Adaptada de una novela de Georges Simenon, la historia de un abogado que se deja llevar por su pasión hacia una joven delincuente. Cuando se trata de Brigitte Bardot, la pasión es explicable.
Ficha IMDb
Al dejar de lado la forma del diario utilizada en la novela, el director le quitó bastante intensidad a la historia. Se pierden todos los momentos de auto análisis, de remordimiento o falta de, de justificaciones y pequeñeces del abogado. Su autosatisfaccion es ciertamente presente en la personalidad, la voz fuerte y el aplomo de Jean Gabin. Pero no tiene la flexibilidad que se espera de un personaje masculino de Simenon. Como todos, Maître André Gobillot (Jean Gabin) es un ser herido, lastimado en su niñez por el abandono de su madre, al mismo tiempo que resentido por la autoridad y frialdad de esta. Una figura paterna intelectual, artista y finalmente débil lo empuja a buscar una revancha, sobre todo que se dejó subyugar por una mujer fuerte, la que se volvió su esposa, Viviane ( Edwige Feuillere). La belleza, seguridad de esta lo hacen sentirse inferior. Es un juego permanente de recuperar lo que siente que le han quitado.
Cuando aparece la joven delincuente Yvette Maudet (Brigitte Bardot) que lo convence de tomar su defensa porque solo él puede salvarla de la justicia, después de atacar a un joyero, con su amiga Noémie (Annick Allières). La esposa del joyero quedó herida y, finalmente muere. La defensa de Gobillot será en realidad ataque y desprestigio de la víctima.
En la primera cita, Yvette ofrece en toda simplicidad sus favores como pago. Godillot no parece interesado en este momento. Toma el caso más como desafío: parece imposible salvar a esta chica tan obviamente culpable, y sin el menor indicio de remordimientos. Y que, además, se prostituye.
Al ganar el juicio, es su esposa quien lo lleva al hotel donde el abogado alojó a su clienta. La relación se establecerá como rutinaria, y bajo la mirada de la esposa. Hasta el día en que la necesidad de Gobillot de tener a su joven amor cerca de él , aunado al hecho de que un enamorado la asecha, lo lleva a comprar un departamento muy cerca del hogar conyugal.
El sueño de un hombre prisionero de su vida y deseoso de escapar: situación clásica de Simenon. El momento en que el hombre cree que va a ser posible. Antes de que la realidad lo alcance.
La joven acepta en toda simplicidad regalos, ropa, departamento con todo y sirvienta (Nicole Berger). Pero su joven corazón no puede dejar a Mazetti (Franco Interlenghi) , quien además es un joven trabajador y serio, en realidad el tipo de hombre que le queda bien, el que podría presentar a su familia provinciana.
La selección de actores fue perfecta: la solidez de Gabin, con su voz y sus gestos a veces un poco populares, muestra del origen “inferior” del abogado (lo que no respeta a la novela), se opone a la distinción de Edwige Feuillere, mujer dueña de si en todo momento, hasta que ve amenazado su estatus social. Lástima que la adaptación haya borrado todo el aspecto de vida social del matrimonio, con ministros, embajadores, directores de periódicos, inauguraciones, cenas elegantes.
A los dos esposos se opone perfectamente la belleza joven, sensual, casi de animal sin domesticar, de BB. Las faldas de los 50’, de cintura de avispa, el pelo largo, su voz alargada. Su andar chalupado, al estilo Marilyn, que por cierto BB admiraba, hacen de ella la perfecta tentación para un hombre de mediana edad y de vida seria.
La escena preludio al trio sexual con la sirvienta es una maravilla de tensión erótica, cuando todavía se sabía sugerir sin quitar la ropa de nadie.
Una de las primeras parejas cinematográficas de Simenon, antes de Delon-Signoret (La Veuve Couderc) , o Gabin-Signoret (Le Chat), sin el duelo , pero con la complejidad de los caracteres.
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