (talentosísimo) chamaco que convertirá al juguete en la sensación de la nación. La simpleza de estas escenas tiene su eco en la simpleza de los inventos de Norville, que corresponde bien a su personalidad y se contrapone al elaborado funcionamiento interior de la empresa Hudsucker, así como los colores del hoola hoop se contraponen al pesado gris de la fabrica.
Es así como esta genial obra cobra vida, como muchas otras antes y después: mediante la cuidadosa construcción continua en todo momento de conceptos simples explorados desde distintos ángulos a través de la cinta.
Además de eso, a un nivel más superficial, la construcción de las escenas es genial, simplemente porque los diálogos son la pura onda. El talento que tienen los Coen para hacer a sus personajes hablar rápido, cada uno con su manierismo pero manteniendo una trama común es admirable. Después, gracias a la magia de la edición, las secuencias se construyen con yuxtaposiciones divertidas y significantes. Una vez más, la belleza radica en la sencillez.
A eso se suman excelentes tomas llenas de dramatismo, una iluminación perfecta…es una armonía total en todo lo que sucede.
Desde los detalles más sutiles hasta los conceptos más elaborados, en The Hudsucker Proxy, los hermanos Coen están en total control de su creación, y el resultado es una verdadera obra maestra. Y además divertidísima.
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