Woody Allen nos cuenta la historia de un intelectual amargado y divorciado, convencido de que la vida no significa nada y cualquier ideología o ilusión es una pérdida de tiempo. Es decir, la misma película que hemos visto muchas veces, pero esta vez alguien más se encarga de aparecer frente a las cámaras.
La ficha IMDB
Boris Yellnikoff (Larry David, mejor conocido por haber co-creado la serie Seinfield) es un genial físico quien, después de un fallido intento de suicido, vive solo en su departamento en New York y se dedica a dar clases de ajedrez a niños. Su vida da un cambio cuando decide, inexplicablemente, dar asilo a la guapísima pero poco inteligente Melody St. Ann Celestine (Evan Rachel Wood). Se casan y quieren mucho, pero la llegada de los padres de Melody, una vez más, cambia todo.
La premisa de Whatever Works es precisamente esa, en la vida no hay necesidad de grandes ideales, o aspiraciones. Tarde o temprano todo sueño se confronta a la realidad, y el resultado es un inevitable compromiso donde muchos, sino todos, los ideales deben dejarse de lado. Si así son las cosas, en lugar de pensar en grande e inventarse estas ilusiones que en realidad son insignificantes, en lo único que hay que concentrarse es en lo que sea que funcione, whatever works. Con quien uno esta no tiene que ser la pareja ideal, mientras funcione. Lo que uno hace no tiene que ser brillante o significativo, mientras funcione. Es con esta ideología que vive Boris. No queda claro si lo hace porque cree sinceramente en lo que dice, o porque es incapaz de vivir de otro modo.
Muchos de los diálogos de Boris, sus explicaciones acerca de la vida y el absurdo de las cosas, son bastante acertados y definen bien la realidad. Hay por supuesto momentos graciosos, sea por como Boris interactúa con otros personajes o como lo hace con el público. Es importante por supuesto hacer notar que Allen se empeña en dejar en claro que esto es ficción pero que es tan absurda como la vida “real”.
La contraposición del cinismo de Boris con la inocente ilusión de Melody es una formula conocida y en esta ocasión ofrece poco material fresco. Son más interesantes las relaciones que se forman alrededor de la pareja y su evolución. Woody Allen utiliza cualquier oportunidad para probar que para todos y en toda ocasión, toda decisión se reduce al “mientras funcione”. Por supuesto, al inicio es presentado desde una perspectiva más bien pesimista. Conforme la historia avanza queda claro que en realidad no tiene porque ser algo negativo.
El discurso final de Boris es bonito, aunque algunos elementos parecen bastante gratuitos, notablemente la aparición de una mujer (podríamos suponer) ideal para él. Al final es imposible estar en desacuerdo, la vida es una serie de eventos puestos en marcha por el azar, una vez ahí, solo queda disfrutar de las cosas, mientras funcione.
La cinta es más honesta, a pesar de los momentos gratuitos, que Deconstructing Harry y Hollywood Ending, aunque una vez más se siente que al final Woody Allen estaba más interesado en concederse un final feliz que en explorar la situación hasta sus últimas consecuencias. La única duda es el porqué Allen escogió no interpretar el papel principal, puesto que claramente estaba diseñado para él. Quizá por eso durante toda la cinta hay algo ahí que se siente falso.
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