La sensación animada de finales de los noventa, que tomo al mundo por sorpresa por su lenguaje soez y tratamiento políticamente incorrecto de todo tipo de temas llego a la pantalla grande en 1999. El resultado son hartas, hartas carcajadas, uno que otro comentario político-social y pegajosas melodías.
La ficha IMDB
La niñez de South Park, empezando por Stan (Trey Parker), Kyle (Matt Stone), Eric (Parker) y Kenny (Stone), se deja llevar por los sensacionales comediantes canadienses Terrance y Phillip (Stone y Parker respectivamente). Como consecuencia de esto, la comunidad de South Park empuja al gobierno a declarar la guerra a Canadá y a ejecutar a Terrance y Phillip. Todo esto sin saber que dicho evento marcara el regreso a la tierra de Satán (Parker) y, peor aún, de Saddam Hussein (Stone).
A pesar de jamás haber sido un fanático empedernido de la serie de televisión, no es difícil reconocer la genialidad de South Park. Parker y Stone se las arreglaron para producir un éxito comercial gracias a la cruda animación y sobre todo, crudo lenguaje a la vez que realizaron un producto culturalmente relevante al exponer sin tapujos muchos de los absurdos de la sociedad americana. Claro, el sistema se alimenta a sí mismo como siempre y la sátira pasa desapercibida entre la mayoría de la gente que solo ve los simpáticos monitos animados diciendo groserías.
El genio de la serie se mantiene en la película, así como mucho de su espíritu, lo cual queda claro por la manera de aproximarse a la producción en sí misma, con Parker y Stone involucrados en todos los aspectos de la cinta.
Los chistes son graciosísimos, porque son absurdos e inesperados (combinación que el cine gringo no siempre consigue); además de que se fundan en realidades sociales de los Estados Unidos. El humor pasado de lanza está presente en todo momento, particularmente con el personaje de Saddam Hussein, que en línea con la ideología americana de la época, es mucho peor que el mismísimo Satanás.
Pero lo mejor, lo mejor son las melodías. Éxitos como What would Brian Boitano do? son pegajosisimos y con letras bien pero bien chistosas. He de admitir que en más de una de ellas tuve que pausar la película, regresar, y volver a escuchar mientras me botaba de la risa.
South Park: Bigger, Longer and Uncut es, al final, un larguísimo episodio de la serie. Y así es como debería ser.
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