La historia de Harvey Pekar no es una de heroísmo en el sentido tradicional, pero no por eso es menos admirable. American Splendor es más que solamente una adaptación de cómic, es un juego de realidades que le queda muy bien al material original y pone en evidencia el mérito del creador.
La ficha IMBD.
Harvey Pekar (Paul Giamatti) es un hombre común. Dentro de muchas posibles definiciones, es un perdedor. Un trabajo sin futuro, una ex esposa que es ahora más feliz, hábitos alimenticios deplorables y una condición física poco envidiable. Harem Pekar es un fanático de la música y de los cómics, como muchas otras personas en Estados Unidos. Por casualidad un día Pekar conoce a Robert Crumb (James Urbaniak), quien se convertiría en un legendario ilustrador. Poco después Harvey se da cuenta que su vida común, que sus problemas comunes, deben, por definición, ser similares a los de otros. Decide contar su vida en un cómic y si bien nada cambia realmente en su vida, al menos ahora tiene una voz.
La intención de American Splendor, en tanto que cómic siempre fue la de ser autobiográfico. El enojo y pesimismo de Harvey encontraron en el noveno arte una manera de expresarse de manera un poco menos nociva para él. Ayudado por artistas como Crumb y Beshdel, Pekar logró una obra que resonó profundamente con el público americano, y le valió varios premios en la industria. Su aproximación al medio fue definitivamente algo novedoso, sobre todo por la brutal honestidad con la que abordó cualquier elemento que tocaba, inclusive su propia lucha contra el cáncer.
La adaptación al cine de American Splendor en realidad no es eso, es más bien una exploración de la vida y obra de Pekar que, por supuesto, contiene un fuerte elemento narrativo. Es, en realidad, una extensión del trabajo hecho en el cómic.
Lo más interesante de la cinta es el constante juego entre la parte narrativa y la parte documental, por llamarle de alguna manera. Las capas metalingüísticas se rompen una y otra vez, con el mismo Pekar narrando y dando contexto a la cinta, pero también hablando de su propia vida y de su obra así como de la experiencia de hacer una película acerca de su vida, todo esto mientras sucede. Además de Pekar, otras personas de su vida intervienen, todo en un curioso juego que, muy al estilo del cómic, parece buscar la total honestidad en lo que sucede.
El juego de realidades llega a su punto máximo con la escena final, donde la familia y amigos de Pekar se reúnen para celebrar su cumpleaños. Ya sin actores, sino completamente en la realidad.
En la vida de Pekar hay sin duda momentos interesantes por sí mismos, como su relación con su esposa, su lucha contra el cáncer, sus apariciones en el show de Letterman y otras tantas. Por más que sus narraciones fueran el relato de una vida común, Pekar fue un personaje extraordinario.
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