Adaptación famosa de una famosa novela de la famosa autora Patricia Highsmith, esta cinta marca el principio de la gran carrera de Alain Delon. Tiene fama de ser extraordinaria, pero en realidad, después de leer la magistral novela El talentoso Señor Ripley, hay que reconocer que decepciona. Porque la belleza, ciertamente extraordinaria, del joven actor, no basta.
Ficha IMDb
Roma, años 60, dos jóvenes seductores escriben sus tarjetas postales sobre la mesita de un café. intercambian bromas hasta que llega un amigo, acompañado de dos lindas jóvenes. Los guionistas encontraron esta astuta solución para resolver los problemas de la presentación sus personajes y de la intriga. En menos de cinco minutos, sabemos casi todo: Tom Ripley (Alain Delon) ha sido enviado por el padre de Philippe Greenleaf (Maurice Ronet) para convencer a este de volver a su ciudad natal, San Francisco para atender el negocio familiar. El joven Philippe se dedica, desde ya varios meses, a gastar el dinero que le manda papa. Tom pretende ser un amigo dela infancia de Philippe, lo que este no recuerda. El amigo gringo, Freddie Miles (Billy Kearns) no es muy entusiasta de Tom, sentimiento que es recíproco. Un detalle: una de las amigas de Freddie es nada menos que Romy Schneider, quien fuera compañera de Alain Delon durante años.
Los dos amigos y cómplices siguen disfrutando de su libertad romana, lejos de Marge Duval (Marie Laforet) novia de Philippe. Parecen llevarse muy bien, para emborracharse y burlarse de todo mundo, desde un ciego hasta una joven seducida por la doble belleza de los extranjeros. Cuando se le caen sus aretes en el carruaje, una toma cercana nos muestra la mano de Tom recogiéndolos. Primera acción del joven a escondidas de su compañero con quien parecía ser tan parecido.
El regreso a Mongibello y a Marge acaba de precisar las relaciones: Marge y Philippe son novios y Marge resiente la intrusión de Tom. Un paseo en el bote, pequeño pero lujoso, de Philippe, precisa aún más: Philippe desprecia profundamente a Tom, de orígenes más humildes y motivado por el dinero que le pagan por su misión. El joven rico está decidido a humillar al joven pobre hasta donde sea posible.
Así que, después de dejar a Marge en Mongibello, bastante enojada porque su novio tiró al mar el manuscrito de su libro sobre Fra Angélico, los dos jóvenes, solos a bordo, se enfrentan en un juego de cartas que terminará en crimen.
A partir de ese momento, Tom asumirá la identidad de Philippe, usará su nombre, su cuenta bancaria, su ropa, tomará su voz y sus maneras. Hasta la reaparición de Freddie, sorprendido que Philippe no haya acudido a su invitación en Taormina. Única solución para Tom: matarlo.
La solución final que encuentra Clément es simplemente que Tom vuelva a Mongibello , seduzca a Marge, después de redactar un testamento de Philippe que le da toda su fortuna a la joven. Hasta que el barco, sacado del agua a la demanda del padre de Philippe , saque a flote el cadáver.
La historia en si puede parecer interesante, con algo de suspenso. Pero se siente mucho tiempo perdido en escenas sin interés: la organización de Tom en el barco para deshacerse del cadáver, la imitación de la firma de Philippe y la falsificación de su pasaporte, con todo y proyección y pantógrafo, y finalmente, el transporte del cadáver, muy pesado, de Freddie desde el departamento d Philippe-Tom hasta la vía Apia.
Sobran también los paseos de Tom en las calles, primero en un mercado de pescados, después en una procesión de Pascuas. No tienen ninguna relevancia, ni dramática, ni simbólica, con la historia o con el personaje. Suena a relleno porque lo que se quedó de la intriga inventada por Patricia Highsmith no era suficiente para llenar una película completa. Tal vez por eso inventaron a una Madame Popova (Elvire Popesco) y su compañía de danza, que no tiene ninguna pertinencia en la historia, fuera de una pequeña escena de medio suspenso y escondidillas en el lobby y las cabinas telefónicas de un hotel en Roma.
Entonces, porque no usar la riqueza de la novela: el personaje de Tom Ripley es muy hábilmente presentado por su autora: un pobre tipo, que tuvo una niñez de desamor, de críticas. Un joven brillante que vive de expedientes y pequeños fraudes. Un hombre que no sabe si está atraído por los hombres o las mujeres, y prefiere no decidirse por ninguno de los dos. La misión encargada por el Sr Greenleaf Senior es una oportunidad para ganar dinero, para mezclarse con el mundo de la vida fácil. Poco a poco Tom se va instalando una elación de envidia, de posesión, de imitación enfermiza.
Después del crimen, Tom se vuelve Dickie (nombre en la novela), organiza todo con precisión, manipula su apariencia, su voz, jugando un papel doble. Juega con Marge, con los padres de Dickie. El Tom de Patricia Highsmith es un genio de la disimulación, de la actuación, Es un maestro de la seducción, la mentira, Pero la escritura totalmente en focalización interna, nos hace pasar por sus dudas, sus miedos, al mismo tiempo que sus triunfos y sus placeres.
Tom de Patricia Highsmith sale victorioso de todas las trampas, que los demás ni siquiera sabían que eran trampas. Después de Nápoles, París, Roma, Palermo, Venecia, llega triunfante a Atenas, donde se hospeda en el hotel más lujoso, antes de cobrar la herencia de Dickie. Tom tiene vida para largo, para cuatro novelas más, escritas por el extraordinario talento de Patricia Highsmith.
Pero es cierto que Alain Delon es de lo más disfrutable, al menos como chico guapo, porque no se puede decir que el director le haya sacado mucho talento actoral.
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