Quizá por la presencia de Rainn Wilson Super fue promocionada como una comedia, cuando en realidad es un drama bastante perturbante que explora un concepto ahora común en la ficción: que pasaría si una persona común intentar jugarle al super héroe. En el caso de Super, el resultado es puro caos.
La ficha IMBD.
Frank D’Arbo (Rainn Wilson) es un tipo bastante común y corriente quien en un golpe de suerte consiguió casarse con Sarah (Liv Tyler), una guapísima adicta en recuperación. Pero su vida rápidamente degenera cuando Sarah cae en sus antiguos vicios y finalmente le deja por un narcotraficante local (Kevin Bacon). Motivado por una serie de alucinaciones (o visiones), Frank decide convertirse en un superhéroe, Crimson Bolt. Su lucha lo hace popular en los medios al grado que termina consiguiéndose a una desquiciada ayudante, Libby (Ellen Page). La voluntad, o locura, de Frank lo llevará hasta las últimas consecuencias.
La premisa de la cinta no es original, y mucho en el tratamiento en efecto recuerda a Kick-Ass (Matthew Vaughn, 2010 – basada en el cómic de Mark Millar), quizá el material más conocido con esta idea de base. Parece apropiado, los malosos y las heridas del mundo real son mucho más brutales que lo que las editoriales de cómics se permiten publicar.
A diferencia de Kick-Ass, Super no es una oda a la ficción y al poder individual. Las referencias al mundo de los cómics son limitadas y se sienten inclusive algo forzadas, como un elemento necesario dado el tema con el cual había que lidiar. Super es más que nada una historia de heridas, de dolor y de un intento poco racional de lidiar con ello. En ese sentido la cinta es interesante y de pronto toda la estética y referencias al mundo de los superhéroes se vuelven aun más forzadas.
Es cierto que quizá contar la historia sin esas referencias es casi imposible, y que la estética general, con referencias al Batman de Adam West, ayuda a establecer una ambiente particular, pero es que también terminan distrayendo del dolor profundo que es el motor para todos los eventos en la cinta.
La cinta ni se detiene demasiado a explicar la lógica de los eventos, puesto que lo realmente interesante es el tormento interno de Frank. La exploración del personaje es bastante completa, con la escena de la violación de Frank a manos de Libby dando una estocada final a toda pretensión de superficialidad; lo patético que es el motivo de cada uno para hacer lo que hacen queda completamente al descubierto y sin oportunidad de retorno.
El final para cada uno de los personajes sigue completamente la lógica de la narrativa y es honesto con las reglas establecidas desde el inicio. Frank termina siendo en realidad un héroe y aunque es un final feliz, logra alejarse del cliché sin sentirse forzado.
Rainn Wilson hace un buen trabajo cubriendo la gama de sentimientos de Frank y es cierto que su físico se presta bien para este personaje aislado y perdido. Juno también es efectiva en su papel, pues su apariencia inocente contrasta sin duda con la ira y egoísmo desmedidos de su personaje. Liv Tyler como Sarah funciona igualmente, quizá porque la mayor parte del tiempo solamente está ahí, completamente drogada.
Super va en contra de todas las expectativas que la premisa, y el casting, (aunque no el director) sugerían, y es para bien. Sin ser una gran cinta, es por lo menos interesante.
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