Una adaptación de la genial, emocionante y conmovedora serie de animación de Nickelodeon, Avatar:The Last Airbender es el opuesto exacto del material original. Una profunda decepcion sumida en la controversia y además re mala.
La ficha IMDB
Después de 100 años de ausencia, el avatar (Noah Ringer), protector del equilibrio universal, es descubierto por los hermanitos Katara (Nicola Peltz) y Sokka (Jackson Rathbone). El regreso de Aang significa, quizá, el fin del reinado de la nación del fuego y la restauración de la paz. Así, Aang y sus nuevos amigos parten en busca de respuestas y de los medios para vencer a la nación del fuego.
Cuando se anuncio que la fantásticamente fantástica Avatar (el nombre original de la serie, que tuvo que ser sacrificado por las babosadas de James Cameron) seria adaptada al cine de acción real, más de un fan berreo con tristeza. Si bien generalmente esa es la reacción con toda adaptación de algún material de la cultura popular, en este caso fue más que justificada.
El siguiente gran revuelo (después del anuncio de la producción en sí) llegó cuando M. Night Shyamalan y sus amigos anunciaron a los actores que interpretarían a los personajes principales. Todos resultaron ser blanquitos y muy lejos de las etnias de los personajes del material original. En general este tipo de reacciones del público me parecen poco relevantes, sobre todo porque rara vez tiene uno impacto real en la historia, personalmente no me pareció nunca que Aang, Katara o nadie más estuviese definido en mayor o menor medida por su grupo étnico (como lo estaría por ejemplo un Gambit de X-Men, o un Wong Fei-Hung). Lo que si me pareció interesante fue que, los malosos si fueron no caucásicos.
Más allá del escándalo provocado por esta decisión, resulta que The Last Airbender es una total porquería. La narrativa es sosa y poco interesante, me cuesta trabajo imaginar a alguien que se haya sentido intrigado por el conflicto como fue presentado.
Las escenas de acción, salvo quizá un par, sin chiste. Queda claro que los actores no recibieron demasiado entrenamiento y que la producción no quiso invertir en un coreógrafo de a de veras. Si, a veces los movimientos se ven chulos pero nada más. En las peleas todo el mundo se detiene a esperar a ver quien se mueve, y el gran dinamismo y fluidez de la serie original desaparece. Por alguna razón lo mismo sucede con otras escenas, como por ejemplo simples diálogos donde parece que los actores están escuchando el prompter antes de cada dialogo.
La edición es un chiste, y la fotografía a pesar de tener escenas bonitas termina siendo siempre el mismo plano repetido. Cuesta trabajo creer que haya sido dirigida por el mismo sujeto que nos trajo tantas historias donde la capacidad de narrar haya sido siempre más importante que la historia en sí.
Lo único bueno de The Last Airbender es que visto que fue un fracaso desde todo punto de vista, es poco probable que las dos siguientes partes vean la obscuridad de las salas.
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