Adaptada del libro autobiográfico de Jean-Dominique Bauby, la cinta del conocido pintor estadounidense logra restituir perfectamente la situación muy particular del libro. Crea una empatía y una admiración merecida hacia un hombre muy especial. La cinta fue galardonada en Cannes, y ganó varios Golden Globes y varios Césars.
Ficha IMDb
Jean-Dominique Bauby era el redactor en jefe de la revista francesa Elle, seguramente la más conocida y prestigiosa de las revistas femeninas. Su vida era magnifica, perfecta, llena de mujeres, de fiestas, de viajes. Después de estar casado con Sylvie de la Rochefoucauld y tener con ella dos hijos, Théophile y Céleste, estaba viviendo con una mujer más joven que él, Florence. Por cierto, era todavía joven, tenía apenas 43 años, y no se le conocía ningún vicio, ni alcohol, ni drogas.
El viernes 8 de diciembre de 1995, tomó su coche para ir a recoger a su hijo Théophile a casa de su mama, en su casa de campo, no muy lejos de Paris. Iban a pasar un fin de semana “entre hombres”, con teatro, restaurante. Después con unas palabras con su ex esposa, con quien llevaba una relación muy amistosa, tomó otra vez el volante, en dirección a Paris. Pero empezó a sentirse mal, extraño, no veía muy bien, se sentía como si hubiera consumido LSD. Le dio tiempo de tener el coche, a proximidad de la casa de su hermana. Mandó a Theophile a llamarla. Por suerte, era enfermera y tuvo las reacciones correctas. Bauby fue trasladado al hospital. Acababa de tener un Accidente Vascular Cerebral (AVC)
Después de dos meses de coma, despierta en el Hospital Marítimo de Bercq, en Bretaña, a la orilla del mar. Pero no vuelve a la vida normal. La cinta de Schnabel inmerge al espectador, durante sus primeros diez o quince minutos, en la situación tal como la vivió Bauby. Ve, de forma parcial, turbia, las caras que se acercan a sus ojos. Oye el comentario que ya despertó, que hay que llamar al neurólogo. Le hacen preguntas, oímos que él contesta, escuchamos su voz in off, tal como él la oye. Pero los demás no la oyen. Los demás no ven que los ojos no se mueven, que no gira la cabeza, Simple y sencillamente porque no lo hace. No puede mover ningún musculo, no puede hablar, no puede tragar, no puede mover los ojos. Pero oye, siente, ve. Está atrapado en su cuerpo. Sufre de Locked In Syndrom.
A partir de este momento, un equipo pluridisciplinario se va a dedicar a cuidarlo, hacerle la vida menos incomoda, tratar inclusive de mejorar su situación. Neurólogo, oftalmólogo, fisioterapeuta, y, sobre lodo una terapista del lenguaje.
Esta mujer joven, Sandrine, le trae un día una gran tarjeta con las letras del alfabeto en un orden extraño: ESARINTU. Es el orden de frecuencia de uso en el idioma francés. A base de un código sencillo de cerrar o mantener abierto el parpado izquierdo, único musculo que Jean-Do puede dominar, se pueden comunicar. Letra por letra.
Se puede comunicar con los visitantes, con mucha paciencia, se puede comunicar por teléfono, por el intermediario de Sandrine, quien traduce.
A Bauby le han llegado los comentarios del “Tout-Paris”: los amigos que frecuentan los cafés de Saint Germain des Pres rumoran que Bauby salió del coma, y que se ha convertido en vegetal.
Un poco para desmentirlos, Jean-Dominique Bauby decide nada más que escribir un libro. Ya tiene un contrato firmado con una casa editorial. Tenía la intención de escribir una adaptación moderna de El Conde de Monte Cristo, con una mujer en el lugar del conde y aventuras del siglo XX. Como él recalca con humor, debió ser una premonición, porque uno de los personajes, M Noirtier, el padre de Villefort es un anciano, totalmente paralizado, que comunica con su familia y su fiel sirviente a base de guiños, y de un diccionario para encontrar las palabras que quiere decir. Como dice Bauby, puede ser que Dumas se haya vengado de su presunción de emularlo.
Por el intermediario de Sandrine, Bauby le pide a su editora una persona que tenga la paciencia de escribir bajo el dictado, letra por letra, el libro. Este “ángel guardián” será Claire.
Así que, cada mañana desde su despertar a las cinco, Bauby escribe en su cabeza, escoge sus palabras, cambia el orden de las oraciones. Hace su borrador. Y cuando llega Claire, le dicta. Juntos escribirán un libro de 130 páginas, Le scaphandre et le papillon.
¿Porque ese título? Porque Bauby se siente encerrado, lejos de los demás, sin comunicación como un buzo en su enorme traje. Pero tiene, como la mariposa, una inmensa libertad: su cerebro intacto le permite viajar por la imaginación, viajar en sus recuerdos. Puede acceder a un mundo de sensaciones, de placeres, de pensamientos. Puede disfrutar comidas maravillosas, puede interpretar todos los papeles de todas las películas que ha vista, puede vivir escenas fantasiosas con quien quiere, puede ser el héroe, puede ser Marlon Brando, puede bailar con la emperatriz Eugenia cuando vino a inaugurar el hospital, que era entonces un hospital para niños.
La cinta de Schnabel, con una extraordinario fotografía de Janusz Kaminski , quien recibió el premio Vulcain del artista técnico en Cannes, alterna el punto de vista interior de Bauby, con la vista externa, la de los médicos como el neurólogo, docteur Lepage (Patrick Chesnais), de los visitantes. Los visitantes son numerosos, desde la ex esposa llamada Céline en la cinta (Emmanuelle Seigner),sola o con los hijos Théophile ( Théo Sampaio ), y Céleste (Fiorella Campanella ) (a quienes en la cinta le agregaron un tercero, quien sabe porque) , los amigos, como Joubert ( Zinedine Soualem): Ocupan un lugar especial, obviamente, la terapista de lenguaje Sandrine, llamada Henriette en la cinta (Marie-Josée Croze ) y la patiente Claire , llamada Claude en la película (Anne Consigny)con quien Bauby tiene sueños de comida y sexo. El periodista real Jean -Claude Kaufmann( Niels Arestrup) llamado: Roussin, quien fue secuestrado y mantenido como rehén en Líbano durante catorce meses y se salvó de la locura al recitarse la lista de los viñedos de Bordeaux le explica a Bauby que, para él, este encierro no era tan diferente del que vive Bauby . Situacion parecida a la del padre de Bauby (Max von Sydow), quien se siente igualmente encerrado en sus 92 años y siete pisos de los cuales ya no puede bajar.
Resulta extraña , porque inútil, la invención de un personaje de sacerdote, el padre Lucien (Jean-Pierre Cassel)
La voz off de Mathieu Amalric acompaña todo el tiempo con los comentarios llenos de humor de Bauby. Porque el libro está lleno de ternera, de ironía, hacia los demás pero sobre todo hacia sí mismo. Bauby considera que toda su vida, aparentemente tan exitosa, fue solo un fracaso, una serie de oportunidades no aprovechadas.
El libro salió a la venta en 1997;.Bauby murió tres días después. Pero, como se muestra en la cinta, tuvo tiempo de ver concluido el trabajo arduo. Gracias a Sandrine, habría logrado articular las letras del alfabeto, y casi canturrear la primera frase de una canción.
Además de su extraordinario libro, Bauby fundo ALIS, Asociación para el Locked In Syndrom. Gracias a él, gracias al enorme éxito de su libro, gracias a la remarcable película de Schnabel y sus intérpretes, el Syndrome es ahora más conocido y tratado con mejor atención.
La cinta se filmó en el hospital marítimo de Bercq, porque el director pensó que el ambiente hospitalario real era necesario para transmitir lo que quería. Pero sobre todo hizo un trabajo técnico excepcional a reconstituir el campo de percepción de Bauby: sonidos a veces distorsionados, visión limitada y fuera de foco. El ejemplo más significativo es seguramente la escena de la costura del ojo derecho, que estaba en riesgo de contraer infecciones por falta de hidratación. Poco se va cerrando el campo de visión, a medida que la aguja con su hilo, entra y sale, mientras Bauby grita de miedo, dentro de su cabeza. Y nosotros sufrimos con él.
No comments:
Post a Comment