Realizado por la dibujante y directora de Persepolis, esta biografía de la tal vez más importante científica de todos los tiempos logra unir sensibilidad con realismo, haciendo de su personaje un ejemplo de los combates que tiene que pelear un mujer extranjera y genial en un mundo de hombres.
Ficha IMDb
En 1934, Marie Curie (Rosamund Pike) está a punto de morir, devastada físicamente por el elemento que descubrió : el radio. La película se construye como muchas veces en los biopics, en forma de flashbacks. Las grandes etapas de la vida de Maria Skodowska, se desarrollan cronológicamente. Se empieza con la hostilidad de los maestros de ciencias en la Facultad de Paris que la corren de su laboratorio, la búsqueda de un lugar para llevar a cabo sus investigaciones. En 1893, conoce a Pierre Curie( Sam Riley), con quien empieza a trabajar, lo que permite el descubrimiento de un nuevo elemento : el radio. Se casan, tienen dos hijas, Irène y Eve. El Premio Nobel de Física es otorgado en 1903 a los dos junto a Henri Becquerel pero sólo Pierre va a Stockholm a recibirlo ya que Marie está en medio de un difícil embarazo: la condición de mujer no se deja olvidar.
Atropellado por un coche, Pierre Curie muere en 1906. Su viuda sigue trabajando incansablemente. Sin embargo, su relación con su asistente Paul Langevin (Aneurin Barnard), hombre casado, provoca grandes movimientos de rechazo : se le reprocha ser inmoral, ser polaca y consecuentemente judía, lo que no era cierto. La decisión de otorgarle el Premio Nobel de Química en 1911 no es bien recibida, aunque sea la primera y ultima vez que una misma persona reciba esta distinción.
Durante la guerra, a instancias de su hija Irène (Ana Taylor-Joy) y con el apoyo de la Cruz Roja, va a los campos de batalla y hospitales del frente con aparatos móviles de Rayos X que permiten diagnosticar mejor las heridas y salvar a numerosos soldados de la amputación. Esta misma hija Irène se casará con el físico Frédéric Joliot (Edward Davis) quien tomará el apellido de su esposa. Junto recibirán el Nobel de Química en 1935 por sus trabajos sobre la radioactividad artificial.
La cinta, aparte de una producción muy cuidada que recrea el Paris de principios del siglo XX con realismo y elegancia, presenta algunas características que la hacen más interesante que por el mero relato biográfico.
El retrato que hace de Marie Curie es sin piedad. Fue una mujer difícil, convencida de su superioridad científica, completamente dedicada a sus investigaciones, una mujer que nunca aceptó dar prioridad a su papel de esposa y madre. De contacto difícil, nunca se doblegó a ser amable, agradable, femenina en el sentido de la sumisión. Obviamente, eso no podía gustar en una época de dominación masculina, y aun menos en el reducido mundo de la ciencia : los patriarcas, los directivos de universidades y laboratorios eran hombres. Reconocer la superioridad de una mujer era muy difícil, casi imposible para ellos. Su personal frialdad la lleva a relaciones y una educación más bien austeras con sus hijas, lo que refuerza un estilo de crianza estricto, usual en esos tiempos y en Europa. De la misma forma, su franqueza, su descuido de las apariencias o reglas sociales le permiten vivir una relación sentimental fuera de las reglas : ella viuda, él casado.
Al mismo tiempo que cuenta sobre una línea cronológica los eventos en la vida de Marie Curie, Marjane Satrapi hace incursiones fuera del marco temporal. Presenta recuerdos dolorosos de Marie (Harriet Turnbull), en particular la muerte de su madre tuberculosa en el hospital. Esta falta de protección maternal, aunado al destierro desde Polonia pueden explicar la coraza que la adulta se construyo. Adolescente sin madre, mujer científica, mujer extremadamente inteligente y novedosa, mujer extranjera que hablaba perfectamente francés, pero con un acento, Marie era diferente y las sociedades no quieren a los diferentes.
La otra línea de tiempo que sigue Satrapi es la que la lleva a los años posteriores a los descubrimientos de los Curie y sus consecuencias ambivalentes según el uso que se haga de ellos. El uso del radio para curar, como en el caso de un niño de Cleveland enfermo de cáncer en los años 50, el bombardeo en Hiroshima, las pruebas nucleares en Nevada en los años 60, y finalmente el accidente de Chernóbil en 1986 con sus abominables consecuencias. El descubrimiento de Marie Curie no fue ni bueno ni malo en sí. Buenas y malas son las consecuencias por los usos decididos por las sociedades y los gobiernos.
Se puede lamentar una narración que, para incluir estas digresiones sobre la importancia del trabajo de la científica para el mundo y para la historia, se tuvo que practicar varias elipsis biográficas que impiden una buena comprensión de la evolución del personaje y, sobre todo, un tratamiento muy superficial los demás personajes, en particular las dos hijas. La cinta se queda en una sucesión de escenas, muy bien tratadas, pero a veces sin relación.
El final de la cinta es a la vez un sueño medio despierto hecho de los recuerdos de Marie Curie y una alucinación donde se encuentra con el futuro de sus descubrimientos, futuro que obviamente nunca conoció. Eso pone a esta mujer solitaria en el centro del mundo actual. Sin Marie Curie, nuestro mundo no sería lo que es.
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