Ficha IMDb
Emilia (Arcelia Ramirez) lleva años viviendo con Javier (Plutarco Haza, más viejo que en mis recuerdos) en un departamento feo. Tienen una niña y ella se la pasa, aparentemente, encerrada en el departamento. Salvo cuando sube a la azotea a ver a su amante, el cubano saxofonista Nocilas (Vladimir Cruz) de quien esta enfermizamente enamorada, cada día más, cada día más prendida, posesiva, desesperada, asfixiante. Y él, se vuelve más frio. Además esta amenazada por el embargo ya que ha gastado demasiado….
Esto es más o menos el tema de la segunda parte de Madame Bovary de Flaubert.
Ripstein filma en blanco y negro, en el departamento, pasando de la recamara a la estancia, a la cocina, sale para subir a la azotea, entra al departamento de un viejo, feo, gordo vecino que se aprovecha de Emilia. Cuando baja a la entrada, nunca sale y nos deja ver la calle a través del vidrio de la puerta de entrada. Se ve el edificio de afuera solo después de la muerte de la protagonista. Y, ciertamente, el ambiente de la película esirrespiable. La cámara es implacable, en su demostración de técnica cinematográfica: largos planos secuencia, juegos con los espejos, oscuridad sobre las caras salvo la de Arcelia Cruz.
Unos diálogos largos, muy teatrales. Hasta parece que cada personaje debe tener su tiempo de palabra, a su debido tiempo. Y todo eso suena falso.
Sin contar las incoherencias: a nadie le van a embargar por el costo de un vuelo México-Los cabos y unos días allá, aunque sean de lujo. Los muebles del departamento parecen de los años 50. Hasta la vestimenta de los personajes…
En eso, la adaptación de Madame Bovary se ve muy reducida. La novela de Flaubert no es la historia de un amor apasionado. Es la historia de una mujer que quiere salir de su estado social limitado, y vivir como una heroína de novela. Emilia es simplemente una mujer decepcionada por la rutina, depresiva, que se aferra a un hombre y gasta demasiado por él.
Se envenena como Emma Bovary. Pero, para qué diablos meterse a la bañera después de tomar veneno para ratas. No se está cortando las venas.
Total, gracias a Arcelia Ramirez para hacernos soportar los largos minutos de esta película pretenciosa y fallida.
Esto es más o menos el tema de la segunda parte de Madame Bovary de Flaubert.
Ripstein filma en blanco y negro, en el departamento, pasando de la recamara a la estancia, a la cocina, sale para subir a la azotea, entra al departamento de un viejo, feo, gordo vecino que se aprovecha de Emilia. Cuando baja a la entrada, nunca sale y nos deja ver la calle a través del vidrio de la puerta de entrada. Se ve el edificio de afuera solo después de la muerte de la protagonista. Y, ciertamente, el ambiente de la película esirrespiable. La cámara es implacable, en su demostración de técnica cinematográfica: largos planos secuencia, juegos con los espejos, oscuridad sobre las caras salvo la de Arcelia Cruz.
Unos diálogos largos, muy teatrales. Hasta parece que cada personaje debe tener su tiempo de palabra, a su debido tiempo. Y todo eso suena falso.
Sin contar las incoherencias: a nadie le van a embargar por el costo de un vuelo México-Los cabos y unos días allá, aunque sean de lujo. Los muebles del departamento parecen de los años 50. Hasta la vestimenta de los personajes…
En eso, la adaptación de Madame Bovary se ve muy reducida. La novela de Flaubert no es la historia de un amor apasionado. Es la historia de una mujer que quiere salir de su estado social limitado, y vivir como una heroína de novela. Emilia es simplemente una mujer decepcionada por la rutina, depresiva, que se aferra a un hombre y gasta demasiado por él.
Se envenena como Emma Bovary. Pero, para qué diablos meterse a la bañera después de tomar veneno para ratas. No se está cortando las venas.
Total, gracias a Arcelia Ramirez para hacernos soportar los largos minutos de esta película pretenciosa y fallida.
No comments:
Post a Comment